LAS CIUDADES ROMANAS DE LA SERRANÍA DE RONDA: FUENTES PARA SU ESTUDIO

THE ROMAN CITIES OF THE SERRANÍA DE RONDA: SOURCES FOR STUDY

José ORTIZ CÓRDOBA*

Resumen

La Serranía de Ronda vive durante el periodo romano un proceso de intensa urbanización que afecta a los núcleos indígenas de la zona y que trae consigo su adaptación urbanística, institucional y social a la nueva realidad impuesta por Roma. En este artículo realizaremos una aproximación a este proceso de convergencia y a las diversas fuentes que poseemos para abordar el estudio de esta región en época romana.

Palabras clave

Serranía de Ronda, ciudad, fuentes, romanización, urbanización, adaptación

Abstract

The Serranía de Ronda during the Roman period lives an intense process of urbanization, affecting the local groups frome this area, involving urban planning adaptation, as well as institutional and social adjustment to a new reality imposed by Rome. In the present paper we present an approach to this process of convergence and of the various sources that we have available for the study of this region in Roman times.

Key words

Serranía de Ronda, city, sources, Romanization, urbanization, adaptation


INTRODUCCIÓN

El presente artículo tiene su origen en el Trabajo Fin de Máster titulado La Serranía de Ronda en época romana: adaptación, promoción y municipalización de sus ciudades, leído el 19 de julio de 2013 en la Universidad de Granada y dirigido por el Prof. Pedro Aguayo de Hoyos. En dicho trabajo planteamos la realización de una visión de conjunto de la Serranía de Ronda en época romana, procurando una aproximación hacia su proceso de convergencia con el mundo romano mediante un estudio del urbanismo de sus ciudades, así como de la documentación epigráfica y numismática por ellas producida.

Las páginas que siguen derivan del núcleo central de este trabajo, aunque no pretenden ser un resumen del mismo. En lugar de esocreo más interesante realizar una aproximación a la zona mediante la definición geográfica de la misma, la descripción de las características fundamentales de sus ciudades y la puesta en cuestión de las fuentes de información que tenemos para el estudio de la región.


MARCO GEOGRÁFICO

La Serranía de Ronda se configura actualmente como la comarca más occidental de la Provincia de Málaga, ocupando también parte del flanco oriental de la Provincia de Cádiz. Se trata de una región de dimensiones modestas – apenas 1440 km2 – que presenta, no obstante, una acusada personalidad geográfica que ha condicionado notablemente su desarrollo histórico. La zona ha sido abordada en diversos estudios geográficos (RODRÍGUEZ MARTÍNEZ 1977; MONTILLA y SIERRA 1992; SIERRA DE CÓZAR 1994) y cartografiada de forma detallada por el CEDER Serranía de Ronda.

La comarca serrana se configura como una región de altura moderada que posee una estratégica posición geográfica, merced a su situación privilegiada “(…) entre el Campo de Gibraltar, la Costa del Sol occidental, la Hoya de Málaga, la Depresión de Antequera y las serranías gaditanas de Grazalema y Ubrique (RODRÍGUEZ MARTÍNEZ 1977: 3). Sin embargo, a pesar de estas ventajas la región muestra una acusada tendencia hacia el aislamiento dada la disposición geográfica del terreno, que estámarcada por la existencia del importante conjunto montañoso que la rodea, el cual se ve completado por una serie de valles estrechos y profundos que hacen de la región un conjunto difícilmente penetrable.

El interior de ese conjunto puede dividirse en tres grandes unidades subregionales: la Meseta o Depresión de Ronda, el Valle del Río Genal y el Valle del Río Guadiaro. Estas tres entidades, junto con algunos valles menores, conforman los núcleos clave de la Serranía, concentrándose en ellos la mayor parte de la ocupación poblacional.

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Lam. 1. Localización geográfica de la Serranía de Ronda (RODRÍGUEZ MARTÍNEZ 1997: 4) y mapa geográfico de la misma (SIERRA DE CÓZAR 1994: 18).

 

Los límites de la Serranía de Ronda han sido fijados en base a criterios de carácter geográfico. Sin embargo, existen dos zonas, la Oeste-Suroeste y la Noroeste, donde los acontecimientos históricos y administrativos han pesado más que los obstáculos geográficos a la hora de establecer los límites de la región. Entre esos sucesos debemos destacar la división provincial llevada a cabo por Javier de Burgos en 1833, que, al atenerse únicamente a criterios de tipo administrativo, provocó la mutilación de una parte de la Serranía, la cual, a partir de ese momento, pasó a estar incluida en la Provincia de Cádiz. Sin embargo, esta ruptura administrativa no provocó en ningún caso la disolución de los lazos humanos que unían la región, puesto que la ciudad de Ronda siguió jugando un importante papel como elemento aglutinador de la comarca.

Por todo ello la Serranía de Ronda no puede definirse como una región exclusivamente geográfica, puesto que los lazos humanos juegan en ella un papel importantísimo. Será precisamente la existencia de estos lazos humanos, así como la presencia de una conciencia de unidad regional, lo que me lleve a definir a la Serranía de Ronda como una región de base esencialmente humana. El uso de este criterio humano por encima del administrativo actual permite incorporar a este estudio aquella parte de la Serranía que fue mutilada por la reforma liberal de 1833, y cuya evolución en época romana resulta esencial para la comprensión del devenir histórico de la región, puesto que en ella se alzan las ciudades de Ocuri y Saepo, verdaderas puertas de salida de la Serranía hacia el Estrecho de Gibraltar.


LAS CIUDADES ROMANAS DE LA SERRANÍA: UNA APROXIMACIÓN

La ciudad se conforma como la unidad esencial para el estudio de la Serranía, no solo porque la mayor parte de los estudios e intervenciones realizadas atañen a las mismas, sino también por la propia especificidad del mundo romano, que se conforma desde el primer momento como un mundo de base urbana en el que la ciudad ejerce un papel central en el seno de su organización estatal.

La Serranía de Ronda ocupa un lugar periférico con respecto al gran triángulo urbanizador que conforma el Valle del Guadalquivir, donde se concentran la mayor parte de las ciudades romanas. No obstante, a pesar de esta situación apartada y de la compleja orografía del territorio, la comarca serrana alberga en su interior seis núcleos urbanos, número bastante notable si tenemos en cuenta las dimensiones y características de la región. De esta manera la presencia de las ciudades de Acinipo, Arunda, Lacilbula, Ocuri, Sabora y Saepo otorga a la región un notable potencial urbano. Este potencial, bastante superior al que presentan otras regiones béticas como la Bastetania, solo será superado entre las regiones cercanas por la Hoya de Antequera, cuyas condiciones geográficas se presentan mucho más favorables para el desarrollo de la vida urbana.

La comarca rondeña carece de fundaciones ex-novo, por lo que son los centros de ascendencia indígena los que asumen las pautas romanas y adaptan sus estructuras a los nuevos tiempos. Esta situación es bastante frecuente a lo largo de la historia de Roma, cuyo carácter pragmático siempre la hizo propensa al aprovechamiento de las estructuras urbanas existentes (BENDALA GALÁNet al. 1988), máxime cuando, como era el caso del Sur hispano, éstas presentaban un notable desarrollo.

De esta manera las ciudades serranas se conforman como herederas de complejas dinámicas que hunden sus raíces en época pre y protohistórica. Esta continuidad de ocupación se va a plasmar claramente en dos elementos que serán esenciales para el posterior desarrollo del urbanismo romano: el emplazamiento geográfico de las ciudades y el carácter del urbanismo que éstas experimentan, estando ambos factores íntimamente relacionados.

Como buenos herederos de poblamientos anteriores de época ibérica, los núcleos urbanos de la Serranía se asientan sobre imponentes riscos naturales que garantizan una notable posición defensiva, como puede verse claramente en Ocuri, Acinipo y Arunda. El natural carácter defensivo de estos oppida se veía completado en muchos casos con la erección de murallas, restos de las cuales se conservan en Ocuri, Acinipo y Lacilbula. Lógicamente este emplazamiento en cerros de escarpado relieve condicionará el desarrollo urbano de estas ciudades, donde el urbanismo será de traza claramente irregular y estará estructurado en grandes terrazas, ejemplos de las cuales tenemos constatadas en Arunda, Acinipo y Ocuri, careciendo la zona de tramas urbanas ortogonales.

Este será el aspecto que presenten las ciudades serranas- y la mayoría de los asentamientos béticos - desde, al menos, el siglo V a.C. hasta el último siglo de vida de la República, momento en que son nombradas por las fuentes literarias o escriben su topónimo en las monedas que acuñan. Sin embargo, la continuidad histórica que viven estos centros no significa en ningún caso inmutabilidad, puesto que la llegada de Roma provocará una redimensión de las ciudades serranas en todos sus aspectos, desde el urbano hasta el institucional, pasando por el social.

Roma, aunque tiende a aprovechar los centros urbanos existentes, procede de inmediato a proyectar sobre ellos su propio modelo de ciudad, el cual, dada su ascendencia griega, prima por encima de todo la existencia de una comunidad cívica. La expansión de este modelo de ciudad va acompañada siempre de un importante proceso de urbanización y monumentalización, cuyo objetivo es adaptar la realidad de los centros existentes a las necesidades que generan los nuevos tiempos. De esta manera, tanto los centros urbanos de tradición indígenas como los asentamientos creados ex-novo, fueron adoptando el modelo romano de ciudad, caracterizado por la presencia de una serie de edificios que le son exclusivos.

En el caso de la Serranía de Ronda la mayor parte de estos cambios parecen tener lugar en torno al cambio de Era, momento en que estas ciudades adoptan un urbanismo de cuño romano cuyas trazas se superponen al urbanismo anterior, unas veces sustituyéndolo totalmente, como ocurre en algunos sectores de Acinipo (CASTAÑO AGUILAR et al. 2009), y otras manteniendo sus líneas maestras adaptadas a la nueva realidad, como ocurre en Arunda, donde los romanos parecen respetar el trazado de varias calles de época ibérica (AGUAYO DE HOYOS et al. 2004).

Este despegue urbano, plasmado claramente en las termas que levantan las ciudades de Acinipo y Ocuri, en las diversas estructuras domésticas encontradas y, sobre todo, en la construcción del gran teatro de Acinipo, tiene mucho que ver con la importante labor realizada por César y Augusto y, posteriormente, por los Flavios, cuyas importantes concesiones jurídicas permitieron el acceso al rango municipal de la mayoría de los núcleos urbanos del Sur hispano.


FUENTES DE INFORMACIÓN PARA EL ESTUDIO DE LA SERRANÍA DE RONDA EN ÉPOCA ROMANA

Las fuentes de información que nos permiten abordar el estudio de la comarca serrana pueden dividirse en tres grupos: fuentes clásicas, estudios y trabajos derivados de las labores arqueológicas, y la epigráfica y la numismática. A ellos habría que añadir la interesante información de la tradición erudita local. No obstante, por cuestiones de espacio hemos decidido centrarnos en los tres grupos anteriormente mencionados al considerar que la información que estos aportan es la más relevante para conocer las ciudades de la Serranía.

1. Fuentes clásicas

Los textos clásicos que hacen referencia a las ciudades de la Serranía están compuestos por la Historia Natural de Plinio y la Geographia de Ptolomeo. La información aportada por estas obras, aunque escasay a veces contradictoria, resulta fundamental para el estudio de la región al proporcionarnos información sobre el rango administrativo de las ciudades y los conventus en los que éstas se sitúan. Sin embargo, no todas las ciudades aparecen mencionadas, siendo el mejor ejemplo el caso de Ocuri, cuya presencia noestá registrada ni en la Historia Natural ni en la Geographia.

A través del testimonio de Plinio y Ptolomeo conocemos únicamente con certeza el estatus de ciudad estipendiaria de que gozaban Sabora (NH, III, 12) y Saepo (NH, 14-15), aunque, dada la ausencia de mención para la zona de fundaciones coloniales o de ciudades de Derecho Romano, lo más plausible es pensar que el resto de los asentamientos también tuvieran el grado de ciudades estipendiarias.

También está presente en las fuentes la problemática sobre la Beturia Céltica, región a la que son adscritas las ciudades de Acinipo (NH, III, 14; Geographia, II, 4 11), Arunda (NH, III, 14; Geographia, II, 4, 11) y Saepo, (NH, III, 14-15). Esta vinculación ha provocado que no pocos autores hayan intentado encontrar la presunta ascendencia celta de estas ciudades a través de la toponimia y la arqueología.

En el campo de la toponimia existe una clara contraposición entre quienes se muestran favorables a la adscripción celta (GARCÍA IGLESIAS 1971; MARTÍNEZ ENAMORADO y CHAVARRÍA VARGAS 2011) y quienes se posicionan contrarios a esta hipótesis (DE HOZ 1989). Esta dicotomía se observa también en el campo de la arqueología, donde destacan las afirmaciones de Guerrero Misa de haber encontrado en Ocuri restos materiales que podrían ser adscritos“(…) a pueblos de raíz céltica más que tartéstica” (GUERRERO MISA 2011: 71). Esta situación, de confirmarse su veracidad, contrastaría con la existente en las cercanas Acinipo y Arunda, donde las excavaciones arqueológicas han puesto de manifiesto que ambas ciudades participaban plenamente de la cultura tartésica, no habiéndose encontrado ningún elemento de adscripción céltica (AGUAYO DE HOYOS et al. 1987: 237; CARRILERO MILLÁN Y AGUAYO DE HOYOS 2008: 184).

2. Estudios arqueológicos

En el campo arqueológico la información de que disponemos, aunque distinta y con un mayor volumen que la aportada por las fuentes escritas, también es bastante limitada dada la ausencia de excavaciones sistemáticas en la mayoría de los yacimientos serranos. Actualmente no conocemos la planta completa de ninguna de las ciudades, aunque los distintos trabajos arqueológicos llevados a cabo en ellas han permitido conocer la estructura y fases constructivas de diversos edificios públicos y privados.

Atendiendo a las excavaciones que en ellas se han desarrollado, las ciudades serranas pueden dividirse en tres grupos:

a. Yacimientos que carecen de excavaciones (Lacilbula y Saepo)

Las ciudades de Lacilbula, ubicada en el Cortijo Clavijo, en las cercanías de Grazalema (TOSCANO SAN GIL 1983/1984), y Saepo, situada en la Dehesa de la Fantasía, en el término de Cortes de la Frontera (THOUVENOT 1973; RECIO RUIZ 1995), han permanecido hasta el momento al margen de cualquier intervención arqueológica. No sucede lo mismo, sin embargo, con el territorio que las circunda, que ha formado parte de diversas prospecciones. Entre ellas destacan las realizadas por Ángel Recio en los 90 en torno a Saepo (RECIO RUIZ 1995) y las llevadas a cabo en los alrededores de Lacilbula dentro del proyecto sobre el Análisis del poblamiento romano en la Depresión Natural de Ronda (NIETO GONZÁLEZ 1993).

Del urbanismo de ambas ciudades poco conocemos. En Lacilbula se han encontrado restos de una necrópolis y un lienzo de muralla, mientras que en Saepo han salido a la luz varias estructuras en la parte alta de la ciudad que han sido interpretadas como un columbario. Además, las prospecciones llevadas a cabo en el territorio de ambas ciudades han permitido conocer diversos restos de cultura material, fundamentalmente fragmentos de sigillata encontrados en superficie, restos de sillares y la aparición en ambos yacimientos de varias cisternas para el almacenamiento de agua.

b. Yacimientos que han formado parte de proyectos de excavación (Acinipo y Ocuri)

Las ciudades de Acinipo y Ocuri son las que poseen el urbanismo más espectacular de la Serranía, pudiendo verse en ellas diversos edificios públicos de cierta entidad. Ambas se sitúan en destacados promontorios –Meseta de Ronda la Vieja y Salto de la Mora, respectivamente– que les proporcionan una fácil defensa a la vez que una posición de control sobre el entorno. Además, su escarpada orografía condiciona el desarrollo urbano de ambas obligando a la construcción de grandes terrazas que corrigen el basculamiento de las laderas. El ejemplo más claro lo tenemos en Acinipo, donde la pendiente de la meseta es muy notable y ha obligado a levantar grandes bancales de contención.

En el caso de Acinipo se da la paradoja de que la fase urbana romana, a pesar de ser la más espectacular de la ciudad, ha sido la menos trabajada en las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en el yacimiento. Éstas se iniciaron en los años 60 con la intervención realizada por Mariano del Amo en el teatro de la ciudad (AMO DE LAS HERAS 1982), sirviendo de base para las obras de restauración del recinto que se desarrollaron en los años 80 (FERNÁNDEZ-BACA CASARES 1989; FERNÁNDEZ-BACA CASARES et al. 1993).

Las intervenciones continuaron en los años 70, momento en que los terrenos de la Mesa de Ronda la Vieja fueron adquiridos por la Junta de Andalucía. Esta compra fue seguida del desarrollo de tres campañas arqueológicas. La primera de ellas, dirigida por Rafael Puertas Tricas, tuvo lugar en el centro mismo de la mesa, donde fueron sacadas a la luz una serie de potentes estructuras de sillares que se identificaron con el foro de la ciudad. Las otras dos intervenciones, realizadas en la parte inferior del yacimiento, permitieron conocer y localizar parte de las termas y de los niveles prerromanos de la ciudad (PUERTAS TRICAS 1983; PUERTAS TRICAS y AGUAYO DE HOYOS 1985).

Tras estas intervenciones habrá que esperar hasta los años 2000 para que, en el marco del Proyecto General para la Conservación y Difusión del Yacimiento Romano de Acinipo, la fase romana de la ciudad vuelva a ser la protagonista de las intervenciones arqueológicas. Entre 2005 y 2007 se llevaron a cabo varias campañas consecutivas en las que se trabajó en las termas y en la zona central de la meseta, descartando la existencia en ese emplazamiento del foro que presuponía Puertas Tricas al ser descubierta un área de viviendas. Los resultados de estas intervenciones fueron publicados en un monográfico de la revista Cuadernos de Arqueología de Ronda, editada por el Museo Municipal (CASTAÑO AGUILAR y NIETO GONZÁLEZ 2009).

Las excavaciones en la ciudad han sido complementadas con la intervención de urgencia llevada a cabo en la necrópolis Sur de la misma (CASTAÑO AGUILAR et al. 2005) y con varios trabajos centrados en el conocimiento del territorio que circunda la ciudad. Estos trabajos han aportado valiosa información sobre la estructura territorial romana de la Depresión de Ronda (NIETO GONZÁLEZ 1992; CARRILERO MILLÁN y NIETO GONZÁLEZ 1994). Además, son varias las excavaciones realizadas en la ciudad para época pre y protohistórica, algunas de las cuales han aportado también información sobre las viviendas romanas situadas en la parte inferior del yacimiento (AGUAYO DE HOYOS et al. 1987).

La ciudad de Ocuri, al igual que ocurrió con Acinipo, vivió en el olvido hasta que en los años 60 el maestro local Manuel Cabello puso de manifiesto el abandono del yacimiento en el conocido programa de televisión “Misión Rescate” (CABELLO JANEIRO 1987). El alarmante estado de deterioroque presentaban los restos situados en el Salto de la Mora desembocó una década después en la intervención arqueológica de Salvador de Sancha, cuyos resultados nunca fueron publicados, habiéndose perdido, además, los materiales encontrados en aquella excavación.

Tras esta primera intervención siguieron de nuevo veinte años de abandono hasta la década de los 90, momento en que el yacimiento es incluido en el Parque Natural Sierra de Grazalema (1984). A ello habría que unirsu declaración posterior como Bien de Interés Cultural (1995) y su incorporación al proyecto Recuperación y Puesta en Valor de Yacimientos Arqueológicos de la Sierra de Cádiz (1997). Este proyecto acabaría desembocando en la inclusión en 1998 de trece yacimientos de la zona, entre ellos Ocuri, en la Ruta Arqueológica de los Pueblos Blancos (GUERRERO MISA e HIGUERAS-MILENA CASTELLANO 2002).

Estos avances hicieron necesario el acondicionamiento del yacimiento, para lo que se contrató a la arqueóloga municipal Natalia Cabello. Las tareas afrontadas fueron principalmente de limpieza y acondicionamiento del terreno, centrándose sobre todo en la limpieza de las estructuras de la ciudad, la eliminación de vegetación y la retirada de majanos de piedra (CABELLO IZQUIERDO 1999). Esta intervención fue solo el preludio de la serie de campañas que tuvieron lugar entre 1999 y 2003 y que resultaron de gran trascendencia para el yacimiento. En ellas destacan las labores ejecutadas en la muralla ciclópea de la ciudad, la excavación de algunas viviendas, la limpieza de las zonas del foro y las termas, así como la consolidación de numerosos muros afectados por el crecimiento incontrolado de la vegetación (GUERRERO MISA y RUIZ AGUILAR 2004; GUERRERO MISA et al. 2006). Estas labores arqueológicas fueron completadas con las tareas de puesta en valor del yacimiento: vallados, caminos interiores, señalización y construcción de un Centro de Recepción de Visitantes.

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Lam. 2. Arriba, imagen aérea de la Meseta de Ronda la Vieja (Copyright Google). Abajo, imágenes aéreas del teatro (NIETO GONZÁLEZ 2006: 102) y las termas de la ciudad (museoderonda.es).

 

c. Yacimientos con peculiaridades propias (Arunda y Sabora)

En este epígrafe se incluyen las ciudades de Arunda y Sabora al considerar que sus características las hacen poseedoras de elementos diferenciadores con respecto a los otros núcleos urbanos.

En el caso de Arunda el principal rasgo diferenciador deriva de ser el único yacimiento urbano de la Serranía, manteniendo de esta manera una continuidad de ocupación que se remonta a época pre y protohistórica. Dicha continuidad de habitación ha generado notables problemas para el desarrollo de las tareas arqueológicas en la ciudad, que sólo han podido llevarse a cabo en el marco de las intervenciones de urgencia realizadas en el casco antiguo de la ciudad, gracias a la catalogación de Ronda como Ciudad Superpuesta y con Plan Especial de Protección del Patrimonio Histórico-Arqueológico urbano en Andalucía (CASTAÑO AGUILAR et al. 2005).

Las labores arqueológicas desarrolladas en la ciudad han puesto de manifiesto la alteración que presentan los restos romanos de la misma, los cuales se encuentran afectados en muchas zonas por un notable vaciado arqueológico que ha provocado, literalmente, su desaparición. Este vaciado, realizado desde época medieval y moderna, se produjo como consecuencia de los cambios urbanos sufridos en la ciudad con la apertura de nuevas plazas y viales. La escasez de restos de entidad llevó a plantear incluso la ausencia en la ciudad de un urbanismo claramente romano.

De esta manera sólo unos pocos restos, fundamentalmente piezas cerámicas y algunas esculturas, podían atestiguar el pasado romano de la ciudad. Esta situación comenzó a ser superada a mediados de los años 80, momento en que emergió en las cercanías de la Iglesia de Santa María la Mayor una basílica paleocristiana de época tardorromana y visigoda (ADROHER AUROUX et al. 1993). A este hallazgo siguieron otra serie de descubrimientos que tuvieron lugar en la céntrica Calle Armiñán, donde a partir de 1994 fueron sacados a la luz varios recintos domésticos que dibujaban un parcelario distribuido en torno a una calle y bien acotado por las terrazas naturales que presentaba la ladera (AGUAYO DE HOYOS et al. 1992; CASTAÑO AGUILAR 2001; CASTAÑO AGUILAR 2003; AGUAYO DE HOYOS et al. 2004). A estos restos habría que añadir un depósito para el almacenamiento de agua encontrado en la propia Calle Armiñán en la más reciente de todas las excavaciones (NIETO GONZÁLEZ et al. 2010).

Por último, debemos destacar también los trabajos de excavación llevados a cabo en el acueducto que abastecía a la ciudad, donde se han sacado a la luz parte de las canalizaciones por las que discurría el líquido elemento (DELGADO BLASCO 2005).

En el caso de Sabora su peculiaridad deriva del desconocimiento sobre el emplazamiento exacto de la ciudad. Ésta muestra, además, la particularidad de tener dos fases distintas, la cesura entre las cuales se encuentra en el permiso que el emperador Vespasiano otorga a los saborenses para construir una ciudad en el llano. En función de esta peculiar circunstancia la ciudad de Sabora tendría dos emplazamientos: el primero de ellos, que llegaría hasta época flavia, se situaría en un cerro montañoso; el segundo, desarrollado a partir del reinado de Vespasiano, se llevaría a cabo en una zona llana.

Tras haber descartado que la ciudad de época pre-flavia se situara en la actual Cañete, el profesor Atencia Páez desarrolló la hipótesis de que ésta hubiera podido ubicarse en el llamado Cerro Sabora, desde donde se desplazaría hasta la zona llana de los Cortijos de La Colada y Fuentepeones (ATENCIA PÁEZ 1987). Sin embargo, ante la escasa entidad de los restos encontrados en ambos yacimientos, en el Trabajo Fin de Máster que presentamos el pasado julio desarrollamos una nueva hipótesis para la localización de Sabora. Según esta nueva línea de trabajo la Sabora pre-flavia se ubicaría en el llamado Cerro de los Castillejos, en el término municipal de Teba, desde donde la ciudad se trasladaría al Cortijo del Tajo, yacimiento romano que aún no ha sido excavado y de donde proceden interesantes restos escultóricos y epigráficos (FERNÁNDEZ RUIZ 1981; RODRÍGUEZ OLIVA y ATENCIA PÁEZ 1986; ATENCIA PÁEZ 1994). Esperamos desarrollar esta novedosa hipótesis de forma más extensa en futuros trabajos.

3. Epigrafía y numismática

El último campo de información sobre la Serranía está conformado por la epigrafía y la numismática, cuyos aportes resultan esenciales para el conocimiento de la realidad institucional y social de las ciudades serranas.

El análisis de la epigrafía nos permite constatar la existencia de diversos individuos que portan el tria nomina romano y de varias familias que conforman las élites locales de estas ciudades. Estos hechos indican el desarrollo de un proceso de integración de las poblaciones locales, particularmente sus capas más altas, en el mundo romano. En este proceso jugaron un papel fundamental la progresiva latinización que estos territorios venían sufriendo desde que Roma puso sus águilas en ellos (PLÁCIDO SUÁREZ 1998) y la proyección hacia los núcleos ibéricos de la Serranía de las clientelas provinciales de la nobilitas, hecho constatado en todo el Sur hispano.

Este tipo de relaciones de dependencia conforman el marco de referencia que permite entender el panorama onomástico proporcionado por la epigrafía de los municipios que articulan la Serranía. En el caso Hispano es muy frecuente la presencia de gentilicios como Fabius, Aemilius, Cornelius, Iunius, Sempronius o Licinius, que deben asociarse a la adopción por las clientelas indígenas de los gentilicios de sus patronos en época republicana (GÓNZALEZ ROMÁN 1996). Estos gentilicios están también presentes en el caso de la Serranía de Ronda, aunque ajustados, lógicamente, a su volumen epigráfico. De esta manera constatamos la presencia de los Fabii en Acinipo (CIL, II, 1345, 1350 y 1356), Cortijo del Tajo (CIL, II, 1425, 1428 y 1431) y Usaepo (CIL, II, 1340 y 1411); los Cornelii en Sabora (CIL, II, 1423); los Iunii en Arunda (CIL, II, 1359 y 1360); los Aemilii en Acinipo (CIL, II, 1350, 1352 y 1353) y Sabora (CIL, II, 5459); los Servilii en Acinipo (CIL, II, 1346, 1347 y 1349).

En consecuencia, debe entenderse que tras este panorama onomástico subyace ese proceso de desarrollo de clientelas provinciales que arrastra como principal implicación histórica la subsistencia de las aristocracias locales. Serán precisamente estas aristocracias las que copen los principales cargos y magistraturas, muchos de los cuales aparecen constatados en la epigrafía. En este sentido merece la pena destacar la presencia en casi todas las ciudades serranas del ordo municipal y de diversos magistrados, fundamentalmente los duunviros, aunque también se han documentado varias sacerdotisas y diversos patronos locales.

La numismática también aporta una notable información, aunque ésta se limita fundamentalmente a Acinipo, única ciudad de la Serranía que realiza emisiones monetales. En dichas emisiones se constata la presencia en fecha temprana –mediados del siglo I a.C.– de un edil que ha sido reconstruido por Churchin como L. Folcenio (CHURCHIN 1990: 137, nº 5) tratándose, según parece, de un emigrante de procedencia etrusca (GONZÁLEZ ROMÁN y MARÍN DÍAZ 1994). Este hecho nos pone en relación con la importancia de la edilidad en la etapa pre-municipal de las ciudades (RODRÍGUEZ NEILA1993 y 1994) y con la trascendencia que el fenómeno de la emigración tuvo en las provincias como elemento difusor de las ideas y formas de vida romanas.

Además, el estudio de los tipos de las monedas aciniponenses, fundamentalmente racimos de vid y espigas de trigo, nos permite ver la relación existente entre la Serranía de Ronda y el Norte de África (MORA SERRANO y OJEDA MARÍN 1988; MORA SERRANO 1990) gracias a la salida natural que las ciudades de Ocuri y Saepo proporcionan hacia esta zona. Estos contactos, además de en el parecido que presentan los tipos de Acinipo con los del Norte de África, se verían también reflejados enel epígrafe de la liberta Anniolena encontrado en Acinipo, cuya onomástica parece ser de ascendencia africana (NIETO GONZÁLEZ y VENTURA VILLANUEVA 1995).

Todos estos cambios sociales e institucionales que se documentan a través de la epigrafía y la numismática habrían de culminar con la recepción del estatuto municipal por parte de las comunidades serranas. Este hecho, que supondría el punto culminante de su integración en la estructura estatal romana, tuvo lugar en la mayoría de nuestras ciudades durante la dinastía de los Flavios (MORALES RODRÍGUEZ, 2000).

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Lam. 3. Anverso y reverso de moneda de bronce de Acinipo. En ella se puede ver la presencia del topónimo de la ciudad, de un edil monetario y del racimo de uvas y las espigas de trigo, tipos frecuentes en la ciudad (Copyright Google).

 

CONCLUSIONES

• La Serranía de Ronda debe definirse a través de criterios humanos y geográficos en lugar de por los criterios administrativos actuales. Esto permitirá incorporar a su estudio aquella parte de la misma que administrativamente fue incluida en 1833 en la Provincia de Cádiz, pero con la que sigue manteniendo estrechos lazos.

• Estamos ante una zona con un notable desarrollo urbano a pesar de su carácter periférico. Las seis ciudades en ella ubicadas poseen un urbanismo de corte romano que comienza a fraguarse fundamentalmente a partir del cambio de Era. Dicho urbanismo se encuentra adaptado a la escarpada topografía del terreno mediante su estructuración en terrazas.

• La zona carece de fundaciones ex-novo, siendo los centros indígenas los que asumen las pautas del modelo romano de ciudad. Este hecho demuestra que el gran mérito de Roma residirá en saber favorecer la continuidad y consolidación material de estos centros urbanos, a la vez que los va moldeando según sus intereses para que actúen como centros irradiadores de la romanidad. Este hecho será de capital importancia en la Serranía y en la Bética en general, donde las fundaciones ex-novo son minoría frente a aquellos centros urbanos originados en un contexto indígena.

• La ciudad se manifiesta como la unidad esencial para el estudio de la región. En ellas se han desarrollado la mayoría de las intervenciones arqueológicas que, sin embargo, no han sido todo lo sistemáticas que nos gustaría.

• La escasa información aportada por las fuentes clásicas debe ser complementada con las aportaciones de la epigrafía y la numismática y también con los estudios arqueológicos que, aunque no han sido sistemáticos y no están del todo actualizados, aportan notable cantidad de información sobre la región.

• La necesidad e importancia de abordar el estudio de la Serranía de Ronda en época romana desde una visión de conjunto y con una perspectiva totalizadora.


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* Universidad de Granada pepe_ortiz_cordoba@hotmail.com