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TEMA 2: NATURALEZA DE LAS
ROCAS DE CONSTRUCCIÓN Y ORNAMENTACIÓN
 
Arriba, diseños geométricos
egipcios y alhambreños con distintos elementos de simetría planar.
Como complemento de lo aquí
expuesto, puede consultar las siguientes páginas desarrolladas por
Antonio García Casco:
·
Aspectos básicos ilustrados de
mineralogía
·
Aspectos básicos de
cristalquímica
·
Aspectos básicos ilustrados de
petrología
·
Aspectos básicos desarrollados de
petrología
Tipología y Clasificación
de las Rocas
Las rocas son agregados
poligranulares naturales de minerales. Generalmente constan de más de un
tipo de mineral, si bien existen rocas constituidas por un solo mineral,
o por un mineral que domina extremadamente sobre otros minoritarios.
Las rocas se clasifican en
tres grandes grupos en base a su génesis: magmáticas, sedimentarias y
metamórficas. Las definiciones de estos tres tipos de rocas son:
·
Rocas magmáticas o ígneas:
Son rocas producto de la solidificación de un material fundido o
parcialmente fundido, esto es, de un magma, en la superficie terrestre (volcánicas)
o en la corteza terrestre, ya sea bajo condiciones relativamente
superficiales (subvolcánicas) o profundas (plutónicas).
Ejemplos son: granito, gabro, basalto, pórfidos, etc.
·
Rocas sedimentarias:
Son rocas que resultan de la consolidación de materiales sólidos sueltos
(i.e., sedimentos detríticos) y/o de precipitados químicos
a partir de soluciones acuosas (i.e. sedimentos químicos)
y/o de secreciones de animales y/o plantas (i.e., sedimentos
orgánicos) en o cerca de la superficie terrestre. Ejemplos son:
conglomerados, areniscas, calizas, etc.
·
Rocas metamórficas:
Son rocas que derivan de rocas preexistentes, mediante transformaciones
que implican cambios mineralógicos, químicos, o estructurales en estado
sólido, en respuesta de cambios importantes en las condiciones de
temperatura (T), presión (P), y ambiente químico en el interior de la
corteza terrestre. Ejemplos son: pizarra, esquisto, mármol, etc.
Este esquema de clasificación
no es perfecto, ya que los procesos petrogenéticos naturales son
continuos, lo cual origina tipos rocosos con características intermedias
entre los tres tipos definidos. Por ejemplo, las tobas volcánicas se
originan en los volcanes en procesos explosivos, por lo que se
clasificarían como ígneas. Sin embargo, esos fragmentos al ser
proyectados al exterior pueden depositarse en medios subaéreos o
subacuáticos formando capas horizontales con las mismas características
de las rocas sedimentarias detríticas, por lo que se podrían clasificar
como tales. Las rocas metamórficas de más alto grado son transicionales
a rocas que derivan en parte de la solidificación de material fundido,
por lo que estas rocas (migmatitas) pueden clasificarse como
metamórficas e ígneas.
Rocas pertenecientes a estos
tres grandes grupos han sido utilizadas como materiales de construcción
y ornamentación, dado que todas ellas pueden encontrarse en la
superficie de la tierra, independientemente de las condiciones
particulares de formación respectivas en cuanto a profundidad se
refiere.
En la superficie de los
continentes se observa una gran heterogeneidad en la distribución y
abundancia de los distintos tipos de rocas. En general se puede decir
que en torno al 65% de la superficie continental (excluyendo la
superficie de los océanos) está formada por rocas sedimentarias,
constituyendo las rocas ígneas y metamórficas el 35% restante. Estas
proporciones no son ni mucho menos las existentes en las capas mas
superficiales de la tierra (i.e., la corteza terrestre, hasta unos 40 Km
de profundidad en los continentes y 10 Km bajo los océanos). La razón de
esta aparente contradicción es que las rocas sedimentarias se forman
precisamente en la superficie terrestre, de ahí su abundancia y al mismo
tiempo su frecuente utilización como material de construcción. En las
zonas un poco más profundas las rocas existentes son exclusivamente
metamórficas y magmáticas. El hecho de que rocas formadas en profundidad
(metamórficas y parte de las magmáticas) afloren en la superficie de los
continentes se debe a los procesos geológicos, tales como la formación
de cadenas montañosas, erosión, etc.
Naturaleza y propiedades de
los Minerales
Los minerales se asocian en la
naturaleza constituyendo rocas. Estas son por lo tanto agregados de
granos minerales (poligranulares) formados bajo
condiciones fisico-químicas específicas. En general las rocas presentan
más de un tipo de mineral (esto es, son agregados poliminerálicos),
aunque en algunos casos constan exclusivamente de un único mineral, o
bien un mineral es extremadamente mayoritario respecto de otros
presentes. Así, por ejemplo, algunos tipos de mármoles constan de
calcita (CO3Ca) o de dolomita ((CO3)2CaMg).
El exacto conocimiento de los
componentes minerales que forma las rocas de construcción y
ornamentación es fundamental en cualquier tipo de estudio que tenga como
fin la caracterización del estado de conservación y la restauración de
cualquier obra o bien cultural. Esto es así porque:
·
Es necesario identificar el material
no alterado y el resultante de los procesos de alteración.
·
Es necesario identificar las
relaciones existentes entre los componentes originales y los neoformados
para deducir posibles procesos de alteración (disoluciones,
precipitaciones, reacciones...)
·
Es necesario conocer los minerales
existentes antes de efectuar cualquier tipo de intervención;
alteraciones particulares necesitan de intervenciones particulares, y no
todos los materiales utilizados en la restauración (resinas,
consolidantes, morteros...) son apropiados según los casos.
Por lo tanto, del conocimiento
de la mineralogía de un material determinado se podrá obtener la
información necesaria (aunque no suficiente) para:
·
Determinar el material original.
·
Determinar los posibles procesos de
alteración.
·
Proponer posibles métodos de
restauración y prevención.
Los minerales son productos
químicos naturales (generalmente compuestos, raramente elementos puros),
formados como resultado de los distintos procesos mineralogenéticos y
petrogenéticos operativos en la naturaleza.
Definición de mineral
Como definición general de
mineral ideal podría darse la siguiente:
Un mineral es un sólido
natural y homogéneo, que posee una composición química definida, una
organización atómica ordenada y es estable bajo ciertos límites
fisicoquímicos.
Veamos punto por punto el
significado de esta definición.
Ø
Sólido:
De entre los estados de agregación de la materia, no se incluyen gases
ni líquidos.
Ø
Natural:
Formados por procesos naturales, si bien pueden producirse en el
laboratorio compuestos sólidos similares (estructural y
composicionalmente) a los naturales.
Ø
Homogéneo:
Consta de una única fase sólida, o sea, no puede ser dividido en partes
distintas mediante procesos físicos (no químicos). Problemas
particulares hacen que esta característica no sea siempre cumplida por
los minerales reales.
Ø
Composición química definida:
Composicionalmente, un mineral es una combinación de distintos elementos
químicos expresable mediante una fórmula química. Las fórmulas
mineralógicas pueden ser simples o complejas, pero, en cualquier caso,
no suelen ser fijas (i.e. constantes), sino variables entre ciertos
límites composicionales (i.e. definida).
Ø
Organización atómica ordenada:
Presentan distribuciones atómicas o de grupos de átomos regulares en el
espacio y con distancias interatómicas determinadas, produciendo
estructuras minerales. Esta es la cualidad distintiva del estado
cristalino, lo que supone que los minerales son sólidos cristalinos.
Esto, sin embargo, no es siempre cierto. Algunos minerales no poseen
estructura interna, denominándose amorfos. Los casos mas típicos son los
formados a partir de soluciones coloidales, como el ópalo, precipitado a
partir de geles de sílice, o ciertos compuestos formados durante los
procesos de alteración de aluminosilicatos.
Formas cristalográficas y
hábito
Debido a su organización
atómica ordenada, los minerales presentan bajo ciertas circunstancias
formas geométricas características denominados poliedros (i.e. "varias
caras"). Estos poliedros tienen cierto grado de simetría, y están
constituidos por formas cristalográficas. Las formas
cristalinas son los planos o caras del sólido equivalentes
simétricamente, esto es, que están relacionados por elementos de
simetría, y se corresponden con ciertas orientaciones planares
de la estructura cristalina. Por ejemplo, un cubo de pirita (FeS2)
está formado por seis caras cuadradas idénticas distribuidas
simétricamente. Los elementos de simetría de un poliedro son los
operadores que permiten repetir en el espacio las distintas caras. Hay
de 3 tipos: ejes, planos y centros de simetría. La intersección de las
caras de un poliedro forma aristas y vértices que, junto con las caras y
los ángulos que forman éstas, constituyen los elementos cristalográficos
que sirven para describir los sólidos cristalinos.
En función de los elementos de
simetría, los cristales se subdividen en los siguientes grandes grupos o
sistemas de simetría:
·
Sistema triclínico,
sin ejes de simetría.
·
Sistema monoclínico,
con un eje binario y sin ejes de mayor grado.
·
Sistema ortorómbico,
con tres ejes binarios.
·
Sistema tetragonal,
con un eje cuaternario.
·
Sistema trigonal,
con un eje ternario.
·
Sistema hexagonal,
con un eje senario.
·
Sistema cúbico,
con tres ejes cuaternarios.



Dado que los sólidos están
formados generalmente por más de una forma cristalográfica, es
conveniente describir los sólidos en términos de forma global o
hábito, para dar una idea de su conformación general. El hábito
de un cristal es su aspecto general, que se lo confiere el desarrollo
relativo de las distintas formas (caras) cristalinas, y viene
determinado por la forma cristalográfica más dominante. Así, los hábitos
más comunes son:
·
Isométrico o ecuante,
sin dimensiones preferentes, como cubos, octaedros...
·
Prismáticos,
alargados según una dimensión mayor.
·
Tabulares y laminares,
alargados según dos dimensiones mayores.
·
Aciculares,
alargados según una dirección mayor como los prismáticos, pero cuya
relación de elongación mayor/elongación menor es muy alta.

Estos términos pueden
utilizarse de forma adjetivada, como, por ejemplo, prismas tabulares. Es
común que un mismo mineral presente distintos hábitos, lo cual se debe a
peculiaridades composicionales o de formación. Por otra parte, los
granos minerales que forman las rocas pueden no mostrar formas
cristalinas externas, lo cual suele deberse a sus condiciones de
formación.
Es común que un mismo mineral
presente distintos hábitos, lo cual se debe a peculiaridades
composicionales o de formación. Por otra parte, los granos minerales que
forman las rocas pueden no mostrar formas cristalinas externas, lo cual
suele deberse a sus condiciones de formación.
En cuanto al grado de
desarrollo de formas cristalinas, el hábito de los minerales se describe
mediante términos específicos:
·
Idiomorfos:
Todos sus límites son caras cristalinas.
·
Hipidiomorfos:
Parte de sus límites son caras cristalinas y parte son bordes
irregulares.
·
Xenomorfos:
Ninguno de sus límites constituyen elementos cristalográficos (caras,
aristas y vértices).
En los casos en que los
cristales no presenten hábitos idiomorfos, el término de hábito se sigue
utilizando para describir igualmente su aspecto morfológico global,
aunque los cristales no presenten límites cristalográficos puros. Así
por ejemplo, los cristales de micas suelen ser tabulares hipidiomorfos,
o algunos cristales de feldespatos pueden ser prismáticos tabulares
xenomorfos.
Características químicas de
los minerales
La unidad básica de todas las
estructuras cristalinas es el átomo (incluyendo el estado ionizado de
los mismos o iones, cargados positivamente -cationes- y negativamente
-aniones-). Los átomos de los elementos que forman los minerales
presentan distinto tamaño y estado de ionización. Estos
dos factores condicionan en parte la forma y propiedades de los
minerales. El tamaño de un átomo viene definido por su radio (entre 0.1
y 2 Å; 1 Å = 1/100.000.000 cm), que depende de:
·
La naturaleza del elemento
(estructura atómica).
·
El estado de ionización o de
valencia.
·
El tipo de enlace con el resto de los
átomos.

De entre los distintos tipos
de enlaces interatómicos existentes (metálico, iónico, covalente y van
der Waals), la mayor parte de los minerales pueden considerarse bajo una
primera aproximación como estructuras esencialmente iónicas
(aunque presentan también fuerte componente covalente). Por lo tanto,
los átomos de una estructura iónica los podemos visualizar como
elementos aislados donde los cationes tienden a rodearse de aniones y
viceversa.
El número de iones que rodean
a un ion de carga contraria se denomina número de coordinación,
y depende de la relación de radios entre ambos o razón radial
(radio catión / radio anión). Dado que este número depende únicamente de
constricciones geométricas en una estructura puramente iónica (esto es,
considerando los átomos como esferas rígidas), puede predecirse el
número de coordinación de un catión en función de las razones radiales
La mayoría de los minerales
están constituidos por oxígeno como principal anión (O2-).
Dado que el oxígeno presenta un radio iónico de 1.4 Å, mayor que el del
resto de los cationes más comunes que forman los minerales, las
estructuras cristalinas que presentan oxígeno pueden considerarse como
empaquetamientos de aniones de oxígeno con los cationes en los
intersticios.
Dentro de los silicatos (uno
de los grupos formadores de rocas más importantes), es interesante
retener que el silicio (Si+4) presenta sistemáticamente
coordinación 4, el aluminio (Al+3) 4 y/o 6, el hierro (Fe+2,
Fe+3) y magnesio (Mg+2) 6, el sodio (Na+1)
y calcio (Ca+2) 6 y/o 8 y/o 12, y el potasio (K+1)
8 y/o 12.
|
Razón radial
r(cat)/r(an) |
Disposición de
aniones alrededor del catión |
Número de
coordinación |
|
0.15-0.22 |
Vértices de un
triángulo equilátero |
3 |
|
0.22-0.41 |
Vértices de un
tetraedro |
4 |
|
0.41-0.73 |
Vértices de un
octaedro |
6 |
|
0.71-1.00 |
Vértices de un
cubo |
8 |
|
>1.00 |
Puntos medios de
las aristas de un cubo (empaquetamiento compacto) |
12 |
La estabilidad de una
estructura iónica viene determinada esencialmente por constricciones
geométricas y de estabilidad electrostática. Las constricciones
geométricas provienen como hemos visto de la composición elemental y por
lo tanto de los tipos de empaquetamientos de los iones (función de sus
radios iónicos). Las constricciones de estabilidad electrostática
provienen de la necesidad de que las cargas positivas y negativas de los
iones se neutralicen en la estructura. Esto significa que en la fórmula
mineralógica la suma de cargas positivas debe ser igual a la suma de
cargas negativas. Estos dos condicionamientos son los responsables de
que el número de minerales (y por lo tanto de estructuras cristalinas)
sea limitado y no muy elevado (en torno a 4000). Se pueden producir
artificialmente compuestos químicos inorgánicos con cargas balanceadas y
estructuras cristalinas y que sin embargo no son posibles como minerales
naturales estables. Sólo compuestos muy estables pueden existir en la
naturaleza.
La mayoría de los minerales no
presentan composiciones químicas fijas, sino variables entre ciertos
rangos composicionales (i.e. definidas). Esto significa que un mismo
mineral puede presentar composiciones variadas, que en general es
función de condicionamientos fisicoquímicos durante su formación. En
contra de lo que pudiera pensarse, este fenómeno es la regla y no la
excepción en la naturaleza. Cuando un mineral presenta esta
característica se dice que es una solución sólida. Esto es
debido a la capacidad de sustituciones de unos átomos por otros
de elementos distintos en una estructura determinada, dadas
ciertas constricciones de similitud de tamaño y carga entre ellos.
Por ejemplo, el Ca2+
tiene un radio de 0.99 Å en la calcita (CO3Ca), y el Mn2+
tiene 0.91 Å en la rodocrosita (CO3Mn); ambos pueden
sustituirse mutuamente en la estructura, constituyendo un mineral que es
una solución sólida completa o continua entre dos límites
composicionales (representados por las moléculas de carbonato de calcio
y de manganeso puras). Estos elementos que pueden sustituirse mutuamente
en una estructura determinada se dice que son intercambiables o
diadóquicos. Los límites composicionales entre los que puede
oscilar el mineral (i.e., CO3Ca y CO3Mn) se
denominan términos extremos. En estos casos, la fórmula
del mineral solución sólida se expresa como CO3(Ca,Mn),
significando el paréntesis junto con la coma que los átomos de Ca2+
y los de Mn2+ deben sumar 1; una composición posible
intermedia sería CO3(Ca0.75Mn0.25).
Otro ejemplo es el olivino, cuya composición oscila entre Fe2[SiO4]
(Fayalita) y Mg2[SiO4] (Forsterita), formulándose
como (Fe,Mg)2[SiO4] y aplicándole el mismo tipo de
razonamiento que en el caso de los carbonatos visto anteriormente (i.e.,
Fe+Mg=2).
Cuando los radios atómicos de
los elementos no son tan similares, la sustitución puede no ser total
sino parcial. Así, siguiendo con el mismo ejemplo de los carbonatos, el
Mg2+ tiene un radio de 0.66 Å en la magnesita (CO3Mg),
sin embargo, no pueden existir minerales de cualquier composición entre
los términos extremos CO3Ca y CO3Mg, sino calcita
con cierta proporción de Mg y magnesita con cierta proporción de Ca.
Esto es debido a que las distorsiones que se introducen en las
estructuras de los minerales puros al darse las sustituciones de los
cationes con distinto radio llegan ser tales, que la estructura
resultante de una sustitución muy extensiva es inestable. En estos casos
de soluciones sólidas parciales los elementos no son
perfectamente diadóquicos o intercambiables.
Las sustituciones pueden ser
muy complejas. No es necesario que cationes con igual radio y carga se
sustituyan, sino que se pueden dar sustituciones más complejas que en
conjunto supongan neutralidad de carga en la fórmula y distorsiones de
la estructura no muy grandes. Por ejemplo, las plagioclasas constituyen
una solución sólida continua entre los términos extremos NaAlSi3O8
(Albita) y CaAl2Si2O8 (Anortita). Puede
observarse que la sustitución no puede ser únicamente Na+1
por Ca+2 ya que no se mantendría el balance de cargas. La
sustitución es múltiple o acoplada, implicando al mismo tiempo al Al+3
y Si+4 de manera que finalmente se mantienen las
constricciones de estabilidad eléctrica: (Ca+2 Al+3)
®
(Na+1 Si+4). Un caso concreto sería Na0.8Ca0.2Al1.2Si2.8O8.
La fórmula genérica de las plagioclasas podría escribirse como
(Na,Ca)Al(Al,Si)Si2O8, que especifica mucho más
claramente la sustitución múltiple.
Aunque este tipo de
sustituciones permite introducir en las estructuras cationes de cargas
diferentes, hay que señalar que no todas las sustituciones entre
cualesquiera elementos son posibles. En primer lugar, los radios de los
elementos deben ser similares, y además, las diferencias de carga no
deben ser grandes (en general menor o igual a 2).
Sin entrar en detalles, se
puede decir que el grado de sustitución en soluciones sólidas parciales
es función de la temperatura de formación del mineral. A altas
temperaturas el grado de sustitución es mayor porque las estructuras se
"dilatan", permitiendo mayores diferencias en los tamaños de los
átomos intercambiados. En éste sentido, los minerales solución sólida se
comportan como las soluciones acuosas de sales: a mayor temperatura,
aumenta la capacidad de disolver más cantidad de sales por parte del
agua. Además, a veces los minerales que a altas temperaturas pueden
formar soluciones sólidas completas o más extensas, al bajar la
temperatura pueden no comportarse igual, exsolviéndose en dos fases
minerales de composición distinta. Por ejemplo, los feldespatos
alcalinos pueden formar solución sólida completa entre los términos
extremos KAlSi3O8 (Ortosa) y NaAlSi3O8
(Albita) a altas temperaturas (más de 800-900 ºC), cuando se forman a
partir de un magma (fundido). El mineral resultante sería (K,Na)AlSi3O8.
Sin embargo, al enfriarse lentamente la roca ígnea en la que se
encuentra, la solución sólida no puede ser completa, y se forman en el
mismo grano mineral dos feldespatos distintos, uno rico en K con cierta
proporción de Na (ortosa), y otro rico en Na con cierta proporción en K
(albita). Se dice entonces que el mineral se ha exsuelto.
Cuando una especie química
existe con más de un tipo de estructura se dice que presenta
polimorfismo. Por ejemplo, el carbonato de calcio (CO3Ca)
presenta dos polimorfos, la calcita que es trigonal y el aragonito que
es ortorrómbico. Otro ejemplo es el óxido de silicio (SiO2),
que presenta un número elevado de polimorfos, como el cuarzo (cuarzo-a,
cuarzo-b),
cristobalita, tridimita, etc. Esto es debido a que la estructura de un
compuesto no es sólo función de la composición química del mismo, sino
que también lo es de las condiciones físico-químicas de formación
(esencialmente presión y temperatura).
De estas consideraciones
tenemos dos corolarios interesantes:
·
Una estructura determinada es
indicativa de ciertas condiciones de formación.
·
Un mineral con una estructura puede
cambiar a otra en estado sólido si las condiciones cambian y son
apropiadas para el cambio.
Así, siguiendo con el ejemplo
anterior, el aragonito es el polimorfo de alta presión y la calcita de
baja presión: si el CO3Ca se forma a alta presión se
producirá aragonito, y si las condiciones de presión disminuyen, el
mineral anterior se invertirá a calcita. El aragonito no es estable en
la superficie terrestre, y sin embargo se encuentra. Esto es debido a
que se puede conservar como tal si la presión descendió rápidamente, no
permitiéndose la inversión a calcita, o a que bajo ciertas
circunstancias puede formarse fuera de su campo de estabilidad (i.e. a
baja P) de manera inestable. Esto mismo le ocurre a muchos tipos de
minerales. Así, el cuarzo pasa de cuarzo-a
a cuarzo-b
cuando se superan unos 573 ºC a 1 atmósfera de presión, lo cual puede
darse cuando se declara un fuego en un monumento, como más adelante
veremos. De forma similar (aunque no igual), algunas sales solubles
presentes en eflorescencias y subeflorescencias pueden transformarse por
cambios de temperatura y/o humedad relativa. Por ejemplo, el yeso (CaSO4·2H2O)
se transforma en hemidrita (o basanita, CaSO4·0.5H2O)
al aumentar la temperatura y/o descender la humedad relativa. Esto, no
obstante, no es un caso de reacción polimórfica sino de una reacción de
hidratación/deshidratación, ya que la composición de los minerales no es
idéntica (i.e., difieren en las cantidades de H2O).
PROPIEDADES FISICAS DE LOS
MINERALES
Existen un gran número de
propiedades físicas de los minerales que son de interés para la materia
que nos ocupa, ya que, como es fácil entender, las propiedades de las
rocas dependen en gran parte de las de sus minerales constituyentes.
Esto hace más apropiado considerar la mayor parte de las propiedades
físicas de los minerales junto con las de las rocas (Capítulo 5), y
tratar aquí solo algunas de interés intrínseco a los minerales.
Isotropía y anisotropía
Aunque aplicables
específicamente a las propiedades ópticas de los minerales, estos
conceptos se utilizan comúnmente para calificar cualquier tipo de
propiedad de los mismos (y en general de cualquier material) respecto de
las direcciones del espacio.
Así, un mineral es
isótropo respecto de una propiedad cuando esa propiedad no
varía al variar la dirección del mineral en la que se mida la
propiedad. En este caso, se dice que la propiedad es escalar.
Por el contrario, un mineral es anisótropo cuando la
propiedad varía según la dirección del mineral considerada. En este
caso, la propiedad es vectorial.
Exfoliación, partición,
fractura y deformación plástica
La exfoliación
es la propiedad de los minerales de romperse a favor de superficies
cristalográficas determinadas. Estas superficies suelen coincidir con
las caras cristalográficas dominantes de los minerales. Esta propiedad
está fuertemente influenciada por la estructura del mineral y por
determinados tipos de enlaces. En general, se desarrollan a lo largo de
direcciones con enlaces relativamente débiles. Los grados de exfoliación
se describen como "perfecto", "bueno", "claro" y "no claro" o "malo".
Cualquier mineral puede tener
uno o más planos de exfoliación en función de la simetría cristalina y
del tipo de estructura. Los cristales cúbicos pueden tener varios planos
de exfoliación como la halita (NaCl); los prismáticos suelen tenerlo
paralelos a las caras de los prismas (exfoliación prismática), como los
anfíboles y piroxenos; los planares o tabulares suelen presentar
exfoliaciones perfectas o buenas paralelamente a su desarrollo planar
(exfoliación basal), como las micas. Algunos minerales se exfolian mal o
no presentan exfoliaciones, como los granates (cúbicos).

La partición es
la facilidad de los minerales de romperse de manera imperfecta a lo
largo de ciertas direcciones. Pueden coincidir de manera grosera con
ciertas direcciones cristalinas o no, aunque están controladas
indirectamente por factores estructurales (superficies con enlaces
débiles, deformaciones preferentes según ciertas direcciones,
inclusiones de otros minerales orientadas, distorsiones de la red,
planos de maclas...). Los granates, por ejemplo, presentan partición
preferente pero no exfoliación.
La fractura se
produce cuando el mineral se somete a deformación. La deformación de un
cuerpo puede ser elástica y plástica. La deformación
elástica no es permanente hasta que se produce la fracturación del
cuerpo (i.e., se supera su límite de elasticidad). La deformación
plástica se produce cuando la deformación es permanente y el
cuerpo cambia de forma, pero sin perder su cohesión interna. Estos
conceptos se ampliarán más adelante al tratar las propiedades físicas de
las rocas. Por ahora, baste retener que los minerales pueden presentar
tanto deformación plástica (sufriendo deformaciones y distorsiones
internas en la estructura cristalina), como fracturas discretas que
pueden o no coincidir con ciertas superficies de exfoliación o
partición. En ambos casos, pueden observarse sus efectos al observar los
minerales en el microscopio óptico de luz polarizada (extinción
ondulante).
Humectancia
La humectancia o
humedecibilidad es la facilidad o capacidad relativa de
los minerales para recubrirse de una capa de agua. De acuerdo con ella,
los minerales se clasifican en liófilos, que se humedecen
fácilmente, y los liófobos, que tienden a repeler el agua.
Como es lógico, existen diferentes grados en la calificación de esta
propiedad. La causa de la misma es el tipo de enlace dominante de los
minerales. Así, los minerales con enlaces iónicos dominantes, tales como
silicatos, carbonatos, sales, etc, presentan en su superficie átomos
cargados eléctricamente que no están totalmente balanceados ya que la
estructura tridimensional se interrumpe. Dado que la molécula de agua es
polar y presenta cierta tendencia a disociarse parcialmente (H20
= (OH)- + H+), los iones superficiales de las
estructuras iónicas tienden a rodearse de moléculas de agua orientadas
según sus polos positivo o negativo según el caso, de manera que se
rodean por adsorción de una fina capa de agua. Esto no
ocurre en los minerales con enlaces metálicos y covalentes dominantes,
como los metales, sulfuros, etc, ya que las cargas de los átomos están
compartidas en la estructura, y los átomos superficiales no están
cargados. En estos casos no hay una tendencia especial a adsorber agua,
por lo que son liófobos.
Esta propiedad es muy
importante en los procesos de alteración de materiales pétreos, ya que
algunos minerales tenderán a rodearse preferencialmente de agua, lo cual
facilita su transformación a otros minerales. Por otra parte, aunque los
metales y sulfuros no tienden a rodearse de agua, y por lo tanto no
presentarían tendencia a alterarse, son compuestos reducidos que en
condiciones superficiales (i.e., en contacto con la atmósfera) tienden a
oxidarse.

Propiedades ópticas
Existe una gran variedad de
propiedades ópticas en los minerales. De ellas, solo se verán algunas
importantes para la observación de los mismos bajo el microscopio de luz
polarizada (luz transmitida), dado que constituye un método de estudio
común y bastante asequible. Las propiedades ópticas de los minerales son
muy importantes ya que permiten una identificación rápida de los
minerales existentes en una roca.
Índice de refracción
Cuando la luz incide sobre un
material no opaco, parte de ella se refleja y parte se refracta. La luz
que se refracta, esto es, la que atraviesa el material (en este caso,
mineral), se transmite según una dirección distinta de la incidente. El
índice de refacción se define como la relación existente entre el seno
del ángulo incidente (sen(i)) y el del refractado (sen(r)). Esta
relación es igual a la existente entre la velocidad de la luz en el aire
(c) y en el material atravesado (v), siendo en cualquier caso un valor
numérico adimensional mayor de 1 (siempre que el rayo incidente se
transmita en el aire):
n = sen i/sen r = c/v
En los minerales ópticamente
isótropos (i.e. cúbicos) la velocidad de la luz es la misma en cualquier
dirección considerada. Esto supone que presentan un sólo un índice de
refracción. Su representación tridimensional es por lo tanto una esfera
de radio igual al índice de refracción. Cualquier sección de la misma,
que representaría una sección de un mineral al ser observado al
microscopio, sería una circunferencia de radio n, observándose el
mineral con características ópticas constantes al rotar la platina del
microscopio.
En los minerales ópticamente
anisótropos sin embargo, la velocidad de la luz varía según la dirección
considerada del mineral. Esto supone que valor del índice de refracción
n no es constante, pudiéndose representar tridimensionalmente como un
elipsoide con dos o tres ejes principales. Cualquier sección de estos
elipsoides, que de nuevo representaría cualquier sección de un mineral
al ser observado en lámina delgada bajo el microscopio, sería una elipse
cuyos ejes mayor y menor son los índices de refracción mayor (ng') y
menor (np') respectivamente para esa sección, variando las propiedades
ópticas de manera continua entre ambos.
En el caso de que el elipsoide
posea dos ejes principales, existe una sección del mismo que es una
circunferencia, esto es, que presenta un sólo índice de refracción,
siendo el mineral isótropo en esa sección. En estos casos el mineral se
denomina uniáxico, i.e., que presenta una sola sección
circular isótropa. A este tipo de minerales pertenecen los que son
tetragonales, hexagonales y trigonales, (e.g., calcita y cuarzo) y la
sección isótropa coincide con la perpendicular a los ejes de mayor
simetría (i.e., eje cuaternario, ternario y senario, respectivamente).
En el caso de que el elipsoide
presente tres ejes principales (ng, nm y np), existen dos secciones del
mismo que son una circunferencia, o sea, dos secciones isótropas. En
estos casos el mineral se denomina biáxico. A este tipo de
minerales pertenecen los que son ortorrómbicos, monoclínicos y
triclínicos.
Birrefringencia o color de
interferencia
La birrefringencia aplica
exclusivamente a los minerales anisótropos, ya que se define como la
diferencia existente entre los índices de refracción mayor y menor de
los mismos. Visualmente se expresa al microscopio como el color que los
minerales toman al ser observados con nícoles cruzados (polarizador +
analizador) o color de interferencia. Los minerales
isótropos no presentan birrefringencia, observándose negros con nícoles
cruzados bajo el microscopio.


De lo dicho anteriormente, se
deduce que el valor de la birrefringencia varía según la sección
considerada del mineral. Así, por ejemplo, en la(-s) sección(-es)
isótropa(-s) de un mineral anisótropo la birrefringencia es cero,
mientras que en una sección que contenga los ejes principales mayor y
menor del elipsoide la birrefringencia será máxima. Esta es la razón por
la que un mismo mineral presentará colores de interferencia distintos (e.g.,
verdes, azules, rojos y grises) en las diferentes secciones presentes en
la lámina delgada. De hecho, lo normal es que en un agregado
poligranular como son las rocas, un mismo mineral presente todos los
colores de interferencia existentes entre el máximo posible (o
birrefringencia máxima) y los tonos de grises que se darían en secciones
de baja birrefringencia aparente, y eventualmente se podrían tener
secciones isótropas que se verían negras con nícoles cruzados.
Color y pleocroísmo
El color de un mineral se debe
a muchos factores de origen diverso (composicionales, estructurales,
estado de oxidación, radioactividad...), pero en general puede decirse
que el color de los minerales se debe, en la mayor parte de los casos, a
la presencia de elementos denominados cromóforos, esto es,
que introducen color, y que esencialmente son los elementos de la parte
central de la tabla periódica (e.g. Ti, V, Cr, Mn, Fe, Co, Ni, Cu, Zn,
Mo...). Estos elementos o grupos de elementos son muy variados, y no es
necesario que se encuentren en cantidades apreciables en los minerales
(por ejemplo, el color verde de la esmeralda se debe a pequeñas
cantidades de cromo o vanadio, y los colores violetas del cuarzo
amatista a pequeñas cantidades de Mn o Ti).
Además del color observable
"de visu", los minerales pueden presentar color al microscopio de luz
polarizada (sin analizador), aunque muchos minerales son sin embargo
incoloros. El color es una propiedad típicamente vectorial, por lo que
en los minerales anisótropos el color varía según la dirección
considerada. Cuando un mineral presenta colores variados al microscopio
se dice que presenta pleocroismo. Los colores observados
en un mismo mineral pueden oscilar mucho desde incoloros a fuertemente
coloreados, aunque lo normal es que oscilen entre tonos de un mismo
color o tonos de colores próximos. Además, para un mismo mineral
solución sólida, los colores variarán en función de la composición. Los
colores extremos coinciden con los índices de refracción principales.
Por ejemplo, algunos tipos de hornblendas (un silicato de Fe-Mg) varían
desde marrones claros o amarillentos según np a marrones rojizos más o
menos oscuros según ng, siendo más coloreadas cuanto más Fe contengan;
las variedades más comunes de turmalina oscilan entre colores
amarillentos fuertemente verdosos, azulados o marrones, según la
composición (Mg-Fe) y por supuesto la orientación óptica de la sección
considerada.
Principales Minerales
Formadores de Rocas y de Productos de Alteración
Los distintos tipos de
minerales se clasifican en función de sus características
composicionales y estructurales. Los grandes grupos se definen en
función del anión principal de la estructura, estableciéndose las
subdivisiones en términos de asociaciones de elementos y/o de
estructuras particulares.
De los diferentes grupos, se
tratarán brevemente los principales en cuanto a su importancia como
minerales encontrados en las rocas más abundantes (que además son las
más comunes como materiales de construcción), así como minerales
frecuentes como productos de alteración.
Silicatos
Como su propio nombre indica,
el elemento fundamental en los silicatos es el silicio, además del
oxígeno. En todas las estructuras conocidas, el Si presenta valencia +4.
En algunos minerales el Al+3 puede sustituir parcialmente al
Si. El resultado es que el grupo aniónico esencial de los silicatos es
[SiO4]-4, con variable grado de sustitución Si-Al.
En las fórmulas estructurales de los silicatos se suele cerrar entre
corchetes el grupo aniónico que determina la estructura.
Los distintos grupos de
silicatos provienen de las diferentes formas en que estos tetraedros de
Si(Al) se disponen en el espacio unos respecto de otros,
independientemente de cómo se dispongan el resto de los elementos en la
estructura. A continuación, se listan los grupos existentes y algunos
minerales importantes.

Algunos silicatos presentan
grupos de tetraedros aislados (nesosilicatos, sorosilicatos y
ciclosilicatos). Otros, presentan estructura en cadenas (inosilicatos).
Los principales minerales de este último grupo son los piroxenos
(cadenas simples) y anfíboles (cadenas dobles). Estos minerales
presentan hábitos prismáticos (y a veces fibrosos) y con buenas
exfoliaciones prismáticas (i.e. paralelas al alargamiento mayor de los
prismas). Están compuestos por cationes como el Fe y Mg, por lo que
suelen ser coloreados en tonos oscuros (negros, verdes, marrones...),
aunque los ricos en Mg pueden ser incoloros. Bajo el microscopio suelen
presentar colores de pleocroismo (verdes, marrones, azules...) en tonos
variados de claros a oscuros, y suelen tener colores de interferencia
(birrefringencia) medios, de segundo orden.
Otros silicatos presentan
estructuras en capas bidimensionales (filosilicatos). Los principales
minerales de este grupo son las micas, cloritas y minerales de las
arcillas. Debido a sus características estructurales, son minerales con
hábitos tabulares, con exfoliación perfecta según la dirección basal,
poco duros (entre 1 y 3) y con características ópticas variadas, desde
coloreados a incoloros y desde relativamente birrefringentes (colores de
interferencia altos) a poco birrefringentes (grises).
Mención aparte merecen los
llamados minerales de las arcillas. Estos minerales se
forman en condiciones superficiales durante los procesos de alteración
de materiales silicatados y de sedimentación. Presentan cantidades
variables moléculas de H2O en la estructura, e
invariablemente son de dimensiones muy pequeñas, submicroscópicas (menos
de 0.005 mm). Además, a medida que su tamaño es menor, también disminuye
su grado de cristalinidad, pasando gradualmente a compuestos hidratados
amorfos aluminosilicatados. Dado su tamaño, los métodos de estudio de
estos minerales son la microscopía electrónica y los métodos de RX. Son
un grupo de minerales muy importantes en la investigación de los
procesos de alteración de rocas silicatadas, además de en los materiales
cerámicos.
Finalmente, otros silicatos
presentan estructura tridimensional (tectosilicatos). El mineral más
característico de este grupo es el cuarzo (SiO2). En el caso
de sustituciones de Si+4 por Al+3 en el grupo
aniónico, se produce un déficit de carga positiva resultando en un grupo
aniónico cargado, y compensándose con la entrada de otros cationes. Este
es el caso de otro grupo importante de tectosilicatos, los feldespatos.
Suelen ser minerales incoloros, blancos o gris claro, con hábitos
dominantemente prismáticos, incoloros bajo el microscopio y con bajas
birrefringencias (grises de primer orden), poco densos (estructuras
abiertas), de dureza media (entre 4 y 7), y con desarrollo variable de
exfoliaciones.
Elementos nativos
Son minerales de elementos
puros metálicos (y sus aleaciones naturales) y no metálicos. De entre
los metales se pueden distinguir los siguientes grupos:
·
Grupo del platino: Pt, Os, Ir.
·
Grupo del hierro: Fe, Ni.
·
Grupo del cinc: Zn, Sn.
·
Grupo del oro: Au, Cu, Ag, Pb.
·
Grupo del mercurio: Hg.
Estos minerales presentan
enlaces metálicos, y por lo tanto presentan las típicas características
de los metales: maleables, brillo metálico, bastante densos y opacos
bajo el microscopio de luz transmitida.
Dentro de los no metales, se
pueden destacar:
·
Grupo del carbono: Grafito y
diamante.
·
Grupo del azufre: S (distintos
polimorfos).
·
Grupo del bismuto: Bi, As, Sb.
Sulfuros y sulfosales
Son compuestos de S2-
(sulfuros) como elemento aniónico principal, más Se, Te, As, Sb y Bi (sulfosales)
y elementos catiónicos como Fe, Ni, Co, Cu, Ag, Pb y Hg. Algunos
minerales importantes son: Pirita: FeS2, Marcasita: FeS2, Galena: PbS,
Esfalerita: ZnS, Cinabrio: HgS, Calcopirita: CuFeS2, Arsenopirita: FeAsS,
Oropimente: As2S3, Rejalgar: AsS.
Presentan estructuras
típicamente covalentes y suelen ser compuestos reducidos, esto es, el
azufre se presenta con carga negativa (-2). Suelen ser opacos bajo el
microscopio de luz transmitida, de baja dureza y relativamente densos.
El hecho de que el estado de oxidación del S sea bajo, hace que en la
naturaleza sean comunes las transformaciones de los sulfuros bajo
condiciones oxidantes, produciéndose sulfatos y óxidos. Esto supone que
estos minerales son muy susceptibles de alterarse en condiciones
atmosféricas. Sin embargo, no son minerales importantes desde el punto
de vista de la alteración de materiales de construcción dado que no
suelen presentarse en cantidades apreciables en las rocas comúnmente
utilizadas.
Haluros
Son sales de los elementos
halógenos, F-, Cl-, Br-, I-. Los más abundantes son los cloruros y
fluoruros. Suelen darse en condiciones superficiales en procesos de
fuerte evaporación de salmueras (sobre todo los cloruros), aunque
también se forman en condiciones profundas (fluoruros). Los elementos
catiónicos más abundantes son los elementos alcalinos (e.g. Na y K) y
alcalinotérreos (e.g. Mg y Ca). Algunos minerales importantes son:
Fluorita: CaF2, Halita o sal común: NaCl, Silvina: Kcl. De estos
minerales, la halita es quizás el más importante desde el punto de vista
de los procesos de alteración. Al ser una sal muy soluble en agua, los
procesos de absorción permiten la precipitación y disolución continuada
de halita en ambientes particulares, como desérticos o semidesérticos y
costeros cercanos al mar o lagos salados.
Óxidos e hidróxidos
Son compuestos de oxígeno en
los que el anión principal es O2-, y los cationes son
elementos metálicos y no metálicos. En algunos casos, el hidrógeno puede
aparecer formando junto con el oxígeno grupos (OH)- o moléculas de H2O,
formándose hidróxidos. En este grupo de minerales no se incluyen los
compuestos de oxígeno que presentan grupos aniónicos concretos como
silicatos, carbonatos, sulfatos, etc.
Presentan enlaces
esencialmente iónicos, siendo en general densos y opacos bajo
microscopía de luz transmitida los óxidos de elementos metálicos.
Algunos minerales importantes de este grupo son: Hematites: Fe2O3,
Magnetita: Fe3O4, Rutilo: TiO2, Ilmenita: FeTiO3, Cromita: (Mg,Fe)Cr2O4,
Goetita: HFeO2, Lepidocrocita: FeO(OH), Diáspora: HAlO2, Bohemita:
AlO(OH), Gibbsita: Al(OH)3. De estos minerales, la goetita y
lepidocrocita son frecuentes productos de alteración de óxidos y, en
general, minerales de Fe, mientras que la diáspora, bohemita y gibbsita
lo son de minerales alumínicos. De hecho, los cambios en las condiciones
de acidez/basicidad (pH) y oxidación/reducción afectan a la estabilidad
de los distintos oxhidróxidos. En condiciones atmosféricas, oxidantes e
hidratadas, los óxidos y minerales primarios de Fe (los más abundantes)
se transforman a oxhidróxidos, siendo responsables de la coloración a
herrumbre que muestran algunas pátinas y manchas en algunos materiales
rocosos alterados.
Sulfatos
Son sales del ácido sulfúrico
H2(SO4), siendo el grupo aniónico principal el (SO4)2-,
además otros como (CO3)2-, (NO3)- y (OH)-,
además de H2O. Los cationes más importantes son K, Na, Ca,
Al, Fe, Mg y Cu. Algunos minerales importantes son: Anhidrita: CaSO4,
Yeso: CaSO4·2H2O, Celestina: SrSO4, Barita: BaSO4, Alunita:
KAl3(SO4)2(OH)6, Melanterita: FeSO4·7H2O, Jarosita: KFe3(SO4)2(OH)6.
De entre todos los sulfatos,
el mineral más importante desde el punto de vista de la alteración de
materiales de construcción es el yeso. Este mineral se forma
frecuentemente durante la alteración de materiales carbonatados
(calizas) en ambientes áridos y/o salinos (al igual que la halita) y en
condiciones atmosféricas ácidas fuertemente polucionadas. Otros sulfatos
también son producto de alteración, tales como la melanterita que se
forma a partir de sulfuros de Fe como la pirita.
Carbonatos
Son sales del ácido carbónico
H2(CO3), siendo el grupo aniónico fundamental el
(CO3)2-, pudiendo presentar otros grupos aniónicos
como (SO4) y (OH), y moléculas de H2O. Los
elementos catiónicos principales son el Na, Ca, Mg, Sr, Ba, Zn, Cu y Pb.
Algunos minerales importantes son: Magnesita: MgCO3, Calcita: CaCO3,
Aragonito: CaCO3, Dolomita: CaMg(CO3)2, Siderita: FeCO3, Rodocrosita:
MnCO3, Estroncianita: SrCO3, Malaquita: Cu2CO3(OH)2, Azurita:
Cu3(CO3)2(OH)2.
En general, los carbonatos son
minerales blandos (en torno a 3), coloreados si presentan elementos
cromóforos como el Cu (la malaquita es verde y la azurita es azul) y
blancos a grisáceos en el caso del Ca y Mg (e.g. calcita y dolomita);
son solubles en ácido clorhídrico (HCl) y algunos incluso en agua (e.g.
carbonatos de Na y K), lo cual favorece su deterioro en las rocas
carbonatadas por la acción de las aguas de infiltración y de lluvia,
particularmente en ambientes polucionados ácidos.
Aunque algunos carbonatos se
encuentran como producto de alteración de otros minerales (e.g.
malaquita y azurita a partir de minerales o aleaciones de Cu), los
minerales más importantes desde el punto de vista de los procesos de
alteración de materiales pétreos son la calcita y dolomita. Estos dos
minerales son los constituyentes fundamentales de las rocas
carbonatadas, tanto sedimentarias (calizas) como metamórficas
(mármoles), rocas que han sido y son muy utilizadas como materiales de
construcción dada su abundancia en la superficie terrestre, su facilidad
de extracción y su fácil manejo y labrado. Sin embargo, como se verá más
adelante, son rocas bastante propensas a alterarse, dadas sus
características físicas (e.g. frecuente alta porosidad) y químicas (alta
reactividad de los carbonatos en condiciones atmosféricas).
Descripciones Petrográficas
de las Rocas
La Petrología
estudia las rocas en su conjunto, sus características geométricas de
campo, características petrográficas (componentes), composición química
detallada de la misma y de los distintos minerales que la constituyen,
condiciones fisicoquímicas de formación y los procesos evolutivos
durante su génesis. Los estudios petrográficos abordan la
descripción física en términos visuales de las rocas, mediante la
microscopía de luz polarizada (esencialmente con luz transmitida, aunque
también reflejada, y en algunos casos microscopía electrónica). Estos
estudios ofrecen una valiosa información relativa a la naturaleza de sus
componentes (esencialmente minerales), sus abundancias, formas,
tamaños y relaciones espaciales, lo cual permite
clasificar la roca y establecer ciertas condiciones cualitativas o
semicuantitativas de formación, así como posibles procesos evolutivos.
Desde el punto de vista del estudio de los procesos de alteración y
restauración de materiales pétreos, la información que puede obtenerse
afecta tanto al material rocoso originalmente utilizado (i.e., el
muestreado en la cantera original) como al material de la obra (i.e.,
alterado), por lo que las diferencias encontradas pueden relacionarse
con determinados procesos de alteración sufridos.
Los componentes
petrográficos son aquellos componentes de la roca que tienen
entidad física, tales como granos minerales, asociaciones particulares
de determinados minerales, otros fragmentos de rocas relacionados o no
genéticamente con la roca que los engloba, componentes de la matriz y
cemento, material amorfo o criptocristalino (vidrio volcánico, geles de
sílice...), espacios vacíos (poros, vacuolas...), fracturas discretas o
selladas, etc.
Algunos componentes
petrográficos se presentan en todos los tipos de rocas, tales como los
granos minerales o poros, que son muy abundantes en las rocas
sedimentarias e ígneas volcánicas, pero son muy pequeños y escasos en
rocas metamórficas e ígneas plutónicas; otros se presentan sólo en
algunos tipos, como el vidrio volcánico en las rocas magmáticas
volcánicas; otros se presentan en cualquiera de los tipos rocosos, pero
sólo ocasionalmente, como las fracturas. Todos ellos son interesantes
desde el punto de vista petrográfico s.s., si bien desde el punto de
vista de la alteración de materiales rocosos los espacios vacíos,
fracturas, y matriz y cemento en el caso de existir, son de especial
importancia.
Relaciones espaciales
mutuas
Se distingue los siguientes
conceptos:
Textura
Es el conjunto de relaciones
espaciales intergranulares y de características morfológicas (tamaño y
forma) de los componentes (esencialmente granos y/o agregados minerales)
de la roca. Las denominaciones texturales y los criterios utilizados
varían según el tipo de roca considerada.
Patrón textural
Es el conjunto de
características no composicionales que pueden ser utilizadas para
distinguir un tipo de roca o grupo de rocas de las demás, con
independencia de la composición mineralógica. En el concepto de patrón
textural es más amplio que el de textura, incluyendo además la
estructura y fábrica, según el tipo de roca considerada.
Existen muchos tipos de
relaciones espaciales y morfológicas entre los componentes de las rocas,
esto es, de texturas. Sin embargo, se pueden establecer cinco tipos
texturales básicos para todas las rocas naturales, siendo las diferentes
texturas combinaciones de dos o más de estos cinco tipos que se
describen a continuación.
Textura secuencial
Constituida por cristales que
han crecido a partir de una disolución líquida (i.e. magma o solución
acuosa) o gaseosa (i.e. fluidos). Los cristales de los distintos
minerales han crecido en distintos momentos y por lo tanto tendrán
características morfológicas distintas. Este tipo de textura aplica a
todos los tipos de rocas, aunque es típico de las rocas ígneas
plutónicas y volcánicas y de algunas sedimentarias.
El orden de cristalización
puede deducirse a partir de criterios morfológicos y de relaciones de
inclusión. Así, en general, los cristales que presenten formas
cristalinas (i.e. idimorfos o hipidiomorfos) habrán cristalizados antes
que los que no las presentan (i.e. xenomorfos), y los cristales
incluidos en otros habrán crecido antes que los que los incluyen.
Sin embargo, estos criterios
no son siempre unívocamente aplicables. Así, existen minerales que no
son idiomorfos y han cristalizado antes que otros que pueden serlo y
viceversa; también existen minerales incluidos en otros que han podido
formarse después que los que los engloban. Estos casos aplican
especialmente a los procesos de alteración, ya que estos transforman las
características primarias de las rocas, incluyendo las texturas. Por
ejemplo, cristales idomorfos de yeso pueden formarse en una roca caliza
alterada y sin embargo se han formado con posterioridad a los
componentes primarios (e.g. granos de calcita), que además pueden estar
corroídos y por lo tanto haber perdido su idiomorfismo en caso de
haberlo poseído; o cristales de micas o arcillas pueden encontrarse en
el interior de granos de feldespatos de un granito y sin embargo se han
formado con posterioridad durante la alteración de los mismos.
Textura vítrea
Constituida total o
parcialmente por vidrio formado por solidificación rápida
de un fundido magmático. Esta textura es típica de rocas ígneas
volcánicas. El vidrio se observa como una sustancia amorfa que engloba a
los posibles granos cristalinos existentes, y en donde pueden aparecer
espacios vacíos denominados de forma global vacuolas (el término de poro
se aplica específicamente a rocas sedimentarias).
Textura clástica
Formada por fragmentos de
rocas y/o minerales englobados o no en un material fragmental más fino
y/o precipitado y/o recristalizado. Esta textura aplica específicamente
a rocas sedimentarias detríticas, aunque algunas rocas volcánicas
también la presentan. Los fragmentos de rocas y minerales (de cualquier
tipo) se denominan clastos; el material que los engloba se
denomina matriz o cemento según este constituida por material detrítico
de grano muy fino o por precipitados de cristalinidad variable
respectivamente. Los conceptos de matriz y cemento se verán más adelante
ya que su aplicación a los distintos tipos de rocas es variable.
Textura blástica
Constituida por cristales que
se han formado en un medio sólido por transformaciones de minerales
preexistentes. Este tipo de textura aplica específicamente a las rocas
metamórficas. Las transformaciones sufridas incluyen esencialmente
cambios en los tamaños y formas de los cristales y constituyentes
primarios y la formación de nuevos minerales que antes no existían. Los
granos minerales recristalizados o neoformados se denominan
blastos.
Textura deformada
Los componentes de la roca, ya
sean cristales, clastos, blastos, espacios vacíos, etc, están
deformados. Esta textura aplica a cualquier tipo de roca, si bien es
típica de la mayoría de las rocas metamórficas dado que los procesos
naturales de deformación suelen estar acompañados de cambios texturales
y mineralógicos importantes en las rocas afectadas. Las texturas
deformadas se identifican fácilmente ya que los componentes adoptan
orientaciones preferentes (fábrica), los minerales muestran evidencias
de deformación tales como extinciones ondulantes, se desarrollan
fracturas o microfracturas, etc. En general, una textura deformada se
forma sobre otra preexistente, de la cual pueden o no quedar evidencias.
Estructura y
Microestructura
Distribución y orden espacial
de los cristales o granos dentro de la roca a escala macroscópica y
microscópica, respectivamente. Los tipos de estructuras más comunes son:
·
Homogénea o masiva:
No existe distribución preferencial de los componentes.
·
Bandeada.
Disposición preferencial de los componentes en bandas más o menos
planares, curvadas o irregulares.
·
Nodulosa.
Disposición preferencial de los componentes en agregados esféricos o
elipsoidales (nódulos).
·
Brechoide.
Producida por fracturación de la roca de manera irregular o con
orientación preferencial de las fracturas.

Fábrica
Orientación espacial
preferencial de los componentes no equidimensionales y de los elementos
cristalográficos (ejes, planos) de los minerales dentro de una roca,
respectivamente. Para la determinación de la fábrica cristalográfica es
preciso recurrir a técnicas especiales (platina universal, RX). Los
tipos de fábricas existentes son cuatro:
·
Isótropa:
No existe orientación preferencial de los componentes.
·
Lineal:
Orientación de los componentes en una dirección.
·
Planar:
Orientación de los componentes en un plano.
·
Plano-lineal:
Orientación de los componentes en una dirección dentro de un plano.
Generalmente las rocas con
fábrica son rocas deformadas, por lo que los componentes originales que
fuesen equidimensionales pueden dejar de serlo (por deformación
plástica) y adquirir orientación preferencial, y los que no lo fuesen
pueden rotar y orientarse. La mayoría de las rocas metamórficas suelen
presentar fábricas variadas, como en el caso de algunos mármoles que
presentan orientaciones preferentes morfológicas y cristalográficas de
los granos de calcita (y/o dolomita). Sin embargo, la orientación
preferencial de los componentes no tiene por qué deberse a deformación
en estado sólido. Las rocas ígneas por ejemplo pueden presentar fábricas
planares al acumularse por decantación cristales con hábitos no
isométricos en el fondo de cámaras magmáticas. De la misma manera, las
rocas sedimentarias pueden presentar orientaciones preferentes debido a
los procesos de transporte de los clastos en medios dinámicos como ríos,
o por compactación al depositarse sobre sedimentos porosos otros
materiales (en este caso la orientación preferente se adquiere por
aplastamiento y por lo tanto por deformación).
En el caso de que las rocas
presenten orientaciones preferentes morfológicas o cristalográficas y/o
determinadas estructuras (e.g., bandeada, brechoide), existirá una
anisotropía mecánica en las mismas que facilitarán determinados procesos
de alteración. Un caso típico es el de mármoles con orientaciones
cristalográficas determinadas (eje c), lo que implica una mayor
tendencia a alteraciones de tipo mecánico (por expansión térmica
diferencial). Otro caso es el de rocas sedimentarias con estructuras
bandeadas que presentan tamaños de grano, composición mineral, porosidad
y/o grados de cementación variados según las bandas, lo que condiciona
procesos de alteración mecánicos y químicos selectivos.
Matriz y cemento
A menudo, en todos los tipos
de rocas se observa una relación de tamaños claramente bimodal entre los
componentes sólidos (minerales o fragmentos de rocas), esto es, unos
presentan un tamaño de grano relativamente más grueso que otros. De
forma general, la población de componentes finos se denomina
matriz, si bien este concepto tiene diferentes connotaciones
dependiendo de la roca a la que se aplique. En las rocas ígneas la
matriz es la fracción fina, criptocristralina o vítrea en la que se
encuentran los granos minerales de tamaño de grano mayor, y que
normalmente ha cristalizado con posterioridad a estos últimos. En las
rocas sedimentarias la matriz es la fracción fina (generalmente lodos
arcillosos, carbonáticos...) que soporta los clastos, y cuya formación
es contemporánea con la sedimentación de los mismos. En las rocas
metamórficas la matriz es igualmente la fracción más fina, y su origen
es metamórfico, anterior, contemporáneo o posterior al de los blastos
mayores. En las rocas deformadas, la matriz es la fracción fina que se
origina por la trituración de granos anteriores, reduciéndose el tamaño
de grano.
El concepto de cemento
aplica específicamente a las rocas sedimentarias y a las rocas
alteradas de cualquier tipo. Es el material formado generalmente con
posterioridad al depósito de la roca, mediante procesos de precipitación
a partir de disoluciones acuosas iónicas o coloidales que circulan e
interaccionan con las rocas. Los cementos pueden o no tener un tamaño de
grano mayor que el de los componentes de las rocas, siendo uno de los
factores que producen una reducción en la porosidad de las rocas y, en
general, un mayor grado de resistencia mecánica y de cohesión entre los
componentes de las rocas. Por lo tanto, los cementos naturales son de
especial interés en el estudio de los materiales pétreos utilizados como
materiales de construcción ya que ejercen una función de consolidante
en los mismos.
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