El alumno debe resolver los problemas por sí mismo, aunque sea de una manera guiada.
Resolver los problemas en clase supone casi irremediablemente que el
alumno se va a mirar la solución en cuanto tenga la más mínima
dificultad.
La situación ideal sería aquella en la que el alumno
se enfrenta al problema teniendo delante al profesor para ir asegurándose
de los pasos que da o para ir perfilando el camino de solución.
Una aproximación a esta situación ideal se puede conseguir
utilizando el correo electrónico, junto
con un material elaborado con este objetivo.