EL POBLAMIENTO RURAL FENICIO EN EL RÍO AGUAS (ALMERÍA)

THE PHOENICIAN RURAL SETTLEMENT IN THE RIVER AGUAS (ALMERÍA)

Carmen Ana PARDO BARRIONUEVO

Resumen
El territorio rural de la ciudad fenicia de Baria se extendió por los cursos bajos de los ríos Almanzora, Antas y Aguas. En este artículo pretendemos hacer una reflexión pormenorizada sobre los asentamientos rurales en la zona más alejada de la colonia fenicia principal, estudiar su evolución y las posibles funcionalidades de las poblaciones basándonos en la bibliografía existente de la zona, aportando materiales inéditos y realizando nuevos estudios planimétricos.

Palabras Clave
Población rural fenicia, Sureste peninsular.

Abstract
The rural territory of the Phoenician city of Baria was spread out by the rivers courses of Almanzora, Antas and Aguas. In this paper we expect to make a detailed reflection about the rural settlements in the most remote zone of the main Phoenician colony, to study its evolution and the possible functional nature of their populations in existing bibliography, making the contribute of unpublished materials and new studies of surveying.

Keywords
Phoenician Rural Population, South East of Iberian Peninsula


INTRODUCCIÓN

Nuestro estudio se centra en una de las cuencas controladas por Baria en época fenicia desde el siglo VII a.C. al I a.C. Son numerosos los estudios que se han realizado sobre este territorio a nivel global en los últimos años destacando las prospecciones de la Universidad de la Laguna (CAMALICH MASSIEU y MARTÍN SOCAS (Dirs.) 1998) y los datos aportados por la Universidad de Almería (ej: López Castro 2000, 2007b y 2008). Compilando la información publicada, realizando nuevos estudios planimétricos y analizando el material inédito de las prospecciones del Aguas Project (CASTRO et al. 1998), intentaremos profundizar en el poblamiento fenicio del río Aguas a través de sus restos materiales, su situación geográfica y su comparación con el resto del territorio controlado por la ciudad fenicia de Baria. Por este motivo agradecemos a G. Delibes y R. Micó, como directores del las prospecciones del Aguas Project, que cedieran el material a J. L. López Castro, a quien también agradecemos que nos permitiera su estudio.


Encuadre crono-espacial

La situación geográfica de nuestra zona de estudio se localiza al sureste de la Península Ibérica, en la provincia de Almería y en los términos municipales de Mojácar y Turre.

Se trata de una zona articulada en torno al río Aguas sobre el que se asentaron poblaciones rurales dependientes de Baria (actual Villaricos, Cuevas de Almanzora), desde el siglo VII a.C. hasta época romana. Delimitado al Sur por Sierra Cabrera y al Oeste por las formaciones montañosas de Sierra de los Filabres, el valle del Aguas se presenta como un espacio de formaciones montañosas poco elevadas, terrenos fértiles para el desarrollo de la agricultura y sierras ricas en minerales para la explotación de los recursos metalúrgicos.

Hemos diferenciado tres fases ocupacionales que coinciden en su mayor parte con pautas cronológicas del resto del territorio controlado por Baria en las que se constata un creciente desarrollo de la explotación territorial de la depresión del río Aguas. En un primer momento, coincidiendo con la fase ocupacional colonial en el siglo VII a.C., sólo se localiza un único yacimiento que desaparece a finales o comienzos de la centuria posterior. Existe un hiato ocupacional de aproximadamente dos siglos ya que no se han documentado asentamientos fenicios en la cuenca del río Aguas para estas fechas. La segunda fase se desarrolla entre finales del siglo V o comienzos del IV a.C. hasta finales del III a.C., coincidiendo con el denominado periodo urbano fenicio pleno (LÓPEZ CASTRO 2007a:20) lo que da comienzo a una expansión a lo largo de toda la cuenca. A finales del siglo III a.C. la derrota cartaginesa y las consecuencias socio-económicas de la presencia romana en Iberia, será el punto de inflexión que marcará la tercera fase, entre inicios del siglo II y el I a.C., continuando el crecimiento iniciado en la fase precedente.


Fases

Primera fase ocupacional. Siglo VII a.C.

A pesar de haberse constatado un comercio fenicio desde el siglo VIII a.C. con poblaciones autóctonas en el curso medio del río Aguas, concretamente en el asentamiento de Cortijo Riquelme (LÓPEZ CASTRO et al. 2006:10; VALERO et al. 2005) no es hasta el siglo VII a.C., coincidiendo con la colonización de Baria y otros asentamientos rurales en el Almanzora y el Antas, cuando se documenta una población fenicia en el río Aguas. Por otra parte, asociamos estos primeros contactos a la causa del cambio en la orientación económica de los poblados autóctonos (LÓPEZ CASTRO, 2000:105 y 2003:97).

En la primera fase de colonización fenicia del río localizamos la Cañada del Palmar (LÓPEZ CASTRO 2004:24), único asentamiento de esta fecha en el río Aguas (Lám. 1). Se sitúa a unos 63 m. sobre el nivel mar, con una extensión aproximada de 1.200 m2 (Lám. 2). La ocupación y abandono de este enclave parece que tiene lugar en el siglo VII a.C. Está situado a una altura considerable respecto a la cuenca del río Aguas, tras un meandro del mismo río, lo que podría indicarnos un control de esta vía de comunicación. Por otra parte su proximidad a la sierra de Bédar podría estar relacionada con la explotación de las minas de hierro de ésta sierra, sin descartar un uso agrícola de las tierras aledañas.

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Lám. 1. Vista aérea y situación del yacimiento Cañada del Palmar

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Lám. 2. Vista aérea y delimitación del yacimiento Cañada del Palmar

Fase de abandono

Del material documentado en Cañada del Palmar también se deduce una ausencia ocupacional desde principios del siglo VI a.C. hasta los siglos II-I a.C., cuando se vuelve a poblar hasta época alto-imperial.

No sabemos la razón de esta nueva situación que sufre el valle desde inicios del siglo VI a.C. hasta mediados o finales del siglo V a.C. aunque podríamos relacionarlo con el impulso, crecimiento y consolidación de Baria y su territorio como ciudad-estado fenicia en el marco colonial del Mediterráneo Occidental. De este modo, el territorio controlado por Baria se limita a las cuencas de los ríos Antas y Almanzora, si bien éste será dominado de manera más directa y sistemática. No obstante, a finales del siglo V a.C., una vez afianzado el núcleo principal del territorio, se establecen nuevos asentamientos que controlan la mayor parte de la cuenca baja del río Aguas.

Segunda fase ocupacional: siglos IV-III a.C.

Los cambios en el poblamiento del valle del Aguas, deben entenderse interconectados con lo que ocurre en esta fase en el resto del territorio Bariense. La misma metrópolis creció hasta situarse junto al cauce del río Almanzora, de este modo la ciudad aumentó casi tres veces su tamaño (LÓPEZ CASTRO 2005:5). Por otra parte se origina un proceso de control y defensa a nivel global en el territorio de Baria con asentamientos de mediano tamaño de amplia visibilidad hacia otros de pequeño tamaño. En el caso del río Aguas se funda con este objetivo el asentamiento de Marina de la Torre, destinado al control de la desembocadura del mencionado curso.

A nivel económico, durante estos siglos se produce un aumento de los asentamientos de pequeño tamaño que llevaría aparejado un incremento de la producción agrícola deducible por la situación de estos centros productores cerca de las mejores tierras de cultivo.

Volviendo a la cuenca del río Aguas, entre los siglos IV y II a.C. se establecen tres asentamientos importantes como el ya mencionado de Marina de la Torre, próximo al Mar Mediterráneo y a la desembocadura del río, y Las Navas y Las Pilas/Huerta Seca un poco más hacia al interior (Lám. 3).

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Lám. 3. Vista aérea y situación de los yacimientos de la fase II

El yacimiento de Marina de la Torre, situado a los pies del cabezo del Moro Manco, ofrece amplias posibilidades para la explotación agrícola de la zona hacia el interior, la explotación de los recursos marinos y para el control territorial de la desembocadura del río Aguas, entendido éste como una de las principales vías de comunicación. Entre los materiales recogidos por la Universidad de la Laguna, se han localizado numerosas escorias de hierro que permiten suponer que se trata de un centro de transformación secundaria del mineral de hierro (CHÁVEZ ÁLVAREZ 2000:157).

Este yacimiento fue prospectado y situado en una zona llana próxima a la playa (CAMALICH MASSIEU et al. 2001:159, 163 y 167), a unos 700 metros de una pequeña meseta donde nosotros hemos localizado estructuras en superficie. Pocos son los materiales hallados superficialmente junto a estas construcciones aunque hemos podido identificar un jarrito atribuible a posibles manufacturas gadiritas fenicias (Fig. 3). Tampoco podemos aventurarnos a afirmar si se trataría del mismo yacimiento catalogado o si serían contemporáneos o no. Estas construcciones están realizadas con mampuesto seco y sillarejos (Lám. 4) aunque a veces presentan un tipo de argamasa rojiza, seguramente algún tipo de arcilla. El alzado conservado de los muros, a veces visible por completo, apoya sobre la base geológica y normalmente sólo conservan una hilada en superficie (Lám. 5).

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Lám. 4. Estructura de sillarejos de Marina de la Torre

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Lám. 5. Estructura de mampuestos sobre la base geológica

En cuanto a la forma de los edificios documentados, se trata de estructuras poligonales, seguramente de cuatro lados, aunque también es visible una estructura con ábside o, quizás, de planta semicircular (Lám. 6).

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Lám. 6. Estructura de planta semicircular o con ábside de Marina de la Torre

En cuanto a Cerro de la Nava está situado en una pequeña loma y su finalidad es claramente agrícola (CAMALICH MASSIEU y MARTÍN SOCAS (dirs.) 1998:158). Ocupa una extensión de 1.800 metros cuadrados y su altura sobre el nivel de mar es de 59 m. (CHÁVEZ ÁLVAREZ 2000:241). Los dos únicos fragmentos anfóricos publicados de este asentamiento (CHÁVEZ ÁLVAREZ 2000: lám. 59, fig. 21 y 22) son de tipo “Villaricos” y corresponden a los tipos 1.2.1.3 de Ramón (RAMON TORRES 1995:168) lo que, junto a los datos anteriores, apunta a una relación de la explotación rural con Baria que envasaría los productos obtenidos de la campiña en este tipo de recipientes no sabemos si en la misma zona de producción o en la capital territorial.

Las Pilas/Huerta Seca ha sido interpretado como un yacimiento destinado fundamentalmente al comercio aunque también se han señalado posibles actividades agrícolas por su situación con respecto a las tierras de cultivos (CAMALICH MASSIEU y MARTÍN SOCAS (dirs.), 1998:158). En este sentido, pensamos que la función comercial-redistribuidora, recaería sobre Marina de la Torre, debido a su mejor posición respecto a la línea de costa y el río Aguas y por la escasa visibilidad sobre el territorio próximo de Las Pilas. De los materiales publicados (CHÁVEZ ÁLVAREZ 2000:lám. 22, fig. 40) nos interesa destacar la presencia de un ánfora tipo Ramón 8.1.1.1 de procedencia ebusitana, datada entre los siglos IV y III a.C. (RAMÓN TORRES 1995:220-222) que nos conecta estas poblaciones rurales fenicias con centros del Mediterráneo Occidental a través de Baria, que se encargaría de redistribuir esos productos en su propio territorio.

Tradicionalmente se han asociado las ánforas T-8.1.1.1, al igual que la PE-11, con la contención de productos agrarios (especialmente aceite) ya que cronológicamente su producción coincide con la explotación agrícola ordenada de Ibiza (Gómez Bellard 1991:112, 2008:57). Sin embargo, también podrían servir para el almacenaje de conservas de carne ya que han aparecido huesos de conejo en el interior de diversas ánforas de este tipo en el silo 79 de la habitación 1, del 4º bancal del Puig de Sant Andreu (Tresserras y Matamala 2004:284).

Tercera fase ocupacional: siglos II-I a.C.

Tras la derrota cartaginesa el nuevo gobierno romano se apropia de todas las tierras del territorio de Baria pasando a ser del ager publicus. A cambio de pagar un tributo, el stipendio, estas tierras seguían siendo explotadas por la población fenicia anterior que además tenía cierta libertad para ejercer actividades económicas (LÓPEZ CASTRO 1995:109).

En este periodo continúan las pautas poblacionales de etapas anteriores pero se observa una intensificación productiva a través de las nuevas fundaciones rurales, probablemente en relación con la necesidad de hacer frente al pago del stipendio. De este modo, no sólo continúan en uso los asentamientos mencionados anteriormente sino que además se funda un nuevo emplazamiento, en la Alberquilla (LÓPEZ CASTRO 2000:109), y se reocupa Cañada del Palmar (Lám. 7).

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Lám. 7. Vista aérea y situación de los yacimientos de la Fase III

La Alberquilla ocupa una posición privilegiada de altura relativa y control visual de unos amplios llanos que servirían para el desarrollo de la producción agrícola en esta fase. Se sitúa a unos 48 m. sobre el nivel del mar y ocupa una superficie de unos 1.300 m2 (Lám. 8). Se trata de una pequeña meseta que se rodea de tierras fértiles, en la actualidad, aún cultivadas. Se han documentado materiales tardofenicios y cerámica terra sigillata que atestiguan la continuidad del asentamiento en época imperial (Fig. 4).

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Lám. 8. Vista aérea y delimitación de la Alberquilla

Por su parte, los materiales de Cañada del Palmar (fig. 1 y 2) indican un comercio anfórico con asentamientos íberos próximos, la continuidad de población fenicia en el valle por los grafitis documentados y una ocupación hasta al menos época altoimperial.


CONCLUSIONES

Como parte integrante del territorio de Baria durante el primer milenio a.C., comprobamos que la cuenca del río Aguas ha sido una zona importante tanto desde el punto de vista de la economía y la explotación de los recursos naturales como del control del territorio.

En una primera fase podríamos conjeturar una compilación de estos tres objetivos (control territorial, explotación agrícola y minera) en un único asentamiento fenicio en esta zona, Cañada del Palmar, aunque no descartamos su función comercial como intermediario con asentamientos autóctonos próximos.

El abandono de dos siglos de esta cuenca, podría responder al proceso de consolidación de Baria como ciudad-estado fenicia independiente con todo lo que esto supone a nivel político, económico y territorial.

Para la siguiente fase, se observa una mayor articulación y diversificación de las funciones, a nivel general en el territorio de Baria y a nivel particular, siguiendo las directrices generales, en el río Aguas. Así, el control de esta vía de comunicación quedaría en manos de Marina de la Torre, en la desembocadura, estando dedicados los restantes poblados a la explotación agrícola.

Es ya en una tercera fase cuando el control de la vía de comunicación que constituye el curso fluvial se hace más latente, al reocupase posiciones como Cañada del Palmar y continuar en uso Marina de la Torre, a la vez que se saca el máximo rendimiento a los recursos agrícolas con nuevos asentamientos de pequeño tamaño, en nuestro caso, La Alberquilla.

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Fig. 1 Materiales documentados en Cañada del Palmar de los siglos II-I a.C

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Fig. 2. Materiales documentados en Cañada del Palmar altoimperiales

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Fig. 3. Materiales documentados en Marina de la Torre

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Fig. 4. Materiales documentados en la Alberquilla


BIBLIOGRAFÍA

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