ARQUEOLOGÍA DE LA INFANCIA: NIÑOS Y NIÑAS EN LA PREHISTORIA RECIENTE DE LA REGIÓN DE MURCIA A TRAVÉS DE LOS RESTOS FUNERARIOS

ARCHAEOLOGY OF CHILDHOOD: CHILDREN IN LATE PREHISTORY OF MURCIA REGION THROUGH FUNERARY REMAINS

Universidad de Murcia. celtiarg@correo.ugr.es

Celtia RODRÍGUEZ GONZÁLEZ*

Resumen

El estudio de la Infancia a lo largo de la Prehistoria reciente es una perspectiva que suscita en la actualidad mucho interés en el campo de las investigaciones arqueológicas. Lo que se propone a continuación es un estudio sistemático de varios casos de estudio de distintos yacimientos en la Región de Murcia. De esta forma pretendemos establecer cómo vivían estos sujetos, que consideraciones tendrían dentro de la comunidad o cuales eran las funciones que pudieron realizar dentro de la misma, a través de una metodología que tiene en cuenta los análisis de género y edad.

Palabras clave

Arqueología de la Infancia, Arqueología del Cuerpo, individuos infantiles, Prehistoria reciente, Región de Murcia.

Abstract

The study of childhood across Late Prehistory is a perspective that arouses much interest today in the field of archaeological studies. What is proposed below is a systematic study of several case studies of different sites in the Murcia province. In this way we try to establish how lived these subjects, what considerations have within the community or what were the functions that could be performed within it, through a methodology that takes into account gender and age analysis.

Key Words

Archaeology of Childhood, Archaeology of the Body, Children, Late Prehistory, Murcia region.


INTRODUCCIÓN

La presencia de niños y niñas dentro del registro arqueológico ha sido relegada a un segundo plano durante muchos años en la investigación arqueológica. Muchos autores critican la falta de estudios y abogan por un interés todavía mayor para poder llevar a cabo análisis comparativos que definan a las sociedades pasadas a través de la infancia. El primer paso para poder realizar un análisis sobre esta etapa de la vida de un individuo es dejar de lado el concepto actual de infancia para no extrapolar ese concepto actual al pasado.

El presente trabajo tiene como objetivo principal el estudio sistemático de la infancia en la Prehistoria Reciente a partir de una serie de casos localizados en la Región de Murcia, concretamente sus áreas occidentales y sur. Los análisis pretenden determinar cómo fue la infancia, entendiendo a la misma por la etapa de desarrollo que va desde el nacimiento hasta la edad adulta.


EL ESTUDIO DE LA INFANCIA

La muerte de un individuo infantil es algo que hoy día aún nos impresiona, y no sabemos a ciencia cierta cuanto tendrían asumido en el pasado la frecuente muerte de individuos tan pequeños (CHAPA 2002) debido a factores como enfermedad, condiciones medioambientales, etc… pero la dedicación que se pone en el tratamiento funerario de niños y niñas nos indica la valoración que tenían de estos individuos como miembros del grupo. El estudio de la infancia dentro y fuera de nuestro país ha sido un tema algo minoritario; de hecho algunos autores critican la insuficiencia de investigaciones al respecto. No obstante existen ciertos estudios de manera general sobre este tema, y que han sido desarrollados a partir de la Arqueología de Género.

El interés por la infancia comienza en los años 70 con los estudios de Grete Lillehammer, pero no será hasta el nuevo milenio cuando los congresos, seminarios y monografías desarrollen este tema con más detenimiento. En este momento empiezan una serie de congresos como el de Berlín en el año 2004, con el título de “From birth to death. Individual and social dimensions of age and gender in Prehistory”; “Archaeology of infancy and childhood” celebrado en la Universidad de Kent en 2005, y en el Bergen Museum (2006), “Children, Identities and the Past”.

Los primeros estudios realizados en relación a los niños y niñas dentro de la Arqueología se desarrollaron en los países escandinavos, centrándose concretamente en los periodos de la Prehistoria y la Protohistoria. Uno de los momentos clave fue la fundación en 2005 del SSCIP (Society for the Study of Childhood in the Past), una sociedad internacional y multidisciplinar que intenta promover el avance de los estudios de los individuos infantiles (LILLEHAMMER 2009:16). Dependiente de esta asociación se han publicado hasta la fecha ocho volúmenes de la revista “Childhood in the Past: an International Journal” (Sage) además la SSCIP cuenta con una serie monográfica en la editorial Oxbow cuyo cuarto volumen acaba de ser publicado (SÁNCHEZ ROMERO et al. 2015).

En nuestro ámbito nacional, los estudios aún son escasos en Arqueología. El interés por los individuos infantiles ha sido desarrollado en los últimos años sobre todo para los estudios en las etapas prehistórica y protohistórica peninsulares. Destacan Maria Manuela Ayala Juan (1999), Teresa Chapa (2002, 2003, 2008), M. Paz de Miguel (2010, 2010a 2014) o Margarita Sánchez Romero (2004, 2006, 2007, 2008, 2010).


METODOLOGÍA DE ANÁLISIS

La metodología aplicada a la Arqueología de la Infancia es la misma que se le aplica a cualquier forma de estudio de la identidad y hemos elegido la “Arqueología del Cuerpo”. De esta forma se han establecido una serie de elementos que vamos a utilizar lo largo de este análisis de la infancia durante la Prehistoria reciente: cuerpo, contextos y objetos.

En primer lugar, se va a considerar como objeto de estudio el cuerpo. El análisis que se ha hecho reposa de manera muy definida en estudios antropológicos de los yacimientos que se han seleccionado. Podemos conocer el sexo, la edad, la alimentación, patologías, enfermedades, las actividades realizadas. Por otro lado se ha seleccionado el contexto, a través del cual podemos averiguar el tipo de relación existía entre los cuerpos y los objetos. Es en el contexto funerario donde va a quedar constancia de la identidad de los mismos, cómo los veían los individuos del grupo, qué relación tenían con ellos, cómo eran considerados dentro de la comunidad, entre otras muchas cosas. Por último, es necesario el estudio de los objetos. Existe una relación entre los objetos y los cuerpos que se encuentran dentro del contexto funerario, todo ello da lugar a la elaboración de una serie de hipótesis sobre las relaciones existentes dentro de la propia comunidad (SÁNCHEZ y ALARCÓN 2012:66).


LA ARQUEOLOGÍA DE LA INFANCIA EN LA PREHISTORIA RECIENTE DE LA REGIÓN DE MURCIA

El estudio de la infancia que se va a exponer depende de una serie de premisas por las cuales se han escogido unos yacimientos que convenían para la comparativa y evolución de la Infancia a lo largo de la Prehistoria reciente.

Edad del Cobre: Camino del Molino (Caravaca de la Cruz, Murcia)

Camino del Molino (Caravaca de la Cruz) es un enterramiento múltiple, cuya excavación se desarrolló como una intervención de urgencia entre febrero y noviembre de 2008 (LOMBA et al 2009: 33).

El contexto funerario

¿Cómo fueron depositados los individuos? al ser un enterramiento colectivo, se puede afirmar que en esta fosa común todos los miembros fueron inhumados dentro de una fosa común sin distinción de sexo o edad; según los trabajos de campo preliminares un 30% de los individuos eran sujetos entre los primeros años de vida y los 14 años (LOMBA et al. 2009). Los individuos fueron colocados en las zonas del perímetro de la cavidad, localizándose una acumulación más frecuente dentro de la misma, lo que haría que, con posteriores deposiciones los individuos enterrados con anterioridad se desplazaran hacia el centro de la cavidad. Esto provocó un astillamiento de los huesos que pertenecen a individuos que aparecieron en el centro de la fosa. Encontramos, por lo tanto en Camino del Molino (en adelante CMOL) dos tipos de deposiciones, por un lado (1) en primera inhumación, refiriéndose a las que aparecen junto a las paredes de la cavidad; y por otro lado (2) los individuos depositados con anterioridad que han sido reubicados (HABER et al. 2012).

Por tanto, hasta el momento tampoco existe una clara diferenciación de ubicación de los individuos infantiles del resto de adultos, por el hecho de que dentro de la fosa común los sujetos subadultos aparecieron de manera aleatoria.

Los individuos de esta población no hacen distinción a la hora de enterrar a sus difuntos. Lo hacen de manera que todos están integrados dentro de la misma, sean hombres, mujeres, niños o ancianos. Este hecho se puede ver dentro del registro ya que aparecen ejemplos de sujetos de todo tipo de sexo y edad, y tampoco encontramos signos de jerarquización social. En relación con cuándo fueron depositados, la secuencia de enterramiento de los individuos parece que se desarrolló a lo largo de unos 300 años.

Todo ello indica que la población media sería de unos 70 habitantes por comunidad, según los datos antropológicos llevados a cabo por el equipo de investigación de CMOL (HABER et al. 2012).

Sabemos que el lugar donde han sido enterrados estos individuos es una sepultura colectiva que se encontraría situada muy cerca del que podría haber sido su poblado: Molinos de Papel, situado a unos 400m al SO de la necrópolis, con ocupación desde el neolítico y donde se han encontrado industria lítica similar a la de Camino del Molino. De esto se puede deducir que mientras que en el resto necrópolis de la época (2.300- 1900 a.C. aproximadamente) enterraban a una parte de la población, en CMOL, se enterraba a todos los miembros de la comunidad. Y no sólo a los miembros sino también a cánidos (HABER et al. 2012).

Los cuerpos

Como ya hemos mencionado, el estudio del cuerpo es fundamental para este análisis de la infancia. Nos ayuda a poder establecer las condiciones de vida, las enfermedades y la salud de los individuos, la dieta, la época del destete, así como las actividades que solían realizar.

En este yacimiento se da el caso de la ausencia de fetos (aunque parece que los análisis actuales están permitiendo identificar algunos restos asociados con esta etapa de edad). Por otro lado vemos una escasa muestra de individuos infantiles en sus primeros años de vida, que podría deberse a dos factores comunes dentro de la arqueología: en primer lugar la mala conservación de los huesos, por su fragilidad y su tamaño, y en segundo lugar por un enterramiento distinto al de los demás individuos.

No obstante el análisis de los grupos de edad en relación a la segunda etapa de los infantiles (3-12 años) da lugar a pensar que se trata de una época en la que la tasa de muerte infantil se elevaba por el hecho de que aparecen una cantidad mayor de individuos que en el anterior grupo de edad. Ello pudo deberse a la deficiencia alimentaria, las condiciones de vida, o el hecho de que por ser la época en la que comenzaba el destete el sistema inmunológico no estuviera preparado para ello, lo que daría lugar a la pérdida de individuos en edades comprendidas entre los 3-4 años.

En relación a las patologías que se registran dentro de los huesos vemos la existencia de una serie de oberturas porosas en distintas partes de los huesos. Las patologías suelen producirse en casos de falta de hierro anemia genética o adquirida por una alimentación deficiente, pero también se dan casos en los que aparecen como consecuencia de infecciones crónicas, que pueden causar la muerte del propio individuo. La lesión ósea más frecuente es la criba femoralis (18 individuos de 25: 18/25), seguida de la lesión de encaje, que afecta a 13 de los 25 individuos de la muestra. La que menos tiene afección es la hiperostosis porótica del parietal, la cual solo se muestra en 3 de los 25 casos expuestos (HABER et al. 2012).

Los objetos

En relación a los objetos, los ajuares nos dicen cómo era la sociedad en función al número y tipo de objetos con lo que se enterraban. No obstante el ajuar del yacimiento está compuesto por decenas de cerámicas, puntas de fecha, láminas, un puñal, piezas retocadas en sílex, así como unos 30 punzones en hueso, hachas pulimentadas, incluso cuentas de collar, ajuar que en general es bastante escaso si tenemos en cuenta el número de sujetos enterrados.

Gracias a estos objetos se puede inferir la jerarquización social o la participación de cada uno de los miembros de la comunidad en la vida diaria. Aunque en el caso de CMOL no se puede asociar cada elemento de ajuar con un sujeto concreto como consecuencia de un tipo de enterramiento asociado tradicionalmente con una sociedad poco jerarquizada, en la que lo importante es el conjunto de la sociedad y no el individuo.

Edad del Bronce. Bajil (Moratalla, Murcia), Los Cipreses (Lorca, Murcia) y Madres Mercedarias (Lorca, Murcia)

Para el estudio de la Edad de Bronce, se han tenido las mismas consideraciones, pero con la premisa de que los individuos encontrados en un solo yacimiento eran insuficientes como muestra para analizar la infancia en esta etapa. Por lo tanto, se ha optado por elegir varios yacimientos que alcanzarán una muestra suficiente para este análisis: Bajíl (Moratalla), Los Cipreses (Lorca) y las Madres Mercedarias (Lorca).

El contexto funerario

Los individuos más pequeños que encontramos en esta época son los neonatos (hasta los 9 meses de edad) que aparecen dentro de los espacios de hábitat. La muestra de la suma de los tres yacimientos cuenta con 11 fetos del total que son 18. El resto son seis individuos infantiles y uno juvenil (en 3 casos hay adultos que acompañaran a los individuos en sus primeros años de edad dentro de la misma tumba).

En relación al cómo, dentro de Los Cipreses todos los fetos se encuentran depositados de manera individual, siendo la forma de enterramiento más común la urna (tumbas 7, 8 10 y 12). Una de las cuestiones importantes es la orientación de los individuos, que en las tumbas 7, 8, y 10 está generalizada en dirección Este-Oeste, a excepción de la tumba 12 cuya orientación es Nor-Noreste/Sur-Sureste. Además de la posición anatómica que en la tumba 7 el cadáver aparece flexionado con la cabeza y los pies mirando hacia el Este. En el caso de la tumba 8 en urna, el cadáver queda introducido dentro de ella con la cabeza en el Oeste y los pies hacia el Este. En la tumba 10 el sujeto tiene la cabeza mirando hacia el Oeste y los pies hacia el Este. En la tumba 12 los restos se encuentran dentro de la tumba y el autor no da ninguna alusión la orientación del cadáver (MARTÍNEZ, PONCE y AYALA 1996).

En El Bajil, la disposición de los individuos es muy parecida a la de los Cipreses, además de que todas las tumbas son individuales. En este yacimiento aparecen dentro de tres tipos de sepultura en la que predomina es la urna (tumbas 2, 5, y 7) con la novedad del pithos (tumba 10). La orientación de las tumbas varía: mientras que las tumbas 5 y 7 tienen una orientación Este-Oeste, la tumba 2 está colocada en orientación Suroeste-sureste. En relación al feto de la tumba 10 de Bajil, que aparece en pithos y su orientación y ubicación es muy imprecisa para determinarla (EIROA 1993-94, 1998).

En relación al cómo aparecen en el yacimiento de Las Madres Mercedarias de Lorca predomina el modo de enterramiento en urna (60%), en los fetos tenemos el ejemplo de las tumbas 2 y 7. Por otro lado la orientación de los individuos en este yacimiento varía considerablemente. En el caso de la tumba 2, la urna aparece en posición horizontal en una orientación Noroeste-Suroeste. En este caso en lo que se refiere a la posición anatómica esta tumba, en la que aparecen dos individuos, el primer individuo está desarticulado y el segundo aparece flexionado. Lo que puede deberse al desplazamiento del primero para la colocación del segundo (PUJANTE y MARTÍNEZ 2010, RIHUETE, OLIART y FREGEIRO 2011).

Con respecto a con quién aparecen estos individuos de Las Madres Mercedarias, encontramos tumbas dobles (tumba 2) y tumbas triples (tumba 3). En el primer caso, en la tumba 2 aparecen dos individuos infantiles, cuyas disposiciones habrían hecho que uno desplazara al otro, como se ha mencionado antes. En el caso de la tumba 3 aparecen tres individuos: un feto, un infante y un individuo adulto posiblemente masculino (PUJANTE y MARTÍNEZ 2010; RIHUETE, OLIART y FREGEIRO 2011).

Los individuos infantiles que aparecen dentro de esta muestra son 6 y pertenecen a una edad comprendida entre los 3 y los 13 años. Como vemos existe una ausencia importante de los individuos en sus primeros años de vida que puede deberse a mejores condiciones de vida dentro de este periodo de edad y de tiempo. No obstante no hay que dejar atrás que esto es una muestra de varios yacimientos y que no siempre toda la población está enterrada (DE MIGUEL 2010).

En Los Cipreses la orientación y deposición de los individuos infantiles no es variada ya que solo tenemos un individuo en este yacimiento perteneciente a este grupo de edad, donde se ha localizado un enterramiento en cista (tumba 6). Con respecto a la orientación el individuo está enterrado de forma que el eje transversal de la cista está orientado de Este a Oeste, por otro lado, en lo que se refiere a la posición anatómica el cadáver aparece en posición fetal decúbito lateral izquierdo con la cara mirando hacia el norte (MARTÍNEZ, PONCE y AYALA 1996).

En el caso de Bajil, al igual que hemos visto en Los Cipreses, solo tenemos un ejemplo de individuo infantil dentro del yacimiento. Se trata de la tumba 1, donde se depositó un cadáver en una cista. En relación a su orientación la tumba está orientada hacia el Suroeste-Noroeste. La posición anatómica la tumba 1 de Bajil aparece de manera supina, flexionado, con la cabeza hacia el Suroeste (EIROA 1993-94, 1998).

En el yacimiento de Las Madres Mercedarias, se encuentran, del mismo modo, enterrados en urnas (tumbas 1 y 7) y cistas (tumba 6) a excepción del infante de la tumba 3 que aparece en una fosa sellada mediante piedras, junto con un feto y un individuo adulto. En lo que se refiere a la orientación de los cuerpos en este yacimiento, dentro de la tumba 1 el sujeto se encuentra en posición Noroeste-Suroeste. En el caso de la tumba 3 y la 6, no se puede establecer una orientación ya que los individuos están desarticulados. Por otro lado el esqueleto infantil de la tumba 7 se encuentra en posición Noroeste-sureste. En general, en los tres grupos de edad establecidos, con respecto a con quién aparecen, en la muestra se puede ver la presencia de individuos subadultos enterrados junto con otros miembros de la comunidad. Estos casos son las tumbas 6 y 7 del yacimiento de Las Madres Mercedarias. En el caso de la tumba 3 aparecen dos individuos subadultos, uno infantil y un feto (RIHUETE, OLIART y FREGEIRO 2011).

En relación a los individuos juveniles, la única muestra que tenemos de esta selección es la tumba 5 de Los Cipreses, con una edad aproximada de 12 a 18 años. Este individuo indeterminado se encuentra dentro de una cista cuyos lados cortos (eje transversal de la misma) están orientados Este-Oeste. El cadáver está en posición fetal, apoyado sobre su lado izquierdo, con la cabeza hacia el Oeste y los pies hacia el Este (MARTÍNEZ, PONCE y AYALA 1996).

Los cuerpos

En relación a los cuerpos la Antropología Física tiene mucho que decir, pero ni Los Cipreses ni tampoco Bajil contienen los datos necesarios para poder realizar un análisis sobre las patologías que pudieron entorpecer el desarrollo de la infancia. En ninguno de los casos se ha podido determinar el sexo de los sujetos. En el caso de Las Madres Mercedarias y de Bajil es fácil de comprender, ya que la mayoría de los restos humanos recuperados son de fetos, pero no obstante en el caso del individuo juvenil de Los Cipreses puede deberse a la ausencia de restos óseos completos, lo que a veces dificulta la determinación sexual de los sujetos.

En relación a las patologías, de la muestra que se ha escogido solo las tumbas 1, 3 y 7 de las Madres Mercedarias presentan patologías, que se suelen asociar a comunidades prehistóricas. En el caso de la tumba 1 tenemos a un sujeto infantil que presenta un trauma en el húmero izquierdo. Esto puede deberse a una acción que haya hecho que el hueso, en vida del individuo, se halla fracturado. La tumba 3 está compuesta por tres individuos, de los cuales sólo el infantil contiene patologías que han dejado huella en los huesos, como son la criba orbitalia, remodelaciones endocraneales, aposición ósea en la mandíbula y húmero, y caries. En el caso de la tumba 7 aparece un individuo infantil con hiperostosis porótica y criba femoralis, lo que denota un ejemplo de falta de vitaminas, hierro o incluso la aparición de anemias. El individuo también tiene hipoplasia en el esmalte lo que indica un estrés nutricional, infeccioso o parasitario (RIHUETE, OLIART y FREGEIRO 2011).

Los objetos

En relación al estudio de los objetos en la Edad de Bronce, el caso de los fetos es muy aislado, debido a que sólo un individuo presenta ajuar, es el caso de la tumba 2 de las Madres Mercedarias. El ajuar es externo (fuera de la urna) y contiene restos vegetales carbonizados. En los demás casos los fetos no contienen ni ajuar exterior ni interior (PUJANTE y MARTÍNEZ 2010).

En lo que se refiere a los ajuares de los individuos infantiles encontramos que la mayoría contiene ajuar: en Los Cipreses la tumba 6, en Bajil la tumba 1 (EIROA 1993-94, 1998), y en Las Madres Mercedarias la tumba 1, 6 y 7. El único caso donde no hay ajuar es en la tumba 3 de las Madres Mercedarias (PUJANTE y MARTÍNEZ 2010).

Los ajuares pueden aparecer dentro o fuera de la urna o de la cista, incluso puede tratarse del mismo material cerámico que contiene los huesos. En este caso vamos a encontrar variedad. En los Los Cipreses, la tumba 6 va a contener tanto ajuar interno como externo, es decir un ajuar mixto. En el primer caso se va a tratar de objetos metálicos como un puñal de cobre encontrado bajo el fémur izquierdo y un brazalete de cobre en el antebrazo izquierdo. En el caso del ajuar exterior encontramos cinco cubiertas de pizarra, cerámica de grandes dimensiones, además de un vaso con carena (MARTÍNEZ, PONCE y AYALA 1996).

En el Convento de las Madres Mercedarias, el 60% de los individuos infantiles van a contener ajuar. La tumba 1 contiene un ajuar externo compuesto por restos vegetales carbonizados. Por otro lado la tumba 6, de ajuar mixto, en el caso del ajuar interno dos espirales, un puñal y restos de fauna. En lo que refiere al externo un fragmento de brazalete de arquero. En la tumba 7 el ajuar también es mixto. El interno contiene una espiral, cerámica y fauna. En el caso del externo, dos molinos. En estas dos últimas tumbas hay que tener en cuenta que se trata de dos enterramientos donde aparece más de un sujeto (PUJANTE y MARTÍNEZ 2010).

Edad del Hierro. El Cigarralejo (Mula, Murcia)

La necrópolis de El Cigarralejo es uno de los yacimientos más importantes de la Región de Murcia, donde se constatan unas 547 tumbas en unos 1400 m2. A pesar de este estudio todavía queda por excavar unos 1100 m2, donde pueden encontrarse más restos (CUADRADO 1987).

El contexto funerario

Como se ha hecho anteriormente, se debe preguntar al contexto sobre cómo, con quién y dónde, en líneas generales se puede ver que en la mayoría de los casos la sepultura que va a predominar va a ser la urna. Algunas excepciones en las que no aparecen urnas son las tumbas con individuo menor de un año como son la 247, 317, las tumbas infantiles 69, 134, 232, 275, 326; y las tumbas juveniles la 73, 108, 213, 228 (CUADRADO 1987).

El lugar donde van a ser enterrados son hoyos o nichos en los que se va a depositar la urna o el individuo cremado o inhumado. Sobre ellos se depositaba la urna que varía en forma dependiendo del individuo, ésta era tapada con arena, más tarde solían poner piedras por encima de la tumba. En lo que se refiere a posición anatómica en la mayoría de los casos desconocemos la misma debido a dos razones, (1) se suelen enterrar en urnas, y (2) son deposiciones secundarias, es decir, que los individuos se han colocado después de haber sido cremados en piras funerarias. En el caso de los individuos inhumados aparecen de la misma forma (CUADRADO 1987).

En relación a con quién, encontramos las tumbas dobles que pertenecen a fetos 118, 140, 162, 247, 261 y 317. La disposición de estas tumbas es fácilmente reconocible, ya que va a aparecer un individuo cremado de mayor edad junto con un sujeto inhumado. En estos casos sería interesante observar si los individuos que acompañan a esos fetos son mujeres u hombres. En el caso de la tumba 118 el feto aparece junto a un individuo adulto que se ha identificado con sexo masculino por el hecho que en ajuar aparecen armas. Las tumbas 140, 162 y 317 aparecen junto a un sujeto adulto femenino que aparece cremada, lo que podría decirnos que se trataría de su madre o un familiar muy cercano. Por otro lado tumbas 247 y 261 aparecen con un sujeto del cual no se menciona el sexo ni la edad (CUADRADO 1987, SANTONJA 1993).

Por otro lado también encontramos individuos infantiles con estas características (tumbas dobles) como podemos ver en las tumbas 504, 528, y en la 541, en la que aparecen un individuo adulto y un infantil. O tumbas triples como es el caso de la tumba 534, donde se puede ver un individuo masculino, uno femenino y el infante (CUADRADO 1987, SANTONJA 1993).

En cuanto al dónde, las intervenciones arqueológicas no han dado una división dentro de la necrópolis en cuestión de edad y sexo. Los individuos han sido enterrados en una zona empedrada, de manera aleatoria, ya que según los planos de Cuadrado (1987) , no hay una disposición específica para cada grupo de edad. Aunque en cierto modo algunas inhumaciones se han documentado en zonas concretas del yacimiento.

Los cuerpos

Con respecto a los datos antropológicos en este yacimiento tenemos el estudio osteológico realizado por Manuel Santonja a principio de los años 90, donde encontramos un análisis de una muestra considerable de algunos individuos de El Cigarralejo, entre los que se encuentran más de los que se exponen en la memoria de Cuadrado de 1987. No obstante muchos de los datos que nos ofrece no nos permiten delimitar al 100% cuales eran las patologías que sufrían estos individuos. Para Santonja los individuos de las tumbas juveniles 22, 125A sufrían de artritis y artrosis, lo cual nos indica que realizaban una serie de actividades que podrían suponer un desgaste para el hueso (SANTONJA 1993).

Los objetos

Dentro del análisis de los ajuares en El Cigarralejo tenemos que tener en cuenta y valorar la gran cantidad y la variedad de objetos que acompañan al difunto. En este yacimiento podemos encontrar una serie de pertenencias que se pueden asociar a una clase social elevada, dando así ejemplo de que los individuos infantiles podían gozar de un alto estatus y por ende, estarían inmersos dentro de las actividades diarias que realizaba la comunidad y en su organización social.

Todos los individuos de los grupos de edad que hemos estudiado contienen ajuar, aceptando incluso la propia urna como parte del mismo. En prácticamente todos los casos encontramos cerámica, lo cual denota una importante producción dentro de este mundo íbero. También podemos encontrar objetos metálicos, entre los que predominarán los utensilios fabricados en plata, cobre y en bronce, como anillos, brazaletes, pendientes, fíbulas. Incluso en algunos casos vamos a encontrar algo de hierro. Lo que denota la evolución en el tratamiento y producción del metal para conseguir objetos. Por otro lado también se pueden ver casos en los que usan el vidrio para realizar objetos como las cuentas de collar. Otro ejemplo de ajuar son los huesos, que en algunos casos aparecen como útiles (ejemplos de agujas de hueso), instrumentos juego (piezas planas) o de adorno. Otro material que se encuentra dentro de las tumbas en El Cigarralejo es la piedra, que en los casos que aparece suele ser como instrumentos de adorno o juguetes (CUADRADO 1987).

En relación a los fetos encontramos una mayoría de adornos como pueden ser anillos, cuentas de collar, colgante, fabricados en vidrio y metales, como ocurre en el caso de la tumba 118, 140, 201, 247 y 317. Lo cual parece denotar un importante interés por proteger al individuo en el más allá, es decir, podría tratarse de elementos protectores, más allá de meros elementos ornamentales. No obstante en la mayoría de los casos también aparecen junto a individuos adultos o juveniles, lo cual hace pensar que se trataría de una muerte a la hora del parto o postparto en el que la mujer no haya sido capaz de superarlo y el individuo con ella. En el caso de que se tratara de hombres esto hace suponer otro ejemplo de que la maternidad en este mundo no era sólo algo específico para la mujer, si no que se trataba de algo construido por la sociedad y que por ende todos participaban de ella. En relación a la cerámica, todos (a excepción de la 247 y la 317) contienen urnas cerámicas y ajuar cerámico, ánforas, platos, fragmentados, platos, vasos…etc. Por otro lado en el caso de los fetos también encontramos algo que denota que normalmente se ha asociado a las mujeres, que son las fusayolas, hechas de cerámica. En este caso aparecen las tumbas 140 y la 247, ambas dobles con un individuo femenino adulto (CUADRADO 1987).

Por otro lado los individuos infantiles que aparecen también contienen ajuares, aunque en este caso se produce un mayor aumento de la cantidad de cerámica. Se ve como la cantidad de fusayolas, objetos de cocina como platos, ollas, cuencos, van a superar al grupo de edad anterior. En lo que se refiere a objetos metálicos también aparecen con más frecuencia que en los casos anteriores, siendo lo más común dentro de los individuos infantiles después de la cerámica. Aparecen objetos de plomo y plata como anillos, sin embargo no se constata presencia de armas como falcatas que posteriormente veremos en los individuos juveniles (CUADRADO 1987).

Por otro lado, no se encuentran diferencias de edad en los objetos de vidrio, que siguen estando presente en algunas de las tumbas infantiles, no variando prácticamente en cantidad de la muestra. Aparecen unos objetos de ornamentación que no habían aparecido antes como son las conchas marinas, cardiums, caracoles y lapas acompañando al sujeto. Estos objetos se pueden ver en las tumbas 75 y en la 292. En el primer caso se trata de una niña y en segundo es indeterminado (CUADRADO 1987).


CONTEXTOS, CUERPOS Y OBJETOS: LA DEFINICIÓN DE LA INFANCIA EN LA PREHISTORIA RECIENTE

Lo que nos dice el contexto

En el caso de Camino del Molino niños, niñas, adultos, adultas, ancianos y ancianas se encuentran enterrados en el mismo sepulcro colectivo, en el que fueron depositados a lo largo de unos 300 años. Este hecho hace pensar que en esta época se pueda tratar de una aceptación de los más pequeños dentro de la propia comunidad o incluso que su participación hiciera que estos sujetos pudieran estar considerados dentro de la misma. Tampoco habría una diferenciación de género de los individuos, como se puede observar en la muestra estudiada a los individuos en conjuntos existen unos porcentajes iguales en cuanto al sexo de los mismos.

En el caso de los tres yacimientos escogidos para la Edad de Bronce, estos hacen ver como se produce un cambio significativo dentro del tratamiento de la Infancia en este periodo. Los yacimientos de hábitat se convertirán en necrópolis donde se puede observar como una pequeña parte de la población ha sido enterrada dentro de los propios hogares. Por otro lado se encuentran diferencias entre enterramientos infantiles y adultos, es decir, existe mayor presencia de individuos infantiles dentro de estos contextos que de individuos adultos en el conjunto de los 3 yacimientos seleccionados.

Con la llegada del Hierro se produce otro cambio significativo dentro del tratamiento de la muerte. A partir de ahora comenzarán a cremar a los miembros de la comunidad, algo que no ocurrirá con los más pequeños. Este hecho es algo excepcional que tendrá su acogida a lo largo del tiempo. Se produce así una diferenciación social que aún todavía los especialistas del tema no han podido explicar.

En el yacimiento de El Cigarralejo se ve cómo ha cambiado el modo de tratar a los individuos: se ha pasado de inhumar a los cadáveres y depositarlos en sus lugares de enterramiento, a la cremación de los mismos y su deposición dentro de urnas, que posteriormente se han colocado dentro de las tumbas. No obstante existe un cambio dentro del tratamiento infantil que lo diferencia del ritual funerario adulto: los individuos más pequeños en algunos casos no han sido cremados, sino que se han enterrado en las tumbas. Con respecto a cómo son enterrados, en la mayoría de los casos hemos visto que se trata de urnas dentro de hoyos, aunque en algunas ocasiones aparecen dentro de hoyos o nichos, sin ningún recipiente que contenga las cenizas. Esto va a ser algo que se repite también dentro del mundo adulto, y no va a tener prácticamente ninguna diferencia con los restos infantiles.

En relación a con quién están enterrados podemos observar que la mayoría de los neonatos aparecen con un individuo adulto, lo que podría marcar relaciones afectivas o de consanguineidad. Por otro lado también vemos como los individuos infantiles van a aparecer con otros individuos adultos pero en una proporción muy inferior a los neonatos. Esto puede dar lugar a pensar que se trata de un momento de aceptación dentro de la comunidad, lo que hace que el individuo por si solo se adscriba dentro de la sociedad a la que pertenece y cumpla con una serie de funciones que el feto cremado no podía realizar.

En los tres casos, y a pesar de las grandes diferencias que se establecen entre unos y otros periodos en el tratamiento de los individuos infantiles, vemos como de una u otra manera, los niños y niñas participan de los rituales establecidos en cada sociedad. El que en algunos casos se establezcan particularidades determinadas, por ejemplo, el uso de urnas en la Edad del Bronce, o la inhumación de individuos fetales en la Edad del Hierro, corresponde a los rasgos propios de identidad de los individuos infantiles que esa sociedad se encarga de enfatizar con un tratamiento diferenciado.

Lo que nos dicen los cuerpos

El cuerpo es un gran indicador de las condiciones de vida en las que los sujetos vivieron en el pasado. En él se deja el rastro a través del cual se puede ver el sexo, la edad, enfermedades, alimentación, causas de la muerte... etc. Es un objeto fundamental en el estudio de la infancia como del género, y es de vital importancia para establecer el modo de vida del pasado.

En el Calcolítico el ejemplo de CMOL pone de manifiesto esta importancia que tienen los cuerpos, y el análisis antropológico de los mismos. Este es el yacimiento mejor documentado antropológicamente del resto de los casos estudiados en las otras épocas. Su estudio revela las condiciones de vida en las que fueron enterrados, las patologías, así como su sexo y edad. En este yacimiento se puede ver una serie de patologías que hacen ver la clara falta de hierro, la existencia de anemias o incluso infecciones crónicas que pudieron causar la muerte de los más pequeños. Este tipo de paleopatologías que aparecen como la Criba femoralis o la lesión de encaje, son algo muy común dentro de las poblaciones prehistóricas, lo cual nos indica que en estos casos habría una constante desnutrición y una falta de alimentos esenciales.

Por otro lado el crecimiento y desarrollo de los mismos se puede ver frenado a una determinada edad, todo ello depende de una serie de factores como el entorno social y económico en el que habitan. Esto influye de manera incisa dentro del crecimiento y la evolución de los propios individuos. Ello unido a la malnutrición o a los esfuerzos físicos no aptos para su edad puede desarrollar una serie de patologías que impedirían un crecimiento adecuado. Como se ha podido ver en Camino del Molino aparece un gran número de individuos infantiles y juveniles, sin embargo de fetos no tenemos constancia en esta muestra, y sólo tenemos un sujeto que ha fallecido en sus primeros años de vida. Lo cual puede dar lugar a pensar que por la mala conservación de los restos y su fragilidad no podemos obtener los cuerpos, pero por otro lado también se puede pensar que se trataría de algo anormal que un individuo tan pequeño falleciera en este contexto y la edad de la muerte más normativizada estuviera más adelante, en edad infantil avanzada, cuando empieza el destete (MENDIELA et al 2015).

En la Edad del Bronce se produce un cambio significativo en el tratamiento funerario, pero no en el cuerpo. Con los ejemplos que se han podido ver en las muestras seleccionadas del Bronce se puede establecer una comparación en el número de individuos: ahora los fetos serán predominantes en los lugares de enterramiento. Esto podría significar dos cosas: (1) que los sujetos más pequeños estarían asociados a las comunidades; (2) por otro lado que las condiciones en las que fueron enterradas facilitaron la conservación de los cuerpos. También podría deberse a una excepcionalidad y por ello habrían de ser enterrados de manera especial.

Algo que tenemos que tener en cuenta es que no se ha podido determinar el sexo de los individuos en ninguno de los casos de las tres muestras escogidas, quizás por la falta de huesos que permitan hacer esta comparación o por la dificultad que suponen los individuos de tan corta edad. Por lo tanto no se podría establecer un estudio de sexo en cuanto al tratamiento de los individuos por el mismo.

En relación a las patologías que presentan los huesos se ve claramente un estrés nutricional infeccioso o parasitario, además de anemias que se pueden ver en la aparición de hiperostosis porótica y la criba femoralis. Como vemos siguen siendo las mismas enfermedades las que afectan a los individuos infantiles en el Calcolítico y en la Edad del Bronce.

En el hierro cambiará el tratamiento de los individuos más pequeños. Ahora el cuerpo pasará a ser cremado y los más pequeños no estarán adscritos a este tipo de tratamiento.

Por tanto, en lo que se refiere al cuerpo, en los tres casos nos enfrentamos a las propias dificultades que presenta el estudio de este tipo de cultura material: la fragilidad de los huesos, su conservación diferencial, las pocas posibilidades de asignar sexo, o la diferencia de estudios antropológicos sobre la muestra representada, sin duda, son elementos a tener en cuenta. Pero, lo que sabemos de los tres periodos es que el tipo de enfermedades y tratamientos sobre estos individuos son muy parecidos, muertes por infecciones y anemias propias sobre todo de los procesos de destete.

Lo que nos dicen los objetos

El estudio de los ajuares con su consiguiente significado en las tumbas daría lugar a pensar distintas formas de vida en la época correspondiente. Son un enlace entre el cuerpo y el contexto, son reflejo de la materialidad que acompaña al individuo dentro de la tumba. Estos pueden llegar a dar un significado aproximado a la forma de vivir de los individuos, su categoría social, su trabajo o las condiciones en las que perecieron. En el ámbito infantil incluso podemos ver que actividades pudieron realizar los más pequeños o el aprendizaje de los valores de la comunidad o los juegos utilizados.

Con el ejemplo de época calcolítica, en base a lo que se comprueba gracias a los objetos podemos llegar a la conclusión de que no existiría una distinción clara entre géneros y/o edad, esto nos hace pensar en la idea de una pertenencia a la comunidad por parte de todos los miembros que la componen. Esto refuerza el hecho de que de esta comunidad del tercer milenio a.d.n.e. pudo haber desarrollado una forma de vivir no habitual para sus contemporáneos, muy arcaica en comparación con otras comunidades calcolíticas del Sureste de la Península Ibérica (MENDIELA et al 2015).

Con respecto a la muestra de los objetos que se encuentran en los yacimientos de la Edad del Bronce se puede ver un ver claro avance significativo en relación al aumento de la deposición de objetos, no solo en cantidad sino también en variedad. Este hecho apunta a que los niños podrían desarrollar una especie de vínculos afectivos con esos objetos, o que en todo caso se tratara de una aceptación de los mismos dentro de la comunidad. En el primer caso podría tratarse de unos elementos que los identificarían dentro de la comunidad. En el segundo caso estas circunstancia de tener ajuares más ricos tendría su significado en que es esa etapa de la vida del individuo es el momento en el que comienzan a tener objetos propios y personales, y de esta manera estaríamos hablando de sujetos aceptados socialmente e incluidos dentro de las jerarquías.

Ya en época de hierro se va a encontrar un aumento considerable de los ajuares en todas las edades. Se puede ver como se ha desarrollado la producción exterior, el comercio y las distintas formas de obtener recursos. Por ello no es difícil encontrar dentro de las tumbas cerámica ática, con influencias externas, o copias de las mismas. Por otro lado también nos vamos a encontrar objetos metálicos de La Téne, o incluso fíbulas, pendientes, brazaletes fabricados de distintos materiales. Los niños y las niñas de esta época contienen todo tipo de objetos metálicos que podrían estar adscritos a su estatus social o incluso su género. En definitiva, este análisis de estas muestras seleccionadas, ubicadas en la Región de Murcia, nos aporta algo de luz al estudio de la Infancia en las distintas etapas estudiadas.

Como vemos la infancia es algo cambiante, que lleva consigo la transformación del propio individuo hacia la edad adulta. No siempre ha estado considerada de la misma forma a lo largo de la historia, si no que los cambios producidos en las sociedades prehistóricas como históricas han influido en el modo de tratar a los más pequeños y en su desarrollo. Su estudio nos ayuda a entender el modo de vida de los sujetos más pequeños de las sociedades del pasado, y a ver como ese trato ha cambiado hasta convertirse en la actualidad en sujetos protegidos por la sociedad (Fig. 1).

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Fig. 1. Recreación de una vivienda argárica. Dibujo: Miguel Salvatierra Cuenca. (Fuente: Proyecto Los trabajos de las mujeres y el lenguaje de los objetos: Renovación de las reconstrucciones históricas y recuperación de la cultura material femenina como herramientas de transmisión de valores (I+D+i exp.: 002/07) (www.pastwomen.net)


AGRADECIMIENTOS

En primer lugar quería agradecer a Margarita Sánchez Romero, Profesora de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, no solo por su esfuerzo y dedicación que ha hecho que esto siguiera adelante, si no por haberme hecho ver la importancia que tienen esos individuos que todavía hoy siguen silenciados por la investigación y que poco a poco van encontrando un hueco dentro de la misma. En segundo lugar a María Haber Uriarte, Antropóloga Física y profesora de Prehistoria de la Universidad de Murcia, no solo por haber hecho esto posible, si no por haberme ayudado a saber que es la Arqueología. En tercer lugar a Laura, Araceli, Anibal, José, Jodok, Aleks, Dani, Rocio, Antonio, Noelia y Delia, que entre el máster, el grado y las excavaciones habéis tenido que soportar mis enfados, agobios, alegrías e ilusiones. Sin vosotros este año no habría sido lo mismo. Y por último a mis padres y a mi hermano, por apoyarme siempre en esto.


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