ESTUDIO, ANÁLISIS Y VALORACIÓN SOCIAL DE LA NECRÓPOLIS CALCOLÍTICA DE LOS MILLARES (SANTA FE DE MONDÚJAR, ALMERÍA)

STUDY, ANALYSIS AND SOCIAL ASSESSMENT ABOUT THE CALCOLITHIC NECROPOLIS OF LOS MILLARES (SANTA FE DE MONDÚJAR, ALMERÍA)

Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Granada. me.calvin_v@yahoo.es

Mª Eugenia CALVÍN VELASCO*

Resumen

Se presenta el estudio y análisis arquitectónico de las sepulturas de la necrópolis de Los Millares para identificar los diferentes tipos funerarios presentes en la misma. A partir de los resultados obtenidos se ha realizado una valoración social conducente a establecer la relación entre los objetos de prestigio presentes en los ajuares funerarios y el tipo de construcción; y sugiriendo una relación temporal a través del estudio de la cerámica simbólica y campaniforme.

Palabras clave

Arquitectura funeraria, Los Millares, ajuares de prestigio, Campaniforme, necrópolis

Abstract

We present the architectural study and analysis of the graves from the necropolis of Los Millares in order to identify the different funeral types which can be found. From the results obtained, a social assessment was performed leading to the relation of building types and the prestige objects deposited in the grave. A temporal frame is also proposed through the study of both symbolic and bell-beaker pottery.

Key words

Funerary architecture, Los Millares, prestige grave goods, Bell-Beaker, necropolis


INTRODUCCIÓN. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA

El yacimiento de Los Millares es uno de los enclaves arqueológicos de la Edad del Cobre más importantes del Mediterráneo Occidental, cuya fama ha superado las fronteras nacionales y ha alcanzado a toda Europa desde que fue dado a conocer por Luis Siret en 1893. Es un asentamiento en el que se han llevado a cabo numerosos proyectos de investigación orientados a la explicación del proceso histórico del Sureste de la Península Ibérica durante la Edad del Cobre; centrados en la aparición y desarrollo de la desigualdad social (a nivel individual y colectivo) a través de los sistemas defensivos, la aparición de la metalurgia y otras especializaciones artesanales, los aspectos medioambientales (acceso y control de recursos), etc.

Su organización espacial está integrada por un poblado con cuatro líneas de muralla concéntricas, un conjunto de 13 fortines en las colinas próximas y una gran necrópolis de tumbas colectivas. Todo ello denota una gran complejidad no sólo a nivel territorial, sino también político, ya que fue un centro vertebrador que controlaba un gran territorio y diversas comunidades que dependían de él, mediante un sistema de tributación (ARRIBAS et al., 1979, MOLINA et al., 2004, MOLINA y CÁMARA, 2005).

Dentro de la necrópolis de Los Millares existen tres patrones arquitectónicos: las sepulturas con corredor de acceso, cámara circular y falsa cúpula; las sepulturas con corredor de acceso, cámara circular y cubierta plana; y las sepulturas megalíticas ortostáticas. Los Leisner no diferenciaron las sepulturas con cubierta plana de los históricamente denominados tholoi o sepulturas de falsa cúpula (Leisner y Leisner, 1943). No obstante, y aunque en la siguiente fase de investigación de los años 50 M. Almagro y A. Arribas (Almagro y Arribas, 1963) siguieron una clasificación similar a la de Siret y los Leisner, gracias a B. Blance se estableció la existencia de dicho patrón arquitectónico (Blance, 1971). Sin embargo, desde entonces y hasta la actualidad, no han sido identificadas ni diferenciadas la mayoría de las sepulturas con corredor que presentan una cubierta plana de las que ofrecen una falsa cúpula. Este problema se agrava si tenemos en cuenta que Almagro y Arribas sólo pudieron correlacionar una cuarta parte de las sepulturas excavadas por Siret en relación con las situadas sobre el terreno.

El objetivo del presente trabajo de investigación se ha centrado en el estudio de la arquitectura funeraria de la necrópolis de Los Millares, para distinguir la tipología sepulcral presente en la misma. Para ello se ha procedido a la elaboración de un registro de fichas con las características arquitectónicas de cada sepultura, que incluye además, un apartado referente a los objetos de prestigio presentes en los ajuares para establecer un vínculo con el estatus social que se pueda adscribir a su tipología (en el caso de que exista).

El patrón que emplearemos para averiguar el tipo de tumba en cada caso será la longitud del diámetro de la cámara, porque según B. Blance “El diámetro de la cámara sepulcral es un factor esencial para la posible reconstrucción de la forma de la cubierta […] La investigación de otras tumbas proporcionó que diámetros de hasta 4m son bastante corrientes en tumbas con comienzo de cúpula. Diámetros mayores necesitan ya unas disposiciones técnicas especiales para la solución de la cúpula o sustentan una cubierta de material orgánico” (Blance, 1971). Por tanto:

- Si el diámetro es < 4m = sepulturas con falsa cúpula

- Si el diámetro es ≥ 4m = sepulturas con cubierta plana

Otros valores a tener en cuenta para conocer el sistema de construcción de la cubierta serán la profundidad de la excavación en la roca virgen de la cámara funeraria, el diámetro del túmulo, la cantidad de anillos internos dentro del túmulo de mampostería o las losas hincadas, que servirán para crear la resistencia necesaria y para contrarrestar el peso de la techumbre. También se valorará la presencia de columnas en la cámara, aunque en torno a esto hay diversas opiniones sobre si su funcionalidad era más de tipo simbólica (Blance, 1971) que para sostener la cubierta de una sepultura (Leisner y Leisner, 1943).


CONTEXTO HISTÓRICO: LOS MILLARES

Los Millares es un conjunto arqueológico situado en el municipio de Santa Fe de Mondújar (Almería), asentado sobre un llano que recibe el mismo nombre. Fue descubierto por Luis Siret en 1891 a raíz de las obras de construcción del ferrocarril Almería-Linares, y lo reflejó en su obra de 1893 “L’Espagne Préhistorique” (Siret, 1893). Desde entonces, este yacimiento se convirtió en el referente arqueológico fundamental para el Calcolítico en Europa Occidental.

Su cronología no ofrece el momento de fundación en torno al 3200/3100 a.C. y de abandono hacia el 2200 a.C. Se encuentra situado a 240 metros sobre el nivel del mar; y a 50 m sobre la confluencia del Río Andarax con la Rambla de Huéchar nos encontramos con el poblado, su necrópolis anexa y un sistema defensivo de trece fortines, que en total ocupan unas 19 hectáreas, de las cuales 13 le corresponden sólo a la necrópolis. En el poblado se sitúan cuatro líneas de muralla paralelas y concéntricas, que cierran y segmentan el asentamiento, caracterizándose la más interna del espolón por parecer una especie de “ciudadela” (fig. 1). Ofrece además, un urbanismo organizado con viviendas de planta circular y varias estructuras de carácter comunal, como son el gran edificio rectangular de la ciudadela, los talleres metalúrgicos, la conducción de agua, etc. (Almagro y Arribas, 1963, Blance, 1971, Arribas et al., 1979, Molina y Cámara, 2005, Molina et al., 2004).

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Fig. 1. Representación del poblado de Los Millares. Ilustración de M. Salvatierra.


LA NECRÓPOLIS

La necrópolis se compone de unas 80 sepulturas de carácter colectivo y de grandes dimensiones, y presenta tres patrones arquitectónicos (Blance, 1971, Molina y Cámara, 2005): sepulturas tipo tholoi o sepulturas con corredor de acceso y cámara circular cubierta por una falsa cúpula; sepulturas de mampostería con corredor de acceso a una cámara circular y cubierta plana de materia orgánica, y sepulturas megalíticas ortostáticas

En la mayoría de las veces al corredor de la sepultura le precede un vestíbulo trapezoidal sin cubrir en el que debieron realizarse actividades ceremoniales. En el interior de la cámara y en el mismo corredor pueden aparecer nichos, así como lajas de pizarra perforadas que funcionaban como puertas para separar los diferentes tramos del corredor así como los propios nichos o el corredor de la cámara circular principal. Estas sepulturas se cubrían con un túmulo de tierra, con diversos anillos concéntricos de mampostería. Un círculo exterior delimita el perímetro del túmulo adaptándose en el frente delantero de la tumba al vestíbulo, que formaría una entrada monumental. En esa zona se situarían los betilos troncocónicos o cilíndricos, que podrían representar a los individuos enterrados (Siret, 1893, Almagro y Arribas, 1963, Cruz-Auñon, 1983-84, Rodríguez y Cara, 1985, Aguayo y García, 2006, Llorens, 2006, Molina y Cámara, 2005, 2006 y 2009).

Los ajuares reflejaban el status de los individuos enterrados, encontrándose desde objetos en materias primas exóticas hasta fragmentos de recipientes cerámicos. La presencia de abundantes fragmentos cerámicos también al exterior de las tumbas y en los túmulos podría indicar el consumo de alimentos en un posible banquete ritual (Almagro y Arribas, 1963, Aguayo y García, 2006, Molina y Cámara, 2005 y 2006). Además de esta cuestión social, la necrópolis plantea dos aspectos interesantes: una es su diferenciación interna (atribuida a los diversos linajes del poblado) y otra, las relaciones de dependencia que parece mostrar respecto a ella las necrópolis dolménicas de Gádor y Alhama (Chapman, 1991, Afonso et al., 2011). El carácter concentrado de la necrópolis enfatiza la cohesión social y la capitalidad de Los Millares, frente a las necrópolis megalíticas dispersas en el territorio de alrededor. Parece ser que el carácter colectivo de las sepulturas es el resultado más de un enmascaramiento que de una igualdad real (Molina y Cámara, 2005 y 2006).


ESTUDIO Y ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO DE LAS SEPULTURAS

Clasificación general

Teniendo en cuenta los resultados del registro de fichas, en la necrópolis existe un claro predomino de los sepulcros de falsa cúpula: 56 sepulturas con corredor de acceso, cámara circular y falsa cúpula frente a 12 de cubierta plana, 5 sepulturas ortostáticas con corredor de acceso y sólo una que presenta una arquitectura mixta entre cueva artificial y ortostatos. Del total de las sepulturas sólo dos no han podido ser clasificadas debido a la falta de documentación necesaria para su valoración. Se ha observado que estas dos tumbas son (junto con las megalíticas) las únicas de la necrópolis que presentan unas piedras más gruesas e irregulares delimitando el contorno de su cámara, frente al prototipo clásico de las lajas de pizarra que encontramos en el resto. Es posible que este tipo de sustentación hiciera variar la techumbre que caracterizaba dichas sepulturas. Por otro lado, no se ha observado el arranque de la cubierta en los perfiles, así que debido a la imposibilidad de definir la cubierta según los datos de que disponemos, se ha optado por dejarlas sin clasificar.

Sepulturas con corredor de acceso, cámara circular y falsa cúpula

En cuanto a la cámara la media de la longitud de la mayor parte de las sepulturas oscila entre los 3 y los 3,50 metros, siendo poco numerosas aquellas que superan los 3,50 m y las que no llegan a 3 m. De todas estas sepulturas tenemos 26 parcialmente excavadas en la roca. No sabemos si el resto han sido excavadas o no en el suelo debido a la ausencia casi total de este tipo de datos. El intervalo de profundidad máximo alcanza 1,80 m, mientras que el mínimo es de 0,15 m. Son muy escasas las tumbas que presentan una profundidad excavada menor a 0,50 m y también a 1 m. Por tanto el patrón común a todas oscila entre 0,50-1 m.

En la mayor parte de los casos desconocemos las características del resto de sistemas de contención. Sólo en las ocasiones en las que aparecen reflejados estos datos, hemos observado que las sepulturas que están excavadas hasta 1 m en la roca poseen un túmulo cuyas dimensiones oscilan entre los 10 y 12 metros. Sin embargo aquellas que superan el metro de profundidad excavado en la roca, presentan una mayor variación en los túmulos, que debería de asociarse a cuestiones sociales más que arquitectónicas.

Respecto a los anillos de las sepulturas de falsa cúpula, la mayoría presentan entre 1 y 4, aunque hay dos tumbas que presentan 5. Generalmente aquellas en las que sólo se ha señalado la presencia de un anillo o ninguno se corresponden a aquéllas con mayor escasez de documentación arqueológica. La presencia de los anillos es variable y no responde en gran medida ni al diámetro de la cámara sepulcral ni al del túmulo.

Por último, los corredores aparecen divididos en dos, tres y hasta cuatro tramos, sin olvidar aquellas tumbas que presentan un tramo o ninguno. En aquellas que presentan dos tramos, la longitud de su corredor varía entre los 2 y 3 m, aunque en contadas ocasiones alcanzan los 3,50 y los 4 m. Con las de tres tramos, las medidas oscilan entre los 3 y 4 m, documentándose muy pocas con menos de 3 m. La extensión del corredor de las tumbas con cuatro tramos supera los 4 m, y en último lugar, todos los sepulcros con un tramo o sin tramos tienen más de 4 m de longitud.

Sepulturas con corredor de acceso, cámara circular y cubierta plana

Este tipo de sepulturas han llegado a plantear diversas dudas respecto al tipo de sustentación que presentan, ya que un diámetro de 4 m no es el patrón exclusivo para incluirlas dentro del grupo de las sepulturas de cubierta plana (tab. 1). Se puede observar en la tabla que son pocas las sepulturas que reúnen todos los datos que nos pueden ayudar a definir el tipo de cubrición, sobre todo los referidos a la profundidad del corte en la roca y los anillos de los túmulos.

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Tab. 1. Características arquitectónicas de las sepulturas con corredor de acceso y cámara circular de 4m o más de diámetro

 

En primer lugar destacamos la sepultura LM 74/XIII. Teniendo en cuenta que su diámetro es de 4 m podría considerársela de cubierta plana, sin embargo, presenta una serie de estructuras que nos indican que tuvo que contrarrestar el empuje de una falsa cúpula. Estas estructuras son, según M. Almagro y A. Arribas (Almagro y Arribas, 1963), un grueso paredón de 2 m de grosor en torno a la cámara, rodeado por un murete de contención; y dos hiladas de anillos concéntricos que se les superponen. A ello se le añade que se encuentra excavada 1 m en la roca madre. Además estas hiladas se encuentran muy próximas unas de otras, lo que nos conlleva a incidir en una techumbre de falsa cúpula.

Escasos son los datos de la sepultura LM 12/XXXVII, ya que ni el dibujo de su planta nos permite realizar una aproximación a su sistema de cubrición. Por tanto, como presenta los 4 m de diámetro para la cámara funeraria se respeta su inclusión en el grupo de las sepulturas con cubierta plana hasta la obtención de nuevos datos que permitan una nueva valoración. Lo mismo ocurre con las sepulturas LM 73/¿? y LM 53/¿?. Las sepulturas LM 57/¿?, LM 65/¿?, LM 54/¿? y LM 70/¿? también se las ha considerado de cubierta plana, ya que no se han observado sistemas de contención por aproximación de hiladas de piedra o anillos concéntricos que pudieran sustentar una falsa cúpula a pesar de conocer sus túmulos.

La sepultura LM 5/IX también podría ser de falsa cúpula ya que reúne unas características arquitectónicas similares a la LM 74/XIII. No obstante, a pesar de que el túmulo sea mayor (lo que ayudaría a contrarrestar el peso de la cubierta) sus tres anillos están mucho más separados unos de otros lo que, unido al diámetro de su cámara, hace más difícil sustentar una falsa cúpula. Además no se ha observado la presencia de muretes de contención y relleno de mampostería entre los anillos. La LM 7/VII tiene clara la cubierta plana ya que apenas presenta estructuras para contrarrestar el empuje de una falsa cúpula Por último la LM ¿?/XX, a pesar de tener un túmulo más pequeño, parece que es más de cubierta plana, ya que los dos anillos concéntricos también se encuentran más alejados entre sí.

En cuanto a la variabilidad en el tamaño de los túmulos (un túmulo más grande puede ayudar a compensar el peso de una falsa cúpula), podemos poner en duda el tipo de cubierta de una sepultura, pero teniendo en cuenta la ausencia de información respecto a otros sistemas de contención, no se puede realizar una valoración en conjunto de un sepulcro, como ocurre en el caso de la sepultura LM 54/¿?. En este sentido es cuando también debemos hacer hincapié en que la magnitud de un túmulo no sólo tiene una función arquitectónica, sino que también tenía funciones sociales, delimitadoras y “propagandísticas”.

En cuanto a los corredores, la mayor parte presentan dos y tres divisiones. Podemos observar que la longitud máxima y más común es de unos 4 m, y la mínima de 3 m; aunque hay una que presenta una longitud de 2,40 m en el corredor, la LM 12/XXXVII. No existen las sepulturas de cuatro tramos.

Sepulturas con corredor de acceso y ortostatos

En primer lugar tenemos que destacar la particularidad de la sepultura que los Leisner definen como “cueva” (Leisner y Leisner, 1943). No se trata en ningún caso de una cueva artificial ni natural sino, en una mejor descripción, una sepultura con alzado y cubierta de la cámara excavada en la roca y definida parcialmente con ortostatos. Su estructura arquitectónica aprovechó las cárcavas naturales que ofrecen los conglomerados en el límite de la meseta sobre el río Andarax para modificar el terreno ligeramente a fin de completar la construcción de la cámara, que se cerraría en lado más abierto con ortostatos.

En cuanto a las sepulturas con corredor de acceso y ortostatos, tenemos documentadas en la necrópolis 5. También encontramos ciertas variaciones arquitectónicas entre ellas, ya que podemos separarlas en dos grupos: un primer grupo estaría compuesto por las sepulturas LM 36/¿?, LM 27/¿? y LM 28/¿? las cuales se caracterizan por tener una cámara pequeña de no más de 2,10 m, unos túmulos entre 6 y 8 m y corredores de no más de 1,80 m y sin tramos. Y un segundo grupo que se compone de las tumbas LM 63/III y LM 8/IV, en las que a diferencia de las primeras, sus cámaras superan los 4 m de diámetro y sus corredores (sin tramos) los 2 m. De la primera no tenemos constancia del túmulo, pero de la segunda sabemos que mide unos 10 m.

Análisis de otros agregados arquitectónicos

Además del tamaño de la cámara, el túmulo, la presencia de anillos concéntricos y la profundidad de excavación en la tierra, se han considerado importantes otros agregados arquitectónicos como es el caso de las columnas. Sólo 20 sepulturas presentan una columna central. La detenida observación de sus características constructivas nos presenta una gran variabilidad de medidas de unas a otras, por lo que parece ser que la presencia de las columnas no se rige por una necesidad arquitectónica. Hay que destacar la singular columna de la sepultura LM 31/¿? en la que según los dibujos de Pedro Flores, la parte superior presenta una cruz con restos de capas de yeso y trazas de pintura roja (Leisner y Leisner, 1943). Probablemente esta característica esté relacionada con algún ritual funerario o tenga un sentido simbólico, por lo que la aparición de las columnas debería vincularse a una finalidad simbólica más que arquitectónica.

En cuanto a los nichos, es singular señalar que sólo aparecen en las sepulturas del tipo “tholoi”, tanto en la cámara como en el corredor. Todas las tumbas que presentan al menos un nicho, tienen el corredor dividido en tres tramos, a excepción de la sepultura LM 23/LI, una de las tres de la necrópolis que presenta cuatro tramos en el corredor; la LM 69/¿?, cuyo corredor no presenta directamente ningún tramo (el nicho se encuentra en la cámara); y la LM 30/¿?, la cual lo tiene completamente destruido. Se trata de estructuras que tienen que ver más con aspectos sociales que arquitectónicos.

Por último, hay que señalar los vestíbulos. Frente a un total de 76 sepulturas 14 tienen un vestíbulo constatado. Los vestíbulos los encontramos desde sepulturas muy ricas como la LM 40/XXXVI, hasta aquellas que poseen ajuares menos vistosos como la LM 45/XXXI. No es una estructura arquitectónica que se relacione con el status pero tampoco con el tipo de sepultura, ya que también aparecen en las sepulturas de cubierta plana. En algunos casos en vez de vestíbulo se ha constatado un posible recinto funerario, como el de las sepulturas LM 43/XLVII y LM 20/¿?.


VALORACIÓN SOCIAL DE LAS SEPULTURAS

Distribución de los tipos arquitectónicos y nivel social

Para el estatus social, las tumbas han sido agrupadas según la siguiente clasificación (AFONSO et al. 2011):

• Grupo A: sepulturas de primer nivel

• Grupo B: sepulturas de segundo nivel

gria-1"> • Grupo C: sepulturas de tercer nivel

• Grupo D: sepulturas de cuarto nivel

Sobre la distribución arquitectónica de las sepulturas (fig. 2), se ha observado que aquellas de falsa cúpula son las que predominan en toda la necrópolis, estando repartidas desde la zona de entrada al poblado hasta mitad de camino entre el mismo y la Venta de Los Millares. Podemos observar que hay varios grupos de sepulturas del grupo A en torno a las cuales se agrupan otras de menor rango social y tienen tendencia a ubicarse cerca del poblado y del camino principal (AFONSO et al. 2011). Pero nos encontramos con una salvedad, la sepultura LM 17/I, ubicada en el interior de la muralla más externa. Ésta en su origen se encontraba fuera del poblado pero con las posteriores ampliaciones quedó integrada en el mismo. Forma parte de las cuatro sepulturas de mayor nivel social de la necrópolis, repartidas de forma que hay dos tumbas de cubierta plana y dos de falsa cúpula.

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Fig. 2. Distribución arquitectónica de las sepulturas correlacionadas e identificadas de la necrópolis de los Millares (en rojo sepulturas del grupo A, azul grupo B, verde grupo C y amarillo grupo D.)

 

Las sepulturas del grupo B muestran una propensión geográfica similar a las anteriores, situándose lo más cerca posible del poblado (dentro de sus correspondientes grupos) y del camino de acceso. De este tipo de sepulturas tenemos señaladas cinco con falsa cúpula y sólo dos de cubierta plana.

En cuanto a los dos últimos grupos sociales, hay una mayoría indiscutible de sepulturas de falsa cúpula, frente a sólo una de cubierta plana (grupo D). Se encuentran más alejadas del poblado, aunque habría que destacar que el hecho de que nos encontremos con algunas sepulturas de menor nivel cerca del mismo sólo indica que posiblemente fueron construidas antes de que tuviera lugar el gran apogeo de Los Millares y se ampliara el poblado y las murallas.

Dentro de estos grupos se encuentran las sepulturas ortostáticas. Sólo hay identificadas en la necrópolis dos: la LM 63/III y la LM 8/IV. La primera se ubica dentro del propio poblado, lo que explica que sufrió la misma situación que la sepultura LM 74/XIII, y que por tanto, se construyó en momentos anteriores a la expansión de Los Millares. La segunda se encuentra relativamente cerca de la muralla más externa, lo que apunta que también se erigió en momentos antiguos (ya que pertenece al nivel social más bajo de la necrópolis). Muchos trabajos identifican estas sepulturas con el tipo de tumbas de ortostatos de las poblaciones del piedemonte de la Sierra de Gádor y el curso del río Andarax que dependían de Los Millares por sus técnicas constructivas y ajuares funerarios similares. Ambas sepulturas pueden tratarse de representaciones de las élites de estas comunidades dependientes, que se enterraron en la necrópolis de Los Millares en momentos tempranos, lo que nos indicaría que el asentamiento comenzó a ejercer influencias políticas y territoriales en un período antiguo (Cámara, 2001 y 2004, MOLINA y Cámara, 2009).

Respecto a la desproporción de sepulturas de cubierta plana frente a las de falsa cúpula, se podría explicar estableciendo la idea de que las primeras estarían relacionadas con aquellos grupos sociales de mayor nivel, idea que apoyó Beatrice Blance en su tesis doctoral (BLANCE, 1971). Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las documentadas no se han podido señalar en el mapa y la mayoría pertenecen a los grupos C y D. Atendiendo a esto, deducimos que la idea anteriormente expuesta queda obsoleta, ya que encontramos un gran número de sepulturas de cubierta plana dentro de los grupos sociales de menor riqueza. La dualidad en la necrópolis de las sepulturas de falsa cúpula y cubierta plana no respondería finalmente a un arquetipo social teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, a no ser que futuras intervenciones arqueológicas arrojen nuevos datos y terminen por demostrar lo contrario.

Estatus social y características funerarias

En cuanto a aspectos más concretos, para las sepulturas de cubierta plana, se ha demostrado que las cámaras funerarias de las sepulturas de los grupos A y B tienen un diámetro de entre 4,30 m y 6,40 m, mientras que el resto se quedan en el límite de los 4 m. Sólo contamos con dos excepciones: la sepultura LM 12/XXXVII que se queda en este límite y la LM ¿?/XX cuyo diámetro mide 4,30 m. Por otra parte, en cuanto a los túmulos, los de los grupos A y B tienen una dimensiones mayores de 14 m mientras que las de menor prestigio social no superan dicho diámetro, exceptuando la sepultura LM 54/¿? (de 16 m).

Para las sepulturas de falsa cúpula, la medida de la cámara varía entre los 3 y 3,70 m de aquellas más ricas, exceptuando la ya comentada LM 74/XIII de 4 m de diámetro. Respecto a los túmulos, sólo la LM 17/I y la LM 74/XIII poseen los más grandes. En cuanto a los siguientes niveles, se observa que el diámetro común de los túmulos es de unos 12-13 m, aunque en muchas ocasiones varía. Superan esta medida aquellas que tienen cierto nivel social, mientras que las de menor rango pueden presentar este diámetro e incluso menos, entre 9 y 10 m. Esto no es aplicable a las sepulturas LM ¿?/X y LM ¿?/XI que comparten un túmulo de 20 m.

Respecto a los corredores, todas las sepulturas que integran el grupo A y el B presentan corredores divididos en tres tramos y en menor medida en dos; las del grupo C tienen corredores de dos, tres y cuatro tramos y; las del grupo D presentan los cuatro tipos de corredor. Para todos los grupos, el patrón dominante es la división en tres segmentos. Lo único que podemos asegurar con certeza es que las sepulturas que sólo presentan un tramo son todas del nivel social más bajo de la necrópolis. Por tanto, el hecho de tener más tramos no asegura un mayor nivel social, pero la ausencia de los mismos si está muy relacionada con un “estatus inferior”.

Y por último en cuanto a los nichos, existe una mayor concentración de sepulturas con estas estructuras en los niveles sociales más bajos; prácticamente aquellos sepulcros más alejados del poblado. Posiblemente esta diferenciación de unas tumbas a otras no pertenezca a ningún patrón arquitectónico ni social, sino a los diferentes modos de vida de cada grupo. Teniendo en cuenta los trabajos sobre la distribución de los alimentos dentro del poblado (Navas Guerrero 2001 y 2004, Navas Guerrero et al., 2005), la calidad de vida de cada grupo pudiera haber sido muy diferente. Por tanto es más plausible aceptar que en los grupos sociales más bajos la mortandad infantil era más elevada por lo que la presencia de nichos en sepulturas de estos grupos es mayor.


CRONOLOGÍA Y CERÁMICA

Para realizar una aproximación a la cronología de las sepulturas de Los Millares, los Leisner organizaron una división temporal en dos períodos basándose en la arquitectura y los ajuares (Leisner y Leisner, 1943, Blance, 1971, Chapman, 1981). Además utilizaron una serie de argumentos para reafirmar esta clasificación, tales como que las sepulturas del primer período estaban más cerca del poblado, la evolución del tipo de tumba y el predominio del Campaniforme en el segundo período (fig. 3).

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Fig 3. Clasificación de las sepulturas según la cronología de los Leisner (Leisner y Leisner, 1943, en Chapman, 1981)

 

Los Leisner sólo contabilizaron cuatro sepulturas con cerámica campaniforme y posteriormente A. Arribas y M. Almagro, incluyeron otras ocho sepulturas con esta cerámica (Almagro y Arribas, 1963). Por tanto hay documentadas doce sepulturas con cerámica campaniforme en la necrópolis (fig. 4).

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Fig. 4. Distribución de la cerámica simbólica y campaniforme (en rojo sepulturas del grupo A, azul grupo B, verde grupo C y amarillo grupo D)


En función de la distribución de las diferentes cerámicas en la necrópolis se ha llegado a las siguientes conclusiones:

1. En primer lugar, la presencia de cerámica campaniforme en sepulturas cercanas al poblado nos indica que estas no dejaron de utilizarse a lo largo del tiempo, ya que según los Leisner, aquellas que quedaron integradas dentro del poblado, fueron construidas en momentos anteriores a su expansión, por lo que es posible que las más cercanas sean más antiguas que el resto.

2. Ninguna sepultura de cubierta plana presenta cerámica campaniforme. Sólo las más ricas de este tipo contienen cerámica simbólica, por tanto en este contexto podemos valorar la opción de que estas sepulturas dejaron de utilizarse antes de que el campaniforme apareciera en Los Millares. Sabemos que estas sepulturas presentan cierta antigüedad por su cercanía al poblado y al camino de acceso Además hay que tener en cuenta que para el Cobre Tardío la cerámica campaniforme se muestra como un elemento intrusivo, restringido a las élites que lo importaban y poco común, que en momentos avanzados acaba sustituyendo la cerámica simbólica e iniciando una producción local, masiva para el Cobre Final (Arribas y Molina, 1987, Molina y Cámara, 2005).

Por tanto, tanto la arquitectura de las sepulturas de falsa cúpula se mantuvo desde la fundación del yacimiento hasta su abandono, mientras que la de las de cubierta plana convivió hasta momentos precampaniformes con la anterior. Los Leisner ya las ubicaron en el período Los Millares 1 (Leisner y Leisner, 1943); mientras que Beatrice Blance apoyaba en su tesis doctoral (Blance, 1971) que este tipo de arquitectura se encontraría dentro de las más arcaicas de la necrópolis.

En cuanto al resto de las sepulturas que presentan campaniforme, siguiendo los criterios establecidos para los diferentes grupos de riqueza de la necrópolis en otros trabajos (Molina y Cámara, 2005, Afonso et al., 2011) podemos decir que posiblemente se trate de sepulturas más modernas.


CONCLUSIONES

La variedad arquitectónica funeraria en la necrópolis de Los Millares es un hecho confirmado que se puede constatar en el presente trabajo, a partir del análisis de la información arquitectónica de todas las sepulturas recogidas en el registro de fichas. A pesar de los resultados obtenidos, no se puede obviar la presencia de uno de los grandes problemas que ha planteado su realización: la falta de correlación e identificación de una gran parte de las sepulturas de la necrópolis, que junto con la carencia de muchos datos, ha forjado un vínculo complicado de solventar para poder sentar unas bases más profundas. No obstante, este gran obstáculo no nos ha impedido obtener y analizar toda una serie de datos que nos han reportado una serie de resultados bastante satisfactorios.

Como se ha venido afirmando en algunos trabajos sobre Los Millares (Chapman, 1991, Molina y Cámara, 2005 y 2006, Afonso et al., 2011), la necrópolis no es simplemente el lugar donde enterraban a los muertos, sino que también es el reflejo de la desigualdad social existente que se manifestaba a través de las diferencias en los ajuares de las sepulturas.

Esta complejidad, no obstante, sólo es factible en dichos ajuares, ya que en lo que respecta a los tipos de sepulturas no se han obtenido los datos suficientes para poder establecer una base sólida que nos permita realizar una vinculación entre arquitectura y estatus. Las mujeres y los hombres de cualquier nivel social de los Millares se enterraron tanto en sepulturas de falsa cúpula como (y en menor medida) en las de cubierta plana, o así nos han demostrado los resultados de los análisis realizados para las tumbas de la necrópolis. Sin embargo, si tenemos en cuenta el problema que plantea la carencia de ciertas características arquitectónicas para muchas sepulturas, vemos que perdemos información que puede ser muy importante y que podría cambiar el resultado del trabajo. Se hace necesaria pues, la realización de futuras intervenciones que aporten más datos sobre todo de aquellas tumbas que presentan los 4 m de diámetro en la cámara, ya que si terminamos de conocer el resto de las características constructivas, podríamos llegar a clasificarlas de forma definitiva.

Por otra parte, las sepulturas de ortostatos también juegan un papel importante dentro de la necrópolis para el establecimiento de una desigualdad que no sólo responde a niveles individuales, sino comunitarios; a esos otros poblados dependientes del centro vertebrador que eran “premiados” con el enterramiento de sus élites entre las de sus dirigentes (Cámara, 2001). Es con esta tipología funeraria donde si podemos corroborar la existencia de una vinculación entre estatus y arquitectura.


AGRADECIMIENTOS

Para finalizar, me gustaría agradecer a mi familia todo el apoyo y el cariño prestado para que este trabajo, que se trata de una síntesis del Trabajo Fin de Máster defendido en la Universidad de Granada el 19-09-2014, pudiera salir a la luz; sin olvidar por supuesto, a mis directores Fernando Molina y Juan Antonio Cámara, sin cuyo entusiasmo y ayuda nada de esto podría haber sido posible.


BIBLIOGRAFÍA

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* Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Granada