LONGHOUSES DEL BRONCE FINAL-HIERRO I EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

BRONZE AGE–EARLY IRON AGE LONGHOUSES AT THE IBERIAN PENINSULA

* Universidad de Granada, Universidad de Alcalá (Madrid) icmora@correo.ugr.es

Iciar MORENO RASO*

Resumen

El presente artículo consiste en el estudio sobre las estructuras de habitación de gran longitud, conocidas como longhouses, de momentos del Bronce Final - Hierro I en la Península Ibérica. Para ello reunimos y comparamos los yacimientos peninsulares con presencia de este tipo de cabaña descubiertos hasta el momento, a la vez que recogemos toda la documentación disponible de dichas construcciones. El objetivo de todo ello es tratar de comprender la funcionalidad de estas grandes estructuras, dándonos a su vez la oportunidad de mejorar nuestro conocimiento sobre el modo de vida de los grupos sociales que ocuparon tales asentamientos.

Palabras clave

Península Ibérica, Meseta Central, Bronce Final, Hierro I, longhouses.

Abstract

This paper provides the study of longhouse structures from the end of the Bronze Age to First Iron Age in the Iberian Peninsula. For carrying this out we collected and compared the Iberian settlements discovered until today, in which these kinds of cottages are found; while at the same time gathering all available information about those structures. The aim of this research is to understand the function of longhouses and to improve our knowledge about the lifestyle of those prehistoric groups.

Key words

Iberian Peninsula, Central Meseta, End of Bronze Age, First Iron Age, longhouses.


INTRODUCCIÓN

Este artículo constituye una síntesis del Trabajo Final de Máster Longhouses del Bronce Final - Hierro I en la Meseta Central. Estudio sobre Arqueología de la Arquitectura Doméstica durante la Prehistoria Reciente en Europa y la Península Ibérica (MORENO RASO 2014) defendido en septiembre de 2014 para la consecución del título del Máster en Arqueología de la Universidad de Granada. Dicho trabajo fue dirigido y supervisado por el Dr. Fernando Molina González de la Universidad de Granada y la Dra. Rosa Barroso Bermejo de la Universidad de Alcalá (Madrid).

Nuestro estudio se centra en los yacimientos de la Península Ibérica con longhouses de finales del Bronce Final - principios del Hierro, estructuras de las cuales recogemos toda la documentación disponible hasta hoy en día. Obtenemos así un conjunto de asentamientos que se concentran en la Meseta Central, siendo tan solo uno el que se sale de este grupo meseteño. Además, de toda esta investigación resulta un completo informe sobre las principales características y registro material documentado al interior y alrededores cada una de estas grandes estructuras, lo que nos ayuda a indagar sobre su posible funcionalidad.


LONGHOUSES. CRONOLOGÍA Y DEFINICIÓN

Las longhouses son un tipo de estructura doméstica a las que han recurrido a su construcción diversas comunidades humanas a lo largo de todos los tiempos. Sin embargo, destaca por su frecuencia durante la Prehistoria Reciente en el continente europeo. Su cronología en esta época es muy amplia, extendiéndose desde los inicios del Neolítico hasta contextos finales de la Edad del Bronce (AGUSTÍ et al. 2012: 136; BOURGEOIS y ARNOLDUSSEN 2006: 3; VARELA 2012: 113).

Estas estructuras están realizadas a base de postes de madera, constando en algunos casos de zócalos de abobes o piedra (Fig.1). La forma que presentan puede ser rectangular o trapezoidal, siendo más común la primera. Las paredes y techumbre están recubiertas por un entramado vegetal enlucido. Pueden darse diferentes cierres en sus extremos, entre los que destaca la cabecera absidal (AGUSTÍ et al. 2012: 117). Uno de los aspectos más destacados y que les caracteriza es su gran longitud, pudiendo llegar en algunos casos a los 60 metros o incluso más (FOKKENS 2003: 16).

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Fig. 1. Reconstrucción de la Cabaña 1 de Las Camas (Villaverde, Madrid), según AGUSTÍ et al. 2012: 118.

 

Respecto a su configuración espacial interna, aunque suelen carecer de divisiones arquitectónicas, hay ocasiones en las que sí se diferencian distintas zonas mediante hileras de postes que seccionan transversal y/o longitudinalmente a las casas. (BICKLE 2013: 160; FOKKENS 2003: 11; HARDING 2003: 59; MISIEGO et al. 2005: 211). En cuanto al exterior, a veces aparecen cercas adosadas a sus paredes a modo de porche (CLAßEN 2009: 97).

Las principales evidencias arqueológicas de las casas largas, y que más información nos aporta, son las improntas que dejan en el suelo los postes de madera de su estructura, dándonos información sobre su forma, tamaño e incluso peso de la techumbre (MISIEGO et al. 2005: 211; SMYTH 2010: 5).


YACIMIENTOS Y ÁREA INTERVENIDA

En la Meseta Central se concentran casi todos los asentamientos con presencia de longhouses pertenecientes a momentos finales del Bronce e inicios del Hierro. En la Comunidad de Madrid se han registrado un total de 5 yacimientos con casas largas, Las Camas, en Villaverde (387.121 m2); La Cuesta, en Torrejón de Velasco (151.700 m2); El Colegio, en Valdemoro (8.500 m2); Ecce Homo, en Alcalá de Henares (44.000 m2); y La Albareja, en Fuenlabrada (17.037 m2). Hacia el Oeste se han documentado este tipo de estructuras en los poblados de Guaya, en Berrocalejo de Aragona, Ávila (58.000 m2); y Teso del Cuerno, en Forfaleda, Salamanca (6.650 m2). En la provincia de Toledo han aparecido en tres asentamientos, Las Lunas, en Yuncler (10.000 m2); Varas del Palio, en Camuñas (5.402 m2); y Dehesa de Ahín, en Toledo (1.468 m2).

Tan solo un yacimiento se sale de la concentración meseteña. Se trata del poblado de Punta de Muros, en A Coruña (18.625 m2).


LONGHOUSES DOCUMENTADAS Y REGISTRO MATERIAL

En Las Camas se hallaron dos casas largas de planta rectangular y cabecera absidal, con unas dimensiones de 26,73 x 8,17 m y 18,75 x 7,65 m, orientadas noroeste-sureste y este-oeste respectivamente. Interiormente constan de dos pasillos separados por una fila de postes de madera longitudinal, que serviría para sujetar el techo a dos aguas. Tienen unas cronologías relativas obtenidas del estudio de las cerámicas halladas en los silos y fosas de extracción del yacimiento que las sitúan entre los años 700 y 400 a.C. Por ello, se determinaron dataciones absolutas por análisis de C14 en 6 muestras de carbones hallados en los hoyos de poste de la longhouse mayor (195300, 2770±70 BP; 195296, 3070±70 BP; 195295, 2800±50 BP; 195294, 2990±80 BP; 195293, 2480±100; 195292, 2880±120 BP). Excepto la número 195293, todas las demás establecen un período relativamente homogéneo en torno al año 1000 a.C. En cuanto al registro material y otras evidencias se han documentado dos grandes fosas vinculadas a la explotación de vetas de arcilla, seis hornos para la cocción de cerámica, abundante registro cerámico, un crisol con enmangue, dos fragmentos de toberas (Fig. 2), restos de fundición, objetos de bronce de buena calidad, bastantes dientes de hoz en el interior de los silos, diversos molinos de mano y escasos restos óseos de fauna doméstica (AGUSTÍ et al. 2005: 64 y 65; AGUSTÍ et al. 2007a: 14-16; AGUSTÍ et al. 2007b: 32; AGUSTÍ et al. 2012: 117, 119, 123, 127, 129 y 137; LÓPEZ 2012: 387 y 388; URBINA et al. 2007a: 50, 51, 58, 65-69, 71-75; URBINA et al. 2007b: 164 y 165).

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Fig. 2. (De izq. a decha.) Fragmentos de crisol y de tobera del yacimiento de Las Camas (Villaverde, Madrid), a partir de AGUSTÍ et al. 2012: 138 y 139.

 

En el yacimiento de La Cuesta se documentó una casa larga de planta rectangular con cabecera circular y con unas dimensiones de 14 x 5 metros, orientada noroeste-sureste (Fig. 3). En el área sur externa hay evidencias de hoyos de poste que debieron conformar un porche, posiblemente empleado para estabular el ganado. Interiormente presenta dos pasillos definidos por una hilera de postes, la cual serviría como sujeción de la techumbre a dos aguas. Su cronología relativa se sitúa entre el año 900 a.C. y 700 a.C. No se ha conservado ningún tipo de cultura material (FLORES y SANABRIA 2012: 156-158).

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Fig. 3. Fotografía aérea de la longhouse del yacimiento de La Cuesta (Torrejón de Velasco, Madrid), según FLORES y SANABRIA 2012: 157.

 

En El Colegio se han hallado dos longhouses de forma rectangular con cabecera absidal, ambas orientadas en dirección noroeste-sureste. Se encuentran unidas creando un espacio abierto entre ellas de 4 metros de ancho, donde han aparecido dos agujeros de poste que se podrían haber utilizado para sujetar una techumbre que cubriría esta zona. Tienen unas dimensiones de 10,6 x 4,5 m y 8 x 5 m. En el caso de la más grande se observan subdivisiones internas mediante dos filas de hoyos de poste transversales que delimitan tres espacios muy bien diferenciados, formando una estructura tripartita. Ambas se encuadran en una secuencia cronológica relativa que comenzaría en el 500 a.C. Entre las evidencias arqueológicas halladas se encuentra un conjunto cerámico hecho a mano, tres hogares situados en la zona oeste de la longhouse mayor que parecen estar relacionados con la cocción de cerámicas, molinos de mano y un silo en las cercanías de la estructura más larga (SANGUINO et al. 2007a: 158-160; SANGUINO et al. 2007b: 225 y 226).

En Ecce Homo, otro de los poblados de la Comunidad de Madrid, se ha documentado una casa larga de planta casi rectangular ligeramente trapezoidal con cabecera en forma de “V”, con unas dimensiones de 11 x 4 m y orientada noroeste-sureste. En su interior aparece una hilera de hoyos en diagonal que la divide en dos pasillos oblicuos, además de una partición transversal (Fig. 4) (BLASCO et al. 1988: 146; MALDONADO y VELA 1996: 355 y 358). La cronología relativa que se estima para esta construcción se encuadra entre el año 600 a.C. y 400 a.C., equivalente a la datación estimada para los Campos de Urnas tardíos en la Meseta. En cuanto al registro material hallado en las proximidades e interior de la estructura destaca el conjunto cerámico (ALMAGRO-GORBEA y DÁVILA 1988: 361,362 y 365; ALMAGRO-GORBEA y FER-NÁNDEZ-GALIANO 1980: 99, 100 y 108).

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Fig. 4. Planta de la longhouse del yacimiento de Ecce Homo (Alcalá de Henares, Madrid), según BARROSO 2012: 34.

 

En La Albareja se registró una gran estructura oval compuesta por una fosa circular de 16 m de diámetro y 2,10 m de profundidad por cuya parte suroriental se abre un pasillo que se extiende hasta una longitud de 9 m y una anchura media de 7,26 m, con lo que la longitud total de la cabaña es de 25 metros. En el extremo suroeste se cierra de forma redondeada y está orientada en dirección noreste-suroeste. En su interior se han documentado dos hoyos de poste alineados, lo que permitiría la cubrición de la construcción, además de dos fosas en la zona circular y un tabique realizado a base de barro seco y entramado vegetal con zócalo de piedra. Cronológicamente, esta vivienda se sitúa entre el 700 a.C. y 500 a.C., fechas relativas obtenidas del estudio de las cerámicas registradas. De entre la cultura material documentada destaca la cerámica, aunque también aparece escoria, algunos objetos hechos en metal y molinos de mano (CONSUEGRA y DÍAZ-DEL-RÍO 2007: 137-143 y 148-50).

En el poblado abulense de Guaya, caracterizado por su buen trazado urbano y por lo que parece ser una empalizada realizada a base de postes de madera, se han registrado un total de siete casas largas de planta rectangular con cabecera semicircular y con longitudes que van desde los 20 a los 40 metros aproximadamente. Éstas se pueden organizar en dos grupos, uno formado por las cuatro cabañas asociadas a espacios de hábitat, constando todas de un hogar normalmente situado en el centro de la estancia para repartir la luz y el calor, además de una división interna transversal diferenciando una zona para la vivienda y otra para el desarrollo de otras actividades, como el almacenaje; y otro por las otras tres longhouses, que carecen de divisiones y tendrían un uso especializado para el desarrollo de prácticas artesanales como la industria metalúrgica o la fabricación de cerámica. El registro material documentado lo forman abundantes cerámicas, diversos hornos empleados en su cocción, crisoles, moldes para metales y hornos para el fundido del metal (MISIEGO et al. 2005: 209, 211, 213- 215).

En el yacimiento salmantino de Teso del Cuerno se ha localizado una cabaña con características de casa larga (GONZÁLEZ 1994: 30). Presenta forma alargada, uno de los extremos ovalado y unas dimensiones de 9 x 4 m. Su orientación es noreste-suroeste. En su espacio interno, aunque está muy deteriorado, se ha registrado una hilera de cuatro hoyos de poste alineados en el centro que sujetarían la techumbre y que dividen la estructura longitudinalmente en dos. Mediante el estudio de las cerámicas registradas dentro de los hoyos, a esta estructura se le da una cronología relativa entre el 1800-1100 a.C., siendo el único caso de longhouse documentada en un asentamiento del Bronce Medio/Final en la Meseta (CASTIELLA 1997: 67). No ha aparecido ningún tipo de registro material al interior ni exterior de la longhouse, posiblemente debido a la alteración y destrucción del suelo por los fenómenos erosivos (GONZÁLEZ 1994: 310; MARTÍN y JIMÉNEZ 1988: 266).

En Las Lunas, poblado toledano, se han registrado dos casas largas de tendencia rectangular con cabecera absidal, orientadas en dirección este-oeste. Puesto que no se conserva la planta al completo de ninguna de ellas es imposible conocer sus dimensiones exactas así como las posibles divisiones internas. Cabe destacar que en cada una de las estructuras se ha registrado una cabaña circular adosada por la parte externa, una de 3,5 m de diámetro y otra de 4,5 m (URBINA y URQUIJO 2012: 182 y 191). La cronología absoluta determinada para este yacimiento lo sitúa entre el 870 a.C. y 530 a.C., tal y como se obtiene de los análisis de C14 realizados en cinco muestras recogidas durante la intervención, tres de ellas de huesos de fauna (1 UE238, fase 1, Beta314369, 2780±30 BP; 2 UE116, fase 1, Beta 311481, 2810±30 BP; 4 UE292, fase 4, Beta311483, 2460±30 BP) y las otras dos de carbones (3 UE302, fase 1, Beta 251309, 2870±50 BP; 5 UE309, fase 4, Beta 251310, 2500±50 BP) (URBINA y GARCÍA-VUELTA 2013: 358). En los alrededores de las longhouses aparecen diversas evidencias arqueológicas, como abundantes fragmentos cerámicos (Fig. 5), diversos hornos empleados posiblemente en la cocción de las piezas cerámicas, escoria, hornos para el tratamiento de los metales, un conjunto de 20 objetos metálicos localizado al borde de una cabaña próxima a una de las casas largas, restos de pesas de telar, varios molinos de mano y dientes de hoz (Fig. 6), hogares para el tostado y malteado del cereal, grandes tinajas para el almacenamiento de los granos y una elevada cantidad de restos óseos de fauna doméstica (URBINA y URQUIJO 2012: 187, 191 y 192).

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Fig. 5. Ejemplos de cerámicas con decoraciones incisas y una excisa (arriba dcha.) del yacimiento de Las Lunas (Yuncler, Toledo), según URBINA y URQUIJO 2012: 192.

 

En el yacimiento de Varas del Palio se han documentado dos longhouses, de las cuales tan solo una ha sido excavada. Tiene planta rectangular con zócalo de mampostería irregular sobre el que se levantarían los muros de adobe o tapial. Presenta unas medidas de 10 x 5 m y está orientada en sentido este-oeste. Su lateral este está abierto aunque protegido por dos muretes de adobe a ambos lados, dejando un porche y espacio de entrada amplios. Interiormente, la cabaña no presenta divisiones, aunque se documenta una pequeña habitación doble adosada al murete sur de la entrada. Dentro de ella apareció, en la parte más externa a la cabaña, el enterramiento de un neonato, y en la zona interna un thymiaterio de cerámica a mano con la parte inferior muy quemada por el uso. Toda la estructura de la casa se articula en torno a un hogar situado en el centro de la misma. En el extremo oeste, opuesto a la entrada, se documenta lo que parece ser un banco de adobe. La cronología relativa que se le otorga a esta estructura, entre el 900 a.C. y 800 a.C., se obtiene de los estudios tipológicos de los restos cerámicos. Respecto al registro material hallado en el interior y proximidades de la casa aparecen abundantes fragmentos cerámicos pertenecientes a piezas de gran tamaño, algunas de ellas con impresiones de algún tipo de tejido vegetal en la base. Además ha aparecido lo que parece ser una fosa de extracción de arcilla cercana a la longhouse. (GÓMEZ et al. 2007: 13; ROJAS et al. 2007a: 5, 7, 9 y 10).

En el asentamiento de Dehesa de Ahín se han documentado dos estructuras con las características de longhouse. Se trata de las Cabañas 2 y 3, construyéndose la primera a partir de la segunda. Ambas estructuras presentan planta rectangular con uno de los extremos ovalado. La más antigua, la Cabaña 3, tiene una estructura formada por tabiques de abobe o barro. Sus dimensiones son de 10 x 6,5 m y está orientada dirección noreste-suroeste. En su interior presenta una hilera de hoyos de poste que la divide transversalmente, separando un área de combustión del resto de la casa. Su cronología relativa se sitúa entre el 600 a.C. y 500 a.C. La Cabaña 2, levantada sobre la anterior, aunque mantiene la misma orientación es de mayor tamaño con 11,5 x 7 m. Su estructura es más potente, compuesta por muros de barro o adobe continuo. En su interior aparecen marcas de hoyos de poste que podrían indicar la presencia de tabiques para la división del espacio, y el hogar empleado en la Cabaña 3 se reutiliza. La cronología relativa que se establece para esta estructura la enmarca en un momento final de la I Edad del Hierro, posiblemente a mediados del año 500 a.C. En ambas estructuras el registro material que aparece es el mismo, conjuntos de fragmentos cerámicos con los motivos típicos de cada fase (Fig. 6) asociados a vajilla fina y, sobre todo, a piezas para el almacenaje (ROJAS et al 2007b: 84, 88-92; ROJAS y GÓMEZ 2012: 235, 240-243, 247-250).

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Fig. 6. Dientes de hoz de sílex y molinos de mano de granito del yacimiento de Las Lunas (Yuncler, Toledo), a partir de URBINA y URQUIJO 2012: 188.

 

Única excepción al “grupo meseteño”

El poblado de Punta de Muros, situado en la Punta de Langosteira, A Coruña, es el único con presencia de una longhouse que se escinde del conjunto situado en la Meseta Central, tanto por su localización como por su cronología de pleno Hierro I. Este asentamiento aparece rodeado de acantilados escarpados en todos sus lados excepto en uno, donde se encuentra el istmo, lugar en el que se registró una muralla. La totalidad del asentamiento se encuentra así aislado y fortificado, lo que le hace característico. Además, el espacio que constituye el interior de la zona amurallada presenta una planificada urbanización y articulación de sus estructuras, pudiendo diferenciarse tres barrios definidos (CANO 2010: 196, 197, 199 y 202; CANO y GÓMEZ 2010: 27 y 31; Cano, 2011a: 21, 23 y 103).

La longhouse que se registra es de planta rectangular, orientada en dirección este-oeste. Tiene unas medida de 35 x 5 m. En su interior aparece un murete transversal de piedra y una hilera de hoyos de poste en el centro que la divide longitudinalmente en dos pasillos. Su estructura constructiva consta de un zócalo pétreo de escasa altura. La localización que ocupa esta estructura en la zona media del yacimiento es de gran relevancia, puesto que todo el entramado de casas se articula en torno a ella. Su cronología se determinó por el análisis de C14 realizado en la muestra de carbón PEC 8513, Ua 34790, recogida en su interior. La fecha obtenida fue 2480 ± 35 B.P., con lo que esta casa larga se encuadraría entre el 700 y 600 a.C. Entre la cultura material y otros elementos que aparecen en los alrededores e interior de la casa larga se encuentra un abundante registro cerámico, principalmente asociado al almacenaje; lascas y esquirlas de talla; herramientas hechas en piedra, buriles, raspadores y perforadores; escorias y un horno metalúrgico (CANO 2011a: 90, 91, 150, 285,288, 289, 298-300; CANO 2011b: 734).


ANÁLISIS DE LAS LONGHOUSES REGISTRADAS

Cronología

En el cuadro adjunto (Tabla 1) reunimos todas las fechas relativas y absolutas establecidas para cada una de las casas largas estudiadas. Todas ellas, menos la de Teso del Cuerno, se encuadran en esa transición del Bronce final a inicios del Hierro I. Podemos organizarlas en dos grupos de dataciones homogéneas, uno entre los años 1000 a.C. y 700 a.C. (Las Camas, La Cuesta, Guaya, Las Lunas y Varas del Palio) y otro entre los años 700 a.C. y 400 a.C. (El Colegio, Ecce Homo, La Albareja, Dehesa de Ahín y Punta de Muros). La estructura de Teso del Cuerno, único caso de casa larga en la Meseta que se fecha en momentos de Cogotas I, posiblemente también pertenezca a momentos finales del Bronce principios del Hierro pero construida sobre un poblado del Bronce Medio/Final, puesto que la cronología relativa obtenida para fecharla proviene de las cerámicas de los hoyos que hay bajo ella. Además, posee las características típicas de ese momento de transición y no las de las pocas viviendas que conocemos asociadas a Cogotas I.

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Tab. 1. Media de edad a partir de las fechas relativas y absolutas de las longhouses de los yacimientos peninsulares, elaboración propia.

 

Geografía

De entre los yacimientos que se concentran en la Meseta Central, ocho pertenecen a la Cuenca del Tajo y sólo dos a la del Duero (Guaya y Teso del Cuerno). La costa atlántica del noroeste peninsular queda coronada por el único asentamiento que se sale de este conjunto, el de Punta de Muros. Uno de los aspectos comunes a todos ellos es su situación topográfica, ocupando áreas elevadas suavemente inclinadas desde las que se tiene buen control visual y que están próximas a focos de agua y tierras fértiles.

Cultura: Organización espacial de los asentamientos

Como podemos observar en la Tabla 2, no parece que exista ninguna norma que relacione el número de casas largar por asentamiento con la extensión del mismo, puesto que en la mayor parte de los casos siempre se registran una o dos cabañas independientemente del área que ocupe el poblado. El único yacimiento que escapa a esta constante es el de Guaya, con un total de 7 longhouses.

En relación con la articulación del espacio de los poblados se dan diferentes tipos. Externamente, pueden ser abiertos o fortificados mediante empalizadas construidas con materiales inorgánicos u orgánicos; internamente, los hay urbanizados o sin urbanizar (Tab. 2).

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Tab. 2. Número de longhouses por asentamiento, extensión excavada y tipo de yacimiento (A.N.U= Abierto no urbanizado/ F.U.= Fortificado urbanizado), elaboración propia.

 

Aplicando esta caracterización a los yacimientos aquí estudiados observamos que podemos englobarlos en tres grupos distintos. En primer lugar, nos encontramos con los abiertos sin urbanizar, que son los más abundantes (Las Camas, La Cuesta, El Colegio, Ecce Homo, La Albareja, Teso del Cuerno, Las Lunas, Varas del Palio, Dehesa de Ahín). Por otro lado, los fortificados con material imperecedero urbanizados, siendo Punta de Muros el único caso descubierto hasta el momento en la Península Ibérica. Por último, los abiertos urbanizados con posibilidad de tener delimitaciones construidas mediante elementos perecederos que quizá no siempre se conozcan, como en el caso de Guaya, que presenta una planificada organización de todas sus estructuras y donde se ha encontrado lo que parece ser una hilera de hoyos de poste que formaría parte de una empalizada que rodearía al poblado.

Los asentamientos de Punta de Muros y Guaya rompen con todos los esquemas que se tenían acerca de los modos de vida de los grupos sociales de la Edad del Bronce, puesto que hasta ahora se daba por hecho que estas comunidades carecían de un entramado urbano y de un interés defensivo.

Si establecemos una comparación conjunta entre estos tres aspectos (número de estructuras, extensión y tipo de yacimiento) damos con tres modelos de asentamiento. Uno urbanizado cerrado con longhouses rodeadas por otras cabañas, donde se situarían Punta de Muros y Guaya; otro sin urbanizar abierto con longhouses rodeadas de otras cabañas, como El Colegio, Ecce Homo, La Albareja, Teso del Cuerno, Las Lunas, Varas del Palio y Dehesa de Ahín; y el tercero, sin urbanizar abierto con longhouses aisladas, como Las Camas y La Cuesta, donde en extensiones de 387.121 m2 y 151.700 m2 sólo hay 2 y 1 casas, respectivamente, separadas del resto de estructuras.

Respecto a la orientación que poseen las cabañas (Tab. 2) se da una repetición en las direcciones noroeste-sureste (4 cabañas), noreste- suroeste (3 cabañas) y este-oeste (4 cabañas). Quizá pueda haber una relación entre las estructuras de los cercanos yacimientos madrileños, puesto que todos ellos, excepto el de La Albareja, presentan casas largas con la misma orientación (NO-SE). Es posible que rigiera un tipo de norma para esa zona sobre cómo levantar los asentamientos, ya que todos ellos además presentan el mismo número de longhouses (1 ó 2) y siguen el mismo tipo de poblado (abierto sin urbanizar). Aunque queda claro que hay una intención en la orientación de las casas, aún no conocemos su propósito exacto; probablemente está en relación con los vientos del norte y con la entrada y salida del sol.

Cultura: tipología estructural

Tipológicamente, uno de los aspectos que caracteriza a prácticamente todas las casas largas peninsulares de Finales del Bronce – Principios del Hierro es la forma rectangular de la planta con uno de los extremos absidal, excepto a la cabaña de La Albareja que tiene forma oval. Sin embargo, la principal característica a todas ellas es, sin duda, la longitud. Dependiendo de lo largas que sean las encuadramos en uno u otro grupo de los tres que establecemos. Creamos así un primer grupo al que adjuntamos las cabañas con una media de 30 metros de largo (La Albareja, Guaya, Punta de Muros y la mayor de Las Camas); un segundo con las de una media de 12 metros (estructura menor de Las Camas, La Cuesta, la mayor de El Colegio, Ecce Homo, Varas del Palio y Dehesa de Ahín); y un tercero con las construcciones más cortas, que rondan 8,5 metros de media (la menor de El Colegio y la de Teso del Cuerno). Como podemos observar, hay una predominancia por la construcción de longhouses de longitud intermedia. La anchura, en cambio, es más homogénea en la mayor parte de ellas, situándose alrededor de los 5 metros. Dentro de algunos de los poblados existen casas largas pertenecientes a la misma época pero de distintos tamaños (Las Camas, El Colegio), en estos casos la cuestión del tamaño no sería cultural sino funcional.

Respecto al interior de las longhouses, cabe decir que todas ellas muestran divisiones excepto las de Las Lunas, de las que no se han podido determinar. Se dan dos tipos de particiones muy recurrentes, longitudinal central mediante postes de madera o tabique de adobe, formando dos pasillos que parece estar en relación con la sujeción de la techumbre (Las Camas, La Cuesta, La Albareja y Teso del Cuerno); y transversal única o doble con postes de madera o murete de piedra/adobe, conformando dos o tres espacios respectivamente (El Colegio, Guaya, Varas del Palio y Dehesa de Ahín). En menor media se da la división mixta longitudinal-transversal (Ecce Homo y Punta de Muros). Cabe señalar la posibilidad de que el murete realizado a lo ancho en la cabaña Punta de Muros sea consecuencia de una ampliación posterior de la casa, no de una partición intencionada.

En cuanto al exterior de las cabañas, tan sólo tres constan de ampliaciones. La casa de La Cuesta, que presenta evidencias de porche compuesto por hoyos de poste situados a las afueras de uno de los extremos de la longhouse; y las dos de El Colegio, que comparten un pasillo al aire libre por el que están unidas y el cual estaría abierto pero cubierto, como evidencian los dos agujeros de poste existentes en el centro del mismo. Otras tres cabañas constan de estructuras circulares de menor tamaño asociadas a ellas (La Albareja y las dos de Las Lunas).

Cultura: Actividades artesanales y económicas

Si reunimos la cultura material y demás elementos que se han registrado en el interior y alrededores de las longhouses estudiadas (Tab. 3) podemos obtener una idea de las actividades que se desarrollaron en relación a ellas.

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Tab. 3. Cultura material y otros elementos registrados en el interior y exterior de las longhouses peninsulares, elaboración propia.

 

En primer lugar, observamos que todas ellas podrían estar relacionadas con la actividad alfarera, ya que todas presentan fragmentos cerámicos. Sin embargo, la información que nos dan estos materiales sobre el lugar de producción no es muy segura, ya que pudiera ser que esas piezas cerámicas no se hubieran realizado dentro de la cabaña, ni siquiera en sus proximidades, y que simplemente hubiesen sido fabricadas en otra parte del yacimiento o incluso fuera de él y que se transportasen hasta el mismo para ser utilizadas. Las únicas casas largas en las que sí parece existir un desarrollo de la artesanía de la cerámica son las de Las Camas, Las Lunas y Varas del Palio, donde además de objetos cerámicos han aparecido fosas de extracción de arcillas y hornos empleados en la cocción de las piezas muy cercanos a las longhouses, evidencias más fiables. Aún así, no podemos afirmar de forma clara que en este tipo de cabañas se desarrollara la producción alfarera.

Por otro lado, sobre la industria metalúrgica aparece un registro mucho más fidedigno. Así, es claro que en las casas de Las Camas, La Albareja, Las Lunas y Punta de Muros se desarrolló esta actividad, ya que presentan escorias en su interior. Además, en Las Camas y Guaya, se hallaron crisoles, toberas y moldes. El descubrimiento de hornos metalúrgicos dentro de las estructuras de Las Lunas y Puntas de Muros demuestra que en ellas también se llevó a cabo la práctica de la obtención y transformación de metales de forma inequívoca. También han aparecido objetos metálicos posiblemente relacionados con las estructuras de Las Camas, La Albareja y Las Lunas, aunque estos hallazgos son menos indicativos, puesto que podrían haber sido importados desde otros lugares.

En relación con la industria textil cabe decir que el registro es escaso y poco significativo, pues tan sólo aparecen evidencias en Las Lunas (materia animal) y en Varas del Palio (materia vegetal).

Respecto a las actividades económicas, el registro vinculado con el acopio y tratado del cereal es bastante abundante en casi todas las casas largas. Así, aparecen grandes recipientes para el almacenaje del grano en el interior de las cabañas de Las Lunas, Varas del Palio, Dehesa de Ahín y Punta de Muros; diversos molinos de mano en las de Las Camas, El Colegio, La Albareja y Las Lunas; y múltiples dientes de sílex de hoz en Las Camas y Las Lunas. También aparece un caso de silo asociado a una longhouse en El Colegio. Referente a la ganadería, en las únicas casas donde han aparecido restos óseos de fauna doméstica son en las de Las Camas, Guaya y Las Lunas.


CONCLUSIONES

De todo este estudio realizado y recopilación de datos podemos obtener diversas conclusiones sobre la funcionalidad que desempeñaron las longhouses peninsulares del Bronce Final-Hierro I. En primer lugar, por la situación topográfica que ocupan todos los asentamientos, próximos a cursos de agua y en zonas altas, deducimos que tenían el control y el acceso a terrenos fértiles cultivables, zonas de pasto y a un buen abastecimiento de agua para el consumo. Este hecho, unido a la tipología estructural de las longhouses (divisiones internas y cabañas anexas) y al registro arqueológico agrícola y ganadero documentado en ellas, apunta a que una de las funciones principales que pudieron desempeñar estas grandes cabañas estaría en relación con el desarrollo de la agricultura y la ganadería.

Por otro lado, también aparecen evidencias que muestran la dedicación a otro tipo de actividades más especializadas y que se complementarían con esas dos prácticas económicas. Una de ellas es la de la industria metalúrgica, que queda claramente registrada en algunas casas largas mediante el hallazgo de escorias, crisoles, toberas, moldes y/u hornos para la transformación de metales. Otra, aunque menos fidedigna, es la artesanía de la alfarería, la cual desvincularemos de las longhouses puesto que no queda claro que los hogares registrados dentro y fuera de ellas tuvieran un uso relacionado con la fabricación de piezas cerámicas, pudiendo tratarse de simples estructuras de combustión domésticas para proporcionar luz, calor o cocinar. Además, las piezas documentadas no tendrían por qué haberse fabricado en el poblado, sino que podrían haber sido importadas.

Por último, puesto que en el interior de algunas de las casas largas se han registrado los desechos típicos de actividades domésticas de mantenimiento, producción, almacenaje y consumo, podrían interpretarse como espacios de vivienda. En cambio, el hecho de que sean estructuras especiales y diferenciadas del resto de cabañas domésticas nos da pie a teorizar sobre la posibilidad de que las casas largas fueran una especie de “casas de subsistencia comunitaria”. Esto es, estructuras de uso comunitario donde se almacenarían los alimentos recolectados durante todo el año y donde se resguardaría el ganado. Éstos son los dos elementos de subsistencia principales para los habitantes de un poblado, por lo que determinados individuos debían asentarse en ese mismo espacio para su cuidado y vigilancia día y noche, lo que quedaría atestiguado con los hogares, vajillas cerámicas, restos de comida y áreas preparadas para el descanso registrados en el interior de las cabañas. Tendrían así una función más práctica que social o personal, remodelándose y perfeccionándose para continuar con el uso comunitario de “almacén” durante varias generaciones, ya que en la mayoría de los casos sólo existe una o dos longhouses por asentamiento. Sin embargo, queda claro que estas estructuras no estaban destinadas a una sola función. Como hemos visto, en ellas se podrían realizar también prácticas tipo artesanales, pudiendo desarrollarse las distintas tareas al mismo tiempo gracias a su gran longitud, permitiendo estructurar su espacio interno en diferentes y amplias áreas donde poder trabajar de forma cómoda.

En definitiva, las longhouses tendrían un gran valor para estas comunidades peninsulares de finales del Bronce - inicios del Hierro. Al tratase de estructuras especiales, su construcción y mantenimiento implicarían un mayor esfuerzo, dificultad y dedicación. Este hecho nos indica que serían sociedades con una idea de permanencia y continuidad en el sitio el cual entenderían como propio y al que verían posibilidades económicas y demográficas, puesto que unas construcciones tan costosas en trabajo y dedicación no se levantan si el poblado es itinerante. Podríamos hablar, por tanto, de grupos consolidados y organizados que tienen una idea de lo comunitario.


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