Desocupado lector, sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?
Pero yo no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo vieres, pues ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres señor della, como el rey de sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se dice, que debajo de mi manto, al rey mato. Todo lo cual te exenta y hace libre de todo respecto y obligación, y así, puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien por el mal ni te premien por el bien que dijeres della
Cervantes, D. Quijote de la Mancha, Prólogo


El conflicto entre continentales y analíticos

Barcelona, Crítica, 2022


En El conflicto, así como en artículos y capítulos orbitales, el autor se interna en la empresa de enriquecer el rostro reticular anteriormente señalado de la filosofía contemporánea incluyendo la confrontación entre la «tradición continental» y la «tradición analítica». En él se hallan estudios específicos de relación y contraste entre posicionamientos de una y otra tradición (Husserl / Frege, Quine y Davidson / hermenéutica gadameriana, Wittgenstein / Heidegger, fenomenología del habla / teoría de los actos de habla, filosofía de la existencia / externalismo, muerte naturalista del significado / profanación posthermenéutica del sentido), así como una confrontación entre las principales corrientes en la actual filosofía de la mente y tendencias continentales centradas en la filosofía del sujeto (de la ipseidad).

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Lo fundamental del texto se cifra en dos tesis que lo recorren de principio a final. En primer lugar, el autor mantiene que existe una analogía estructural entre la dinámica continental analítica, que cobra forma en el parentesco entre la propensión global continental a una «mundanización del sentido», que arraiga progresivamente, tanto los procesos de significación como los procedimientos judicativos, en una facticidad de la existencia cada vez más abismática y aporética, por un lado, y la tendencia general analítica, por otro, a una “naturalización del significado”, que incardina cada vez con mayor intensidad el significado lingüístico en el espacio de relaciones intramundanas y que se consuma en el proyecto de una “naturalización de la intencionalidad y de la identidad” en la filosofía de la mente.

La segunda tesis se refiere a la persistencia, a lo largo del fluctuante recorrido de ambos cauces, de un hiato ontológico. El cauce continental conserva, a pesar de sus múltiples giros y meandros, una «ontología del acontecimiento» que entiende lo nuclear de lo real como dimensión vertical de automostración irrepresentable, irreductible a la objetivación teorética, incluso en las corrientes ilustradas, a pesar de las apariencias. El cauce analítico, por el contrario, insiste en una reducción del acontecimiento a realidades objetivables y representables, a través de una «ontología de la factualidad».

El autor no oculta su inclinación e intenta poner de manifiesto que la primera de las ontologías mencionadas posee, en cada caso, prerrogativas y argumentos superiores, aunque aboga, extrañado por la falta de una discusión real, por una reconstrucción de la relación entre los dos cursos que abra el campo de juego de un litigio sano y auténtico.