Gazeta de Antropología
Gazeta de Antropología, 1996, 12, artículo 12 · http://hdl.handle.net/10481/13587
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Publicado: 1996-10
El método biográfico en las obras del sociólogo Juan F. Marsal
The biographical method in sociologist Juan F. Marsal's works

Juan Salvador López Galán
Antropólogo del Inventario Andaluz de Arquitectura Popular Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.



RESUMEN
En este artículo realizaremos una síntesis de los aspectos biográficos más relevantes del sociólogo Juan F. Marsal (1928-1979), del marco espacial y epistemológico en el que desarrolló su actividad intelectual y, por último, analizaremos la utilización de la técnica antropológica de las historias de vida en dos de sus libros: en Hacer la América. Biografía de un emigrante (1969) y en Pensar bajo el franquismo. Intelectuales y política en la generación de los años cincuenta (1979).

ABSTRACT
In this article we carry out a synthesis of sociologist Juan F. Marsal's more relevant biographical aspects (1928-1979), and of the geographical and epistemological frame in which he developed his intellectual activity. Concluding, we analyze the use of the anthropological technique of "life histories" in two of his books: Hacer la America. Biografía de un emigrante (1969) and Pensar bajo el franquismo. Intelectuales y política en la generación de los años cincuenta (1979).

PALABRAS CLAVE | KEYWORDS
método biográfico | historias de vida | Juan F. Marsal | metodología antropológica | biographical method | life histories | anthropological methodology



Ningún estudio social que no vuelva a los problemas de la biografía y de la historia y de sus intersecciones dentro de la sociedad, ha terminado su jornada intelectual.
                             C. Wright Mills, 1961: 26

Introducción

El uso de las historias de vida tiene una larga tradición en las ciencias sociales. Sin embargo, en España, en los últimos veinticinco años, no han pasado de la quincena los trabajos realizados con el método biográfico. El pionero en la utilización de esta técnica de investigación social fue el sociólogo catalán Juan F. Marsal que en 1969 publicó en Argentina Hacer la América, una biografía de encargo al emigrante J. S. contada en un relato único. Con una posición de constante autocrítica realizó una revisión rutinaria de la metodología empleada en la elaboración de esa primera historia de vida. Posteriormente escribió otro libro, Pensar el franquismo (1979), que podemos clasificar como un conjunto de historias de vidas paralelas de una cohorte de incipientes intelectuales que dirigían o colaboraban en las revistas juveniles de los años cincuenta. Su producción sociológica solo puede entenderse desde el conocimiento de su trayectoria vital.


Biografía y obras

Juan F. Marsal  (1) nació en Barcelona en 1928, dentro de una familia burguesa de comerciantes y profesionales, todos antiliberales y tradicionalistas contrarrevolucionarios. Estudió con los jesuitas, durante la guerra civil en San Sebastián y, a su término, en Sarriá, completando las licenciaturas de Derecho en Barcelona y de Ciencias Políticas en Madrid (1954).

Durante la posguerra su padre, abogado, intelectual e idealista, no supo aprovecharse de las ventajas políticas y económicas de pertenecer al bando ganador, y las consecuencias fueron graves: «quebró económica y moralmente y se fue a hacer la América» en busca de mejor fortuna (Marsal 1979a: 8). Sin el apoyo económico-social de la familia que le permitiera dedicarse a su vocación intelectual, Marsal inicia una serie de trabajos para allegar los recursos necesarios para vivir: tuvo una breve experiencia como profesor ayudante de Derecho Político en la Universidad de Barcelona y fue colaborador en la Asociación Cultural Iberoamericana, decidiendo finalmente decidió emigrar, primero a Alemania y luego a Sudamérica. Al llegar a Buenos Aires en 1954 encuentra trabajo de mecanógrafo en un consulado español, en el momento en el se abrían las puertas de la Universidad a la nueva «sociología científica» norteamericana, promovidas por el magisterio de Gino Germani, realizando Marsal estudios de posgrado en sociología en la Universidad de Buenos Aires (1959-1964) y volviendo a Barcelona en 1961 donde presenta su tesis doctoral sobre la sociología en la Argentina (Marsal 1979a).

Durante los años 1964 y 1965 obtiene una beca argentina para estudiar en la Universidad de Princeton (EE. UU.), donde recibe el grado de Master of Arts y Doctor of Philosophy. De regreso a Argentina llega a ser investigador de carrera y profesor titular de ciencias sociales de la Universidad del Salvador, siendo profesor visitante de varias Universidades e instituciones docentes extranjeras y director del Centro de Investigaciones Sociales y de la Revista Latinoamericana de Sociología, ambos pertenecientes al Instituto Torcuato di Tella (Buenos Aires), entonces uno de los enclaves más avanzados de las ciencias sociales.

Durante muchos años, en los países latinoamericanos se creyó que el 'imperialismo ilustrado' sería el medio capaz de liberar a estos pueblos del imperialismo norteamericano pero, con la caída de Chile en 1970 y la profunda crisis argentina, todo quedó desmantelado. El 'sociólogo de la emigración', como le llamó Ignacio Sotelo, regresó a España en 1971 como catedrático contratado por la Universidad de Barcelona, y allí fundó y dirigió el Departamento de Sociología (hasta 1977) y la publicación seriada Papers: Revista de Sociología; siendo también fundador de la Associació Catalana de Sociología y el promotor de la Facultad de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona. En marzo de 1979 murió Juan F. Marsal en un accidente de tráfico dejando inconclusa una serie de trabajos y de investigaciones sobre el nacionalismo catalán.

La vida de Juan F. Marsal estuvo dominada por acontecimientos y experiencias transculturales. Sus obras sociológicas «solo se entienden si las enfocamos desde su biografía, instalada en las sociedades y en el tiempo que le tocaron vivir» (Sotelo 1979). Su producción científica la podemos agrupar en torno a cuatro grandes líneas de investigación: En primer lugar, los libros fruto del choque cultural en su triple dimensión del vasto cambio social, la experiencia intelectual, y las vicisitudes como emigrante: La Sociología en Argentina (1963), Cambio social en América Latina. Crítica de algunas interpretaciones dominantes en las ciencias sociales (1967), Hacer la América. Biografía de un emigrante (1969), Argentina conflictiva (1972) y Dependencia e independencia. Las alternativas de la sociología latinoamericana en el siglo XX (1982). En un segundo lugar se encuentran los libros consecuencia de su obsesión crítica por el pensamiento de la derecha, y, por extensión, de los intelectuales: El intelectual latinoamericano (1970), Los intelectuales políticos (1971), La Sombra del Poder. Intelectuales y política en España, Argentina y México (1975) y Pensar bajo el franquismo. Intelectuales y política en la generación de los años cincuenta (1979). En tercer lugar, los libros de su entrega a una labor de crítica e investigación teórica en el campo de las ideas sociológicas: La sociología (1975), Términos latinoamericanos para el Diccionario de la Ciencias Sociales (1976), Teoría y crítica sociológica (1976), La crisis de la sociología norteamericana (1977) y Conocer a Max Weber (1978). Y, por último, durante los dos últimos años de su vida estudió el nacionalismo catalán en su dimensión ideológica formando un equipo de investigación con otros profesores de la Universidad: La nació com a problema: Tesi sobre el cas catalá (1979).


Marco teórico

El punto de partida de la formación intelectual de Juan Marsal fue el estructural funcionalismo y el punto de llegada se encontraba en una sociología crítica a caballo entre Marx, Freud, Mills y Weber. «Como sociólogo fui y soy inescapablemente un sociólogo americano, hecho en América» (Marsal 1979: 13). En Argentina formó parte del grupo introductor de la sociología de la modernización con Gino Germani como director, al que siempre consideró como uno de sus maestros. «Una teoría sociológica al transculturarse de un área cultural a otra cambia su connotación ideológica» y la 'sociología científica' apareció en los países hispanohablantes como un elemento de modernización y en oposición a la teoría social conservadora de la previa tradición idealista (Marsal 1977: 283). El Instituto de Sociología de la Universidad de Buenos Aires se ocupaba del cambio social y político y de la problemática migratoria, y estos serían los intereses intelectuales en los que inicia su actividad científica (Sotelo 1979). En la Universidad de Princeton recibió las enseñanzas contradictorias de Parsons, Moore, Merton y Levi, así como de la sociología radical que comenzaba a tomar cuerpo teniendo como base a C. W. Mills y una relectura de Marx, vía Marcuse. Marsal, en 1970, había dejado de creer en el funcionalismo estructural y en el empirismo de origen norteamericano, escribiendo en el «Prólogo: Sociología y biografía» de su libro La crisis de la sociología norteamericana:

En Princeton caí en plena década de los sesenta, lo que significa que, por una parte (...) aprendí el más riguroso y obtuso estructural funcionalismo (...) pero a la vez, como participante de la contracultura de la revuelta estudiantil de los 'roaring sixties', aprendí también en horas libres y de boca de mis compañeros, como desenmascarar la sociología oficial del liberal-funcionalismo(Marsal 1977: 5).

Marsal mostró una gran capacidad crítica, receptora e innovadora. Introdujo en España una visión crítica del fin de la hegemonía de la sociología, presentando la sociología de Freud y un nuevo Weber más complejo, fructífero y humano. En el campo de la metodología fue un crítico de la práctica de la encuesta y cultivó el 'método de casos' y su variante el 'método biográfico'.


Las historias de vida

El término historia de vida es ambiguo y polisémico, incluyendo autobiografías, biografías, memorias, confesiones o apologías. Viene a designar cualquier tipo de documento personal que acumule información sobre la vida objeto de estudio. Esta polisemia está directamente relacionada con la diferente utilización que, desde diversas disciplinas y enfoques, se hace de este instrumento de investigación.

Entendemos de forma restringida el término 'historia de vida' cuando es utilizado para referirse a la narración de la vida de una persona realizada por ella misma, diferenciándose de la autobiografía en dos aspectos: su construcción y la iniciativa. La 'historia de vida' se construye sobre el propio relato del interesado, y es necesaria la presencia de un científico social que solicite la narración del relato al autor, que, de otro modo, no hubiese escrito nunca sus memorias.

La biografía representa una práctica humana, entendida como expresión y síntesis del sistema social, tanto en su vertiente estructural como dinámica. El comportamiento individual posee un valor de mediación entre el sujeto y su contexto social, constituye una práctica sintética de la historia y de la estructura social, desarrollada en un tiempo y en un espacio concretos (Funes y Romaní 1985: 16).

Las primeras autobiografías no tenían suficientes garantías de veracidad, exactitud y confiabilidad, siendo relatos breves o esquemas biográficos que, en poco, se separaban de los relatos de los misioneros, exploradores y viajeros en general. «En Antropología las life histories surgen como un subproducto del trabajo de campo del antropólogo, como una de las técnicas para llegar a entender la vida de los pueblos primitivos» (Marsal 1974: 44).

Podemos distinguir varias etapas en la utilización y desarrollo de las historias de vida, que están ligadas a la historia de la ciencias sociales en general. La primera etapa comprende el período de entre guerras y en ella se produce un desarrollo rápido y variado de las historias de vida. En sociología predomina la sociología americana vinculada a valores rurales y religiosos ante el impacto de la urbanización e industrialización, dando lugar a un reformismo individualista y progresista. La obra más significativa es la de Thomas y Znaniecki donde presenta la historia de vida de Vladek, emigrante polaco en los Estados Unidos. En antropología las historias de vida sobre los indios norteamericanos fueron ganando en rigor y en aparato crítico.

Un segundo período, que discurre desde la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los años sesenta, representa el apogeo de la versión neopositivista de las ciencias sociales. Las historias de vida caen en desuso, por su limitada aplicación, la dificultad de obtenerlas y por la complejidad de su manejo. Las historias de vida solo tuvieron un papel complementario del método estadístico que ocupaba una posición central: G. W. Allport negaba el estatus de método al 'método de casos', relegándolo a un mero paso del método científico; H. Blumer afirmaba el papel suplementario de las historias de vidas respecto de los datos estadísticos; y Marsal escribió: «La historia de vida de J. S., como historia de caso individual que es, no puede probar ni refutar nada con carácter general, pero sí puede iluminar nuevas líneas de investigación» (Marsal 1969a: 321) y también: «Las historias de vidas tienen, pues, un papel muy limitado en la heurística de la investigación científica. (...) Yo mismo colocaba a mi historia de vida entre los personal documents y lo más que podía hacer, como tal 'documento humano', era anotarlo para que fuese 'ilustrativo de la experiencia inmigratoria en la Argentina'» (Marsal 1973). Pero a pesar del avance del método cuantitativista, las historias de vida no desaparecieron completamente, quedando reducidas al campo de la antropología y la sociología de las organizaciones.

Por último, paralelamente a la crisis de la sociología norteamericana, se inicia un período de recuperación de las historias de vida que dura hasta la actualidad y que coincide con una visión más amplia de lo que deben ser las ciencias sociales, sus métodos y sus ámbitos de aplicación. La variedad de enfoques, la multiplicidad de posibles objetos de estudio y la diversidad de orientaciones son los caracteres de esta reaparición de las historias de vida.

El análisis de la utilización del método biográfico por parte de J. F. Marsal lo hemos realizado en base a dos libros escritos con esta metodología (Marsal 1969a; 1979a) y un artículo en el que hace un repaso autocrítico a su primer trabajo (Marsal 1973). Las life history están alejadas entre sí por un período de tiempo de diez años y por planteamientos epistemológicos muy diferentes: El primero, Hacer la América, lo escribió en 1969, dentro del hegemónico funcionalismo imperante en aquella época; y el segundo, Pensar bajo el franquismo, en 1979, desde una sociología crítica mezcla de Mills, Marx, Freud y Weber. Como consecuencia del paso del tiempo y de su evolución intelectual, su forma de trabajar con las life histories y sus resultados variaron.


Hacer la América

Era mi primera investigación en sociología, en la que, como siempre sucede, se entremezclaban condición personal, conocimientos previos (...) e interés científico (Marsal 1969a: 9).

Este libro es el biograma de un emigrante retornado que vuelve pobre y enfermo después de haber pasado treinta y dos años en Argentina y Paraguay. Con palabras de Salvador Giner «el seu estudi, ja clássic, Hacer la América , peoner metodològic en el terreny de les «històries de vida», és també un estudi sobre la mentalitat catalana i les actituds d'empresa i d'empenta individualista que són essencials per a comprendre els valors populars de la nostra gent» (Giner 1980: 15).

En el segundo apéndice (2) de la edición argentina de Hacer la América. Autobiografía de un emigrante español en la Argentina (1969) Marsal consideraba esta obra como un 'documento anotado'. El objetivo que se trazó fue el de «obtener un documento lo más fiel posible de la historia completa de la vida de un emigrante español» (Marsal 1974: 60), para lo cual el biografiado fue dejado a su entera libertad para escribir su biografía, sin someterlo a ningún tipo de interrogatorio, ni oral ni escrito. Con el fin de conseguir ese carácter documental, Marsal publicó el texto original en el mismo orden en que fue escrito, cambiando para hacerlo inteligible la ortografía y la gramática, y suprimiendo a su vez las reiteraciones descriptivas. Conservó, sin embargo, los modismos idiomáticos -argentinismos y catalanismos- del autor y añadió los títulos de partes y capítulos. Igualmente par respetar el anonimato solicitado por el autor cambió todo lo que pudiera ayudar a reconocerlo, los nombres de las personas y los lugares. En el primer apéndice titulado «El caso J. S. y la inmigración en Argentina» aportaba datos estadísticos sobre la inmigración argentina con el fin de contextualizar el tema.

Dos cuestiones fundamentales se planteaban en toda historia de vida en esta época: la veracidad de lo relatado y a la representatividad de los hechos narrados por el sujeto elegido. A la primera de ellas, sobre el control de veracidad, Marsal respondió con todos los controles disponibles tanto internos como externos. La consistencia interna del relato la contrastó confrontando las diferentes partes del texto entre sí, y con las dos entrevistas que le realizó: la primera en 1961, para su trabajo sobre el emigrante retornado; y la segunda en 1965, cuando ya la había terminado y necesitaba aclarar algunas cuestiones. La consistencia externa la puso a prueba mediante la consulta del expediente consular de repatriación, de la correspondencia con familiares, del Registro Civil, y de otras fuentes documentales, además de contrastar la opinión de los vecinos que lo conocieron directamente. Estos controles de veracidad no se mezclan con el texto de la obra y aparecen en las notas marginales, junto a explicaciones teóricas y comentarios sobre los puntos críticos de su trayectoria vital y las oportunas aclaraciones sobre los lugares y los personajes más importantes citados.

Durante la realización de su trabajo El reciente retorno de los inmigrantes españoles en el litoral argentino (1946-1960) recogió una veintena de bosquejos de historias de vida, influenciado por la obra de Thomas y Znaniecki sobre el inmigrante polaco en EE. UU. Posteriormente pensó en sondear a los entrevistados «que parecían tener capacidad para ello» con la intención de proponerles la escritura de una historia de vida. Por motivos económicos J. S. aceptó enseguida, pero también por el deseo de obtener algunos beneficios de la influencia social de Marsal y por la necesidad de hablar y de «comunicarse con una persona amiga», dados los graves problemas que tuvo de reajuste personal a su sociedad de origen por sus diferentes hábitos, usos y modismos verbales. Siguiendo el mismo camino que antes habían escogido Thomas y Znaniecki, Oscar Lewis y Sidney W. Mintz, Juan F. Marsal (aún dentro del estructural-funcionalismo) admitía la superioridad científica del método estadístico y la poca representatividad de su elección al no estar basada en la probabilidad.

La función típica de los datos en la investigación social es la verificación de hipótesis o teoría, y este es el campo en el que el papel de los documentos personales y las historias de vida aparece como más endeble. La pretensión de tantos sociólogos y antropólogos de que sus casos son un microcosmos representativo de un macrocosmos mayor, aunque creíble, es imposible de probar. Los cánones dominantes en la investigación social en materia de verificación de hipótesis usan la estadística como sustituto del experimento controlado (Marsal 1974: 53).

El problema de la transformación de la subjetividad en conocimiento científico (tema tratado por Ferrarotti) es antiguo y común a todo tipo de datos. Marsal sitúa el problema entre planteamientos metodológicos de carácter idiográfico y nomotético, de comprensión o de explicación, de perspectiva cualitativa y de perspectiva cuantitativa (Sarabia 1985: 173). Lo cualitativo, en la historia de vida, se caracteriza por la capacidad de poder tratar una configuración compuesta de muchas variables en una serie temporal continua. La perspectiva cuantitativa debe para poder operar, a cambio de una mayor precisión, subsumir una multitud de variables individuales en ciertos tipos y cortar el continuum temporal a grandes intervalos. Esta polémica cantidad-cualidad se resuelve aceptando la posibilidad o conveniencia de una complementariedad o síntesis dentro de la actual complejidad del objeto o pluralismo cognitivo que impone un pluralismo metodológico.

En un artículo de 1973 Marsal realiza una «tarea de rutina» de revisión de la ideología explícita de su trabajo, y especialmente del apéndice metodológico, sobre la base de tres puntos: el primero, la crisis de la sociología norteamericana (posteriormente diría: «La crisis de la sociología norteamericana como la historia de mi propia crisis como sociólogo» -Marsal 1977-); el segundo, los comentarios y críticas de su obra Hacer la América; y el tercero, su propia autocrítica. Reconocía que «las ideas de cómo y por qué redactar la autobiografía (...) se derivaron del conocimiento (parcial y secundario, claro está) que al planear el libro tenía de la metodología de las historias de vidas». Marsal resume el contenido de su autocrítica con las siguientes palabras:

La elección del sujeto para una historia de vida, que es lo que representa y su por qué es anterior a los requisitos de control, veracidad, etc., del procedimiento científico. Su relación con su sociedad o su clase son también decisiones ideológicas que el autor de la historia de vida debe explicitar con su pensamiento y con su identificación con el protagonista y su posición política y social (Marsal 1973).


Pensar el franquismo

La insatisfacción que, con el paso del tiempo, le produce esta primera obra le motivó a volver a utilizar la técnica de las life histories en un segundo libro: Pensar bajo el franquismo. Intelectuales y política en la generación de la años cincuenta (1979). En él realiza un análisis concreto de una joven generación de incipientes intelectuales españoles que, en los años cincuenta, agrupados en torno a las revistas juvenilescomenzaban a pensar bajo el franquismo (entendiendo éste «no en sus resultados o funciones, sino como 'condición de vida' para unas cohortes determinadas de españoles nacidas en torno a los fatídicos años de la guerra civil» (Marsal 1979: 34).

Esta insatisfacción intelectual se debió a un cambio en su orientación teórica. La primera obra, que escribió en la línea de positivismo científico dominante, fue duramente autocriticada: «El emigrante retorna para estudiar 'retorno de emigrantes'; falsa neutralidad valorativa, que dicen los funcionalistas ... » (Marsal 1975: 233), y más adelante comentará: «Tomando distancia, escribiendo de lejos, como si se tratase de un objeto neutro y ajeno a mi vida con el que no tuviese nada que ver. Eso era, lo veo hoy, falso, pues yo también era catalán y emigrante y por tanto de una manera u otra integrante del mismo torrente que el triste protagonista de mi historia» (Marsal 1979: 5).

Una segunda insatisfacción de tipo vital se sumó a la primera: «El complejo de culpa o de abandono, del emigrante, del que corta con los suyos por muy justas que sean las causas» (Marsal 1979: 6). Este complejo le lleva a realizar un doble esfuerzo por hacer entender a los demás lo que fue, para él, el empezar a pensar bajo el franquismo y por reencontrar un tramo de su propio pasado. Bastante a menudo los investigadores, a la hora de elegir y delimitar su campo de estudio, se ven influenciados por factores psicológicos, donde se entrecruzan muchos elementos proyectivos y de autorreparación terapeútica: Lo que nos «gusta» es muchas veces lo que necesitamos.

En «Pensar bajo el franquismo» Marsal utiliza las historias de vida desde una perspectiva psicosocial, engarzando las vidas de individuos determinados, 'sus' historias, en la estructura y en el devenir social y político que les ha tocado vivir. «Y esto no se puede hacer más que usando material biográfico, sean memorias, biogramas o historias de vidas» (Marsal 1979: 39). En la introducción del libro realiza un análisis del contexto histórico, social y político de los protagonistas: el franquismo como lo normal, el rastro paterno, el ambiente de posguerra, la evolución y la ruptura.

Como Marsal era parte del objeto investigado y estaba implicado directamente en la cuestión, las entrevistas las realizaron dos de sus colaboradores, Francesc Hernández y Javier Roíz, quienes realizaron una o varias entrevistas con un guión de preguntas básicas, ni cerradas ni escritas, pero aproximadamente con igual contenido en todos los casos: la edad, su familia, la posición del entrevistado en las revistas juveniles, su vinculación con los ideales del régimen, las organizaciones falangistas y el franquismo, sus conflictos con el régimen, su evolución ante él y su propia generación. Según Marsal, las historias de vida no se escriben grabando y desgrabando: El entrevistador tiene que llevar un 'guión' de entrevista, no un cuestionario, para caminar y encaminar al entrevistado por la problemática que tiene en la cabeza. Una vez desgrabadas las entrevistas hay que «armar el 'collage' que es la historia de vida» (Marsal 1979: 18), llevando este primer resultado al biografiado para que dé su asentimiento y modifique o añada lo que le parezca.

Lo fundamental de la muestra era su representatividad ya que Marsal hizo la selección de entre los colaboradores asiduos y directivos de cinco revistas culturales juveniles de los años cincuenta, de Barcelona (Laye y Estilo) y de Madrid (La Hora, Alférez y Alcalá), y que no habían escrito sus memorias aún: los seleccionados fueron José Bugeda Sanchíz, Josep Maria Castellet, Francisco Farreras Valentí, Jaime Ferrán, Juan Carlos García Borrón, Alfons García Seguí, Jose Agustín Goytisolo, Antonio Lago Carballo, Carlos París, Jose Luis Rubio Cordón, Esteban Pinilla de las Heras. También reconoció que en la muestra hay ausencias significativas, como la de Manuel Sacristán, y la de intelectuales femeninos, que eran pocos y aparecían esporádicamente, no siendo incluidos para evitar su sobrerrepresentación en la muestra. Los intelectuales son, a juicio de Marsal, un «estrato evidente y difuso de cualquier sociedad, grupo o situación social», son «la caja de resonancia de los sentimientos colectivos», el «altavoz de ideas generalizadas».

Algunas de las entrevistas fueron reescritas por los entrevistados. En esta recopilación de historias de vidas no realizó ningún esfuerzo de control externo de los hechos relatados siendo el resultado el de simples 'testimonios', no de documentos históricos fehacientes, evitando así los problemas de la objetivización y de la deshumanización de estos últimos.

En «Pensar el franquismo» podemos observar las características propias de la última fase del desarrollo de las ciencias sociales y de las historias de vida: Marsal aceptó la información proporcionada por el sujeto del relato como fuente de datos sobre los que trabajar, con independencia de las medidas epistemológicas y metodológicas que se tomen; éstas implicaron una consideración ética o intencional del sujeto; existió una relación próxima entre el sujeto que narra y el investigador que escucha y analiza; tubo la necesidad de establecer un proceso de negociación flexible con el entrevistado; el trabajo del investigador trascendió la relación individual con el sujeto, estableciendo contactos e intercambios con aquellos que conforman su entorno vital.


Conclusión

Juan F. Marsal sufrió una profunda evolución en el tratamiento metodológico de las historias de vida en sus dos obras, pasando del alejamiento científico del objeto de estudio (propio del funcionalismo), de su primer libro Hacer la América; a realizar un «ejercicio de comprensión» (en la tradición de M. Weber) en el segundo, Pensar bajo el franquismo. La comprensión entendida, no como una obra de misericordia, sino como una necesidad de conocimiento social y político (Marsal 1979:38).

Según la clasificación que Szczepanski realizó de las técnicas de interpretación y utilización de documentos personales (Sarabia 1985: 176; Szczepanski 1979: 248), la obra Hacer la América se podría clasificar entre los libros que utilizan las historias de vida como ilustración y fundamentación de la, o las, hipótesis del investigador (método de la ejemplificación). La historia de J. S. vendría a corroborar las conclusiones de sus anteriores investigaciones sobre la emigración: la invisibilidad del inmigrante en la sociedad receptora no discriminadora supone un proceso de integración esencialmente económico y psicológico (trabajo, familia, religión, ideología política, asociaciones secundarias) que evite «el horror del sentimiento de desarraigo» (Marsal 1969a: 330). Y Pensar bajo el franquismo podría clasificarse entre las historias de vida en las que, agrupadas, cada una de ellas es tomada como si de una pieza de un mosaico se tratase.

Marsal se identificaba en muchos aspectos con C. W. Mills, y la cita que encabeza este artículo sintetiza su trabajo intelectual, continuamente «anudado con experiencias de la vida», colocando su biografía junto a la historia y a la sociedad que le tocó vivir. Juan F. Marsal fue un apasionado promotor de empresas intelectuales y uno de los máximos impulsores de la sociología en Cataluña.



Notas

1. Para elaborar una síntesis de los aspectos biográficos más relevantes hemos utilizado: en primer lugar, las frecuentes notas autobiográficas que dejó en sus libros y artículos (Marsal 1969a, 1973, 1974, 1975b, 1977a, 1979); y en segundo lugar, las notas necrológicas, del Secretariado Ejecutivo y de Salvador Giner, aparecidas en la revista Papers (Secretariado Ejecutivo 1979; Giner 1980) y la de Ignacio Sotelo en el prólogo al libro póstumo Dependencia e independencia (Sotelo 1979).

2. Escrito inicialmente en 1966 contenía el marco sociológico de la investigación. Aunque no incluido en la edición española de 1972 está reproducido en el reader de Jorge Balán.



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