EL FESTIVAL SED EGIPCIO A TRAVÉS DE LA REALIDAD MATERIAL: EL CASO DE MALQATA

THE EGYPTIAN SED FESTIVAL THROUGH MATERIAL REALITY: THE CASE OF MALQATA

Alberto SÁEZ GALLEGOS *

Resumen

El palacio de Malqata, construido bajo reinado de Amenhotep III en la orilla occidental de Tebas constituye un elemento de enorme trascendencia a la hora de acercarnos al conocimiento del Festival Sed egipcio. Se trata de uno de los pocos palacios reales conservados del Egipto faraónico y donde sabemos que se celebraron hasta tres Festivales Sed, en los años 30, 34 y 37 del reinado de Amenhotep III. Las estructuras documentadas en el yacimiento indican que, efectivamente, el palacio de Malqata fue centro de los principales ritos que componían esta celebración real.

Palabras clave

Amenhotep III, Birket Habu, Festival Sed, Kom el Samak, Malqata.

Abstract

The Malqata palace, built under the reign of Amenhotep III, on Western Thebes, constitutes an element of great importance when it comes to getting to know the Egyptian Sed Festival. It is one of the few preserved royal palaces pf the Pharaonic Egypt and where we know that up to three Sed Festivals were celebrates, in the 30, 34 and 47 regnal years of Amenhotep III. The structures documented in the archaeological site indicate that, in effect the Malqata Palace was the centre of the main rites that made up this royal celebration.

Key words

Amenhotep III, Birket Habu, Sed Festival, Kom el Samak, Malqata

INTRODUCCIÓN

Señor de los Festivales de Sed, con este epíteto podemos encontrar acompañado el nombre real de Amenhotep III (Nebmaatra), faraón de la XVIII dinastía egipcia en los restos sacados a la luz en el palacio de Malqata, situado en la orilla oeste de Tebas.

El Festival Sed fue una de las celebraciones rituales más antiguas que se han podido determinar en el Egipto Faraónico. Está documentado desde tiempos predinásticos, en ejemplos como la cabeza de maza del faraón Narmer hasta el período ptolemaico (templo de Edfú), siendo abandonada su celebración definitivamente bajo dominación romana.

Esta celebración acontecía a los 30 años de ascenso al trono con un carácter de renovación de los poderes mágicos del monarca, aunque sufrió grandes diferencias en cuanto al tiempo establecido para su celebración, encontrando algunos monarcas que la realizaron sin haber gobernado los 30 años preceptivos. Amenhotep III, debido a su longevo reinado, pudo celebrar tres de estos festivales, durante los años 30, 34 y 37/8; en su fastuoso palacio conocido con el nombre de Malqata, nombre otorgado por los habitantes del lugar debido a la gran cantidad de restos que aparecían por aquellos parajes.

Las excavaciones llevadas a cabo en este yacimiento (Fig. 1), que comenzaron hace más de cien años, han sacado a la luz un magno complejo cuyo origen aún hoy suscita ciertas divergencias, pero podemos afirmar que la construcción de este palacio se halla íntimamente relacionada con la celebración de los diferentes Festivales de Sed del faraón.

Fig. 1. Mapa de Malqata

HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN

Ya en el siglo XIX tenemos noticias de intervenciones en la zona, al mando de George Daressy, en los años 1888 y 1889, que llevó a cabo la excavación del complejo conocido como el Palacio del Rey, el palacio de mayor entidad del conjunto. En 1902 se reemprenden los trabajos, bajo dirección de Percy Newberry y Robb de Peyster Tytus, que continúan la labor en el Palacio del Rey y en la zona sur documentando espacios domésticos y materiales de fabricación de objetos vidriados (DE PEYSTER TYTUS 1903).

Debemos esperar hasta 1910 para que encontremos en Malqata excavaciones desarrolladas con cierta continuidad y envergadura. Estas son llevadas a cabo por el Metropolitan Museum, que prosiguió el trabajo arqueológico hasta 1920, al mando de los cuales estuvieron investigadores de la talla de Winlock, Evelyn-White o Lansing. En estos trabajos se documentaron las principales estructuras de Malqata, como fueron el Palacio del Rey, los alrededores de Birket Habu, las Villas Occidentales, la zona sur (WINLOCK 1912), el Palacio Norte (EVELYN-WHITE 1915), el Templo de Amón (LANSING 1918: 8), el Pabellón de las Audiencias y el Poblado Norte.

Hubieron de pasar 50 años para que volvamos a encontrar intervenciones arqueológicas en Malqata. Las cinco campañas emprendidas entre 1971 y 1977 por la Universidad de Pensilvania bajo la dirección de David O’Connor, con la colaboración de Barry Kemp; supusieron un salto cualitativo en nuestro conocimiento de la realidad arqueológica de Malqata. Se documentó que la ciudad en torno al complejo palacial era mayor de lo que se estimaba (O’CONNOR 1979: 52), abarcando hasta el mismo templo funerario de Amenhotep III. Además, se determinó que el lago artificial de Birket Habu fue planificado y construido al mismo tiempo que el propio palacio y que los montículos dispuestos junto al mismo fueron el resultado de la excavación del mismo.

En los años 70 también comienza a trabajar en la zona otro equipo, un equipo japonés de la Universidad de Waseda, que comenzó sus trabajos en un pequeño templo de Isis que dio como resultado la documentación de un poblado romano. Esta zona se conoce como Malqata Sur. A lo largo de 8 campañas (1971-9) descubrieron un pequeño kiosco que conocemos como Kom el Samak, una construcción que guarda una fuerte relación con el Festival de Sed. Además de esta zona, también se realizaron trabajos en el palacio del rey.

Actualmente, y desde 2008, el Metropolitan Museum volvió a trabajar en la zona, en colaboración con el museo Michael C. Carlos de la Universidad de Emory. Estos trabajos, dirigidos por Peter Lacovara, tienen como objetivo la conservación del yacimiento, muy deteriorado por la acción del tiempo y la poca atención prestada. También están realizando un ingente trabajo de revisión de toda la documentación surgida a raíz de las excavaciones desarrolladas en Malqata. El nuevo objetivo es el desarrollo de estrategias de preservación del yacimiento y, sobre todo, desarrollar una labor ímproba en realizar una correcta documentación del mismo (LACOVARA 2018).

CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA

El palacio de Malqata se encuadra en el periodo que conocemos como Reino Nuevo egipcio (1553-1293 a.C.)1, periodo de máximo esplendor del Egipto faraónico. Dentro de este extenso espectro temporal, debemos enmarcar Malqata en la dinastía XVIII (1553-1293 a.C.), concretamente bajo reinado de Amenhotep III (1392-1354 a.C.).

Nos encontramos ante un periodo que se caracteriza por la fuerte presencia de Egipto en el exterior. Los últimos faraones de la dinastía XVII, como Kamosis, o el fundador de la dinastía XVIII, Ahmosis (1553-1529 a.C.), recobraron Egipto que se encontraba en manos de los Hyksos, cuyo origen aún es objeto de gran debate, pero podemos decir que se tratan de poblaciones originarias de la zona de Siria-Palestina.

Los siguientes reinados, de Amenhotep I (1528-1508 a.C.) y Tutmosis I (1507-1496 a.C.) consolidan la recuperación del país y el establecimiento del Imperio (SERRANO 2012: 301). El reinado de Tutmosis II (1483-1462 a.C.) se ve ensombrecido por el ascenso de su esposa Hatshepsut (1483-1462 a.C.) que, tras la muerte de su esposo, ejerce el poder efectivo en Egipto, en principio como regente del joven Tutmosis III (1483-1429 a.C.) y llega a adoptar la titulatura real. Tras la desaparición o muerte, no sabemos a ciencia cierta, de Hatshepsut asciende Tutmosis III al trono como único soberano, realizando una política expansiva sin precedentes, consiguiendo atravesar el Éufrates y combatir a Mitanni. Con este monarca Egipto alcanza el cénit de su poder.

El sucesor de Tutmosis III, Amenhotep II (1430-1405 a.C.) continúa la dinámica política de su antecesor. Sin embargo, el reinado de Tutmosis IV (1404-1393 a.C.), a pesar de tratarse de un gobierno ciertamente efímero, marca un cambio en la política exterior debido a la emergencia de una nueva potencia, el Imperio Hitita, lo que produce a un acercamiento y alianza entre Mitanni y Egipto.

En este contexto asciende al trono Amenhotep III (1392-1354 a.C.) considerados por muchos como el reinado más espléndido de la historia egipcia. Durante su gobierno de casi 40 años Egipto alcanza su máximo apogeo político, alcanzado ya con Tutmosis III; y, sobre todo, económico y cultural. Su reinado se caracteriza por ser un periodo de paz y prosperidad en Egipto. Las relaciones con Mitanni se mantienen de manera excelente y solamente realiza una campaña militar en Nubia. Este statu quo establecido en Oriente Próximo es respetado por el faraón y sus aliados. Sin embargo, hay quien ve en esta confianza en el equilibrio internacional su mayor error (PADRÓ 2008: 245).

Característica del reinado de Amenhotep III es su grandiosa actividad constructiva. Enriquece el templo de Amón en Karnak, levanta el templo de Luxor, el palacio de Malqata, un templo funerario grandioso, del que solamente se conservan las esculturas colosales conocidas como los Colosos de Memnón; así como un templo en Soleb.

La muerte de Amenhotep III y el ascenso de Amenhotep IV (1353-1337 a.C.), más allá de la problemática de una posible corregencia, supone una ruptura radical con las tradiciones religiosas características de Egipto, con una nueva religión basada en el culto al disco solar, el Atón. Amenhotep IV construye una nueva ciudad, Akhetaton, también conocida como Tell el-Amarna, cuyos archivos han permitido conocer en gran medida la política internacional del reinado de este faraón y su antecesor.

Con Akhenaton muere el líder de la revolución atoniana. Sin embargo, la misma perdura bajo el efímero reinado de Smenkhara (1336-1334 a.C.), cuya identificación es objeto de encendidos debates. A éste le sucede Tutankhamon (1333-1325 a.C.), cuyo reinado se caracteriza por la vuelta a los antiguos cultos, como podemos observar en la conocida Estela de la Restauración. Tutankhamon es sucedido por Ay (1324-1321 a.C.) y éste por Horemheb (1320-1293 a.C.), general de la época de Akhenaton y Tutankhamon que trata de recuperar el prestigio perdido retomando la actividad exterior. Con su muerte finaliza también la dinastía XVIII.

El reinado de Amenhotep III supone un punto central en la historia egipcia, actuando como bisagra entre un periodo de esplendor y un periodo anárquico. Este reinado es, pues, fundamental para poder comprender el devenir de la historia egipcia y, sobre todo, la cultura, donde el Festival Sed es una de sus máximas expresiones.

EL PALACIO DE MALQATA, LA REALIDAD ARQUEOLÓGICA

Malqata o per-hai, “Casa del Regocijo” en egipcio antiguo, se trata de un complejo palacial construido por el faraón Amenhotep III en la ribera oeste de Tebas. Esta localización es sin duda excepcional, puesto que los reyes acostumbraban construir sus palacios al Norte de Karnak, en la orilla opuesta a Malqata. Malqata se encuentra al sur de la zona que ocupan los templos funerarios de los monarcas del Reino Nuevo.

Sobre su origen encontramos diversas posturas. La más acertada a nuestro parecer es la que pone de relieve su relación con el Festival Sed, que define al palacio como “un lugar que se construyó expresamente para esta fiesta” (KEMP 2008: 265). Sin embargo, el hallazgo de fragmentos cerámicos datados en los años 8 y 9 de Amenhotep III han suscitado dudas acerca de la tradicional cronología dada a este complejo (WATANABE y SEKI, 1986: 24). Además de este problema cronológico, uno de los problemas que presenta el conocimiento de Malqata es que la mayor parte del yacimiento se encuentra aún enterrado.

La primera estructura documentada (DARESSY 1903; DE PEYSTER TYTUS 1903), y la más importante del complejo es la que conocemos como Palacio Principal o Palacio del Rey (King’s Palace o Main Palace). Se trata de una estructura compleja, cuya entrada se realizaría a través de una rampa que daría lugar a un patio en cuyo fondo encontramos uno de los diversos podios localizados en el palacio. Asimismo, encontramos la sala del trono o de audiencias, en cuyo interior encontramos dos hileras de ocho columnas a cuyo fondo está colocado el baldaquino real, que destaca por su decoración con motivos de cautivos. La decoración pictórica es muy rica, las paredes se encontraban decoradas con pinturas de colores muy vivos y de gran variedad temáticas, como la representación de la diosa Nekhbet (NISHIMOTO, 2005), escenas de motivos acuáticos como peces y patos (KOZLOFF 2012: 149) o motivos antropomorfos tales como formas femeninas.

Otra zona a destacar es la que se ha identificado como el Harén Real (WINLOCK 1912: 185). Se tratan de ocho habitaciones que flanquean la sala de audiencias y que algunos autores han interpretado como capillas (STEVENSON SMITH 1999: 285). Sin embargo, el hallazgo de baños en estas habitaciones descarta esta posibilidad. También se ha localizado el dormitorio del rey, junto con otras salas que se consideran de la esfera privada del faraón, como un baño o una sala de banquete donde de nuevo aparece un trono. La investigación arqueológica ha demostrado que este palacio no fue abandonado, sino que se produjo un colapso en el edificio en un primer momento y posteriormente sucede su abandono (CRAIG PATCH, ROEHRIG, y LACOVARA 2012-2013: 84).

Junto al palacio del Rey, al sur, se han documentado una serie de estancias que Hayes (1951a: 35) denomina Palacio Sur, relacionándolas con la reina Tyi. Su identificación ha generado fuerte polémica, ya que las nuevas investigaciones desarrolladas parecen apoyar la tesis de que se trata de una oficina de registros relacionada con las estructuras adyacentes.

El tercer palacio que se ha documentado es el Palacio Norte, descubierto durante los trabajos desarrollados por Evelyn-White (1915). Se trata de una cosntrucción de grandes dimensiones, aunque de extensión más reducida que el Palacio del Rey. Se han identificado dos zonas. Por un lado, el palacio propiamente dicho; pero también se han localizado algunas zonas de vivienda y de trabajo a juzgar por el hallazgo de cerámica, cuentas y moldes (EVELYN-WHITE 1915: 254), lo que nos señala que en Malqata las estructuras residenciales y de trabajo podían compartir ciertos espacios.

La estancia más interesante es la que se denomina J, donde se documentó la plataforma de un trono, lo que nos provoca una reflexión, ¿quién ocuparía este palacio durante el reinado de Amenhotep III si el palacio principal era la residencia del faraón? Hayes (1951a: 36) considera que se trataba del lugar donde se encontraría un miembro muy importante de la familia real, posiblemente la reina Sitamun. Por otra parte, Evelyn-White (1915: 256) también considera que sería ocupado por un miembro de la familia real, pero en este caso identificado con Amenhotep IV. No hay ningún tipo de evidencia que respalde ambas teorías. A pesar de todo, la consideración de que sería un miembro de la familia real quien lo ocupara presenta mayores visos de realidad, probablemente un monarca o príncipe debido a la presencia de la sala del trono. Teniendo en cuenta las características de la realeza egipcia, nos permite pensar que el habitante de este palacio era un varón, si no fue Amenhotep IV tuvo que ser otro hijo del rey.

El último de los grandes palacios que se han identificado es el que conocemos como Palacio Medio (Middle Palace), que es más problemático debido al hecho de que apenas ha sido excavado. De su estructura hemos de destacar un espacio porticado y algunas estancias. Hayes (1951a: 35) lo atribuye a Amenhotep IV, pero no hay evidencias que apoyen tal pretensión, considerando que es mucho más probable que haya que adscribir el Palacio Norte a este monarca. Es este palacio que más material cerámico nos ha proporcionado junto con el Palacio del Rey, las Villas del Oeste, el Vertedero Sur y el Poblado Sur.

En Malqata podemos identificar dos zonas de habitación, la zona de poblado (Village area) y las Villas Occidentales (West Villas), siendo las únicas excavadas con estas características, debido a las propias características del lugar, ya que la mayor parte de la zona de poblado se encuentra junto a un poblado actual, Ezbest Basili; lo que provoca que se encuentre bajo los campos agrícolas, tal y como demostraron los trabajos emprendidos en los años 70 (O’CONNOR 1979). La zona de poblado ocuparía hasta el templo funerario de Amenhotep III.

El Poblado Norte (Noth Village) muestra dos fases de ocupación (CRAIG PATCH, ROEHRIG, y LACOVARA 2013-2013: 82-3). El estado de conservación es peor debido a la mayor pobreza de los materiales constructivos. Se componen de casas de pequeño tamaño habitadas por los artesanos que trabajarían en la corte del rey. La primera fase de ocupación debemos establecerla en torno al año 30 de Amenhotep III a tenor de los restos cerámicos, es decir, estaría relacionada con la celebración del primer Festival Sed. Posteriormente, el palacio es abandonado para volver a ser ocupado en el año 34, con la celebración del segundo Festival. El abandono de estas viviendas fue voluntario ya que a nivel de suelo no se encontró apenas cultura material, lo que nos hace suponer que los habitantes se trasladaron con todas sus posesiones, quedando únicamente pequeños restos (CRAIG PATCH, ROEHRIG y LACOVARA 2012-2013: 83).

Otra zona de habitación son las conocidas como Villas Occidentales, debido a su posición respecto al palacio. Es una especie de barriada compuesta por diferentes viviendas en la zona norte que mantienen la misma estructura, con una serie de calles que las separan. Las que más atención han centrado son las conocidas como A, B y C, investigadas por la expedición japonesa (ENDO 1998). En la Villa Occidental B se documentaron gran cantidad de sellos de documentos, lo que ha llevado a replantear la interpretación de la misma como un centro de carácter administrativo (HAYES 1951c: 177).

Una estructura de capital importancia es el templo de Amón, excavado por Lansing (1918). Su identificación fue posible debido a las inscripciones en los ladrillos “La casa de Amón en la Casa del Regocijo”. Se encuentra cercano al Palacio norte, aislado del conjunto, debido posiblemente a la falta de excavación del yacimiento. Construido con motivo de la celebración del segundo Festival Sed de Amenhotep III, Se compone de un gran patio porticado que daría lugar a una serie de estancias y a un templo con su pequeña sala hipóstila que desembocaría finalmente en un sanctasanctórum tripartito (KOLTSIDA 2007).

El lago artificial de Birket Habu es, sin lugar a dudas, el elemento más impresionante de todo el complejo palacial. Es conocido desde antiguo, aunque no fue excavado hasta los años 70. Es un puerto artificial de grandes proporciones con forma de T, construido en varias fases, la primera en torno al año 30 de Amenhotep III y otro posterior. Este lago no tenía una vida útil suficiente para el transporte, por lo que se considera que tendría una función ritual dentro del Festival Sed.

Los vertederos se encuentran en la zona sur del conjunto. Poseemos poca información arqueológica en los informes. Posiblemente estén asociados con los montículos artificiales surgidos en la excavación de Birket Habu. Son, no obstante, nuestra principal fuente de material cerámico relativos a los Festivales Sed de Amenhotep III.

La zona de talleres se ha documentado junto al Poblado Norte. Poca información nos ha llegado más allá de las referencias a los hallazgos más importantes. Los talleres de fayenza fueron excavados por Lansing (LYTHGOE 1918: 6). Estas fábricas tienen una importancia fundamental pues fueron las que suplieron al palacio de todos los regalos dados por el faraón a los participantes de los Festivales de Sed.

Alejadas del núcleo central de Malqata, pero muy relacionados con ellas, encontramos a Kom el Abd y Kom el Samak. Kom el Abd se encuentra en el límite con el desierto sur de la zona, excavado por David O’Connor y Barry Kemp en la década de los 70 (KEMP 1977). Respecto a su funcionalidad, parece claro que nos encontramos ante una casa de descanso, apreciando una zona de viviendas y una gran plataforma de la que únicamente quedan los cimientos y parte del suelo de ladrillo que pudo haber contenido un santuario.

Kom el Samak presenta un mayor interés. Se encuentra en la zona identificada bajo la denominación de Malqata Sur, excavada por la expedición japonesa. Nos encontramos ante una estructura de carácter cuadrangular a la que se accede a través de dos rampas, una de ellas con escalones, que le dan el aspecto de un templete o bien de un pabellón en las que se podrían haber desarrollado algunos rituales del jubileo.

Todas estas estructuras son las que componen el complejo palacial de Malqata, cuya importancia relativa al Festival de Sed comprenderemos a continuación.

EL FESTIVAL SED A TRAVÉS DE LA REALIDAD MATERIAL DE MALQATA

El Festival Sed, heb sed para los antiguos egipcios, fue una celebración de un marcado carácter teológico y mágico que suponía la renovación de los poderes espirituales y mágicos del rey, que permitían a éste mantener la paz y estabilidad en Egipto. No es de extrañar, por tanto, que durante el reinado de Amenhotep III, marcado por el máximo esplendor del imperio egipcio, se pudieran celebrar tres de estos festivales.

El palacio de Malqata se erige como una construcción cuyo objetivo fundamental es acoger los Festivales de Sed celebrados por Amenhotep III. No podemos negar la fuerte relación existente entre esta celebración y la red de estructuras que componen el conjunto palacial. Es por esto por lo que nuestro análisis versará acerca de las estructuras relacionadas con el jubileo real, la cerámica documentada en el yacimiento y posteriormente los demás ejemplos de cultura material relacionada con el Festival.

Estructuras

El estudio de las estructuras supone el punto de partida para comprender verdaderamente el significado del festival. El Palacio del Rey juega un papel muy importante dentro del desarrollo del Festival, pues podría dar origen a las celebraciones siendo el punto de partida de las procesiones y el espacio de descanso y cambio de vestuario del monarca y su familia. Como hemos visto con anterioridad, el edificio presenta dos zonas diferenciadas, una de carácter público y de representación y otra de un mayor carácter privado. Se trata de una de las estructuras más antiguas del complejo, y posiblemente junto con Birket Habu el centro de toda la construcción. La aparición de gran cantidad de restos cerámicos datados en el Primer Festival Sed de Amenhotep III nos aporta además una argumentación más sólida a la hora de afirmar la relación existente entre el mismo y los jubileos reales.

Kheruef, un alto funcionario del reinado de Amenhotep III, nos da una pista fundamental acerca de este hecho al proclamar en su tumba: “El rey apareció gloriosamente en las grandes dobles puertas de su palacio” (KOZLOFF 2012: 184). Con esta expresión dio comienzo la representación del Primer Festival Sed de Amenhotep III en Malqata. Respecto a qué puertas hace referencia Kheruef, suele considerarse que se tratarían de una ventana que se abrirían en el palacio del rey (KOZLOFF 2012: 184). Sin embargo, al encontrarse hipotéticamente en un segundo piso, no nos ha quedado huella arqueológica.

También podríamos relacionar esta escena con otra construcción de la que no quedan restos, localizada en el entorno de Birket Habu. Se trata de un palacio que fue destruido durante las obras de ampliación del lago tras el primer jubileo y cuyos restos se encuentran en los montículos y vertederos, siendo identificados por Barry Kemp (2008: 265). Se trata de una construcción utilizada únicamente durante este primer jubileo, pero cuya destrucción nos priva de una fuente de información de primera importancia.

Birket Habu, un lago artificial que también actuó como puerto del complejo palacial, se encuentra en la actualidad bajo los campos de cultivo, lo que dificulta el conocimiento arqueológico del mismo. Es una estructura en forma de T de 2 kilómetros de longitud por 1 kilómetro de ancho. Algunas estimaciones determinan que la cuenca ocuparía unos 935000 m2 y su profundidad rondarían entre los 5 y los 9 metros (KEMP y O’CONNOR 1974: 126).

La potencia estratigráfica de esta cuenca es enorme y los trabajos realizados nos indican que Birket Habu no tenía agua durante todo el año, hasta tal punto que es muy posible que hubiera épocas en la que ningún barco podría entrar o salir debido a la poca cantidad de agua que podía llegar a albergar en su interior, lo que dificultaría las comunicaciones con el exterior, debiendo buscar vías terrestres de comunicación. La cronología de su construcción se encontraría entre los años 25 y 29 del reinado de Amenhotep III, es decir, al mismo tiempo que se construía el eje central del complejo palacial que es el Palacio del Rey. El puerto jugó un papel importante en el jubileo, ya que sabemos que se produjo una procesión en barcas que posiblemente se desarrollaría en el interior de Birket Habu, tal y como se refleja en la tumba de Kheruef (KEMP 2008: 263).

Los montículos surgidos de la excavación de tan magna obra han tenido diversas interpretaciones desde motivos estéticos hasta identificarse como una especie de gradas desde donde los espectadores podían asistir a las ceremonias acuáticas del Festival. Teniendo en cuenta la idiosincrasia propia del Festival Sed egipcio, consideramos que estos montículos juegan un papel simbólico representando el eterno renacer del sol y, en este caso, del faraón, en un contexto en el que el culto solar alcanza gran auge en Egipto.

Tras las celebraciones del primer jubileo, se emprende la construcción de un nuevo complejo que conocemos como el templo de Amón. Se trata de un templo de una estructura particular determinada por su uso ceremonial. Se trata de un espacio de grandes dimensiones cercado por un muro al que se accede por una entrada a un gran patio que tendría alguna utilidad ritual dentro de las celebraciones del Festival. A través de una rampa se accede a lo que se ha identificado como el salón del festival, donde se realizarían otros tipos de ceremonias junto al gran patio.

Su relación con el Festival Sed está atestiguada por la gran cantidad de fragmentos de cerámica encontrados a su alrededor que datan principalmente del segundo jubileo del rey. Este hecho nos ayuda además a fechar la construcción del templo en torno al año 34 del reinado de Amenhotep III y supondría un incremento de las estancias en las que se podrían realizar rituales relacionados con el jubileo.

La última de las estructuras que podemos asociar con la celebración in situ de los Festivales Sed de Amenhotep III es Kom el Samak. Durante las excavaciones emprendidas con el objetivo de conocer mejor el poblamiento de época romana de la zona se documentó una de las escaleras que daban acceso a una plataforma Esta escalera presentaba decoración pictórica, con una decoración similar a la presente en la plataforma del trono del Palacio del Rey. La localización de ladrillos estampillados con el nombre del monarca permitió asignarle un marco cronológico.

La decoración y su situación parecen señalar que nos encontramos ante algún tipo de construcción ceremonial. Se ha identificado como una capilla-santuario (SAKURAI et al., 1985: 27), aunque actualmente se considera un pabellón de jubileo (Bryan, 2007: 348) en la que el faraón estaría sentado en su trono durante las celebraciones (HORNUNG 1991: 337; WILKINSON 2011: 313). Paralelos a esta construcción los encontramos en la Capilla Blanca de Sesostris I en Karnak, que también poseía atribuciones rituales relacionadas con la Fiesta Sed.

Se han podido identificar dos construcciones, una sucede a la otra. La primera estaría datada a comienzos del reinado de Amenhotep III, en torno al año 10 (WATANABE y SEKI 1986: 24). En el año 30 se produce una completa renovación del edificio en todas las facetas. No solamente se renueva, sino que incrementa su tamaño a juzgar por el registro arqueológico. Nos encontramos ante un edificio totalmente nuevo que presenta dos entradas, una mediante una rampa y otra mediante una escalera con una decoración pictórica que encontramos en otros ejemplos de tronos.

Si atendemos a la iconografía del propio Festival a través del registro material, principalmente representaciones en cerámicas y relieves en monumentos, observamos que el baldaquino real normalmente sería un baldaquino doble que tendría accesos por ambos lados. Si observamos el esquema de Kom el Samak, parece clara esta vinculación, también podemos ver esa doble entrada y el espacio central sería suficiente como para albergar el doble trono del monarca durante las ceremonias de coronación del jubileo real.

Cerámica

El otro gran elemento que nos permite conocer con mayor profundidad el desarrollo de los Festivales Sed de Amenhotep III está constituido por la cerámica. La cerámica es, dentro de la cultura material de Malqata, el elemento que numéricamente supone un mayor porcentaje pero que no ha recibido toda la atención necesaria. La información que nos aporta es fundamental para comprender el desarrollo de Malqata desde su construcción hasta su colapso y abandono.

El estudio de los restos cerámicos nos confirma que la ocupación del palacio se realizaría en torno al año 29 del reinado de Amenhotep III (KOZLOFF 2012: 149). La cerámica relacionada con la celebración jubilar respondía a una necesidad básica, almacenar las provisiones necesarias para los banquetes desarrollados durante la misma. La información que podemos sacar de estos restos es principalmente su contenido y su procedencia.

Las jarras que encontramos en el yacimiento (Fig. 2) se caracterizan por la forma de grandes ánforas, cuyos ejemplos podemos encontrar en otros yacimientos egipcios o en tumbas reales como la de Tutankhamon, además de jarras de tamaño grande y mediano con amplias bocas y sin brazos. También encontramos jarras carenadas con o sin brazos, jarras cilíndricas, cerámica fina, pequeñas jarras rojas e incluso se ha documentado una con un brazo y cuello finos (Hope, 1989).

Fig. 2. Cerámica procedente del palacio de Malqata. (Hope, 1989 - 17)

El primer Festival Sed de Amenhotep III lo conocemos principalmente por todas las representaciones realizadas en edificios oficiales como el templo de Soleb o en las tumbas de los altos funcionarios. Sin embargo, a nivel cerámico tenemos pocos testimonios, con un total de 200 ejemplos (HAYES 1951b: 83), de los cuales 75 pertenecen al año 30, varios fragmentos a los años 31 y 32 y 123 que no están datados, pero pertenecen al mismo contexto, localizadas principalmente en la zona más antigua del conjunto: el Palacio del Rey, el Palacio Medio, las Villas Occidentales, el Poblado Sur y el Vertedero Sur.

Respecto al segundo jubileo, la única información que poseemos es el registro cerámico. Es un hecho llamativo el que las demás fuentes callen ante la celebración de un segundo Festival, mientras que del tercero sí volvemos a encontrar representaciones. Este hecho ha llevado a algunos especialistas a definir este festival como fallido. Sin embargo, la realidad arqueológica pone en duda tal suposición, puesto que es el Festival del que poseemos la mayor cantidad de registro cerámico, con más de 400 elementos, localizados en las inmediaciones del templo de Amón, construido para tal ocasión.

El tercer y último Festival de Sed de Amenhotep III sí se encuentra referenciado en otras fuentes, principalmente en las tumbas de altos funcionarios, pero es el que presenta una menor cantidad de restos cerámicos. Se han documentado un total de 27 etiquetas, 25 datadas en el año 37 y 2 en el año 38. La mayor parte de esta cerámica procede del Palacio del Rey, lo que parece señalar una reutilización de los espacios del primer Festival.

La problemática planteada por el registro cerámico se basa en la aparición de varios fragmentos, un total de tres, que han sido datados en los años 8 y 9. Los datados en el año 8 se encontraron en el Palacio del Rey, mientras que el datado en el año 9 apareció en el templo de Amón. Además, se ve dificultado por el hecho de que se localizaron un total de cinco etiquetas con la leyenda “Año real 1”. Este hecho ha llevado a pensar a numerosos investigadores a pensar que el palacio se encontraría habitado desde el año 8 de Amenhotep III. Sin embargo, las etiquetas datadas en el año 1, tal y como demostró Hayes (1951b: 88), no deberían identificarse con el primer año de Amenhotep III, sino el de su hijo y sucesor Amenhotep IV, ya que se localizaron en el Palacio Medio.

Las etiquetas de jarras (jar labels) son las más numerosas, ya que poseemos más de 1000 ejemplos de este tipo de material. Del total de 1400, 845 están datadas y 555 sin datar. De las datadas, 711 están relacionadas con alguno de los jubileos celebrados en Malqata y de las 134 restantes, 64 están datadas o bien justo antes o justo después del desarrollo de una de estas celebraciones (HAYES 1951b: 83).

Los tapones y sellos de botellas son menos numerosos, se han documentado cerca de 90. Son los sellos que se estampaban en los tapones de las ánforas o en las ánforas mismas y la información que nos aportan es la de los recursos contenidos en las mismas.

De todo el registro cerámico, el contenido más habitual es el vino, con 285 fragmentos, sellos y etiquetas; seguido por la cerveza a través de 298; y la grasa con 91. Dentro de los productos sólidos destaca la carne, con 375 elementos y los demás productos identificados (aves, aceite, leche, miel, fuera e incienso) están representados por un total de 134 fragmentos, sellos y etiquetas.

A juzgar por los datos proporcionados por los restos cerámicos, podemos afirmar que la celebración de los jubileos afectaba a todo el territorio egipcio e incluso más allá, puesto que encontramos también productos de importación; ya que la necesidad de provisiones provocaba que desde todo Egipto se enviaran productos allá donde el Festival se celebrara. El registro cerámico además nos señala que los tres Festivales Sed celebrados durante el reinado de Amenhotep III fueron celebrados con éxito.

Otros elementos del registro arqueológico

En Malqata también se han documentado gran cantidad de objetos que individualmente no generan un grupo tan amplio como para poder adquirir categoría propia en nuestro análisis. Estos elementos son: joyería, ladrillos, sellos documentales, escarabeos, cauris, placas, amuletos y moldes y las inscripciones.

La joyería en Malqata no está representada como en otros contextos arqueológicos de Egipto. Ello no implica que no encontremos elementos de joyería que además podamos relacionar con los jubileos. En Karnak encontramos la tapa de una caja de fayenza, además de un grupo de placas de pulseras inscritas procedentes de la tumba del faraón que procederían de su primer Festival Sed (HAYES 1951b: 84). Estos objetos fueron producidos en las fábricas de fayenza que se han documentado. Son objetos fabricados ex proceso para las celebraciones del monarca, entregadas a los asistentes de las ceremonias. Dentro de la joyería destacan los anillos de dedos de fayenza. Se caracterizan por ser engastes que se encuentran unos al anillo formando una sola pieza. Parecen fabricados a través de moldes, por lo que es probable que algunos de los moldes encontrados en las excavaciones tuviera como finalidad la creación de algunas de estas joyas. En Malqata han sido documentados unos 490 anillos, localizándose la mayoría en el entorno real, en torno al Palacio del Rey y los edificios subsidiarios.

Lo más importante en estos anillos es que conmemoran la celebración del Festival Sed del rey. Además de la titulatura real, también aparecen referencias al acontecimiento, apareciendo el símbolo del Festival (Ḥb-Sd), aportándonos la información de su uso como regalos del monarca a los asistentes.

Los ladrillos han jugado un papel fundamental a la hora de identificar los espacios encontrados. Estos ladrillos, con su estampado característico con el nombre de Amenhotep III nos permiten hacernos una idea de las técnicas constructivas seguidas en el levantamiento del palacio y las estructuras adyacentes.

Los sellos documentales son aquellos utilizados en la firma de los documentos oficiales del Egipto faraónico. En Malqata se han documentado cerca de 1100 de este tipo de elementos, todos ellos durante las excavaciones de Winlock (1912). La mayor parte presenta el nombre del monarca, pero lo más importante es que en algunos aparecen leyendas relativas al Festival Sed, tales como “Señor de los Festivales de Sed”, “Cientos de millones (infinitos) de Festivales de Sed”, “Señor de los Festivales” o “Rico en Festivales de Sed en la Casa de Amón” (HAYES 1951c: 167). Estos sellos además también nos darían información acerca de la datación de algunos documentos. Por ejemplo, el sello en cuya leyenda aparece la frase “Rico en Festivales de Sed en la Casa de Amón” nos hace referencia al año 34 y posterior, puesto que esta Casa de Amón, el templo del dios en Malqata, se construye y se pone en funcionamiento a partir del segundo Festival.

Hay una diversidad de objetos que no podemos englobar en una categoría pero que nos aportan información muy útil relativa al Festival, tales como escarabeos, cauris, placas, amuletos y moldes. La mayor parte presentan los nombres del monarca o de la familia real y posiblemente fueron dados como regalos a los asistentes de las celebraciones de los jubileos.

También se han localizado una gran cantidad de pequeños objetos que no han sido objeto de estudio. Quizás el ejemplo más representativo es un pequeño fragmento de una copa de fayenza azul (Fig. 3). Se trata de un fragmento de un tamaño muy pequeño que presenta una escena del Festival Sed grabada en su cara externa. A la derecha del fragmento podemos observar al rey entronizado en el pabellón del Festival. En este caso lleva puesta la Corona Roja del Bajo Egipto y en sus manos sostiene el cetro y el flagelo. Si observamos la inscripción jeroglífica que presenta a su izquierda podemos ver un brazo que sostiene el símbolo egipcio de “muchos años”. A pesar de que se encuentra muy fragmentado, podemos ver sobre este símbolo el cartucho real con el nombre del monarca, que lo identifica como Amenhotep III.

Fig. 3. Fragmento de copa

¿Un palacio construido para el Festival Sed o un Festival Sed celebrado en un palacio existente? Malqata y su problemática a la luz de la arqueología

Debemos tratar de dilucidar si a la luz de los datos arqueológicos podemos afirmar que Malqata fue construida para el Festival Sed o simplemente se utilizaron sus estructuras para dicha celebración. Consideramos que este palacio es construido para acoger este festival, basándonos en una serie de evidencias.

En primer lugar, la cronología del conjunto palacial. Mucho se ha discutido acerca de este asunto. En las primeras investigaciones subyacía la idea de una ocupación temprana del palacio, debido principalmente a un escarabeo en los Museos Vaticanos que data en ese año la construcción de un lago de recreo, identificado en un primer momento con Birket Habu. Un lago de esas dimensiones no podía haberse construido en 15 días como reza la inscripción del escarabeo. Las tesis de Yoyotte (1959) localizando este lago en Akhmin tiene mayores visos de realidad.

Además, la cultura material parece favorecer esta cronología. El periodo más antiguo en las que se ha datado una muestra significativa de los restos cerámicos se encuentra en torno al año 29, el año anterior al primer Festival. Bien es cierto que para esta situación se han podido dar varias circunstancias. En primer lugar, que la cerámica elaborada en una cronología anterior fuera reutilizada a diferencia de aquella utilizada en los festejos. Sin embargo, la inexistencia de fragmentos, a excepción de 3, que sean datados en cronologías anteriores con una diferencia de cerca de 20 años hacen que nos cuestionemos esta interpretación.

Aunque la cerámica común se hubiera reutilizado, deberían haber aparecido muchos más fragmentos datados no sólo en los años 8 y 9 del reinado, sino a lo largo de todo el periodo hasta el año 29. El único producto que parece mantenerse ajeno a esta dinámica es el vino, del que a través de los tapones de botellas vemos una continuidad de 17 años. Sin embargo, el vino, por sus características, no debe ser tenido en cuenta en el aspecto cronológico, puesto que su elaboración y conservación era diferente al resto de productos.

Las intervenciones llevadas a cabo en lo que he denominado estructuras dan cronologías que nos llevan a pensar que el palacio se construyó para albergar los Festivales y no con anterioridad, tal y como se puede observar en los ejemplos de Birket Habu y el Palacio del Rey. Esta argumentación se vería asimismo apoyada por el hecho de que tanto el segundo como el tercer Festival Sed de este faraón se celebraran también en Malqata. Sabemos que una vez tomada la decisión de celebrar un jubileo, el faraón normalmente o bien construía un nuevo recinto o construía un Patio de los Festivales en el templo del dios o la diosa que fuera patrón/a del mismo (FRANKFORT 1976: 103-4). Esto quiere decir que cada Festival podía desarrollarse en un emplazamiento u otro dependiendo del dios tutelar. Sin embargo, Malqata está concebida para la celebración de todos los Festivales que fueran necesarios y pudieran celebrarse en vida de Amenhotep III.

Es por esto por lo que se construye el templo de Amón para la segunda celebración. Posiblemente durante el primero hubo una fuerte relación con el templo de Karnak, más si tenemos en cuenta que se construyó otro puerto, parecido al de Birket Habu en la otra orilla y que Amenhotep III decidió renovar la fachada del santuario de Amenhotep II en Karnak cerca del año 30 de su reinado (YOYOTE y ČERNY 1970: 213).

Por tanto, Malqata se eleva pensando en el Festival Sed. Incluso las estructuras que ya estaban en pie, como Kom el Samak, se renuevan y adecúan para albergar estas festividades. El caso de Kom el Samak es paradigmático, de una casa de descanso (fue sustituida por Kom el Abd) se transforma en el baldaquino real donde el rey sería entronizado de nuevo como soberano de Egipto.

La cerámica apoya esta visión, aportando una cronología cercana al Festival como periodo más antiguo de ocupación. Los demás objetos encontrados respondían además a la necesidad del faraón de producir regalos con los que obsequiar a todos los asistentes de sus fiestas. De ahí la necesidad de que existieran talleres de artesanos con sus viviendas que han sido documentadas durante las excavaciones.

Dentro de la historiografía hay incluso algunos autores que abogan por la celebración de los principales actos en la ciudad de Menfis (ALDRED, 1989: 165). Con esta argumentación se trata de eliminar algunas problemáticas como el hecho de no haber encontrado in baldaquino de entronización, que identificamos con Kom el Samak, y también por la inexistencia de los mojones territoriales que sí podemos encontrar en Saqqara, en el conjunto de Djeser.

Sin embargo, esta argumentación carece de base, ya que las construcciones necesarias para el Festival Sed de Amenhotep III posiblemente se levantarán con materiales perecederos o se desmontaran tras su uso, tal y como pasó con el palacio junto a Birket Habu. Además, hemos identificado el baldaquino real con la estructura de Kom el Samak, y el registro cerámico nos muestra un consumo masivo de alimentos en cerámica claramente con funcionalidad jubilar que demuestran que los principales eventos tuvieron lugar en Malqata, hecho además que se ve finalmente reforzado por las propias fuentes de este periodo como las tumbas de altos funcionarios, o a través de las diferentes misivas que se han conservado de Malqata (GALÁN 2000: 255). Dicho de otro modo, en Malqata “tenemos testimonios concretos de la celebración de dicho Festival” (HORNUNG 1991: 336). Por todas estas razones consideramos que Malqata fue un palacio construido expresamente para celebrar los Festivales de Sed de Amenhotep III.

CONCLUSIONES

El reinado de Amenhotep III es uno de los reinados más importantes de la historia egipcia. Egipto alcanza su máximo apogeo exterior, pero también interior; gracias a unas condiciones externas favorables que permitieron el desarrollo de la economía egipcia y con ella un programa constructivo e ideológico que trató de divinizar al faraón en vida.

Dentro de este vasto programa constructivo destaca el complejo palacial de Malqata, con la fortuna de ser uno de los pocos complejos palaciales que han llegado a nuestros días y que han podido ser excavados. Malqata presenta además una característica muy especial y es que se trata de un complejo de estructuras que tienen como finalidad última albergar en su seno el desarrollo de los Festivales Sed de Amenhotep III.

Este hecho ha permitido documentar en los espacios de Malqata una gran cantidad de objetos y restos que podemos asociar con el desarrollo de estos festivales. Es uno de los pocos ejemplos que tenemos en el Antiguo Egipto que nos permiten afirmar con certeza que fue un lugar donde se celebró efectivamente una de estas celebraciones. Los restos materiales que encontramos en Malqata nos permiten afirmar que efectivamente los tres Festivales de los que tenemos noticia se celebraron correctamente y que tuvieron un gran éxito en cuanto a su organización y desarrollo. El tercer festival de Amenhotep III pudo no tener el efecto deseado, pues el monarca murió en su año 39, es decir, un año después de la celebración de éste, recayendo el trono en la figura de Amenhotep IV.

Malqata (Fig. 4) es un caso de estudio de gran proyección. Cuando los trabajos actuales de mantenimiento y restauración terminen, quizás sea posible desarrollar nuevamente una labor arqueológica de entidad que nos permita acceder a una cantidad de datos suficientes como para poder acabar con algunas de las problemáticas aún abiertas por el palacio, tales como la extensión definitiva del complejo, la relación entre algunas estructuras y la funcionalidad de las mismas.

Fig. 4. Reconstrucción de Malqata. (Monnier, 2019)

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* Universidad de Granada, HUM798 albertosaezgallegos@gmail.com

1 La cronología ha sido tomada de GARCÍA MORÁ, 2018.