EL ASENTAMIENTO FENICIO Y ROMANO DE CABECICO DE PARRA DE ALMIZARAQUE (ALMERÍA)

PHOENICIAN AND ROMAN SETTLEMENT OF CABECICO DE PARRA DE ALMIZARAQUE (ALMERÍA)

Universidad de Almería, gm-sonia@hotmail.com

Sonia GARCÍA MARTÍNEZ*

Resumen

El presente trabajo de investigación se ha centrado en el estudio y análisis de la documentación arqueológica de la excavación de urgencia en el yacimiento de época fenicia y romana de Cabecico de Parra de Almizaraque (Cuevas de Almanzora, Almería) en 1987. Con este trabajo intentamos dar continuidad a las labores de investigación llevadas a cabo en el yacimiento, recuperar su valor científico y aportar datos relevantes en el campo del estudio del poblamiento fenicio y romano en el Sureste almeriense.

Palabras Clave

Poblamiento fenicio y romano, Sureste almeriense

Abstract

This research work is focused on the archaeological documentation analysis and study of the urgent excavation in the Phoenician and Roman site `Cabecico de Parra de Almizaraque´ (Cuevas de Almanzora, Almería) in 1987. With this project we try to give continuity to the research work carried out at the site, recover its scientific value and provide relevant data of the Phoenician and Roman settlement field of study in the southeast of Almería.

Keywords

Phoenician and Roman settlement field, southeast of Almería


INTRODUCCIÓN

La llegada de los colonos fenicios a la depresión de Vera, al Sureste de Almería, se caracteriza por seguir el modelo de asentamiento colonial de Extremo Occidente, ubicándose en promontorios de poca elevación en torno a las desembocaduras de las principales vías fluviales de los ríos Aguas, Antas y Almanzora (Lám. 1). Aprovechando tanto las condiciones especialmente favorables que presentaba el litoral, como la presencia de recursos naturales con tierras de gran riqueza agrícola y zonas mineras susceptibles de ser explotadas como Las Herrerías, Sierra Almagrera y Sierra de Bédar, ricos mineralógicamente en plomo, hierro y plata; y por la excelente situación geográfica con respecto a las vías de comunicación terrestres y marítimas, para realizar sus intercambios comerciales por el Mediterráneo (LÓPEZ CASTRO 2007a: 24, 2007b: 166-167).

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Lám. 1. Evolución del poblamiento fenicio en la depresión de Vera (LÓPEZ CASTRO et al. 2010: 112)


En nuestro caso de estudio, Cabecico de Parra de Almizaraque, siguiendo este modelo, se ubica en una pequeña loma situada junto al margen oriental del antiguo estuario del río Almanzora en el actual paraje Las Rozas (Lám. 2), y a unos 300 m del poblado de la Edad del Cobre de Almizaraque.

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Lám. 2. Situación geográfica de Cabecico de Parra de Almizaraque (LÓPEZ CASTRO et al. 2010: 110)


En el año 1987, la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de Almería indicó la necesidad de efectuar una excavación de urgencia en la parcela, que posteriormente albergaría a este yacimiento. Los trabajos de excavación fueron realizados por los arqueólogos J. L. López Castro, C. San Martín Montilla y T. Escoriza Mateu.

Los resultados de la excavación fueron muy reveladores, documentando una secuencia cronológica desde la fase más antigua, con una primera ocupación fenicia hasta prácticamente época tardoantigua. Despertaron un gran interés para sus excavadores por evidenciar una posible relación como asentamiento secundario del núcleo central de Baria (Villaricos), además de atestiguar una temprana presencia fenicia a mediados del siglo VII a.C. en el Sureste almeriense (LÓPEZ CASTRO et al. 1988: 7-11; LÓPEZ CASTRO et al. 1987-88: 157-169).


EL ASENTAMIENTO DE CABECICO DE PARRA DE ALMIZARAQUE

La fundación de Cabecico de Parra de Almizaraque, en la desembocadura del río Almazora, se establece dentro del sistema de explotación económico como asentamiento secundario del núcleo central de Baria (Villaricos), favorecido por la excelente ubicación geográfica que facilitaría la comunicación a través del río con otros asentamientos, además de proporcionar una extensa red de actividades económicas, por la aproximación a la zona minera de Las Herrarías (Lám. 3).

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Lám. 3. Antigua línea de costa de la desembocadura del río Almanzora IV-I milenio a.C. a partir de Hoffmann (1988) (LÓPEZ CASTRO et al. 2011: 21)


Las primeras referencias del asentamiento provienen de L. Siret en su obra Villaricos y Herrerías, designándole el nombre de “Cabezo de las Brujas (SIRET 1906: lám. I, 22-29), aunque nosotros seguiremos citándolo como Cabecico de Parra de Almizaraque. Siret identificó construcciones contemporáneas a las de Baria (Villaricos) y atribuyó un origen cartaginés y romano al yacimiento.

En el año 1987, se efectuó una excavación de urgencia en el yacimiento proporcionando una secuencia ocupacional de manera casi ininterrumpida desde la primera ocupación fenicia a mediados del siglo VII a.C. hasta época tardoantigua en el siglo VII d.C. El asentamiento se dispone en dos sectores diferenciados (Lám. 4): la zona de hábitat, donde se documentó diversas estructuras de habitación en la parte central y más alta del cerro, y en la ladera Este y Sur de época fenicia y romana; y la zona de la necrópolis, que pertenece a la última fase de ocupación en la zona Norte del asentamiento, extendiéndose hasta el yacimiento vecino de Almizaraque.

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Lám. 4. Planimetría de Cabecico de Parra de Almizaraque (LÓPEZ CASTRO et al. 1987-88: 163)


FASES DE OCUPACIÓN DEL ASENTAMIENTO

Fase Fenicia

La fase fenicia, documentada en el corte 4, es la más antigua de las registradas en el yacimiento. Esta fase estaba definida por las unidades estratigráficas 1 y 2 correspondientes a la fundación y utilización de una estructura de habitación de época colonial fenicia en la ladera Sur del yacimiento (Lám. 5), con una cronología desde la segunda mitad del siglo VII a.C. hasta enlazar con la etapa fenicia urbana del siglo VI a.C.

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Lám. 5. Corte 4: Perfil estratigráfico Norte (LÓPEZ CASTRO et al. 1987-88: 165)


La estructura muraria se situaba superpuesta a un muro exterior de técnica constructiva diferente de época romana (Lám. 6). El muro disponía de una anchura de unos 50-60 cm, y estaba construido sobre un zócalo de piedras transversales a la dirección del muro, utilizando grandes piedras unidas con barro que formaban dos caras, cuyo espacio interior quedaba rellenado con pequeñas piedras. El muro no presentaba una prolongación hacia el Sur.

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Lám. 6. Corte 4: Muro fenicio con construcción romana superpuesta (LÓPEZ CASTRO et al. 1988: 7)


El conjunto de materiales de esta fase es similar a los que encontramos en otros asentamientos fenicios del Sur peninsular en época colonial, con la presencia de algunas cerámicas con engobe rojo, cerámicas grises, cerámicas policromadas a bandas, ánforas de las formas más arcaicas, cerámica de importación corintia, y cerámica a mano con formas de tradición del Bronce Final.

La proximidad del asentamiento a las explotaciones mineras de Las Herrerías, y el hallazgo de escorias de fundición mineral en las unidades estratigráficas 2 y 4 del corte 4, nos hacen suponer una vinculación directa del yacimiento con las actividades de explotación metalúrgicas (LÓPEZ CASTRO et al. 1988: 9).

Fase Tardofenicia

Esta fase se documentó en el corte 4 procedente de un nivel de relleno con material cerámico fenicio y tardofenicio, correspondiendo a las unidades estratigráficas 4 y 5 (Lám. 7), y sobre el terreno natural del corte 1, bajo la estructura de la Habitación nº 2. No se han identificado ninguna estructura constructiva, pues posiblemente las estructuras hubieran sido destruidas por la construcción de las edificaciones romanas.

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Lám. 7. Corte 4: Perfil estratigráfico Oeste (LÓPEZ CASTRO et al. 1987-88: 165)


El material cerámico más significativo de esta fase está compuesto por fragmentos de cerámica tipo “Kouass”, fragmentos de cerámica tipo Campaniense A en el corte 4 y un fragmento de un kalathos ibérico en el corte 1. La aparición de estos materiales podría indicar una continuidad de la ocupación en el período urbano pleno fenicio con una cronología desde principios del siglo V a.C. hasta finales del siglo III a.C., e incluso una continuidad hasta el siglo I a.C. propio del período fenicio tardío.

A través de este conjunto de material cerámico, podemos confirmar la adscripción del yacimiento hecha por Siret en su obra Villaricos y Herrerías, donde documenta la aparición de fragmentos de huevo de avestruz en este yacimiento, suponiendo que fue habitado en el tiempo de los cartagineses (SIRET 1906: 44). Asimismo, señala el hallazgo de cerámicas tardofenicias en los escoriales de las minas de Las Herrerías, cuya explotación debió proseguir en estas fechas como indica el hallazgo de escorias de fundición en la unidad estratigráfica 4 del corte 4 (LÓPEZ CASTRO et al. 1988: 10).

Fase Romana Altoimperial

Durante el Alto Imperio asistimos a una extensión de la zona de hábitat con edificaciones que cubren zonas no ocupadas anteriormente. La estructuras murarias estaban asentabas directamente sobre la base de la colina en la zona Este en el corte 3 y se superponen construcciones a la fase anterior en el corte 4.

Las edificaciones registradas podrían corresponder a un área de habitación y almacenamiento, y la técnica constructiva de los muros era similar en todos los cortes. La técnica consiste en el trabado de piedras de mayor tamaño con tierra formando dos caras, y en su interior eran rellenadas con piedras de menor tamaño, mientras que los muros disponían de un grosor de unos 60 cm. La colina fue aterrazada para nivelar el terreno y aprovechar el espacio, lo que significa una ocupación del terreno a cota más baja y una mayor intensidad de la ocupación en el yacimiento (LÓPEZ CASTRO et al. 1988: 10).

En la ladera Este, en el corte 3 la fase altoimperial presentaba dos momentos constructivos representados en los estratos 1 y 2 (Lám. 8). La unidad estratigráfica 1 nos indica el momento más antiguo cuando se construyó un muro de mampostería y una conducción hidráulica, asociado a un material cerámico correspondiente en la segunda mitad del siglo I a.C. y de la primera mitad del siglo I d.C., señalando fragmentos de terra sigillata itálica de las formas Goudineau 38-25, una lucerna de volutas, varios fragmentos de cerámica de paredes finas y cerámica común.

El muro de mampostería se localizaba en el centro del corte (Lám. 9, 13), y presenta la misma técnica de construcción que los muros del corte 4. El muro dispone de unas grandes dimensiones, aproximadamente un metro de ancho, destinado posiblemente al aterrazamiento de la ladera. Por otro lado, la conducción hidráulica se localizada en la zona Noreste del corte con dirección Norte-Sur (Lám. 9, 13). La técnica de construcción se basa en piedra trabada con mortero de cal y revocada en su interior con cal. La conducción hidráulica indica un aprovechamiento controlado del agua para un uso indeterminado.

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Lám. 8. Corte 3: Perfil estratigráfico Norte


En un momento posterior, definido por la unidad estratigráfica 2 (Lám. 8), la conducción hidráulica es abandonada y recubierta por un pavimento de mortero de cal blanco sobre un preparado que servía de base al pavimento. Entre el material cerámico correspondiente a esta fase, datable en la segunda mitad del siglo II d.C., señalaremos un fragmento de terra sigillata sudgálica de la forma 37, 29, terra sigillata africana A de la forma Hayes 14, cerámica de cocina de producción africana y cerámica común.

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Lám. 9. Corte 3: Vista Este muro mampostería y conducción hidráulica (LÓPEZ CASTRO et al. 1988: 8)


En la ladera Sur, en el corte 4 la fase altoimperial estaba compuesta por dos complejos estructurales, la Habitación nº 1, localizada al Norte del corte; y la Habitación nº 2, ubicada en la zona Sur (Lám. 10). Esta fase corresponde a la fundación y utilización de las estructuras, y están asociados estratigráficamente a los estratos 7, 8 y 10 (Lám. 5). Ambas habitaciones presentaban una planta rectangular erigida con la misma técnica constructiva, al igual que el resto de estructuras del corte 3. Las dos habitaciones obedecían a una misma orientación espacial.

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Lám. 10. Corte 4: Planta final (LÓPEZ CASTRO et al. 1987-88: 164)


Entre los materiales cerámicos documentamos diversos fragmentos de terra sigillata: hispánica de la forma 15/17, africana de forma Hayes 16 y sudgálica de la forma Drag. 18/31; cerámica de cocina de producción africana y cerámicas de almacenamiento. Este conjunto de material cerámico es propio de contextos desde principios del siglo I d.C. hasta finales del siglo III d.C.

Fase Tardorromana y Tardoantigua

En esta fase las construcciones se superponen a la fase anterior en el corte 3, y se extiende la ocupación en la zona central de la colina en el corte 1, en la ladera Oeste en el corte 2 y en los diversos sondeos en la zona Norte del yacimiento.

En la zona más elevada de la colina, en el corte 1 se registraron dos fases constructivas (Lám. 11), de acuerdo con el material cerámico asociado se ha podido identificar una primera fase de época tardorromana correspondiente a la Habitación nº 2, localizada en la esquina Noreste de la propia Habitación nº 1. Esta habitación fue abandonada en el siglo IV d.C. como demuestra el material cerámico, señalando un fragmento de terra sigillata africana D (LÓPEZ CASTRO et al. 1988: 8). La técnica constructiva de los muros era diferente a las estructuras anteriores, estaban compuestos por piedras trabadas con mortero de cal y arena de poca consistencia. En el interior de la habitación se documentó un pavimento de capa fina de mortero de cal (Lám. 12).

Posteriormente, se registra otra fase constructiva de época tardoantigua correspondiente a la Habitación nº 1, ubicada la planta casi completa en forma cuadrada de 4,20 x 4,20 m en toda la superficie del corte. La técnica constructiva de los muros consistía en el trabado de piedras de mayor tamaño con tierra formando dos caras, y en su interior eran rellenadas con piedras de menor tamaño. Entre los materiales cerámicos, datables desde el siglo V d.C. hasta el siglo VII d.C., destacamos un fragmento de terra sigillata africana D de la forma 99 A/B, terra sigillata africana C de la forma Hayes 50a/Lamb. 40, cerámicas de cocina a mano típicas del Sudeste peninsular, cerámica de cocina de producción africana y cerámicas de transporte y almacenamiento.

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Lám. 11. Corte 1: Planta final

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Lám. 12. Corte 1: Habitación nº2 detalle pavimento (LÓPEZ CASTRO et al.1988: 9)


En la ladera Oeste, en el corte 2 no proporcionó ningún complejo estructural constructivo, solamente se documentó una unidad estratigráfica superficial compuesto por cerámicas de época tardorromana, desde el siglo III d.C. hasta el siglo IV d.C., con una prolongación cronológica hasta época tardoantigua. En esta unidad estratigráfica cabe destacar un enterramiento infantil efectuado en el interior de una jarra.

En el corte 3, se documenta otra nueva fase constructiva de época tardorromana, que es superpuesta a la fase anterior. La fase constructiva viene definida por la unidad estratigráfica 7, que constituye la fase de construcción del complejo estructural formado por dos muros de mampostería localizados en el Sureste y otro muro de mampostería en el Noroeste del corte (Lám. 13), con un material cerámico asociado de época tardorromana en las unidades estratigráficas 7, 8 y 9 (Lám. 8).

La técnica constructiva empleada en estos muros es similar a la utilizada en la Habitación nº 1 del Corte 1, usando piedras de mayor tamaño para formar el exterior de la cara del muro, en el interior un relleno de piedras de menor tamaño, y todo ello trabado con tierra.

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Lám. 13. Corte 3: Planta final


Entre los materiales cerámicos, correspondiente desde el tercer cuarto del siglo III d.C. hasta el siglo IV d.C., señalaremos un fragmento de una lucerna en forma de “asa de disco”, cerámica de cocina de producción africana del tipo Ostia IV, 1 y cerámica de cocina a mano típica del Sudeste peninsular. Posteriormente, el material cerámico asociado indica una utilización del conjunto estructural en época tardoantigua, identificada arqueológicamente en las unidades más superficiales 10, 11, 12 y 13 (Lám. 8). Entre el material cerámico destacamos un ánfora africana del tipo Keay LXI, cerámica de cocina de producción africana y cerámica a mano datables desde el siglo V d.C. hasta el siglo VII d.C.

En ladera Sur, en el corte 4 se documenta la utilización del conjunto estructural de la fase anterior con una continuidad en época tardorromana, e incluso hasta época tardoantigua, identificada arqueológicamente en los estratos 11a y 11b (Lám. 5). Entre los materiales destacamos varios pivotes de ánforas africanas del tipo Keay LXII, un fragmento de terra sigillata africana D de la forma Hayes 59/Lamb. 51 y un fragmento de terra sigillata hispánica brillante.

En la zona Norte de la colina, se localizó la necrópolis del yacimiento en el sondeo 7 (Lám. 14), que pertenece a la última fase de ocupación del asentamiento y se extiende hasta el yacimiento vecino de Almizaraque de la Edad del Cobre, como consecuencia de una reorganización espacial del asentamiento.

En el sondeo se documentó una tumba de inhumación construida por seis grandes lajas de pizarra longitudinales en los laterales, una laja transversal en forma de cabecera, y los pies carecían de cubierta por la construcción de otros enterramientos anteriores. En su interior conservaba un individuo adulto enterrado con el ritual funerario de inhumación, y se conservaban todos los restos óseos del esqueleto en posición decúbito supino. El enterramiento no contenía ningún tipo de ajuar ni elementos de adorno.

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Lám. 14. Sondeo 7: Necrópolis enterramiento (LÓPEZ CASTRO et al.1988: 9)


En las últimas excavaciones de Almizaraque se pudo confirmar la adscripción de la última fase a la extensión de la necrópolis de Cabecico de Parra de Almizaraque hasta el yacimiento de Almizaraque. Se registraron, en la zona central más occidental, en los niveles superiores nueve enterramientos de similares características y de la misma época localizadas por Siret en ese mismo lugar, al igual que en la necrópolis de Cabecico de Parra de Almizaraque (DELIBES DE CASTRO et al. 1986: 173).


CONCLUSIONES

Tras realizar un análisis en profundidad del yacimiento de Cabecico de Parra de Almizaraque, podemos concluir que se trata de un yacimiento arqueológico de gran interés histórico para el estudio de la colonización fenicia y la romanización en el Sureste peninsular.

El asentamiento constata una presencia fenicia desde época colonial avanzada en el valle del Almanzora a partir de la segunda mitad del siglo VII a.C., con una continuidad hasta el siglo I a.C., demostrando una continuidad sistemática en la ocupación fenicia en las desembocaduras de los ríos del Sureste peninsular.

En época fenicia, se funda como un asentamiento secundario del núcleo central de Baria (Villaricos), estableciéndose un sistema político y económico jerarquizado por parte del “centro nuclear de primer orden” subsidiarios de “centros nucleares de segundo y tercer orden”, que realizarían funciones específicas dentro del sistema de explotación económico (LÓPEZ CASTRO et al. 1987-88: 159). Se confirma una vinculación directa del yacimiento con las actividades de explotación metalúrgicas, con el hallazgo de escorias de fundición y por la proximidad a las explotaciones mineras de Las Herrerías. Asimismo, por su ubicación en tierras de gran riqueza agrícola debió estar relacionado con la explotación agrícola de los recursos naturales.

En época romana, el yacimiento proporciona una secuencia ocupacional de manera ininterrumpida desde la segunda mitad del siglo I a.C. hasta incluso el siglo VII d.C. El asentamiento a lo largo de su ocupación se intensifica con un mayor aprovechamiento del espacio mediante el aterrazamiento del terreno, y la incorporación de sistemas de abastecimiento de agua, relacionado posiblemente con la explotación agrícola.


AGRADECIMIENTOS

Para concluir, querría expresar mi agradecimiento a todas las personas que me han brindado su tiempo y ayuda en la realización de este trabajo, en especial a mi directora Isabel Fernández García de la Universidad de Granada y codirector José Luis López Castro de la Universidad de Almería, por el asesoramiento académico y el apoyo moral para poder llevar a cabo este trabajo.

Igualmente, mi agradecimiento al director y codirector de la excavación de Cabecico de Parra de Almizaraque, José Luis López Castro y Concepción San Martin, por permitirme acceder al estudio del yacimiento y su documentación. En esta misma línea, quisiera agradecer a Francisco Sánchez González, Técnico de Laboratorio de la Universidad de Almería, por la labor que ha realizado en este trabajo.


BIBLIOGRAFÍA

DELIBES DE CASTRO, G., FERNÁNDEZ MIRANDA, M., FERNÁNDEZ-POSSE, Mª D., MARTÍN, C. (1986): El poblado de Almizaraque. Homenaje a Luis Siret, (1934-1984), Consejería de Cultura, Sevilla, 1986, pp. 167-177.

LÓPEZ CASTRO, J. L. (2007a): La ciudad fenicia de Baria. Investigaciones 1987-2003. Actas de las Jornadas sobre la zona arqueológica de Villaricos, Almería, 2005, pp. 19-39.

LÓPEZ CASTRO, J. L. (2007b): Abdera y Baria. Dos ciudades fenicias en el Sureste de la Península Ibérica, en J. L. López Castro (Ed.), Las ciudades fenicio-púnicas en el Mediterráneo Occidental, Universidad de Almería – CEFYP, Almería, 2003, pp. 157-186.

LÓPEZ CASTRO, J. L., SAN MARTÍN MONTILLA, C., ESCORIZA MATEU, T. (1987-1988): La colonización fenicia en la desembocadura del Almanzora: el asentamiento fenicio de Cabecico de Parra, Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada, 12-13, pp. 157-169.

LÓPEZ CASTRO, J. L., SAN MARTÍN MONTILLA, C., ESCORIZA MATEU, T. (1988): Memoria de la excavación de urgencia realizada en el yacimiento fenicio y romano de Cabecico de Parra de Almizaraque (Cuevas del Almanzora, Almería), Anuario Arqueológico de Andalucía 1988, III, pp. 7-11.

LÓPEZ CASTRO, J. L., MARTÍNEZ HAHNMÜLLER, V., PARDO BARRIONUEVO, C. A. (2010): La ciudad de Baria y su territorio, Los púnicos de Iberia: proyectos, revisiones, síntesis, Mainake, XXXIII (I), pp. 109-132.

LÓPEZ CASTRO, J. L., MARTÍNEZ HAHNMÜLLER, V., MOYA COBOS, L., PARDO BARRIONUEVO, C. A. (2011): Baria I. Excavaciones de urgencia en Villaricos. La excavación de urgencia de 1987. Universidad de Almería.

SIRET, L. (1906): Villaricos y Herrerías. Antigüedades púnicas, romanas, visigóticas y árabes. Memoria descriptiva e histórica, Arráez Editores, Almería.