RELATOS DE UNOS OBJETOS OLVIDADOS: UNA INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA DE LOS ASTRÁGALOS EN LOS CONTEXTOS FUNERARIOS DURANTE LA SEGUNDA EDAD DEL HIERRO

CHRONICLES FROM FORGOTTEN OBJECTS: A SYMBOLIC INTERPRETATION OF KNUCKLE-BONES IN BOUNDARY CONTEXTS THROUGH THE SECOND IRON AGE

Martina CAVALLINI*


Resumen

Entre los objetos relacionados con los contextos funerarios, cuya carga simbólica no ha sido todavía estudiada de manera exhaustiva, los astrágalos ocupan un lugar de especial importancia. En esta contribución los resultados procedentes del análisis del contenido de los ajuares procedentes tanto del territorio peninsular e insular ibérico como italiano serán utilizados con el fin de elaborar una nueva teoría interpretativa acerca de los hallazgos de los huesos de astrágalo en los contextos funerarios.

Palabas claves

Símbolos, astrágalos, Arqueología de la Muerte, Segunda Edad del Hierro, Mediterráneo Occidental.

Abstract

Among the objects related with funeral contexts, whose symbolism hasn’t been studied enough, astragalus take up a special significance. In this contribution the results of the analysis of the contents that are part of the grave goods from the graveyards of peninsular and insular Spain and Italy will be studied in order to draw up a new interpretative theory about the discovery of talus in funerary context.

Keywords

Symbols, astragalus, Archaeology of Death, Second Iron Age, Western Mediterranean Sea.

INTRODUCCIÓN

Entre los fenómenos culturales relativos a la muerte y al ámbito funerario, la presencia de ajuares a los que se atribuyen ciertos valores simbólicos es uno de los aspectos más estudiados por los arqueólogos y antropólogos de todo el siglo XX. Sin embargo, hay unos elementos que hasta ahora han pasado casi del todo desapercibidos: los astrágalos. La necesidad de enfrentarse a este tema se debe a la compleja situación interpretativa relativa a los pequeños objetos hallados a lo largo de las intervenciones arqueológicas. Gracias a las nuevas aportaciones de las disciplinas procesuales y postprocesuales fue posible un acercamiento interpretativo más efectivo. Dicho acercamiento ha tenido lugar sobre todo en el marco investigativo de la Arqueología de la Muerte, cuya práctica arqueológica asigna a la cultura material un significado que va más allá de su dimensión analítica, atribuyendo al registro funerario un papel activo y performativo de las prácticas y de los espacios funerarios en la construcción de las sociedades.

Los astrágalos se prestan como perfecto ejemplo de esta actitud de descuido por parte de los investigadores por lo que respecta a algunos elementos del registro arqueológico, ocasionando dificultades interpretativas en aquellos contextos que carecen de informaciones textuales y que no presentan una normalización ritual con respecto al ritual funerario. Así que la Arqueología de la Muerte en estos casos puede ser el único trámite para resolver estos tipos de problemáticas interpretativas: de la observación de la cultura material procedente de las necrópolis es posible averiguar la constitución de la sociedad que estudiamos, la manifestación de su identidad social de grupo y su organización política y económica.

Antes de las presiones ejercitadas por parte de la arqueología procesual y postprocesual, objetos como los astrágalos pasaron desapercibidos dejando en el registro arqueológico un profundo vacío interpretativo, sobre todo en lo que concierne al estudio de la arqueología de género y de la infancia. La hipótesis principal es que el astrágalo pueda ser reconocido como un símbolo del vínculo de mutua pertenencia entre el mundo de los vivos y el de los muertos, asumiendo así un significado apotropaico y de memoria colectiva.

El objetivo de esta contribución será una clasificación no solo tipológica de los ajuares que presentan los astrágalos, sino también geográfica y cronológica; averiguar el significado que se puede otorgar a los astrágalos en los contextos relativos a la vida cotidiana, como los ámbitos domésticos; finalmente, la presentación de una nueva propuesta interpretativa que tome en consideración el valor simbólico y arquetípico de la cultura material de esta época.

Para poder enfrentarnos a este tipo de estudio analítico-interpretativo, se ha realizado un sondeo bibliográfico de una serie de yacimientos con unas características comunes, es decir el hallazgo de objetos como amuletos y astrágalos en los contextos funerarios, las rutas comerciales que ocasionaron influencias a nivel cultural entre las distintas poblaciones del Mediterráneo y su época, es decir la Segunda Edad del Hierro.

ESTADO DE LA CUESTIÓN

En muchas ocasiones tratar de explicar el significado simbólico de unos objetos resulta complicado, sobre todo en los casos de pequeños objetos como los huesos de astrágalo pertenecientes a ovocápridos, a vacas y con menos frecuencia a cerdos o a animales exóticos, puesto que hasta los albores de la corriente postprocesual desempeñaron un papel secundario, meramente descriptivo o contextual. Básicamente es posible resumir las teorías interpretativas avanzadas hasta el momento sobre la presencia de los astrágalos en contextos tanto sagrados como funerarios en tres ámbitos: lúdico, adivinatorio y funerario.

El ámbito lúdico

Garth Gilmour (1997:171-172) señala que la distribución de los astrágalos en el tiempo y en el espacio podría estar relacionada con las características dimensiones del hueso que por su fácil manipulación han hecho de este objeto algo especial. Su adquisición tenía lugar a través de una incisión en la pata del animal a la altura del astrágalo. Se insertaba una cánula en el corte y se soplaba de manera tal que la piel se separaba de la carne intacta, dejando la marca del cuchillo en el astrágalo. Tras la consumición de la carne y el empleo de la piel, se recogían los astrágalos para su uso lúdico (GILMOUR 1997:172).

Marta Blasco Martín (2016) remarca el uso de estos huesos en los juegos de azar y remonta su utilizo al periodo del Imperio Nuevo (1550-1070 a.C.) en Egipto, como sugieren las páginas del Libro de los Muertos de los egipcios, donde se cuenta que el difunto tenía que ganar una jugada contra un adversario invisible para garantizar la pureza de su corazón (BLASCO MARTÍN 2016:242).

En la educación de los niños el juego desempeñaba un rol importante, ya que favorecía el desarrollo de las habilidades personales y despertaba el espíritu de competición, mientras que para los adultos representaba una alternativa para no pensar en las molestias y en las penas de la vida.

Con respecto a la invención del juego de los astrágalos, Eliseo Andreu-Cabrera (2009:206) refiere que Sófocles la atribuyó a Palamedes que lo enseñó a los soldados griegos durante la Guerra de Troya; por lo que respecta a su difusión históricamente comprobada, fueron los soldados romanos quienes introdujeron este juego en las demás poblaciones a lo largo de sus campañas militares.

El ámbito adivinatorio

En el mundo griego, la magia y la religión están fuertemente relacionadas, tanto que los magos y el mantis eran considerados los responsables de los rituales funerarios y de las prácticas adivinatorias, visto el don que tenían de conocer tan profundamente a los dioses.

Eran muchos los métodos de la manteia (lat. divinatio) y variaban de templo en templo: entre todos destaca la astragalomancia, es decir la forma de adivinación que hace uso de las tabas y se realizaba bajo el patrocinio de Hermes, dios mensajero y del azar afortunado (HERNÁNDEZ DE LA FUENTE 2008:85).

En el culto relacionado a Eracle Buraico -mantiké techne- se lanzaban cuatro astrágalos encima de una tabula interrogando a la divinidad tras haber rezado frente a su estatua. La lectura de las respuestas del dios se efectuaba a través de una tablilla donde venían por escrito las explicaciones de cada figura que se hallaba en las caras de los astrágalos (DORIA 2014:82).

A nivel arqueológico, en Gegharot (Armenia) fueron hallados muchos huesos de astrágalo en los santuarios pertenecientes a los siglos XVI-XIV a.C. y fue posible averiguar que, además de la astragalomancia, allí tuvieron lugar también otros tipos de adivinaciones, como la osteomancia, la litomancia y la aleuromancia. La importancia del estudio de la cultura material proveniente de Gegharot reside en el hecho de que la sociedad de Gegharot de la Edad del Cobre se fundaba sobre tres formas de soberanías diferentes: la democrática, la regia y la hierática, constituida por el ritual adivinatorio y disciplinada por la formalización de las mismas prácticas rituales (SMITH 2014:561).

En las sociedades del pasado, las prácticas oraculares eran una útil herramienta para resolver los conflictos de tipo jurídico, social, religioso y político, ya que funcionaban de cohesores sociales ejerciendo su control a través de la voz de lo divino, imponiéndose como una autoridad emanada de los cielos (HERNÁNDEZ DE LA FUENTE 2008:170-173).

El ámbito funerario

Este ámbito, a pesar de la relación que hay entre el hallazgo de astrágalos en contextos funerarios y la cultura griega, se ha quedado probablemente el menos explorado entre los tres que se han estudiado.

Inicialmente fueron propuestas interpretaciones que configuraban los astrágalos como indicadores de tumbas infantiles. Sin embargo, en el estudio llevado a cabo por Barbara Caré en Locri Epizefiri (CARÈ 2006, 2010, 2012) fue posible demostrar que solo el 30% de los huesos hallados se relacionaban con enterramientos infantiles, frente al 50% de los adultos. Locri Epizefiri experimentó una verdadera manía para los astrágalos durante los siglos V-IV a.C., ya que fueron hallados miles de huesos en las tumbas en varias posiciones. También en la región de Abruzzo, en Poggio Picenze fueron hallados en una tumba de nicho del siglo IV-III a.C. un centenar de astrágalos puestos entre la puerta de entrada al nicho y el cuerpo de la mujer difunta, demostrando el sentimiento de tanatophobia que vivía la población (MAZZORIN Y MINNITI 2012:217).

En España los casos más conocidos son los relativos a las necrópolis Ibéricas del Poblado de Coimbra del Barranco Ancho y del Cigarralejo en Murcia, cuyos estudios interpretativos apuntan a la hipotética relación entre economía y rol de la aristocracia local.

LOS YACIMIENTOS

Con respecto al ámbito geográfico se ha realizado un estudio comparativo entre las diferentes necrópolis del territorio ibérico e italiano que ha permitido sacar a la luz informaciones que se habían quedado soslayadas y actualizar el conocimiento sobre el tema tanto de los astrágalos como de los demás objetos talismánicos que se han hallado en los contextos arqueológicos.

Las necrópolis tomadas en análisis en este trabajo tienen en común muchos factores: la época histórica (tuvieron un periodo de actividad que va del siglo VI a.C. al siglo II-I a.C.), el entorno geográfico (todas tienen acceso al Mar Mediterráneo Occidental) y el hecho de que tuvieron un papel importante en el desarrollo del imperio comercial púnico y griego. Es de considerar de grande interés el hecho de que haya habido una relación económica entre estos territorios, ya que comportaron un intercambio de matiz ideológico y cultural.

En el territorio italiano se han estudiado las necrópolis de Este y Atino (Véneto), la necrópolis de Contrada Lucifero en Locri Epizefiri (Calabria), en Sicilia los yacimientos de Segesta, Palermo, Monte Adranone e Himera y finalmente en Cerdeña las necrópolis de Sulky, Tuvixeddu y Monte Sirai. En el contexto geográfico ibérico han sido seleccionadas la necrópolis de Puig des Molins (Ibiza), las necrópolis ibéricas de El Cigarralejo (Mula) y del Poblado de Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla), la necrópolis de Pozo Moro (Albacete) y finalmente el ajuar funerario procedente del cerro de la Cabeza del Obispo (Alcaudete, Jaén). En última instancia se ha estudiado la necrópolis de Aleria en territorio insular de Córcega (Fig.1).

Fig. 1. Mapa de las necrópolis tomadas en estudio en el presente artículo. Autor: Martina Cavallini.

RESULTADOS

Los contextos de los hallazgos fueron múltiples y no fue posible averiguar si se sigue una regla tipológica con respecto a los ítems que se encuentran juntos con los astrágalos.

En algunas necrópolis italianas fue posible averiguar que hay una relación entre los restos faunísticos contemplados y el tipo de dieta seguido, como en el caso del territorio de Cerdeña, donde la presencia en Sulky de un astrágalo de Bos Taurus junto con unos lingotes de plomo sugirieron el hipotético uso de los huesos como elementos para pesar (BARTOLONI 1987:61-62). Otro testimonio procedente de la misma ciudad de Sulky es un astrágalo hallado en el Vano IIG de la Zona Archeologica del Cronicario: el astrágalo pertenecía al sector romano-republicano y se encontró en una hoguera junto con espinas y vertebras de peces como el pez martillo con trazas de perforaciones intencionadas y quizás utilizadas como amuletos (UNALI 2011:8). Sin lugar a duda, a través de la consultación de los datos bibliográficos fue posible averiguar que los rituales funerarios en auge en Cerdeña seguían las tradiciones púnicas de los enterramientos, y esto está atestiguado por la presencia de amuletos y sobre todo de monedas en los contextos funerarios. (Fig.2)

Fig. 2. Gráfico de ejemplo que representa el ajuar procedente de la necrópolis de Tuvixeddu, Cerdeña. SALVI 2019. Autor: Martina Cavallini

Con respecto al tema de este trabajo, la influencia púnica es palpable en todo el Mediterráneo Occidental: frecuentemente se encuentran amuletos reconducibles a la tradición púnica como los que se encontraron en las necrópolis de Cerdeña y Sicilia, sobre todo en la necrópolis púnica de Palermo y en Monte Adranone, donde aparecen huesos de astrágalo en casi la totalidad de las sepulturas (CAMINNECI Y DI CARLO 2017:9).

Cabe destacar la presencia contextual de astrágalos de grandes dimensiones hechos de cerámica y de bronce. Por lo que respecta a los ejemplares de cerámica hay testimonios procedentes de la tumba 147B de la necrópolis de Aleria, en Córcega (JEHASSE Y JEHASSE 2001:185-187) y de la necrópolis de Puig des Molins, en Ibiza (TRIAS 1967-1968:312); al mismo tiempo queda constancia de que el astrágalo fue el símbolo pecuniario de la ciudad de Himera en el último cuarto del siglo V a.C. Por lo que respecta al otro tipo de astrágalos, durante las excavaciones que tuvieron lugar en 2001 fueron hallados ejemplares en bronce de grandes dimensiones que, según algunas hipótesis, pudieron haber sido empleados para acuñar monedas (ANZALONE 2009:175-194).

El caso anómalo de Astragalomanía en Locri Epizefiri

Con respecto a la necrópolis helénica de Contrada Lucifero (Locri Epizefiri), el conjunto funerario fue ampliamente estudiado por Barbara Carè y Diego Elia (ELIA Y CARÈ 2004:77-90). Según figura en sus estudios, fue Paolo Orsi quien se dio cuenta de la anómala presencia de los huesos de astrágalo en la necrópolis locrense: Orsi, como también Ronald Hampe, quedaron sorprendidos por la predilección por parte de la población de Locri por este objeto, tanto que el mismo Hampe creó el término Astragalomania (ELIA Y CARÈ 2004:84).

Según los datos recopilados por Carè (2010:460), de los 149 sepulcros caracterizados por la presencia de los astrágalos se han computado 8.800 ejemplares, cantidad superada tan solo por los contextos adivinatorios del santuario de Delfos. La cantidad de astrágalos en los ajuares no siguen una regla determinada, y tampoco su posición: generalmente aparecen en pilas o puestos alrededor de las articulaciones sin seguir un esquema recurrente.

Con respecto a su difusión según el sexo y las clases de edad, es posible averiguar que los astrágalos aparecen tanto en ajuares femeninos que masculinos. En los contextos reconocidos como femeninos los huesos aparecen asociados con espejos, objetos utilizados para la higiene y el cuidado corporal, ornamentas y fusayolas; mientras que en los casos masculinos se asocian con estrígiles, objetos de hierro y bronce e instrumentos musicales (ELIA Y CARÈ 2004:79).

En cuanto a las clases de edad, el 53% de los astrágalos se reconducen a sepulturas de adultos, mientras que el 30% se relaciona a enterramientos infantiles y el 17% a subadultos (ELIA Y CARÈ 2004:80).

Otro dato muy interesante es el hecho de que el 65% de los astrágalos presentasen señales de modificaciones antrópicas y tan solo el 35% se presentasen en su forma natural (ELIA Y CARÈ 2004:80) (Fig. 3).

Fig. 3. Ejemplos de tabas modificadas procedentes de los ajuares funerarios de la necrópolis de Contrada Lucifero en Locri Epizefiri. Autor: CARÈ 2010:469.

A pesar de las investigaciones llevadas a cabo por Carè y Elia, no ha sido todavía posible individualizar informaciones sobre las modalidades de alteración de los astrágalos, obstaculizando una hipotética interpretación de la colocación preferencial o menos de los objetos en los espacios sepulcrales (ELIA Y CARÈ 2004:84).

Este y Altino, ¿anomalías o problemáticas sociales?

En la necrópolis de Este y Altino se averiguó la presencia de un elevado número de objetos, como conchas, muelas de animales, monedas, juegos, aes rudae, bullae, huesos animales, cuentas y otros pequeños adornos (Fig.4).

Fig. 4. Datos procedentes de BONDINI 2008 y PEREGO 2010. Autor: Martina Cavallini.

Del análisis de los ajuares ha sido posible constatar la presencia de monedas sobre todo a partir del siglo III a.C., época que coincide con el progresivo aumento de la influencia romana en la zona, mientras que en los periodos que precedieron la romanización del área se encontraron muelas y otros ítems de origen zoológica. El gran número de elementos apotropaicos hallados en los contextos funerarios de mujeres y niños en las necrópolis de Este y Altino han desvelado la fragilidad de esta parte de población y la marginalización que tenían que sufrir dentro de la sociedad. En relación con este aspecto, los amuletos no solo habrían sido utilizados por parte de los grupos marginales, sino también por los que vivían circunstancias de vida peculiares y que murieron prematuramente (PEREGO 2010:83).

El estudio de las tabas procedentes de la necrópolis del Cigarralejo y del Poblado de Coimbra del Barranco Ancho

Los dos yacimientos han sido objeto de numerosos estudios que han ido contemplando varios aspectos del conjunto funerario que caracteriza las dos necrópolis. Son muchas las informaciones relativas a la Arqueología de Genero que han destacado en los últimos años, sin contar los estudios sobre los ajuares funerarios procedentes de enterramientos infantiles, informaciones que serán tratadas en los siguientes apartados.

Para llevar a cabo la parte de investigación cuantitativa, ha sido posible contar con los datos procedentes de la Tesis de Doctorado del profesor José Miguel García Cano (1994), que trata las cantidades de astrágalos hallados tanto en la necrópolis ibérica del Poblado de Coimbra del Barranco Ancho, como en la necrópolis ibérica de El Cigarralejo.

En los dos conjuntos funerarios las tabas aparecen como parte integrante de los ajuares funerarios a partir de los primeros años del siglo IV a.C. y se mantendrán hasta el siglo II a.C., fecha que, como ha sido reportado anteriormente, coincide con la llegada de las tropas romanas en la región.

Según el estudio de García Cano, las tabas que han sido recuperadas en la necrópolis del Poblado son 211 y se distribuyen entre los ajuares de 16 incineraciones del total de 72 encontradas. Según sus datos, el 24,6 % de las tumbas que contenían un ajuar presentó huesos de astrágalo en su interior (GARCÍA CANO 1994:4392).

A pesar de que la introducción de las tabas en los contextos funerarios de la necrópolis del Poblado de Coimbra pueda parecer algo más tardío, es interesante su conversión en un elemento que confiere un carácter de unicidad a los ajuares de la necrópolis del Poblado, tanto que llega a superar los porcentajes de hallazgo de los huesos del tarso en las demás necrópolis del sureste de la Peninsula Ibérica. Prueba de esta afirmación es el 8% de las deposiciones que presentan tabas procedentes de la necrópolis de El Cigarralejo, es decir tan solo 29 tumbas de las 361 publicadas (GARCÍA CANO 1994:3492).

Con respecto a la asociación del sexo y la edad de los difuntos con un tipo determinado de ajuar parece no haber una vinculación clara; solo se considera que el 37,5% de los ajuares que presentan tabas en Coimbra se pueden considerar masculinos, mientras que el 56,2% son femeninos; queda por definir el 6,2%. En el Cigarralejo alrededor del 25% de las deposiciones con tabas proceden de enterramientos masculinos, un 50% es femenino y del 25% restante podrían pertenecer a niños -al menos 6 de las 7 tumbas que le corresponden- (GARCÍA CANO 1994:4393).

Referente al número de tabas que se encuentran por deposición, se averigua que en líneas generales hay mayores concentraciones de tabas en los ajuares más ricos, como las tumbas n. 70 que presentó hasta 100 tabas y la n. 55 con 36 tabas en la necrópolis del Poblado de Coimbra y en El Cigarralejo la tumba n. 200 que presentó 300 tabas (GARCÍA CANO 1994:4393).

Otro dato interesante que aporta García Cano y que tiene relación con el objeto de este artículo es el número de tabas modificadas de manera antrópica y el tipo de modificación: en la necrópolis del Poblado alrededor de 32 tabas presentaron señales de retocado al menos en una de las caras y perforaciones.

El ajuar “mágico” procedente del cerro de la Cabeza del Obispo

El ajuar iberorromano procedente del cerro de la Cabeza del Obispo es definitivamente el único caso que se prestó a una interpretación mágica de su contenido. Junto con unos recipientes cerámicos, fueron hallados 1 lámina de plomo zoomorfa con forma de cabeza de perro, 1 plancha de plomo rectangular, 13 astrágalos de ovicápridos, 23 conchas de moluscos marinos y 1 concha de caracol terrestre (JIMÉNEZ HIGUERAS 2005:15). Este ajuar acompañaba el cuerpo de una mujer y su significado apuntaba a la esfera mágica, sobre todo relacionado con la actividad divinatoria a través de la formulación de suertes, como también prácticas de licnomancia. La tablilla de plomo sería una tabella defixionis, es decir un objeto sobre el que se escribía un texto para perjudicar a alguien tras un ritual mágico de encantamiento y se enterraba luego junto a una tumba reciente para que el espíritu del muerto pudiese molestar a la víctima (JIMÉNEZ HIGUERAS 2005:18).

DISCUSIÓN

Como mencionado en la parte introductoria de este artículo, a la invisibilidad material (CHAPA BRUNET 2003:117) y al grande vacío interpretativo que afecta los pequeños objetos, hay que añadir el poco interés que se había dedicado al mundo infantil, ya que desde el positivismo histórico los investigadores se dedicaron más al objeto que al sujeto operador. Frente a esta tendencia en el procesualismo se otorgó más importancia a las diferencias culturales y jerárquicas y el marxismo se dedicó a las relaciones de clase. Tan solo con el desarrollo de las nuevas tendencias postprocesuales hubo un acercamiento al estudio de género y de consecuencia al mundo infantil.

Cabe destacar que en las necrópolis ibéricas es relevante el periodo transicional por el que pasó la sociedad ibérica durante el siglo IV a.C.: las mujeres asumieron nuevos roles sociales, demostrando la importancia que tienen las uniones matrimoniales. A través de la creación de estas nuevas relaciones era posible extender una cohesión social y perpetuar el linaje familiar manteniendo fuerte la aristocracia local. Consecuentemente, los enterramientos cobrarían más importancia ya que se veía en los niños la posibilidad de una continua transmisión hereditaria (RÍSQUEZ CUENCA Y GARCÍA LUQUE 2007:264).

La importancia que iba cobrando progresivamente la mujer en el contexto social es palpable en los ajuares funerarios del Cigarralejo donde, junto con las fusayolas, las cuentas de vidrios y los demás objetos típicos de los enterramientos femeninos, se encuentran armas (GUALDA BERNAL 2014:193-207). Esto podría significar que las mujeres a lo largo del siglo IV a.C. empezaron a involucrarse en la realidad social ibérica, pasando las armas a designar no solo la figura del guerrero, sino a simbolizar el estatus de libertad de una persona, su rango elevado en la estructura social y la pertenencia a un grupo familiar o de un linaje. Como consecuencia, los conceptos de poder, estatus, libertad y perduración del linaje habrían podido tener un gran impacto en la sociedad, dejando en herencia objetos simbólicos sin detenerse en la edad y en el sexo biológico del difunto (GUALDA BERNAL 2014:204).

La complejidad del ritual funerario de esta renovada sociedad es visible en las tumbas T.70 de la necrópolis del Poblado de Coimbra del Barranco Ancho, así como en la tumba T.124 de la necrópolis del Cigarralejo: los dos contextos están vinculados por un ajuar muy parecido - en la tumba T.70 yace una mujer adulta, en la T.124 una niña – confirmando la relación que se establece entre las dos esferas femenina e infantil y el ambiente doméstico con respecto a los ítems que los acompañan en el más allá.

En este sentido, en el contexto arqueológico de las necrópolis ibéricas las tabas podrían estar relacionadas con la importancia de la esfera familiar y del acto de la transmisibilidad parental: en los casos en que las niñas muriesen antes de la celebración de los rituales de matrimonio, se acompañaba el cuerpo de las difuntas con las tabas, simbolizando tanto el vínculo familiar como la permanencia en el estatus de infante.

Con respecto al contexto masculino, el hallazgo de las tabas podría estar relacionado con los grupos de élites o familias que ejercían el control sobre las piezas de ganado y estas familias hayan estado controlándolo hasta su paulatina desaparición en el siglo III a.C. (GALLARDO MARTÍN-POVEDA 2014:43-57).

En el caso de la necrópolis de Locri Epizefiri es bastante complicado intentar proponer una interpretación de los astrágalos hallados en los ajuares funerarios, tanto de mujeres como de hombres y niños. Los huesos que fueron hallados a la altura del pecho o del cuello y que presentaban evidentes señales de manipulación y perforación fueron reconocidos como parte de un collar cuya materia orgánica se había ido desintegrando (ELIA Y CARÈ 2004:85). Al mismo tiempo, es incuestionable su uso apotropaico y profiláctico, como atestigua su hallazgo en las cercanías de los cuerpos de los difuntos y entre las capas superiores de tierra que cubren el cuerpo (CARÈ 2010: 468). En otros casos no parecen tener ninguna relación directa con el cuerpo de los difuntos; sin embargo, parecen relacionarse con los demás objetos que constituyen el ajuar funerario, como espejos y pequeños contenedores. Entre sus hipotéticos usos no queda descartado el lúdico, aunque las modificaciones de las caras apuntan a juegos que todavía no conocemos, quizás juegos de los que no se han obtenido informaciones por parte de los textos antiguos.

Sin lugar a duda no hay que disociarse del simbolismo que subyace en el astrágalo sobre todo en los contextos funerarios. A través de la lectura de algunos textos de la Antología Palatina se puede llegar a conocer un significado aún más obscuro y enigmático, ya que son mencionados como epitafios fúnebres (FERNÁNDEZ-GALIANO 1978:334-335): de la obra se puede hipotetizar que detrás de cada cara de los astrágalos y de su número en las deposiciones funerarias estuviera escondida una característica de la identidad del difunto. Desafortunadamente hay que conformarse con esta hipótesis ya que la posición primaria y exacta de los huesos del tarso es imposible de conocer a la hora de su hallazgo.

Con respecto a los amuletos encontrados en las necrópolis de Este y Altino, se puede afirmar que la población recurrió al uso de los amuletos no solo para exhibir sus pertenencias y su riqueza, sino también para desear un feliz viaje hacia el más allá a los que tuvieron una muerte prematura y complicada. No solo se intentaba proteger a los vivos de una posible vuelta al mundo de los muertos, sino también salvaguardar la tranquilidad del difunto. En la región del Véneto los astrágalos probablemente pertenecen a la esfera lúdica y lo atestigua su hallazgo en tumbas familiares juntos con otros juegos como las fichas y otros pasatiempos hechos con pequeñas piedras (PEREGO 2010:89-96).

Diferente es el uso que tuvieron los objetos mágicos del ajuar iberorromano del cerro de la Cabeza del Obispo: según las evidencias es probable que la mujer acompañada por estos ítems fuera solita practicar el arte mágico y los astrágalos, juntos con los demás objetos, configurarían un prototipo de elementos que vinculan las dimensiones mágica y religiosa (JIMÉNEZ HIGUERAS 2005:17-19).

CONCLUSIONES: HACIA UNA NUEVA INTERPRETACIÓN

El caso de estudio que ha sido tratado a lo largo de este trabajo se presta como un ejemplo de la dificultad que conlleva la interpretación de los objetos procedentes de los ajuares funerarios de aquellas sociedades que no dejaron informaciones textuales y que carecieron de una normalización ritual en el ámbito funerario. Para resolver esta problemática ha sido fundamental un acercamiento a las teorías interpretativas de la Arqueología de la Muerte; de la observación de la cultura material relativa a los enterramientos se averigua la organización social, política y económica de la sociedad objeto de estudio.

El trabajo se fundamenta en la hipótesis de que el astrágalo pueda ser interpretado como símbolo de un vínculo de pertenencia entre las dos dimensiones relativas al mundo de los vivos y al de los muertos, impregnándose de un significado apotropaico y de memoria colectiva. Si en el caso estudiado de la necrópolis helénica de Locri Epizefiri no ha sido posible captar el significado simbólico que puede esconderse detrás de su uso apotropaico y quizás epitáfico, al contrario, las necrópolis ibéricas del Poblado de Coimbra del Barranco Ancho y del Cigarralejo han sido testimonios del valor alegórico de estos objetos.

Como ha sido analizado en los apartados precedentes, la instauración de una nueva realidad social protagonizada por las mujeres aristocráticas durante el siglo V y IV a.C. ha llevado la atención de los actores sociales tanto a los roles de las mujeres en la familia, como a los de los niños, elementos fundamentales para el perpetuarse de un linaje (RÍSQUEZ CUENCA Y GARCÍA LUQUE 2007:264).

En consecuencia, las tabas halladas en los contextos funerarios femeninos estarían relacionadas con la descendencia y con la transmisión hereditaria a través de los ritos matrimoniales y su depósito en los ajuares funerarios se debería a la muerte prematura de una niña que nunca llegó a consagrar el rito matrimonial.

Por lo tanto, ha sido posible alcanzar el objetivo principal de este estudio, es decir otorgar a los astrágalos un único significado de símbolo arquetípico (ÁNGEL 1961:131-147; BECH 1999:61-99), universal, cuya imagen recuerda unas emociones que permiten establecer un vínculo esencial entre la realidad primordial y la realidad existencial. Además, es necesario hacer hincapié en el hecho de que es un elemento clave, ya que a través de los símbolos es posible recordar el pasado remarcando el papel que juega como elemento identitario para la convivencia humana. A través del rito entra en comunicación con la sociedad entera, llevando al escenario acciones que pertenecen a tiempos y espacios sagrados y la imitación de estos modelos arquetípicos fortalece el sentimiento de cohesión social (PÁEZ MARTÍNEZ 2013:56-59).

Esencialmente la intención es la de intentar aplicar la noción de individuo en el contexto funerario: la generalidad de la hipótesis presentada en este trabajo se asienta en una compleja realidad histórica como la de la Edad del Hierro, donde la heterogeneidad de los rituales y de las congregaciones sociales niegan una posible explicación de corte absolutista.

BIBLIOGRAFÍA

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* Universidad de Granada. martinacav@correo.ugr.es