LA EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA FUNERARIA REAL EN EL EGIPTO ARCAICO (DINASTÍA 0-II)

THE EVOLUTION OF THE ROYAL FUNERARY ARCHITECTURE IN THE ARCHAIC EGYPT (DYNASTIES 0-II)

Dolores SEVILLA LARA *

Resumen
La evolución del poder de la realeza del Egipto Arcaico, ha sido reflejada en la construcción funeraria, dejando atrás los simples hoyos revestidos de adobe de inicios de la formación del Estado hasta culminar con las grandes pirámides de piedra de la Dinastía III en tiempos de estabilidad política. La tumba tinita real en forma de mastaba se va a desarrollar en las necrópolis de Abidos y Saqqara, yacimientos en los que se centra el artículo, donde pretendo exponer la evolución de las diferentes tumbas y recintos funerarios hacia las construcciones de los primeros complejos piramidales en las que se van a ir desencadenando.

Palabras claves
Egipto Arcaico, tumba tinita, mastaba, recintos funerarios, complejos piramidales.

Summary
The evolution of the power of Archaic Egypt royalty, has been reflected in the funerary buildings, from simple holes covered with mud, when the state is being born, until the completion of the great stone pyramid complexes of the 3rd Dynasty, as a symbol of political stability. The Thinite royal tomb, with the shape of a mastaba, will be developed in the necropolis of Abydos and Saqqara, where this paper is focussed. I aim to analyse the evolution of the different tombs and burial structures and to study their evolution towards the construction of the first pyramidal complexes.

Keywords
Early Egypt, thinite tomb, mastaba, funerary enclosures, pyramid complexs.


I. INTRODUCCIÓN

La aparición de un fuerte gobierno centralizado en el Egipto Arcaico (Dinastía 0-II), ha sido la causa de las diversas transformaciones que se llevaron acabo en la arquitectura funeraria de la realeza durante ese periodo, donde empieza a reflejarse, con más énfasis, la autoridad real.

De manera general, la tumba tinita es una evolución normal de la tumba prehistórica. En lugar del simple hoyo oblongo de los tiempos prehistóricos, aparece una cámara rectangular mucho más grande, con un revestimiento de ladrillos y, en ocasiones, un segundo revestimiento de madera. Las ofrendas se colocan ahora en pequeñas cámaras construidas en todo el contorno de la cámara principal y va a ir rodeada de tumbas subsidiarias, donde se enterraron a sus cortesanos, durante toda la Dinastía I. La tumba estaba cubierta por un techo hecho con vigas y planchas de madera, sobre el cual se elevaba una construcción para la que se usaba una argamasa de restos de materiales, cubierta con un revestimiento de ladrillo, y dos estelas funerarias marcaban la entrada.

La superestructura de las tumbas reales de Abidos no se ha conservado, pero se piensa que debía de ser análoga a las que recubrían las tumbas tinitas de Saqqara. La construcción exterior estaba dividida en cierto número de compartimentos y las paredes se construyeron como las fachadas de los palacios reales, es decir, con paneles salientes y nichos entrantes alternados. Estas superestructuras marcaban el origen de los complejos funerarios piramidales de piedra de principios de la Dinastía III, donde se fusiona la tumba, en este caso la pirámide, y el templo funerario, que en la Dinastía I y II, quedaba separado de la tumba, con la función de rendir culto al rey difunto.


II. TUMBAS DEL PROTODINÁSTICO Y DEL DINÁSTICO TEMPRANO

El proceso de unificación de Egipto permitió el intercambio de ideas, dando lugar a diferentes formas en la decoración de la arquitectura. Los reyes del nuevo estado unificado asumieron este tipo de construcción denominado arquitectura de nichos o también conocida, por los egiptólogos, como la fachada de palacio (Fig.1), empleada inicialmente en los palacios y después llevada a las tumbas y a los recintos funerarios, como símbolo de resurrección. Esta decoración se caracteriza por hendiduras y contrafuertes alternados, que dan una apariencia de paneles en la fachada de un edificio.

Sevillafig1.tif Fig. 1: Reconstrucción de la superestructura de la tumba de la reina Neithhotep en Naqada, una de las más antiguas tumbas mastaba con fachada de palacio, datada en 3100 a.C. Dinastía (SPENCER, A.J. 1993, p.60)

 

 

Durante las tres primeras dinastías, los reyes y la clase dirigente de Egipto comenzaban a desarrollar la arquitectura funeraria como una expresión de autoridad, la cual se agrupó principalmente en dos emplazamientos diferentes:

- Abidos: Lugar sagrado situado en la orilla occidental del Nilo, a 50 km al sur de la actual Sohag. Lugar que floreció en el Predinástico (c. 4000). Los más antiguos vestigios significativos de este lugar son las tumbas de los considerados gobernantes del periodo Predinástico, Protodinástico y Dinástico Temprano (c. 4000-2682 a.C.). Lugar donde se encuentra la necrópolis real de la Dinastía I y parte de la Dinastía II, llamada Umm el-Qaab (Madre de vasijas), y al este de ésta, se encuentra una serie de “recintos funerarios”, que bien podrían haber sido los prototipos de los templos funerarios de los complejos piramidales del Reino Antiguo.

- Saqqara: emplazamiento de la necrópolis principal de la ciudad de Menfis, situada a unos 17 km de Guiza, de la ciudad del Cairo, y que sabemos que estuvo activa inicialmente desde la Dinastía I (c. 3000 a.C.). El yacimiento mide unos 6 km de largo, y alcanza un máximo de anchura de 1,5 km. La importancia de la necrópolis de Saqqara se pone de manifiesto en la extraordinaria acumulación de tumbas que ofrece, constatándose muchos casos de reutilización sucesiva de un mismo sepulcro; y habiendo sido completamente saqueados en tiempos antiguos. Debajo del nivel del suelo, Saqqara está completamente perforada por galerías, tumbas de pozo, agujeros abiertos por los ladrones, etc., elementos que no siempre son visibles en el nivel de la superficie. De ahí que contemos con la problemática de estudio en la zona.

Esta alternancia entre Abidos y Saqqara irá dependiendo de las corrientes políticas y religiosas del momento.

Hay que destacar también, que el aprovisionamiento de las tumbas reales tuvo dos elementos distintos: la tumba en sí, y un recinto rectangular acomodado para la ceremonia funeraria y el culto mortuorio del rey. Durante la I-II Dinastía, estos elementos fueron geográficamente separados. Este desarrollo fue reflejo de que Egipto tenía más seguridad económica y política debido a su consolidación como Estado a principios de la I Dinastía. Esta incrementada prosperidad y la obtención de un control central más eficiente de los recursos, fueron las causas de que los reyes de las dinastías tempranas acentuaran su posición por encima de toda la sociedad, monumentalizando sus construcciones mortuorias, como símbolo de poder (WILKINSON 1999:231). Aunque hubo algunos momentos de inestabilidad política en este periodo todavía, y es visible en algunas tumbas reales de estas dos primeras Dinastías. Pero ya en la Dinastía III, Djeser, primer faraón de esta Dinastía, fusiona su tumba y su recinto, dando paso al complejo piramidal, como símbolo de la reunificación, que logró conseguir su padre Khasekhemwy, y de la estabilidad política que existía en estos momentos en Egipto.

Pero no sólo se va a ver reflejado la autoridad de los reyes en sus tumbas; se ha aceptado en la actualidad que los nobles se hicieron construir grandiosas tumbas mastabas en la necrópolis de Saqqara como símbolo de su poder.

1. Abidos

Sevillafig2.tif Fig. 2: Necrópolis de Abidos (WILKINSON, T.A.H. 1999, p. 232)

 

La Necrópolis de Abidos está compuesta por tres cementerios principales: el Cementerio U, el Cementerio B y Umm el-Qaab. Los Cementerios U y B, se desarrollaron a lo largo del tiempo desde el norte hacia el sur. El Cementerio U, (el cual no entra dentro de este estudio), se encuentra en la parte noroeste del área implicada. Ésta área está densamente ocupada por tumbas de Naqada I y II con tumbas más grandes del tardío Naqada II y del principio de Naqada III a lo largo de sus periferias sureste y noroeste. Más al sur hay un puñado de tumbas grandes, bastante dispersadas, de mediados de Naqada III que se funden en el Cementerio B. Las últimas comprenden tres o cuatro grandes tumbas de doble cámara y la más grande, una tumba de tres cámaras atribuidas al rey Aha (de la Dinastía I). En Umm el-Qaab, al sur se extienden las tumbas masivas de los sucesivos reyes de la Primera Dinastía y de una reina madre llamada Merytneith. Finalmente, al noroeste de las tumbas de la Dinastía I está la de Peribsen, y en el extremo sur está la tumba de Khasekhemwy, los dos últimos faraones de la Dinastía II. Esta atribución de las tumbas es la aceptada hoy en día por la mayoría de los egiptólogos, aunque investigadores como Emery (EMERY, 1961:49-104) afirmen que las tumbas de los faraones de las Dinastías I y II se encuentran en la necrópolis de Saqqara. En la actualidad, estas tumbas de Saqqara han sido asignadas a los nobles de este periodo.

CEMENTERIO B

El cementerio B se encuentra al sur del cementerio de U. Las tumbas forradas de ladrillos de este cementerio datan de la época que precede inmediatamente al Dinástico Temprano, periodo a menudo conocido como Dinastía 0, y de principios de la Dinastía I.

El cementerio B esta compuesto por cuatro cámaras individuales revestidas de ladrillos de adobe (B1/2/7/9), dos cámaras similares que se unen a un lado (B17/18), un bloque de cuatro cámaras contiguas más pequeñas (B50), dos fosos grandes que no están revestidos (B0/40) y el gran complejo funerario del faraón Aha, que está compuesto por 3 grandes cámaras funerarias /B10/15/19), también revestidas de ladrillos de adobe y 36 tumbas subsidiarias que engloban el complejo (B13/14/16)

 

Medidas de las tumbas ordenadas cronológicamente

Sevillafig3.tif Fig. 3. BESTOCK, L. (2009)

 

B1: 3,1 m de ancho al sureste y 4,4 m al noroeste, por 7,4 m y 1,5 m de profundidad. El grosor de las paredes es la de la longitud de un ladrillo por un lado y de la anchura de un ladrillo por otro.

B2: 3,3 m por 5,1 m y 1,8 m de profundidad. Con un grosor de las paredes de la longitud de un ladrillo y medio.

B0: 6 m por 5 m aproximadamente y 1,9 m de profundidad. No revestida.

B7: 6–6,05 m por 3,1–3,25 m y 1,8 m de profundidad. Grosor de las paredes de la longitud de un ladrillo.

B9: 5,75–6 m por 3,10 m. y 1,80 m de profundidad. Grosor de las paredes de la longitud de un ladrillo.

B17/18: Tumba de Narmer

- B17: 5,25 m por 3,75 m aprox. y 2,25 m de profundidad.

- B19: 6,75 m por 5,75 – 6,75 m.

El grosor de las paredes de ambas tumbas es la de la longitud de un ladrillo mientras la pared divisoria entre las cámaras tenía un grosor de la longitud de dos ladrillos.

B50: Dividido en cuatro cámaras, cada una de 2,85 m por 2 m, con una profundidad de 1,95 m. En una segunda fase de construcción, la profundidad de la cámara suroeste fue aumentada 0,26 m aumentando la altura de las paredes.

B40: 10 m por 8 m y tiene una profundidad de 3,5 m. No hay revestimiento de ladrillos de barro.

B10/15/19: Tumba de Aha y sus tumbas subsidiarias B13/14/16

B19: Longitud aproximada 8 m. por 5,2 m. de ancho. y 3,5 m de profundidad.

B10: Los muros son de ladrillo de 1,5 m. de grosor hasta de 2,13 m. en el gran lateral. La inclinación es de 23 cm., y 30,5 cm. en los lados. La dimensión de la tumba es de 7,92 m. por 4,87 m., y la profundidad 3,20 m.

B15: Los muros de esta cámara no son muy gruesos, 1,27 m. en el extremo. El tamaño se acerca a los 7,92 m. por 4,87 m.; Hay una inclinación grande de 35 cm. en los lados, y 30 cm. en los extremos. La profundidad es de 4,11 m.

B13: 5,1 m por 3,5 m, y 2,1 m de profundidad aprox.

B14: 4,35 m por 2,95 y 2,1 m de profundidad aprox.

B16: 34 tumbas alineadas en tres filas; de tamaño y alineación variables. La parte superior de las paredes es de dos ladrillos de grosor aunque más abajo son de un grosor de uno o un ladrillo y medio. El tamaño de las cámaras varía desde los 3,65 por 2,10 m en el área del suelo con una profundidad de 1,3–1,4 m, hasta los 2,4–2,7 m por 1,25–1,7 m también en el área del suelo con una profundidad de 0,85–0,90 m. Con algunas excepciones, las cámaras más cercanas a la tumba principal parecen ser más grandes que aquellas más alejadas (DREYER et al. 1990).

UMM EL-QAAB (C.2950-2682)

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Fig. 4: Cementerio Real de Umm el-Qaab en Abidos (WILKINSON, T.A.H. 1999, p. 232)

 

Abidos había sido un cementerio para la realeza desde el temprano predinástico. Según Manetón, los faraones de la I Dinastía, originarios de Tinis, tomaron la decisión de ser enterrados en Abidos, probablemente por un lazo familiar o por ser un lugar sagrado de mucha antigüedad. Este lazo familiar se explica porque el conjunto de tumbas de los faraones de la Dinastía I, fue construido inmediatamente adyacentes a las últimas tumbas del Cementerio U y del Cementerio B, confirmando así la expansión básica de los terrenos funerarios de Umm el-Qaab. Su elección de seguir enterrándose en Abidos, clarifica que el mantenimiento de esta continuidad era importante para su vida después de la muerte.

Los dos últimos reyes de la II Dinastía también decidieron ser enterrados en Abidos, aunque las razones las desconocemos, el papel de la política interna pudiera haber jugado gran parte. Al contrario de las tumbas privadas y reales de Saqqara y de Heluan, las tumbas de Peribsen y Khasekhemwy en Abidos parecen haber sido modeladas por sus antecesores de la I Dinastía del mismo lugar.

 

Dimensiones de las tumbas

DINASTÍA I

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Tumba de Djer (O) Fig. 5-6

La tumba tiene una superficie total de 70 por 40 m. La dimensión de la cámara funeraria real es de 10,4 por 9,2 m. y 2,54 m. de profundidad. Consta de 334 cámaras subsidiarias: 16 almacenes y 318 tumbas de criados (ENGEL 2008:38)

 

FIG. 5. ENGEL (2008: 38)

Fig. 6. Archivo personal del autor (29/10/2010)

 

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Tumba de Djet (Z) Fig.7

Superficie total de c. 71 por 35 m. La cámara funeraria mide 6 por 9,2 m. y 2,30 m. c. de profundidad. Tiene 223 cámaras subsidiarias: 204 son tumbas y 19 almacenes (ENGEL 2008:38).

 

Fig. 7. ENGEL (2008: 38)

 

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Tumba reina Meritneith (Y) Fig. 8

Su superficie total es de 34 x 26 m, y 9 x 6,4 m para la cámara funeraria, con una profundidad de 2,7 m. Rodeada de 8 almacenes, y rodeado a su vez por una línea de 41 tumbas subsidiarias (ENGEL 2008:38).

 

Fig. 8. ENGEL (2008: 38)

 

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Tumba de Den (T) Fig. 9-10

Superficie total de 54 x 40 m. Dimensión de la cámara funeraria de 8,8 por 16 m. y 7 m de profundidad. Tiene un total de 153 cámaras subsidiarias: 142 tumbas y 11 almacenes (ENGEL 2008:39).

 

Fig. 9 VANDIER, J. (1952: 627)

Sevillafig10.tif Fig. 10. Archivo personal del autor (29/10/2010)

 

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Tumba de Anedjib (X) Fig. 11

Superficie total de c. 32 por 23 m. y la de la cámara funeraria es de 7 por 4,5 m. y 2,5 de profundidad. La tumba constaba de 64 tumbas subsidiarias y un almacén (ENGEL 2008:39).

 

Fig. 11. ENGEL (2008: 39)

 

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Tumba de Semerkhet (U) Fig. 12

La superficie total es de 26 x 18 m, y la cámara funeraria mide 16,5 x 7,5 m, y c. 3,5 m de profundidad. Tiene posiblemente 2 almacenes y 67 tumbas de cortesanos (ENGEL 2008:39).

 

Fig. 12. VANDIER, J. (1952: 628)

 

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Tumba de Qaa (Q) Fig. 13-14

Superficie total de la tumba es de c. 30 x 20 m, y la cámara funeraria de 10,5 x 5,5 m, y c. 4 m de profundidad. Tiene 39 cámaras subsidiarias: de las que probablemente, 21 sean tumbas y 18 almacenes (ENGEL 2008:39).

 

Fig. 13. VANDIER, J. (1952: 629)

Fig. 14. http://www.eduval.es/egipto/Tumbas/egipto.htm (acceso: 07/11/2011)

 

DINASTÍA II

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Tumba de Peribsen (P) Fig. 15

Tumba del rey Peribsen, probablemente el penúltimo faraón de la Dinastía II. La superficie total de la tumba es de 18 x 15 m y la cámara funeraria de 7,80 x 4,15 m y 2,60 m de profundidad. Tiene siete cámaras subsidiarias o quizás más, que serían posiblemente almacenes (ENGEL 2008:39-40). Contiene un rasgo nuevo: un pasaje continuo que rodea toda la tumba, modo de deambulatorio, alrededor del conjunto formado por la tumba y los almacenes.

 

Fig. 15. ENGEL (2008: 39)

 

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Tumba de Khasekhemwy (V) Fig 16-17

Tumba del rey Khasekhemwy, último rey de la Dinastía II. Su superficie total es de 70 x 18 m y la cámara 5,3 x 3,2 m, y 3,6 m de profundidad; el suelo está a unos 13 m debajo de la superficie del desierto. Está compuesta por 57 cámaras subsidiarias, siendo, en este caso, almacenes (ENGEL 2008:40).

 

Fig. 16: Planta de la tumba de Khasekhemwy (ENGEL, E.-Mª. 2008, p. 40)

Fig. 17: Reconstrucción de la tumba de Khasekhemwy (ENGEL, E.-Mª. 2008, p.35)

 

Rasgos generales

A partir de Djer, cada tumba consiste en una cámara funeraria rectangular mucho más grande, con un revestimiento de ladrillos y, en ocasiones, un segundo revestimiento de madera. Existe una serie de cámaras que rodean la cámara principal, construidas a menudo en un nivel más alto que ésta. Estas cámaras pueden ser almacenes y enterramientos de los criados, que se hacían enterrar con el rey a modo de sacrificio.

En las tumbas de Djer y Djet (Fig. 5, 6 y 7), estas cámaras circundantes se abren desde la cámara central. En cambio desde Meritneith (Fig. 8) en adelante, estas cámaras rodean la cámara funeraria sin interconectar. Más adelante, desde las tumbas de Semerkhet y Qaa (Fig. 12, 13 y 14) acompañan la tumba, una serie de entierros subsidiarios más pequeños organizados en filas o bloques adosados a la tumba real, rodeándola (WILKINSON, 1999:233). Estas tumbas subsidiarias las vamos a encontrar en contexto con tumbas y recintos funerarios, tanto en Abidos como en Saqqara; y no sólo fueron enterradas personas, sino también animales, e incluso barcos. La mayoría de las tumbas subsidiarias de la Dinastía I, parece que fueron utilizadas para enterrar a la corte del rey. La práctica de esta hecatombe funeraria, concluiría con la construcción de la tumba del último faraón de la Dinastía I, Qaa.

A mediados de la Dinastía I, se va a ir incorporando la utilización de piedra en la construcción de las tumbas reales. Se utilizó granito rosado, transportado de Asuán, para pavimentar una gran tumba fechada en el reinado de Den, la primera tumba de Umm el-Qaab en incorporar una escalera y una rampa de acceso a la cámara funeraria.

 

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Algunos, pero muy pocos rastros de superestructura de las tumbas predinásticas reales en Abidos, Hierakómpolis y Naqada han sobrevivido; pero han servido a Kemp (KEMP, 1967:22) para argumentar un posible desarrollo de las superestructuras de los entierros más tempranos a las superestructuras de las tumbas reales de la I Dinastía, que pasa de ser un montículo simple de arena, a un túmulo revestido de ladrillo. Es decir las tumbas reales de la Dinastía I fueron un desarrollo arquitectónico de las tumbas predinásticas. Las tumbas de la Dinastía I, estaría cubierta por un techo hecho con vigas y planchas de madera, sobre el cual se elevaba una construcción para la que se usaba una argamasa de restos de materiales, cubierta con una capa de arena y grava, y, en ocasiones, revestidas con ladrillos (Fig. 18).

Fig. 18: Reconstrucción de la Tumba Q (ENGEL, E.-Mª. 2008, p. 32)

A pesar de este argumento de Kemp, la superestructura visible sobre el nivel del suelo de las tumbas reales tempranas de la I Dinastía, ha sido dudada, aunque un montón de arena cubra la cámara funeraria. A mediados y finales de la I Dinastía (de Djet en adelante), parece ser que comprendieron dos elementos: un ocultado túmulo sobre la cámara funeraria y mucha tierra que cubría la tumba entera. Es decir, excavaron el hoyo de la tumba, se depositó lo necesario para el enterramiento junto al cadáver, cubrieron con una capa de arena la cámara funeraria, y posteriormente se cubrió toda la tumba con la tierra que sacaron al excavar el hoyo de la tumba, resultando así un montículo. Estos túmulos subterráneos no eran visibles, de modo que una razón religiosa para su construcción parece plausible. Este túmulo también fue encontrado en las mastabas contemporáneas del Norte de Saqqara. La forma y la ubicación de esta superestructura por encima de la sepultura real indican que fueron los precursores de las pirámides, dando paso a la pirámide escalonada de la III Dinastía, posteriormente evolucionando hasta llegar a las famosas pirámides de Guiza de la IV Dinastía.

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La construcción exterior estaba dividida en cierto número de compartimentos y las paredes se construyeron como las fachadas de los palacios reales, es decir, con paneles salientes y nichos entrantes alternados.

En esta Dinastía I hay otro elemento a destacar en las construcciones de las tumbas reales y en las privadas: la existencia de dos estelas (Fig. 19) con el nombre real de difunto que probablemente estaba colocado en la entrada de a tumba (al este), pero no fue encontrada ninguna in situ (WILKINSON, 1999:234).

Fig. 19: Reconstrucción de la tumba de la reina Meritneith (SPENCER, A.J. 1993, p. 82)

Las tumbas de la Dinastía I estaban orientadas hacia el este, hacia la salida del sol, excepto la tumba de Qaa, que estaba orientada hacia el oeste; caso extraño, ya que el oeste para los Egipcios representaba la muerte. Orientación que más tarde se daría en las tumbas de la Dinastía II y III.

La tumba de Khasekhemwy, como la de Peribsen (Dinastía II) se diferencian del resto de tumbas de la Dinastía I no sólo por su gran tamaño, sino por no estar rodeada de tumbas de criados.

 

2. Saqqara

El cementerio de Saqqara es uno de los más afamados y de los más antiguos de Egipto, el emplazamiento de la necrópolis principal de la ciudad de Menfis, en la ribera occidental del Nilo, situada a unos 30 km de El Cairo y 17 km de la ciudad de Guiza. Estuvo en uso desde la dinastía I (c. 3000 a.C.). Este lugar fue elegido como lugar de enterramiento por los primeros faraones de la Dinastía II, este cambio debe de ser significativo, pero el motivo permanece oculto; posiblemente por el desplazamiento de la capital a Menfis, enterrándose, ahora, al lado de los más altos dignatarios y familiares de sus antecesores.

Sevillafig20.tif Fig. 20: Reconstrucción del mapa de la necrópolis de Saqqara. - A: Gran Recinto de Gisr el- Mudir, - B: Restos del recinto Phtahotep; - C: Necrópolis de la Dinastía I de pequeñas tumbas; - D: Necrópolis de las mastabas de la Dinastía I: área de excavaciones de Emery (KEMP, B.J. 1967, p. 31)

 

TUMBAS DE GALERÍA

Los primeros faraones de la Dinastía II, no sólo cambian de cementerio, también la estructura arquitectónica en la realización de las tumbas reales. Ahora tienen un mayor tamaño y disposición, y desaparecen los enterramientos subsidiarios. Con esto, se erradica el sacrificio de los servidores del faraón, parece ser, a partir del reinado de Qaa, último rey de la I Dinastía.

Se han identificado con certeza dos tumbas reales de la II Dinastía, debajo de la galería de acceso al complejo piramidal de Unas de la V Dinastía. Ambas tumbas comprenden una serie de galerías (Fig. 21) con bloques de despensas, que se abren a un corredor central tallado en la roca descendente. Los sellos encontrados en la galería occidental de la tumba llevan el nombre del rey Hetepsekhemwy y/o Nebra (WILKINSON, 1999:240). La tumba de Ninetjer está a unos 150m al este de la de Hetepsekhemwy; también debajo del corredor de la Pirámide de Unas de similar forma que la de Hetepsekhemwy.

Sevillafig21.tif Fig. 21: Tumba de Hetepsekhemwy/Nebra (DODSON, A. y IKRAM, S. 2008, p. 141)


III. RECINTOS FUNERARIOS

Existe otro elemento constructivo que complementa el complejo funerario de las tumbas reales, siendo separado geográficamente en este periodo. Se trataba de simples recintos rectangulares de perímetro mucho mayor que las mastabas, construidos en adobe. La entrada principal se situaba en el ángulo suroeste, y frente a ella, ya dentro del recinto, se alzaba un pequeño palacete o capilla. Desde el punto de vista de la decoración arquitectónica los palacios funerarios introducían una importante novedad respecto a las mastabas: los muros, así del recinto como del palacete, estaban decorados en su cara exterior por medio de una modulación en entrantes y salientes, la llamada decoración de fachada de palacio. Los recintos funerarios imitaban al palacio, estrechamente vinculado en términos “ontológicos” a la persona del monarca, que acabaría identificándose con él. Un rasgo esencial en la estructura de los recintos funerarios era la presencia de su patio interior con un nuevo montículo de arena revestido de adobe, cuya situación respecto de los ejes del monumento no era perfectamente central, sino desplazado hacia el cuadrante superior izquierdo, concretamente por encima del eje menor y sobre el eje mayor, pero con desplazamiento hacia la izquierda; se trata de la misma situación de la mastaba inicial que servía como base a la pirámide escalonada del complejo funerario de Djeser de la Dinastía III en Saqqara, con el que los palacios funerarios compartían también la situación de la entrada principal, en el ángulo suroeste. Los recintos funerarios, que también se hallaban rodeados de hileras de tumbas menores, tumbas subsidiarias, para cortesanos y sirvientes, tendrían probablemente una función simbólica: se trataría de recintos para que el rey pudiera celebrar la fiesta Sed en el más allá.

La arquitectura interna de la tumba de U-J, de finales del predinástico, se identifica con los recintos posteriores como palacios funerarios, por sus similitudes simbólicas y arquitectónicas con el recinto de la pirámide escalonada de Necherikhet (Djeser). Aunque han sido sugeridas dos posibles funciones para este recinto: como lugar de culto funerario real y magnificencia eterna del monarca o para proteger el cuerpo del rey difunto hasta terminar con los preparativos del entierro (función más práctica).

En Abidos, los recintos de ladrillos de adobe de la Primera y Segunda Dinastías estaban sobre 1,5km al norte de las tumbas reales de Umm el Qaab, intrigando durante mucho tiempo a los arqueólogos. Está claro que estos recintos fueron tan importantes para los cultos mortuorios de los primeros reyes como las propias tumbas reales y los recintos son aún más misteriosos; su exploración ha sido esporádica y todavía permanece incompleta. El primer recinto encontrado en la zona ha sido datado en la actualidad en la Dinastía II. Es el edificio antiguo más prominente del norte de Abidos. Sus paredes masivas de adobe todavía están de pie, a pesar de su gran altura, dando testimonio de la fuerza y solidez su construcción. Este recinto, llamado hoy el Shunet el Zebib (Fig. 22), o “Almacén de pasas”, se eleva sobre 11m sobre el nivel del suelo y mide 133,5m x 77,7m. Definiendo un área de 1,04ha, el Shunet el Zebib, o ‘Shuneh’, fue construido por el rey Khasekhemwy al final de la Segunda Dinastía (O’CONNOR, 2009:159). Varios excavadores han quitado gradualmente la mayoría de la arena que una vez llenó parcialmente el interior del Shuneh pero la única estructura descubierta fue un pequeño edificio de ladrillos cerca de la esquina este.

Sevillafig22.tif Fig. 22: Recinto de Shunet el Zebib en Abidos. http://turismo.programasok.com/abidos.html (acceso: 08/12/2010)

En Saqqara, De Morgan señaló, a finales de siglo XIX, los contornos de un gran rectángulo situado al oeste del complejo piramidal de Djoser, pero fotografías aéreas tomadas casi treinta años más tarde confirmaron estos contornos. En estas imágenes, aparecieron dos rectángulos de dos misteriosos monumentos anónimos situados al oeste del complejo de Necherikhet (Djeser) y Sekhemkhet, los dos primeros faraones de la Dinastía III. Un recinto ha sido llamado Ptahhotep (por las cercanías con la tumba de un visir de la Dinastía V llamado de esta manera) y el denominado gran recinto, llamado Gisr el-Mudir (WILKINSON, 1999:243).

La llamada "Fortaleza" o "Fuerte" de Hierakónpolis es otro recinto masivo de adobe construido por Khasekhemwy, muy similar en el tamaño y en la arquitectura de Shunet ez-Zebib, que por su construcción masiva, aún se conserva de pie como una señal prominente en el área. Está construida sobre una planta rectangular 5,195 m2.


IV. CONCLUSIONES

Dada la dificultad a la que se enfrentan los estudiosos en este tema, no nos queda otra cosa que señalar, que ha habido y todavía hay, mucha especulación sobre las construcciones, atribuciones y significados de las tumbas y de los recintos para el Dinástico Antiguo. Algunas de estas sugerencias son valiosas, pero dependen de un alto grado de extrapolación. Obviamente, los datos están incompletos, pero conclusiones razonables pueden hacerse partiendo de esto datos obtenidos.

Es complicado atribuir la tumba de los reyes de las dos primeras dinastías, por su alto grado de expoliación tanto en la antigüedad como en sus primeras excavaciones, que más que excavar, destruyeron. También, que como en el caso de Saqqara, las superposiciones de tumbas no pararon hasta que dejaron de utilizar la necrópolis como lugar de enterramiento. Superposiciones que comenzaron con la construcción del gran complejo de la pirámide escalonada de Djeser, primer faraón de la Dinastía III, destruyendo toda tumba anterior, o cubriéndola con sus nuevas construcciones.

A pesar de todo se puede ver con claridad esa idea de construir tumbas y recintos como símbolos de resurrección, en la construcción de estas inmensas superestructuras que hacen recordar el montículo primigenio, que jugó un papel fundamental dentro de la cosmogonía y teogonía, ya que a partir de él, pudo establecerse la divinidad creadora. Por tanto, la trascendencia de estos edificios dentro del culto real, tanto en vida, como una vez que pasaban al Más Allá, es fundamental, ya que llevaba implícita la idea de resurrección.

Para finalizar, solo decir, que los recintos funerarios de las dinastías I-II tienen la misma planta y la misma distribución que el complejo de la pirámide escalonada de Djeser, primer faraón de la Dinastía III, en Saqqara. Este complejo piramidal, es el resultado de la fusión del recinto funerario y de la tumba real, ahora construida en forma de pirámide.


AGRADECIMIENTOS

Desde aquí quiero expresar públicamente mi más sincero agradecimiento, en primer lugar, a todos mis compañeros del Master que siempre han estado dispuestos a ayudarme. En segundo lugar, agradecer al nuevo Director del Departamento de Prehistoria y Arqueología, Don Francisco Contreras Cortés, por darme la oportunidad de realizar dos sueños a la vez con el convenio de excavación en Egipto, y así poder tomar fotos de los distintos yacimientos que he estudiado en este trabajo. También agradecer a mi tutor Don Andrés Adroher Auroux, que siempre me ha ayudado para que este trabajo de investigación llegara a su fin. A Don Félix García Morá, porque siempre me ha apoyado en mi decisión de ser egiptóloga, y por último a mis padres y mi novio, por su gran paciencia y porque siempre han confiando en mí.


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* Universidad de Granada nefereth8@hotmail.com