Boletín ENIGMA - nº 78

1 de Octubre de 2010

 


Boletín del Taller de Criptografía de Arturo Quirantes Sierra


Dirección original: http://www.cripto.es/enigma/boletin_enigma_78.htm


EDITORIAL

CRIPTOGRAFÍA IMPRESENTABLE - HDCP: Cae el último eslabón

CRIPTOGRAFÍA IMPRESENTABLE - HDCP: La clave

 


 

 EDITORIAL

 

 

!Hola a todos! Después de uno de los paréntesis más largos de su historia, el Boletín ENIGMA vuelve al ciberespacio. Lamento haberos asustado, sobre todo a los que me escribían preguntándome por qué no les llegaba su boletín favorito. Lo siento, es que faltaban las tapas. También debo disculparme a todos los que me han escrito y no han recibido respuesta.

Los motivos de esta sequía criptoboletinera son diversos. En primer lugar, el cansancio puro y duro. Siempre que saco el tema suelo quejarme de vicio, pero lo cierto es que escribir el boletín es duro. No solamente hay que buscar temas, informarse, desarrollarlos y pasarlos a bits, lo que ya tiene su miga, sino que fuerza un estado de estrés continuo. ¿De dónde sacaré el artículo que me falta? ¿Habré hablado ya de esto, o me repito más que el ajo? ¿Ya estamos a día 20? No sé cómo se lo montan los editores de periódicos, pero si ellos tienen que sufrir lo que yo, y lo hacen todos los días, se tienen el cielo ganado.

En segundo lugar, he tenido algunos problemas con el correo. Tengo diversas cuentas, algunas de las cuales apenas uso, y por desgracia no las reviso con demasiada frecuencia. Como resultado, más de uno estará mentando a mi pobre madre. Estoy en medio de una reordenación de mis cuentas. Por lo pronto, las cuentas de altas y bajas se han refundido en una sola. A partir de hoy, para darse de alta o de baja servirá la misma cuenta: altasybajas arroba cripto.es.

Todo ello hace que el Taller de Criptografía no albergue contenidos nuevos, más allá de los boletines. El resultado, según mis estadísticas, es que el número de visitas se ha reducido a la mitad en el último año. No es que me preocupe porque gane menos con ello (ya que mis ingresos por el Taller de Criptografía se mantienen constantes en 0.00 euros mensuales), pero siento que estoy fallando en mi misión de proporcionar contenidos cripto en español.

Hay un motivo adicional de mi apatía en estos últimos meses. Tengo vida propia. Ya sabéis, una familia, una casa y un curro al que hay que atender. Y es en este último punto donde me ha surgido un nuevo proyecto. Como quizá sepáis, soy profesor de Física en la Universidad de Granada. No os voy a hablar de lo que estamos sudando con los nuevos títulos de Grado, porque eso es otra guerra.

Sí os hablaré de un nuevo berenjenal en el que me he metido. Veréis, hará cosa de un año comencé un Proyecto de Innovación Docente diseñado a crear contenidos multimedia para los estudiantes de Física. No se me ocurrió otra cosa que tomar películas de cine, extraer fragmentos y usarlos como ejemplos de Física. ¿Que el Duende verde manda a Spiderman a Oviedo de una patada? Pues he aquí un ejemplo de la conservación del momento lineal. ¿Dos jedis luchan en un mar de lava? Perfecto, calculemos calor y temperatura. ¿Los marines se van a Pandora a por inobtanio? Pues ya tenemos un material diamagnético.

Todo ello, puesto en limpio, constituye mi proyecto "Física de Película." Si fuese un político, diría que es un proyecto muy ambicioso y con vocación de futuro. Pero soy yo, así que diré que es una jartá de trabajar, pero me ha quedado muy aparente (los interesados podréis ver ejemplos en www.fisicadepelicula.es). El problema, como siempre, es que las cosas bien hechas requieren mucho tiempo, y FdP me ha ocupado desde hace casi año y medio. La semana que viene lo presentaré en mi Departamento, donde espero causar sensación (sí, ya os lo dije, no tengo abuela), y confío en ir recuperando tiempo para la criptografía.

Este Boletín al final me ha quedado monotemático, ya que el artículo que presento es bastante largo, y la mitad restante está ocupada con una gran clave. Creo que es preferible daros todos los datos juntos ... no vaya a ser que la página original con la clave acabe desapareciendo. Lástima que el espacio, y sobre todo el tiempo, impida incluir más artículos, porque acaban de aparecer un par de noticias interesantes. Tanto mejor, así el mes que viene no tendré el problema de encontrar artículos. Hasta entonces, feliz lectura.

 


 

  CRIPTOGRAFÍA IMPRESENTABLE - HDCP: Cae el último eslabón

 

En su lucha por lograr el control de sus contenidos, la industria audiovisual ha utilizado la criptografía como un bombardeo por saturación, es decir, disparándola indiscriminadamente en cada pulgada de terreno. Que en la práctica se convierta en pólvora mojada no es obstáculo para que sigan intentándolo.

En un principio, la idea se llamaba Gestión de Derechos Digitales (DRM). La idea es que cualquier operación sobre un archivo de audio o video fuese sólo posible mediante autorización. Sistemas como CSS y AACS fueron puestos en marcha para controlar la reproducción en máquinas no autorizadas, de forma que solamente los aparatos de vídeo (o los programas de ordenador) "licenciados" pudiesen efectuar tal reproducción. A los demás, ajo y agua.

No es necesario recordar aquí cuál fue el resultado final. Un hacker noruego llamado Jon Lech Johansen, harto de no poder reproducir DVDs comerciales en Linux, cogió el toro por los cuernos y creó un programa llamado DeCSS, que en la práctica significó el fin de la protección del sistema llamado CSS. Posteriormente, el protocolo AACS, que protegía los nuevos discos de alta definición, fue también reventado. Los lectores interesados en recordar los detalles tienen a su disposición la bonita serie "Pirateando a Nemo" (Boletín ENIGMA, números 23, 49, 50 y 52).

Sin embargo, la industria siguen intentando controlar el flujo de material audiovisual de alta definición. Una de sus herramientas se denomina HDCP (High-bandwith Digital Content Protection), y es el sistema que nos ocupará hoy. Para describirlo, nada mejor que comenzar en la Digital Content Protection (www.digital-cp.com), la entidad que otorga las licencias. El "libro blanco" de HDCP, irónicamente titulado "HDCP descifrado", comienza con una frase esclarecedora:

"Los contenidos audiovisuales, incluyendo películas y TV, se diseminan cada vez más en forma digital en la Web, así como en medios físicos"

Aunque asépticamente leído da la impresión de que el video de alta definición (HD) va a imponerse, y de que los vendedores de discos o de contenidos en streaming se van a forrar, yo, que soy malo, entiendo que implícitamente están reconociendo que la primera batalla en esta guerra la están perdiendo. Cualquiera puede, en efecto, bajarse películas en alta definición ... sin pasar por caja. Pero como son chicos listos, han descubierto que poniendo una capa de cifrado al final del proceso pueden seguir controlando el flujo de bits.

En efecto, una cosa que siempre hemos dicho aquí es que, al final de todo, el video será decodificado antes de verlo. Nuestro DVD (o Blu-Ray) será reproducido, y los contenidos audio y vídeo serán enviados al televisor o al equipo de música. En ese punto, razonamos, podemos insertar nuestro grabador y guardar una copia no cifrada.

La solución impulsada por la industria es: cifremos incluso hasta llevar al televisor. Con el advenimiento de la televisión en alta definición, éste se está convirtiendo cada vez más en un sistema informático complejo. Así pues, podemos imaginar un sistema de cifrado entre el reproductor y el televisor. Es decir, tendríamos un cifrado en etapas. En su primera etapa, el disco es descifrado por el reproductor; en la segunda, ese mismo reproductor vuelve a cifrar los datos y a enviarlos al televisor, proyector o monitor, donde serán de nuevo descifrados. No habrá lugar donde insertar una grabadora, o desde donde extraer contenidos sin cifrar.

Y esa es la finalidad del protocolo HDCP: proteger la última etapa del viaje de los bits. Los propietarios de sistemas de HD (televisores, Blue-rays) estarán ya acostumbrados a tener que usar un nuevo tipo de cables, los denominados HDMI (High-Definition Multimedia Interface). Pues bien, esos HDMI incorporan el sistema HDCP; otros cables, como los DVI, también son "HDCP compliant". De esa forma, la única manera de acceder al contenido de alta definición es cumpliendo las normas. Por supuesto, se os estarán ocurriendo formas de extraer la información. ¿Acaso no puedo usar, por ejemplo, el euroconector de mi flamante televisor HD? Se puede, sí, pero los contenidos extraidos ya no estarán en HD, sino en una definición de calidad más baja. Si quieres calidad, tendrás que usar HDCP. Los fabricantes tienen que solicitar licencias a su dueño, Intel Corporation; y nosotros hemos de pagar el precio extra por comprar un televisor "HDCP enabled."

Bien, veamos cómo funciona el protocolo HDCP. El proceso es similar al que hemos visto en otras ocasiones. Básicamente, se compone de dos fases: autenticación y encriptación. En la primera fase, cada una de las dos partes (emisor y receptor), se convencen de que el otro está autorizado. En la segunda, acuerdan una clave de cifrado y se intercambian la información. Entenderemos aquí que el emisor (A) es un reproductor de vídeo, consola, o similar; y que el receptor (B) será el monitor o televisor.

Cada uno de los dos interlocutores tienen dos "vectores", o claves: uno público (V) y otro privado (U). El vector público, también llamado Vector de Selección de Clave (Key Selection Vector, KSV), hace de clave pública, y tiene 40 bits de longitud (20 unos y 20 ceros, por supuesto mezclados). La clave privada (o vector privado) es más compleja, ya que consta de 40 números de 56 bits cada uno; reciben también el nombre de Claves Privadas de Aparato (Device Private Keys, o DPK), que son únicas para cada aparato.

El proceso es el siguiente. El emisor (A) envía al receptor dos paquetes de datos: su KSV o vector público (Va), y un paquete pseudoaleatorio Na de 64 bits. A continuación, B multiplica su propio vector privado por el vector público que acaba de recibir, y obtiene K' =Va*Ub, un paquete de 56 bits. En este punto puede resultar extraño que el producto de una ristra de 40 bits y otra de 56*40 bits nos de un resultado de 56 bits. En realidad, estoy simplificando las cosas, ya que Va*Ub no es un producto en el campo de los números reales (del tipo que estamos acostumbrados), sino que es un producto vectorial en el anillo Z/2^56Z. Es decir, el resultado no es un número real, sino uno de 56 bits. Es el problema de echar mano del álgebra vectorial. Pero eso aquí no nos preocupa. Sigamos adelante.

A también calcula un segundo paquete de bits, R', que será resultado de tomar K' y Na y meterlo en una función h. Según las especificaciones HDCP, esta función no es más que nuestra conocida función hash SHA-1. El resultado es tal que los productos Vb*Ua y Va*Ub son idénticos.

Una vez hecho, B envía a A su propio vector público Vb y el número R´=h(K´,Na) que acaba de calcular.

Por su parte, A calcula el producto K=Vb*Ua, y R=h(K,Na). El esquema es el que sigue:

1) A envía a B: Va, Na
2) B calcula: K´ = Va*Ub
R' = h(K´,Na)
3) B envía a A: Vb, R'
4) A calcula: K = Vb*Ua, R = h(K,Na)
5) A verifica: ¿R = R'?


Si R=R', significa que ambas partes han usado el mismo Na (que, como es la costumbre en estos casos, evita que un atacante pueda aprovechar los datos que captó durante el intercambio de datos de la semana pasada). También significa que K=K´, es decir que los productos Vb*Ua y Va*Ub son idénticos. Dicho producto (llamémosle S) será su "secreto compartido", y gracias a él ambas partes podrán intercambiar información cifrada. El emisor A incluso tiene la posibilidad de comprobar si las claves de B son válidas, o si han sido revocadas. En este último caso, puede negarse a continuar el proceso. Es decir, no vale eso de "trucar" el televisor con una clave que te hayas bajado de Internet.

El proceso de cifrado es relativamente sencillo. El "motor de cifra" (esa función h que acabamos de ver) es un algoritmo que produce paquetes pseudoaleatorios de 24 bits. Cada uno de esos paquetes se "suma" (XOR) con un paquete de 24 bits de datos. El mismo flujo pseudoaleatorio se usa para descifrar los datos cuando llegan a destino. No estudiaremos aquí el algoritmo, pero es una combinación de registradores lineales de retroalimentación (Lineal Feedback Shift Registers, o LFSR), una ronda de un cifrado en bloque y una función de compresión.

Hasta aquí la teoría. Veamos ahora la experiencia en el campo de batalla. En 2001, Scott Crosby (Universidad Carnegie-Mellon) e Ian Goldberg (Zero Knowledge Systems), junto a Robert Johnson, Dawn Song y David Wagnert (Universidad de California-Berkeley) publicaron una grave vulnerabilidad del sistema. Para ello, pasaron de los detalles internos, como conocer el funcionamiento de esa función h desconocida, y se centraron en lo conocido. La idea, como dijimos antes, es que ambas partes disponían de pares de números (Ua,Va), (Ub,Vb) de forma que Ua*Vb=Ub*Va, y a su vez es igual al secreto compartido S.

La grave vulnerabilidad es que esta forma de calcular el secreto compartido es lineal. Para entenderlo, supongamos que tengo otros dos aparatos (X), (Y), con claves válidas (Ux,Vx), (Uy, Vy). Vamos a usarlas para "construir" otro aparato (Z) cuya clave sea la suma de las dos anteriores, esto es: Uz=Ux+Uy, Vz=Vx+Vy. ¿Qué pasará si intento comunicar Z con B? Cada uno de los dos aparatos calculará los siguientes valores de K:

(Z): K´ = Vz*Ub = (Vx*Ub) + (Vy*Ub) = K1 + K2
(B): K  = Vb*Uz = (Vb*Ux) + (Vb*Uy) = K3 + K4


Ahora bien, como (X) y (B) tienen claves válidas, entonces K1=K3; igualmente, al ser (Y) y (B) aparatos con claves válidas, se tiene que K2=K4. Por tanto, K=K'. Es decir, cualquier combinación lineal de claves válidas será también una clave válida.

Esto significa que basta con tomar 40 claves públicas válidas (lo que es fácil, ya que al ser públicas son perfectamente accesibles), obtener sus correspondientes claves privadas, !y ya está! Cualquier sistema HDCP al que queramos acceder tendrá una clave que será combinación lineal de esas 40 claves. Lo más gracioso de todo es que ¿recuerdan esa función h, que aparecía en el proceso de autenticación, y de la que no sabíamos nada? Pues podemos olvidarnos de ella. La linealidad del secreto compartido es independiente de cómo se generan las claves.

El artículo de Crosby y Goldberg (y etcétera) no solamente mostraban esta vulnerabilidad, sino que detallaban cómo aprovecharla. No sería fácil de explicar aquí, ya que necesitaríamos álgebra vectorial algo farragosa. Los productos Va*Ub forman parte de Z/2^56Z, que al ser un anillo en vez de un campo tiene sus particularidades. Lo más importante fue poder obtener una clave privada a partir de la clave pública. Más específicamente, demostraron cómo obtener una clave privada que no es la auténtica, pero que hace el apaño.

Me explicaré. Supongamos una pareja de claves (Ua,Va), y supongamos que encuentro otra clave privada U'a que funcione con el segundo aparato B, esto es, que se cumpla que Ua*Vb = U´a*Vb. En el campo de los números reales eso significaría que Ua=U´a. Pero no es así en el anillo Z/2^56Z. Así que, aunque mi clave privada U´a no sea la verdadera Ua, para el caso me vale igual.

De hecho, tenemos parte del trabajo hecho. Con objeto de proporcionar vectores de prueba a los compradores de licencias, la propia Digital Content Protection proporciona dos parejas de claves (U,V) para emisores, y otras dos para receptores.

El ataque de Crosby y compañía desmontaba, al menos sobre el papel, la validez del protocolo HDCP. Su resultado fue presentó en un "workshop" científico en noviembre de 2001. Pero la industria audiovisual reaccionó poniendo en juego su más poderosa herramienta anticriptógrafos: la ley. Amenazado por la DMCA, una ley norteamericana que prohibe la ingeniería inversa de sistemas de cifrado, el criptógrafo Niels Ferguson, quien también afirmaba haber reventado el sistema HDCP, tuvo que abstenerse de publicar sus propias investigaciones.

Si usted no ha oído hablar de este problema, puede ser porque en 2001 apenas había sistemas audiovisuales de alta definición. Pero alguna gente tomó buena nota. Ya en 2006 (y tal vez antes aún) habían aparecido aparatos llamados "HDCP stippers", que se colocaban entre el reproductor y el televisor para "destripar" el contenido en alta definición y enviarlo a cualquier tipo de proyector o televisor.

Crosby et al. llegaron a afirmar que podrían obtener la "clave maestra", es decir, la que produce todos los vectores de claves privadas. Sin embargo, nadie consiguió reconstruir dicha clave maestra. !O, al menos, nadie se atrevió a publicarla! Por eso, pueden imaginarse la sorpresa cuando, el 13 de septiembre de 2010, apareció una página en Internet (http://pastebin.com/kqD56TmU) el título "¿Es auténtica la clave maestra HDCP filtrada?" En ella, se listaba un total de 40 paquetes de 56 bits, escritos en hexadecimal, que en principio permitiría obtener una clave privada (aquellos 40 paquetes de 56 bits), a partir de una clave pública de 40 bits.

Con la clave maestra, cualquiera puede generar sus propias claves, y de ese modo engañar al reproductor haciéndole creer que el medio al que está volcando la información es válido. Esto permitiría no sólo reproducir una película en alta definición en un televisor que no sea "HDCP compliant", sino también extraer películas enteras sin tener que preocuparse por los DRM o protecciones similares ubicadas en los reproductores. Por no hablar de la posibilidad de acceder sin restricciones a los contenidos de la televisión de alta definición.

Pero la filtración traía consigo grandes preguntas. Aparte de la obvia de quién fue el filtrador (seguro que la RIAA ya ha puesto precio a su cabeza), nos quedaría saber a) si la clave maestra filtrada es auténtica, y b) cómo se ha obtenido.

La primera pregunta se contestó sola, y de forma muy similar al del Telegrama Zimmermann. Cuando los ingleses lo descifraron, quedaba la duda de si sería auténtico o una falsificación. La autenticación provino de una fuente inesperada: el propio ministro de exteriores alemán, autor del telegrama original, confirmó que era auténtico. De forma similar, la cuestión sobre la autenticidad de la clave maestra HDCP fue aclarada por la propia Intel Corporation tres días después: es auténtica.

El portavoz de Intel también sugirió que cualquiera que intente aprovecharse de ella puede ir buscándose un buen abogado. Aunque parezca un mero intento de asustar, lo cierto es que, según parece, aprovechar la clave maestra requeriría una implementación en hardware. El mayor peligro provendrá, en un principio, de redes oscuras que se dediquen a crear y vender tarjetas HDCP (en el mercado negro, claro), que cualquier usuario pueda usar para copiar material protegido. Por supuesto, pasar dicho contenido a redes p2p o discos del Top Manta será tan sólo cuestión de tiempo.

El problema es que, si bien Intel puede crear una nueva clave maestra, eso implicaría cambiar todas las claves de todos los dispositivos ya vendidos en el mercado. Eso llevaría el problema a la primera página de los periódicos, y disminuiría la confianza de los fabricantes en el sistema HDCP. Peor aún, si se ha filtrado la clave una vez, ¿quién garantiza que no volverá a suceder?

De hecho, en estos momentos permanece la duda sobre la segunda pregunta que nos hemos formulado. ¿De dónde ha salido la clave maestra? ¿Se ha obtenido por criptoanálisis, o bien alguien de la industria ha echado mano a una copia y la ha diseminado por Internet? Sin saber qué sucedió, la industria no puede saber si cambiar la clave traerá alguna mejora apreciable.

Por lo que parece a estas alturas, parece que la respuesta de la industria a este problema criptográfico será similar a la que hemos visto en otros casos. A saber: no es para tanto; en la práctica, será muy difícil aprovechar la vulnerabilidad; y como alguien lo intente, le aplicamos la legislación vigente.

El tiempo lo dirá. Mientras tanto, me gustaría acabar con unas palabras de Niels Ferguson, el criptógrafo que descubrió vulnerabilidades en el sistema HDCP. Comentando la mordaza que la ley DMCA (Digital Millenium Copyright Act) imponía la censura sobre bocas como la suya, afirmó en 2001:

"La DMCA es una ley con un fallo fundamental. Es ineficaz, y en realidad resulta perjudicial para los intereses que intenta proteger. Me impide publicar mi artículo ahora, pero algún día, alguien, en algún lugar, duplicará mis resultados. Esa persona puede que decida publicar la clave maestra HDCP en Internet. En lugar de arreglar el HDCP ahora, antes de que sea desplegado a gran escala, la industria se las verá con todos los costes de implementar HDCP en cada aparato, para luego ver cómo resulta inútil."

La respuesta de Ferguson, escrita el 14 de Septiembre de 2010, al desconocido revelador de la clave es un irónico "¿por qué habrá tardado tanto?"

APÉNDICE: A punto de enviar el Boletín presente, nos llegan noticias de última hora (traducción: acabo de leerlo en Slashdot). Rob Johnson, profesor de informática de la Universidad Stony Brook, y Mijail Rubnich acaban de liberar una implementación en software del algoritmo de cifrado de HDCP. Puesto que HDCP fue diseñado para ser eficiente en hardware, las implementaciones en software son muy lentas. Johnson y Rubnich afirman haber aplicado técnicas de paralelismo, pero aún así resulta lento.

Por el momento, su implementación software en una CPU Intel Xeon a 2.33GHZ descifra fotogramas de 640x480 bits a un ritmo de 180 por segundo. Esto es insuficiente para descifrar contenido de alta definición en tiempo real, pero dicen que podrá lograrse usando chips con varios núcleos. La página del anuncio, de Johnson, está disponible en la dirección http://www.cs.sunysb.edu/~rob/hdcp.html, y su implementación está en http://www.cs.sunysb.edu/~rob/hdcp-0.3.tgz (versión Linux solamente).

 


 

 CRIPTOGRAFÍA IMPRESENTABLE - HDCP: La clave

 

La clave maestra, publicada en http://pastebin.com/kqD56TmU recientemente, consta de 1600 paquetes de 56 bits. Dichos paquetes, en forma hexadecimal, se agrupan como una matriz de 40*40 elementos. Siguiendo la vocación de tocapelot ... esto, de servicio público criptográfico que nos caracteriza, incluimos aquí una copia completa. La mencionada web incluye las siguientes instrucciones, que copio a continuación. Mis aclaraciones se incluyen entre corchetes:

"Para generar una clave de fuente [la clave privada mencionada en el anterior artículo], tome un número de cuarenta bits que (en binario) consista de veinte unos y veinte ceros; esa es la KSV [o clave pública] de la fuente. Sume las veinte fijas de la matriz que se correspondan a [los dígitos uno] del KSV (el bit más bajo del KSV se corresponderá con la primera fila), sumando los elementos módulo dos elevado a la potencia cincuenta y seis; esa es la clave privada de la fuente. Para generar una clave de sumidero, hágase lo mismo, pero con la matriz traspuesta"

[NOTA: con "fuente" y "sumidero" se designan, respectivamente, los elementos emisor (reproductores de Blue-Ray, por ejemplo), y receptor (televisor, monitor, etc)]

He aquí los elementos de la clave maestra. Se agrupan en 40 bloques, cada uno de los cuales es una fila de la matriz.


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