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20. Virtudes Cristianas

Por Enrique Pardo Fuster

1. Virtudes cristiana

2. Virtudes naturales

3. Virtudes teologales. Fe

4. Virtudes teologales. Esperanza

5. Virtudes teologales. Caridad

6. Virtudes Cardinales

7. Virtudes cristianas

8. La Oración.

1. Virtudes cristianas

-Jesucristo maestro de todas ellas

-El amor cristiano es un reflejo del Trinitario

-La fidelidad a los mandamientos es expresión de amor a Dios y al prójimo

-El cumplimiento de la voluntad de Dios tiene un valor excelente ante Él

-Jesucristo exige la mortificación de las pasiones

-Para ser plenamente de Cristo hay que tener mortificada la carne

-El desarrollo de la vida cristiana exige la dirección y espiritual

-Jesucristo es maestro de todas las Virtudes.

a) -Amor a los amigos.

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro (Jn. 11, 5).

b) -Humildad ante sus discípulos.

...tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mc. 10, 45).

c) -Perdón a los que le crucifican.

Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23, 33-34).

d) -Compasión hacia la mansedumbre.

Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor (Mt. 9, 36).

Y, al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas que no tienen pastor, y se puso a instruirles extensamente (Mc. 6, 34).

e) -Delicadeza para con los niños.

Jesús les dijo: «Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos (Mt. 19, 14).

f) -Ejemplo a los discípulos.

Os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como ya he hecho con vosotros (Jn. 13, 15).

-El auténtico amor cristiano es un reflejo del mismo amor trinitarJn.

Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros,... (Jn. 17, 21).

-La fidelidad a los mandamientos de Dios es signo y expresión de amor a Él y al prójimo.

Yo os aseguro: ...El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese es el que ama:... (Jn. 14, 21).

Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra,... (Jn. 14, 23).

Jesús le respondió: «...Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Pare, y permanezco en su amor (Jn. 15, 10).

-El cumplimiento de la voluntad de Dios tiene un valor excelente ante Él.

Y...-Jesús- dice:

«Quien cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc. 3, 35).

...él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc. 8, 21).

Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan» (Lc. 11, 28).

Les dice Jesús: «mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra (Jn. 4, 34).

-Jesucristo exige a los cristianos la mortificación de sus pasiones y concupiscencias desordenadas.

Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús (Rom. 6, 11).

No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que obedezcáis a sus apetencias (Rom. 6, 12).

Así que, hermanos mío, no somos deudores de la carne para vivir según la carne, pues, si vivís según la carne, moriréis. Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis (Rom. 8, 12-13).

Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias (Gál. 5, 24).

Por tanto, mortificad vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría, todo lo cual atrae la cólera de Dios,... (Col. 3, 5-6).

Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador,... (Col. 3, 9-10).

-Para llevar a vivir y a ser plenamente de Cristo, hay que tener mortificada la carne con sus vicios y concupiscencias.

Fuimos, pues, con él sepultados en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (Rom. 6, 4).

Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús (Rom. 6, 11).

Pues los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias (Gál. 5, 24).

Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios (Col. 3, 3).

Aclaración. En este ser y vivir plenamente como Hijos de Dios, consiste la realización completa de la persona y de su libertad.

-El progreso y desarrollo de la vida cristiana exige la necesidad moral de la dirección espiritual.

No hay pruebas directas en la Sagrada Escritura, pero sí se insinúa suficientemente en muchos textos.

Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ningún aviso saludable (Tob. 4, 18).

...¡ay del sólo que cae!, que no tiene quien lo levante (Qo. 4, 10).

Sin consejo no hagas nada, y no te arrepentirás de tus acciones (Si. 32, 19).

Y -Jesús- les digo: «...El que os escucha a vosotros a mí me escucha; y el que os rechaza a mí me rechaza;... (Lc. 10, 16).

Pero levántate, entre en la ciudad y se te dirá lo que tienes que hacer (Hch. 9, 6).

Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros (2 Cor. 5, 20).

2. Virtudes cristianas. Recompensa

-Dios recompensa los sacrificios ofrecidos por amor

-Un sufrimiento en este mundo merece una gloria mucho mayor en el cielo

-El dolor es medio para expiar los pecados de los hombres

-La penitencia que se requiere para la salvación es una virtud infundida por Dios

-Dios recompensa a los hombres los sacrificios y las renuncias hechos y ofrecidos a Él voluntariamente por su amor, con una proporción mucho mayor de bienes en esta vida y una seguridad de los bienes eternos.

Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibiera el ciento por uno y heredará vida eterna (Mt. 19, 29).

Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús respondió: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el tiempo venidero, vida eterna» (Mc. 28-30).

Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.» Él les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padre o hijos por el Reino de Dios, quedará sin recibir recompensa mucho más al presente, y en el tiempo venidero, vida eterna» (Lc. 18, 28-30).

-Un sufrimiento cualquiera en este mundo merece una gloria mucho mayor en el cielo.

Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos,... (Mt. 5, 11).

Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros (Rom. 8, 18).

En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna (2 Cor. 4, 17).

-El dolor es un medio para expiar los pecados de los hombres.

Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados (Is. 53, 3-5).

-La penitencia que se requiere para la salvación es un virtud sobrenatural infundida por Dios.

¡Oh, Yahvéh Sebaot, haznos volver,

y que brille tu rostro, para que seamos salvos! (Sal. 80, 4).

Bien he oído a Efraim lamentarse: «Me corregiste y corregido fui, cual becerro no domado. Hazme volver y volveré, pues tú, Yahvéh, eres mi Dios (Jer. 31, 18).

¡Haznos volver a ti, oh Yahvéh, y volveremos...! (Lam. 5, 21).

Aclaración. Los actos de penitencia se atribuyen a Dios.

3. Virtudes naturales

-No tienen valor en función del fin último del hombre

-Las virtudes naturales no tiene valor ninguno, en función del fin último y supremo del hombre, por muy intensos y heroicos que sean los actos realizados con ellas.

Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 1-3).

Aclaración. San Pablo emplea la palabra «caridad» en su sentido estrictamente sobrenatural, no como sinónima de beneficencia natural o amor compasivo al prójimo, puesto que en el plan de caridad natural no se puede ir más lejos de la entrega de toda la hacienda propia y de la misma vida en servicio del prójimo.

4. Virtudes teologales. Fe - Esencia

-Varias acepciones

-Es un acto del entendimiento

-Sobrenatural

-Es el asentimiento dado a lo que Dios dice

-Este asentimiento es obscuro

-Totalmente cierto

-Es garantía de los bienes que esperamos

-La fe práctica de los cristianos no consiste en la simple confianza en las promesas de Cristo sino en una vivencia acomodada a su vida personal

-La palabra fe se usa con varias acepciones.

a) -Dictamen de la conciencia.

Pero el que come dudando, se condena, porque no obra conforme a la fe (Rom. 14, 23).

b) -Confianza.

Pero que la pida con fe, sin vacilar (Sant. 1, 6).

c) -Gracia.

Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de Sabiduría, a otro palabra de ciencia, a otro fe,... (1 Cor. 12, 9).

-El acto de fe es un acto del entendimiento.

Definición.

La fe constituye el principio de la salvación de los hombres y es una virtud sobrenatural por la cual, con la ayuda de la gracia de Dios, creemos que son verdaderas las cosas que él nos ha revelado, no ya por la verdad intrínseca de las cosas observada con la luz natural de la razón, sino por autoridad del mismo Dios que revela, el cual ni puede engañarse ni puede engañarnos.

Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti y a tu enviado Jesucristo (Jn. 17, 3).

La fe es la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

Por la fe sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece (Hebr. 11, 3).

...el que se acerca a Dios ha de creer que existe, y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6).

-El acto saludable de fe es entitativamente sobrenatural.

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 6).

Aclaración. El acto de fe es necesario para la salvación, y para todos estos actos es necesaria la gracia de Dios y por tanto, es sobrenatural, es decir, un acto de la gracia.

-Fe es el asentimiento que damos a lo que Dios dice, puesto que sabe y dice la verdad.

En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto (Jn. 3, 11).

«...mucho podría hablar y condenar en vosotros, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo» (Jn. 8, 26).

Jesús gritó. «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado;...» (Jn. 12, 44).

Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, pues este es el testimonio de Dios, que ha dado acerca de su Hijo (1 Jn. 5, 9).

-Nuestro asentimiento a la fe divina es esencialmente obscuro.

...pues caminamos en la fe y no en la visión... (2 Cor. 5, 6).

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

Aclaración. El testimonio divino afirma la verdad de la fe, pero no desentraña la razón intrínseca de la verdad.

-Nuestro asentimiento a la fe divina es totalmente cierto.

...yo sé bien en quien tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito,... (2 Tim. 1, 12).

aclaración. Nuestro asentimiento a la fe se apoya en un motivo infalible, es decir, en el testimonio de Dios.

-La fe es garantía de los bienes que esperamos y una prueba de la existencia de los bienes espirituales e invisibles.

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

-La fe práctica de los cristianos no consiste en la simple confianza, aunque profunda, en las promesas de Cristo, sino en una vivencia y acomodación de esta a su vida personal.

a) -Es un vivencia.

El justo vivirá por la fe (Rom. 1, 17).

b) -Es una acomodación de la fe a la vida.

Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta (Sant. 2, 17).

Aclaración. «Está realmente muerta», literalmente, «está muerta en sí misma».

5. Virtudes teologales. Fe - División

-Interna y externa

-Viva y muerta

-Existe la fe interna y la fe externa.

a) -Fe interna.

Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia,... (Rom. 10, 10).

b) -Fe externa.

...y con la boca se confiesa para conseguir la salvación (Rom. 10, 10).

-La fe que no va acompañada de obras buenas es fe muerta.

Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta (Sant. 2, 17).

6. Virtudes teologales. Fe - Objeto

-Consta de tres elementos: objeto, acto y hábito

-El objeto material es la verdad revelada

-Las verdades reveladas no aumentaron después

-La explicación si aumentó después

-El objeto formal es la autoridad de Dios revelante

-Sin ninguna otra proporción de la Iglesia

-La fe divina consta de tres elementos: El objeto, el acto y el hábito.

a) -El objeto. Fe objetiva es la creencia en la verdad en que se cree.

Un sólo Señor, una sola fe, un sólo Dios y Padre de todos,... (Ef. 4, 5).

b) -El acto. Fe actual es aquella con la cual asentimos a Dios que testifica, o el asentimiento a lo que Dios nos dice.

Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré (Mt. 11, 28).

c) -El Hábito. Fe habitual es aquella por la cual el hombre se inclina a prestar su asentimiento a Dios que le habla.

Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, éstas tres (1 Cor. 13, 13).

-El objeto material de la fe es solamente la verdad revelada por Dios.

Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles y guardar todo lo que yo he mandado (Mt. 28, 19-20).

Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea se condenará (Mc. 16, 16).

Aclaración.

Lo que Cristo manda creer es lo que los discípulos han de predicar y esto es lo que Dios mismo ha revelado.

-Las verdades reveladas al hombre por Dios, que constituyen el objeto material de la fe, no aumentaron después.

Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6).

Aclaración. Estas verdades «Que Dios existe» y «que es remunerador» son las que creyeron los antepasados. (Abel, Henoch y otros muchos que se salvaron).

Por ella fueron alabados nuestros mayores (Hebr. 11, 2).

-La explicación de las verdades reveladas por Dios que constituyen el objeto material de la fe, si aumento por las revelaciones hechas por Dios desde el principio hasta la muerte de los Apóstoles.

De una manera fragmentaria y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo,... (Hebr. 1, 1-2).

Aclaración. En el decurso de los tiempos creció la ciencia de los Patriarcas, de los Profetas que fueron adoctrinados en el conocimiento de los misterios de Dios.

-El objeto formal de la fe divina es la autoridad de Dios revelante, que se fundamenta en su infinita sabiduría en el conocer y en su infinita veracidad en el decir.

El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz (Jn. 3, 33).

Quien cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo (1 Jn. 5, 10).

Jesús les respondió: «...pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo» (Jn. 8, 26).

-El objeto formal de la fe divina es la sola autoridad de Dios revelantes sin ninguna otra proposición de la Iglesia, para aquellos que recibieron inmediatamente la revelación de Dios.

Y así se nos hace más firme la palabra de los profetas, a la cual hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar obscuro,... (2 Pe. 1, 19).

7. Virtudes teologales. Fe - Sujeto de atribución

-El sujeto de atribución es Dios

-Inclina al entendimiento a asentir las verdades reveladas

-Constituida por un acto del entendimiento y otro de la voluntad

-Motivada por la revelación de Dios

-Tiene su origen en la predicación de su mensaje

-Su fundamento esta en la veracidad de Dios

-Es imposible que Dios revele cosas falsas

-Dios la concede a los pequeños y humildes

-El sujeto de atribución de la fe es Dios.

Sujeto de atribución de la fe es aquella cosa a la cual toda verdad revelada se ordena.

Ahora vemos en un espejo confusamente. Entonces veremos cara a cara (1 Cor. 13, 12).

Cuando venga lo perfecto desaparecerá lo imperfecto. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre dejó todas las cosas de niño (1 Cor. 13, 10-11).

Aclaración. La fe es un conocimiento que dispone a la visión intuitiva de Dios en la vida eterna.

-La fe es una virtud teológica infundida por Dios que inclina al entendimiento a asentir las verdades que Dios revela.

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

Aclaración. Este versículo ha llegado a ser un definición teológica de la fe, posesión anticipada y garantizada de las realidades celestiales.

...Jesucristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rom. 5, 2).

-El acto de fe está constituido por un acto del entendimiento imperado y por otro de la voluntad por el igual asentimos a las verdades reveladas por Dios.

...por quien recibimos la gracia y el apostolado,... (Rom. 1, 5).

Porque no todos obedecieron a la Buena Nueva (Rom. 10, 16).

Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se confiesa para conseguir la salvación (Rom. 10, 10).

Aclaración. La obediencia, la actividad apostólica y el corazón suponen un acto de la voluntad.

-El motivo de la fe es la revelación de Dios y de Jesucristo.

a) -La revelación de Dios.

Si aceptamos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, que ha dado acerca de su Hijo. Quien cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo (1 Jn. 5, 9-10).

b) -La revelación de Jesucristo.

Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es cosa de hombres, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelado de Jesucristo (Gál. 1, 11).

-La fe en Dios y en sus misterios tiene su origen y su desarrollo en la predicación de su mensaje.

Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y cómo predicarán si no son enviados? (Rom. 10, 14).

Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo (Rom. 10, 17).

-La fe tiene su fundamento en la veracidad de Dios, en la fidelidad a sus promesas y en su poder para cumplirlas

a) -En la veracidad de Dios.

Dios tiene que ser veraz y todo hombre mentiroso:... (Rom. 3, 3).

b) -En la fidelidad a sus personas.

Fiel es el que os llama y es él quien lo hará (1 Tes. 5, 24).

...si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2, 13).

Mantengamos firme la confesión de las esperanza, pues fiel es el autor de la promesa (Hebr. 10, 23).

Por la fe, también Sara recibió, aún fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo prometía (Hebr. 11, 11).

c) -En su poder para cumplirlas.

...Dios que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean (Rom. 4, 17).

Pensaba que poderoso era Dios aún para resucitar de entre los muertos. Por eso lo recobró para que Isaac fuera también figura (Hebr. 11, 19).

-Es imposible que Dios revele cosas falsas.

Falsedad es la disconformidad de la cosa con el entendimiento que la juzga.

No es Dios un hombre, para mentir (Núm. 23, 19).

-La fe es un don concedió por Dios a los pequeños y humildes.

...tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a pequeños...» (Mt. 11, 25).

En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a pequeños...» (Lc. 10, 21).

Aclaración. «Estas cosas» se refieren a los Misterios de Dios.

Respondióles Jesús: «Es que a vosotros se os ha dado al conocer los Misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no (Mt. 13, 11).

Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios,...» (Mc. 4, 11).

Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: «A vosotros se os ha dado el conocer los Misterios del Reino de Dios;...» (Lc. 8, 11).

Dijo entonces Pedro: «Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido.» Él les dijo: «Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios, quedará sin recibir mucho más al presente y, en tiempo venidero, vida eterna» (Lc. 18, 28).

8. Virtudes teologales. Fe - Necesidad

-Necesaria para salvarse

-Creer que Dios existe y es remunerador

-Necesaria la fe interna y externa

-Necesaria para la justificación

-Además de la fe son necesarios otros actos para salvarse

-Las obras buenas y la observancia de la Ley

-La virtud de la fe es necesaria para salvarse.

Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea se condenará...» (Mc. 16, 15-16).

Y que la Ley no justifica a nadie ante Dios es cosa evidente, pues el justo vivirá por la fe; pero la Ley no procede de la fe, sino que quien practique sus preceptos, vivirá por ellos (Gál. 3, 11-12).

Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6).

-En todo tiempo y en todo lugar fue necesario con necesidad de medio para obtener la salvación, creer que Dios existe y que es remunerador.

Ahora bien, sin fe es imposible agradarle, pues el que acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6).

Aclaración. Todas las verdades que hay que creer están contenidas en estas dos: que Dios existe y que es remunerador.

-La fe es necesaria en cuanto al acto interno y en cuanto al acto externo.

a) -Acto interno.

-con necesidad de medJn.

Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan (Hebr. 11, 6).

-con necesidad de precepto.

Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo,... (1 Jn. 3, 23).

b) -Acto externo.

-precepto negativo.

...pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos (Mt. 10, 33).

-precepto positivo.

Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;... (Mt. 10, 32).

...con la boca se confiesa para conseguir la salvación (Rom. 10, 10).

-La fe es para los adultos medio necesario para la justificación.

No se refiere a la fe habitual que se infundida en la misma justificación, sino al acto de fe en los adultos que tienen uso de razón.

Sin la fe es imposible agradar a Dios (Hebr. 11, 6).

...también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo... (Gál. 2, 6).

El que cree en él, no es condenado, pero el que no cree, ya está condenado porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios (Jn. 3, 18).

Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos (Hch. 4, 12).

-Además de la fe, son necesarios otros actos para recibir la justificación y, por tanto, para salvarse.

Antiguo Testamento.

Yo os juzgaré, pues, a cada uno según su proceder, casa de Israel, oráculo del Señor Yahvéh (Ez. 18, 30).

Nuevo Testamento.

¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? (Mt. 2, 14).

Ya veis como el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente (Mt. 2, 24).

No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21).

Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta (Mt. 16, 27).

Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a verme (Mt. 25, 34-36).

Dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y su ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber; era forastero y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermos y en la cárcel y no me visitasteis (Mt. 25, 41-43).

Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque muestra mucho amor (Lc. 7, 47).

...si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo (Lc. 13, 3).

Aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy (1 Cor. 13, 12).

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn. 3, 14).

-Las buenas obras y la observancia de la Ley de Dios son necesarias para obtener la salvación.

«...si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos» (Mt. 19, 17).

«No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial...» (Mt. 7, 21).

9. Virtudes teologales. Fe - Propiedades

-Libertad infalibilidad firmeza, obscuridad, irrevocabilidad, universalidad y necesidad

-El acto de fe es libre

-Exige fidelidad

-Existe una irradiación universal

-Las propiedades de la fe son: Libertad, verdad infalible, firmeza suma, obscuridad, irrevocabilidad y universalidad y necesidad.

a) -La fe es un asentimiento libre:

El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea se condenará (Mc. 16, 16).

El que cree en él, no es condenado, pero el que no cree ya está condenado porque no ha creído (Jn. 3, 18).

b) -La fe es un asentimiento a una verdad infalible que excluye la posibilidad y el temor de errar.

En presencia de la promesa divina, la incredulidad no le hizo vacilar, antes bien, su fe le llenó de fortaleza y dio gloria a Dios persuadido de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 20-21).

...yo se bien en quien tengo puesta mi fe y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día (2 Tim. 1, 12).

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

c) -La fe es un asentimiento a una verdad revelada con firmeza suma:

No vaciló en su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor... -alude a la fe de Abraham- (Rom. 4, 19).

d) -La fe es un asentimiento a una verdad revelada con conocimiento obscuro.

«Has creído porque me has visto. Dichosos los que aun no viendo, creen» (Jn. 20, 29).

Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conoceré como soy conocido (1 Cor. 13, 12-13).

...caminamos en la fe y no en la visión... (3 Cor. 5, 7).

..la palabra de los profetas, a la cual hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar obscuro, hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el lucero de la mañana (2 Pe. 1, 19).

e) -El asentimiento a la verdad revelada no admite defección o revocación, sino que exige constancia.

Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios (2 Jn. 9).

Aclaración. La defección de la fe

Recibida es pecado más grave que la infidelidad de aquellos a quienes se les predicó y no creyeron.

Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que les fue trasmitido (2 Pe. 2, 21).

La fe exige constancia:

Aun cuando nosotros mismo o un ángel del cielo os anunciará un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! (Gál. 1, 8).

f) -La fe debe de extenderse a todas las verdades reveladas por Dios, que se deben predicar a todo el mundo.

...y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado (Mt. 28, 20).

Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación (Mc. 16, 15).

Ellos salieron a predicar por todas partes (Mc. 16, 20).

g) -La fe es de necesidad para salvarse:

El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará (Mc. 16, 16).

El que cree en él, no es condenado; pero el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído (Jn. 3, 18).

Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos (Hch. 4, 12).

-El acto de fe es libre.

Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará (Mc. 16, 15).

...con tal que permanezcáis sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que oísteis... (Col. 1, 23).

Aclaración. En Mc. 16, 15, se promete un premio a quien cree y un castigo a quien no cree, de donde se deduce que el acto de fe es libre.

-La virtud de la fe exige la fidelidad de permanecer siempre en ella.

En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros (1 Jn. 2, 24).

Quiero recordaros a vosotros, que ya habéis aprendido todo esto de una vez para siempre,... (Jud. 5).

...exhortaros a combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de un vez para siempre (Jud. 3).

-Existe una verdadera irradicación de la fe en la Iglesia.

Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación (Mc. 16, 15).

Aclaración. Esta irradiación es el cumplimiento de este mandato de Cristo, que corresponde al derecho y a la función de la Iglesia de defender y de predicar las verdades contenidas en el depósito de la revelación.

10. Virtudes teologales. Fe - Importancia

-Se funda en que por ello se consigue la victoria, se resiste a Satanás, se conduce a la esperanza y somos llevados a horizontes escatológicos

-Existe el precepto divino de creer algunos artículos de la fe

-La importancia de la fe tienen su fundamento en que por ella se consigue la victoria, se apoya la resistencia a Satanás, se nos conduce a la plenitud de la esperanza y somos llevados a horizontes escatológicos.

a) -Se consigue la victoria.

Y lo que he conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe (Jn. 5, 4).

b) -Se apoya la resistencia a Satanás.

Resistidles firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos (1 Pe. 5, 9).

c) -Se nos conduce a la plenitud de la esperanza.

La fe es la garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

d) -Somos llevados a horizontes escatológicos.

Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia (2 Pe. 3, 13).

-Existe el precepto divino de creer algunos artículos de la fe.

Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó (1 Jn. 3, 23).

11. Virtudes teologales. Fe - Duración

-Son la fe, esperanza y caridad

-La fe puede perderse por el pecado mortal y la esperanza y la caridad por los pecados opuestos a las mismas

-Los demonios y condenados no tienen fe teológica, pero sí la natural

-La fe permanece en el infierno, la caridad en el cielo y la esperanza en ninguno de los dos

-Los bienaventurados carecen de la fe teológica

-Las tres pueden aumentar en esta vida

-Las virtudes teologales son tres, la fe, la esperanza y la caridad.

Las virtudes teologales son principios operativos con los cuales nos ordenamos directa o inmediatamente a Dios como fin último sobrenatural.

Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres (1 Cor. 13, 13).

-La fe puede perderse por el pecado mortal y la esperanza y la caridad por los pecados opuestos a las mismas.

a) -La fe puede perderse.

Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta (Sant. 2, 14).

Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta (Sant. 2, 26).

b) -La esperanza.

El afán de los impíos se pierde (Sal. 112, 10).

La espera de los justos es alegría,

la esperanza de los malos se perderá (Prov. 10, 28).

En la muerte del malo se esfuma su esperanza,... (Prov. 11, 7).

c) -La caridad.

Se pierde por el pecado mortal pues éste es totalmente opuesto a la misma.

-Los demonios y los condenados del infierno no tienen fe teologal infundida por Dios, sino solamente fe natural adquirida.

¿Tú crees que hay un sólo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan (Sant. 2, 19).

-La fe permanece eternamente en el infierno, la caridad en el cielo y la esperanza no existe en ninguno de los dos destinos eternos.

a) -La fe permanece en el infierno.

¿Tú crees que hay un sólo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan (Sant. 2, 19).

b) -La caridad permanece en el cielo.

La caridad no acaba nunca (1 Cor. 13, 8).

c) -La esperanza en ninguno de los dos.

-No existe en el cielo pues los bienaventurados ya poseen el objeto formal de la misma que es Dios.

Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara (1 Cor. 13, 12).

-No existe en el infierno.

La esperanza de los malos se perderá (Prov. 10, 28).

En la muerte del malo se esfuma su esperanza,... (Prov. 11 7).

Aclaración. La fe que tienen los condenados del infierno no es la fe teológica infundida por Dios, sino solamente la fe natural adquirida.

-Los bienaventurados del cielo carecen de la fe teológica infundida por Dios, porque no la necesitan.

Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conoceré como soy conocido (1 Cor. 13, 12).

Aclaración. Los bienaventurados del cielo ven claramente a Dios y en la tierra creyeron en él por la fe.

-Las virtudes infusas pueden aumentar.

Virtud infusa es el hábito que perfecciona la potencia racional del hombre y la inclina a obrar según la recta moral.

Se dividen en teológicas y morales. Teológicas son aquellas cuyo objeto es Dios y morales aquellas cuyo objeto no es Dios.

La senda de los juntos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día (Prov. 4, 18).

El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en nuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo (Ro. 15, 13).

...siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta aquel que es la Cabeza, Cristo... (Ef. 4, 14).

Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que podáis aquilatar lo mejor para ser puros y sin tacha para el Día de Cristo, llenos de los frutos de justicia que nos vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios (Fil. 1, 9-11).

Que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose (Apoc. 22, 11).

12. Virtudes teologales. Fe - Otras características

-La fe y la razón no son independientes

-La fe en los milagros no difiere de la fe dogmática

-La fe y la razón no son independientes en las ciencias filosóficas.

Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de la filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo (Col. 2, 8).

Aclaración. Las ciencias filosóficas vanas y falaces esclavizan por no estar concordes con la razón y con la fe, pero las verdaderas liberan por estar en perfecta armonía de la razón con la fe.

-La fe en los milagros no difiere de la fe dogmática.

Entonces los discípulos se llegaron a Jesús, en privado, y le dijeron: ¿Por qué no pudimos nosotros expulsarle? «Por vuestra poca fe». Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a ese monte: «Desplázate de aquí allá, y se desplazará, y nada os será imposible» (Mt. 17, 19).

Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy (1 Cor. 13, 2).

Aclaración:

Condiciones bajo las cuales Dios realiza el milagro:

a) -Fe en la omnipotencia de Dios,

b) -Fe en que Dios quiere conservar su promesa de realizar milagros,

c) -Confianza por la cual se espera que el milagro se puede obtener,

d) -Confianza en la eficacia de la oración.

e) -Que convenga a los hombres, según la visión y el plan de Dios.

13. Virtudes teologales. Esperanza

-Varias acepciones

-Existencia

-Integra las propiedades de sobrenatural, lícito, honesto, cierto y firme

-Necesidad

-Precepto

-Ponerla totalmente en Dios

-La Palabra esperanza se usa con varias acepciones.

a) -La misma cosa esperada.

...aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo;... (Tit. 2, 13).

b) -La certeza de que se va a conseguir.

...la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla,... (Rom. 5, 4).

-Existe la virtud teologal de la esperanza.

Esperanza es un virtud infundida por Dios en la voluntad del hombre, por la cual confía con plena certeza alcanzar la vida eterna y los medios necesarios para ella con la ayuda de auxilio omnipotente de Dios.

Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres (1 Cor. 13, 13).

a) -Por la esperanza el hombre confía alcanzar la vida eterna, pues la esperanza en él no puede fallar.

...y la esperanza no falla porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazones... (Rom. 5, 5).

b) -y los medios necesarios con la ayuda del auxilio omnipotente de Dios.

...persuadido de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 21).

-El acto de esperanza integra las propiedades de sobrenatural, lícito y honesto y cierto y firme.

a) -Sobrenatural.

El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo (Rom. 15, 13).

b) -Lícito y honesto.

Los atletas se privan de todo; y eso por una corona corruptible; nosotros, en cambio por una incorruptible (1 Cor. 9, 25).

Todo cuanto hacéis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, conscientes de que el Señor os dará la herencia en recompensa (Col. 3, 23-24).

No temas por lo que vas a sufrir...Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida (Apoc. 2, 10).

c) -Cierto y firme (de parte de Dios).

Que el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en la hora de la tribulación (Si. 2, 11).

-La virtud de la esperanza es necesaria.

En Dios mi refugio; confiad en él,

oh pueblo, en todo tiempo;

derramad ante él vuestro corazón,

¡Dios es nuestro refugio (Sal. 62, 9).

Así discurren, pero se equivocan (los impíos)

les ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas intachables (Sab. 2, 21-22).

...aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo... (Tit. 2, 13).

...si es mantenemos la entereza y la gozosa satisfacción de la esperanza (Hebr. 3, 6).

Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23).

-El precepto de esperar la vida eterna existe para todos los cristianos.

Ofreced sacrificios de justicia y confiad en Yahvéh (Sal. 4, 6).

A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en los inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos (1 Tim. 6, 17).

...asiéndonos a la esperanza propuesta, que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma,... (Hebr. 6, 18).

...poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará mediante la Revelación de Jesucristo (1 Pe. 1, 13).

-La esperanza total debe de ponerse solamente en Dios.

Pues tú eres mi esperanza, Señor,

Yahvéh, mi confianza desde mi Juventud.

En ti tengo mi apoyo desde el seno,

tú mi parte desde las entrañas de mi madre (Sal. 71, 5-6).

14. Virtudes teologales. Esperanza - Fundamento

-La esperanza se fundamenta en Dios

-Dios cumple siempre sus promesas

-Fundada en la infalibilidad de su palabra y en su omnipotencia, debe ser firme

-Puede fundamentarse en los méritos de Jesucristo y en los nuestros

-Debe ser afianzada además en otros motivos secundarios

-La esperanza cristiana se fundamenta en Dios, en su amor, en su poder, en su veracidad, en su llamada a los hombres a la santidad, en su fidelidad en mantener sus promesas y en cumplirlas en la persona de Jesucristo; por tanto no puede fallar.

a) -En Dios.

Pero la que de verdad es viuda y ha quedado enteramente sola, tiene puesta su esperanza en el Señor y persevera en sus plegarias... (1 Tim. 5, 5).

A los ricos de este mundo recomiendales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos;... (1 Tim. 6, 17).

b) -En su amor.

...Dios nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuelo vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena (2 Tes. 2, 16, 17).

c) -En su poder.

...Dios...que da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean (Rom. 4, 17).

Pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar de entre los muertos (Hebr. 11, 19).

d) -En su veracidad.

...con la esperanza de vida eterna, prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente (Tit. 1, 2).

...si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2, 13).

...para que, mediante dos cosas inmutables por las cuales es imposible que Dios mienta, nos veamos más poderosamente animados los que buscamos un refugio asiéndonos a la esperanza propuesta, que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y que penetra hasta más allá del velo... (Hebr. 6, 18-19).

Aclaración. El ancla es el símbolo clásico de la estabilidad, y se convertirá en la imagen privilegiada de la esperanza en la iconografía cristiana del siglo II.

e) -En su llamada a los hombres a la santidad.

...así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo (1 Pe. 1, 15).

f) -En su fidelidad en mantener sus promesas.

Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa (Hebr. 10, 23).

Por la fe, también Sara recibió, aún fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo prometía (Hebr. 11, 11).

...para que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza (Rom. 15, 4).

...con tal que permanezcáis sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que oísteis,... (Col. 1, 23).

g) -En cumplirlas en la persona de Jesucristo.

Pablo, apóstol de Cristo Jesús, por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza, a Timoteo,... (1 Tim. 1, 1).

...pedro a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo,... (1 Pe. 3, 21).

h) -Por tanto, no puede fallar.

...nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia la virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5).

-Dios cumple siempre sus promesas con toda fidelidad.

a) -Promete conceder la vida eterna a los que creen en él y viven sin tacha.

Pablo, siervo de Dios, y apóstol de Jesucristo para llevar a los escogidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdad, que es conforme a la piedad, con la esperanza de vida eterna, prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente,... (Tit. 1, 1-2).

...de forma que no os hagáis indolente, sino más bien imitadores de aquéllos que, mediante la fe y la perseverancia, heredan las promesas (Hebr. 6, 12).

b) -Dios no puede mentir.

No es Dios un hombre para mentir, un hijo de hombre para volverse atrás. ¿Es que él dice y no hace, habla y no lo mantiene (Núm. 23, 19).

...para que, mediante dos cosas inmutables por las cuales es imposible que Dios mienta, nos veamos más poderosamente animados los que buscamos un refugio asiéndonos a la esperanza propuesta,... (Hebr. 6, 18).

c) -Dios no puede negar lo que promete.

Por la fe, también Sara recibió, aún fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo prometía (Hebr. 11, 11).

...si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2, 13).

d) -Él es y se llama por antonomasia el Fiel y el Veraz.

Entonces vi el cielo abierto, y había un caballo blanco; el que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz»,... (Apoc. 19, 11).

e) -Él es omnipotente para realizar todo lo que promete.

...persuadido de que poderoso es Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 21).

-Nuestra esperanza fundada en la infalibilidad de la Palabra de Dios y en su omnipotencia para cumplirla, debe de ser firme y sin desconfianza.

...persuadido de que poderos de Dios para cumplir lo prometido (Rom. 4, 21).

Mantegaos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23).

-La esperanza cristiana puede y debe de fundamentarse en los méritos y satisfacciones de Jesucristo, como en su causa principal, pero también en nuestro méritos como medios necesarios para la salvación.

...el momento de mi partid es inminente. He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la coraza de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperando con amor su Manifestación (2 Tim. 4, 6-8).

-La esperanza cristiana debe de ser afianzada además en otros motivos secundarios.

Son motivos secundarios:

Cristo, María, los Sacramento, la Iglesia, la Oración, las buenas Obras, la Intercesión de los Justos y la Intercesión de los Ángeles.

a) -Cristo.

Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombre por el que nosotros debamos salvarnos (Hch. 4, 12).

...que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria,... (Col. 1, 27).

...para anunciar la promesa de vida que está en Cristo Jesús,... (2 Tim. 1, 1).

...Cristo Jesús nuestra esperanza... (1 Tim. 1, 1).

b) -María.

Jesús...dice a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» (Jn. 19, 26).

c) -La Iglesia.

Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios» (Jn. 3, 5).

d) -Los Sacramento.

1º -La Confesión.

...y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados,... (Jn. 20, 22).

2º -La Unción de los enfermos.

¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados (Sant. 5, 14-15).

3º -La Eucaristía.

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día (Jn. 6, 54).

e) -La oración.

Y cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis (Mt. 21, 22).

f) -Las buenas Obras.

No todo el que me diga: «Señor, Señor» entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21).

g) -La Intercesión de los Justos.

...orad los unos por los otros para que seáis curados (Sant. 5, 16).

h) -La Intercesión de los Ángeles.

Acampa el ángel de Yahvéh en torno a los que le temen y los libra (Sal. 34, 8).

Aclaración. Con este cúmulo de auxilios, nuestra esperanza adquiere un grado de firmeza inquebrantable.

15. Virtudes teologales. Esperanza - Motivos

-El motivo primario es directamente la omnipotencia de Dios

-El motivo primario es indirectamente su misericordia

-El motivo primario que tenemos para esperar conseguir la bienaventuranza eterna es directamente la omnipotencia de Dios, en cuanto que tiende a auxiliar a sus hijos.

Como la bienaventuranza eterna es un objetivo sobrenatural que transciende todas las fuerzas naturales, sólo el auxilio omnipotente de Dios puede salvar ese abismo infinito.

a) -El poder humano es incierto, débil, y la esperanza puesta en él, puede fallar.

A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas, sino en Dios (1 Tim. 6, 17).

b) -El poder de Dios es absoluto y la esperanza puesta en él no puede fallar.

...y la esperanza no falla porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones... (Rom. 5, 5).

...que permanezcáis sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del EvangelJn... (Col 1, 23).

Mantengamos firmes la confesión de la esperanza, pues el fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23).

-La omnipotencia auxiliadora de Dios:

Nosotros tenemos nuestra confianza puesta en Dios Todopoderoso, que puede abatir con un gesto a los que vienen contra nosotros y al mundo entero (2 Mac. 8, 18).

Invoco a Yahvéh que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos (Sal. 17, 4).

Confiad en Yahvéh por siempre jamás, porque en Yahvéh tenéis una roca eterna (Is. 26, 4).

Casi todos los textos del Psalterio se reducen a lo mismo en el fondo, es decir, que la esperanza en Dios no quedará defraudada jamás, porque es poderoso y fuerte, Roca inconmovible, asilo seguro contra todos los enemigos y, por tanto, que nadie puede resistir la fuerza de su brazo omnipotente.

-El motivo primario que tenemos para esperar conseguir la bienaventuranza eterna es indirectamente la misericordia infinita de Dios y su fidelidad a sus promesas.

a) -La misericordia infinita de Dios:

Pero tú eres el Dios de los perdones, clemente y entrañable, tardo a la cólera y rico en bondad. ¡No lo desamparaste! (Neh. 9, 17).

Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, mas mi amor a tu lado no se apartará y mi alianza de paz no se moverá, dice Yahvéh que tiene compasión de ti (Is. 54, 10).

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso (Lc. 6, 36).

Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos, a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo (Ef. 2, 4).

b) -La fidelidad de Dios a sus promesas:

Recuerda la palabra dada a tu servidor de la que has hecho mi esperanza (Sal. 118, 49).

...con la esperanza de vida eterna, prometida por Dios que no miente, desde toda la eternidad... (Tit. 1, 2).

...buscamos un refugio asiéndonos a las esperanza propuestas, que nosotros tenemos como segura y sólidamente ancla de nuestra alma... (Hebr. 6, 18-19).

...pues tuvo como digno de fe al que se lo prometía... (Hebr. 11, 11).

...si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2, 13).

16. Virtudes teologales. Esperanza - Sujeto

-El hombre viador

-No son sujetos de esperanza los bienaventurados del cielo, ni los condenados del infierno ni los infieles y herejes

-El sujeto propio de la Esperanza cristiana es el hombre viador.

Con el nombre de viador se designa a los seres racionales que no ha llegado todavía a su destino final y se encuentran aún en el camino. Son los hombres que habitamos en este mundo, las almas del purgatorio y los que estuvieron en el seno de Abraham.

a) -Los hombres que habitamos en este mundo.

Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús (Fil. 3, 13).

b) -Las almas del PurgatorJn.

Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedarán liberando del pecado (2 Mach. 12, 46).

Aclaración. No hay ninguna alusión en la Sagrada Escritura acerca de la desesperación de las almas del purgatorJn.

c) -Los que estuvieron en el seno de Abraham.

Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham (Lc. 16, 22).

Aclaración. Los que estuvieron en el seno de Abraham tenían esperanza teologal. De Lázaro se afirma fue consolado.

...él es aquí consolado... (Lc. 16, 25).

-No son sujetos propios de esperanza teologal los bienaventurados del cielo, los condenados del infierno, los infieles y los herejes formales.

a) -En la otra vida.

-Los bienaventurados del cielo.

...Una esperanza que se ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? (Rom. 8, 24).

-Los condenados del infierno.

La espera de los justos es alegría, la esperanza de los malos se perderá (Prov. 10, 28).

En la muerte del malo se esfuma su esperanza, la espera en las riquezas se desvanece (Prov. 11, 7).

b) -En esta vida.

-Los infieles.

...estabais a la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Ef. 2, 12).

-Los herejes formales.

...estabais a la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Ef. 2, 12).

Aclaración. No se excluyen los que desconocen inculpablemente la existencia de la vida eterna.

17. Virtudes teologales. Esperanza - Objeto

-El objeto material primario es el mismo Dios

-El objeto material de la esperanza es Dios

-El objeto material secundario son los bienes que nos sirven para lograr poseerle

-Son también los bienes temporales de orden espiritual

-El objeto secundario de la esperanza son otros bienes temporales

-El objeto de la esperanza final es la visión de los misterios divinos

-Son también los bienes escatológicos invisibles

-El objeto formal es la bondad de Dios

-El objeto material primario de la esperanza es el mismo Dios o la bienaventuranza objetiva.

Esperanza es una virtud sobrenatural por la cual confiamos obtener con toda la fidelidad la bienaventuranza eterna y los medios necesarios para conseguirla.

...fue dirigida la palabra de Yahvéh a Abraham en visón en estos términos. «No temas, Abraham, Yo soy para ti un escudo. Tu premio será muy grande» (Gén. 15, 1).

Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos (Mt. 5, 12).

Los atletas se privan de todo, y eso por una corona corruptible; nosotros, en cambio, por una incorruptible (1 Cor. 9, 25).

No nos cansemos de obrar el bien, que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos (Gál. 6, 9).

Todo cuanto hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, conscientes de que el Señor os dará la herencia en recompensa (Col. 3, 23-24).

...estimando como tesoro mayor que los tesoros de Egipto, el oprobio de Cristo, porque tenía los ojos puestos en la recompensa (Hebr. 11, 26).

Y cuando aparezca el Mayoral, recibiréis la corona de gloria que no se marchita (1 Pe. 5, 4).

Todo el que tiene esta esperanza en Él se purifica a sí mismo, como él es puro (1 Jn. 3, 3).

-El objeto material de la esperanza es Dios.

¿Quién hay para mí en el cielo?

Estando contigo no hallo gusto ya en la tierra.

Mi carne y mi corazón se consumen;

¡Roca de mi corazón, mi porción, Dios por siempre! (Sal. 72, 25-26 y 28).

...nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rom. 5, 2).

Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conoceré como soy conocido (1 Cor. 13, 12).

Pablo siervo de Dios...con esperanza de vida eterna prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente... (Tit. 1, 1-2).

...para que justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna (Tit. 3, 7).

Querido, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2).

-El objeto material secundario de la esperanza son los bienes que nos sirven de medio para lograr la posesión plena de Dios.

Jacob hizo un voto diciendo: Si Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me dan pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces Yahvéh será mi Dios (Gén. 28, 20-22).

Dijo (Jesús) a sus discípulos: «...Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura...» (Lc. 12, 31).

-El objeto secundario de la esperanza son también los bienes temporales de orden espiritual.

a) -El aumento de la fe.

...esperamos mediante el progreso de vuestra fe, engrandecernos cada vez más en vosotros conforme a nuestra norma,... (2 Cor. 10, 15).

b) -La dilatación del EvangelJn.

...extendiendo el Evangelio más allá de vosotros en lugar de gloriarnos en territorio ajeno por trabajos ya realizados (2 Cor. 10, 16).

c) -Tener la esperanza puesta en la gracia.

...poned toda vuestra esperanza en la gracia que se os procurará mediante la Revelación de Jesucristo (1 Pe. 1, 13).

-El objeto secundario de la esperanza son otros bienes temporales.

a) -Tener lo suficiente para pasar la vida.

Mientras tengamos comida y vestido, estemos contentos con eso (1 Tim. 6, 8).

b) -Trabajar para no ser carga a nadie.

...día y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros (2 Thes. 3, 8).

c) -Ganar el sustento con el propio trabajo.

Vosotros sabéis que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros (Hch. 20, 34).

d) -Visitar las personas queridas con la pretensión de algún bien.

...espero ir a veros y hablaros de viva voz, para que vuestro gozo sea completo (2 Jn. 12).

Aclaración. Por deducción, se pueden también otros bienes temporales que ayuden a la consecución de los eternos.

-El objeto de la esperanza final es la visión clara e intuitiva de los misterios divinos que ahora creemos.

Porque nuestra salvación es objeto de esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza,... (Rom. 8, 24).

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven (Hebr. 11, 1).

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2).

-El objeto final de la esperanza cristiana son los bienes escatológicos e invisibles.

a) -Los bienes escatológicos.

-La resurrección del cuerpo.

El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar (1 Tess. 4, 16).

-La herencia de los santos.

...para que conozcáis cual es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cual es la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos,... (Efe. 1, 18).

-La vida eterna.

Pablo, siervo de Dios, apóstol de Jesucristo para llevar a los escogidos de Dios a la fe y al pleno conocimiento de la verdad que es conforme a la piedad, con la esperanza de vida eterna prometida desde toda la eternidad por Dios que no miente,... (Tit. 1, 1-2).

-La gloria.

...Jesucristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rom. 5, 2).

...con mucha más razón será glorioso el ministerio de la justicia. Pues en este aspecto, no era gloria aquella glorificación en comparación de esta gloria sobreeminente. Porque si aquello, que era pasajero, fue glorioso, ¡Cuánto más glorioso será lo permanente! (2 Cor. 3, 9-11).

...iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cual es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cual la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos,... (Ef. 1, 18).

...a quienes Dios quiso dar a conocer cual es la riqueza de la gloria de este Misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria,... (Col. 1, 27).

...aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo;... (Tit. 2, 13).

-La visión de Dios.

Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejante a Él, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2).

Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conoceré como soy conocido (1 Cor. 13, 12).

-La salvación.

Si somos atribulados, lo somos para consuelo y salvación vuestra;... (2 Cor. 1, 6).

Pues ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos orgullosos, ante nuestro Señor Jesús en su Venida, sino vosotros? (1 Tes. 2, 19).

...revistamos la coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación (1 Tes. 5, 8).

b) -Los bienes invisibles.

Porque nuestra salvación es objeto de esperanza; y un esperanza que se ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? Pero esperar una cosa que se ve? Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia (Rom. 8, 24).

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros mayores (Hebr. 11, 1).

-El objeto formal de la esperanza es la bondad de Dios.

En Dios mi salvación y mi gloria, la roca de mi fuerza (Sal. 61, 8).

Feliz aquel que en Dios de Jacob tiene su apoyo y su esperanza en Yahvéh su Dios (Sal. 145, 5).

Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los más desgraciados de todos los hombres! (1 Cor. 15, 19).

Si nos fatigamos y luchamos es porque tenemos la esperanza puesta en el Dios vivo (1 Tim. 4, 10).

Pero la que de verdad es viuda y ha quedado enteramente sola, tiene puesta su esperanza en el Señor y persevera en sus plegarias o oraciones noche y día (1 Tim. 5, 5).

...de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios (1 Pe. 1, 21).

18. Virtud teologales. Esperanza - Efectos

-La bienaventuranza eterna y la paciencia ante los padecimientos

-Los frutos de la paciencia son: asemejarnos a Cristo, colaborar a la redención, conseguir los gozos eternos y gozar de los consuelos concedidos por Dios

-El acto propio de la esperanza cristiana produce dos efectos principales: La bienaventuranza eterna con relación al objeto, y la paciencia ante los padecimientos de la vida con relación al sujeto.

a) -La bienaventuranza eterna.

...somos herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados (Rom. 8, 17).

Porque nuestra salvación es objeto de esperanza (Rom. 8, 24).

...sirviendo al Señor con la alegría de la esperanza, constantes en la tribulación... (Rom. 12, 11-12).

La leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de vida eterna, a cuantos ponemos los ojos no en las cosas visibles sino en la invisibles (2 Cor. 17-18).

...nos vemos más poderosamente animados los que buscamos un refugio asiéndonos a la esperanza propuesta que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma (Hebr. 6, 18-19).

...Jesucristo nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible... (1 Pe. 1 3).

Por lo cual rebosáis de alegría aunque sea preciso que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas (1 Pe. 1, 6).

Aclaración. El gozo que produce la esperanza se acrecienta con la presencia del Espíritu Santo.

El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo (Rom. 15, 13).

b) -Paciencia ante los padecimientos de la vida.

-anunciados a sus apóstoles.

Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos (Mt. 10, 16).

Seréis odiados todos por causa de mi nombre (Mt. 10, 21).

Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros (Jn. 15, 20).

-anunciados a todos los que siguen a Cristo:

Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame...» (Mt. 16, 24).

...(Jesús) les dijo: «...El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser mi discípulo mío» (Lc. 14, 27).

-Los frutos de la paciencia y de la aceptación de las penas de la vida presente son:

a) -Asemejarnos a Cristo crucificado.

Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo... (Rom. 8, 29).

Sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús,... (Hebr. 12, 1).

b) -Colaborar a la redención del mundo.

Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo que es la Iglesia (Col. 1, 24).

c) -Conseguir los gozos eternos.

Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que ha de manifestar en nosotros (Rom. 8, 18).

La leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de vida eterna (2 Cor. 4, 27).

...sufriréis una tribulación de diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida (Apoc. 2, 10).

Al vendedor le concederá sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono (Apoc. 3, 21).

Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado (Apoc. 21, 4).

d) -Gozar de grandes consuelos concedidos por Dios.

Dios de toda consolación que nos consuela en todas nuestras tribulaciones... (2 Cor. 1, 3).

Así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación. Si somos atribulados lo somos para consuelo y salvación eterna; si somos consolados, lo somos para el consuelo vuestro, que nos hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que también nosotros soportamos (2 Cor. 1, 5-6).

Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones (2 Cor. 7, 4).

19. Virtudes teologales. Esperanza - Características

-Supone certeza y amor de Dios

-Admite incertidumbre y temor, por defecto de nuestra cooperación

-Es compatible con el temor

-Puede fallar por parte del hombre

-No puede fallar por parte de su motivo formal primario

-La esperanza supone certeza y amor por partes de Dios que promete los bienes que esperamos.

Copiosas son las penas del impío, más al que confía en Yahvéh el amor le envuelve (Sal. 32, 10).

...y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5).

Y fiel es Dios que no permitirá seáis tentado sobre vuestra fuerzas (1 Cor. 10, 13).

-La esperanza admite incertidumbre y temor por defecto de nuestra cooperación.

Así pues, el que crea estar en pie, mire con caiga (1 Cor. 10, 12).

Trabajad con temor y temblor por vuestra salvación (Fil. 2, 12).

-La esperanza cristiana es compatible con el temor.

...muchos verán y temerán, y en Yahvéh tendrán confianza (Sal. 40, 4).

Así pues, el que crea en pie, mire no caiga (1 Cor. 10, 12).

...trabajad con temor y temblor por vuestra salvación,... (Fil. 2, 12).

Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar (1 Pe. 5, 8).

Aclaración. Esta simultaneidad de esperanza y temor, no es porque vaya a fallar Dios, sino porque puede fallar el hombre, dada la propia fragilidad y versatilidad.

-La esperanza cristiana puede fallar por parte del hombre en cuanto a su éxito final.

Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles» (Mt. 25, 41).

Aclaración. Es cosa evidente que no se salvan todos los hombres, a pesar de que algunos que se condenan pudieron tener esperanza cristiana mientras vivían en este mundo.

-La esperanza cristiana no puede fallar jamás por parte de su motivo formal primarJn.

El motivo formal primario de la esperanza cristiana es triple:

a) -La omnipotencia auxiliadora de Dios.

b) -La misericordia infinita de Dios.

c) -La fidelidad de Dios a sus promesas.

1º -La esperanza cristiana no puede fallar jamás por parte de la omnipotencia auxiliadora de Dios.

Y Job respondió a Yahvéh:

Sé que eres todopoderoso; ningún proyecto te es irrealizable (Job. 42, 1-2).

Jesús, mirándoles fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible» (Mt. 19, 26).

Aclaración. El poder de Dios se extiende a todas las cosas intrínsecamente posibles, o sea, que no envuelvan contradicción o deformidad moral. P.e. Es intrínsecamente imposible que un triángulo sea redondo o que una acción pecaminosa sea honesta.

2º -La esperanza cristiana ni puede fallar jamás por parte de la misericordia infinita de Dios.

Pues tú eres, Señor, bueno, indulgente rico en amor para todos aquellos que te invocan (Sal. 86, 5).

...Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen (Lc. 1, 50).

3º -La esperanza cristiana no puede fallar jamás por parte de la fidelidad de Dios a sus promesas.

...es imposible que Dios mienta,... (Hebr. 6, 18).

Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa (Hebr. 10, 23).

Por la fe, también Sara recibió, aun fuera de la edad apropiada, vigor para ser madre, pues tuvo como digno de fe al que se lo prometía (Hebr. 11, 11).

20. Virtudes teologales. Caridad

-Diversos sentidos

-Su esencia es que Dios sea amado por sí mismo sobre todas las cosas

-No es el E. Santo sino algo añadido al alma humana

-Ni es connatural al hombre, ni la puede adquirir con actos naturales, sino que es el E. Santo quien la infunde en el hombre

-Constituye una verdadera amistad entre Dios y los hombres

-Nos une a Dios

-Es la más excelente de las virtudes

-Es la única que conserva en el cielo su naturaleza propia

-La palabra «Caridad» tiene diversos sentidos: el amor esencial, el amor de Dios al hombre, el amor del hombre a Dios, el amor de los hombres entre sí y el hábito sobrenatural infundido por Dios en el hombre.

a) -El amor esencial.

Es el amor con que Dios se ama a sí mismo y que se identifica con Él mismo.

Dios es Amor (1 Jn. 4, 16).

b) -El amor de Dios al hombre.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que envió Dios al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él (1 Jn. 4, 9).

c) -El amor del hombre a Dios.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? (Rom. 8, 35).

d) -El amor de los hombres entre sí.

...soportándoos unos a otros por amor... (Ef. 4, 2).

e) -El hábito sobrenatural infundido por Dios en el hombre.

Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13).

-La esencia de la Caridad es que Dios sea amado por sí mismo y sobre todas las cosas.

Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» (Mt. 22, 37).

-La caridad no es el Espíritu Santo, sino algo creado, distinto y añadido al alma humana.

...el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5).

-La virtud de la caridad ni es connatural al hombre, ni éste la puede adquirir con actos simplemente naturales, sino que es el Espíritu Santo quien la difunde en el Hombre.

...porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5).

-La Caridad sobrenatural constituye una amistad verdadera y propia entre Dios y los hombres.

La sabiduría es para los hombres un tesoro inagotable y los que le adquieren se granjean la amistad de Dios... (Sab. 7, 14).

Aclaración. Sabiduría es el conocimiento de los caminos marcados por Dios, que conducen al hombre a su destino final.

Por eso,

Yo amo a los que me aman y los que me buscan me encontrarán (Prov. 8, 17).

¡Comed, amigos, bebed, oh queridos, embriagados! (Cant. 5, 1).

...la abundancia de sabios es la salvación del mundo y un rey prudente, el bienestar de su pueblo (Sab. 6, 24).

...en todas las edades entra en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas,... (Sab. 7, 27).

Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando (Jn. 15, 14).

No os llamo ya siervos,...a vosotros os he llamado amigos (Jn. 15, 15).

-La Caridad es una amistad verdadera y sobrenatural que nos une a Dios.

a) -Los profetas son llamados amigos de Dios.

...en todas las edades entra en las almas santas y forma en ellas amigos de Dios y profetas,... (Sab. 7, 27).

b) -Los apóstoles son llamados amigos de Dios.

...a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer (Jn. 15, 15).

-La Caridad es la más excelente de todas las virtudes.

La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 10).

Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13).

Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección (Col. 3, 14).

-La Caridad es la única virtud que conserva en el cielo su naturaleza propia.

La caridad no acaba nunca (1 Cor. 13, 8).

Aclaración. La fe desaparece en el cielo al sobrevenir la visión intuitiva y la esperanza al poseer al mismo Dios. Asimismo, no existen tampoco en el cielo las virtudes morales -en los que tienen de material- porque allí no hay pasiones desordenadas que encauzar, pero sí existen -en los que tienen de formal porque la naturaleza de los bienaventurados es rectísima en orden a todas las cosas.

21. Virtudes teologales. Caridad – Objeto material y formal

-El objeto material es Dios y la creatura racional que participa de la bienaventuranza

-El objeto formal es la bondad absoluta de Dios

-El objeto material de la Caridad es:

a) -El primario, Dios.

b) -El secundario, la creatura racional capaz de la bienaventuranza.

a) El amor a Dios.

Maestro, ¿cuál es el principal mandamiento de la Ley? Él le dijo: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mt. 22, 37-39).

En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros (Jn. 13, 35).

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre... (Jn. 14, 15).

El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama, y el que me ame será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él (Jn. 14, 21).

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo te he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor (Jn. 15, 9).

Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando (Jn. 15, 12-14).

No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer (Jn. 15, 15).

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y yo les he amado a ellos como tú me has amado a mí (Jn. 17, 22).

Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos (Jn. 17, 26).

b) -El amor prójimo.

-Consejos de Cristo sobre el amor el prójimo.

En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si os tenéis amor los unos a los otros (Jn. 13, 35).

Si me amáis, guardaréis mis mandamientos (Jn. 14, 15).

El que ha recibido mis mandamientos y los guarda ese es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él (Jn. 14, 21).

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor (Jn. 15, 9).

Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza (1 Jn. 2, 10).

En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos de Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano (1 Jn. 3, 10).

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios (1 Jn. 4, 7).

Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado a nosotros en su plenitud y su amor ha llegado a nosotros en su plenitud (1 Jn. 4, 12).

Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn. 4, 20).

...Todo el que ama a Aquel que da el ser, ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos (1 Jn. 5, 1-2).

Este es el mandamiento como lo habéis oído desde el comienzo; que viváis en el amor (2 Jn. 6).

-Consejos de los Apóstoles sobre el amor.

Habéis purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para amaros los unos a los otros sinceramente como hermanos (1 Pe. 1, 22).

Amaos intensamente unos a otros con corazón puro (1 Pe. 1, 22).

Ante todo tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados (1 Pe. 4, 8).

Por esta misma razón, poned el mayor empezó en añadir...a la piedad el amor fraterno... (2 Pe. 1, 6).

Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriendoos al bien; amandoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los demás (Rom. 12, 10).

La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 10).

...sólo quiero, mediante el interés por los demás, probar la sinceridad de vuestra caridad (2 Cor. 8, 8).

Por tanto, yo os pido por el estímulo de vivir en Cristo, por el consuelo del amor, por la comunión en el Espíritu, por la entrañable compasión, que colméis mi alegría, siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos sentimientos (Fil. 2, 1).

En cuanto a vosotros, que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos a otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros, para que se consoliden vuestros corazones con santidad irreprochable ante Dios (1 Tes. 3, 12-13).

Tenemos que dar en todo tiempo gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe está progresando mucho y se acrecienta la mutua caridad de todos y cada uno de vosotros (2 Tes. 1, 3).

El fin de este mandato es la caridad que procede de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera (1 Tim. 1, 5).

Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras (Hebr. 10, 24).

Permaneced en el amor fraterno. no os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron alguno, sin saberlo, a ángeles (Hebr. 13, 1).

-El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios.

El objeto formal de la caridad es aquel en quien y por quien se consuma el amor.

Yo amo a los que me aman (Prov. 8, 17).

El que ha recibido mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama (Jn. 14, 21).

El que me ame será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él (Jn. 14, 21).

Quien no ama permanece en la muerte (1 Jn. 3, 14).

-El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios.

La caridad se muestra como amistad entre Dios y el hombre.

...los que la adquieren se granjean la amistad de Dios (Sab. 7, 14).

Si alguno me ama, guardará mi palabra y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él (Jn. 14, 23).

Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor (Jn. 15, 9).

Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado (Jn. 15, 12).

Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando (Jn. 15, 14).

Fiel es Dios, por quien habéis sido llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro (1 Cor. 1, 9).

...nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina... (2 Pe. 1, 4).

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios pues ¡lo somos! (1 Jn. 3, 1).

-El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios.

La caridad se muestra como filiación adoptiva.

En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios (Rom. 8, 14).

...para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley y para que recibiéramos la filiación adoptiva...La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!. De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios (Gál. 4, 5-7).

...eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo... (Ef. 1, 5).

-El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios.

La caridad se muestra como precepto de Dios.

Amarás a Yahvéh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden grabadas en tu corazón estas palabras que yo te mando hoy (Deut. 6, 5).

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahvéh (Lev. 18, 18).

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí (Mt. 10, 37).

Él le dijo: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 37).

Amarás al prójimo como a ti mismo (Mt. 22, 39).

Si alguno viene donde mí y no odia (se desprende) de su padre, de su madre, de sus hijos, de sus hermanos, de sus hermanas, y hasta de su propia vida, no puede ser discípulo mío (Lc. 14, 26).

-El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios.

Los atributos relativos de benignidad y misericordia son motivo suficiente de caridad para con Dios.

...Yahvéh...juró que te daría: ciudades grandes y prosperas que tú no edificaste, casas llenas de toda clase de bienes que tú no llenaste, cisternas escavadas que tú no excavaste, viñedos y olivares que tú no plantaste, cuando hayas comido y te hayas saciado, ciudad de no olvidarte de Yahvéh que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre. A Yahvéh tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás (Deut. 6, 10-13).

Éramos esclavos de Faraón de Egipto y Yahvéh nos sacó de Egipto con mano fuerte. Yahvéh realizó a nuestros propios ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra Faraón y toda su casa...Y Yahvéh nos ordenó que pusiéramos en práctica todos estos preceptos, temiendo a Yahvéh nuestro Dios para que fuéramos felices siempre y nos permitiera vivir como al presente. Tal será nuestra justicia: guardar y poner cabalmente en práctica todos estos mandamientos ante Yahvéh nuestro Dios, como él lo ha prescrito (Deut. 6, 21-25).

-El objeto formal de la caridad es la bondad absoluta de Dios.

El motivo de la caridad perfecta para con Dios, es la caridad con que Dios nos ha amado primero.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿La angustia?, ¿La persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?. ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vendedores gracias a aquel que nos amó (Rom. 8, 35-37).

Porque el amor de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron. Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Cor. 5, 14).

En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es (lleno de caridad) así somos nosotros en este mundo (1 Jn. 4, 17).

22. Virtudes teologales. Caridad para con Dios

-Dios nos precede en el amor

-El hombre debe amar a Dios totalmente

-Sobre todas las cosas

-Con toda la capacidad de su facultades

-Ha de ser de caridad y no de concupiscencia

-Dios nos precede en el amor.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados (1 Jn. 4, 10).

-El hombre debe de amar a Dios totalmente.

Amarás a Yahvéh con todos tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza (Deut. 6, 5).

Aclaración. «Totalmente» se refiere:

a) -al amante, ordenándolo a él todo cuanto tenta o pueda tener.

b) -Al amado, porque debe amar todo cuanto pertenezca a Dios, sin excluir nada absolutamente.

-El hombre debe de amar a Dios sobre todas las demás cosas.

Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 37).

-El hombre debe de amar a Dios con toda la capacidad de sus facultades.

Amarás a Yahvéh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza (Deut. 6, 5).

Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 36).

Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna? Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees?» Respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma con todas tus fuerzas y con toda tu mente;...» (Lc. 10, 27).

Aclaración. Esta totalidad de afecto con que se ha de amar a Dios significa que no se puede amar a ninguna otra cosa, mas que a Dios, ni tanto como a Dios.

-Nuestro amor a Dios ha de ser de caridad y no de concupiscencia.

¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: «El primero es: Escucha Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mc. 12, 29-31).

Aclaración. No se le ama de esta manera a Dios, cuando se le ama sólo porque nos da beneficios.

23. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo

-Vislumbrado en el A. T.

-Forma parte de la Ley de Moisés

- Para con los enemigos, esclavos, extranjeros, huérfanos y viudas ya constan en el A. T.

-Es muy ensalzada por los profetas

-El amor al prójimo está ya vislumbrado en las enseñanzas del Antiguo Testamento.

No niegues un favor a quien es debido,

si en su mano está el hacérselo.

No digas a tu prójimo: «Vete y vuelve,

mañana te daré»,

si tienes algo contigo (Prov. 3, 27-28).

no te alegres por la caída de tu enemigo,

no se goce tu corazón cuando se hunde;

no sea que lo vea Yahvéh y le desagrade,

y aparte de él su ira (Prov. 24, 17-18).

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer,

si tiene sed, dale de beber (Prov. 25, 21),

no entristezcas al que tiene hambre,

no exasperes al hombre en su indigencia (Si. 4, 2).

No rechaces al suplicante atribulado,

ni apartes tu rostros del pobre (Si. 4, 4).

Perdona a tu prójimo el agravio,

y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados (Si. 28, 2).

-El amor al prójimo forma parte de la Ley de Moisés.

Cuando coseches la mies de nuestra tierra, no siegues hasta el borde de tu campo, ni espigues los restos de su mies. Tampoco harás rebusco de tu viña, ni recogerás de tu huerto los frutos caídos; los dejarás para el pobre y el forastero. Yo, Yahvéh, vuestro Dios (Lev. 19, 9).

No odies en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues con pecado por tu causa (Lev. 19, 17).

No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahvéh (Lev. 19, 18).

-Los preceptos de caridad para con los enemigos esclavos, extranjeros, Huérfanos y viudas, ya constan en las enseñanzas del Antiguo Testamento.

a) -Para con los enemigos.

Cuando encuentres el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevarás. Si ves caído bajo la carga el asno del que te aborrece, no rehúses tu ayuda. Acude a ayudarle (Ex. 23, 4).

b) -Para con los esclavos.

Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servirá durante seis años; el séptimo le dejarás libre, y, al dejarle libre, no le mandarás con las manos vacías. Le harás algún presente de tu ganado menor, de tu era y de tu lagar; te darás con arreglo a como te haya bendecido Yahvéh tu Dios. Te acordarás de que tú fuiste esclavo te rescató: por eso te mando esto hoy (Deut. 15, 12-15).

c) -Para con los extranjeros.

Cuando un forastero resida junto a ti, en vuestra tierra, no le molestéis. Al forastero que reside junto a vosotros, le miraréis como a un de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo; pues forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Yo, Yahvéh, vuestro Dios (Lev. 19, 33-34).

d) -Para con los huérfanos.

Cuando siegues la mies de tu campo, si dejas en él olvidada una gavilla, no volverás a buscarla. Será para el forastero, el huérfano y la viuda, a fin de que Yahvéh tu Dios te bendiga en todas tus empresas (Deut. 24, 19).

e) -Para con las viudas.

Cuando vendimies tu viña, no harás rebusco. Lo que quede será para el forastero, el huérfano y la viuda (Deut. 24, 21).

-Los preceptos de la caridad para con el prójimo son ensalzados muy especialmente por los profetas.

¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero? -oráculo del Señor Yahvéh-: desatar los lazos de la maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo. ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Qué cuando veas al desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahvéh te seguirá (Is. 58, 6-8).

Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos (Os. 6, 6).

Y tú conviértete a tu Dios, observa amor y equidad, y esperar en tu Dios siempre (Os. 12, 7).

Así dijo Yahvéh Sebaot: Juicio fiel juzgad, y amor y compasión practicad cada cual con su hermano (Zac. 7, 9).

24. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo en sí misma

-El amor al prójimo unido al amor de Dios

-Consiste en tratarles como queremos que nos traten

-Destaca en la Ley del Evangelio

-Es el gran mandamiento de Jesucristo

-Es el gran mandamiento nuevo

-Es el segundo mandamiento de la Ley

-El impulso de la caridad sobrenatural es inmensamente superior al amor natural

-Es Ley real de toda la revelación divina

-Es la plenitud de la Ley relativa al prójimo

-El amor al prójimo va unido al amor de Dios.

Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir...al amor fraterno la caridad (2 P. 1, 7).

-El amor a nuestros hermanos consiste en tratarles del mismo modo que queremos que nos traten a nosotros.

Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacedselo también vosotros; porque esta es la Ley y los Profetas (Mt. 7, 12).

Y los que queráis que los hombres os hagan, hacedselo vosotros igualmente (Lc. 6, 31).

-El amor de los hombres como hermanos destaca en la promulgación de la Ley fundamental del Evangelio de Jesucristo.

Esta Ley fundamental consta en el Sermón de la Montaña.

Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo que reprocharte, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda (Mt. 5, 23-24).

...al que te abofetee en la mejilla derecha preséntale también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda (Mt. 5, 39-42).

Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan,... (Mt. 5, 43-44).

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá a vosotros (Mt. 7, 1-2).

Pero yo os digo a los que me escucháis: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os maltraten (Lc. 6, 27-28).

Y lo que queráis que los hombres os hagan, hacédselo vosotros igualmente (Lc. 6, 31).

...amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande,... (Lc. 6, 35).

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará... (Lc. 6, 36-38).

-El amor de los hombres como hermanos es el gran mandamiento de Jesucristo.

Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado (Jn. 15, 12).

Lo que os mando es que os améis los unos a los otros (Jn. 15, 17).

Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó (1 Jn. 3, 23).

-El amor de los hombres como hermanos es el gran mandamiento nuevo, aunque forma parte de la Ley de Moisés y consta en las enseñanzas del Antiguo Testamento.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros (Jn. 13, 34).

Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros (1 Jn. 3, 11).

Y ahora te ruego, Señora, -y no es que te escriba un mandamiento nuevo, sino el que tenemos desde el comienzo- que nos amemos unos a otros (2 Jn. 5).

-El amor de los hombres como hermanos es el segundo mandamiento de la Ley.

...uno de los fariseos le preguntó: «Maestro, cual es el mandamiento mayor de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas» (Mt. 22, 35-50).

...uno de los escribas...le preguntó: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús le contestó: «El primero es: Escucha Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos» (Mc. 12, 38-31).

-El amor de los hombres como hermanos a impulsos de la caridad sobrenatural es inmensamente superior al amor puramente natural.

a) -Amor natural.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Yo, Yahvéh (Lev. 19, 18).

b) -Amor sobrenatural.

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros (Jn. 13, 34).

Aclaración. En el amor natural es constituido el propio hombre como modelo de amor y en el amor sobrenatural es el mismo Cristo el constituido como modelo del amor, elevando así el amor al prójimo a la mayor altura y sublimidad.

-El amor de los hombres como hermanos es la Ley real de toda la Revelación divina.

Si cumplís plenamente la Ley regia según la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, obráis bien;... (Sant. 2, 8).

-El amor de los hombres como hermanos es la plenitud de la Ley relativa al prójimo.

Pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley. En efecto lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en este fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 9-10).

Pues toda la Ley alcanza su plenitud en este sólo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Gál. 5, 14).

25. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo en su aplicación

-Es el fundamento de la conducta del discípulo de Jesucristo

-El amor a Dios es mejor y más meritorio que el amor al prójimo, pero el amor al prójimo por Dios es mejor y más meritorio y que el amor a Dios

-Todos los hombres tienen al obligación de practicar la caridad con sus hermanos

-Hay que amar a los enemigos

-Es la obra más perfecta de la caridad

-La forma más perfecta es renunciar los gustos propios para complacer a los demás

-Hay que amar a los pecadores

-El cumplimiento de este mandamiento nuevo es el fundamento de la conducta del discípulo de Cristo, de la vida de Dios en Él y del mismo conocimiento de Dios.

En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros (Jn. 13, 35).

En esto se reconocen los hijos del Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano (1 Jn. 3, 10).

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte. todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él (1 Jn. 3, 14-15).

Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor (1 Jn. 4, 7-8).

El que no quiera al Señor, ¡sea anatema! (1 Cor. 16, 22).

-El amor a Dios es mejor y más meritorio que el amor al prójimo, pero el amor al prójimo por Dios, es mejor y más meritorio que el amor a sólo Dios.

Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano (1 Jn. 4, 21).

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos (1 Jn. 5, 2).

Aclaración. Es evidente que el amor al prójimo por Dios es el más perfecto.

-Todos los hombres tienen la obligación de practicar la caridad con sus hermanos.

Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mt. 22, 36-39).

-Hay que amar a los enemigos con amor verdadero de caridad.

Cuando encuentres el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevarás. Si ves caído bajo la carga el asno del que te aborrece, no rehúses tu ayuda. Acude a ayudarle (Ex. 23, 4-5).

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer,

si tiene sed, dale de beber; (Prov. 25, 21).

Pues yo os digo: «Amad a vuestro enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial,...» (Mt. 5, 44-45).

Pero yo os digo a los que me escucháis: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os maltraten...» (Lc. 6, 27-28).

Aclaración. No se trata de amar su actitud hostil, porque esto sería amar la maldad ajena, sino de amarles con amor especial estando dispuestos a ayudarles y favorecerles si se presenta la necesidad de hacerlo.

-La obra más perfecta de la caridad es amar y favorecer a los enemigos.

a) -Amar.

Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos (Mt. 5, 44).

b) -Favorecer.

Cuando encuentres el buey de tu enemigo o su asno extraviado, se lo llevarás. Si ves caído bajo la carga al asno del que te aborrece, no rehúses tu ayuda. Acude a ayudarle (Ex. 23, 4-5).

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber;... (Prov. 25, 21).

Antes al contrario; si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber;... (Rom. 12, 20).

-La forma más perfecta de amar consiste en renunciar a los gustos propios para complacer a la persona amada.

Puede deducirse de los textos siguientes:

No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21).

«¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que yo os digo?» (Lc. 6, 46).

-Hay que amar a los pecadores, puesto que son capaces, por el arrepentimiento, de conseguir la eterna bienaventuranza.

Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío (Lc. 14, 26).

Aclaración. En los pecadores hay que considerar la persona, capaz de conseguir la eterna bienaventuranza por el arrepentimiento, y la actitud o el pecado, que les hacen incapaces de conseguirla. Tal actitud o pecado que son contrarios a la Ley de Dios, es lo que hay que odiar, aunque fuesen del padre, de la madre u otros parientes, y a esto hace referencia el texto citado.

26. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo. La limosna

-Dios es el único propietario de los bienes materiales; el hombre es un administrador

-La limosna es una obra de caridad

-Existe la obligación grave de ejercer la virtud de la limosna

-Existe precepto de dar limosnas

-Hay obligación de socorrer de vez en cuando al prójimo en sus necesidades con los bienes superfluos propios

-En proporción suficiente para remediar sus necesidades extremas

-La limosna sea prudente y secreta

-Dios es el único propietario de los bienes materiales; el hombre es un administrador.

La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es mía, ya que vosotros sois para mí como forasteros y huéspedes (Lev. 25, 23).

Aclaración. Dios se reserva la propiedad y los deja en usufructo a los hombres.

-La limosna es una obra positiva de caridad.

Si hay junto a ti algún pobre de entere tus hermanos, en alguna de las ciudades de tu tierra que Yahvéh tu Dios te da, no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano y le prestarás lo que necesite para remediar su indigencia (Deut. 15, 7-8).

-Existe obligación grave de ejercer la virtud de la limosna por derecho natural y divino positivo.

a) -Por derecho natural.

Dijo Dios: «Mirad que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra y todo árbol que lleva fruto de semilla: eso os servirá de alimento (Gén. 1, 29).

...la hierba haces brotar para el ganado, y las plantas para el uso del hombre, para que saque de la tierra el pan, y el vino que recrea el corazón del hombre,... (Sal. 104, 14-15).

Aclaración. Dios hace al hombre dueño de todos los elementos de la creación, que pone a su disposición para que satisfaga sus necesidades vitales.

b) -Por derecho divino positivo.

Está preceptuada como obligación grave pues su falta de cumplimiento ocasiona:

-La pérdida de la gracia santificante,

Si alguno posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? (1 Jn. 3, 17).

-La condenación eterna,

Entonces dirá también a los de su izquierda:

«Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus Ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber;...» (Mt. 25, 41-42).

-Existe el precepto de dar limosnas a los necesitados.

Hijo, no prives al pobre del sustento,

no dejes en suspenso los ojos suplicantes.

No entristezcas al que tiene hambre,

no exasperes al hombre en su indigencia (Si. 4, 1-2).

...Porque tuve hambre, y no me disteis de comer;

tuve sed, y no me disteis de beber;... (Mt. 25, 42).

-Hay obligación de socorrer de vez en cuando al prójimo en sus necesidades comunes con los bienes superfluos del propio estado.

Se deduce del siguiente texto evangélico:

Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros (Lc. 11, 41).

-Hay obligación de socorrer al prójimo necesitado en proporción suficiente para remediar su necesidad extrema.

Esta obligación parece está conforme con aquella sentencia del Evangelio:

Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros (Lc. 11, 41).

-La limosna debe de ser prudente y secreta.

a) -Prudente.

Es decir, a los verdaderamente pobres, y no a los que no quieren trabajar.

Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma (2 Tes. 3, 10).

b) -Secreta.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará (Mt. 6, 3-4(.

27. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo. Limosna. Premios

-La limosna por amor merece grandes premios

-La limosna material produce un provecho material; pero en su causa, el amor, es meritoria de gracia y de gloria

-La limosna por amor de Dios merece grandes premios incluso en el Reino de los Cielos

-Libra de la muerte eterna y purifica de todo pecado

-No socorrer al necesitado con la limosna merece grandes castigos

-La limosna dada por amor de Dios merece grandes premios.

El alma generosa será colmada,

y el que empapa también será empapado (Prov. 11, 25).

Quien se apiada del débil, presta a Yahvéh,

el cual le dará su recompensa (Prov. 19, 17).

El que da a los pobres no conocerá la indigencia, el que se tapa los ojos será muy maldecido (Prov. 28, 27).

Si...repartes al hambriento tu pan y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti dará como mediodía (Is. 58, 10).

Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa (Mt. 10, 42).

Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros (Lc. 11, 41).

Yo os digo: «Haceos amigos con las riquezas injustas, para que, cuando lleguen a faltar, os reciban en las eternas moradas...» (Lc. 16, 9).

Aclaración. Llama «injustas» a las riquezas porque siempre suele haber alguna injusticia en el origen de casi todas las fortunas.

-La limosna corporal, considerada en sí misma, produce un provecho puramente corporal, pero considerada en su causa, el amor de Dios y del prójimo, es meritoria de gracia y de gloria.

Limosna corporal es la práctica de cada una de las siete obras de misericordia corporales.

Gasta dinero por el hermano y el amigo, que no se te enroñe bajo la piedra y los pierdas. Coloca tu tesoro según los mandamientos del Altísimo, y te dará provecho más que el oro (Si. 29, 10-11).

-La limosna dada por amor de Dios merece grandes premios incluso en el Reino de los Cielos.

Haz limosna con tus bienes; y al hacerlo, que tu ojo no tenga rencilla, No vuelvas la cara ante ningún pobre y Dios no apartará de ti su cara. Regula tu limosna según la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, porque así te atesoras una buena reserva para el día de la necesidad. Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas (Tob. 4, 7-10).

Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme» (Mt. 19, 21).

Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;...» (Mt. 25, 34-35).

Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro que no os fallará en los cielos, donde no llega el ladrón, ni roe la polilla;... (Lc. 12, 33).

Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos (Lc. 14, 13-14).

-La limosna libra de la muerte eterna y purifica de todo pecado.

Don valioso es la limosna para cuantos la practican en presencia del Altísimo (Tob. 4, 11).

La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros tendrán larga vida (Tob. 12, 9).

El agua apaga el fuego llameante.

la limosna perdona los pecados (Si. 3, 30).

Por eso, oh rey, acepta mi consejo: rompe tus pecados con obras de justicia y tus iniquidades con misericordia para con los pobres, para que tu ventura sea larga (Dan. 4, 24).

Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros (Lc. 11, 41).

-No socorrer al prójimo necesitado con la limosna merece grandes castigos.

El que da a los pobres no conocerá la indigencia, el que se tapa los ojos será muy maldecido (Prov. 28, 27).

Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;...» (Mt. 25, 41-42).

28. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo. Características

-El amor a Dios y al prójimo son inseparables

-El amor a los hombres es un fruto del E. Santo

-Alcanza su perfección en las actitudes del mismo Cristo

-Es la virtud que invita mas perfectamente a Dios

-Es la que más vale delante de Dios

-Es el vínculo de la perfección

-Es origen y término de las demás virtudes

-Es luz que ilumina los caminos de la vida

-Luz es todo lo que ilumina el camino hacia Dios

-Hace progresar el conocimiento de Cristo

-El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo, ni amar al prójimo sin amar a Dios.

Si alguno posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? (1 Jn. 3, 17).

A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud (1 Jn. 4, 12).

Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn. 4, 20).

Y hemos recibido de este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano (1 Jn. 4, 21).

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos (1 Jn. 5, 2).

Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos (1 Jn. 5, 3).

Y en esto consiste el amor: en que vivamos conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento, como lo habéis oído desde el comienzo: que viváis en el amor (2 Jn. 6).

-El amor de los hombres como hermanos es un fruto del Espíritu Santo.

...el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rom. 5, 5).

En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza;... (Gál. 5, 22-23).

-El amor de los hombres como hermanos alcanza su cumplimiento más perfecto en las actitudes del mismo Cristo, que son las manifestaciones más perfectas del amor.

Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación; pues tampoco Cristo buscó su propio agrado,... (Rom. 15, 2-3).

Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimiento, según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo (Rom. 15, 5-6).

Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió Cristo para gloria de Dios (Rom. 15, 7).

...el Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gál. 2, 20).

Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo (Ef. 4, 32).

...vivid en el amor con Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma (Ef. 5, 2).

Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás. Tened entre vosotros los mismos sentimiento que tuvo Cristo (Fil. 2, 3-5).

Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo (Fil. 2, 5).

Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros (Col. 3, 13).

En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos (1 Jn. 3, 16).

-El amor de los hombres como hermanos es la virtud que imita más perfectamente a Dios.

Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma (Ef. 5, 1-2).

En cuanto al amor mutuo, no necesitáis que os escriba, ya que vosotros habéis sido instruidos por Dios para amaros mutuamente (1 Tes. 4, 9).

Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros (1 Jn. 4, 11).

-El amor de los hombres como hermanos es la virtud que más vale delante de Dios.

Aunque tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 2-3).

Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad (Gál. 5, 6).

-El amor de los hombres como hermanos es el vínculo de la perfección.

Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección (Col. 3, 14).

-El amor de los hombres como hermanos es origen y término de todas las demás virtudes cristianas.

a)- Es origen.

La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se enfríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra con la verdad. Todo la excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta (1 Cor. 13, 4-7).

b) -Es término.

El fin de este mandato es la caridad que procede de un corazón limpio, de una conciencia reta y de una fe sincera (1 Tim. 1, 5).

-El amor de los hombres como hermanos es luz que alumbra los caminos de la vida, como la carencia del mismo amor son tinieblas que ciegan sus ojos.

Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminaré en la obscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn. 8, 12).

Jesús les dijo: «Todavía, por un poco de tiempo, está la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a dónde va. Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz» (Jn. 12, 35-36).

Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos (1 Jn. 2, 9-11).

Aclaración. «Luz» significa: todo lo que ilumina el camino hacia Dios; vida, felicidad, alegría; y el mundo del Bien. «Tinieblas» es símbolo de muerte, de desgracia, de lágrimas, y el mundo del Mal.

-«Luz» es todo lo que ilumina el camino hacia Dios; vida, felicidad, alegría; y el mundo del bien. «Tinieblas» es símbolo de muerte, de desgracia, de lágrimas; y el mundo del mal.

LUZ ES:

a) -Todo lo que ilumina el camino hacia Dios.

-Ley, Sabiduría, Palabra de Dios.

Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero (Sal. 119, 105).

La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día (Prov. 4, 18).

Porque el mandato es una lámpara y la lección una luz;... (Prov. 6, 23).

-Cristo.

La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn. 1, 9).

Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz (Jn. 12, 36).

b) -Vida, felicidad, alegría.

Yo esperaba la dicha, y llegó la desgracia, aguardaba la luz, y llegó la obscuridad (Job. 30, 26).

-Yo soy Yahvéh, no hay ningún otro; Yo modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la dicha y creo la desgracia (Is. 45, 7).

c) -El mundo del bien.

...para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios; y para que reciban el perdón de los pecados y una parte en la herencia entre los sacrificados,... (Hch. 26, 18).

¿Qué relación hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué unión entre la luz y las tinieblas? ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? (2 Cor. 6, 14-15).

...gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz (Col. 1, 12).

TINIEBLAS ES:

a) -Símbolo de muerte, de desgracia, de lágrimas.

Yo esperaba la dicha, y llegó la desgracia, aguardaba la luz, y llegó la obscuridad (Job. 30, 26).

Yo modelo la luz y creo la tiniebla,

yo hago la dicha y creo la desgracia,... (Is. 45, 7).

b) -El mundo del mal.

...pues los hijos de este mundo son más astutos para sus cosas que los hijos de la luz (Lc. 16, 8).

Estando yo todos los días en el Templo entre vosotros no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas (Lc. 22, 53).

...para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios;... (Hch. 26, 18).

No tengáis parte con ellos. Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor (Ef. 5, 8).

...para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz,... (1 Pe. 2, 9).

-El amor de los hombres como hermanos les hace progresar en el conocimiento de Cristo.

...que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que arraigados y cimentado en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios (Ef. 3, 17-19).

Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, con que podáis aquilatar lo mejor para ser puros y sin tacha para el día de Cristo, llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios (Fil. 1, 9-11).

...para que sus corazones reciban ánimo y, unidos íntimamente en el amor, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y perfecto conocimiento del Misterio de Dios, en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia (Col. 2, 2-3).

A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud (1 Jn. 4, 12).

29. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo. Recompensa

-Realizada en gracia y por amor, merecen su recompensa ante Dios

-Cuando además exigen un sacrificio contrario a la naturaleza merecen una recompensa mucho mayor

-Merece la benignidad de Dios en el día del Juicio

-Las obras realizadas en pecado mortal, no merecen recompensa

-Las obras realizadas en bien del prójimo, en estado de gracia de Dios y por puro amor a Cristo, merecen su recompensa ante Dios.

Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa (Mt. 10, 42).

Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, yo os aseguro que no perderá su recompensa (Mc. 9, 41).

Aclaración. El acto de caridad es perfectísimo y adquiere ante Dios un valor extraordinario, cuando se ve en el prójimo al mismo Cristo y se le presta la ayuda con el mismo amor que si se lo hiciéramos a Él.

-Las obras realizadas en bien del prójimo, en estado de gracia de Dios, por puro amor de Cristo, cuando exigen un sacrificio contrario a la naturaleza, merecen su recompensa delante de Dios en proporción mucho mayor.

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos entonces?» Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y herederá vida eterna (Mt. 19, 27-29).

Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús respondió: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el tiempo venidero, vida eterna (Mc. 10, 28-30).

Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo de un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a la mesa de mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Lc. 22, 28).

-El amor de los hombres como hermanos merece la benignidad de Dios en el Día del JuicJn.

Porque no es injusto Dios para olvidarse de vuestra labor y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, con los servicios que habéis prestado y prestáis a los santos (Hebr. 6, 10).

Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, pues el amor cubre multitud de pecados (1 Pe. 4, 8).

Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su Venida (1 Jn. 2, 28).

En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira al castigo; quien teme no ha llegado al a plenitud en el amor (1 Jn. 4, 17-18).

-Las obras realizadas en bien del prójimo, en estado de pecado mortal, no merecen recompensa.

Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 3).

Aclaración. El pecado mortal incapacita para cualquier acto de caridad sobrenatural.

30. Virtudes teologales. Caridad para consigo mismo

-El hombre tiene obligación de amarse a sí mismo con amor de caridad

-Por la filiación divina, por su amistad, por la inhabitación de la Trinidad, por se miembros del Cuerpo Místico y herederos de su gloria

-Mas que a su prójimo en igualdad de circunstancias

-Debe amar su propio cuerpo para el servicio de Dios

-El amar al propio cuerpo, no es obstáculo para practicar la mortificación voluntaria

-El hombre tiene obligación de amar su propia alma

-El hombre tiene obligación de amarse a sí mismo con amor verdadero de caridad.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Yahvéh (Lev. 19, 18).

El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo coma a ti mismo (Mt. 22, 39).

-El hombre tiene obligación de amarse a sí mismo por la filiación divina, por la amistad con él, por la inhabitación de la Santísima Trinidad, por ser miembros del Cuerpo Místico de Cristo y herederos de la Gloria.

a) -Por la filiación divina.

...nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina,... (2 Pe. 1, 4).

b) -Por la amistad con Él.

Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando (Jn. 15, 14).

c) -Por la inhabitación de la Santísima Trinidad.

Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn. 14, 23).

¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? (1 Cor. 3, 16).

Porque nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios... (2 Cor. 6, 16).

d) -Por ser miembros del Cuerpo Mística de Cristo

Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí como yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada (Jn. 15, 5).

¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? (1 Cor. 6, 15).

Porque en un sólo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo,... (1 Cor. 12, 13).

e) -Por ser herederos de la gloria.

El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados (Rom. 8, 16-17).

-El hombre tiene obligación de amarse a sí mismo más que a su prójimo, pero en igualdad de circunstancias y de órdenes.

En igualdad de circunstancias, es decir, padeciendo la misma necesidad del prójimo y en el mismo grado.

En igualdad de órdenes, es decir del orden natural o del sobrenatural.

Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Yahvéh (Lev. 19, 18).

El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mt. 22, 39).

Aclaración. El amor a nosotros mismos se pone como modelo del amor debido al prójimo. Es evidente que el ejemplar es antes que el ejemplado y el modelo antes que la copia.

-El hombre debe de amar su propio cuerpo en cuanto que puede usarlo para el servicio de Dios, para practicar la virtud, porque es templo del Espíritu Santo, porque está santificado por la gracia y porque es capaz de gloria eterna.

a) -Puede usarlo para el servicio de Dios.

...ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios (Rom. 6, 13).

b) -Para practicar la virtud.

...ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios (Rom. 6, 13).

c) -Porque es templo del Espíritu Santo.

¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros...? (1 Cor. 6, 19).

d) -Porque está santificado por la gracia.

¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario (1 Cor. 3, 16-17).

e) -Porque es capaz de gloria eterna.

Así también en la resurrección de los muertos:

Se siembra la corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual (1 Cor. 15, 42-44).

-El deber de amar al propio cuerpo y de conservar la vida natural, no es obstáculo para practicar la mortificación voluntaria, para expiar los pecados propios y ajenos y configurarnos con Cristo, aunque indirectamente disminuyan las propias fuerzas físicas.

En cuanto a mí ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo (Gál. 6, 14).

Pues a vosotros se os ha concedido la gracia de que por Cristo,...no sólo que creáis en él, sino que también que padezcáis por él,... (Fil. 1, 29).

Y aún más: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús,...y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte,... (Fil. 3, 8-10).

Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia (Col. 1, 24).

Quiero que sepáis qué dura lucha estoy sosteniendo por vosotros y por los de Laodicea,... (Col. 2, 1).

-El hombre tiene obligación de amar su propia alma con amor de caridad.

-Por su esencia espiritual, sus admirables facultades -inteligencia y voluntad-

-Por ser creada por el Padre, redimida por el Hijo y santificada por el Espíritu Santo.

Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? (Mt. 16, 26).

Aclaración. Se deduce el gran valor del alma, expresada por la palabra «vida».

31. Virtudes teologales. Caridad para con el prójimo. Exigencias

-El amor a los hermanos incluye y supone el perdón de las injurias

-La abstención de juzgar a los demás

-Y la corrección caritativa cuando yerran

-El amor de los hombres como hermanos incluye y supone el perdón de las injurias.

«Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas» (Mt. 6, 14-15).

Pedro se le acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete» (Mt. 18, 21-22).

Y encolerizado su Señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano (Mt. 18, 34-35).

«Si tu hermano peca, repréndele; y su se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás» (Lc. 7, 3-4).

Porque tendrá un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia (Sant. 2, 13).

-El amor de los hombres como hermanos incluye y supone la abstención de juzgar a los demás.

«Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados...» (Lc. 6, 36-37).

¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo». no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita; saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano (Lc. 6, 41-42).

Pero tú, ¿Por qué juzgas a tu hermano? Y tú ¿Por qué desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios,... (Rom. 14, 10).

-El amor de los hombres como hermanos incluye y supone la corrección caritativa cuando yerran.

Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano (Mt. 18, 15).

Hermanos, aun cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado (Gál. 6, 1).

Si alguno de vosotros, hermanos míos, se desvía de la verdad y otro le convierte, sepa que el que convierte a un pecador de su camino desviado, salvará su alma de la muerte y cubrirá la multitud de pecados (Sant. 5, 19-20).

32. Virtudes teologales. Caridad - Grados

-El grado de caridad infundido en cada hombre, no depende de su capacidad ni disposiciones naturales, sino de Dios

-Puede aumentar y justificar el pecado

-Puede crecer y desarrollarse en el hombre viador

-La caridad debe enraizar cada vez más en la voluntad y expulsar más y más el amor desornado de nosotros mismos

-El grado más perfecto es desear morir y estar con Cristo

-Se puede perder por el pecado mortal

-El grado de caridad que Dios infunde en los corazones de dos hombres, no depende de la capacidad de la naturaleza ni de las disposiciones naturales del que la recibe, sino solamente de la voluntad del Espíritu Santo, que reparte sus dones como quiere.

Pero todas estas cosas la obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad (1 Cor. 12, 11).

A cada uno de nosotros le ha sido concedida la gracia a la medida del don de Cristo (Ef. 4, 7).

-La caridad puede aumentar siempre en sí misma y puede justificar al pecador.

a) -Puede aumentar.

Corro por el camino de tus mandamientos, pues tú mi corazón dilatas (Sal. 119, 32).

La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día (Prov. 4, 18).

...antes bien, siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo,... (Ef. 4, 15).

b) -Justifica la pecador.

...el que ama será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él (Jn. 14, 21).

-La virtud de la calidad puede crecer y desarrollarse en el hombre viador.

...antes bien, siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo,... (Ef. 4, 15).

Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento,... (Fil. 1, 9).

En cuanto a vosotros, que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros,... (1 Tes. 3, 12).

-La caridad debe enraizar cada vez más en el fondo de la voluntad y expulsar más y más el amor desordenado de nosotros mismos.

Corro por el camino de tus mandamientos, pues tú mi corazón dilatas (Sal. 119, 32).

Aclaración. La caridad infusa puede aumentar siempre en sí misma, por ser una participación del amor increado, y por parte de Dios puede hacerla aumentar en nosotros, puesto que cuanto más aumenta la participación, más aumenta la capacidad de recibir su aumento.

-El grado más perfecto de la calidad es desear morir y estar con Cristo.

Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual ciertamente, es con mucho lo mejor; mas, por otra parte, quedarme en la carne es más necesario para vosotros (Fil. 1, 23).

-El hombre puede perder la gracia y la caridad por el pecado mortal.

Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿Vivirá acaso? No, no quedará ya memoria de ninguna de las obras justas que había practicado, sino que, a causa de la infidelidad a la cual se ha entregado y del pecado que ha cometido, morirá (Ez. 18, 24).

Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, muere por causa del mal que ha cometido (Ez. 18, 26).

Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá en virtud de justicia el día en que peque (Ez. 33, 12).

...sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado (1 Cor. 9, 27).

Porque quien observa toda la Ley, pero falta en un sólo precepto, se hace reo de todos. Pues el que dijo: «no adulteres», dijo también «no mates». Si no adulteras pero matas, eres transgresor de la Ley (Sant. 2, 10).

33. Virtudes teologales. Caridad - Efectos

-El gozo espiritual

-Su plenitud no se da en esta vida sino en la otra

-La paz de espíritu

-Es un efecto interior de la caridad

-La limosna es un efecto exterior

-Todo acto de caridad fraterna afecta al mismo Cristo

-Y todo acto de odio afecta también

-Desarrolla y perfecciona a la Iglesia

-La Iglesia aparece como comunidad de hermanos en la fe

-El gozo espiritual en nosotros es efecto interior de la caridad.

Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (1 Jn. 4, 16).

Aclaración. El gozo espiritual lo causa el amor ante la presencia del bien amado.

-La plenitud del gozo de la caridad no puede darse en esta vida, pero en la otra se dará sobreabundante.

...entra en el gozo de tu señor (Mt. 25, 21).

...y se os dará: una medida buena, apretada, remecida hasta rebasar, pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá a vosotros (Lc. 6, 38).

...ni el ojo vio, no el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que les aman (1 Cor. 2, 9).

Aclaración. El gozo es cumplido en el cielo porque allí no queda nada que desear.

...te corona de amor y de ternura, el que harta de bienes tu existencia,... (Sal. 103, 4-5).

-La paz de espíritu en nosotros es efecto interior de la caridad.

Mucha es la paz de los que aman tu Ley, no hay tropiezo para ellos (Sal. 118, 165).

Aclaración. La paz espiritual es el complemento del gozo causado por la presencia del bien amado.

-La paz es un efecto interior de la caridad.

La paz procede del verdadero amor a Dios y al prójimo, por eso la recomiendan Cristo y S. Pablo.

a) -La recomienda Cristo.

«Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros» (Mc. 9, 50).

b) -La recomienda S. Pablo.

...en lo posible y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres (Rom. 12, 18).

Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hebr. 12, 14).

-La limosna es un efecto exterior de la caridad.

Los actos externos pertenecen a la misma virtud que el motivo que los impulsa. El motivo que impulsa a dar limosna es la misericordia que es efecto de la caridad, luego la limosna es efecto exterior de la caridad.

Considerada en sí misma remedia las necesidades del prójimo, sean materiales o espirituales, pero considerada en su causa, merece la gracia y la gloria.

a) -Considerada en sí misma.

Encierra tu limosna en tus graneros, ella te preservará de todo mal (Si. 29, 12).

b) -Considerada en su causa;

Coloca tu tesoro según los mandamientos del Altísimo, y te dará provecho más que el oro (Si. 29, 11).

-Todo acto de caridad fraterna entre los hombre afecta realmente al mismo Cristo.

Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado (Mt. 10, 40).

...y dijo: «Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe...» (Mt. 18, 5).

Y el Rey le dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt. 25, 40).

Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que reciba, no me recibe a mí sino al que me envió» (Mc. 9, 36-37).

...y les dijo: «El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que reciba a mí recibe al que me envió;...» (Lc. 9, 48).

«El que os escucha a vosotros, a mí me escucha; y el que os rechaza, a mí me rechaza; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado» (Lc. 10, 16).

Aclaración: «Niño» los intérpretes entienden «los necesitados y atribulados».

-Todo acto de odio o de persecución entre los hombres afecta al mismo Cristo.

Y él entonces les responderá: «En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo» (Mt. 26, 45).

Y les dijo: «El que os escucha a vosotros. A mí me escucha; y el que os rechaza, a mí me rechaza; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado» (Lc. 10, 16).

Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía; «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» Él respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues...» (Hch. 9, 3-5).

-El amor de los hombres como hermanos construye, desarrolla y perfecciona a la Iglesia como comunidad cuya cabeza es Cristo.

...siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo para su edificación en el amor (Ef. 4, 15-16).

-La Iglesia aparece desde su fundación como una comunidad de hermanos en la fe, en los sentimientos, en la vida, en el amor y en los bienes materiales.

Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno (Hch. 2, 44-45).

Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón (Hch. 2, 46).

La multitud de los creyentes no tenía sino un sólo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo lo tenían en común (At. 4, 32).

No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según sus necesidades (Hch. 4, 34-35).

No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios (Hebr. 13, 16).

34. Virtudes teologales. Caridad – Obligación a la perfección

-La perfección es posible

-Consiste en la perfección de la Caridad

-Todos los bautizados están obligados a ella

-La forma más perfecta de practicarla es renunciar a los gustos propios para complacer la persona amada

-La perfección de la vida cristiana es posible en el estado de la vida presente.

Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial (Mt. 5, 48).

...así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Seréis santos, porque santos soy yo (1 Pe. 1, 15).

-La perfección de la vida cristiana consiste en la perfección de la virtud de la Caridad.

Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley? Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas» (Mt. 22, 36-40).

...uno de los escribas...le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» Jesús le contestó: «El primero es Escucha Israel: el Señor nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tu fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos» (Mc. 12, 28-31).

La caridad es, por tanto, la Ley en su plenitud (Rom. 13, 10).

...si no tengo caridad, nada me aprovecha (1 Cor. 13, 3).

Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, éstas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad (1 Cor. 13, 13).

Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad (Gál. 5, 6).

...para que arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos... (Ef. 3, 17-18).

Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección (Col. 3, 14).

El fin de este mandato es la caridad que procede de un corazón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera (1 Tim. 1, 5).

Aclaración. No es que la perfección cristiana consista íntegra y exclusivamente en la perfección de la caridad, sino que ésta es el elemento principal y más característico de todos.

-Todos los bautizados están obligados a la perfección cristiana.

Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial (Mt. 5, 48).

...por cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor;... (Ef. 1, 4).

...hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo (Ef. 4, 13).

Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación;... (1 Tes. 4, 3).

...así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo (1 Pe. 1, 15-16).

...que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose (Apoc. 22, 11).

-Una forma más perfecta de practicar la caridad es renunciar a los gustos propios para complacer a la persona amada.

Se deduce de los textos siguientes:

No todo el que diga: «Señor, Señor» entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt. 7, 21).

«¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?» (Lc. 6, 46).

35. Virtudes teologales. Caridad - Pecados opuestos

-El escándalo

-El odio

-La adulación

-La maldición

-La burla

-La contumelia

-La susurración

-La detracción

-El juicio temerario

-La discordia

-La envidia

-El escándalo se opone directamente a la caridad.

Escándalo es un diablo o hecho que proporciona al prójimo una ocasión de pecado.

Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en los profundo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan escándalos, pero ¡Ay de aquel hombre por quien el escándalo viene! (Mt. 18, 6-7).

Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un sólo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga;... (Mc. 9, 42-48).

-El odio se opone directamente a la caridad.

Por el odio al prójimo algún mal, se alegra de algún daño y se entristece de sus bienes.

Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas (1 Jn. 2, 9).

Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él (1 Jn. 3, 15).

Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn. 4, 20).

-La adulación se opone a la justicia y a la caridad.

Adulación es el intento de agradar a alguien de modo excesivo, para obtener de él alguna ventaja en beneficio propJn.

Aléjate de causas mentirosas,... (Ex. 23, 7).

Justificar el malo y condenar al justo;

ambas cosas abomina Yahvéh (Prov. 17, 15).

Más leales son las heridas del amigo,

que los muchos besos del enemigo (Prov. 27, 6).

¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan obscuridad por luz, y luz por obscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! (Is. 5, 20).

-La maldición se opone a la justicia y a la caridad.

Maldición es la invocación de un mal contra alguien.

Quien maldiga a su padre y a su madre, será muerto sin remedio, pues ha maldecido a su padre o a su madre; su sangre caerá sobre él (Lev. 20, 9).

Cualquier hombre que maldiga a su Dios, cargará con su pecado (Lev. 24, 15).

-La burla o irrisión se oponen a la justicia y a la caridad.

Burla o irrisión es el vicio de echar en cara al prójimo sus culpas o defectos de forma jocosa para avergonzarle ante los demás.

a) -Contra Dios:

¿A quién has insultado y blasfemo?

¿Contra quién has alzado tu voz

y levantes tus ojos altaneros?

¡Contra el Santo de Israel! (Is. 37, 23).

b) -Contra los Padres.

Al ojo que se ríe del padre

y desprecia los muchos años de una madre,

le picotearán los cuervos del torrente,

los aguiluchos le devorarán (Prov. 30, 17).

c) -Contra el prójimo.

La irrisión de su amigo, eso soy yo,

cuando grito hacia Dios para obtener respuesta.

¡Irrisión es el justo perfecto! (Job. 12, 4).

Aclaración. Job se lamenta de que sea escarnecida la sencillez del justo.

-La contumelia se opone a la justicia y a la caridad.

Contumelia es la lesión injusta del honor del prójimo causada en su misma presencia.

Todo aquel que se encorelice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano «imbécil», será reo ante el Sanedrín; y el que le llame «renegado», será reo de la gehenna de fuego (Mt. 5, 22).

...henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios,... (Rom. 1, 29-30).

-La susurración se opone a la justicia y a la caridad.

Susurración es la injusticia del que siembra cizaña entre amigos con la intención de disolver su amistad.

La Sagrada Escritura fustiga duramente este pecado tan abominable.

Seis cosas hay que aborrece Yahvéh,

y siete son abominaciones para su alma:

ojos altaneros, lengua mentirosa,

manos que derraman sangre inocente,

corazón que fragua planes perversos,

pies que ligeros corren hacia el mal,

testigo falso que respira calumnias,

y el que siembra pleitos entre hermanos (Prov. 6, 16-19).

Cuando se acaba la leña, se apaga el fuego,

cuando no hay chismoso, se apaga la disputa (Prov. 26, 20).

Al soplón de lengua doble, maldícele,

que ha perdido a muchos que vivían en paz (Si. 28, 13).

...chismosos, detractores, enemigos de Dios... (Rom. 1, 29-30).

-La detracción se opone a la justicia y a la caridad.

Detracción o difamación es la denigración injusta de la fama del prójimo ausente.

La Sagrada Escritura condena severamente la detracción del prójimo.

Más vale el buen hombre que muchas riquezas,... (Prov. 22, 1).

Más vale el renombre que óleo perfumado;... (Qo. 7, 1).

Preocúpate de tu nombre, que eso te queda,

más que mil grandes tesoros de oro.

La vida buena tiene un límite de días,

pero el buen hombre permanece para siempre (Si. 41, 12-13).

...chismosos, detractores, enemigos de Dios... (Rom. 1, 29-30).

No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley;... (Sant. 4, 11).

No andes difamando entre los tuyos; no demandes contra la vida de tu prójimo. Yo, Yahvéh.

-El juicio temerario se opone a la justicia y a la caridad.

El juicio temerario es el asentimiento firme de la mente (no la duda, sospecha u opinión) sin fundamento ni motivo suficiente, acerca del pecado o intenciones maliciosas del prójimo.

No juzguéis, para que seáis juzgados (Mt. 7, 1).

No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados (Lc. 6, 36-37).

Pero tú ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú por qué desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios,.. (Rom. 14, 10).

Porque tendrá un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia; pero la misericordia se siente superior al juicio (Sant. 2, 13).

-La discordia se opone directamente a la caridad.

Discordia es la disensión de las voluntades en las cosas relativas al bien de Dios o del prójimo.

Seis cosas hay que aborrece Yahvéh,

y siete son abominaciones para su alma:

ojos altaneros, lengua mentirosa,

manos que derraman sangre inocente,

corazón que fragua planes perversos,

pies que ligeros corren hacia el mal,

testigo falso que respira calumnias,

y el que siembra pleitos entre hermanos (Prov. 6, 16-19).

-La envidia se opone directamente a la caridad.

Envidia es la tristeza del bien ajeno considerado como un mal en cuanto que rebaja la gloria y excelencia propias.

...más por envidia del diablo entró la muerte en el mundo... (Sab. 2, 24).

Dijo, pues, Pilato a los que estaban allí reunidos: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?», pues sabía que le habían entregado por envidia (Mt. 27, 17-18).

36. Virtudes cardinales

-Son cuatro - prudencia, justicia, fortaleza y templanza

-Las virtudes morales son cuatro, prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Las virtudes morales son hábitos que disponen las potencias del hombre para seguir el dictamen de la razón iluminada por la fe con relación a los medios conducentes al fin sobrenatural.

Si la inteligencia es creadora, ¿quién sino la Sabiduría es el artífice del universo? ¿Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza: lo más provechoso para el hombre en la vida (Sab. 8, 6-7).

Aclaración. Son como remedios a las cuatro heridas producidas por el pecado original. Así, la prudencia contra la ignorancia del entendimiento, la justicia contra la malicia de la voluntad, la fortaleza contra la debilidad del apetito irascible y la templanza contra el desorden de la concupiscencia.

37. Virtudes cristianas

-La misericordia

-La misericordia compatible con la justicia

-La emulación

-El temor de Dios

-El temor de caer en pecado

-La corrección fraterna

-El sacrificio

-La sencillez

-El vencimiento de las pasiones

-Su superación es un valor superior

-Todas las acciones del hombre para gloria de Dios

-Dios llama a todos a la santidad

-La misericordia es la compasión íntegra de los males y desgracias ajenas, que mueve e impulsa a socorrerlas en cuanto es posible.

¡Dichoso el que se cuida del débil y del pobre! En el día de desgracia le libera Yahvéh;... (Sal. 41, 2).

A sí mismo se beneficia el que es compasivo, a sí mismo se perjudica el hombre cruel (Prov. 11, 17).

Quien desprecia a su vecino comete pecado; dichoso el que tiene piedad de los pobres (Prov. 14, 21).

Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos (Os. 6, 6).

Y tú conviértete a tu Dios, observa amor y equidad, y espera en tu Dios siempre (Os. 12, 7).

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia (Mt. 5, 7).

Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso (Lc. 6, 36).

Revestíos, pura, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro (Col. 3, 12-13).

-La misericordia es compatible con la justicia y es además su perfección y coronamiento.

Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mediante como os perdonó Dios en Cristo (Ef. 4, 32).

...soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro (Col. 3, 13).

Porque tendrá un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia; pero la misericordia se siente superior al juicio (Sant. 2, 13).

Aclaración. Cuando Dios usa de misericordia, no obra contra su justicia, sino que hace algo que está por encima de ella, como el que diese doscientos denarios a un acreedor a quien no debe más que cien, no obraría contra la justicia sino que se portaría con liberalidad y misericordia.

-La emulación es un virtud.

Emulación es el deseo de tener las virtudes y buena cualidades del prójimo con la satisfacción de que las tenga él.

¡Aspirar a los carismas superiores! Y aún os voy a mostrar un camino más excelente (1 Cor. 12, 31).

Bien está procurarse el celo de otros para el bien, siempre, y no sólo cuando yo estoy entre vosotros,... (Gál. 4, 18).

-El temor de Dios es principio de alegría y de sabiduría.

a) -De alegría.

Gloria es y orgullo el temor del Señor,

contento y corona de júbilo.

El temor del Señor recrea el corazón,

da contento y regocijo y largos días (Si. 1, 11-12).

b) -De sabiduría.

Principio de la sabiduría es temer al Señor,... (Si. 1, 14).

Aclaración. El «temor del Señor» no designa ya, en los libros sapienciales, el temor físico, el terror ante el temible poder de Yahvéh, sino la religión y la piedad.

-El temor de caer en pecado y de no adquirir la salvación es un excelente virtud cristiana.

Se deduce claramente de los siguientes textos:

Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna (Mt. 5, 29).

Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna (Mt. 10, 28).

...Jesús...le dice; «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor» (Jn. 5, 14).

Así pues,...trabajad con temor y temblor por vuestra salvación (Fil. 2, 12).

Por su incredulidad fueron desgajadas, mientras tú, por la fe te mantienes. ¡no te engrías! más bien, teme (Rom. 11, 20).

-Existe el precepto de la corrección fraterna.

Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él (Mt. 18, 15).

-Sacrificio es todo acto interior de entrega de sí mismo a Dios, y toda manifestación interna de este acto interno.

a) -Todo acto interior de entrega a Dios.

Mi sacrificio es un espíritu contrito;... (Sal. 51, 19).

b) -Toda manifestación externa.

Esté mi oración ante ti como incienso,

El alzar de mis manos como oblación de la tarde (Sal. 141, 2).

Decidle: «Quita toda iniquidad; que alcancemos ventura y te ofrezcamos el fruto de nuestros labios (Os. 14, 3).

Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual (Rom. 12, 1).

-La sencillez y la inocencia de los niños son lección permanente para el hombre adulto.

Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos, y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos (Mt. 18, 2-3).

«...Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él» (Mc. 10, 15).

-El vencimiento de las pasiones que inducen al hombre al pecado, le hacen libre, como el estar sometido a las mismas, le hacen esclavo.

Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo...» (Jn. 8, 34).

Pero gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados, y liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia (Rom. 6, 17-18).

Les prometen libertad, mientras que ellos son esclavos de la corrupción, pues uno queda esclavo de aquel que le vence (2 Pe. 2, 19).

-La superación de las propias pasiones que inducen al hombre al pecado es un valor superior a otras conquistas humanas.

Mas vale el hombre paciente que el héroe, el dueño de sí que el conquistador de ciudades (Prov. 16, 32).

-Todas las acciones del hombre deben referirse a Dios.

Por tanto, ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo para gloria de Dios (1 Cor. 10, 31).

-Dios llama a todos los hombres a la santidad.

Porque yo soy Yahvéh, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo (Lev. 11, 44).

Sed santos, porque yo, Yahvéh, vuestro Dios, soy santo (Lev. 19, 2).

Santificaos y sed santos; porque yo soy Yahvéh, vuestro Dios (Lev. 20, 7).

...pues santo soy yo, Yahvéh, el que os santifico (Lev. 21, 8).

Yo soy Yahvéh, el que os santifica, el que os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, Yahvéh (Lev. 22, 32-33).

Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación (1 Tes. 4, 3).

...así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta, como dice la Escritura: Seréis santos, porque santo soy yo (1 Pe. 1, 15-16).

...la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear (Sant. 1, 4).

Aclaración. No podemos aspirar a igualar a Dios en santidad, pero sí tomarlo como modelo y norma, y esforzamos en imitarla.

38. Oración. Clases

-De petición, de alabanza, de acción de gracias y de intercesión por todos

-Existe la oración de petición, de alabanza, de acción de gracias y de intercesión por todos los hombres.

a) -De petición.

No os inquietéis por cosa alguna; ante bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica,... (Fil. 4, 6).

b) -De alabanza.

Recitad entre vosotros salmos, himnos y cántico inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor,... (Ef. 5, 19).

Ofrezcamos sin cesar, por medio de él, a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que celebran su nombre (Hebr. 13, 15).

Y salió una voz del trono que decía: «Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y lo que le teméis, pequeños y grandes» (Apoc. 19, 5).

c) -De acción de gracias.

...y todo cuanto hagáis, de palabra o de obra hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre (Col. 3, 17).

Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros (1 Tes. 5, 17-18).

Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres,... (1 Tim. 2, 1).

d) -De intercesión.

Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor de, Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, para que vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos,... (Rom. 15, 30-31).

...siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio,... (Ef. 6, 18).

Hermanos, orad también por nosotros (1 Tes. 5, 25).

¿Sufre alguno entre vosotros? que ore (Sant. 5, 14).

39. Oración. Necesidad y eficacia

-Es necesaria

-Es eficaz

-Ahuyenta a Satanás

-La oración es necesaria al hombre justificado para obtener un auxilio particular de Dios, superar los peligros contra su salvación y perseverar hasta el fin de su vida terrena.

...y dice -Jesús- a Pedro: «...Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil» (Mt. 26, 41).

Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1).

Orad constatemente (1 Tes. 5, 17).

-La oración es necesaria y eficaz.

Buena es la oración con ayuno (Tob. 12, 8).

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pierde, recibe; al que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mt. 7, 7-8).

Yo os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos (Mt. 18-19).

Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis (Mc. 11, 24).

Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Lc. 11, 9-10).

Pero aún ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá (Jn. 11, 22).

y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré,... (Jn. 14, 13).

...de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo conceda (Jn. 15, 16).

-La oración es un arma para ahuyentar a Satanás.

Escucha, oh Dios, la voz de mi gemido,

del terror del enemigo guarda mi vida;

ocultarme a la pandilla de malvados,

a la turba de los agentes de mal (Sal. 64, 2-3).

40. Oración. Objeto

-El perdón de los pecados, el bien de los enemigos, la venida del Reino de Dios y la preservación del mal

-Los bienes temporales si ayudan a conseguir los eternos

-El hombre no sabe pedís exactamente a Dios las cosas que le convienen

-En la oración el hombre ha de pedir a Dios sobre todo el perdón de los pecados, el bien por los perseguidores, el advenimiento del Reino de Dios y la preserveración del mal en la prueba escatológica.

a) -El perdón de los pecados.

«Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas» (Mc. 11, 2-5).

b) -El bien de los perseguidores.

Pues yo os digo: «Amas a vuestras enemigos y rogad por los que os persiguen,... (Mt. 5, 44).

c) -El advenimiento del Reino de Dios.

Vosotros, pues, orad así:

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu Nombre, venga tu Reino;... (Mt. 6, 9-10).

d) -La preservación del mal en la prueba escatológica.

Jesús dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación;...» (Mt. 26, 41).

Él dijo: «...Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está por venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre» (Lc. 21, 36).

-El hombre viador puede pedir a Dios que le conceda los bienes temporales cuando los juzga conducentes a conseguir los eternos.

Jacob hizo un voto, diciendo: «Si Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces Yahvéh será mi Dios;... (Gén. 28, 20-21).

Dos cosas te pido,

no ma las rehúses antes de mi muerte.

Aleja de mí la mentira y la palabra engañosa;

no me des pobreza ni riqueza,

déjame gustar mi bocado de pan,... (Prov. 30, 7-8).

El pan nuestro de cada día dánosle hoy;... (Me. 6, 11).

Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado (Mt. 24, 20).

...rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos; y pueda también llegar con alegría a vosotros por la voluntad de Dios, y disfrutar de algún reposo entre vosotros (Rom. 15, 31-32).

-El hombre no sabe pedir exactamente a Dios las cosas que le conviene.

...se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo...para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se siente, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino.» Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber?» (Mt. 20, 22).

Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios (Rom. 8. 26-27).

41. Oración. Dios propicio a escuchar

-Se da el trato de Dios con los hombres y de éstos con Dios

-Dios escucha siempre la oración

-Más aún si se hace en nombre de Jesucristo

-No se muestra propicio a escuchar la oración de los pecadores

-Jesucristo aseguró oír siempre la oración de los hombres

-Quiere concedernos cuanto le pidamos con confianza

-Prometió escuchar la de los que acuden a Él con entera confianza

-La eficacia de la oración vinculada al espíritu de la fe de los que oran

-Se da el trato de Dios con los hombres y de éstos con Dios.

Dijo Yahvéh: «Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta en visión me revelo a él y hablo con él en sueños. No así con mi siervo Moisés; él es de toda confianza en mi casa; boca a boca hablo con él, abiertamente y no en enigmas (Núm. 12, 6-7).

...los ojos de Yahvéh sobre los justos, y sus oídos hacia su clamor (Sal. 34, 16).

Por eso yo la voy a seducir: la llevaré al desierto y hablaré a su corazón (Os. 2, 14).

...pues en él vivimos, nos movemos y existimos,... (Hch. 17, 28).

-Dios escucha siempre la oración de sus hijos.

Oyó Dios sus gemidos, y acordose Dios de su alianza... (Ex. 3, 24).

Dijo Yahvéh: «Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado el clamor que le arrancan sus capataces... (Ex. 3, 7).

Y ahora, al oír el gemido de los hijos de Israel, reducidos a esclavitud por el egipcio, he recordado mi alianza (Ex. 6, 5).

Y, en efecto, ¿Hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está Yahvéh nuestro Dios siempre que le invocamos? (Deut. 4, 7).

Tomó Samuel un cordero lechar y lo ofreció entero en holocausto a Yahvéh, invocó a Yahvéh en favor de Israel y Yahvéh le escuchó (1 Sam. 7, 9).

Todos los hombres de Israel clamaron a Dios gran fervor, y con gran fervor se humillaron;...El Señor oyó su voz y vio su angustia (Jdt. 4, 9 y 13).

Si, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás ya más; de cierto tendrá piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo oyere te responderá (Is. 30, 19).

Antes que me llamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo les escucharé (Is. 65, 24).

Entonces Susana gritó fuertemente: «Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo sabes antes que suceda, tú sabes que éstos han levantado contra mí falso testimonJn. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su maldad ha tramado contra mí.» El Señor escuchó su voz, y cuando era llevada a la muerte, suscitó el santo espíritu de un jovencito llamado Daniel, que se puso a gritar; «¡Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!» (Dan. 13, 42-46).

-Dios se muestra más propicio a escuchar la oración de sus hijos, si se hace en nombre de su Hijo Jesucristo.

Y todo lo que pidáis al Padre el ni nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré (Jn. 14, 13-14).

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis (Jn. 15, 7).

Yo os aseguro: lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará (Jn. 16, 23).

-Dios no se muestra propició a escuchar la oración de los pecadores.

Pero yo ocultaré mi rostro aquel día, a causa de todo el mal que había hecho, yéndose en pos de otros dioses (Deut. 31, 18).

Yahvéh se aleja de los malos, y escucha la plegaria de los justos (Prov. 15, 28).

Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mí vista, desistid, de hacer el mal, aprended a haced el bien,... (Is. 1, 15-17).

Mirad, no es demasiado corta la mano de Yahvéh para salvar, ni es duro su corazón para oír, sino que vuestras faltas os separaron a vosotros de vuestro Dios, y vuestros pecados le hicieron esconder su rostro de vosotros para no oír (Is. 59, 1-2).

Y me dijo Yahvéh: «No intercedas en pro de este pueblo. Así ayunen, no escucharé su clamoroso; y así levanten holocausto y ofrenda, no me complacerán; sino que con espada, con hambre y con peste voy a acabarlos» (Jer. 14, 11-12).

...entonces clamarán a Yahvéh. Pero él no les responderá: esconderá de ellos su rostro en aquel tiempo, por los crímenes que cometieron (Miq. 3, 4).

-Jesucristo aseguro oír siempre la oración de los hombres.

Yo os aseguro: lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo hará (Jn. 16, 23).

-Dios quiere concedernos a sus hijos cuanto necesitemos; y que se lo pidamos antes con toda confianza.

Y se alegren los que en ti se acogen,

se alborocen por siempre,

tú los proteges,... (Sal. 5, 12).

Dios es el escudo

de cuantos a él se acogen (Sal. 17, 31).

Yahvéh, Dios mío, clamé a ti y me sanaste (Sal. 30, 3).

Los ojos de Yahvéh están sobre quienes le temen,

sobre aquellos que superan en su amor,

para librar su alma de la muerte,

y sostener su vida en la penuria (Sal. 33, 18-19).

Yahvéh rescata el alma de sus siervos,

nada habrán de pagar los que en él se cobijan (Sal. 34, 23).

¡Bendito sea Dios,

que no ha apartado mi oración

ni su amor lejos de mí! (Sal. 66, 20).

Yahvéh no niega la ventura

a los que caminan en la perfección (Sal. 84, 12).

Oh Yahvéh Sebaoth,

dichoso el hombre que confía en ti (Sal. 84, 13).

En mi angustia hacia Yahvéh grité,

Él mi respondió y me dio respiro (Sal. 118, 5).

Los que confían en Yahvéh son como el monte Sión, que es inconmovible, estable para siempre (Sal. 125, 1).

Mirad a las generaciones de antaño y ved:

¿Quién se confió en el Señor y quedó confundido?

¿Quién perseveró en su temor y quedó abandonado?

¿Quién le invocó y fue desatendido? (Si. 2, 10).

Que el Señor es compasivo y misericordioso,

perdona los pecados y salva en la hora de la tribulación (Si. 2, 11).

No nos apoyamos en nuestras obras justas para derramar ante ti nuestras súplicas, sino en tus grandes misericordias. ¡Señor escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y obra! (Dn. 9, 18-19).

Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en aquella hora se curó el criado (Mt. 8, 13).

...pero Jesús estaba dormido. Acercándose, pues, le despertaron diciendo. ¡Señor, sálvanos que perecemos! Díceles: ¿Por qué estáis con miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza (Mt. 8, 25-26).

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré...» (Mt. 11, 28).

Entonces Jesús le dijo: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y desde aquel momento quedó curada su hija (Mt. 15, 28).

Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis (Mc. 11, 24).

Dijo Marta a Jesús: «Si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá» (Jn. 11, 21).

Yo os aseguro: lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará (Jn. 16, 23).

Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado (Jn. 16, 24).

Porque nuestra salvación es objeto de esperanza;... (Rom. 8, 24).

Todo lo puedo en Aquel que me conforta (Flp. 4, 13).

Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin a alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno (Hebr. 4, 16).

Todo el que tiene esta esperanza en Él se purifica a sí mismo, como él es puro (1 Jn. 3, 3).

-Jesucristo prometió escuchar las oraciones de los hombres que acudan a Él con entera confianza.

Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis (Mt. 21, 22).

Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os aseguro que quien diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar" y no vacile en su corazón, sino que crea que vas a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis (Mc. 11, 23-24).

Pero aún ahora yo sé que cuanto pidáis a Dios, Dios te lo concederá (Jn. 11, 22).

Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré (Jn. 14, 13-14).

-Jesucristo ha vinculado la eficacia de la oración al espíritu de fe de los que oran.

Díceles: «¿Por qué estáis con tanto miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza (Mt. 8, 26).

Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe.» Y se abrieron sus ojos (Mt. 9, 29).

Entonces Jesús les dijo: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija (Mt. 15, 28).

Y les dijo: «¿por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» (Mc. 4, 40).

Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al Jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe» (Mc. 5, 36).

Jesús le fijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quién cree!» (Mc. 9, 23).

42. Oración: condiciones

-En nombre de Cristo, con humildad, confianza y perseverancia

-Sin vanagloria, salida del corazón

-Las condiciones para orar bien son: Que se ore en nombre de Cristo, con humildad, con confianza y con perseverancia.

a) -En nombre de Cristo.

Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré (Jn. 14, 13).

...de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda (Jn. 15, 16).

Yo os aseguro: lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará (Jn. 16, 23).

b) -Con humildad.

Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes (Sant. 1, 6).

c) -Con confianza.

Pero que la pida con fe, son vacilar;... (Sant. 1, 6).

d) -Con perseverancia.

Por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios (Lc. 6, 12).

Y sumido en angustia, insistía más en su oración (Lc. 22, 44).

-La oración ha de ser humilde, sin pretensiones ante Dios, sin vanagloria ante los hombres, salida del corazón, confiada a la bondad del padre, insistente hasta la importunidad.

a) -Humilde.

En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni al alzar los ojos al cielo, sino que se golpea el pecho, diciendo: «Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!» Os digo que éste bajó a su casa justificado... (Lc. 18, 13-14).

b) -Sin vanagloria.

Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto;... (Mt. 6, 6).

Decía (Jesús) también...: «Guardaos de los escribas...que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones (Mc. 12, 38 y 40).

c) -Salida del corazón.

Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «...Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados...» (Mt. 6, 7).

d) -Confiada a la bondad del Padre.

«....No seáis, pues, como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo (Mt. 6, 8).

e) -Insistente.

Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1).

43. Oración. Disposiciones

-Del alma

-Del cuerpo

-Postura

-Hora

-Lugar

-La oración exige la disposición del ama para hacerla bien.

a) -Aislamiento interior.

Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto;... (Mt. 6, 6).

b) -Presencia de Dios.

Ante él derramo mi lamento.

mi angustia ante él expongo (Sal. 142, 3).

c) -Reverencia.

El cual, haciendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente (Hebr. 5, 7).

-La postura para la oración es indiferente, con tal que ayude a una actitud interior humilde y respetuosa.

a) -De pie.

Judit, pues de pie junto a lecho, dijo en su corazón: «¡Oh Señor, Dios de toda fuerza! Da favor, en esta hora, a la empresa de mis manos para exaltación de Jerusalén...!» (Jdt. 13, 4).

b) -Sentado.

El rey David entró, y se sentó ante Yahvéh y dijo: «¿Quién soy yo, Señor mío, Yahvéh, y qué mi casa, que me has traído hasta aquí...?»

c) -De rodillas.

Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: «Padre, su quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya» (Lc. 22, 41).

Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado» (Hch. 7, 59-60).

d) -Postrado en tierra.

Y -Jesús- adelantándose un poco, cayó en tierra y suplicaba que a ser posible, pasara de él aquella hora (Mc. 14, 35).

Cayó Judit, rostro en tierra,...y...clamó al Señor en alta voz diciendo: Señor, Dios de mi padre Simeón, a quien diste un espada para vengarse de extranjeros... (Jdt. 9, 1).

e) -Acostado.

Estoy extenuado de gemir,

baño mi lecho nada noche,

inundo de lágrimas mi cama;

mi ojo está corroído por el tedio,

he envejecido entre opresores (Sal. 6, 7-8).

-La horas más apropiadas para la oración son la mañana temprano y la noche.

a) -La mañana temprano.

Porque a ti te suplico, Yahvéh;

ya de mañana oyes mi voz;

de mañana te presento mis súplica, y me quedo a la espera (Sal. 5, 4).

Mas yo grito hacia ti, Yahvéh,

de madrugada está ya ante ti mi oración (Sal. 88, 14).

b) -Me levanto a medianoche a darte gracias por tus justos juicios (Sal. 119, 62).

Por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios (Lc. 6, 12).

-El lugar más propio para la oración personal es aquel que ayude más al aislamiento y al recogimiento.

...la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón (Os. 2, 16).

Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Al atardecer estaba sólo allí (Mt. 14, 23).

Por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios (Lc. 6, 12).

44. Oración. Motivos

-La abundancia de los dones de Dios y nuestra indigencia

-Cristo enseño a los hombres a orar

-La abundancia de los dones de Dios que necesitamos y nuestra propia indigencia son el fundamento y el motivo de nuestra oración.

a) -La abundancia de los dones de Dios.

Que no hay distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan. Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará (Rom. 10, 12).

b) -La propia indigencia.

Vuélvete a mí, tenme piedad, que estoy sólo y desdichado (Sal. 25, 16).

¡Y yo, pobre y desdichado! ¡Oh Señor, piensa en mí! (Sal. 40, 18).

-Jesús enseñó a los hombres a orar.

Vosotros, pues, orad así:

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre;

venga tu Reino;

hágase tu Voluntad

así en la tierra como en el cielo.

El pan nuestro de cada día dánosle hoy;

y perdónanos nuestras deudas,

así como nosotros perdonamos a nuestros deudores;

y no nos dejes caer en tentación,

mas líbranos del Mal (Mt. 6, 9-13).

45. Oración. Mandato de Cristo y fidelidad de la Iglesia

-Cristo mandó orar a los hombres

-Mostró su voluntad de que pidan al Padre en su nombre

-Ordenó a su Iglesia que ore

-Los Apóstoles acostumbraban a hacer oración

-Las primeras comunidades cristianas acostumbraban a hacer oración

-Advirtió que la oración es necesaria y que ha de ser humilde contínua y confiada

-La Iglesia continua la oración de Cristo

-La Oración comunitaria es excelente

-Jesucristo mandó también orar a los hombres.

Pues yo os digo: Amad a vuestro enemigos y rogad por los que os persiguen (Mt. 5, 44).

Por eso yo os digo: «...Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt. 7, 7).

Entonces les dice: «...Velad y orad, para que no caigáis en tentación;...» (Mt. 26, 41).

Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies (Lc. 10, 2).

Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación» (Lc. 22, 40).

-Jesucristo mostró a los hombres su voluntad de que le pidan al Padre en su nombre.

Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre glorificado en el Hijo (Jn. 14, 13).

Si pedís algo en mi nombre, no lo haré (Jn. 14, 14).

Yo os aseguro, lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará (Jn. 16, 23).

-Jesucristo ha ordenado a su Iglesia que la oración se haga sin interrupción.

Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1).

Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está por venir,... (Lc. 21, 36).

Orad constantemente (1 Tess. 5, 17).

...siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio,... (Ef. 6, 18-19).

-Los primeros Apóstoles de Jesucristo acostumbraban a hacer oración.

Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu... (Hch. 1, 14).

Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona (Hch. 3, 1).

Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, subió Pedro al Terrado sobre hora sexta, para hacer oración (Hch. 10, 9).

Hacia la media hora Pablo y Silas estaban en oración cantando himnos a Dios;... (Hch. 16, 25).

-Las primeras comunidades cristianas acostumbraban a hacer oración.

Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de Jesús, y de sus hermanos (Hch. 1, 14).

Al oírlo todos elevaron su voz a Dios y dijeron: «Señor, tú que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos,... concede a tus siervos que puedan predicar tu Palabra con toda valentía, extendiendo tu mano para que realicen curaciones, señales y prodigios...Acababa su oración, retembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaban llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía (Hch. 4, 24-31).

Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba insistemente por él a Dios (Hch. 12, 5).

Consciente de su situación, marchó a casa a María, madre de Juan, por sobrenombre Marcos, don de se hallaban muchos reunidos en oración (Hch. 12, 12).

Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre,... (Ef. 5, 19-20).

Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones (Hch. 2, 42).

-Jesucristo advirtió que la oración es necesaria, y que debe ser humilde, atenta, perseverante, confiada, pura de intención y concorde con lo que Dios es.

a) -Necesaria.

Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1).

b) -Humilde.

...el publicano no se atrevía a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo; «¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador». Os digo que éste bajó a su casa justificado... (Lc. 18, 13).

c) -Atenta.

Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está por venir... (Lc. 21, 36).

d) -Perseverante.

Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer (Lc. 18, 1).

e) -Pura de intención.

Cuando oréis no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad te digo que ya recibieron su recompensa (Mt. 6, 5).

f) -Concorde con Dios.

Tú en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta ora a tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará (Mt. 6, 6).

-La Iglesia continua la oración de Jesucristo.

a) -Él como único mediador.

Porque hay un sólo Dios, y también un sólo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús,... (1 Tim. 2, 5).

...es Mediador de una mejor Alianza,... (Hebr. 8, 6).

Por eso es mediador de una nueva Alianza;... (Hebr. 9, 15).

...Jesús, Mediador de una nueva Alianza,... (Hebr. 12, 24).

b) -Por quien tenemos acceso a Dios.

...Jesucristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia... (Rom. 5, 2).

Pues por él, unos y otros tenemos acceso al Padre en un mismo Espíritu (Ef. 2, 18).

...Cristo Jesús...quien, mediante la fe en él, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios (Ef. 3, 12).

-La oración comunitaria de los cristianos es excelente.

Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones (Hch. 2, 42).

Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirado, cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor,... (Ef. 5, 19).

...cantad agradecidos a Dios en vuestros corazones con salmos, himnos y cánticos inspirados,... (Col. 3, 16).


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