Revista de Paz y Conflictos
ISSN: 1988-7221

Jiménez Bautista, Francisco (2011) Racionalidad Pacífica. Una Introducción a los Estudios para la Paz. Colección Paz y Conflictos, Madrid, Dykinson.

Por: Martha E. Gómez Collado.

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México.

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El libro que se reseña, representa un esfuerzo loable del autor porque define un concepto más amplio de la paz basado en las aportaciones de Johan Galtung  y en los estudios para la paz, en el cual desarrolla científicamente la definición de  paz neutra. Es un aporte sustancial a la Investigación para la paz, que sin lugar a dudas resulta de gran interés a los estudiosos de este tema.
Para Francisco Jiménez, la paz neutra es un concepto que ha trabajado y sigue desarrollando desde hace más de 20 años, en los cuales la define como una implicación activa y personal para reducir la violencia cultural y la determina como un proceso gradual, un acuerdo para comprometerse con sus actores bajo un conjunto de normas y reglas fruto del diálogo, nacidos sobre principios de igualdad, libertad, justicia social y responsabilidad.
Este libro, refiere el autor, pretende construir un nuevo paradigma pacífico desde la paz bajo la premisa: Transformar conflictos para buscar la paz. En el desarrollo de los capitulados encontramos una reflexión sobre el marco general de los estudios para la paz donde evalúa su objeto de estudio denominándolo todo un desafío académico, para dar paso al esfuerzo de relacionar la paz y la violencia como categorías de análisis. Señala también tres fases de la Investigación para la paz desde su etapa fundacional como paz negativa, después como paz positiva que es la fase de expansión y especialización, para llegar a la tercera fase que la denomina de hibridación o amalgama donde se entrelazan diferentes disciplinas apareciendo la ONU, ONG’s, etc. y personalidades que construyen constantemente una Cultura de Paz. Realiza también un estudio de las nuevas paces para la paz con la idea de pensar en claves de paz en todas nuestras realidades cotidianas apoyada principalmente en la educación para que sea posible la construcción de una Cultura de Paz.
La tesis fundamental del libro lo constituye el que Francisco Jiménez desarrolla un concepto de paz neutra con base en el marco conceptual para tratar de eliminar la violencia cultural y/o simbólica inmersa en la vida cotidiana. De esta manera, afirma que el contenido epistemológico se sustenta a sí mismo en determinadas características cognitivas, las cuales se configuran a partir  de la educación, la cultura, los valores, las experiencias individuales de cada ser humano.
Considera importante que una epistemología pacífica requiere de una construcción de terminología específica como única manera de hacernos conscientes de la cuestión pacífica y es necesario tener en cuenta que es a través del lenguaje cómo construimos significados, de reivindicar el diálogo como instrumento que permita de-construir los modos conflictivos de los discursos y del conocimiento.
Argumenta, por su parte, que “la función de una ciencia (ciencias de la paz) es la de establecer leyes generales sobre los fenómenos, problemas, etc. y por tanto, la de permitirnos relacionar nuestro conocimiento sobre eventos independientes de la misma clase, con el fin de hacer predicciones fiables de otros eventos del mismo tipo aún no conocidos” (Jiménez, 2011: 31). Afirma que el eje fundamental de la Investigación para la paz es una ciencia empírica o  positivista con enfoque humanista.
El autor coincide con Johan Galtung al referirse a la Teoría y los Estudios para la Paz y los conflictos al analizarlos desde una distribución tripartita en donde los estudios sobre la paz se basan en el empirismo, en el criticismo y en el constructivismo en la que añade a la paz como ciencia trilateral fundada en datos, teorías y valores.
Francisco Jiménez rescata la importancia de los valores en las ciencias de la paz, así como su reconocimiento y afirma que el conocer los valores no significa tenerlos, entonces es necesario adherirse a ellos, es decir, concientizarse. Añade que la clave entre fines y medios a través de medios pacíficos debe realizarse con base en la transformación creativa, noviolenta y empática del conflicto.
El símbolo central del pacifismo “paz-mundo” parte de la premisa y defensa del ser humano. Define a la Teoría o Estudios para la paz como “…los instrumentos teóricos que permiten distinguir los problemas en los fenómenos, o sea, delimitar el campo de lo pacífico como un conjunto de fenómenos derivados en problemas…” (Jiménez, 2011: 63).
Dentro de las etapas de evolución de los estudios para la paz, Jiménez Bautista señala tres etapas en las que la primera afirma que es la etapa fundacional donde se constituye el patrimonio científico que se refiere a la paz negativa, la segunda es la fase de la expansión y de especialización en la cual se produce un enriquecimiento inicial a través de la contribución de numerosos científicos sociales que corresponde a la paz positiva y la tercera fase es la de hibridación o amalgama en la que se produce un encruzamiento de diferentes disciplinas, así como la aparición de la ONU, ONG y de personalidades dedicadas a construir la paz cada día. Los estudios para la paz pueden introducir temas de política y además están comprometidos con los valores, como hace referencia Johan Galtung. En esta parte del libro, el autor hace una reseña histórica de los Estudios para la Paz desde su nacimiento hasta la actualidad haciendo mayor énfasis en las dos últimas etapas debido a la importancia y aportación que hace que se desarrollen más esta ciencia social. Establece que la tarea del trabajador por la paz es la construcción de la justicia social y el desarrollo para que todos los seres humanos puedan satisfacer sus necesidades básicas humanas  más elementales que esto para Galtung sería la definición de paz positiva.
Al mencionar la tercera etapa evolutiva, el autor manifiesta que es el desarrollo de la paz neutra y ve la necesidad de educar  a los investigadores para la paz  en el lenguaje de la disciplina como formación básica para que obtenga la experiencia, destreza y pericia especializada. Lo anterior, para que amplíen su horizonte en dirección de subdisciplinas, es decir, utilizar la hibridación como estrategia de investigación. Así mismo, plantea a la paz neutra como “un marco diferente de acción caracterizado por la implicación activa de las personas en la tarea de reducir la violencia cultural (simbólica) que se legitima a través del silencio y la apatía social” (Jiménez, 2011: 111). El trabajar por la paz neutra implica emplear como método de trabajo el diálogo, debe tener una actitud de empatía, es decir, de comprender la cultura del otro para adquirir una posición tolerante hacia otras culturas y llegar a valorar así  las diferencias como algo positivo y enriquecedor, apoyado de la solidaridad.
En la cuarta etapa, habla de una Cultura de paz definida como “el conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida de la persona humana, a su dignidad y a todos los derechos humanos; el rechazo de la violencia en todas sus formas y la adhesión a los principios de libertad, justicia, tolerancia y solidaridad, así como la comprensión tanto entre los pueblos, los grupos y las personas” (Jiménez, 2011: 117). Con base en esto, se trata de respetar todas las vidas, rechazar la violencia, liberar la generosidad, escuchar para comprender, preservar el planeta y reinventar la solidaridad.
Refiere además, que la paz no es un concepto a enseñar sino una realidad a vivir; un estilo de vida, ya que busca contribuir a la transformación del ser humano, en su más amplio sentido, mediante la docencia, la investigación social y el trabajo en equipo. Afirma categóricamente que es indispensable aprender a pensar crítica y creativamente, es nuestro objetivo. Es preciso trabajar por enseñar actitudes en lugar de cambiar actitudes, es decir, es mejor prevenir que remediar. Toda cultura es el resultado de procesos de intercambio y mezcla con otras culturas, ninguna cultura es superior o inferior a otra porque cada cultura tiene aspectos, costumbres, tradiciones positivas y negativas. Todas las aportaciones culturales  deben tener actitud respetuosa y crítica. Sumar la diversidad enriquece porque de todas las personas podemos aprender algo siempre.
En el capítulo cuatro, Jiménez Bautista elabora varias querellas amistosas a Francisco A. Muñoz, Johan Galtung y Vicent Martínez Guzmán en las cuales argumenta su postura académica y basado en aspectos científicos refuta las tesis de paz imperfecta, de paz cultural y de giro epistemológico que los autores citados anteriormente proponen en sus discursos de estudios e investigación para la paz. La investigación para la paz tiene un objeto central de estudio: los seres humanos en sociedad. Si realmente se quiere defender la idea de paz, se debe aspirar a una paz transcultural, en diálogo con los otros y que intente ir más allá del propio concepto de paz condicionado por la cultura y la manera de entender la paz desde la sociedad occidental.
El autor cita que la idea de paz neutra avanza en paralelo con la violencia cultural porque la paz es un proceso gradual. La paz total y absoluta no existe ya que esta debe convivir con el conflicto y su resolución pacífica empática e implica la capacidad humana de desear la noviolencia, la capacidad humana de empatizar y la capacidad creativa del ser humano para desarrollar sus potencialidades y actuar en consecuencia, añadiendo el diálogo como metodología de intervención. Se basa además, en planteamientos neutrales que aplica como anular, controlar o disminuir la efectividad de algo o de alguien considerados peligrosos.
Señala algunos ejemplos de paz neutra, a saber: el lenguaje basado en la convivencia, el respeto, la tolerancia, en aprender el valor de la diferencia, descubrir e intercambiar distintas formas de ver al mundo; en el ámbito personal, familiar o de espacios no institucionales, etc.
El autor argumenta que la educación para la paz es el instrumento para alcanzar la paz neutra, solo con un mayor y mejor conocimiento y con un profundo adiestramiento en el análisis y pensamiento crítico, se puede llegar a vencer la violencia cultural y simbólica presente en nuestras vidas. Educar implica aprender a criticar en forma pacífica, es donde justamente se lleva a cabo el proceso enseñanza-aprendizaje. Esta aportación es básica para los Estudios para la paz porque se debe transmitir a los estudiantes una educación en donde sean críticos, reflexivos, propositivos y creativos en su pensamiento y en que su manera de actuar sea congruente. La ciencia tiene que ser empírica, crítica y constructivista. Es por ello que, el método tiene y debe tener los elementos: teoría, datos y valores.
Es fundamental elaborar una teoría para la paz basada en las enseñanzas de Galtung donde se afirma que la paz es una actividad científica interdisciplinar y multidisciplinar orientada a sacar a la luz las condiciones de una paz estable, neutra y duradera en el mundo.
Concluyo afirmando que la lectura de este libro es altamente recomendable para profundizar este concepto y poder, a partir de ello, realizar un sinnúmero de investigaciones que incluyan esta filosofía de la paz.

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Martha E. Gómez Collado: Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública y Maestra en Estudios para la Paz y el Desarrollo por la UAEM. Doctora en Paz, Conflictos y Democracia por la Universidad de Granada, España. Libros publicados: Fundamentos teóricos de los estudios para la paz y La Tutoría Académica en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEM desde la perspectiva de la Educación para la Paz. Profesora – Investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx. marthagomez_tutoria@yahoo.com.mx

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