LAS SEPULTURAS Y EL RITUAL FUNERARIO EN LA PREHISTORIA
RECIENTE DEL SUDESTE ESPAÑOL (MÉTODOS PARA SU
CLASIFICACIÓN, ESTUDIO Y PROTECCIÓN)
BURIALS AND FUNERARY RITUAL IN THE SOUTHEASTERN SPAIN
LATE PREHISTORY (METHODS FOR CLASSIFICATION, STUDY AND PROTECTION)
Myriam LLORENS LIBOY
Resumen
En esta publicación nos dispondremos a
presentar un resumen de nuestro trabajo de investigación (DEA),
entrando al mundo del megalitismo y el ritual funerario del Sudeste
español durante la prehistoria reciente (del Neolítico al
Bronce) realizando un aporte al debate. Ubicaremos en el tiempo
agrupaciones significativas de manifestaciones materiales y realizaremos un
doble modelo de ficha, de los conjuntos de sepulturas (necrópolis) y
de cada una de las tumbas. Las fichas estarán divididas en tres
grandes campos: ubicación (municipio/provincia), descripción
y bibliografía.
Palabras clave
Megalitismo, prehistoria reciente, necrópolis,
rituales funerarios, Sudeste español.
Abstract
In this publication we pretend to present the summary
of our research project related to the study of megalithic world and the
funerary rituals in Southeastern Spain during Late Prehistory (Neolithic to
Bronze Age) to contribute to their discussion. significant grouping of
material manifestations will be chronologicacally situated and a
double model of filing card about burials groups (necropolis) and on every
tomb will be made. The filing card was split in three big fields: location
(town/province…), description (contents, form, etc.) and bibliography
Key words
Megalithismus, Late Prehistory, necropolis, funerary
rituals, Southeastern Spain.
INTRODUCCIÓN
El fichero que hemos generado permitirá
realizar un análisis de las diferencias territoriales, los cambios
temporales y las diferencias socioeconómicas internas y externas de
las comunidades. Es básico para que otros investigadores puedan
realizar hipótesis partiendo de datos concretos sobre la generalidad
del fenómeno, abriendo la posibilidad a mayores investigaciones en
esta área, sin descartar que en las explicaciones se tienda a tener
en cuenta la variabilidad de los datos que proceden de las limitaciones
encontradas en las publicaciones o del expolio.
EXPOSICIÓN DEL PROCESO DE INVESTIGACIÓN
El comienzo de toda investigación conlleva
muchos retos, y esta no es una excepción. Al recolectar la
documentación nos encontramos primeramente con la
problemática de tener que manejar la información encontrada
en varios idiomas: inglés y en particular el alemán,
utilizado en dos de los principales documentos de referencia escritos por
G. y V. Leisner (1943), y por Beatrice Blance (1971). Superando la
dificultad del idioma, nos topamos en la bibliografía con que se
mencionan muchos megalitos no existentes en la actualidad mientras que en
otras ocasiones el topónimo ha sido difícil de localizar al
haber cambiado, y por otra parte los yacimientos no excavados no suelen
aparecer en la bibliografía. En los excavados nos topamos con que
una misma necrópolis puede ser llamada de diferentes formas y haber
sido excavada varias veces por distintos arqueólogos a través
del tiempo. Posteriormente nos encontramos con que cada arqueólogo
en sus escritos menciona sólo los materiales encontrado por ellos, y
no suelen realizar ninguna referencia al material arqueológicos de
la anterior o previa excavación. Afortunadamente existen excepciones
como muestra el trabajo de Almagro y Arribas (1963). Ellos realizaron
excavaciones durante los años 1953-57 en Los Millares y en su
publicación informan de los resultados de sus excavaciones, pero
realizando también correlaciones y descripciones de los materiales
encontrados en la primera excavación realizada en el área por
Louis Siret y Pedro Flores en 1891. A pesar de esta excepción, y
alguna otra, nos encontramos con una gran cantidad de documentación
que se tiene que comparar y revisar minuciosamente para evitar en lo
posible no repetir un mismo material arqueológico al momento de
meter dichos datos en las fichas. Al manejar los datos nos encontramos con
que existen grandes variaciones en el número de algunos materiales
registrados, como ocurre con los fragmentos de cerámica amorfos que
por ser muy pequeños o considerarse irrelevantes no se mencionan o
no se especifican sus cantidades, lo que hace difícil distinguir los
casos en que verdaderamente no existía este tipo de material.
Como parte de la investigación, no sólo
nos limitamos a revisar la bibliografía encontrada en la Biblioteca
del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de
Granada sino que, también se utilizó el recurso de Internet,
y se realizaron diversas visitas a museos que cuentan en sus exhibiciones o
vitrinas con materiales encontrados en los megalitos de Almería.
Nuestro objetivo explícitamente
científico es buscar criterios de clasificación, aun con las
limitaciones de la información sobre los diferentes campos, que
permitan discernir si existen rasgos específicos que, en su
exclusividad o en su frecuencia, muestren diferencias temporales o
regionales entre las tumbas y, más allá, indagar si existen a
escala local, o más global, distorsiones en las tendencias
generales, una vez filtrados problemas como las destrucciones, que tengan
que ver con el proceso de diferenciación social.
CONCEPTO Y TIPOS BÁSICOS DEL MEGALITISMO
A pesar de que en el sentido literal podemos
encontrar construcciones megalíticas en todo el mundo, desde
Japón a los Gigantes de la Isla de Pascua, se denomina realmente
megalitismo al fenómeno cultural localizado en el
Mediterráneo occidental y la Europa atlántica, que se produce
desde finales del Neolítico hasta la Edad del Bronce, caracterizado
por la realización de construcciones arquitectónicas con
grandes bloques de piedra escasamente desbastados llamados megalitos y con
práctica de inhumación colectiva para sus muertos.
Al hablar del megalitismo tenemos que señalar
los dos grandes grupos de construcciones megalíticas, las que no son
construcciones funerarias y las que sí lo son. Las construcciones no
funerarias se encuentran más restringidas en el espacio a diferencia
de las funerarias. Estas estructuras megalíticas no funerarias
suelen desarrollarse en momentos avanzados de la prehistoria reciente, pero
en algunas ocasiones se pueden encontrar construcciones no funerarias y
funerarias en la misma área, dando lugar a estructuras muy
complejas. En el caso del Sureste de la Península Ibérica nos
interesan sólo las segundas.
Las construcciones megalíticas funerarias en
relación con el gran esfuerzo que requiere su construcción,
especialmente si los túmulos son de grandes dimensiones, tienen la
particularidad de incluir variantes y en la gran mayoría de ellas se
practicaba la inhumación colectiva al menos a partir de un
determinado momento. Los tipos de construcciones funerarias
megalíticas se dividen en tres grandes modelos propuestos por Glyn
Daniel: las cámaras funerarias simples (sin corredor) o
dólmenes simples (construcción de grandes piedras, en un
inicio como tumba individual); las complejas con corredor o los sepulcros
de corredor; y los sepulcros megalíticos tipo galerías.
Las cámaras funerarias simples o
dólmenes simples son sepulcros megalíticos, trapezoidales,
cuadrangulares o rectangulares, de escasas dimensiones y sin corredor. En
el oeste de la provincial de Andalucía (Huelva, Sevilla,
Córdoba y Cádiz) están extensamente documentados. En
Portugal nos encontramos con los dólmenes poligonales o antas.
Mientras que en el este de Andalucía nos encontramos especialmente
con las cámaras funerarias circulares, llamadas “rundgräber” según
la terminología de G. y V. Leisner (1943).
El segundo modelo consta de las cámaras
funerarias complejas o sepulturas de corredor que están divididas
interiormente en varios espacios. Normalmente contaban con una o,
excepcionalmente, varias cámaras (redondas, cuadradas o poligonales)
comunicadas con el exterior mediante un corredor. Tanto en este tipo como
en el anterior el conjunto se protegía con el túmulo de
tierra, a veces con corazas concéntricas, que daba solidez a la
construcción.
Los tholoi son sepulcros de corredor, donde este da acceso a una
cámara circular con cubierta de falsa cúpula por
aproximación de hiladas (Almagro 1965), aunque en general el
término se aplica a todos los sepulcros en los en la técnica
constructiva se emplea la mampostería. El corredor puede aparecer
segmentado en varios tramos. La planta de los túmulos normalmente es
circular u oval. A veces la cubierta puede estar hecha de grandes losas.
Por mencionar algunos de los sepulcros de falsa cúpula más
famosos de Europa podemos citar el del Romeral (Antequera), Los Millares
(Almería), Newgrange (Irlanda), entre otros muchos.
Dentro del tercer modelo de estructuras
megalíticas funerarias nos encontramos con el sepulcro de
galería, en el que no se puede distinguir en la planta el corredor
de la cámara, y que muestra forma rectilínea de paredes
paralelas. Un importante ejemplo meridional de este tipo de tumbas es la
Cueva de Menga (Antequera).
Por otro lado, nos encontramos con que las
construcciones megalíticas funerarias pueden no estar hechas de
grandes piedras, pero si ser consideradas megalíticas sólo
por el hecho de que la planta y el alzado reproducen los modelos
clásicos. Estas son las cuevas artificiales, construcciones
funerarias excavadas en la roca. Ellas tuvieron la misma función de
contenedor funerario al igual que las estructuras megalíticas y
fueron construidas en la misma época, un ejemplo de ello es la
necrópolis Alcaide en Antequera (Marqués et al., 2004).
En una estimación algo corta, se estima que
los monumentos megalíticos en Andalucía (c. 87 000 km2)
podrían llegar a ser alrededor de 1600 estructuras. Estando la mayor
concentración de estos monumentos en el este de la provincia de
Almería (c.600) y Granada (c.550) (Aguayo de Hoyos, P. y
García Sanjuán, L; http:
//www.us.es/dpreyarq/web/almaden11.htm), siendo los tholoi más abundantes
en el este de Andalucía y en el sudeste de la Península
Ibérica, especialmente en Almería lo que no quiere decir que
dominen numéricamente (García Sanjuán y Hurtado
Pérez, 2002). Mientras que en el centro de Andalucía de
acuerdo con Ferrer Palma (1987) son los tholoi, los sepulcros de
galería y las cuevas artificiales los más abundantes.
Dentro de nuestra investigación son las
construcciones megalíticas funerarias, de la provincia de
Almería, las que forman parte esencial de nuestra trabajo y
atención. Destacando las cámaras funerarias o sepulcros
megalíticos (dólmenes, palabra bretona que significa
“mesa de piedra”) simples o de corredor, configuradas por
grandes piedras clavadas verticalmente, llamadas ortostatos que suelen
sostener una gran losa horizontal que cubre la cámara. Encontramos
en su interior las inhumaciones, donde los cuerpos son depositados sin ser
cubiertos de tierra, tratándose de enterramientos múltiples o
colectivos en los que se van arrinconando los individuos a medida que se
introducen nuevos cadáveres.
MEGALITISMO EN EL SURESTE. VALORACIÓN
HISTOGRÁFICA
Almería es considerada uno de los focos
más antiguos y representativos del megalitismo de la
Península Ibérica. Tiene una evolución continua desde
el final de la cultura neolítica (“Cultura de
Almería”) hasta la fase calcolítica de Los Millares,
caracterizada por los tholoi que, sin embargo, convivirán también en
ese periodo con otros tipos de sepulcros.
Las primeras noticias de los megalitos del Sureste de
la Península Ibérica surgen en 1868 gracias a Manuel de
Góngora y Martínez, quien dio a conocer los conjuntos del Rio
de Gor y los de Fonelas, Las Peñas de los Gitanos en
Montefrío y el dolmen de Dílar (junto a Granada)
(Góngora, 1868). Pero la mayor cantidad de información fue
proporcionada por el ingeniero belga Louis Siret (finales S.XIX y comienzos
XX), quien llega a Almería gracias a su hermano Enrique Siret.
Hoy día el Sudeste español es una de
las zonas más interesantes de la Prehistoria de Europa. En
particular la provincia de Almería, definida por Louis Siret como
“un inmenso museo prehistórico
al aire libre”.
Importante es señalar la periodización
de la “Cultura de Almería” que realiza Luis Siret a
través de sus hallazgos. Siret encuentra en la provincia de
Almería y Granada, unas 530 tumbas, con 5,300 individuos y unos 50
dólmenes con ocupación continuada hasta la edad del Bronce,
con unas 1,000 inhumaciones aproximadamente (según sus cuadernos
depositados en los fondos del Museo Arqueológico Nacional de Madrid)
(Cámalich Massieu, 1999). A base de sus hallazgos, divide al
Neolítico en dos etapas, antiguo y reciente.
El Neolítico antiguo (Fase I), donde ocurre un
impulso importante de las influencias orientales (punta de flecha, el
pulimento de las hachas y la decoración cerámica) y una pobre
producción indígena (talla de silex imperfecta y con
presencia de microlitos) consta de dos facies, la cazadora y la
agricultora. Se le asignaría por ejemplo a los poblados del
Gárcel, Tres Cabezos y los de Huércal (Siret, L. 1892:
385-387). Se podría correlacionar con lo que actualmente se define
como Neolítico Tardío. La Fase II: “Cultura de la edad
de la Piedra” en Almería es definida como un Neolítico
medio con doble facies. La primera facies reflejada por la evolución
de los geométricos dominando las formas triangulares. La Segunda
facies por la llegada de una nueva etnia que trae consigo nuevos materiales
como tipos de silex que no se encontraban en la zona y una alta calidad
técnica en las puntas de flecha foliáceas. El origen remoto
de esta técnica del trabajo del silex lo sitúa en Egipto.
Actualmente se consideraría como Neolítico Final. La Fase
II/III es la continuación del Neolítico Final y Siret sigue
llamándola “Cultura de la edad de Piedra” en
Almería y será seguida en el tiempo por la plena edad del
Cobre, representada por Los Millares. Esta fase tiene dos facies: la
paleolítica de sustrato y la eneolítica de
importación. La llegada del eneolítico para Siret supone la
civilización del cobre, la decadencia de la piedra pulimentada y los
procedimientos perfeccionados para la utilización del silex.
El Neolítico reciente según L. Siret
constituiría su Fase III con presencia de cobre (escaso y no
está generalizado su uso) caracterizada por la influencia
foránea, a través de un activo comercio marítimo
fenicio, con vasos cerámicos imitando los huevos de avestruz y sus
decoraciones pintadas, la perfección de la talla del silex, el
marfil, cuentas vidriadas, vasos campaniformes, pinturas murales de las
sepulturas, la agricultura de irrigación o la emergente metalurgia
(Siret, L. 1892: 387-388). Estaríamos ya, según los
parámetros actuales en el Calcolítico Pleno.
G. y V. Leisner, basándose en el trabajo de
Siret, realizan la periodización de la “Cultura de
Almería” a través de la tipología de las tumbas
mientras que Siret lo realizó a partir de los poblados. De los
estudios realizados por G. y V. Leisner y Siret, obtenemos la siguiente
tipología de enterramientos en relación con la
periodización (Acosta, P. et al. 1981):
Adicionalmente existen también los siguientes
subtipos en esta tipología: a) mampostería, b) losas, c)
losas y mampostería, d) técnicas constructivas sin
especificar.
La unión de la tipología de las tumbas,
su subtipo y la periodización nos dan como resultado un interesante
sistema muy útil para poder clasificar las tumbas. A
continuación mostraremos ejemplos de este sistema:
Fase I Aa) Sepulcros de planta simple circular.
Mampostería.
Este sistema permite realizar numerosos
análisis y poder identificar que las tumbas con plantas simples
disminuyen por fases. En Fase I son más frecuentes los elementos
pulimentados mientras se encuentra una mayor abundancia de láminas
en la Fase II/III. El poblado de El Gárcel estudiado por Siret es
considerado Neolítico antiguo, lo que es posible a través de
la evidencia de microlítica. En el aspecto constructivo encontramos
también que en la Fase I las plantas simples con cámara
circular predominan, pasando a cámaras cuadrangulares con
diversificación de los corredores en la Fase II, y la frecuencia de
estos y cámaras rectangulares en la Fase II/III, aspectos que, pese
a críticas anteriores, han sido recientemente revalorizados
(Cámara Serrano y Molina González, 2004).
A causa de la falta de precisiones
estratigráficas, a los estudios parciales de la cultura material
mueble y a uso del fósil-guía debemos señalar que a
menudo resulta difícil una atribución clara de los
yacimientos y especialmente de los sepulcros dado que el ritual de
inhumación colectiva implica su uso continuado. En este sentido la
definición de la Cultura de Almería ha resultado
problemática, especialmente porque determinados autores no han sido
capaces de distinguir el Neolítico Tardío del Final. Otra
problema es que algunos investigadores no lo consideran como cultura, ni
siguiera en términos cronológicos pensando que son
comunidades pobres calcolíticas. En este sentido la solución
se puede obtener a través del análisis estratigráfico,
proporcionando una cronología sólida a dicho esquema.
Así lo mostraron Arribas y Molina (1979), aunque fuera a partir de
un yacimiento extraño al Sudeste, Los Castillejos en Las
Peñas de los Gitanos (Montefrío, Granada) a partir del cual
se estableció la relación entre la Cultura de Almería
y la Cultura de las Cuevas (Fernández-Miranda, M. et al., 1993) o en términos
más apropiados la relación entre el Neolítico Medio,
el Neolítico Tardío y el Neolítico Final.
Después del completo catálogo de Georg
y Vera Leisner (Leisner y Leisner 1943), en los años 50, entre 1955
y 1959, los arqueólogos Manuel García Sánchez y J. C.
Spahni realizaron el más completo análisis sobre los
sepulcros megalíticos del río Gor (un total de 198 sepulcros
megalíticos, más 40 dólmenes que habían
desaparecido desde los trabajos de Siret, obteniendo un total de 238
sepulcros para esta zona) (García y Spanhi 1959-60). A partir de
entonces los trabajos más completos de catalogación han
tenido lugar en el Bajo Andarax (Cara y Rodríguez, 1987), el Pasillo
de Tabernas (Alcaraz et al., 1994) y el Alto Almanzora (Román et al., 2000).
Durante el IV milenio BC en la comarca de Alto
Almanzora encontramos yacimientos de altura (a más de 1,000
m.s.n.m), ubicados en serratas que dominan un amplio territorio con una
visibilidad abierta en todas direcciones. En el conjunto Purchena y en
general en el Alto Almanzora destaca la asociación de asentamientos
y necrópolis en áreas cercanas (ejemplos: La Ruína,
Llano de los Churuletes), no conociéndose dispersiones similares a
las del área occidental. Las tumbas se localizan en mesetas
limitadas por ramblas como sucede en las tumbas de Purchena (occidental)
que presentan diámetros superiores a los 3 m con fechas del III y II
milenio. Las tumbas del sector oriental del valle son de menor
tamaño que las más occidentales, y así Loma del
Cucador 9 no superan los 2m de diámetro. Actualmente se está
intentando datar estos sepulcros a partir de los restos superficiales
cerámicos usando la técnica de Termoluminiscencia
(Román Díaz et al., 2003).
La particularidad mayor de este grupo de
necrópolis es la abundancia de ídolos desde los cruciformes
en fase II de Loma de la Atalaya 12 (Purchena) o en Loma de la Torre 4
(Cantoria) a falanges como los de Buena Arena 1 y 2 (Purchena) e
ídolos-placa como en Jautón 4 (Purchena), siempre en la fase
II-III (Cámara Serrano y Molina González, 2004).
En el bajo Almanzora, Almizaraque pudo cumplir el
papel de centro nuclear de un amplio territorio hasta los momentos finales
de la edad del cobre, cuando la reestructuración del poder
debió de conducir a una fragmentación del territorio
relacionada con el auge de las aristocracias de centros periféricos
como Las Pilas (Mojácar), en el valle del Aguas, proceso que
culminaría con el nuevo sistema político argárico al
iniciarse la edad del Bronce (Molina González y Cámara
Serrano, 2002). Este yacimiento fue excavado por Siret en dos etapas,
de 1903-1906 trabajó las zonas del Oeste y el Sur del yacimiento
descubriendo 30 casas, varios silos abiertos en la roca y ídolos
oculados sobre huesos. En la segunda etapa, de 1932-1933 excavó
varias zanjas con direcciones N-S y W-E, desde el centro del cerro
(Galván Martínez, 1995).
La necrópolis la Encantada se encuentra junto
a este yacimiento y también fue descubierta por Luis Siret que en
1907 comienza las excavaciones. Se mencionan tres tumbas tipo tholos. La número I es
la más cercana al poblado y mejor conservada. En el centro de la
cámara se encontró un hoyo de una columna de madera,
bastantes cuentas esteatita, caleíta y mármol hoy
desaparecidas. La Encantada II (en notas de Flores, “dolmen
#2”), totalmente destruida, presentaba cámara circular, hacia
Poniente mientras que en la Encantada III, casi desaparecida, se
sitúa hacia Levante, más cerca del “tell” del
poblado (Almagro, Mª. J. 1965).
En cualquier caso antes de acometer un resumen de
nuestra propia catalogación bibliográfica conviene trazar un
panorama más pormenorizado de las investigaciones recientes en la
zona más cercana a la que hemos utilizado como muestra, el Campo de
Níjar, es decir desde el noroeste de la provincia de Almería
hasta el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar.
EL ALTO ANDARAX-NACIMIENTO: LAS TRES VILLAS
En el entorno de Fiñana, al noroeste de la
provincia de Almería ciertas obras públicas, autovía y
campos eólicos, han obligado a actuar sobre un extenso grupos de
megalitos descubiertos por F. M. Alcaraz Hernández y en gran parte
inéditos (Ramos Millán et al., 2002).
Los megalitos investigados en Las Tres Villas
pertenecen a una extensa necrópolis, que fue denominada
necrópolis del Cerro de las Veredas. Generalmente se trata de
megalitos de pequeñas dimensiones, con plantas cuadrangulares,
rectangulares y trapezoidales. Entre ellos se encuentran Benítez,
Encina y el Cortijo. Benítez tiene una cámara funeraria
prácticamente construida en el túmulo, ya que sólo la
base de la misma esta excavada levemente en el techo de la roca. Ha sido
afectado por el expolio, lo que no ha permitido determinar con
precisión la planta de su cámara, siendo posiblemente
cuadrangular o poligonal. La Encina tiene una pequeña cámara
trapezoidal semiexcavada en la roca y semiconstruida en un túmulo
muy erosionado, encontrándose totalmente expoliada, ya que
sólo ha proporcionado entre sus ajuares algunos fragmentos
óseos y cerámicos. El Cortijo es comparable a los anteriores
en términos generales, mostrando cámara poligonal
totalmente excavada en la roca arcillosa.
Junto a este conjunto mayoritario de megalitos
sencillos, aparece una población menor de estructuras
megalíticas mayores, con destacadas particularidades constructivas,
de túmulos visibles, cámaras cuadrangulares y circulares,
puertas perforadas, posibles corredores de acceso y grandes ortostatos. A
este reducido grupo de sepulturas mayores y complejas pertenecen los tres
túmulos megalíticos de Boca Escúllar (Escúllar
1, 2 y 3).
Si bien las estructuras megalíticas simples
son bien conocidas en otros contextos (Bajo Andarax, Tabernas), estos tres
grandes túmulos (Escúllar 1, 2 y 3) son monumentos funerarios
excepcionales de este fenómeno cultural del megalitismo, y como
denuncian los ajuares materiales, coetáneos de los tholoi millarenses y a
megalitos de importantes dimensiones (por ejemplo en el término
municipal de Alhama) conocidos en el Bajo Andarax. Como en otros contextos
geográficos vecinos, estos monumentos funerarios se sitúan en
torno a las grandes vías de comunicación natural que son las
fluviales, jalonándolas a partir de su disposición en
colinas y cerros de gran visibilidad que bordean la cuenca del Río
Nacimiento y sus ramblas subsidiarias, como la Rambla de Escúllar.
La cronología y secuencia evolutiva de estas sepulturas
megalíticas, a falta de excavaciones modernas, se basa aún en
las adscripciones de las primeras investigaciones. Según lo
anterior, los megalitos simples serían más antiguos y con una
cronología neolítica. Los megalitos mayores y complejos
pertenecerían a la última época de este poblamiento,
el mundo calcolítico de la segunda mitad del tercer milenio a. C. en
cronología convencional (Huéchar-Alhama), donde como en esta
necrópolis del Cerro de las Veredas, también están
presentes rasgos típicamente millarenses.
BAJO ANDARAX: LOS MILLARES
El poblado de Los Millares se encuentra en el
municipio de Santa Fe de Modular, a 17 Km de Almería. Es uno de los
yacimientos más importantes del inicio de la edad de los metales en
el sureste, y da nombre a la Cultura de Los
Millares, que se extendió por todo el
Sudeste.
El poblado que cubre prácticamente todo el
desarrollo calcolítico (3200-2150 A.C.) se localiza en una meseta en
forma de espolón entre el río Andarax y la rambla de
Huéchar. Está situado estratégicamente próximo
a las minas de cobre de la sierra de Gador (Molina González, 1988;
Molina González y Cámara Serrano, 2002). Sin embargo se ha
dicho que el papel de la metalurgia en el desarrollo social fue de un
elemento que no impulsó pero que pudo favorecer el mantenimiento del
poder de determinar grupos sociales o incluso de ciertos poblados a
través de la exhibición y circulación de elementos de
prestigio y de la adquisición, a partir de ellos, de otros medios de
producción (Molina González y Cámara Serrano, 2002).
El poblado de Los Millares fue descubierto en 1891,
durante la construcción de una vía férrea, y fue
excavado por primera vez por Louis Siret (Siret, 1913). Tras un largo
periodo de abandono y expolio, en los años 50 los profesores Almagro
y Arribas reanudan las excavaciones (Almagro y Arribas, 1963).
Posteriormente en 1978 se iniciaron nuevas excavaciones hasta la
actualidad, las investigaciones están dentro del “Proyecto
Millares” dirigidas por el Departamento de Prehistoria de la
Universidad de Granada (Molina González, 1988).
L. Siret menciona 100 tumbas en la necrópolis,
pero sólo sitúa 80 en el plano publicado ninguna de las
cuales es señalada con la numeración dada por P. Flores (Nos
1-75). Este último es quien las excava y documenta,
enviándole esta información a L. Siret (Chapman, 1981). En
1943, G. y V. Leisner publican la información de 75 tumbas, de las
que tenían documentación y objetos de ajuar.
Durante mucho tiempo no se pudo correlacionar ninguna
de las tumbas sobre el terreno, con la excepción de la nº 17,
la única en el interior de la muralla del poblado y la nº 40,
la mayor de la necrópolis (Almagro y Arribas 1963). De las 75
tumbas, dos eran cámaras circulares simples (nº 33 y nº 51
“Rundgräber ohne Gang”; según descripción de
los Leisner), dos eran cuevas o se excavaron parcialmente bajo salientes
rocosos (nº 39 y nº 66), una era una cista de piedra (nº
29), cinco eran “megalithische Gräber”(nos 8, 26-28 y 63)
y 63 eran descritas como “kuppelgräber” (nos 1-7, 9-25,
30-32, 34, 37-38, 40-50, 52-62, 64-65, 67-75). Un enterramiento en cista
(nº 35) y un sepulcro de corredor de ortostatos (nº 36)
completaban el conjunto. Otra de los problemas con la que se encontraron G.
y V. Leisner es que se menciona el barranco del Viaducto, pero posiblemente
fuera el nombre antiguo del barranco de Pantaleo (Chapman, 1981).
En 1963, Almagro y Arribas logran correlacionar un
número mayor de sepulturas gracias a un croquis inédito de
Siret que no fue utilizado ni visto por los Leisner (Almagro y Arribas,
1963). Chapman en su tesis doctoral se dedicó a recopilar los
detalles del estudio de Almagro y Arribas pudiendo correlacionar 31 tumbas
con las publicadas por los Leisner y 4 más de manera provisional,
dando 35 tumbas; el 61.4% respecto a las 56 del plano, el 46.6% respecto a
las 75 publicadas por los Leisner y el 35% al respecto al centenar de
Siret.
Nosotros, en nuestra investigación, al
realizar las lecturas de los documentos nos encontramos con diversas
contradicciones y errores de imprenta. Por ejemplo, en el área del
ajuar, donde la publicación de Almagro y Arribas (1963) realiza una
detallada descripción de las piezas encontradas en Los Millares
basándose en los dibujos publicados por G. y V. Leisner, nos
encontramos con algunas contradicciones, por ejemplo en la sepultura VII
(numeración de Almagro y Arribas) ó 7 (numeración de
G. y V. Leisner) se le da el nº 43 a dos piezas distintas, en este
caso gracias a las descripciones y los dibujos de G. y V. Leisner se pueden
diferenciar, uno sería nº 43 (punzón de hueso en tres
fragmentos) y el otro nº 42 (fragmento puñal hueso con mango).
En el escrito de G. y V. Leisner (1943)
también nos encontramos contradicciones y errores de imprenta por
ejemplo, en el Grupo 16 formado por Los Millares, nos encontramos con que
Los Millares 25 está repetido en dos ocasiones, pero esta tumba
correspondería a la “taf.18, grab.6” mientras
“taf.21, grab.2 correspondería Los Millares 24.
Otras particularidades son que los Millares X y XI se
encontraban contiguas sobre un mismo túmulo. Entre los restos
humanos aunque en general sólo se encuentran restos adultos en la
cámara, en los Millares XXI según Almagro y Arribas se
encontraron huesos adultos en el nicho de la cámara y no sólo
restos infantiles.
BAJO-MEDIO ANDARAX: PASILLO DE TABERNAS
El Pasillo de Tabernas se sitúa cerca del
poblado de Los Millares. La zona esta geográficamente considerada
como una vía natural de comunicación entre las costas del
levante almeriense y las llanuras del interior. Cuenta con diversos
poblados del Neolítico reciente y el calcolítico
especialmente en los valles principales junto a pequeñas
necrópolis y grandes necrópolis dispersas en los valles que
descienden de los Filabres (más de 200 estructuras de
enterramiento).
Aunque muchos sepulcros fueron excavados por L. Siret
(1890-1906), y su material fue llevado en 1937 al Museo Arqueológico
Nacional, la mayor parte de los datos hoy disponibles procede de las
prospecciones llevadas a cabo en el marco del Proyecto Millares dirigido
por F. Molina González y A. Arribas Palau.
Se han documentando en las prospecciones tumbas
megalíticas simples, cámaras cuadrangulares o rectangulares
sin corredor, construidas con grandes ortostatos de micasquisto o pizarra
predominantemente por lo que no se trata de estructuras portantes estando
excavada la cámara siempre en la roca. En general se sitúan
en lugares elevados con buena visibilidad.
Un segundo grupo de sepulcros con mayor complejidad
constructiva, incluyendo cámaras circulares con corredor,
está asociado a los poblados calcolíticos del Pasillo y se
sitúan en pequeñas elevaciones (Alcaraz
Hernández et al., 1994).
J.A. Cámara Serrano y F. Molina
González (2004) obtuvieron una diferenciación, a
través de índices de pendientes y altura, entre las tumbas
que nos ayuda a comprender la dispersión megalítica en el
sureste. Refieren 3 grandes tipos, subdivididos cada uno en otras
agrupaciones.
En definitiva Se pueden distinguir las
necrópolis dispersas de alta-media montaña para marcar las
rutas de desplazamientos, dispersas de media-baja montaña o de
interconexión y concentradas de valle, destinadas a destacar la
cohesión social y la desigualdad. Se trata de emplazamientos que
marcan los desplazamientos de las cuerdas (partes altas de las cumbres),
las dorsales (para remontar una sierra de lado a lado), los collados (para
comunicar dos valles entre montañas), los vados (para atravesar
cursos de agua) y los cruces entre diversas rutas.
Entre el primer tipo de necrópolis destaca la
de Terrera-Ventura o Rubialillos situada en el centro del valle junto al
poblado de Terrera Ventura y que cuenta con 5 tholoi, a escala inferior de la
necrópolis de Los Millares. Fue excavada en 1950 por Cuadrado Ruiz
(Topp & Arribas 1965), en 1961 por Martínez Santa Olalla (sin
publicar) y en 1973-74 por Gusi Jener.
CAMPO DE NÍJAR
Luis Siret y su capataz Pedro Flores encontraron
mucha necrópolis de gran importancia en la región del Campo
de Níjar como las necrópolis prehistóricas de las
Peñicas y el Tejar. G. y V. Leisner realizaron la
recopilación de algunos de estos materiales y documentaron estos
enterramientos calcolíticos, publicándose en su obra
monumental (Leisner y Leisner 1943). El descubrimiento de la
necrópolis del Barranquete a finales de los años 60
motivó una primera intervención arqueológica a
cargó de M. Fernández Miranda, quién puso al
descubierto su importancia excavando varias tumbas de falsa cúpula.
Entre 1969-1972 Mª J. Almagro Gorbea continuó estudiando una
serie de tumbas megalíticas pertenecientes a la misma
necrópolis, que dieron lugar a varias publicaciones (Almagro Gorbea,
1973a, 1973b). Años más tarde esta misma investigadora
realizó varios sondeos arqueológicos en el poblado
prehistórico de El Tarajal (36°50’ N 1°29’E),
que según la autora no pasaba los 170 m2 de superficie, situado muy
cerca de esta necrópolis y destruido en aquellos años
(Almagro Gorbea, 1976). No será hasta la década de los
años 80 cuando comiencen los primeros proyectos de
prospección arqueológica a cargo de J. Ramos en el Campo de
Níjar, desde Sierra Alhamilla hasta La Serrata. El estudio
comprendía desde la prehistoria hasta la época romana (Ramos
1986, 1987, 1990), completado por los del equipo de F. Carrión
(Carrión et al., 1993; Haro 2004).
Los asentamientos calcolíticos están
situados sobre cerros de escasa altura que dominan el paisaje atravesados
por varias terrazas fluviales donde pudo desarrollarse la agricultura. Las
excavaciones de El Tarajal establecieron la única secuencia
estratigráfica disponible en la comarca (Almagro, 1976) que va desde
el Cobre Pleno hasta un Bronce inicial. Las fechas calibradas nos indican
un cal. 2895 A.C. como fecha inicial y un cal. 2294 A.C. para los
últimos momentos (Nocete, 2001: 37).
El grupo inmediato de tumbas de El Barranquete (Campo
de Níjar) (Almagro, 1976a, 1973b) ocupa una situación
estratégica controlando el mayor paso hacia la zona suroriental del
Cabo de Gata (Haro Navarro 2004). Esta necrópolis comparte una etapa
muy similar a la de Millares (Cobre pleno), pero se diferencia en que es
una necrópolis más reducida.
La necrópolis el Barranquete fue descubierta
en 1968 por el arqueólogo suizo Charles Bonnet y estudiada por
Almagro. Sus 11 tumbas son del tipo tholos, aunque hay indicios de la posible existencia de otros
sepulcros (Cámara Serrano y Molina González, 2004). Las
plantas pertenecen al tipo A señalado por Acosta y Cruz-Auñon
(1981); circular con el diámetro ligeramente ovalado, oscilando las
medidas entre los 10-15m de diámetro.
El Barranquete es una de las pocas necrópolis
donde se han realizado estudios antropológicos de los individuos
encontrados. En este análisis antropológico se utilizaron las
técnicas de Martín, R. (1958) (Jahrbuch der Anthropologie in
systematischer Darstellung, Stuttgart. Re-edit. K: Saller. G. Fischer
Verlag edit.) para las medidas; la estimación de la edad se
basó en el esquema de Vallois modificado por Olivier, Georges
(Pratique Anthropologique. Vigot Freres, editeurs. Paris-VI-1960) y por
Brocca, Paul (Instructions cranoiologiques et craniometriques Mem. de la
Soc. d’ Anthrop. de Paris. T-2. 1875). Para la consolidación
de algunos ejemplares se utilizó material plástico.
Las sepulturas constaban de enterramientos
colectivos, practicando el rito de la inhumación, y según el
análisis antropológico realizado por Miguel Botella (Almagro
1973) se encontraron 107 individuos. Tratándose de un 59.8% de
adultos y un 14.2% juvenil (mayor pico de mortalidad). Siendo rara la
longevidad y no estando representada la mortalidad infantil. Los esqueletos
se encontraron en posición encogida o posición fetal, con
excepción de 1 individuo en la sepultura 4 y otro en la sepultura 11
que se encuentran estirados (del argar). En las sepulturas 2, 3, 4, 5, 8, 9
y 11 los individuos muestran los cráneos descansando sobre un
espacio especial delimitado por varias piedras en donde encajan las
cabezas. Junto a cada muerto, en casi todos los casos, se encontraba por lo
menos un recipiente de cerámica.
Algunos de los resultados del análisis
antropológico de las tumbas son los siguientes. En El Barranquete 4
se encontraron 14 individuos en la cámara (tipo 2 Broca,
terminología usada por Miguel Botella); una calvaria (cráneo)
de un varón de 65 años, un fragmento de cráneo de un
varón adulto, un fragmento de cráneo y una mandíbula
posiblemente de un individuo masculino de alrededor de unos 30 años,
2 fragmentos de un cráneos de un adulto masculino; un fragmento de
un cráneo de un individuo maduro, un fragmento de un cráneo
de un niño en la 2da infancia, un fragmento de un cráneo de
un adulto, un temporal de un individuo infantil (II), un fragmento de un
cráneo de un adulto mayor de 30 años, un fragmento de un
cráneo y una mandíbula de un individuo maduro.
ANÁLISIS DE LA NECRÓPOLIS DEL
BARRANQUETE
Luego de numerosas revisiones bibliográficas y
un arduo trabajo de investigación hemos logrado obtener las fichas,
recogidas en el Volumen II de nuestro Proyecto de Investigación,
objetivo principal de este trabajo de investigación, del que
ofrecemos aquí un modelo aplicado a la necrópolis citada en
último lugar (fig. 1). Paara lograr una mejor visión de la
información contenida se colocan abreviaturas en vez de palabras
enteras en algunos de sus apartados.
Queremos destacar que existen espacios en blanco en
las diferentes fichas de las Tablas, los cuales están para ser
posteriormente rellenados con nuevos hallazgos que ulteriores estudios e
investigaciones puedan aportar en un futuro.
En relación con la necrópolis del
Barranquete realizamos un polígono señalando no sólo
sus sepulturas, utilizando de base el mapa de la publicación de
Almagro Gorbea (1973), sino también el área de posible
dispersión, y luego utilizando el “Programa
Mulhacén” obtuvimos las coordenadas UTM de cada tumba dentro
del mapa topográfico de Andalucía a escala 1:10000 (fig. 2 y
3).
En nuestro análisis solo realizamos una breve
aproximación a la enorme gama de posibilidades que tienen las
estadísticas para mostrarnos tendencias, como hizo Carmen de la
Peña y Montes de Oca (1986) en su publicación. Debido a los
pocos detalles sobre el ajuar que tenemos del Barranquete, no obtuvimos
extraordinario resultados al menos de momento. Por supuesto es sabido que
cuanto mayores detalles mejores y más fiables serán los
resultados. Por consiguiente pensamos que sería de utilidad realizar
posteriormente un análisis como el realizado por B. Blance (1971) en
su publicación donde se muestra las asociaciones de cada material.
Primeramente realizamos una gráfica donde se
muestra la frecuencia de asociación entre los ajuares, encontrando
que existe mayor frecuencia de objetos de hueso trabajado (tabla 1, fig.
4).
VALORACIÓN Y PERSPECTIVAS
En base a todas las lecturas que pudimos realizar y
sus análisis, pensamos que sería de un gran aporte la
revisión del material hallado (en las distintas necrópolis
excavadas), no sólo para conocer su estado actual sino
también para observar si existía más material del
publicado. Por esta razón se realizaron las visitas a distintos
museos, corroborando su estado actual y observando si se encontraban en
exhibición.
Nuestra visita al Museo Arqueológico Nacional
en Madrid nos permitió conocer de primera mano la condición
de conservación de algunas piezas y la cantidad de material que se
encuentra en exhibición procedente de las necrópolis
megalíticas de Almería. Muchas de las piezas son de las
excavaciones de Siret y su capataz, Pedro Flores.
En adición, realizamos una visita al nuevo
Museo de Almería, que está recién renovado. En
exhibición se encuentran las piezas encontradas en las excavaciones
realizadas por Almagro y Arribas (1953-1957) y también parte del
material de las más recientes excavaciones en Los Millares.
También se encuentran materiales arqueológicos de otras
importantes necrópolis y poblados anejos del Sudeste como piezas de
cerámica de Almizaraque, Los Millares y Terrera Ventura, cuencos con
decoración de estilo campaniforme en Los Millares y el Chuche,
ídolos cruciformes de Loma de Atalaya 12 y Loma de Almanzora 15, un
ídolo con atributos femeninos de cerámica de Terrera Ventura
y ajuar de cobre de Los Millares y del Barranquete; entre otras piezas.
El poner en valor un patrimonio cultural como lo es
una necrópolis megalítica no sólo permite su
recuperación y conservación sino que fija a la
población, en la que está inmerso, creándole riqueza y
empleo. Este intento de puesta en valor en el Sudeste lo podemos ver en el
parque temático integral sobre el megalitismo en Gorafe (Castellano
Gámez, M. et al., 1999) y en Los Millares.
Para finalizar es nuestro deseo que se
continúen las investigaciones, por tal razón esperamos que lo
expuesto en este trabajo de investigación sea de utilidad no solo
para realizar análisis y nuevas investigaciones sino también
para despertar el interés de la investigación en general.
AGRADECIMIENTOS
Deseo agradecer primeramente a todas las personas que
conozco porque cada uno de ellos han sido esenciales para mi
formación y la obtención de mis metas. Especialmente
agradezco el apoyo que me han brindado mis tutores: Fernando Molina y Juan
Antonio Cámara. A cada profesor que ha formado parte de mi
educación. A toda mi familia que siempre me han brindado
cariño y apoyo, a pesar de la distancia y el tiempo. A mi novio
José A. por brindarme su cariño, paciencia y amor, siempre
distrayéndome con nuevas aventuras. Principalmente agradezco la
paciencia, amor y apoyo de mi madre que sin ella no estaría en donde
estoy ni sería quien soy. Le agradezco el apoyo que siempre me ha
dado en mis decisiones y aventuras. No tengo palabras para poderle
agradecer todo lo que se merece, gracias mamá.
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