LA MASTABA COMO DOCUMENTO PARA EL ESTUDIO DE LAS RELACIONES DE PODER EN EL REINO ANTIGUO EGIPCIO

THE MASTABA AS A DOCUMENT FOR THE STUDY OF POWER RELATIONS IN THE OLD EGYPTIAN KINGDOM

Juan Francisco BERMÚDEZ CALLE*

Resumen
La mastaba se posiciona como el documento principal en los estudios egiptológicos, ya que de ella se pueden extraer datos que sean de utilidad para todo tipo de investigaciones, siendo de vital importancia las dedicadas a estudiar las relaciones de poder, configurando una nueva dimensión dentro de las transformaciones políticas del Antiguo Egipto.

Palabras clave
Mastaba, Reino Antiguo, Egipto, Tumba egipcia, Relaciones de poder.

Abstract
The mastaba is one of the main documents in Egyptological studies, since it can be useful in different types of research, being of vital importance in the study of power relations and the analysis of political changes in Ancient Egypt.

Key words
Mastaba, Ancient Kingdom, Egypt, Egyptian Tomb, Power relationships.


INTRODUCCIÓN

El presente artículo tiene su origen en el Trabajo Fin de Máster titulado Análisis del Complejo Funerario Senedjemib G 2300 como caso de estudio para investigación de las Relaciones de Poder en el Reino Antiguo Egipcio, leído el 22 de septiembre de 2017 en la Universidad de Granada y dirigido por el Prof. Francisco Contreras Cortés y Félix García Morá. En dicho trabajo planteamos una metodología que permitiera el estudio de las Relaciones de Poder en el Reino Antiguo Egipcio desde el análisis en profundidad del complejo funerario de la familia Senedjemib (G 2300), situado en la meseta de Giza, y donde encontramos a personajes relacionados con la alta administración (principalmente visires), enterrados en su interior.

El artículo nacido de este trabajo no pretende ser un resumen del mismo, si no una matización concreta de uno de los aspectos más interesantes de los tratados en él, es decir, la importancia del análisis de las mastabas y complejos funerarios como fuente documental para la extracción de datos que permitan el estudio de las Relaciones de Poder en el Reino Antiguo Egipcio, especialmente en la transición entre la Vª y VIª dinastías.


CONTEXTO ESPACIAL, CRONOLÓGICO Y POLÍTICO

El marco espacial es el Antiguo Egipto, más concretamente las necrópolis de Giza y Saqqara, pero teniendo presentes las necrópolis provinciales como Qubbet el Hawa, Abydos, etc.

Cronológicamente nos situaremos en la transición entre la Vª (2435-2306 a. C.) y la VIª (2435-2325 a. C.). En la segunda mitad de la Vª dinastía se producen cambios en diversas esferas de la sociedad y de la administración, los organismos de poder sufren un proceso de transformación que arranca desde los aspectos más simples hasta la reorganización de los despachos más importantes, como el visirato, una transformación de las vías oficiales de poder y de las “no oficiales” (Moreno García 2013: 1029-1065). Se configura un panorama que será determinante a lo largo de la VIª dinastía, motivando, o por lo menos sí favoreciendo lo que conocemos como el Primer Periodo Intermedio (Barta 2013: 191).

Dentro del marco político es importante conocer la Vª y VIª dinastía en su totalidad, pero destacaremos los acontecimientos desde el desconocido Menkauhor (2390-2383 a. C.), el cual, es un interrogante mayúsculo por su desconocida procedencia, y también por su nombre, ya que no hace referencia a Ra, sino que, y es extraño, vuelve a utilizar a Horus (Kanawati 2003: 3). Con él empieza un aumento progresivo de poder de los funcionarios de corte en ciertas funciones, exclusivas a un reservado grupo, pero que ahora son ejercidas por un número mayor de cortesanos, que ven crecer su influjo de poder (Kanawati 2003: 10). Siendo un hecho crucial en el desarrollo de los dos siguientes reinados.

Menkauhor fue sucedido por Isesi (Djedkara) que tuvo un reinado según el Canon de Turín de veinte y ocho años (Stevenson Smith 1962: 44). La política seguida por Isesi, sin apartarse del dogma heliopolitano, se distancia claramente de él. Eligió un nombre de Rey del Alto y Bajo Egipto que seguía estando bajo la invocación de Ra: Djedkara, “Estable es el ka de Ra”, sin embargo, no se le conoce que construyera ningún templo solar y se hizo enterrar en Saqqara (Grimal 1996: 88), siendo esto último un detalle nada baladí y a tener en cuenta.

El personal político y administrativo permanece todo muy estable durante este periodo, en una dinámica de aumento progresivo de poder, algo que no ocurre con la familia real, que se extingue con Unas, a quien se le supone, aunque sin garantías, hijo de Djedkara- Isesi (Moreno García 2004: 79). El reinado de Unas fue largo, unos 30 años y próspero, nada de decadente, donde se mantienen los lazos con el exterior, además fue un célebre constructor en Elefantina, y, sobre todo, en Saqqara Norte (Barta 2002: 298).

Con el reinado de Unas terminó la Vª dinastía, pues el siguiente rey, Teti (Horus Seheteptawy, 2324-2301 a. C.) (Hornung et al. 2006: 491), lo sitúa ya en la VIª dinastía. No poseemos información segura sobre la relación personal existente entre Teti y sus predecesores; pero es probable que su esposa Iput, fuera hija de Unas. Kagenmi, visir de Teti, el cual comenzó su carrera durante los reinados de Isesi y Unas, puede dar muestra de una cierta continuidad en la administración (Shaw 2006: 153).

Es posible que a Teti le siguiera el rey Userkara (2300-2297 a. C.) (Hornung et al. 2006: 491), si bien su existencia se puede poner en duda. Parte de la confusión se debe a que Pepi I (Horus Merytawy, 2296-2246 a. C.) (Hornung et al. 2006: 491), hijo de Teti y la reina Iput, fue llamado Nefersahor durante la primera parte de su reinado (Shaw 2006: 154).

Llegados a este punto, y con la complejidad manifiesta de este periodo, la situación interna de Egipto comenzó a cambiar. Teóricamente, la posición del rey permaneció intacta, pero resulta indudable que aparecieron dificultades (Kanawati 2003: 5). Esta impresión sólo en parte puede achacarse al incremento en el volumen y calidad de la información conservada, la cual nos permite conocer con mayor profundidad la sociedad egipcia y llegar más allá de la fachada monolíticamente monumental y terriblemente formal de los periodos anteriores (Grimal 1996: 98). La figura del rey dejó de ser intocable (Kanawati 2003: 15), como manifiestan las inscripciones biográficas de Weni en su mastaba en Abydos descubierta por Mariette en 1860, Weni fue visir bajo el reinado de Pepi I y Gobernador del Alto Egipto bajo el reinado de Merenra I, el cual menciona una conjura fallida contra Pepi I (Kanawati 2003: 171), instigada a finales de su reinado por una de sus reinas (Shaw 2006: 154). El nombre de esta reina no se menciona, pero se sabe que se celebraron matrimonios políticos, sobre en sus años de decadencia, el rey se casó con dos hermanas, ambas llamadas Ankhnes-meryra (“El rey Meryra (Pepi I) vive para ella”). Su padre, Khui, era un influyente funcionario de Abydos. Se trata de acontecimientos importantes, pero el crecimiento del poder y la influencia de los administradores locales (sobre todo en el Alto Egipto, alejado de la capital) y el correspondiente debilitamiento de la autoridad regia pudieron haber tenido unas consecuencias menos dramáticas, pero potencialmente mucho más serias. A finales de la Vª dinastía se creó un nuevo cargo, el imy-rA Smaw (Imira Shemaw) “Supervisor del Alto Egipto” (Shaw 2006: 155).

Pepi I fue sucedido por dos de sus hijos, primero Merenra (nombre completo: Merenra-nemtyemsaf, Horus Ankh-khau, 2245-2234 a. C.) (Hornung et al. 2006: 491) y luego Pepy II (Horus Netjerkhau, 2234-2171) (Hornung et al. 2006: 491). Ambos subieron al trono muy jóvenes y ambos construyeron sus pirámides en Saqqara sur. El reino tan longevo de Pepi II fue el más largo del Antiguo Egipto; pero su segunda mitad fue seguramente bastante ineficaz, pues fue entonces cuando las fuerzas que insidiosamente habían ido minando los fundamentos teóricos del Estado egipcio se hicieron patentes. La subsiguiente crisis era inevitable, porque era el propio sistema el que contenía las semillas de la misma. En primer lugar, se trató de una crisis ideológica, porque el rey, cuyo poder económico se había debilitado mucho, ya no podía llevar a cabo el papel que le tenía asignado la doctrina de la realeza egipcia. Las consecuencias para la sociedad egipcia fueron serias:

1. El sistema de remuneración ex officio dejó de funcionar de forma satisfactoria.

2. El sistema fiscal posiblemente estuviera al borde del colapso.

Lo que nos situaría frente a las redes formales e informales de poder, las cuales empiezan a descompensar la balanza y mermar el poder central de manera irreversible.

Algunos cargos se volvieron hereditarios y se mantuvieron en la misma familia durante varias generaciones. En el Alto y el Medio Egipto, tumbas excavadas en la roca en lugares como Sedment, Dishasha, Kom el Ahmar Sawaris, Sheihk Said, Meir Deir el Gebrawi, Akhmin (El Hawawish), El Hagarsa, El Qasr wa el Saiyad, Elkab y Assuán (Qubbet el Hawa) nos indican las aspiraciones de los administradores locales, que en ese momento serian gobernadores locales con cierta independencia respecto al gobierno central. Sabemos menos de las correspondientes necrópolis en el delta, si bien yacimientos como los de Heliopolis, Kom el Hish y Mendes demuestran que existieron (Grimal 1996: 130). La cercanía de la capital pudo haber dificultado los intentos de conseguir una mayor autonomía; pero la principal razón para la carencia de documentación son la geografía y la geología. Los niveles del Reino Antiguo se encuentran cercanos o por debajo de la capa freática actual y esto hace que sea muy difícil excavar. Sabemos mucho más sobre los administradores locales del oasis de Dakhla, que vivían en el asentamiento de Ayn Asil y fueron enterrados en grandes mastabas en la necrópolis local (Qilat el Dabba) (Shaw 2006: 157).

El gobierno centralizado prácticamente dejó de existir y desaparecieron las ventajas de un Estado unificado, la situación se vio agravada además por factores climáticos, sobre todo por una serie de crecidas escasas y una disminución en las precipitaciones que afectó a las zonas adyacentes al valle del Nilo, lo cual incrementó la presión de los nómadas sobre las zonas fronterizas de Egipto. El hecho de que, tras el excepcionalmente largo reinado de Pepi II, hubiera muchos potenciales sucesores reales esperando en la sombra es posible que contribuyera al caos subsiguiente (Shaw 2006: 157).

También debemos tener presente importancia de la administración, ya que era la responsable de:

1. Recaudar tributos, con la elaboración de los censos, cada dos años en su mayoría de veces, necesarios para la recaudación, pero también para el conocimiento de los recursos del país.

2. El gobierno de todo el territorio bajo la autoridad real, algo difícil en estas fechas, si tenemos en cuenta la geomorfología de Egipto.

3. Una justicia reglada bajo la autoridad real, un derecho propio y unos tribunales.

4. La regulación de los Archivos reales, donde se recogían los documentos esenciales para Egipto era un aspecto esencial dentro de la administración, los cuales juntos a los graneros era dominio del poder, ya sea bajo autoridad real o de algún templo por cesión de la corona.

5. Entre otras de sus funciones, nos encontramos las concernientes a las relaciones exteriores, ya sea por medio de expediciones a la costa sirio-palestina, a la península del Sinaí, el Egeo o hacia el País del Punt.

De ahí la importancia de investigar la figura más importante de la administración por debajo del monarca, el visir, el cual se debe realizar desde el mejor documento conservado, su “casa para la eternidad”, su mastaba.


LA MASTABA COMO DOCUMENTO

La construcción de una tumba fue la tarea principal emprendida por cada egipcio durante su vida. Como resultado, se erigieron enormes necrópolis a lo largo de más de tres milenios en el valle del Nilo, convirtiendo a Egipto en el país con la mayor concentración en el mundo de monumentos antiguos por unidad de área. Todavía nos preguntamos por qué fue precisamente en Egipto donde las nociones relativas al más allá estaban tan desarrolladas, con su efecto decisivo en toda la cultura egipcia (Bolshakov 1997: 24).

Antes de nada, hay que señalar las partes de la tumba que se consideran esenciales:

I. Superestructura

1. Una cámara central, comúnmente llamada la “Cámara de ofrendas”.

2. Una puerta provista para la entrada del Ka, lo que conocemos como “puerta del Ka” o falsa puerta.

3. La “mesa de ofrendas”.

4. El Serdab.

II. Subestructura

1. El pozo funerario.

2. La cámara funeraria.

Como cualquier otra estructura funeraria, la tumba egipcia tiene dos funciones principales: es un lugar de entierro para el cuerpo muerto y, al mismo tiempo, un lugar donde se realizan los servicios sacerdotales y se hacen sacrificios. De acuerdo con este dualismo funcional, la tumba está dividida en dos partes básicas, es decir, la cámara funeraria habitualmente excavada en la roca (subestructura), y las cámaras de culto en superficie, representadas en el caso más simple por una habitación, en lo sucesivo denominada capilla (superestructura).

Este dualismo se manifiesta con total claridad en el tipo principal de tumba del Reino Antiguo, la llamada mastaba, que es una superestructura de ladrillo o piedra de planta rectangular con fachadas ligeramente inclinadas, sobre una cámara funeraria subterránea. Utilizamos la palabra «mastaba» en dos sentidos diferentes: la más estrecha para denotar la estructura del suelo (era precisamente este tumulus que los árabes llamaban así) y la más amplia para designar toda la tumba con tal superestructura (Bolshakov 1997: 25).

La importancia expuesta de estas estructuras asciende exponencialmente si nos centramos en los textos que contienen, los cuales son la fuente principal que ha llegado a nuestros días, conformando a la mastaba como un documento excepcional para la obtención de datos útiles para elaboración de estudios que se centren en estudios prosopográficos, facilitando la elaboración de complejas redes de relaciones de poder que incluyan a monarcas, visires, familiares, dependientes y nomarcas, jefes de distrito y jefes de pueblos en un mismo discurso histórico que ayude a explicar el desarrollo político, económico y social del Reino Antiguo Egipcio.

De las mastabas podemos extraer datos de diversa naturaleza:

1. Datos familiares: los cuales sirven para elaborar árboles genealógicos, relacionando en ocasiones a distintos linajes, casas reales, etc., por medio de políticas matrimoniales (Fig. 1).

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Fig. 1. Árbol genealógico de la familia Senedjemib elaborado a partir de los datos obtenidos de su complejo funerario (G 2300), el cual se extiende a cuatro generaciones. (fuente: Elaboración propia).

2. Datos políticos: gracias a los cuales podemos incluir al propietario dentro de un reinado u otro, a unos personajes relacionados con la administración y expediciones, hechos relevantes o cualquier otro tipo de información de tipo político que ayude a la comprensión del periodo del propietario de la tumba (Fig. 2).

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Fig. 2. Personajes relacionados con Senedjemib Mehi y sus cargos a partir de los datos obtenidos del análisis de su mastaba (G 2378). (Fuente: Elaboración propia).

3. Datos administrativos: útiles para la elaboración de estudios prosopográficos, estudios de las titulaturas y de los cargos ocupados por los propietarios de las mastabas (Fig. 3).

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Fig. 3. Cuadro con todos los títulos ostentados por los propietarios de las mastabas G 2370, G 2378 y G 2374. Corresponden al padre Inti (bajo el reinado de Isesi) y sus dos hijos Mehi (bajo el reinado de Unas) y Khnumenti (bajo el reinado de Teti), siendo útil para el estudio del fundador del linaje de visires y la primera generación, pudiendo comparar los cargos compartidos y los propios de cada uno. (Fuente: Elaboración propia).

4. Datos sobre las posesiones territoriales: estos datos son muy interesantes porque nos dan a conocer las posesiones territoriales, ya sean por concesiones reales directas o heredadas, ya que suelen indicar el nombre de la propiedad, el nomo donde se encuentra y el nombre del monarca que la concedió, por lo tanto esta información es crucial de cara a relacionar a los visires con los nomarcas (Fig. 4).

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Fig. 4. Decoración de la jamba izquierda (sur) de la puerta de acceso a la sala II de la mastaba de Khnumenti (G 2374), en el complejo funerario Senedjemib (G 2300), en la cual vemos las propiedades personificadas en forma de mujer y las ofrendas hacia Khnumenti (fuente: Brovarski 2001: fig. 87a). A la izquierda, vista de satélite de Egipto con las propiedades Hwt (hut), en un ejemplo de lo útil de extraer y procesar estos datos. (Fuente: Elaboración propia).


Todo ello con la intención de poder elaborar un entramado de información que sea lo más completo posible, con la intención de situar al propietario de la mastaba y a todos los personajes relacionados con él que aparecen en la misma, dentro de su contexto y con posibilidades de crear nexos con otros personajes, tejiendo una red de relaciones que nos ayuden a comprender mejor las políticas llevadas a cabo y por ende, el proceso que desembocó en el Primer periodo Intermedio (Fig. 5).

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Fig. 5. Cuadro explicativo de como con la información extraída de los complejos funerarios de visires, sumando la información de las mastabas de nomarcas y otros jefes, más sus dependientes, poder entender las diferentes políticas y con ello arrojar luz al tan interesante y desconocido Primer Periodo Intermedio. (Fuente: Elaboración propia).


CONCLUSIONES

En este artículo hemos sintetizado los datos esenciales que se pueden extraer del estudio de la mastaba, con algunas muestras gráficas de los análisis realizados al complejo funerario de la familia Senedjemib (G 2300), donde hemos obtenido datos que nos permiten trazar una red de personajes relacionados con estos visires de la transición entre la Vª y VIª dinastía (Fig. 2 como ejemplo), siendo esto la base de futuras investigaciones, las cuales ampliando el espectro a más complejos funerarios y mastabas, darán como fruto la posibilidad de crear grandes y complejas redes de lazos (familiares y clientelares o dependientes) donde el visir se pueda relacionar con la familia real, con los nomarcas, con jefes de distrito, con los jefes de los pueblos, que nos permita ver la relación a lo largo de este periodo, como estas redes cambian y se transforman dependiendo del monarca o no, de las políticas llevadas a cabo, o si las políticas cambien en relación a estas redes, dependiendo de factores económicos, políticos o sociales. De esta forma se podrá posiblemente argumentar como en un momento dado una región o linaje gana poder respecto a otra y esto tiene su reflejo en el devenir político de Egipto, ya que si en un momento dado, ante la gran presión demográfica que se produce al este del Delta, se opta por ceder tierras a propietarios de esa zona para ubicar a los recién llegados, con el aumento paulatino de poder que ello conlleva, creando lo que a la larga desembocará en el fenómeno hicso, o en el caso de que ciudades como Abidos por la tradición y peso que tienen en la historia de Egipto, opten en un momento dado por declararse independientes del poder central, cuando antes uno de los últimos visires decidan enterrarse en ella, es decir su provincia, lejos de la capitalidad y la corte, lo cual tiene que dejar su reflejo en grandes linajes que fueron enterrados y los cuales dejaron datos en sus tumbas.

Para investigaciones de este tipo es esencial los estudios prosopográficos, ya que centrándonos en la figura de los visires, estudiando a fondo sus mastabas, y sacando toda la información posible sobre ellos, podremos entender la administración y por ende, las transformaciones que se dieron en ella, entendiendo así, el devenir histórico del Antiguo Reino.

La importancia de la mastaba está más que justificada a lo largo del presente artículo, ya que es el continente de la información que prendemos conocer, por lo tanto, es esencial estudiar su origen, su desarrollo y sus partes, las cuales tienen funciones específicas y un desarrollo, las cuales, tienen su propia importancia también. Por ello la importancia de hacer investigaciones egiptológicas desde el conocimiento de la historia y cultura egipcia, no limitándonos a excavar desde una metodología eficiente pero no interpretativamente correcta, o un estudio artístico de formas, colores y evoluciones, sin entender el contexto cultural que le dio origen.


AGRADECIMIENTOS

Me gustaría dar mis agradecimientos a Dr. Francisco Contreras Cortés por su apoyo personal, académico e institucional incondicional en todo momento, sin el cual ni este artículo, ni otros proyectos fueron y serán posibles, y al Dr. Félix García Morá por su infinita paciencia y buen criterio a la hora de guiar a un apasionado egiptólogo en su andadura académica. Gracias.


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* Departamento de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Granada jfbermudez@ugr.correo.es