c) Vía biliar. Algunos tóxicos, una vez transformados en hígado, pasan a bilis. Se trata sobre todo de sustancias polares, con un peso molecular superior a 500 daltons y que presentan grupos ionizables en su molécula. Desde la bilis siguen un camino diferente y se excretan finalmente en las heces la fracción no reabsorbida. Tanto los aniones orgánicos, incluyendo los glucurónidos, como los cationes orgánicos pueden ser transportados de forma activa a la bilis por transportadores similares a los que utilizan estas sustancias en los túbulos renales. La existencia de esta vía tiene dos consecuencias:
- Posibilidad de ciclo enterohepático, de manera que se prolonga la permanencia del tóxico en el organismo.
- Analíticas: puede aparecer tóxico libre en heces, por acción de la ß-glucuronidasa de la flora intestinal. Aunque no sea habitual, existe la posibilidad de poder analizarlo en este tipo de muestra.