» Plaza Nueva y la Real Chancillería de Granada: Las rocas de las construcciones históricas de Granada

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El palacio de la Chancillería, también denominada Real Audiencia, fue mandado construir por el emperador Carlos V en 1526, siendo el primer edificio de este tipo que se construyó en España para albergar un tribunal de justicia. El proyecto fue ejecutado por el arquitecto jienense Francisco del Castillo, concluyéndose las obras con la terminación de la fachada principal en 1587, reinando Felipe II de España. Los historiadores resaltan la capacidad del arquitecto jiennense para integrar la luz como elemento arquitectónico en esta fachada, especialmente en la portada, donde emplea rocas grises, blancas y verdes que se conjugan y mueven según la luz incidente. El edificio es un conjunto monumental de grandes proporciones, en el que resalta la elegancia y nobleza de la fachada de estilo manierista, concebida como emblema de poder, reflejo de la presencia de la Corona en la ciudad. Se estructura la fachada en dos cuerpos y siete ejes verticales, resaltando la densa variedad de vanos, típico del estilo contradictorio y experimentalista del Manierismo.

Este edificio histórico, como la mayoría de los edificios históricos de la ciudad de Granada (Catedral, Hospital Real, Monasterio de San Jerónimo, Iglesia y Hospital de San Juan de Dios, etc.), ha sido construido con rocas sedimentarias y metamórficas locales o de zonas próximas. Las rocas sedimentarias usadas son la calcarenita de Santa Pudia, la caliza de Sierra Elvira y el travertino de Alfacar, todas ellas extraídas de la provincia de Granada; y entre las metamórficas se han empleado el mármol de Macael procedente de Almería y la serpentinita del Barranco de San Juan, en Granada.

Hay que recordar que las rocas sedimentarias se forman por acumulación de sedimentos que, sometidos a procesos físicos y químicos (diagénesis), dan lugar a materiales más o menos consolidados de cierta consistencia. Según su génesis se clasifican en: a) rocas detríticas, formadas a partir de clastos sólidos derivados de la meteorización (ej. arenisca: roca formada por clastos de cuarzo de tamaño arena), y rocas de precipitación química, formadas por depósito de sustancias previamente disueltas. La precipitación del material puede ser por procesos inorgánicos, como la evaporación que originaría rocas evaporíticas como el yeso o la halita (NaCl); y por procesos orgánicos. En este caso animales y plantas que viven en el agua extraen materia mineral disuelta para formar sus caparazones y partes duras. Cuando mueren, sus esqueletos se acumulan en el fondo de océanos o lagos como sedimento bioquímico. Ejemplos de estas rocas son la caliza bioclástica y el travertino, ambas compuestas fundamentalmente por carbonato cálcico. Estos tipos de rocas son las más empleadas en la construcción de monumentos en Granada y están presentes en la Real Chancillería.

En general, la cimentación, partes bajas y muros de los edificios históricos de esta ciudad se han construido con el travertino de Alfacar. Los travertinos se forman cuando aguas subterráneas cargadas de carbonato cálcico salen a la superficie y se desgasifica el CO2, precipitando calcita sobre restos de plantas. Cuando el vegetal muere y desaparece, deja vacío el sitio que antes ocupaba, quedando sobre la roca el negativo de ese vegetal, que es el responsable del aspecto cavernoso del travertino.

En la Real Chancillería tres de las cuatro fachadas (excepto la principal) están construidas con este travertino de tonos ocres dorados a gris, labrado toscamente debido a los grandes huecos (coqueras) que dificultan su talla. El empleo del travertino de Alfacar exclusivamente como material constructivo se debe a que posee muy buena resistencia mecánica y fuerte resistencia a la abrasión y, por tanto, es de difícil labrado. Pero además y muy importante, se trata de una roca caracterizada por la ausencia de microporos (huecos de tamaño inferior a 60 µm) pero que posee grandes cavidades irregulares que pueden alcanzar tamaño centimétrico (coqueras). Esta particularidad del sistema poroso hace que el travertino se comporte bien frente a la acción del agua, impidiendo su ascenso capilar, y en caso de que el sillar esté mojado, su rápido secado.

Con diferencia, la roca más empleada en la construcción y también decoración de los monumentos granadinos es la calcarenita bioclástica o biocalcarenita de Santa Pudia, también llamada localmente piedra franca. Las canteras históricas de extracción de esta roca son La Escribana y Las Parideras, ambas situadas al sur de Escúzar. En la Real Chancillería esta roca, de color cálido y bella tonalidad entre blanco, amarillento y pardo claro, se ha usado como sillar en la construcción de la fachada principal del edificio. El término geológico biocalcarenita indica por sí mismo la naturaleza de esta roca; está formada por bioclastos o fragmentos de fósiles, es de naturaleza calcárea (formada por carbonato cálcico) y posee granos de tamaño arena (entre 20 µm y 2 mm). Los fragmentos fósiles están cohesionados en una matriz carbonatada muy escasa. Esta escasez de matriz o cemento controla sus propiedades físico-mecánicas como la porosidad, la permeabilidad, la resistencia a la compresión y tracción, etc., condicionando que la calcarenita sea una roca débil desde el punto de vista mecánico, de porosidad abierta muy elevada (entre 10 y 30% en muestras frescas de cantera) y permeable al agua y vapor de agua. Por un lado estas características facilitan su fácil labrado, motivo por el que se ha empleado profusamente como material ornamental, pero por otro lado hacen que no resista fácilmente los procesos de meteorización (deterioro) una vez puesta en obra.

El particular sistema poroso de la calcarenita, en el que abundan los microporos, junto a su elevada porosidad, favorece la infiltración de agua por ascenso capilar y que el secado de la misma sea lento. Ello contribuye a su rápido deterioro que se manifiesta principalmente por la disgregación de sus granos minerales, ya sea pulverización o arenización dependiendo del tamaño de los granos. En la Real Chancillería la calcarenita de Santa Pudia también se ha empleado para elaborar determinados elementos ornamentales de la fachada, por ejemplo el cornisamento y la balaustrada con pináculos rematados con pirámides en el cuerpo superior, ventanas,  frontones triangulares y curvos, molduras y columnas en seis de los ejes verticales (excepto el de la portada principal).

En la portada de la Real Chancillería además aparecen otros tres tipos de rocas, no empleadas como material estructural, pero sí ornamental, cuyo uso es característico en elementos decorativos del patrimonio arquitectónico de Granada. Su color contrasta con el de los muros dorados del edificio. Se trata de la caliza gris de Sierra Elvira, el mármol blanco de Macael y la serpentinita verde del Barranco de San Juan en Sierra Nevada. Estas dos últimas rocas son metamórficas, a diferencia de la caliza que es una roca sedimentaria de precipitación química.

La caliza de Sierra Elvira constituye una de las piedras ornamentales más significativas del patrimonio arquitectónico de Andalucía oriental. En los relieves de Sierra Elvira pueden explotarse dos variedades: la caliza micrítica y la caliza de crinoides. Esta última ha sido la más usada por su color gris con tendencia a tonos rojizos. En la Real Chancillería aparece formando las columnas y los frontones de las tres portadas del edificio (principal y dos laterales), así como en la primera planta justo encima de la portada principal, donde su color oscuro juega cromáticamente con el mármol blanco. Junto con la serpentinita y el mármol blanco son los tres materiales de la fachada que admiten pulido lo que permite obtener colores más intensos. Esta caliza se originó hace 185 millones de años a partir de aportes de barro calizo en un mar poco profundo, conteniendo restos de algas y crinoides (equinodermos con tronco formado por segmentos de morfología variadas).

Sus características petrográficas y físico-mecánicas confieren a la caliza de Sierra Elvira una calidad técnica y durabilidad muy notables. De hecho, se trata de un material muy poco poroso (inferior a 1%) y de elevada resistencia a la compresión, al impacto y al desgaste, que resulta en un material idóneo para la elaboración de columnas, pedestales, escaleras y, también, en forma de losas para solería (véase la pavimentación de Plaza Nueva). El único defecto que puede penalizar la calidad de esta caliza está representado por los estilolitos, discontinuidades de color marrón, amarillo o verde que dibujan juntas irregulares y que suelen reducir la compacidad y ser vías preferenciales para la migración del agua.

El mármol blanco de Macael aparece como elemento decorativo en la portada principal y en el primer piso donde destacan una cartela con texto de Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II, y el gran escudo real enmarcado por caliza gris de Sierra Elvira en el primer piso. También, ha sido colocado alrededor de los medallones de serpentinita para darles mayor resalte. El mármol se forma a partir de calizas o dolomías que han sufrido metamorfismo de elevada temperatura y presión. Tras el metamorfismo la roca mantiene la misma mineralogía, compuesta por calcita y/o dolomita, pero los minerales sufren un proceso de recristalización y las texturas biológicas preexistentes se borran. Solo los planos originales de sedimentación pueden preservarse parcialmente en forma de bandeado. La presencia de impureza en los carbonatos hace perder el característico color blanco y los mármoles se vuelven amarillos, rosas o grises. En la zona de Macael (Almería) se explotan en la actualidad tres variedades de mármol: el Blanco, el Tranco que es de color grisáceo con bandeado, y el Triana de color amarillo en el cual se observan discontinuidades negras por la presencia de óxidos e hidróxidos de Fe y Mn. Los primeros dos mármoles son de composición calcítica y el tercero es dolomítico. El mármol blanco, debido a su color, es el más demandado y el más utilizado en el patrimonio arquitectónico español. En la fachada de la Real Chancillería el mármol blanco presenta buen estado de conservación. Aunque el grado de dureza del mineral que lo compone es relativamente bajo (es 3 para la calcita en la escala de Mohs), su porosidad muy baja (inferior a 1%) y el tamaño de cristal muy pequeño (0,1 – 3 mm) lo convierten en un material muy compacto y duradero. Sin embargo, comparado con otros mármoles andaluces, el mármol blanco de Macael se deteriora fácilmente por dilatación térmica favoreciendo el desarrollo de microfisuras.

La serpentinita verde, procedente del Barranco de San Juan, forma los medallones que aparecen sobre las ventanas  y dentro de los frontones curvos del primer cuerpo del edificio, así como las placas rectangulares de los pedestales sobre los que se asientan las columnas de la entrada principal. Aunque por su génesis la serpentinita no se corresponde con un mármol, en la industria de la piedra ornamental se las conoce como mármol verde. Procede de la alteración de rocas ultramáficas (rocas ígneas con contenido en sílice menor del 45%). Su origen complejo hace que posea una composición, textura, color y comportamiento hídrico y mecánico diverso que influye en su uso como roca ornamental. No obstante, sus características estéticas hacen que sea muy usada como roca decorativa, aunque también con fines estructurales principalmente en columnas (como en el altar de la Catedral). La serpentinita de la Real Chancillería es una roca de color verde oscuro con manchas negras de magnetita (Fe3O4) y recorrida  por pequeños filones blancos de carbonato cálcico. No obstante se aprecia diferencias de color, texturales y de estado de conservación entre las serpentinas que forman los medallones y las de las placas de la puerta principal. Los medallones están bien conservados, aunque existen fisuras a favor de las discontinuidades naturales de la roca y desprendimientos escasos de material. En las placas cerca del suelo la alteración es más intensa, con desgaste de pulido, abundante pérdida de material, descamación, fisuras, disgregación, costras ocre-amarillas en las fracturas y sales. Estas formas de alteración se ven favorecidas por la cercanía al nivel del suelo, que propicia el aporte de agua a través de su sistema poroso por ascenso capilar. Aunque la serpentinita es una roca de baja porosidad (menos del 1,5%) y bajo coeficiente de absorción hídrica, se caracteriza también por su muy lenta desorción de agua que hace que permanezca mucho tiempo mojada. Además la infiltración de agua es favorecida por la existencia natural de fisuras y por un aumento de porosidad (en el edificio) debida a procesos de disolución/cristalización de minerales de la propia roca, y de sales (introducidas por materiales de reposición inadecuados), hecho potenciado por la orientación sur de la fachada donde los cambios térmicos son marcados.

 

Vea también:
» Plaza Nueva y la Real Chancillería de Granada » Curiosidades
» Ruta Geodidáctica por monumentos de la Ciudad de Granada (video)

 

1. Fachada de la Real Chancillería en la que se observa:  el travertino ocre-dorado de Alfacar (a) en muros laterales y sillares almohadillados de la fachada principal; la calcarenita ocre-amarillenta de Santa Pudia (b) en el paramento central y ornatos de ventanas, cornisas y crestería; la caliza gris de Sierra Elvira (c) en columnas y frontones de las portadas de la fachada; el mármol blanco de Macael (d) en el escudo y cartela de la portada principal y enmarcando los medallones de serpentina verde (e) del Barranco de San Juan (Sierra Nevada), también usada en los pedestales de las columnas de la portada principal. 2. Detalle del travertino de Alfacar con los huecos dejados por restos vegetales y la formación de coqueras. 3. Detalle de la calcarenita de Santa Pudia donde se observa la huella de una concha. 4. Detalle de la caliza gris de Sierra Elvira en que se ven los crinoides (cr) y una banda blanca de calcita (ca). 5. Detalle de un medallón de serpentinita verde (s) enmarcado por mármol blanco de Macael (m)

1. Fachada de la Real Chancillería en la que se observa:  el travertino ocre-dorado de Alfacar (a) en muros laterales y sillares almohadillados de la fachada principal; la calcarenita ocre-amarillenta de Santa Pudia (b) en el paramento central y ornatos de ventanas, cornisas y crestería; la caliza gris de Sierra Elvira (c) en columnas y frontones de las portadas de la fachada; el mármol blanco de Macael (d) en el escudo y cartela de la portada principal y enmarcando los medallones de serpentina verde (e) del Barranco de San Juan (Sierra Nevada), también usada en los pedestales de las columnas de la portada principal. 2. Detalle del travertino de Alfacar con los huecos dejados por restos vegetales y la formación de coqueras. 3. Detalle de la calcarenita de Santa Pudia donde se observa la huella de una concha. 4. Detalle de la caliza gris de Sierra Elvira en que se ven los crinoides (cr) y una banda blanca de calcita (ca). 5. Detalle de un medallón de serpentinita verde (s) enmarcado por mármol blanco de Macael (m).

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