Antonio García Casco

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Restauración de Materiales Pétreos

Rocas Naturales

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Prácticas

San Salvador, Albaycín, Granada

[Proyecto de Restauración San Salvador, 1991]

[Informe de Restauración San Salvador, 1994]

Patio de la Capilla, Hospital Real, Granada

 [Patio de la Capilla 1: Estado de Conservación y Propuesta de Restauración, 1994]

[Patio de la Capilla 2: Restauración 1997]

[Patio de la Capilla 3: Informe comparativo columnas intervenidas y no intervenidas, 1998]

Otros

[Mihrab, Almería, 1999]

[Puerta de las Granadas, Granada, 1999]


 

TEMA 3: ROCAS NATURALES UTILIZADAS EN CONSTRUCCIÓN Y ORNAMENTACIÓN

En este tema se describen la naturaleza y las características más relevantes de los distintos grupos y subgrupos generales de rocas, enfatizando los tipos más interesantes desde el punto de vista de su uso como materiales de construcción y ornamentación.

 

Como complemento de lo aquí expuesto, puede consultar las siguientes páginas desarrolladas por Antonio García Casco:

·         Aspectos básicos ilustrados de petrología

·         Aspectos básicos desarrollados de petrología

 

Rocas Ígneas

Características texturales

De los cinco tipos texturales básicos, las rocas ígneas pueden presentar texturas secuenciales, vítreas y clásticas. Las clásticas son exclusivas de las rocas volcánicas fragmentales, las vítreas de las rocas volcánicas lávicas y las secuenciales de las rocas plutónicas, subvolcánicas y volcánicas lávicas. Una vez establecido el patrón textural básico, hay que describir las características geométricas y morfológicas de los componentes. Estas se describen a continuación.

Cristalinidad

Proporciones relativas de vidrio y cristales. Los términos aplicables son los siguientes:

·      Holocristalina: Compuestas del 100% de cristales.

·      Holohialina: Compuestas del 100% de vidrio.

·      Hipocristalina o hipohialina: Compuestas por proporciones variables de vidrio y cristales. Debe indicarse las proporciones relativas de ambos.

Típicamente, las rocas holohialinas e hipohialinas son volcánicas, mientras que las holocristalinas son todas las plutónicas y subvolcánicas y parte de las volcánicas.

Granularidad

Tamaños absolutos y relativos de los cristales. Esta propiedad abarca tres tipos de conceptos distintos:

a) Qué se puede distinguir o no de visu. En función de esto, se diferencian dos grandes grupos:

·      Faneríticas: Todos los cristales y componentes pueden distinguirse de visu.

·      Afanítica: No todos los cristales pueden distinguirse, ni siquiera con una lupa de mano, debiendo recurrir al microscopio. Existen dos subtipos, microcristalina, cuando los cristales son reconocibles al microscopio, y criptocristalina, cuando no lo son.

b) Tamaños absolutos de los cristales y componentes. Se diferencian los siguientes tamaños:

·      Muy grueso: > 30 mm

·      Grueso: 5-30 mm

·      Medio: 1-5 mm

·      Fino: < 1 mm

·      Muy fino: < 0.1 mm

c) Tamaños relativos de los cristales. Se diferencian dos grupos:

·      Equigranulares: Los cristales de los distintos minerales son aproximadamente de mismo tamaño de grano.

·      Inequigranulares: Los cristales presentan tamaños variados. Existen distintas variedades de este tipo de texturas, siendo una de las más comunes la textura porfídica, que supone cristales relativamente grandes (denominados fenocristales) englobados en una matriz de grano más fino. Esta textura además da nombre a un tipo de roca ígnea, los pórfidos.

Hábito y formas cristalinas

En cuanto a las formas cristalinas desarrolladas por los cristales los términos aplicables son los ya conocidos de idiomorfos, hipidiomorfos y xenomorfos discutidos en el Tema 2. Existen términos equivalentes, como son:

Euhédricos = Idiomorfos = Automorfos

Subhédricos = Hipidiomorfos = Hipautomorfos

Anhédricos = Alotriomorfos = Xenomorfos

En cuanto a los hábitos cristalinos, los términos utilizados también fueron expuestos en el Tema 2. Los hábitos más generales son: ecuante o equidimensional, tabular, laminar, prismático y acicular.

Textura global y particulares

Los diferentes tipos de disposición y relación entre los componentes de las rocas son muy variados. La terminología es relativamente complicada por lo que no entraremos en ella. Sin embargo, podemos dar algunos nombres generales que involucran los conceptos anteriores de cristalinidad, granularidad y formas cristalinas. Por ejemplo, una relación textural podría ser granular hipidiomorfa, lo cual significa que los cristales están relacionados de manera que todos son aproximadamente del mismo tamaño, y en parte presentan caras cristalinas y en parte no. De entre las texturas particulares, pueden nombrarse las texturas poiquilíticas, donde unos cristales de tamaño mayor engloban a otros de tamaños menores, o las gráficas y mirmequíticas, muy comunes en granitos y formadas por intercrecimientos más o menos regulares de cuarzo y feldespatos; las texturas vesiculares o vacuolares, comunes en rocas volcánicas lávicas y que implican la existencia de espacios rellenos o no por minerales, se forman por concentración de gases volcánicos en la lava.

Rocas plutónicas comunes y utilizadas como material de construcción

Las rocas ígneas plutónicas son por definición holocristalinas, esto es, sus componentes son todos minerales (no existe vidrio) que generalmente pueden observarse visualmente sin ayuda del microscopio (faneríticas). Las texturas presentes son muy variadas, desde tamaño de grano muy grueso (>30 mm), grueso (5-30 mm), medio (1-5 mm) a fino (<0.1-1 mm), y de equigranulares (los cristales de los distintos minerales son aproximadamente de mismo tamaño de grano) a fuertemente inequigranulares (e.g. porfídicas), etc.

La clasificación de las rocas plutónicas se basa en las proporciones relativas de sus componentes principales (que son función de la composición original del magma). De una manera muy simple, los grandes grupos son los siguientes:

Acidas. Rocas compuestas por minerales de colores claros, ricos en silicio y/o sin Fe-Mg (denominados leucocráticos o félsicos), como cuarzo, feldespato potásico y plagioclasas más bien sódicas. El tipo más común es el granito y la granodiorita (en sentido amplio). Estas rocas se caracterizan pues por presentar colores claros, en general en tonos de grises, pudiendo distinguirse el cuarzo y los feldespatos como minerales fundamentales. Otros minerales presentes en cantidades variables, pero siempre subordinadas respecto de los anteriores, son moscovita, biotita, anfíbol, óxidos (magnetita, ilmenita), apatito, zircón...

Los granitos son rocas muy abundantes, con muchas variedades y suelen ser rocas bastante resistentes a la alteración, aunque algunos minerales son susceptibles de transformarse (los feldespatos pueden producir minerales de la arcilla secundarios), por lo que han sido muy utilizados como material de construcción. Ejemplos españoles son el Escorial, gran parte del conjunto monumental de Cáceres, y algunas de las grandes obras de ingeniería romanas en la parte occidental de la península, como el teatro y circo romanos de Mérida, construidos todos ellos con distintas variedades de granitos de edad paleozoica muy abundantes en el denominado geológicamente Macizo Hercínico. Aunque las variedades de granitos utilizados en la península son muchas, una muy común es el granito (y granodiorita) porfídico de grano grueso con megacristales de feldespato potásico. Ejemplos renombrados son los granitos Egipto como los de Aswan, utilizados desde el 4000 a.C. Es un tipo de granito s.l. con anfíbol hornbléndico, de color rosado. Se le conoce mundialmente como el granito de las agujas de Cleopatra, ya que se ha utilizado para un gran número de obeliscos actualmente diseminados por el mundo.

Básicas. Rocas compuestas por minerales de colores oscuros, en general pobres en silicio y ricos en Fe-Mg (denominados melanocratos, máficos o ferromagnesianos), como biotita, anfíboles, piroxenos, olivino y óxidos de Fe-Ti. El tipo más común es el gabro. Estas rocas se caracterizan por ser de colores oscuros, en general negras o en tonos de verde, no soliendo presentar cuarzo en abundancia (a veces ni siquiera existe) ni feldespato potásico. El único mineral de color claro que puede distinguirse es la plagioclasa, que será de composición cálcica.

Aunque también son rocas relativamente resistentes a la alteración, no son tan abundantes como los granitos, por lo que no han sido muy utilizadas como materiales de construcción.

Ultrabásicas. Rocas compuestas exclusivamente por minerales feromagnesianos (olivino y piroxenos esencialmente), muy oscuras. El tipo más común es la peridotita. Son rocas muy oscuras, negras o verdosas, no presentando minerales claros excepto pequeñas cantidades de plagioclasa cálcica.

Este tipo de rocas suelen presentarse en la naturaleza relativamente transformadas. Los minerales primarios (olivino y piroxenos) se alteran a minerales de tipo serpentina (filosilicatos hidratados) durante procesos que afectan a la roca una vez formada, transformándola en una roca metamórfica (serpentinitas). El resultado es que no son rocas con buenas características mecánicas para la construcción, aunque sí se han utilizado como material de ornamentación. El ejemplo más cercano lo tenemos en los motivos ornamentales de algunos edificios granadinos como los encontrados en la fachada principal de la Chancillería. Este material procede de rocas ultrabásicas localizadas en Sierra Nevada (e.g. barranco del San Juan) que han sido transformadas a serpentinitas durante la orogenia alpina.

Rocas volcánicas comunes y utilizadas como material de construcción

Las rocas ígneas volcánicas pueden ser holocristalinas (100% de cristales), holohialinas (100% de vidrio) o hipohialinas (mezcla de cristales y vidrio). Cuando presentan cristales, suelen ser rocas con texturas porfídicas, pudiendo observarse los fenocristales con tamaños y formas variadas inmersos en la matriz de grano fino a muy fino (o afanítica: microcristalina si se pueden distinguir cristales con el microscopio o criptocristalina si no es así).

La clasificación petrográfica de las rocas volcánicas se basa igualmente en las proporciones relativas de los minerales más abundantes. Sin embargo, el hecho de presentar matriz cripto- o microcristalina y/o vidrio dificulta su clasificación petrográfica, por lo que más frecuentemente que en las rocas plutónicas se utilizan clasificaciones de tipo químico. En cualquier caso, los criterios son los mismos, estableciéndose grandes grupos equivalentes composicionalmente a los definidos en las rocas plutónicas.

Acidas. Son rocas constituidas por minerales claros, leucocratos (cuarzo, feldespatos), que en el caso de ser una roca no holohialina suelen presentarse como fenocristales. Los tipos más comunes son las riolitas y dacitas. El color de estas rocas puede o no ser claro, ya que la matriz puede imprimirles un color más o menos oscuro.

Básicas. Son rocas constituidas por minerales oscuros fémicos (olivino, piroxenos, anfíboles) y plagioclasas cálcicas. Estos minerales suelen encontrarse como fenocristales. La matriz suele ser de color oscuro debido a la presencia de abundantes microcristales de óxidos. Los tipos más abundantes son basaltos y andesitas.

Por otra parte, un grupo importante de rocas volcánicas ácidas son rocas fragmentales (llamadas piroclásticas), formadas a partir del material proyectado violentamente al exterior durante eventos explosivos. Este tipo de rocas se denominan en general tuff o tobas volcánicas.

En general, las rocas volcánicas suelen presentarse más o menos transformadas debido a los procesos volcánicos tardíos que las afectan, tales como circulación de gases volcánicos, aguas termales etc, formándose minerales secundarios, como ceolitas (tectosilicatos hidratados), que frecuentemente se localizan en las vacuolas.

Son rocas muy porosas y a veces muy permeables (sobre todo las piroclásticas), lo cual les confiere fuerte tendencia a la alteración, independientemente de su estado de alteración natural (i.e. postvolcánico). Aun así, han sido utilizadas como material de construcción en áreas geográficas volcánicas. Por ejemplo, en España han sido utilizadas en las Islas Canarias. Así, en Las Palmas prácticamente todos los edificios históricos están construidos con una roca piroclastica (volcánica fragmental) denominada ignimbrita. Las rocas volcánicas lávicas más utilizadas son las de tipo básico (e.g., basaltos). Ejemplos son los de Alemania (basaltos-traquitas de Eiffel, en la catedral de Colonia). Otra roca volcánicas es el llamado "porfido rosso antico" (o Porphyrites leptopsephos de Plinio, o Lapis porphyrites o porporfido imperial) de Egipto (el nombre de pórfido procede de la palabra griega para “violeta”), una andesita con abundantes fenocristales idomorfos de anfíboles muy utilizada al parecer por primera vez por romanos, y subsecuentemente en el imperio bizantino (Sta. Sofía, Constantinopla) y en la Italia medieval (e.g., Venecia). Rocas subvolcánicas como los pórfidos también han suministrado material de construcción desde épocas antiguas. El “propio verde antico” (o Marmor Lacedaemonium Viridie, de Plinio, o pórfido serpentino, aunque no es una serpentinita), procede de Laconia, Grecia, y es una roca porfídica de composición básica.  En la parte central de Italia (concretamente en Nápoles) se ha utilizado mucho una roca piroclástica muy porosa denominada "tufo napoletano", constituida por fragmentos de cristales, vidrio y material cripto o micriocristalino volcánicos inmersos en una masa constituida en mayor o menor medida por minerales secundarios (ceolitas). Tobas piroclásticas también se han utilizado en las áreas volcánicas de Sudamérica (e.g, Arequipa, Perú).

Rocas Sedimentarias

Las rocas sedimentarias se forman en la superficie de la tierra por procesos de erosión y alteración de rocas preexistentes, lo que supone su disgregación, la formación de clastos y la disolución de componentes en soluciones acuosas, el transporte de los mismos, el depósito de fragmentos de rocas, de organismos o material de precipitación química en zonas apropiadas (cauces de ríos, lagos, mares, etc.) y transformaciones originadas en el ambiente sedimentario o una vez enterradas por debajo de la superficie atmosférica o acuosa (transformaciones diagenéticas). Por esta razón, suelen presentar una disposición en capas denominada estratificación. Por tanto, los componentes principales de las rocas sedimentarias son:

·      Terrígenos: Cristales sueltos, fragmentos de cristales o fragmentos de rocas procedentes de rocas preexistentes por procesos de alteración y disgregación. Su morfología y tamaño están directamente relacionadas con el transporte sufrido desde el área fuente al área de depósito.

·      Ortoquímicos: Materiales formados por precipitación química directa en la propia zona de sedimentación, durante o inmediatamente después del depósito.

·      Aloquímicos: Materiales de origen químico u órgano-químico formados en la propia cuenca de sedimentación pero que se incorporan al sedimento como clastos. Estos materiales han podido sufrir un leve transporte dentro de la cuenca, pero su origen está muy relacionado con el de la roca sedimentaria donde se encuentra.

Las características texturales que se utilizan para describir las rocas sedimentarias varían según se trate de rocas detríticas (más del 50% de terrígenos) o no detríticas (menos del 50% de terrígenos), que a su vez pueden subdividirse en organógenas (depósito de fragmentos animales y/o vegetales) y de precipitación química. Aunque estas características son distintas lógicamente de las de las rocas ígneas y metamórficas (en particular las referidas a procesos genéticos), algunos términos descriptivos se utilizan indistintamente, tales como texturas granudas, microcristalinas, criptocristalinas, etc. A continuación, se describen brevemente.

De los cinco tipos texturales básicos, las rocas sedimentarias presentan, según su origen, los tipos clástico (rocas detríticas en sentido amplio) y secuencial (rocas organógenas y de precipitación química), o una combinación de ambos.

Rocas detríticas

Todas las rocas detríticas presentan textura clástica, esto es, formadas por clastos embutidos en una matriz de grano más fino, y pueden estar cementadas o no por material ortoquímico y/o diagenético (formado con posterioridad al depósito del sedimento). El cemento suele estar formado por material carbonatado, silíceo o ferruginoso como casos más generales.

Las características que definen la textura de las rocas sedimentarias detríticas se tratan brevemente a continuación.

Tamaño, morfología y naturaleza de los clastos

El tamaño de grano de los componentes clásticos es el criterio fundamental para clasificar las rocas sedimentarias detríticas, siendo su morfología y su naturaleza composicional criterios adicionales para adjetivar las rocas.

Los clastos se clasifican según su tamaño en:

·      Grava: > 2 mm

·      Arena: 2 mm - 62 micras (1 mm = 1000 micras)

·      Fango: < 62 micras

Aunque existen expresiones numéricas para describir la forma de los granos, visualmente se pueden clasificar en función de sus grados de redondez y de esfericidad. El primero varia desde muy redondeados, redondeados, subredondeados, subangulosos, angulosos y muy angulosos. El segundo oscila entre granos de alta y baja esfericidad.

Las ruditas son rocas que presentan fragmentos con tamaños mayores de 2 mm de diámetro (i.e., tamaño de grava); cuando los cantos son redondeados (ver más adelante) las ruditas se denominan conglomerados, y cuando los cantos son angulosos, brechas. En función de la composición de los clastos, las ruditas pueden ser calcáreas, graníticas, cuarcíticas, etc.

Las areniscas presentan fragmentos con tamaños entre 2 y 0.0625 mm (i.e., tamaño de arena); cuando están compuestas esencialmente por granos de cuarzo se denominan cuarcitas, cuando lo están por fragmentos de feldespatos se denominan arcosas, cuando lo están por fragmentos de rocas y minerales variados se denominan grauvacas, y cuando los fragmentos son esencialmente calizos, se denominan calcarenitas.

Las lutitas presentan componentes con tamaños de grano menor de 62 micras (i.e., tamaño de fango). Dentro de ellas se distinguen las arcillas o arcillitas, que presentan tamaños de grano menores de 0.004 mm (4 micras), estando compuestas por minerales de las arcillas, que son el producto de alteración de otros minerales como los feldespatos, o el producto de procesos diagenéticos y las limolitas, que presentan tamaños de grano entre 0.0625 y 0.004 mm (4 micras), y que están compuestas tanto por material detrítico fino (i.e., clástico) como minerales de las arcillas (clástico y/o diagenético) que forman parte del cemento. Cuando las arcillitas se compactan y pierden agua, se transforman en rocas diagenéticas o metamórficas de grado muy bajo denominadas de forma amplia pizarras.

Como es fácil entender, las rocas detríticas suelen presentar más de un tipo de tamaño de grano. En estos casos, la roca se clasificaría con el nombre correspondiente al tamaño de grano más abundante y a continuación se calificaría con el adjetivo apropiado en función del tamaño subordinado (e.g. arenisca arcillosa). La cuantificación del tamaño de grano se realiza mediante un análisis del grado de desviación de los tamaños encontrados a partir del máximo estadístico. Si bien existen diferentes formulaciones numéricas para describir las heterogeneidades en el tamaño de grano, la más común es la dispersión de la distribución estadística o coeficiente de clasificación (So), definido numéricamente como:

So = (Q3/Q1)

siendo Q3 y Q1 los cuartiles tercero y primero, respectivamente, de una curva de frecuencias acumulativa de tamaños de grano. Los cuartiles tercero y primero son los valores de las frecuencias acumuladas correspondientes al 75% y 25%, respectivamente, del conjunto de medidas de una curva de frecuencias acumulativas.

Visualmente, la dispersión del tamaño de grano puede estimarse visualmente de forma cualitativa (de visu y con ayuda del microscopio petrográfico y/o electrónico), utilizándose los términos de rocas muy bien, bien, moderadamente y mal clasificadas. El grado de dispersión de los tamaños de grano es muy importante desde el punto de vista del análisis de la alteración, ya que tiene una influencia directa sobre el grado de porosidad y permeabilidad de la roca.

Madurez

Existen dos tipos de madurez.

Madurez mineralógica, referida al grado de estabilidad de los componentes minerales encontrados en el sedimento. Un sedimento mineralógicamente maduro es aquel que contiene una proporción elevada de minerales o fragmentos de rocas estables químicamente en las condiciones sedimentarias (e.g. arcillas) y/o físicamente resistentes a la alteración (e.g. cuarzo, circón, turmalina, apatito...); un ejemplo sería areniscas cuarcíticas. Un sedimento inmaduro mineralógicamente es aquel que contiene proporciones elevadas de minerales o fragmentos de rocas inestables en las condiciones de sedimentación (e.g. feldespatos); un ejemplo sería areniscas feldespáticas o arcosas.

Madurez textural, referida al contenido en material fino, al grado de redondez de los clastos y dispersión de los tamaños de grano del sedimento. Sedimentos inmaduros texturalmente son aquellos que tienen más del 5% de matriz fina, los cantos están poco redondeados y la dispersión de los tamaños de grano es elevada (coeficiente alto). Sedimentos supermaduros son aquellos que no presentan fracción fina, los cantos están bien redondeados y la dispersión de los tamaños de grano es baja (coeficiente bajo). Entre ambos existen términos intermedios denominados submaduros y maduros.

Matriz y cemento

Todas las rocas sedimentarias detríticas presentan, además de clastos (fragmentos de minerales y/o rocas erosionadas), una matriz de grano más fino y un cemento que dan cohesión al sedimento. Así, es normal que las ruditas presenten una matriz de tamaño grava y/o fango, y las areniscas una matriz de tamaño fango. La composición de los granos de la matriz suele ser similar a la de los clastos que sustenta, ya que su formación es contemporánea con la sedimentación de los clastos, excepto cuando el tamaño es de tipo fango, en cuyo caso está compuesta por minerales de la arcilla y oxhidróxidos de Fe. La abundancia de matriz, no obstante, es muy variable, pudiendo en algunos casos ser prácticamente inexistente. Esto implica que las propiedades físicas y mecánicas de las rocas puedan variar bastante para un mismo tipo de roca.

El cemento es un material formado con posterioridad al depósito de los clastos y la matriz, resultante de procesos de precipitación a partir de soluciones acuosas iónicas o coloidales que circulan e interaccionan con las rocas. Los cementos pueden tener un tamaño de grano variable, mayor o menor que el de los clastos y/o matriz, según sea su naturaleza y el proceso genético que los formó. Su existencia en las rocas detríticas es uno de los factores que producen una reducción en su porosidad y, en general, un mayor grado de resistencia mecánica y de cohesión entre sus componentes clásticos y matriz siempre que la naturaleza del cemento se adecuada. Por lo tanto, los cementos ejercen una función de consolidante natural que los hace de especial interés en el estudio de los materiales pétreos utilizados como materiales de construcción.

Los cementos más abundantes son carbonáticos, silíceos o ferruginosos:

·      Los cementos silíceos están constituidos por cuarzo microcristalino, sílice microcristalina o criptocristalina (chert), o material amorfo opalino. Las rocas cementadas por las variedades de sílice suelen presentar características mecánicas que le imprimen alta resistencia a la deformación (son rocas muy duras y resistentes a los procesos de alteración), siempre que todos los poros estén rellenos y no exista una matriz fina de carácter arcilloso.

·      Los cementos carbonáticos suelen estar compuestos por calcita (ver cementos en el apartado de rocas carbonatadas). En general este tipo de cementos suele darle a la roca buenas condiciones de resistencia y durabilidad (siempre y cuando los poros estén rellenos y la permeabilidad sea baja o nula).

·      Los cementos ferruginosos están compuestos por óxidos y oxhidróxidos de Fe (y algo de Mn). Las variedades mineralógicas mayoritarias presentes son una combinación de hematites (Fe2O3), goetita (HFeO2), lepidocrocita (FeO(OH)) y limonita (Fe(OH)3). La cementación con materiales ferruginosos suele ser incompleta, y las rocas suelen ser poco resistentes a los procesos de alteración y mecánicamente débiles.

Aunque la fracción arcillosa de las rocas detríticas es considerada generalmente como matriz, en algunos casos puede considerarse cemento cuando su origen no es detrítico (en general, diagenético). En estos casos, la acción de los agentes degradantes puede ser muy importante, debido a la facilidad de hidratación y deshidratación continuada de algunos minerales de las arcillas, lo cual lleva a la pérdida progresiva de cohesión de las rocas. Además, las características mecánicas son malas, dadas las facilidades de deformación de las rocas a favor del material arcilloso.

Morfológicamente, los cementos se pueden clasificar en:

·      Cementos de contacto: Una pequeña película de material mineral que envuelve y une los granos entre ellos en los puntos de contacto. La porosidad de las rocas sedimentarias con este tipo de cementos es alta, a menos que el empaquetamiento sea completo o suturado.

·      Cementos de poros: El cemento rellena los poros entre los granos y matriz, independientemente de que exista un cemento de contacto previo entre los granos.

·      Cementos basales: El cemento de poros se puede denominar basal si ocupa grandes volúmenes de la roca con empaquetamientos flotantes de los granos. En estos casos, lo normal es que la roca haya sufrido un proceso de cementación postdeposicional que ha afectado a toda o parte de la matriz (como es común en algunas rocas carbonatadas).

Todo lo relativo a la matriz y cemento de las rocas detríticas constituye un aspecto muy importante en el estudio y cuantificación de la alteración de materiales rocosos detríticos y de los métodos de restauración, especialmente las consolidaciones, como se verá más adelante.

Porosidad y empaquetamiento

Características importantes de las rocas detríticas son la porosidad y el empaquetamiento de los clastos, particularmente por su gran influencia en su comportamiento ante los procesos de alteración y en los métodos de restauración.

La porosidad es el volumen total de la roca ocupado por espacios vacíos (rellenos de aire), y se expresa en porcentajes en volumen:

Porosidad: (Volumen de poros)/(Volumen total) * 100

Desde un punto de vista práctico, la porosidad que se mide es la porosidad abierta, esto es, aquella fracción de la porosidad total definida por poros intercomunicados entre sí. Esta porosidad da una idea de la permeabilidad del material a soluciones fluidas (líquidas y gaseosas). Aunque de particular incidencia en las rocas detríticas, la porosidad es una propiedad intrínseca a todos los materiales pétreos naturales y artificiales, por lo que se considerará con mayor detalle en el capítulo 5.

El empaquetamiento de los clastos se define como la proporción de espacios vacíos o rellenos por cemento o fracción arcillosa fina existentes entre los granos o clastos. Esta característica controla (en parte) la porosidad de la roca y la distribución del tamaño de poro, aspectos que son esenciales al evaluar el transporte de agua por el interior del sistema poroso de las rocas de construcción y ornamentación. El empaquetamiento se mide por la densidad de empaquetamiento, definida en relación con una línea hipotética trazada en la roca (generalmente en lámina delgada) como la longitud de la línea que está ocupa por clastos partido por la longitud total de la línea. Los tipos de empaquetamientos son flotantes (clastos suspendidos), puntual (clastos parcialmente suspendidos y parcialmente con contactos puntuales), tangente (clastos en contactos puntuales y lineales pero con espacios entre ellos), completo (clastos totalmente en contacto) y suturado (clastos totalmente en contacto e interpenetrados, desarrollado por procesos diagenéticos).

Rocas detríticas comunes y utilizadas como material de construcción

De entre todos los tipos de rocas detríticas, las más utilizadas como material de construcción y ornamentación lo han sido las areniscas, aunque algunos conglomerados también se han utilizado. Así, por ejemplo, calcarenitas o calciruditas bioclásticas se ha utilizado en muchos de estos monumentos como material de sillería, e incluso en portadas monumentales. Estas rocas son abundantes en las cuencas postorogénicas alpinas de Andalucía (e.g. depresión de Granada, Ronda, Guadalquivir...). Suelen denominarse maciños o con nombres locales (e.g., "piedra hostionera" en Cádiz). Están constituidas por fragmentos de rocas calizas y bioclastos mayoritariamente, aunque también presentan granos de cuarzo y de rocas metamórficas alpinas. La matriz es escasa, al igual que el cemento que es de tipo carbonatado, siendo por lo tanto fuertemente porosas y muy susceptibles al deterioro. Este es el tipo de material más utilizado en las construcciones renacentistas y barrocas de la ciudad de Granada (Catedral, Chancillería, San Jerónimo, palacio de Carlos V...), e incluso en algunas construcciones hispano-musulmanas de Granada (aunque en éstas el material más común son los morteros).

La llamada arenisca de Villamayor, una arenisca arcósica constituida por fragmentos de feldespatos, cuarzo y granitos y matriz esencialmente arcillosa, ha sido ampliamente utilizada en las construcciones históricas de Salamanca (e.g., la Plaza Mayor, la Universidad, etc). Las columnas del Palacio de Carlos V en Granada están hechas del llamado conglomerado del Turro o piedra almendrilla, un conglomerado formado por cantos redondeados de fragmentos de rocas esencialmente metamórficas variadas (cuarcitas, cuarzo-esquistos, mármoles,...). Las limolitas y arcillas (o pizarras) prácticamente no han sido utilizadas, excepto como piedra de techar.

 Rocas de precipitación química y organógenas

Las rocas de precipitación química incluyen una variedad de tipos como rocas carbonatadas, "cherts" (rocas compuestas por sílice criptocristalina, utilizadas para fabricación de objetos de silex) y evaporitas (compuestas por sales solubles como yeso o halita). Las rocas organógenas incluyen también una variedad de tipos entre los cuales las carbonatadas son el más importante. De todas las rocas no detríticas, las más importantes son las distintas variedades de rocas carbonatadas. Por otra parte, y desde el punto de vista de los materiales de construcción, estas rocas han sido las más ampliamente utilizadas. Por esta razón trataremos sólo las rocas calizas, considerándolas como un grupo de origen diverso, pero en general con importante componente orgánico.

Al contrario que las rocas detríticas, las rocas carbonatadas están compuestas por materiales formados en su mayoría en, o muy cerca de, la cuenca de sedimentación. No obstante, parte de sus componentes son materiales que pueden considerarse como detríticos, por lo todos que los conceptos y características discutidas en el apartado anterior les son aplicables, junto con los que a continuación veremos. Los componentes minerales más importantes de las rocas carbonatadas son la calcita (carbonato de Ca) y la dolomita (carbonato de Ca y Mg). De hecho, gran parte de ellas constan casi exclusivamente de calcita, denominándose la roca caliza, o de dolomita, denominándose la roca dolomía. Cuando existen ambos minerales la roca puede denominarse caliza dolomítica (calcita>dolomita) o dolomía calcítica (calcita<dolomita).

La dolomita suele formarse con posterioridad al sedimento carbonatado, generalmente por sustitución de la calcita primaria. Este proceso se denomina dolomitización, y puede ocurrir inmediatamente después del depósito del sedimento o mucho más tarde, afectando a rocas calizas ya consolidadas. Las propiedades ópticas de la calcita y dolomita son muy similares (incoloros, muy alta birrefringencia, lo que supone colores de interferencia blancos de alto orden con iridiscencias, buenas exfoliaciones, y frecuente maclado), por lo que no pueden ser distinguidos al microscopio. Para ello se utilizan técnicas de tinción relativamente simples sobre la misma lámina delgada que permiten distinguir ambos minerales, y así clasificar la roca. Otra forma de conocer la composición de las rocas carbonatadas es añadir una solución acuosa de HCl diluida: si se produce efervescencia (i.e., se libera CO2), la roca es caliza ya que la calcita se disuelve en estas soluciones, al contrario que la dolomita. Por otra parte, en algunos sedimentos recientes el aragonito puede estar presente en cantidades apreciables, pero dado su carácter inestable en condiciones superficiales, tiende a disolverse o a transformarse en calcita, por lo que no forma parte de las rocas consolidadas antiguas.

A pesar de esta simplicidad mineralógica, las rocas carbonatadas presentan una gran variedad de componentes de distinto origen (orgánico e inorgánico), así como una gran variedad de texturas.

Componentes de las rocas carbonatadas

De los tres componentes esenciales de las rocas sedimentarias, las rocas carbonatadas no detríticas deben contener menos del 50% de terrígenos (denominados litoclastos). Los componentes principales son, por lo tanto, aloquímicos y ortoquímicos.

Los componentes ortoquímicos, definidos como materiales carbonatados inorgánicos precipitados directamente a partir del agua, son difíciles de identificar. Esto se debe a que los procesos orgánicos están muy presentes en los procesos sedimentológicos de carbonatos, y a la facilidad de recristalizaciones y precipitaciones postdeposicionales de los mismos (i.e. cementos). No definiremos por lo tanto componentes ortoquímicos, sino componentes carbonatados micríticos y esparíticos.

·      La micrita es el sedimento carbonatado de tamaño de grano inferior a 5 micras, por lo que no pueden observarse granos discretos al microscopio, sino una masa informe de tonos más o menos oscuros. Su origen puede ser estrictamente debido a la precipitación directa a partir del agua marina (i.e. ortoquímico s.s.), o a la desintegración de partes duras carbonatadas de microorganismos, como algas verdes. Dado que en muchos casos no se puede distinguir entre ambos tipos, su definición como ortoquímico s.s. no es posible, aunque se puede considerar que son ortoquímicos en sentido amplio. La micrita suele ser la fracción fina o matriz de los carbonatos.

·      La esparita consiste en granos de calcita de tamaño de grano superior a las 5 micras. Normalmente, cuando el tamaño de grano está entre 5 y 10-15 micras se denomina microesparita, reservándose el término de esparita para los granos de tamaño superior. Este material se encuentra rellenando poros, cavidades y fracturas, por lo que no es un ortoquímico s.s., sino un cemento formado generalmente después del depósito del sedimento carbonatado. La esparita debe ser distinguida de granos de calcita y dolomita producto de recristalizaciones del material original. Estas recristalizaciones pueden afectar selectivamente a algún componente determinado (e.g., bioclastos), o a toda la roca, de manera que no se respetan los contactos entre granos.

El cemento de la rocas carbonatadas tiene orígenes muy variados. Invariablemente es un cemento carbonático (calcítico o aragonítico). Puede formarse a partir de aguas marinas que rellenan los poros del sedimento, muy cerca de la interfase agua-sedimento. Su origen sería por lo tanto casi contemporáneo del mismo, y su composición puede ser de aragonito o calcita rica en Mg. En este caso, los cristales presentan normalmente hábitos fibrosos o aciculares, irradiando de las paredes de los poros sobre las que cristalizan. También puede formarse algo más tarde, cuando el sedimento está ya cubierto por otros materiales y los poros pueden no estar completamente rellenos de agua. Se forman entonces agregados de calcita esparítica de tamaño de grano variable, aunque en general grandes. En estos casos, los poros pueden quedar totalmente rellenos (por precipitación continuada a partir de aguas que circulan por los sedimentos) o no.

Aunque el cemento suele ser esparítrico (i.e., de tamaño de grano mayor de 5 micras) en algunos casos también puede ser micrítico. Por otra parte, como ya se indicó, la cementación es uno de los principales procesos que producen reducción de la porosidad (e indirectamente de la permeabilidad) en las rocas sedimentarias (y alteradas). Todos los criterios morfológicos descritos en el apartado de rocas detríticas son aplicables a los cementos carbonatados de estas rocas.

Los componentes aloquímicos son agregados organizados de sedimentos carbonatados que se han formado dentro de la cuenca de depósito. Incluyen ooides u oolitos, bioclastos, peloides, oncoides u oncolitos, pisoides o pisolitos e intraclastos.

·      Ooides u oolitos. Son granos esféricos o elipsoidales, de diámetro menor de 2 mm, que presentan una estructura interna constituida por láminas concéntricas regulares de calcita desarrolladas alrededor de un núcleo de origen diverso (bioclasto, litoclasto...).

·      Peloides. Son granos más o menos redondeados compuestos por micrita y no presentan estructura interna. Su origen es variado, pero una gran parte de ellos son productos fecales de animales comedores de fango, denominándose entonces pellets.

·      Oncoides u oncolitos. Son granos redondeados de diámetro mayor de 2 mm que presentan una capa exterior laminada concéntrica sobre un núcleo de origen diverso. La formación de la capa superficial laminada se debe al crecimiento de algas cianofíceas que atrapan material micrítico en suspensión y lo fijan sobre ellas.

·      Pisoides o pisolitos. Son granos redondeados de diámetro mayor de 2 mm similares a los oncolitos, que presentan igualmente una capa exterior laminada concéntrica, pero cuyo origen es inorgánco, generalmente bajo condiciones subaéreas.

·      Bioclastos (o fósiles). Son partículas esqueletales residuos completos o fragmentados de las partes duras de organismos secretores de carbonatos. Estas partes duras son generalmente conchas de una gran variedad de organismos (e.g. moluscos, gasterópodos, braquiópodos, equinodermos, artrópodos, foraminífieros, corales, algas). Las partes duras de estos organismos son originalmente de calcita o aragonito. En este último caso, al morir el animal y depositarse su esqueleto o partes duras en el fondo de la cuenca, el aragonito tiende a disolverse por ser inestable, dejando el molde de sus partes duras. Estos huecos son normalmente rellenos por aguas ricas en CO3Ca disuelto, precipitándose calcita esparítica. Cuando las partes duras no han sufrido ningún tipo de modificación, pueden observarse la estructura interna original de la misma.

·      Intraclastos. Son fragmentos de sedimentos carbonatados que fueron depositados sobre la cuenca y que posteriormente fueron removilizados (retrabajados) para dar granos sedimentarios nuevos. Su morfología y composición puede ser muy variada, incluyendo cualquier tipo de aloquímicos y ortoquímicos en cualquier proporción. Sin embargo, al tener la misma edad geológica que el sedimento que los contiene, deben de presentar asociaciones de fósiles compatibles con el mismo.

Compactación de las rocas carbonatadas

A parte de la cementación, la compactación produce una importante reducción de la porosidad en los sedimentos. Este proceso se da cuando el sedimento carbonatado queda cubierto por otros materiales sedimentarios, soportando cierta presión. Se producen entonces reajustes de los componentes para dar texturas más compactas, fracturas de algunos componentes como conchas finas, la adaptación de la matriz micrítica a los bordes de granos aloquímicos, y la deshidratación del sedimento. En general, tras este proceso de compactación, el sedimento puede considerarse ya una roca consolidada.

Además, se pueden producir disoluciones debidas a la presión vertical que soportan, formándose contactos de granos indentados y estilolitos, que son superficies irregulares dispuestas de manera más o menos perpendicular al esfuerzo principal mayor. En estas superficies se ha producido una disolución de los componentes carbonatados, quedando como restos insolubles componentes minoritarios como arcillas y oxhidróxidos de Fe. Estas características pueden desarrollarse también durante procesos de deformación ajenos a los sedimentarios propiamente dichos. De hecho, muchos casos de estilolitos y contactos indentados se deben a causas deformacionales.

Las superficies estilolíticas representan un problema en los procesos de alteración y restauración, ya que son zonas por donde puede penetrar y circular el agua, y por donde la roca puede romperse fácilmente.

Porosidad de las rocas carbonatadas

Cualquier descripción petrográfica de rocas carbonatadas (y en general de rocas sedimentarias) debe incluir una evaluación del tipo morfológico de porosidad y del grado de interconexión de los espacios vacíos, al menos de forma cualitativa (ver capítulo 5). La porosidad de las rocas carbonatadas puede ser de origen primario, formada en la roca desde su depósito, o secundario, formada con posterioridad durante los procesos de diagénesis, y/o alteración de la misma.

En las rocas carbonatadas los tipos de porosidad y la interconexión de espacios vacíos son muy variados, tales como intergranulares (localizada entre los granos aloquímicos, en la matriz), intragranulares (localizada dentro de granos particulares, como bioclastos), móldica (producto de disolución de los bioclastos), fracturas (a lo largo de fracturas discretas), canalizada (dispuesta según sistemas canales variados), vacuolar (en espacios discretos más o menos esféricos),  por brechificación (irregularmente distribuida por rotura extensiva), debida a organismos excavadores y comedores de fango (irregular, siguiendo canales por los que los organismos se han desplazado; estas morfologías se suelen denominar "burrows", término inglés que significa madriguera).

Rocas carbonatadas comunes y utilizadas como material de construcción

Las diferentes clasificaciones de las rocas calizas se basan en las proporciones relativas de micrita y esparita, así como en la naturaleza de los granos aloquímicos existentes (oolitos, bioclastos, etc).

Sin entrar en muchos detalles, consideraremos sólo grupos amplios. Así, los tipos constituidos esencialmente por micrita los denominaremos calizas micríticas, y los constituidos esencialmente por esparita y/o cementos calcíticos de tamaño de grano esparítico las denominaremos calizas esparíticas. En el caso de que contengan algún tipo de aloquímico particular, éste se incluirá en el nombre; así, por ejemplo, podemos tener calizas micríticas fosilíferas (o biomicritas), calizas esparíticas oolíticas (o ooesparitas), etc. Por otra parte, existen tipos casi exclusivamente organógenos, tales como rocas arrecifales o estromatolíticas, en cuyo caso se denominan ampliamente calizas organógenas o biolititas, pudiéndose especificar el tipo concreto de componentes orgánicos (e.g. biolitita arrecifal). Otro tipo específico de calizas son los travertinos, formados en ambientes de aguas continentales (ríos, lagos, charcas...) por precipitación de calcita a partir del agua sobre juncos y arbustos. Debido a su específico modo de formación, los travertinos son rocas muy porosas y permeables.

Otra roca muy abundante son las margas, o rocas compuestas por carbonatos y material detrítico arcilloso en proporciones variables, pero en general en torno al 50 % respectivamente. Son rocas poco compactas, por lo que no han sido utilizadas como material de construcción, aunque son importantes como materia prima para la fabricación de cales hidráulicas y cementos (ver capítulo 4).

Todos los tipos de rocas calizas se han utilizado extensivamente como material de construcción a lo largo de la Historia, debido a su abundancia en la superficie terrestre y a su fácil extracción y labrado. Sin embargo, estas ventajas se contrarrestan con su relativa tendencia a la alteración, debido a que son rocas reactivas ante la acción de los agentes degradantes atmosféricos. De hecho, son especialmente sensibles a los efectos de la polución atmosférica, por lo que los monumentos realizados con este tipo de rocas localizados en áreas urbanas sufren un proceso de degradación mucho más importantes y más rápido que aquellos que han sido construidos con otros materiales silicatados más resistentes (e.g., cuarcitas, granitos).

Ejemplos de monumentos construidos y ornamentados con rocas carbonatadas hay muchos. Particularizando en el entorno que nos rodea, tenemos la gran mayoría de los monumentos andaluces de las provincias de Sevilla, Cádiz, Granada, Córdoba y Málaga. Un tipo de caliza muy utilizada en los monumentos andaluces son calizas micríticas más o menos fosilíferas. Generalmente son de color grisáceo a blanco y grano muy fino (micrítico) poco porosa y permeable, y presentando bioclastos a escala microscópica y a veces macroscópica (e.g. ammomites). En Granada, ha sido muy utilizada la caliza micrítica de Sierra Elvira, particularmente en las fachadas monumentales de los edificios renacentistas y barrocos. Sin ser una roca tan alterable como las calcarenitas bioclásticas, también sufre procesos importantes de deterioro. Otra caliza muy utilizada en los monumentos andaluces son los travertinos. Como se ha indicado anteriormente son rocas muy porosas y permeables debido a su génesis en ríos o áreas lacustres provistas de vegetación. A pesar de ello, son rocas muy resistentes a la alteración debido la presencia de calcita esparítica de grano muy fino en torno a los poros y huecos, y su alta permeabilidad, que permite un rápido drenaje del agua absorbida. En Granada, este tipo de caliza se ha utilizado, por ejemplo, en la construcción de muros, como en el Hospital Real y en la Chancillería. Otro ejemplo de su utilización es el Coliseo de Roma. Otros tipos de rocas carbonatadas utilizadas como materiales de construcción son bioesparitas de grano medio a grueso (e.g., calizas de crinoides de Sierra Elvira, utilizadas en algunas portadas monumentales de Granada) y micritas fosilíferas nodulosas de tonos rojizos muy abundantes en la Cordilleras Béticas, (e.g., parte de la decoración interior del Monasterio de la Cartuja de Granada).

Rocas Metamórficas

Debido a la actividad tectónica de la corteza terrestre, las rocas ígneas y sedimentarias formadas en ambientes determinados y bajo condiciones ambientales precisas, pueden ser sometidas a nuevas condiciones (esencialmente de presión y temperatura). Bajo las nuevas condiciones, y frecuentemente bajo la acción de esfuerzos tectónicos (ligados, por ejemplo, a la formación de cadenas montañosas), las rocas preexistentes se transforman textural, estructural y mineralógicamente en estado sólido, dando lugar a las rocas metamórficas. Su característica fundamental es el presentar textura blástica (i.e., recristalización en estado sólido), y en los casos de haber sufrido deformación, fábricas anisótropas.

Las características petrográficas de estas rocas son especialmente complicadas, dados los procesos de transformación en estado sólido que han sufrido, generalmente acompañados de intensa deformación. Debido al carácter gradual de las transformaciones metamórficas (y deformacionales), las características de este tipo de rocas también gradan desde ígneas o sedimentarias a puramente metamórficas. Dado que este tipo de rocas no ha sido muy utilizado como material de construcción (exceptuando los mármoles), no entraremos en muchos detalles, que complicarían excesivamente su descripción.

Las clasificaciones de este tipo de rocas se basan en la composición global de la misma, el origen de la roca original o protolito (ígneo o sedimentario), sus características texturales, estructurales y de fábrica, y en el tipo de metamorfismo sufrido.

En cuanto al tipo de metamorfismo sufrido, se subdividen en rocas de metamorfismo regional y de metamorfismo de contacto. Las primeras se forman en áreas orogénicas amplias, a lo largo de cientos de km, soliendo presentar foliaciones e importantes deformaciones. Las segundas se forman en torno a los contactos entre cuerpos magmáticos intrusivos y las rocas encajantes, en respuesta al incremento de temperatura que sufren las rocas adyacentes al ponerse en contacto con los cuerpos ígneos. Este tipo de rocas no sufre esfuerzos dirigidos especialmente intensos durante la blastesis mineral, por lo que suelen ser rocas no foliadas (exclusivamente blásticas).

En cuanto al origen de la roca original, se subdividen en rocas ortoderivadas, esto es, originalmente ígneas, y paraderivadas, esto es, originalmente sedimentarias.

En cuanto al criterio composicional, se pueden diferenciar grandes grupos tales como rocas de composición máfica y ultramáfica (procedentes de rocas ígneas máficas como grabros y ultramáficas como peridotitas), pelítica (rocas sedimentarias detríticas arcillosas) y gneísica (rocas ígneas ácidas como granitos y riolitas, y sedimentarias de tipo areniscas arcósicas), carbonáticas (calizas) y calcosilicatadas (calizas impuras con cierta proporción de componente arcilloso y margas).

Por otra parte, las condiciones metamórficas de presión y temperatura pueden ser más o menos altas, por lo rocas de la misma composición presentan minerales y texturas distintas en función de la intensidad de las condiciones metamórficas o grado metamórfico. Se diferencian así rocas de grado muy bajo (entre 100 y 200-250 °C), bajo (entre 200-250 y 400-450 °C), medio (entre 400-450 y 600-650 °C) y alto (más de 600-650 °C).

Texturas

Las texturas principales que pueden encontrarse en las rocas metamórficas son cuatro, que se describen a continuación.

·      Textura granoblástica. Los cristales forman un mosaico de granos más o menos equidimensionales. Los contactos entre granos tienden a formar 120º en puntos donde se juntan tres de ellos (denominados puntos triples). Esto se debe a que esta disposición morfológica en más estable, ya que se minimiza la superficie total de contactos entre granos y por ende la energía de superficie, por comparación con otras disposiciones que implican contactos al azar. Esta textura es común en rocas monominerálicas como cuarcitas y mármoles, así como en rocas de grado metamórfico muy alto como granulitas.

·      Textura lepidoblástica. Está definida por minerales tabulares (en general filosilicatos, normalmente micas y cloritas) orientados paralelamente según su hábito planar. El hecho de que esta textura presente orientación preferente de sus componentes minerales supone que las rocas con esta textura presentan fábrica planar (o plano-lineal), lo que confiere a la roca una anisotropía estructural (foliación) según la cual tiende a exfoliarse. Estas rocas presentan, por tanto, comportamientos mecánicos contrastados según las direcciones perpendicular y paralela a la superficie de foliación. Esta textura es la típica de metapelitas (pizarras, micacitas, esquistos y gneises pelíticos).

·      Textura nematoblástica. Está definida por minerales prismáticos o aciculares (e.g., inosilicatos, normalmente anfíboles) orientados paralelamente según su hábito elongado en una dirección. Las rocas con esta textura presentarán fábrica lineal (o plano-lineal), lo que igualmente les confiere una anisotropía estructural (lineación) según la cual las rocas tienden a escindirse. Esta textura es típica de anfibolitas y algunos gneises y mármoles anfibólicos.

·      Textura porfidoblástica. Está definida por la presencia de blastos de tamaño de grano mayor (i.e., porfidoblastos) que el resto de los minerales que forman la matriz en la que se engloban. La matriz por su parte puede tener cualquiera de las texturas anteriores (grano-, lepido- o nematoblástica), o una combinación de ellas. Cualquier tipo de roca metamórfica puede tener textura porfidoblástica, y los porfidoblastos pueden ser de cualquier mineral que la forme.

Texturas blásticas en rocas metamórficas. A) Granoblástica. B) Lepidoblástica. C) Nematoblástica. D) Porfidoblástica

Estas cuatro texturas pueden aparecer en las rocas metamórficas de manera exclusiva. Sin embargo, lo normal es que las rocas metamórficas presenten una combinación de dos o más de ellas. La textura global se describe primero con el de la textura individual más dominante, y a continuación el resto (e.g., porfido-grano-lepidoblástica).

Combinaciones de texturas en rocas metamórficas. a) Granolepidoblástica. b) Granonematoblástica. c) Granoporfidoblástica.

A parte de estas texturas, existen texturas particulares que suelen proporcionar información sobre los procesos reaccionales que han sufrido estas rocas. No entraremos en ellas ya que tienen un interés genético más que descriptivo. Si acaso, nombrar la textura poiquiloblástica, definida, al igual que en rocas ígneas, por cristales porfidoblásticos que incluyen a otros minerales más pequeños.

Estructuras y microestructuras

Las estructuras encontradas en las rocas metamórficas dependen de si ésta ha sufrido o no deformación, y del tipo de estructuras de las rocas originales, ígneas o sedimentarias.

En el caso de no haber sufrido deformación (como sería el caso típico de las rocas de metamorfismo de contacto), no suele existir orientación preferencial de los blastos minerales. La fábrica sería por lo tanto generalmente isótropa. En estos casos, se encuentran estructuras bandeadas, que pueden ser relictas de estructuras sedimentarias antiguas (como superficies de estratificación), o desarrolladas durante el propio proceso metamórfico (e.g. diferenciados metamórficos, migmatitas estromáticas), estructuras masivas (e.g. granulitas y mármoles corneánicos, algunas serpentinitas) y estructuras nodulosas (e.g. corneanas nodulosas o moteadas).

En el caso de que las rocas hayan sufrido deformación contemporánea con el metamorfismo (rocas de metamorfismo regional), todos o parte de los blastos minerales presentan orientaciones morfológicas (fábrica) y/o cristalográficas (fábrica cristalográfica) preferentes. Las estructuras y las fábricas encontradas son en parte equivalentes. La estructura más común es la bandeada que, además, presentará orientación preferente de los minerales paralelamente al bandeado.

Tanto en las rocas no deformadas como en las deformadas (aunque especialmente en estas últimas) se pueden encontrar características estructurales penetrativas en grandes volúmenes de rocas, independientemente de su estructura básica. Se dice que una característica es penetrativa cuando se encuentra homogéneamente distribuida por toda la roca a una escala determinada, lo cual supone que se repite en el espacio de manera constante. Normalmente, la escala es pequeña, esto es microscópica o de muestra de mano. En las rocas metamórficas las estructuras penetrativas son la foliación y la lineación, caracterizadas por la existencia de cualquier superficie o línea, respectivamente, presente en la roca de forma penetrativa. Estas estructuras imprimen la facilidad de rotura a favor de las mismas. En las rocas metamórficas deformadas, tanto las foliaciones como las lineaciones son el resultado de la deformación sufrida ante la acción de esfuerzos dirigidos (i.e., esfuerzos no hidrostáticos).

Además de las estructuras anteriores, existen muchos tipos de microestructuras particulares sobre las que no entraremos dada su complejidad. Si acaso, sólo mencionar las sombras de presión, que, como su nombre indica, suponen la presencia de zonas donde los esfuerzos deformacionales han sido menores debido a la acción "protectora" de porfidoblastos. Estas zonas se identifican fácilmente al microscopio ya que no están tan deformadas como el resto de la roca y suelen presentar texturas granoblásticas.

Rocas metamórficas comunes y utilizadas como material de construcción

A partir de los criterios de tipo y grado de metamorfismo, texturas, estructuras y fábricas, y composición de la roca original, se pueden clasificar las rocas metamórficas. Las más comunes son las que siguen.

Pizarra y filita. Rocas pelíticas de grano muy fino a fino. Está compuestas esencialmente de filosilicatos (micas blancas, clorita,...) y cuarzo (si es muy abundante puede denominarse entonces cuarzofilita); los feldespatos (albita y feldespato potásico) también suelen estar presentes. Este tipo de roca presentan foliación por orientación preferente de los minerales planares (filosilicatos), y son fácilmente fisibles.

Esquisto. Roca pelítica de grano medio a grueso y con foliación marcada (en este caso de denomina esquistosidad). Los granos minerales pueden distinguirse a simple vista (en contra de las filitas y pizarras). Los componentes más abundantes son moscovita, biotita, plagioclasas sódicas, clorita, granates, polimorfos del silicato de aluminio (andalucita, sillimanita, distena), etc. A veces pueden tener altas concentraciones de grafito, por lo que toman un color oscuro (al igual que las pizarras y filitas).

Gneiss. Rocas cuarzofeldespática de grano grueso a medio, con foliación menos marcada que en los esquistos debido a la menor proporción de filosilicatos (esencialmente moscovita y/o biotita). Para definir una roca como gneiss debe contener más de un 20 % de feldespatos. Su origen es diverso, pudiendo derivar tanto de rocas ígneas (ortogneisses) como sedimentarias (paragneisses); algunos gneisses se producen en condiciones de alto grado por fusión parcial de esquistos u otros gneises, denominándose gneises migmatíticos.

Anfibolita. Rocas compuestas esencialmente por anfíboles (en general hornblenda) y plagioclasa de composición variable. La esquistosidad no suele estar muy desarrollada, aunque los prismas de anfíbol suelen estar orientados linealmente (lo cual genera lineación). Proceden en su mayoría de rocas ígneas básicas (ortoanfibolitas) y margas (paraanfibolita).

Mármol. Roca de grano fino a grueso compuesta esencialmente por carbonatos (calcita y/o dolomita) metamórficos. Normalmente, los mármoles no presentan foliación, debido a la ausencia o escasez de minerales planares. Su estructura es variada, aunque abundan la masiva y bandeada, y su textura es típicamente granoblástica. Su color es muy variado, desde blanco, gris, rosa a verde. Resultan de la recristalización de rocas calizas de cualquier tipo, por lo que no pueden observarse los componentes originales como bioclastos, oolitos, etc. Los mármoles no deben confundirse con calizas esparíticas sedimentarias, que sí presentan los componentes originales, aunque más o menos modificados por los procesos diagenéticos. De hecho, gran parte de las rocas que comercialmente se conocen con el nombre de mármol, son rocas carbonatadas sedimentarias.

Cuarcita. Roca de grano medio a fino, constituida esencialmente por cuarzo (más del 80 %) y algo de micas y/o feldespatos. Las cuarcitas derivan de rocas sedimentarias detríticas ricas en cuarzo (areniscas cuarcíticas) con las que no deben confundirse. Son rocas masivas o bandeadas, sin foliación marcada y textura granoblástica deformada o no.

Corneana. Roca no esquistosa desarrollada por metamorfismo de contacto sobre rocas originariamente pelíticas. La composición mineral es muy similar a la de los esquistos, aunque presentan algunas diferencias mineralógicas, como cordierita y andalucita. La textura es granoblástica, la estructura generalmente masiva y la fábrica no orientada. Cuando una roca metamórfica es de contacto suele ser adjetivada con el término “corneánico/a”, independientemente que su composición sea o no pelítica (e.g., mármoles corneánicos).

Serpentinita. Roca compuesta esencialmente por minerales del grupo de la serpentina (antigorita, crisoltilo, lizardita...), con proporciones variadas de clorita, talco, y carbonatos (calcita, magnesita). Son rocas generalmente masivas, aunque pueden presentar cierto bandeado composicional. Proceden de rocas ultrabásicas, constituidas esencialmente por olivino y piroxenos, hidratadas durante el proceso metamórfico. Estas rocas son conocidas comercialmente como mármoles verdes, aunque en sentido estricto no son mármoles.

Estos tipos descritos pueden proceder una misma roca, difiriendo en cuanto al grado metamórfico sufrido. Así, por ejemplo, una pelita (o metapelita) de grado muy bajo se denomina en general filita o pizarra, en grado bajo sería una micacita o un esquisto, en grado medio un esquisto y en grado alto un esquisto o un gneis pelítico; una roca máfica sería un esquisto verde en grado bajo (esquisto con abundante clorita y albita) o una anfibolita en grado medio.

Las rocas metamórficas foliadas (e.g., esquistos, gneises) no han sido especialmente utilizadas como material de construcción debido a la fuerte anisotropía que presentan en cuanto a sus características mecánicas, que suponen una fácil exfoliación y rotura paralelamente a la superficie de foliación y/o lineación. Esta propiedad, no obstante, las ha hecho útiles como material de techado y calzado de elementos constructivos como sillares o tambores de columnas.

Algunas rocas con fábricas isótropas o débilmente anisótropas, como mármoles y cuarcitas sí han sido utilizadas más frecuentemente, tanto como materiales de construcción como ornamentación. En concreto, las cuarcitas suelen utilizarse como material para la construcción de muros, como en el caso del conjunto monumental de Cáceres. Este tipo de rocas son muy resistentes a la alteración, aunque presentan problemas de extracción y labrado (son rocas muy duras). Los mármoles por el contrario sor rocas muy vistosas y se labran con facilidad, por lo que han sido utilizados más a menudo como material de ornamentación y escultórico. Son famosos los mármoles de Euboia en Grecia y Carrara en Italia, fuente de las esculturas griegas, romanas y del renacimiento italiano. Aunque los mármoles son en general muy apreciados, los tipos más valiosos desde el punto de vista artístico son los de grano fino debido a que en las variedades de grano grueso, la perfecta exfoliación de la calcita en tres direcciones puede ser un obstáculo para la precisión del trabajo escultórico de detalle. Por otra parte, el mármol presenta problemas similares a los de las rocas calizas en cuanto a procesos de alteración se refiere, afectándole particularmente incrementos térmicos continuados y condiciones atmosféricas polucionadas, aunque el hecho de ser una roca poco porosa en relación con la mayoría de las calizas hace que sea menos susceptible a la alteración por infiltración de soluciones acuosas agresivas.

El carácter muy vistoso de algunas rocas metamórficas hace que hayan sido utilizadas como material de ornamentación. Este es el caso de las serpentinitas, rocas muy blandas (H=2.5-4), aunque con fuerte colorido en tonos verdosos. Ejemplos los tenemos en los medallones de las fachadas de la Real Chancillería y del palacio de Carlos V en Granada. Como roca ornamental este tipo de roca ha sido utilizado tanto en los edificios de la Grecia clásica como de Roma, debido a la proximidad de canteras (Tesalia, Grecia, y Piedmont, Italia). Existen un número elevado de variedades, como el “verde antico” (Lapis Atracius de los romanos), procedente de Larissa, Grecia, que es la variedad clásica, el “rosso di Levanto”, de Levanto, Italia, el “marmol de Tynos” (o “vert Tynos”), de la isla de Tynos, Grecia

Si bien este tipo de rocas suele resistir bien la alteración, presentan problemas si contienen cantidades apreciables de carbonatos (calcita y/o magnesita) y si se encuentran en áreas polucionadas, debido a la reactividad de éstos. Algunos tipos de gneises y calcoesquistos bandeados y plegados han sido utilizados también como material de ornamentación debido a su caracter vistoso, aunque no como material de construcción con funciones estructurales.

Asociación de rocas en los monumentos

Una buena parte de los edificios históricos presentan en su fábrica y en su ornamentación un numero moderado de materiales pétreos naturales (excluyendo morteros, ladrillos etc.). Aunque no es posible dar cifras globales debido a la elevada casuística existente, es fácil encontrar edificios con 4 o 5 tipos de piedra distintos. Normalmente, estas piedras distintas cumplen funciones constructivas y ornamentales diferentes. La fábrica, esto es, muros, columnas, arcos, etc., suele estar formada por uno o dos tipos de roca. Para los detalles ornamentales, por contra, se suele recurrir a varios tipos de rocas distintas.

El porqué de esta variabilidad puede encontrarse en una conjunción de criterios técnicos (i.e., adecuación de los materiales a su función constructiva y ornamental) y económicos (i.e., disponibilidad financiera por parte de la persona o institución que encargar la obra). Estos últimos criterios condicionan claramente la riqueza del edificio, tanto en sus materiales como en sus valores plásticos. Un ejemplo claro en este sentido es el del palacio de Carlos V en Granada. Concebido como palacio real, el material elegido originalmente para las columnas de los dos cuerpos del patio circular interior fue mármol. Debido a la escasez de fondos, generada al menos en parte por la rebelión de los moriscos de mediados del s. XVI, las columnas se construyeron finalmente de un conglomerado.

Una vez identificados los materiales pétreos que forman un edificio, y sus funciones constructivas y ornamentales, es posible deducir la lógica seguida por el constructor del mismo.

Aspectos Relativos a la Explotación de Canteras

Por desarrollar

BIBLIOGRAFIA

Adams, A.E., MacKenzie, W.S. & Guilford, C. (1984): Atlas of Sedimentary Rocks under the Microscope. Longman Group Ltd. Essex.

Bard, P.J. (1985): Microtexturas de Rocas Magmáticas y Metamórficas. Masson S.A. Barcelona.

Castro, A. (1989): Petrografía Básica. Paraninfo. Madrid. (Todas las imágenes de este tema han sido extraídas de este libro).

MacKenzie, W.S., Donaldson, C.H. & Guilford, C. (1982): Atlas of Igneous Rocks an their Textures. Longman Group Ltd. Essex.

 

Restauración de Materiales Pétreos

Rocas Naturales

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Prácticas

San Salvador, Albaycín, Granada

[Proyecto de Restauración San Salvador, 1991]

[Informe de Restauración San Salvador, 1994]

Patio de la Capilla, Hospital Real, Granada

 [Patio de la Capilla 1: Estado de Conservación y Propuesta de Restauración, 1994]

[Patio de la Capilla 2: Restauración 1997]

[Patio de la Capilla 3: Informe comparativo columnas intervenidas y no intervenidas, 1998]

Otros

[Mihrab, Almería, 1999]

[Puerta de las Granadas, Granada, 1999]

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Última modificación: domingo, 05 de octubre de 2025 15:27 +0200