TRANSPORTE
Lo que es una ventaja en el momento de observar, puede convertirse en un serio inconveniente en el momento de su transporte. Es innegable que cuando vamos a captar estrellas u objetos extremadamente distantes y débiles, el diámetro del objetivo es determinante. A mayor diámetro del espejo primario, mayor cantidad de luz se concentra y recibe nuestra retina. El espejo del telescopio viene a hacer la función de un embudo que colecta algo esparcido en el espacio y lo concentra a su salida. De esta forma, nuestro cerebro observa el universo a través de ojos con una pupila del ¡tamaño del espejo! Según esta idea, el mejor telescopio es aquel con un espejo o lente de mayor diámetro, pero si tenemos en cuenta la transportabilidad del conjunto, el tamaño, peso y complejidad del montaje, lo que parece una ventaja en principio, se convierte en un serio problema a resolver. En este caso, para el transporte del reflector y todos los accesorios (entre ellos una escalera para poder llegar al ocular), se necesita una furgoneta de tamaño medio y la adaptación de dos rampas por la que cargar y descargar el conjunto.