LA PRODUCCIÓN TEXTIL EN EL ARGAR DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO. ESTUDIO DE LAS PESAS DE TELAR DEL COMPLEJO ESTRUCTURAL XVIa DE PEÑALOSA (BAÑOS DE LA ENCINA, JAÉN)

ARGARIC TEXTILE PRODUCTION FROM A GENDER PERSPECTIVE. ANALYSIS OF THE LOOM WEIGHTS FROM THE STRUCTURAL COMPLEX XVIa OF PEÑALOSA (BAÑOS DE LA ENCINA, JAÉN)

Aintzane OLAIZOLA IRURETA *

Resumen
En este trabajo se estudia la producción textil de El Argar mediante el análisis de las pesas de telar del Complejo Estructural XVIa del yacimiento de Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén). Se identificarán el nivel de especialización y el tipo de tejido que pudo ser producido. Asimismo, desde una perspectiva de género, se pondrán en relación la actividad textil y la identidad femenina, con base en los enterramientos argáricos. Este estudio podría ser de ayuda en investigaciones futuras en torno a las actividades textiles realizadas tanto en ese yacimiento como en otros poblados de la Cultura Argárica.

Palabras clave
El Argar, Peñalosa, producción textil, pesas de telar, identidad femenina.

Abstract
This paper studies the textile production of El Argar by analysing the loom weights from the Structural Complex XVIa of the site of Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén). The level of specialisation and the type of weaving that could have been produced will be identified. Also, from a gender perspective, we will relate textile activity and female identity, based on the Argaric burials. This study could be of help in future research into the textile activities carried out both at this site and at other settlements of the Argaric Culture.

Key words
El Argar, Peñalosa, textile production, loom weights, female identity.

INTRODUCCIÓN

El presente Trabajo Fin de Máster estudia la actividad textil del Complejo Estructural XVIa del yacimiento de Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén). Dicha actividad, tradicionalmente, ha generado poco interés en las investigaciones arqueológicas, aunque actualmente son más recurrentes este tipo de estudios. Peñalosa es un yacimiento argárico muy apropiado para analizar la producción textil, dado que está dotado de contextos bien conservados y numerosas evidencias arqueológicas relacionadas con esta actividad.

OBJETIVOS

El objetivo principal es contribuir al estudio de las actividades textiles, sobre todo la tejeduría, en las comunidades argáricas. Para que el general se cumpla, se han seguido objetivos particulares:

- Empezar a desarrollar la investigación de la producción textil en Peñalosa, aplicando una metodología específica para el análisis de las pesas de telar argáricas.

- Conocer el tipo de tejido que pudo haber sido producido en el Complejo Estructural XVIa de Peñalosa, aplicando una propuesta metodológica del CTR (Centre for Textile Research) de la Universidad de Copenhague.

- Determinar el nivel de especialización de la producción textil en el previamente mencionado CE.

- Desde una perspectiva de género, intentar aclarar si este tipo de actividades eran realizadas por las mujeres (por su tradicional vinculación) y si la realización de la producción textil podría ser signo de la identidad femenina en El Argar.

ESTADO DE LA CUESTIÓN

El Argar y la actividad textil argárica

El Argar es una de las culturas más intensamente investigadas en la Prehistoria de la Península Ibérica. Su área nuclear se establece en la unidad geográfica denominada “depresión prelitorial murciana” (2200-2000 a. C.) (HERNÁNDEZ PÉREZ et al., 2021). A partir del 1900 a. C., los rasgos culturales más característicos de El Argar se expandieron por las actuales provincias de Granada y Jaén. Peñalosa se integra en el Grupo Argárico del Alto Guadalquivir, un conjunto de formaciones sociales que se definen por el carácter homogéneo y estandarizado de sus comportamientos (CONTRERAS 2000; ARANDA et al., 2021).

La actividad textil argárica es una de las actividades productivas de las sociedades del pasado que menos han sido investigadas. La producción de tejidos exige desarrollar un conjunto de procesos interrelacionados. Este trabajo se centra en el proceso de la tejeduría; es decir, en la transformación de los hilos en tejidos, entrelazando dos series de hilos perpendiculares denominados urdimbre y trama. Para realizar su análisis, se han estudiado unas determinadas herramientas textiles: las pesas de telar, que funcionaban como contrapesos en un telar. De momento se han reconocido cuatro tipos generales de pesas de telar, con sus respectivos subtipos, según la seriación cronotipológica más reciente (BASSO et al., 2022) (Fig. 1).

Fig. 1. Clasificación tipológica de las pesas de telar de la Edad del Bronce en el cuadrante suroriental de la Península Ibérica. Fuente: Basso et al., 2022.

El tipo de pesas constatado principalmente en Peñalosa es el de las pesas circulares de 2 perforaciones no centradas (MORENO et al., 2012). El uso de esta tipología se situaría entre 1750-1500 cal BC (LULL et al., 2015).

Procesos e instrumentos de la producción textil

Varios autores han decidido dividir el registro arqueológico entre evidencias directas (restos de tejido) e indirectas (artefactos de la producción textil). Sin embargo, en este trabajo se propone separar el registro arqueológico entre productos e instrumentos, por el hecho de que éstos últimos son evidencias que también nos remiten directamente a la actividad.

Productos de la actividad textil

El tejido suele desaparecer con el paso del tiempo debido a su naturaleza orgánica, algo que dificulta y complica irremediablemente su estudio. A pesar de esa problemática, en varios yacimientos de cronología argárica de la zona suroriental de la Península Ibérica se han podido documentar restos de tejeduría, cestería y cordelería (BASSO 2018).

Las fibras de origen vegetal identificados en los yacimientos de El Argar han sido el esparto, el lino, el junco y la anea; en cuanto a las fibras de origen animal, sólo se han conservado restos de lana en casos excepcionales. Aun así, es probable que se usara un mayor abanico de especies para la elaboración textil (JOVER y LÓPEZ PADILLA 2013).

Instrumentos de la actividad textil

Sólo se ha conservado una pequeña parte de los artefactos utilizados, ya que seguramente gran parte del instrumental textil estaría realizado en madera. Los principales útiles son las fusayolas y las pesas de telar. La presencia de las pesas de telar nos habla del proceso de tejido y la existencia de un telar en un yacimiento (BASSO 2018).

El telar vertical es el más frecuentemente identificado en los yacimientos de la Edad del Bronce del Sureste y el Levante peninsular, dado que normalmente las pesas aparecen alineadas junto a las paredes, indicando que el telar se apoyaba en ella para conseguir la inclinación necesaria y un funcionamiento correcto (GRÖMER 2016; JOVER et al., 2020).

Los sistemas de hilos (urdimbre y trama) que se entrelazan entre sí para obtener superficies lisas. El telar permite crear mecánicamente una tela, sin ser necesario mover cada elemento de forma individual. Toda la serie de hilos se mueve de manera simultánea, de modo que el tejido es más eficaz y rápido (GRÖMER 2016: 93). La urdimbre corresponde a la parte estática que se mantiene sujeta y estirada por las pesas de telar. Recibe y engloba a la trama; perpendicular a la urdimbre, que corresponde a la parte móvil y da cuerpo al tejido pasando de manera alterna por encima y por debajo de los hilos de la urdimbre (ALFARO-GINER 1984; ANDERSSON 2015) (Fig. 2).

Fig. 2. Telar vertical de pesas. Fuente: Alfaro-Giner 1984: 95.

La especialización de la producción textil

La producción supone transformar las materias primas en objetos útiles; mientras que la especialización sería una manera de organizar esa producción (COSTIN 1991). Los especialistas producen bienes para satisfacer las necesidades de otros. Por tanto, un tipo de producción será especializado cuando una unidad doméstica genera más de lo que consume (COSTIN 2005; GILMAN 2008).

Según Andersson (2003), la producción textil se desarrolló a partir de la producción doméstica. Después vendría la industria doméstica; organizándose también en torno al hogar, pero produciendo excedentes más allá de la subsistencia. La especialización sería el siguiente nivel; el trabajo se realizaría a tiempo completo y seguramente, los/las trabajadores/as dependerían de un patrón. La última etapa sería ya la producción de taller dirigida al comercio y la industria a gran escala (ANDERSSON 2003).

Uno de los mayores problemas para identificar la presencia de especialistas es localizar el espacio donde la actividad especializada pudo haber tenido lugar. El descubrimiento de artefactos u objetos relacionados con la producción no permite identificar la especialización por sí solo; sino el reconocimiento de una distribución diferencial de las herramientas y bienes entre distintas unidades de propiedad (COSTIN 1991).

METODOLOGÍA PARA EL ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN TEXTIL EN CONTEXTOS ARQUEOLÓGICOS

Unidades de observación y análisis

Los artefactos constituyen la unidad básica de observación que constatan que una actividad fue desarrollada. Sin embargo, la identificación del área de actividad es lo más relevante a la hora de estudiar la organización de la producción textil y su interrelación con otras actividades en un contexto concreto. Permite delimitar en un espacio y tiempo determinado dónde y cómo pudo ser desarrollada la actividad textil. Las áreas de actividad textil se infieren a partir de la concentración de pesas de telar.

La siguiente unidad de observación y análisis sería ya la unidad de producción textil. Implica poner en relación todos los elementos presentes en el registro arqueológico. Una unidad de producción textil puede ser una unidad doméstica o una unidad de producción mayor (un linaje, una comunidad, un taller especializado…). Una unidad doméstica es un espacio donde, además de ser lugares de residencia, se desarrolla el grueso de la actividad productiva, junto con el consumo y el almacenamiento. Ello no indica necesariamente una producción de tipo subsistencial. Por otro lado, una unidad de producción mayor se interpreta como un taller textil o un espacio donde se desarrolla una actividad especializada si se documenta una cantidad de instrumentos superior a la necesitada por una unidad doméstica. Aun así, este tipo de espacios pudieron haber tenido un carácter comunitario; no necesariamente fueron talleres textiles especializados (BASSO 2022).

Inferencia espacial de la actividad textil

La identificación de un área de actividad de producción textil permite situar el espacio donde se utilizó un telar vertical de pesas. Por lo tanto, se considera como el indicador más importante para hablar de la tejeduría en un contexto arqueológico concreto.

Hay un importante número de variables, por lo que las pesas de telar encontradas en un yacimiento arqueológico deben ser documentadas y registradas con exactitud durante la propia excavación y en el posterior trabajo de laboratorio: la cantidad, la posición y la ubicación y disposición exactas a nivel microespacial dentro de la unidad habitacional y a nivel macroespacial para situar su posición en un asentamiento determinado (BASSO 2018; BASSO et al., 2021; BASSO 2022).

El análisis de las pesas de telar

Se han analizado 31 de las 42 pesas de telar del CE XVIa. En primer lugar, se ha valorado el estado de conservación de cada una. Se han estudiado pesas que se conservan completas, otras que conservaban casi toda su integridad original o estaban algo fragmentadas y otras muy deterioradas, las cuales han presentado mayores dificultades para ser analizadas.

Después se han medido el diámetro y el grosor de cada una de ellas. A continuación, se han pesado todas las pesas completas. En el caso de no estar completas y si ha sido posible valorar su porcentaje de conservación aproximada, se ha calculado su peso estimado aplicando una regla de tres. En las pesas deterioradas, dicho cálculo ha sido imposible de realizarse.

En las pesas que han conservado sus perforaciones, se ha medido el diámetro de las mismas, también el de las ampliaciones y desgastes sufridas por el uso. Se ha observado si tienen marcas que probablemente demuestran haber sido utilizadas en un telar vertical y, en el caso de haberlas, hacia dónde se dirigen.

Además, se ha analizado su composición: el tipo de barro y el color, el tamaño de los desgrasantes utilizados en su elaboración, su consistencia y si fueron cocidas o no.

En último lugar, se han fotografiado las dos caras y la sección de las pesas mejor conservadas, así como el detalle de sus perforaciones.

Para la realización de este procedimiento descrito, se han utilizado fichas específicas diseñadas por Ricardo Basso (Fig. 3).

Fig. 3. Ficha utilizada para el análisis de las pesas de telar del CE XVIa.

Los parámetros más importantes a tener en cuenta han sido el peso y el grosor de las pesas, ya que permiten inferir en el desarrollo de la producción textil y la especialización que tuvo lugar o no en un contexto arqueológico determinado (MARTENSSON et al., 2009). Martensson, Nosch y Andersson (2015) investigaron la influencia esos parámetros mediante la aplicación de la Arqueología Experimental. Estudiaron pesas de telar de diferente peso, para llegar a la conclusión de que el dato fundamental es la tensión de los hilos. Una pesa de telar ligera no podría proporcionar la tensión suficiente para hilos gruesos y el trabajo sería más difícil y costoso, por lo que sería necesario un número mayor de pesas de telar para conseguir esa tensión adecuada. Sin embargo, con un número elevado de pesas el proceso de tejido sería menos manejable. Por consiguiente, no es aventurado pensar que las pesas de telar ligeras tensarían hilos de urdimbre más finos, con el resultado de un tejido fino. Por el contrario, las pesas de telar pesadas albergarían hilos más gruesos (OLOFSSON et al., 2015).

El grosor de la pesa de telar también influye en el resultado al definir el espacio disponible para los hilos que conforman la urdimbre. Una pesa de telar fina alberga menos hilos que una pesa gruesa, por el simple hecho de que las pesas de telar pesadas harían romper los hilos dispuestos (MARTENSSON et al., 2009; ANDERSSON 2015).

Pesas y tejidos. Herramientas y productos inexorables

A partir del registro del peso y el grosor de las pesas de telar es posible sugerir el tipo de tejidos que podrían haberse producido con una determinada calidad de hilo. Ya se han realizado varios estudios al respecto, siendo el más completo el estudio de la producción textil durante la Edad del Bronce en el Egeo (ANDERSSON y NOSCH 2015). Para la realización de los cálculos, se basaron en una serie de criterios necesarios (MARTENSSON et al., 2009: 393):

- La tensión de los hilos de la urdimbre depende del grosor de los hilos, de la dureza del hilado, de la calidad de la fibra y del grado de preparación de esa fibra.

- Número de hilos de urdimbre por pesa de telar. El peso de la pesa de telar dividido por la tensión de la urdimbre.

- Número de hilos de urdimbre por dos pesas de telar (una en la parte delantera del telar y otra en la parte trasera).

- Hilos de urdimbre por cm. El número de hilos por juego de dos pesas de telar, dividido por el grosor de la pesa de telar.

- Número de pesas de telar. Se calcula con la anchura del tejido dividida por el grosor de la pesa de telar y multiplicado por el número de caladas (dos caladas para un juego de dos pesas de telar).

- Número de hilos de urdimbre. Número de hilos por cm multiplicado por la anchura del tejido inicial.

- Cantidad de hilos de urdimbre. Se calcula multiplicando el número de hilos por cm por la anchura del tejido inicial en cm, que a su vez se multiplica por la longitud de los hilos de urdimbre en m.

- Cantidad de hilos de trama: en un entramado liso, será idéntica a la cantidad de hilo de urdimbre.

- Consumo de hilo para 1 m2 de tela. Se suma la cantidad de hilo de urdimbre a la cantidad de hilo de trama, más un 2% de hilo, ya que en la última parte de la urdimbre suele desperdiciarse algo del hilo de urdimbre.

CASO DE ESTUDIO. LA VIVIENDA XVIa DE PEÑALOSA

Peñalosa, el yacimiento más periférico de la cultura argárica

El poblado de Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén) se asienta sobre un macizo pizarroso, escarpado y defendido naturalmente, dominando el valle del río Rumblar en su cuenca media (Fig. 4). Su ubicación es óptima, ya que se encuentra cerca de varios manantiales de agua y cuenta con grandes recursos de materias primas en su entorno más inmediato. Constituye uno de los pocos poblados argáricos que permite acercarnos a la cotidianeidad por el buen estado de conservación de su registro arqueológico (CONTRERAS 2000).

En cuanto a su organización urbanística, Peñalosa está constituida por cuatro espacios diferenciados: la Terraza Inferior, Terraza Media, Terraza Superior y la estructura más monumental denominado Acrópolis. Se identifican dos grandes fases prehistóricas en el poblado: la Fase IIIA (1850 a. C.) y la Fase III0 (1450 a. C.). Después de esta fase, el poblado se abandonó y no se encontró población de nuevo hasta la época romana-imperial (CONTRERAS et al., 2014).

Fig. 4. Fotografía aérea tomada en 2010. Fuente: Proyecto Peñalosa.

En lo que se refiere a la morfología de las unidades domésticas, por lo general se tratan de viviendas de planta rectangular u ovalada, en cuyo interior se separan varias habitaciones, dotadas por techumbre o sin ella dependiendo del tipo de actividad que se realizaba en su interior. De este modo, es posible mantener el desarrollo de distintas actividades de manera aislada, mientras que en la fase precedente todas compartían un espacio común (CONTRERAS 2000).

El Complejo Estructural XVIa

El Complejo Estructural (CE) o la vivienda XVIa se ubica en el extremo suroccidental de la zona denominada como “Acrópolis”, el cual se estructura sobre la Terraza Superior de la ladera sur del poblado. La selección de esta vivienda se debe a que permite identificar, durante su fase IIIA, los distintos pasos a seguir en la producción textil. Dicha fase presentaba un registro arqueológico en muy buen estado de conservación, debido a que los depósitos de derrumbe provocados por un fuerte incendio lo sepultaron. Bajo los potentes derrumbes, se encuentra un significativo conjunto de cultura material que muestra parte de la cotidianeidad del grupo social que habitó este CE.

Corresponde al prototipo de vivienda argárica de Peñalosa, ya que presenta las estructuras básicas para facilitar el desarrollo de distintas actividades en su interior. La disposición y la tipología de los elementos que se localizaron en esta fase muestran una variabilidad de actividades, entre ellas la elaboración de tejidos y su confección. Junto al muro sur o delantero de la vivienda se registraron evidencias indicadoras de dicha actividad; se localizó una gran laja de pizarra rectangular que se interpretó como parte de un telar vertical y, adicionalmente, apareció una considerable concentración de pesas de telar (Fig. 5). Algunas piezas, vista su disposición alineada, fueron interpretadas como pesas que estarían tensando los hilos de la urdimbre cuando se produjo el incendio. Según los investigadores e investigadoras del sitio, las demás pesas se encontraban, posiblemente, apiladas sobre estanterías y otras secándose dispuestas directamente sobre el pavimento (MORENO et al., 2012; CONTRERAS et al., 2014).

Fig. 5. Concentración de las pesas de telar donde se encontraría el posible telar vertical. Fuente: Contreras et al., 2014.

Análisis de la producción textil en el CE XVIa

Las pesas de telar y las áreas de actividad

De las 31 de pesas analizadas, sólo 5 se encuentran completas, 4 bastante o casi completas (entre 80 y 90 %), 3 medianamente completas (entre 40 y 65%) y 20 muy fragmentadas, demasiado deterioradas y deformadas como para poder ser analizadas adecuadamente. Todas las pesas presentan una consistencia sólida que se debe, probablemente, a su exposición al incendio que tuvo lugar en este contexto. Debido a ese incendio que asoló la habitación, es difícil saber si fueron cocidas previamente.

Las características de las pesas de telar que han podido ser estudiadas correctamente (únicamente 12 del total de 31 pesas que se han analizado) se resumen en la Tab. 1. Por otro lado, en la Lám. 1. se recogen las pesas mejor conservadas. No han sido incluidas las pesas de telar con un amplio grado de deterioro, puesto que no aportaban datos suficientes para ser analizadas conjuntamente.

Tab. 1. Características de las pesas de telar del CE XVIa que han podido ser analizadas.

Lám 1. Las pesas mejor conservadas: fotografía y sección. 1) 50685. 2) 50695. 3) 50702. 4) 50703. 5) 50704. 6) 50705. 7) 50708. 8) 50842. 9) 50845. 10) 50922.

De las pesas que se presentan en la tabla, ocho de ellas conservan sus perforaciones en ambas caras. Se ha podido observar que todas las perforaciones conservadas presentan en sus proximidades marcas de uso y desgaste y, en algunos casos, han sufrido ampliaciones relevantes, tal y como se ha descrito.

En definitiva, las pesas de telar del CE XVIa muestran que fueron utilizadas porque presentan marcas de uso y desgastes. Además, se encontraron concentradas, junto con restos de madera carbonizada interpretados como partes de un telar vertical (MORENO et al. 2012), lo que podría estar corroborando que en ese espacio hubo un telar de pesas. Por tanto, el análisis de las pesas de telar muestra que en este espacio se confeccionaron telas y se practicó el proceso de tejeduría; por lo que estaríamos ante un área de actividad de producción textil sin lugar a dudas.

Conjuntamente, se ha realizado un gráfico de dispersión (Fig. 6), relacionando el grosor y el peso de esas pesas de telar (completo en el caso de las pesas conservadas completas y restituido en el caso de las pesas a las que se les ha estimado el peso).

Fig. 6. Gráfico de dispersión con relación grosor/peso completo y restituido de las pesas completas, casi o bastante completas y las pesas medianamente completas.

Las pesas de telar se agrupan en dos grupos. Un grupo está formado por una única pesa, mientras que el segundo está formado por el resto de las pesas, ya que presentan dimensiones y peso bastante homogéneos y semejantes: grosor de entre 5-7 cm y un peso de entre 900 y 1200 g. Es importante tener en cuenta que las pesas que cuentan con un peso mayor no estaban completas, además de encontrarse condicionadas por incrustaciones y pérdidas, por lo que fue necesario hacer una estimación de su posible peso original. Solo una pesa de telar supera los 1200 g (pesa 50704), alcanzando, según la estimación, los 1300 g. Teniendo en cuenta que de esta pesa solo se conserva el 40% es muy probable que su peso original estuviese dentro del rango del resto de las pesas. Por lo tanto, es posible considerar que las pesas estudiadas conformaban un conjunto de un mismo telar (a excepción de la pesa de telar 50685, claramente más pequeña y menos pesada que el resto, por lo que se ha integrado en el grupo 2).

El caso de la pesa de telar 50965 es interesante, ya que es de otro tipo de pesas. Los desgastes identificados en el estudio permiten valorar que fue utilizada y las medidas son semejantes al resto, por lo que existe la posibilidad de que hubiera sido utilizada en el mismo telar. Aun así, esta pesa se encontraba más alejada de las pesas que aparecieron concentradas. Podría haber rodado hasta ese lugar o tal vez, no estaba siendo utilizada en el telar, sino que estaba almacenada.

En las pesas de telar deformadas, al encontrarse tan deterioradas, no ha sido posible identificar marcas de uso o algún signo de desgaste (a excepción de la pesa de telar 50885). En la mayoría de los casos los fragmentos que mejor se conservan presentan una curvatura y/o la cara alisada, características que demuestran que fueron pesas de telar. Actualmente y en el estado de conservación en el que se encuentran, es muy difícil identificarlas con un tipo específico de pesas, aunque visto que la mayoría de las pesas completas analizadas son del tipo 3 y del subtipo 3a, es posible que las deterioradas también fueran de ese tipo. Aun así, también pueden existir excepciones, como en el caso de la pesa de telar 50695 (tipo 4b).

Aunque no haya sido posible observar ninguna marca de uso, no se puede negar la posibilidad de que las tuvieran y fueran usadas en un telar. Sin embargo, la cantidad de pesas de telar encontradas en este contexto supera el número de pesas necesarias en un telar. Por tanto, además de ser un área de producción de tejidos, en este espacio se realizarían otro tipo de trabajos relacionados con la producción textil, como es la producción de sus propias herramientas. Cabe la posibilidad de que estuvieran secándose en el suelo después de haber sido fabricadas, de ahí su pésimo estado de conservación y las numerosas incrustaciones que llevan. En ese caso, estaríamos ante un área de actividad dedicada a la fabricación o elaboración de las pesas de telar. También podrían haber estado apiladas o almacenadas sobre estanterías y formar parte de un área de almacenamiento de las pesas, tal y como afirman quienes las excavaron (MORENO et al., 2012), pero con los datos y la información con la que contamos en este momento, no dejan de ser hipótesis.

¿Qué tipo de tejido se producía en el CE XVIa?

En el apartado metodológico (véase capítulo 5) se ha descrito el procedimiento a seguir para inferir el tipo de tejido que se consigue a partir de un conjunto de pesas de telar de peso y grosor homogéneos.

Después de realizar los cálculos, se ha llegado a la conclusión de que el tejido que se obtendría en un telar vertical con este conjunto de pesas necesita el uso de hilos de urdimbre bastante gruesos que requieren de una tensión considerable. La mayoría de las pesas necesitarían una tensión de entre 35 y 70 g. Si la tensión fuera menor de 35 g, los hilos no podrían mantenerse fijos mientras se trabaja en el tejido. Por el contrario, si la tensión fuera mayor de 70 g, los hilos no lo soportarían y probablemente se romperían.

En el grupo 2 (Fig. 6) únicamente se ha situado una pesa de telar (50685). Sometiéndola a los mismos cálculos, se ha comprobado que la tensión necesaria para esta pesa es de entre 20 y 45 g. Por tanto, un conjunto de este tipo de pesas valdría para trabajar hilos más finos y, en consecuencia, el tejido resultante también sería más fino. Probablemente es una pesa de telar de un conjunto distinto, ya que los resultados que se obtienen con cada conjunto son diferentes.

DISCUSIÓN

¿Es la producción textil argárica una actividad especializada?

En el Argar, la única producción considerada por el grueso de la investigación como especializada ha sido tradicionalmente la metalurgia; la actividad que favoreció el desarrollo de comunidades más complejas provistas de dinámicas de intercambio, comunicaciones, organización territorial, etc. (LULL 1983). Esa idea ha hecho que los demás tipos de producción queden enmascarados o incluso infravalorado.

Sin embargo, la producción textil también constituye una actividad artesanal que utiliza la aplicación de la tecnología. Implica transformar una determinada materia prima mediante una serie de técnicas, herramientas, conocimientos y habilidades con el objeto de elaborar un producto previamente diseñado (SÁNCHEZ ROMERO y ARANDA 2005; ALARCÓN 2010).

La producción de tejidos conlleva un complejo conocimiento tanto técnico como tecnológico que implica muchas horas de trabajo, la necesidad de un espacio y un largo proceso de aprendizaje. Dicho proceso tiene un carácter transversal, por el hecho de que puede ser interrumpido, reanudado e incluso compartido con otras actividades que se llevan a cabo en el interior de los contextos domésticos (ALARCÓN 2010). Este factor influye claramente en que las actividades vinculadas con la producción textil no hayan sido tenidas en consideración a la hora de explicar la aparición de los procesos de especialización, la división social del trabajo o el desarrollo de las jerarquías (BASSO et al., 2021).

La presencia de un amplio abanico de objetos de cobre y bronce (sobre todo armas) en los contextos arqueológicos ha llevado a pensar en la Edad de Bronce como un periodo en el que emergen las élites guerreras y, en consecuencia, comienza la estratificación social; lo que nos lleva a pensar en desigualdades entre los distintos sectores sociales. Cabe la posibilidad de que la élite ejerciera cierto control sobre los bienes que se generaban mediante artesanías, tanto de las materias primas como de los hilos, las telas y las prendas de vestir (JOVER et al., 2020). Sin embargo, no se puede afirmar que esto ocurriera en todo El Argar.

En la Península Ibérica, ciertos autores afirman que los primeros indicios de una especialización controlada por grupos dominantes no aparecerían hasta la cultura íbera, mucho después de la desaparición de la cultura argárica (JOVER y LÓPEZ PADILLA 2013). Las formas de trabajo y las prácticas de relación social preexistentes influirían, entre otros factores, en la emergencia de la desigualdad política y social (GONZÁLEZ MARCÉN et al., 2007). La élite pudo haber ejercido cierto control sobre los productos textiles, ya sea como bienes necesarios o como bienes de prestigio que se intercambiaban. Si esto fuera cierto, controlarían la producción y el intercambio, uniendo de este modo el poder y el estatus socioeconómico (RÍSQUEZ y GARCÍA LUQUE 2007).

En el caso que nos concierne, es difícil hablar de producción especializada. Sin embargo, el estudio de las pesas de telar de la vivienda XVIa muestra una evidente homogeneidad en cuanto a las herramientas. La mayoría tienen dimensiones y pesos similares, por lo que compondrían un conjunto dedicado a producir unos tejidos de características específicas, que también se caracterizarían por su homogeneidad.

Al observar los distintos niveles de producción descritas por Andersson (2003), en este caso de estudio se trataría de producción doméstica o, como mucho, industria doméstica. De acuerdo con la autora, si la producción textil fuera especializada, el trabajo se realizaría a tiempo completo y los artesanos dependerían de un patrón. Pero, en Peñalosa la actividad textil se caracteriza por su complementariedad con otro tipo de trabajos, ya que en los mismos contextos domésticos donde se identifica la existencia de un telar, se identifican también áreas de molienda de cereal, de almacenaje, etc. (MORENO et al., 2012).

La industria doméstica podría ser una posibilidad, la cual se organizaría en torno al hogar, pero produciendo excedentes más allá de la mera subsistencia (ANDERSSON 2003). En el poblado, además de este caso de estudio, hay otras tres viviendas donde se ha constatado la clara presencia de la actividad textil, así como la fabricación de las pesas y la manufactura y el mantenimiento de las ropas: la casa IV en la Terraza Inferior, la casa VI en la Terraza Media y la casa Xa en la Terraza Superior. Teniendo en cuenta que la casa XVIa se encuentra en la Acrópolis, según Alarcón sería razonable pensar que la distribución de los espacios dirigidos a una considerable producción de telas no fuera algo aleatorio o una mera coincidencia. Las actividades textiles se concentrarían en esas cuatro viviendas, por lo que puede que también fueran las encargadas de la distribución de su producción y estuvieran abasteciendo a cada una las terrazas en las que se encontraban (ALARCÓN 2010).

Esa situación encajaría en el nivel de industria doméstica, es decir, la producción textil se realizaría en el interior de algunas unidades domésticas, superando las necesidades de cada unidad familiar o habitacional. Sin embargo, esto es algo que no se puede afirmar con el estudio de un único CE; los resultados deben complementarse con la investigación de las demás viviendas donde también se ha constatado la producción de tejidos.

En cuanto al posible control por parte de las élites, para que un tipo de producción esté controlada por un grupo dominante, debería ser una producción que supere el marco de lo doméstico; una producción con excedentes que sirvan de intercambio. También cabe la posibilidad de que los grupos dominantes quisieran hacerse con el control de este tipo de actividades para tener sujeta a la comunidad. No obstante, ya que no se puede afirmar que la producción textil de Peñalosa fuera especializada (aunque muestre signos de estandarización como la homogeneidad de las herramientas, complejidad tecnológica, un considerable nivel de destreza, etc.), tampoco se puede hablar del control de los grupos dominantes sobre ella.

La actividad textil y la identidad femenina

Con el estudio de los espacios productivos y su cultura material, es posible estudiar parte de la vida de las personas que participaron en ellos y sus identidades, teniendo en cuenta que todo ello se situaba en el seno del contexto doméstico y cotidiano. Un contexto donde podemos encontrar posibles evidencias relacionadas con la producción textil y la identidad de las personas es el mundo funerario, mediante el estudio de los restos humanos y los ajuares funerarios.

Actualmente no hay muchos estudios de restos humanos que se ocupen de detectar las evidencias de haber realizado actividades textiles. Sin embargo, gracias al estudio de la antropología dental de los individuos de Cabezo Redondo (Villena, Alicante), fue posible identificar la realización de la actividad textil en al menos una mujer joven, mediante la presencia de surcos en forma de U o V en dientes anteriores que se deben a un desgaste derivado del contacto repetido con fibras (ROMERO 2016).

Por otro lado, el ritual de enterramiento pasa a realizarse en el interior de las viviendas en El Argar, reflejando la relevancia de los contextos domésticos. El hecho de que las personas se enterrasen bajo el pavimento de las casas que habrían habitado en vida indica un sentimiento de pertenencia a un grupo doméstico o familiar determinado. De este modo, su estatus social estaba probablemente relacionado con los roles sociales y las actividades que realizaron a lo largo de su vida. No obstante, debemos tener en cuenta que no todo el mundo tuvo derecho al enterramiento, por lo que estamos hablando de una parte de la sociedad (ALARCÓN 2010; MONTÓN-SUBÍAS 2010).

El ajuar es uno de los elementos más característicos del ritual de enterramiento. En el caso de los enterramientos femeninos, los objetos más habituales son las leznas y los punzones metálicos, objetos que se vinculan directamente con actividades textiles. Al asociar estos elementos específicos con las mujeres, no sería aventurado pensar que el ajuar refleja, simbólicamente, su identidad en la vida cotidiana (ALARCÓN 2010).

Los punzones constituyen los únicos elementos que se mantienen asociadas a las mujeres durante toda la cronología y geografía argárica. Aunque también se hayan encontrado punzones en unas pocas tumbas masculinas, la asociación entre las mujeres y los punzones es mucho más recurrente y significativa, de acuerdo con la evaluación estadística realizada por Montón-Subías (2010).

En definitiva, se podría interpretar que, del mismo modo en el que el papel social de algunos hombres y su posición política se representa mediante su asociación con las armas, la importancia de las mujeres se representa mediante la vinculación con los objetos vinculados a las actividades textiles (BASSO et al., 2021).

CONCLUSIONES

En Peñalosa, las actividades textiles se organizan en espacios domésticos; no se ha encontrado ningún taller especializado. Aun así, actualmente no podemos saber si estos contextos domésticos producían más de lo que necesitaban. Puede que la gran concentración de pesas responda a una importante producción.

En cuanto a la posible relación entre las mujeres y la actividad textil, los enterramientos muestran una evidente vinculación. Se podría afirmar que eran ellas las encargadas de producir tejidos en complementariedad con otro tipo de actividades. Sin embargo, el estudio de las pesas de telar del CE XVIa no permite determinar si fueron los hombres o las mujeres los/las que las utilizaron y, por consiguiente, se encargaron de la producción de tejidos. A pesar de ello, queda mucho por investigar; el análisis de los dientes femeninos buscando patrones de haber realizado actividades textiles podría esclarecer este tipo de cuestiones.

En último lugar, deberían estudiarse las demás viviendas de Peñalosa con evidencias de la producción textil para poder realizar comparaciones y obtener resultados a nivel macroespacial. Se considera que la metodología aplicada en el CE XVIa es adecuada y eficiente para dicho estudio, ya que posibilita conocer el tipo de tejido que habría sido producido mediante determinadas pesas de telar. Lo ideal sería realizar la misma investigación para comparar el tipo de tejido que se realizaba en cada una de ellas y para refutar o comprobar la hipótesis de si estas viviendas eran las encargadas de abastecer la terraza en la que se ubicaban.

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RECURSOS WEB

PROYECTO PEÑALOSA (UGR). Disponible en: https://www.prehistoriayarqueologia.es/penalosa/penalosa/ [Visitado el 17 de julio de 2023].

* Universidad de Granada, Escuela Internacional de Posgrado, aintzaneolaizola@gmail.com, https://orcid.org/0009-0006-2719-5815