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El hecho de enganchar la figura de Darwin con la historia de la Psicología puede parecer un poco raro: lo sé. Todo el que se acuerde de los experimentos de los guisantes de Mendel o al que le gusten los documentales de naturaleza que echan por La 2 (de los que se recomiendan todos los presentados por Attemborough) piensa que Kant y Darwin no tienen nada en común, que una cosa es la Filosofía y otra la Biología; pero acordaos ahora de Aristóteles, y a ver quién es capaz de decirme, le reto, dónde empieza una y dónde acaba la otra. La filosofía, la ciencia y el arte están hechas por los mismos animales, los homo sapiens sapiens; ¡algo tendrán en común todas esas “artes”! Darwin, y que digan misa los biólogos actuales, era consciente de esto. Veamos.
¿Por qué demonios han cambiado las especies? La respuesta a esta pregunta fue la gran aportación de Darwin al argumento evolucionista. Si no había respuesta para esto no había explicación para los restos fósiles de animales que ya no se veían por ningún lado, y claro, siempre es mejor una mala explicación que ninguna: el mito de Noé sería necesario hasta que esa pregunta no se respondiese adecuadamente desde la razón. Darwin encontró la respuesta al leer el libro de un economista de la época llamado Malthus. Ese libro fue escrito en 1798 y se llamaba Ensayo sobre la población, y con él Malthus advertía del peligro de la superpoblación: en 1700 la población estimada de humanos en el planeta era de 100 millones mientras que a finales de ese mismo siglo andaba ya cerca de los 200; si ese ritmo continuaba, sostenía Malthus, la comida llegaría a escasear y pronto no habría suficientes recursos para alimentar a todo el mundo. En este momento es cuando a Darwin se le encendió la lucecita: los recursos son escasos, y quien no sea capaz de hacerse con ellos muere, se extingue. Puede haber momentos de abundancia pero también los hay de escasez, y por eso cambiamos, porque hemos de buscarnos, ganarnos, la vida, en un medio que cambia constantemente; y este propósito que los individuos que forman las especies actuales, vivas, han conseguido, no fue logrado por los sujetos de otras muchas especies del pasado. El medio cambia y nosotros hemos de hacerlo con él. Como en Aristóteles, esto del cambio resultó de lo mas decisivo para Darwin (la posición opuesta, la creacionista, se etiqueta también como “fijista”). Entonces Darwin se puso a escribir su idea de que el motor de la evolución era ¡la lucha por la vida! Hay que esforzarse por vivir. (Sólo una advertencia: que nadie crea ahora que los miedos de Malthus siguen teniendo sentido hoy día: nuestros sistemas de producción han mejorado tanto que hay comida para hartar a los 6.000 millones de humanos que habitamos el planeta; el riesgo ahora es que la gente que se muere de hambre se entere de ello y empiece a reclamar su ración; por eso es mejor atontarlos con el cuento de la religión, y cuando eso no funcione matarlos directamente con el SIDA o cuando menos tenerlos amenazados con misiles, con aviones F-18 y unos cuantos helicópteros Apache y Black Hawk.)
Hoy día se suele identificar evolución y herencia (genes, ADN,…) pero el mecanismo por el que se transmitía la herencia, pensó Darwin, daba igual: era simplemente eso: una estrategia para la reproducción, nunca la esencia del proceso, del cambio evolutivo; lo importante, lo que desvelaba a Darwin, era la cuestión de la inteligencia, de los propósitos de los animales. Esta cuestión de lo psicológico le tuvo sorbido el coco hasta sus últimos momentos de vida, y poco tiempo antes de su muerte habló con uno de sus mejores amigos, Romanes, para explicarle la gran laguna de su teoría: una explicación de la inteligencia animal. El proyecto de Darwin era hacer una teoría de la psicología mediante la comparación de las facultades intelectuales de cada especie: una psicología comparada. Las comparaciones son odiosas cuando están mal hechas, pero buenas o malas, mejor lo primero claro está, son la base para emitir cualquier juicio.
Una teoría completa de la evolución necesitaba de la psicología: entender cómo el conocimiento del medio había servido a cada especie a lograr su adaptación, su supervivencia, y por ende, su evolución. Fue este proyecto el que marcó, y sigue marcando, aunque sea por hacer lo opuesto, la historia de buena parte de psicólogos experimentales de todo el mundo: Australia, Europa, Inglaterra y Estados Unidos. Así pues Darwin estuvo completamente presente para la Psicología durante los años en los que estuvo olvidado para la biología oficial. Lamentablemente, para cuando la biología lo rescató, a mediados del siglo XX, la mayor parte de los psicólogos habían abandonado la idea de hacer una psicología comparada debido al triunfo del conductismo. Thorndike tuvo mucho que ver en esto.
Keywords: psicología comparada, evolución, Darwin, herencia