Congreso Harvey e Padova, 1602-2002 con motivo del IV Centenario de la Laurea. Padua 21-22 de noviembre de 2002. Patrizia Augello (Università degli Studi di Padova).

En el año 2002, la Universidad de Padua celebra el IV Centenario de la laurea de William Harvey (1578-1657). En efecto, el 25 de abril de 1602, el médico inglés obtuvo el grado de doctor en medicina otorgado por dicha universidad. Sus estudios en ella, iniciados en el otoño de 1599, han sido considerados fundamentales a la hora de adquirir los instrumentos doctrinales y experimentales que le llevaron a elaborar su demostración de la circulación de la sangre, evento que sigue situándose como el más importante de la historia de la fisiología. En la exposición de su teoría, en la célebre Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis in animalibus (Francfurt, 1628), William Harvey descartaba la concepción galénica del flujo y reflujo de la sangre, reemplazando dicho modelo por el de la circulación. Harvey supo conjugar las especulaciones y concepciones de la filosofía natural aristotélica con los instrumentos metodológicas de la nueva ciencia: la observación anatómica, la práctica de la vivisección animal y el uso de diversos procedimientos experimentales cuantitativos. En Padua, el médico inglés asimiló las aportaciones de los grandes anatomistas del siglo XVI, en particular la impracticabilidad del tabique interventricular —descrita por Andrea Vesalio (1514-1564)— y la unidireccionalidad de las válvulas de las venas demostrada por Girolamo Fabrici d’Acquapendente (1533-1619).

El caso de William Harvey constituye un extraordinario ejemplo de la educación médica universitaria de la época, marcada por la interdisciplinariedad y el internacionalismo. Por esta razón, la universidad de Padua no ha querido confinar la celebración en el ámbito local, sino que por el contrario ha invitado a participar en la misma a un nutrido grupo de estudiosos de diversas especialidades y procedencias, como un modo de subrayar la peculiar actitud académica padovana de abrirse al mundo, tal y como sucedía en la época renacentista.

Una de las citas de mayor relevancia de las celebraciones del centenario, ha sido el congreso titulado Harvey e Padova, presidido por los profesores Giuseppe Ongaro y Gaetano Thiene, que ha tenido lugar los días 21 y 22 de noviembre de 2002; la primera jornada, a lo largo de cuatro sesiones, en la sala del Archivio Antico del Palazzo del Bo, sede histórica de la universidad; la segunda, en dos sesiones vespertinas, en la sala de Guariento de la Accademia Galileiana di Scienze, Lettere ed Arti.

En la mañana de esta segunda jornada, por otra parte, tuvo lugar un acto de especial significación para la historia de la medicina: la concesión de la laurea honoris causa en filosofía a la profesora Nancy G. Siraisi. La prestigiosa estudiosa norteamericana, presente en todo el curso del congreso y activa participante en los debates con que concluían cada una de las sesiones, pronunció un discurso de aceptación de la laurea honoris causa dedicado a la historia de la medicina en su momento actual, del que ofreció un panorama especialmente optimista, considerando que la disciplina se halla en un momento de renovado florecimiento y notable expansión. Consideró que el cambio más significativo ha sido la ampliación de los objetos de estudio de la historia de la medicina. Si bien se continúa indagando sobre el trabajo, la vida y la influencia de las grandes figuras de la medicina, se han ido uniendo a este primer objetivo, una historia de la enfermedad, una historia de la salud pública, una historia de la profesión y una historia del paciente, entre otras cosas. Para Siraisi existen muchas maneras de aproximarse al estudio de la historia de la medicina y todas pueden aportar algo sustancial a la misma. Sin embargo, como ella misma admitió, la mayor parte de su trabajo historiográfico se ha concentrado en el estudio de las obras latinas escritas por los médicos formados en las universidades, en particular el corpus de escritos producidos por los «médicos eruditos» entre 1300 y 1600, aproximadamente. Mucho de ese extenso corpus de escritos de estos médicos, escolásticos o humanistas, se hallan en forma de comentarios, un género que a menudo se ha dejado de lado al considerarse más alejado de la práctica. Sin embargo, para Siraisi, estos comentarios sistemáticos de los textos médicos clásicos han jugado el papel esencial de transmitir las teorías médicas básicas a las sucesivas generaciones de estudiantes, constituyendo un eficaz indicador de los procesos de rupturas y equilibrios, entre continuidades y cambios, en la formación médica de distintas épocas, por lo que sus estudios se han centrado siempre en un período que arranca de la época bajomedieval y concluye al final de la renacentista.

Por lo que se refiere al desarrollo concreto del congreso, las 20 intervenciones previstas se agruparon por afinidad temática en sesiones de tres o cuatro ponencias, al final de cada una de las cuales se dejaba tiempo para el debate, siempre dentro del objetivo principal del congreso, que era el de subrayar la fecundidad del fermento padovano en la maduración de la obra de Harvey sobre la circulación sanguínea y la generación de los animales.

En la primera sesión, presidida por Giovanni Azzone, intervinieron tres ponentes. Carlo Macagni (Génova) presentó el papel del descubrimiento de la circulación de la sangre en la historia de la ciencia, poniendo de relieve la importancia de la influencia aristotélica en el pensamiento de Harvey durante su permanencia en Padua, en contraste con un menos probable influjo del experimentalismo de Galileo Galilei, también docente en Padua en esos años. Enrico Berti (Padua) puso de relieve la presencia de la tradición aristotélica en la postura epigenista de Harvey, dentro del debate sobre la generación de los animales, deteniéndose en la importancia del concepto de programa o proyecto, como guía en la explicación del desarrollo de un individuo determinado. En tercer lugar, Lino Conti (Perugia) se centró en la probable conexión de la idea harveyana de la conservación de la sangre con el concepto aristotélico del movimiento circular perfecto, propio de las esferas celestes.

Durante la segunda sesión, presidida por Piero Del Negro, intervinieron cuatro ponentes. Giulio Pagallo (Padua) introdujo en el debate entre médicos galenistas y filósofos galenistas en el seno del Ateneo patavino la figura de Cesare Cremonini, enseñante de filosofía de Harvey en Padua; a su juicio, es posible hallar en el pensamiento del médico inglés la adhesión a diversas ideas de origen aristotélico suministradas por Cremonini, significativamente el papel central del corazón y una idea finalista de la estructura de la naturaleza. Andrew Cunningham (Cambridge), expuso las «seis lecciones» que Harvey recibió de su maestro de anatomía, Girolamo Fabrici d’Acquapendente: la práctica de la disección, la pasión por la indagación, la visión aristotélica del hombre como cuerpo viviente entre los demás seres vivos, la idea de una «anatomía universal» en busca de similitudes y diferencias en la estructura (fabrica) de los diversos animales, el estudio de la acción y el «uso de las partes» y la utilización de la ilustración anatómica como instrumento. Por su parte, Ugo Baldini (Padua) analizó la imposibilidad de una relación directa entre Galielo y Harvey y la ausencia de indicios de una relación indirecta, a través de la falta de referencias mútuas en las obras de ambos; dicha falta de relación es constatable también en la considerable distancia teórica entre los estudios de mecánica animal llevados a cabo por Galileo, basada en los movimientos externos, y la opuesta indagación de Harvey, basada en los movimientos interiores, del corazón y la sangre. Por último, Achile Olivieri (Padua) se centró en las divergencias y similitudes del concepto y la práctica del experimentum en una serie de autores de cuño padovano, desde Gabrielle Falloppia al mismo Harvey.

La tercera sesión, presidida por Carlo Gregolin, reunió tres intervenciones. La primera, a cargo de Lucia Rossetti (Padua) presentó los documentos que atestiguan la presencia de Harvey en Padua, entre ellos el diploma de la laurea en medicina y el stemma dedicado al médico inglés y que aún hoy se conserva en el antiguo patio del Palazzo del Bo. En la segunda, Alessandro Pastore (Verona) ofreció un panorama de la organización sanitaria de la república de Venecia en la época de Harvey. Y en la tercera, Maurizio Rippa Bonati (Padua) recorrió con la ayuda de eficaces imágenes y citas el ambiente estudiantil y ciudadano de Padua en tiempos de Harvey, una ciudad con diversos recursos para acoger a un estudiante foresto y cuyas estructuras universitarias hacían de ella una ciudad capaz de atraer a estudiantes de toda Europa, animados por la misma sed de conocimientos.

La cuarta sesión, moderada por Gregorio Piaia (Padua), si inició con la intervención de W. Ian McDonald (Londres) que expuso las relaciones entre el Royal College of Physicians de Londres y la universidad de Padua entre los siglos XVI y XVII. Le siguió Francesco Giacobelli (Padua) que trató de acercarse a la figura del médico en la obra de Shakespeare. Concluyó la sesión la ponencia de Massimo Rinaldi (Bari) que presentó los profesores que Harvey tuvo en la universidad de Padua y que contribuyeron —tamto los más conocidos como los menos— a dotarle de una sólida formación filosófica y científica.

La primera de las sesiones vespertinas de la Accademia Galileiana fue presidida por Bruno Zanettin y contó con tres ponencias. Cesare Scandellari y Giovanni Federspil (Padua) expusieron sus consideraciones, de raíz epistemológica, acerca de la relación entre teoría y experiencia en el itinerario que llevó a Harvey a su «revolucionario descubrimiento» de la circulación sanguínea; tras examinar el proceso «lógico» que condujo al médico inglés al descubrimiento, concluyeron la inadecuación de los modelos inductivo y falsacionista para explicar dicho proceso y propusieron la vía de la abducción. Valerio Marchetti (Bolonia) sugirió una visión absolutamente inédita de las consecuencias del descubrimiento de Harvey, a través de un excursus sobre los nuevos motivos de inspiración que éste suministró a la literatura de la época; en particular, se detuvo a examinar los efectos sobre la percepción, comprensión y representación de los motus animi. Finalmente, Giuseppe Ongaro (Padua) exploró la recepción de la obra de Harvey en Padua, señalando partidarios y detractores del médico inglés, en estrecha relación con la situación de la enseñanza de la anatomía y otros factores del contexto local, como la peste de 1630-31, así como otros aspectos de la indagación morfológica del momento, como los que llevaron a la definición del sistema linfático; Ongaro citó entre los partidarios a Werner Rölfinck, Johann Vesling y Thomas Bartholin, mientras que comentó cómo los detractores se inscribían principalmente entre los médicos prácticos, que interpretaron la teoría harveyana como fundamento de una medicina alternativa, lo que planteaba la dificultad de modificar los esquemas terapéuticos consolidados por la tradición.

La sexta y última sesión, presidida por Antonio Lepschy (Padua), contó solamente con dos ponencias, dada la ausencia por motivos de salud del tercer invitado, Renato Mazzolini (Trento). Àlvar Martínez Vidal (Barcelona), partiendo de la monografía que publicara ahora hace una década sobre la vida y la obra de Federico Bottoni, el primero en publicar una defensa de la circulación de la sangre en el Nuevo Mundo, desveló la enorme resonancia que la obra harveyana tuvo tanto en España como en sus colonias americanas, convirtiéndose dicha teoría en un leit motiv constante de los llamados novatores hispanos, un «nuevo sol de la medicina» en palabras del mismo Bottoni. Gaetano Thiene cerró la sesión con un recorrido por los puntos básicos que en el De motu cordis muestran las etapas sucesivas de la formulación de la teoría de la circulación, poniendo de relieve la genialidad de la intuición harveyana a la luz de los conocimientos de la cardiología moderna.

En las conclusiones finales del congreso, sus presidentes, Ongaro y Thiene, resaltaron la validez del planteamiento interdiciplinar de las investigaciones y de la colaboración entre estudiosos de distintas disciplinas para continuar profundizando en el pensamiento de William Harvey y en la fecunda relación de éste con los saberes y las prácticas adquiridas en sus años de formación en la Universidad de Padua.