¿Qué tiene que ver que la
longitud de onda sea comparable con el tamaño de la
rendija para que se noten los efectos de difracción.
¿Hay alguna forma de demostrarlo?
Estrella Gancedo. stern@ctv.es
Los fenómenos que observamos
cuando se estudia la difracción están no solo
relacionadas con el propio efecto de difracción sino
que también entran en juego efectos de interferencia.
Si una onda llega a un borde recto se produce la
difracción y la consecuencia es que en la zona de
sombra, considerando propagación rectilinea, tambien
se puede detectar onda que según aumenta el ángulo
de observación tiene menos intensidad.
Según el principio de Huygens-Fresnel las ondas
secundarias propagan la energía de acuerdo con el
factor de oblicuidad q(teta)=(1+cos(teta))/2 lo que
unido a la interferencia de las contribuciones de los
distintos puntos del frente de onda que no son
ocultados por la zona opaca dan lugar a la distinta
intensidad de la onda en la zona de difracción.
Pero la variación con el ángulo en este caso es
gradual y no produce franjas ni efectos demasiado
espectaculares.
Es cuando se emplean rendijas (dos bordes rectos
paralelos), orificios, objetos pequeños, etc. cuando
los efectos son más acusados, ¿por qué? Porque
ahora la desaparición de ciertas zonas del frente de
onda pueden dar lugar, por interferencia del resto, a
zonas oscuras, y el contraste entre zonas claras y
oscuras hace más evidente el fenómeno de
difracción. Y es en estos casos cuando toma
importancia la relación entre longitud de onda y
tamaño del obstáculo (o la abertura).
Para que los fenómenos de interferencia tengan lugar
es necesario que las ondas que interfieran sean
coherentes (fases iniciales coincidentes). Por
consiguiente las zonas del frente de onda que dan
lugar a la interferencia constructiva o destructiva en
cada punto concreto no pueden estar entre si más
separados que el número de longitudes de ondas que
forman cada paquete (fotón) de los emitidos por la
fuente, número que en general es pequeño.
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