DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus. 2002, 22, 551-609.

María Soledad CAMPOS DÍEZ. El Real Tribunal del Protomedicato castellano (siglos XIV-XIX), Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla la Mancha [Colección Monografías, 25], 1999, 424 pp. ISBN: 84-89958-79-3.

«La escasez de fuentes y textos legales existente sobre la organización sanitaria española ha sido puesta de manifiesto en repetidas ocasiones». Esta reiterada queja iniciaba el capítulo dedicado por mí al marco legislativo sanitario naval del periodo ilustrado en mi memoria de doctorado. Pues bien, con la monografía que se reseña y gracias a María Soledad Campos, los y las investigadoras venideras que estudien el periodo moderno en España tendrán menos motivos de queja, lo que se traducirá en menos quebraderos de cabeza. La monografía de la doctora Campos se adentra en el estudio del Real Tribunal del Protomedicato castellano como tribunal colegiado y supremo de carácter técnico destinado a controlar las profesiones sanitarias. Se trata, como sabemos, de un tribunal con jurisdicción especial, en función de la materia y de las personas sobre las que ejercía sus competencias. El análisis abarca todo el periodo de la existencia del Tribunal, desde su creación en 1477 hasta su definitiva y oficial desaparición en 1822, dando cuenta de los diversos avatares vividos por el mismo (abolido anteriormente en 1799 fue restablecido en 1801; abolido por segunda vez en 1804, restaurado por la regencia de las cortes de Cádiz en 1811, Fernando VII lo suprimió de nuevo en 1814; restablecido por los dirigentes durante el trienio liberal, celebró su última sesión el 28 de marzo de 1822).

El Protomedicato ha sido abordado en diversas ocasiones como objeto de análisis histórico desde la historia de la medicina y de la farmacia (véase la excelente introducción y repertorio bibliográfico de María Luz López Terrada en el volumen 16 de esta misma revista, dedicada monográficamente al estudio del Tribunal). Pero faltaba por hacerse un abordaje del mismo desde su perspectiva jurídica y legislativa, siendo como era, ante todo un tribunal administrativo burocrático. No resulta extraño ya que algo parecido ocurre en otros ámbitos de carácter sanitario.

El libro basado en la tesis doctoral defendida por la autora aporta, entre otras, la novedad del acercamiento de la historia del derecho. Se trata de un ambicioso estudio jurídico, que ha utilizado un amplio abanico de fuentes, no solamente de carácter legislativo, baste para sostener este juicio el listado de archivos consultados por la investigadora: Archivo de Palacio, Archivo General de Simancas, Archivo Histórico nacional, Archivo de la Real Academia Nacional de Medicina). La autora pretende y consigue, a juicio del que esto escribe, un abordaje del Real Tribunal del Protomedicato como «institución administrativa», en la complejidad de sus relaciones con otras instituciones y organismos burocráticos dentro del complejo burocrático creado por los sucesivos monarcas del Antiguo Régimen.

Comienza la monografía con una introducción, declaración de objetivos y fines, y un estudio historiográfico («start point» anglosajón), como corresponde a un ensayo de carácter doctoral, incluyendo textos escasamente utilizados por los historiadores de la medicina y de la farmacia, que tienen la virtud de rellenar algunas de las lagunas que la desaparición de lo archivos de la institución en el incendio de 1939 nos habían planteado a los investigadores que hemos trabajado sobre el Tribunal. La monografía se divide en tres partes diferenciadas. La primera parte está dedicada a la evolución histórica del Tribunal, desde su creación en 1477 hasta su definitiva desaparición en 1822, dedicando especial atención a las transformaciones sufridas durante la etapa de los reinados borbónicos; la segunda parte, más interesante a mi modo de ver, analiza la cambiante estructura orgánica de la institución y de sus miembros, así como las competencias y conflictos generados por ellas, para terminar centrándose en la dinámica de su funcionamiento. La tercera parte pasa revista a las biografías de los diferentes protomédicos de la corona castellana.

Es de destacar esa segunda parte que intenta reconstruir el funcionamiento del Tribunal y los conflictos competenciales, conflictos con otros organismos de la administración de justicia y conflictos, también de carácter interno (que no fueron pocos, habida cuenta de la heterogénea y dispar composición de las personas administradas, médicos, cirujanos, boticarios, albéitares, barberos). La autora realiza un exhaustivo análisis de la composición y estructura del Tribunal desde su presidencia hasta el personal subalterno, pasando por los examinadores, comisionados, asesores y fiscales, personal del que, en definitiva, depende la eficacia de este tipo de organismos burocráticos. Es de agradecer también la reproducción de buena parte de los documentos originales, de gran utilidad para aquellos que trabajamos aspectos no jurídicos de la acción 
del Protomedicato. El hecho de que la mayor parte de éstos se reproduzcan en la notas hace que la lectura de la monografía no pierda fluidez, dentro de la relativa aridez de este tipo de ensayos de doctorado. En la balanza de los débitos se echan de menos algunos de los últimos trabajos publicados sobre el Tribunal del Protomedicato y quizá un poco más de celo en la labor de edición de la obra (la inclusión de índices de personas e instituciones citadas permite un manejo más flexible de este tipo de obras), cuestiones, que por otro lado, todos los que hemos publicado memorias de este tipo, con un decalage importante desde su confección hasta su publicación, sabemos perdonar.

La obra representa, a mi modo de ver, una lectura imprescindible para el conocimiento de las profesiones sanitarias en el periodo moderno, así como todo un excelente catálogo de fuentes indispensables para el estudio del control del ejercicio de las profesiones sanitarias. La reiterada presencia de María Soledad Campos en los congresos y simposia de historia de la medicina, nos congratula doblemente; por un lado, nos amplia la perspectiva y el campo de investigación con las aportaciones venidas desde la historia del derecho; y, por otro, nos tranquiliza pensar que la tan nombrada interdisciplinariedad se hace realidad en algunos casos.

La inclusión de esta reseña en este volumen de Dynamis, dedicado monográficamente a la realidad de la práctica médica en el periodo estudiado por su autora, permitirá a los investigadores establecer comparaciones entre esta realidad, parcial y difícilmente estudiada del ejercicio cotidiano de la medicina, la cirugía y la farmacia, y la legislación, las ordenanzas y los decretos que teóricamente regulaban este tipo de actos sanitarios.

MIKEL ASTRAIN GALLART
Universidad de Granada