Editorial  
 

 

La , reservorio ético de la Humanidad

 

Las siglas inglesas UNESCO hacen referencia a la denominación de la Organización de las Naciones Unidas (UN) para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Fue constituida en  París, en 1946 tras finalizar la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo esencial es promover en el orbe la Cultura de la Paz, como preventiva de la violencia, los conflictos y las guerras. Este alto ideal aparece reflejado en el texto del preámbulo de sus acta constitutiva en el que se afirma que “puesto que las guerras nacen en la mente de los seres humanos, es en la mente de éstos donde deben erigirse los baluartes de la paz”. En la actualidad son 188 los Estados Miembros de esta superagencia de Naciones Unidas en la que España ingresó en 1953, acabando de cumplirse los primeros 50 años de activa participación.

 

En 1995 la UNESCO celebro su cincuenta aniversario bajo la dirección del español Federico Mayor Zaragoza. En un mensaje conmemorativo de tal efemérides Mayor señalaba que “los pactos entre los Estados, los intercambios financieros y los acuerdos comerciales no pueden garantizar por sí solos la marcha hacia la paz y el bienestar de las Sociedades: se necesita también      –sobre todo- la afirmación universal de la solidaridad moral e intelectual de toda la humanidad.

 

En el citado texto Mayor Zaragoza afirmaba que la UNESCO como organización intelectual le conciernen a todos los ámbitos del espíritu. Pero a fin de llevar a cabo su misión ética mediante la educación, las ciencias, la cultura y la comunicación, la UNESCO debe  enraizar en los espíritus los valores cardinales de la tolerancia y la solidaridad.

 

Estos valores, señala Mayor, nos guían para vencer los obstáculos que, por desgracia, nos separan cada vez más del prójimo, cualquiera que éste sea. Son las barreras construidas sobre la raza o la etnia, la lengua o la religión y, en última instancia, sobre el rechazo temeroso y ciego de la simple diferencia. Este rechazo del Otro alimenta el auge tan alarmante de la exclusión, así como la multiplicación de las guerras civiles o la triste aparición de actos de genocidio que se creían extirpados para siempre.

 

La misión principal de la UNESCO es convencer sin demora a la ciudadanía mundial de esta evidencia, para prevenir enérgicamente esos impulsos devastadores, generados también por las fracturas políticas y sociales que llevan el nombre de desigualdad, injusticia, paro y migración masiva.

 

La humanidad necesita que la cultura de la paz y la no violencia envuelva a cada uno de los seres humanos en una atmósfera de tolerancia capaz de prevenir los conflictos para intentar evitarlos. Es necesario un gran pacto de la ciudadanía universal que favorezca la reintegración de los marginados y los excluidos, que facilite a cada persona tener conciencia y disponer de medios  para comprometerse activa-mente en la mejora de la sociedad, aprendiendo a vivir y a construir juntos una verdadera democracia.

 

Solo la educación puede ayudar a despertar la creatividad, facultad distintiva de la especie humana que nos permite prevenir y solucionar problemas y proyectar las sociedades hacia un futuro más justo y fecundo desde el cultivo de la paz, la consecución de mejores cotas de desarrollo y el cultivo de la libertad como piedra angular de la que emergen los principios democráticos.

 

Todo pensamiento tiene el deber de sentirse rebelde, escribió un filósofo. Desde este referente axiológico compartimos con Mayor Zaragoza la idea de que es la hora de la rebelión contra el odio y la injusticia, contra la rutina y la resignación; la hora de la rebelión para que el ideal de tolerancia y de solidaridad penetre en el espíritu de todos los seres humanos y module sus actos, hasta los más cotidianos. Cuando este ideal haya sido asumido por la ciudadanía universal la UNESCO se habrá convertido en un auténtico bastión inexpugnable de la paz. 

 

Además de sus más de 2000 funcionarios repartidos por todo el mundo la UNESCO dispone de una red millones de ciudadanos (adultos, jóvenes y niños) que conforman un voluntariado fuertemente comprometido en la difusión y promoción altruista de estos valores en los distintos estados, comunidades autónomas, comarcas, pueblos, barrios y colegios. Esta red civil se agrupa en tres grandes organizaciones: Los miles de centros y clubes UNESCO y de Escuelas Asociadas a la UNESCO que se reparten por los cinco continentes y las Cátedras UNESCO que, desde los países ricos promueven la silidaridad académica con otras universidades de países en vías de desarrollo. Esta es la verdadera fuerza ejecutora de la UNESCO, auténtico reservorio de la conciencia ética e intelectual de la Humanidad.