Revista de Paz y Conflictos
ISSN: 1988-7221

La historia para la convivencia, desde la dominación historiográfica hacia la narración-puente, el caso de Palestina/Israel.

Por Pietro Morocutti.

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Resumen

En este resumen nos proponemos resaltar los aspectos mas fundamentales y interesantes del trabajo de investigación, que representan la base para la linea de investigación que vamos a seguir en futuro. En particular vamos a describir algunas ideas claves que hemos utilizado como brújula intelectual y científica a lo largo del trabajo: la trasformación de la historia desde instrumento de dominación y jerarquización del dolor hacia una herramienta para la convivencia, apoyándonos en particular en el concepto de “narración-puente” creado por los historiadores Jamil Hillal y Ilan Pappe.

Palabras claves: Historia; Sionismo; academia israelí; Palestina.


Abstract

In this summary we propose to underline the most fundamental and interesting aspects of our research, wich represents also the base for our future work. Precisely we are going to describe some core ideas we have been using as intelectual and cientific compass in our project: the transformation of history from a tool of domination to a instrument of coexistence, making particular reference in the concept of  “bridge-narration” forged by the historians Jamil Hillal and Ilan Pappe.

Key words: History; Zionism; Israeli academics; Palestine.

 

1. Introducción

Este texto representa una presentación del trabajo de investigación intitulado “La historia para la convivencia, desde la dominación historiográfica hacia la narración-puente: el caso de Palestina/Israel”, presentado en el marco del programa de doctorado Paz, Conflictos y Democracia del Instituto de la Paz y los conflicto de la Universidad de Granada.

Mas que un verdadero resumen este articulo representa de hecho una exposición de algunas  ideas principales que representan no solo la base del trabajo , sino también las lineas-guida del proyecto de investigación que estamos todavía llevando adelante en el mismo Instituto de la Paz Y los Conflictos de la UGR.


2. Metodología

Creemos fundamental salir de un tipo de planteamiento agonista y agresivo de la función de la historia, que representa hoy en día una de las armas más agudas y penetrante en las manos de quien obtiene beneficios de tipo político, económico y social de una situación de guerra permanente, que cobra cada día su tributo de sangre, horror y desesperación en Palestina.

Nos proponemos como horizonte intelectual los que Jamil Hillal y Ilan Pappe han definido como narración-puente: “el consciente esfuerzo historiográfico por parte de historiadores provenientes de sociedades desgarradas por prolongados conflictos internos y externos para ir mas allá de narraciones en guerra una con la otra. Una impresa historiográfica que es parte integrante de un más general intento de reconciliación.[1]
Por utópica que pueda parecer, esta nos parece una herramienta muy potente y que lleva consigo misma un fuerte potencial innovador y subversivo del actual estatus quo, y la vamos a tomar como brújula fundamental en el pequeño camino que representa este texto.

Para parar este conflicto entre posturas historiográficas comunitarias irreconciliables es necesario restablecer un mínimo equilibrio entre las narraciones de las partes y desde este punto de equilibrio intentar empezar una reflexión que se incline hacia la compresión más profunda del sufrimiento y de las razones del otro.

Los últimos estudios sobre el conflicto de 1948, que representan la base historiográfica de este trabajo, ponen de manera manifiesta, más que nunca, los problemas fundamentales que están en la mesa, en particular la responsabilidad directa de los dirigentes sionistas y de las fuerzas militares bajo sus ordenes en la expulsión de 750 mil residentes árabes de Palestina y en la destrucción de alrededor de 400 pueblos, aldeas y áreas urbanas. Una cuestión de tanta importancia y gravedad necesita algún tipo de solución, o por lo menos elaboración, mientras que hasta ahora los esfuerzos mayores han sido dedicados a esconderla o olvidarla.

Es, de hecho, muy probable que después de estos últimos “descubrimientos” la solución al conflicto aparezca más lejana que nunca. Yo creo, al revés, que este ha sido un  paso fundamental en dirección de la recomposición del conflicto, y por lo menos ha demostrado definitivamente que la tentativa de esconder a la vista del mundo la tragedia de los árabes de Palestina ha fracasado.


3. Análisis de las fuentes

Junto al trabajo histórico de Ilan Pappe, las fuentes utilizadas han sido los estudios nacidos de la investigación historiográfica de parte israelí, con el objetivo de verificar las continuidades y las variaciones en el desarrollo de la narración nacional a lo  largo de los 60 años desde el establecimiento del estado de Israel.

Por supuesto se ha dedicado mayor atención a los autores que, desde los años '70, se han destacado por su actitud crítica frente a la narración predominante y mayoritaria, como ejemplos de investigación y producción cultural comprometida hacia un cambio de perspectiva.

En particular hemos dedicado nuestra atención a algunos autores y militantes de la izquierda antisionista israelí cercanos al movimiento político matzpen, brújula en hebreo moderno; a la corriente de los nuevos historiadores, que fueron los primeros investigadores con un importante peso académico en la sociedad israelí a poner en cuestión algunos de los mitos fundacionales del sionismo al respeto del conflicto del 1948. El análisis de esta corriente historiográfica no será de carácter exhaustivo ni recopilatorio, el objeto de interés principal será el impacto causado por estos nuevos planteamientos en la sociedad, en la academia y en el discurso político israelí,  sin descartar una critica a los limites que estos estudios han demostrado a la hora de asumir completamente las consecuencias del sufrimiento de los árabes de Palestina.

La bibliografía mas reciente comprende textos de algunos autores contemporáneos muy críticos hacia la situación actual en Israel/Palestina: vamos a trabajar con las criticas frente a la instrumentalización del antisemitismo y del holocausto presentes en los textos de Norman Finkelstein, que nos llevara a la reflexión sobre la manipulación de la historia a fines políticos y la importancia y la eficacia de la jerarquización del dolor y del “estatus” de víctima en la construcción de una narración comunitaria excluyente.

Se citaran numerosos artículos y textos de autores y militantes estadounidenses y israelí que rechazan las políticas y ideologías actualmente dominantes en el campo sionista, con el doble objetivo de ofrecer un panorama de las posturas criticas y de sacar de análisis muy varios unas herramientas útiles a la construcción de una nueva orientación hacia el problema de la convivencia en Israel/Palestina.

Con el mismo objetivo hemos utilizado las reflexiones sobre la identidad judía, su percepción y sus posibilidades de evolución presentes en los trabajos de algunos destacados pensadores de la actualidad, como Michel Warchawski, Alain Badiou y Edgar Morin.

Sin tener la pretensión de abordar también la evolución de la postura palestina y árabe frente a los problemas planteados, aparecen en bibliografía algunos artículos relativos a la construcción de la narración y de la identidad nacional en el campo palestino, en particular del historiador Jamil Hillal, además de algunos textos de reconocidos historiadores a nivel internacional que se han dedicado a los mecanismos de construcción y modificación  de la identidad nacional.

La importancia y la eficacia de los nuevos tipos de planteamientos que vamos a analizar no se puede medir en manera concreta en este momento, pero estamos convencidos que representarán un parte importante en el esfuerzo de crear un nuevo paradigma, casi un giro epistemológico, que permita a todas las partes interesadas de reconocer y respetar el sufrimiento del otro, sin que este reconocimiento sea percibido como una disminución de importancia de la propia experiencia personal, familiar, comunitaria o, con el máximo cuidado en el uso de este término, nacional.

Al mismo tiempo somos conscientes que un análisis de carácter histórico no tiene  en sí mismo el poder transcendental de modificar de manera impactante la realidad sociopolítica actual; de hecho en este texto no se utilizará el término Historia con  mayúscula, en cuanto no compartimos la idea que la historia representa en sí misma la solución o la causa de cualquier problema, ni tampoco es el juez supremo de los acontecimientos de la humanidad.

Verificaremos como los intentos de esconder algunas partes de la historia de un territorio geográfico o de un grupo humano como polvo bajo de una alfombra resultan muchas veces inútiles, y otras veces causas de tragedias y horrores difíciles de comprender de otra manera.

En el ensayo hemos intentado clarificar las viejas y nuevas posturas al respeto del conflicto del 1948, y investigamos sobre las herramientas conceptuales y prácticas que el conjunto de las ultimas reflexiones sobre el tema han aportado al debate, intentando estimular una más profunda compresión de las raíces del conflicto, con particular atención a los olvidados y excluidos de todas las partes en causa.


4. La historia como herramienta de convivencia

La importancia de una correcta atribución de las responsabilidades históricas de las partes en causa no sale de una voluntad acusatoria o del deseo de encontrar culpables, sino de la convicción que existen instrumentos y prácticas que puedan llegar a una justicia restaurativa, que tenga como objetivo resolver los problemas de las comunidades humanas implicadas en el conflicto[2], y no punitiva, para evitar generar mas odio y sedimentar de manera definitiva la  confrontación entre árabes y judíos, que, hasta el nacimiento del colonialismo europeo moderno y del sionismo, representaban un modelo de convivencia  eficaz entre comunidades con rasgos culturales y religiosos diferentes.

Intentar rescatar  los valores de que han permitido por muchos siglos este tipo de relación entre las dos comunidades significa luchar activamente contra la discriminación, la  intolerancia y la prepotencia que parecen dominar el debate, y este esfuerzo representa para nosotros el reto fundamental que justifica la existencia de la academia como entidad socialmente activa y comprometida.

La alternativa es resignarse a la degeneración definitiva del estado de Israel en un “bunker atómico sionista”, que base su justificación en el simple predominio tecnológico-militar y en el incondicional apoyo del gobierno estadounidense.

Nuestra reflexión ha salido de la idea que la historia, como trabajo intelectual, pueda resultar un factor útil a restablecer un cierto de tipo de equilibrio en un conflicto caracterizado por un desequilibrio abismal en las relaciones entre las partes en causa.

La necesidad de equilibrar este tipo de situación, surge de dos motivaciones: la primera de carácter “moral”, o sea la obligación por parte de quien se enfrenta al trabajo de historiador de manera comprometida a rescatar las narraciones de los oprimidos y de los olvidados, negando la función de la academia como aliada oficial de los poderes dominantes; la segunda es que desde una situación tan polarizada, que ve una entera comunidad sufriendo y viéndose al mismo tiempo negado el derecho a expresar y denunciar este sufrimiento, no hay ninguna posibilidad de elaborar los traumas colectivos que la comunidad misma padece, único camino para poder modificar el conflicto hacia confrontación meno sangrienta y existencial.

Para restablecer este equilibrio hay que reconocer de manera clara que los árabes de Palestina representan la población autóctona del territorio entre el Mediterráneo y el río Jordán, y que se enfrentan desde mas de un siglo a practicas de tipo colonial por parte de las varias organizaciones y instituciones que han representado y representan el movimiento sionista. La hostilidad de la comunidad árabe hacia la empresa sionista es, de esta manera, más comprensible y analizable: “el pueblo nativo de Palestina, como los pueblos nativos de cualquier otro país del mundo árabe, de Asia, África, América y Europa, se ha negado a compartir su tierra con la comunidad de colonos[3]”.

Otro paso que nos parece imprescindible para acercarse a este equilibrio es el absoluto rechazo hacia cualquier tipo de planteamiento que postule una superioridad étnica o moral  un grupo humano en relación con los otros.

Rechazar el paradigma de peculiaridad étnica o moral significa también salir del concepto de unicidad de la historia judía, que consideramos una comunidad caracterizada por una historia particular y numerosos momentos de sufrimiento más o menos extremos, pero comparable a la historia de muchos otros grupos humanos. Esto no significa de ninguna manera banalizar la gravedad del antisemitismo en la historia de la sociedad europea, ni tanto menos poner en cuestión el horror y la atrocidad de la punta más extrema de este fenómeno: la solución final adoptada por el régimen nazi durante la II Guerra Mundial. Significa mas bien considerar que estamosentre los que no pueden aceptar que la única singularidad del destino hebraico alimente una cerrazón particularista respeto a las otras experiencias atroces, a las otras injusticias, a los otros horrores de la Historia. La conciencia de Auschwitz no me hace  pensar que este error transcienda la Historia[4]”.

Aceptar esta precondición es fundamental para poder entender el planteamiento del texto y para llegar a un nueva perspectiva sobre la situación histórica y actual, fundamental para salir del callejón sin salida al cual nos enfrentamos.

El rechazo hacia el concepto de superioridad o unicidad judía representa el eje fundamental de la postura del texto; en consecuencia en el texto no han tenido cabida términos como tierra prometida, pueblo elegido, etc., que representan la base y la justificación teórica  fundamental de algunas normas de carácter racista, todavía vigentes en la actualidad en el  estado de Israel.


5. La situación hoy en día

Bajo esta perspectiva no puede sino que resultar evidente la insostenibilidad práctica y moral de algunas de las leyes que representan la base de la empresa sionista. Para mí, como sostiene Arie Bober: “De-sionizacion significa la abolición de la exclusividad judía (por ejemplo con lo que tiene que ver con la Ley del Retorno), gracias a la cual un judío de Brooklin tiene mas derechos civiles y políticos en Israel que un árabe palestino que ha nacido allí (bien sea un refugiado o un ciudadano israelí). A nuestro juicio, el hecho de que el judío de Brooklin sienta un lazo emocional con la Tierra Santa no le da derecho a tener ningún derecho político en el país, mientras un árabe de Palestina tiene derecho a todos derechos políticos y civiles[5]”.

La imposibilidad de aceptar la ley del Retorno como práctica aceptable viene también de una reflexión de carácter pragmático: si aceptamos que un lazo emocional y espiritual pueda garantizar el derecho de asentamiento en otro país para un grupo humano que reivindique este tipo de necesidad tendremos que otorgarlo, por lo menos de manera teórica, a cualquier otro grupo que, por propio interés o necesidad, vea como deseable la vuelta a una supuesta tierra prometida. No hace falta una capacidad de análisis geopolítico muy profunda para entender que esto conllevaría a un estado de guerra global, permanente y perpetua.

Hay dos soluciones a este dilema: una es aceptar la unicidad y incomparabilidad de la historia judía, así justificando el estado de excepción legal presente en Israel, que pone como único criterio para la ciudadanía el origen étnico de la persona; el otro es exigir  a  Israel los mismos standards casi universalmente aceptados: o sea de ser un estado para los residentes en su territorio y para los que han nacido allí, y sus familias.

Hoy en día es políticamente incorrecto y extremamente minoritario defender la segunda posición, pero es la única que pueda garantizar una pequeña esperanza de convivencia y respeto reciproco entre los grupos humanos que hoy en día comparten el espacio geográfico entre el Mediterráneo y el río Jordán.

Veinte años de desastrosos intentos de solución del problema, basados en el principio de separación, que han tenido como objetivo la creación de una entidad para-estatal palestina  sometida a las necesidades de seguridad y de control demográfico  del estado de Israel, han demostrado que los principios teóricos del sionismo ya no se pueden sostener, no obstante el preponderante poder económico, militar y mediático que las élites sionistas [6] todavía detienen.

En los últimos años asistimos a un cambio en la política israelí hacia los palestinos: verificada la imposibilidad de llegar a una separación concertada o más bien impuesta, ahora el eje principal de acción del estado de Israel es la “separación unilateral”, o sea la creación de infraestructuras que separen físicamente y económicamente una parte de la Cisjordania y la franja de Gaza del territorio israelí. Esta política de amputación de una parte del territorio que el estado de Israel esta obligado a administrar como potencia ocupante es la última, desesperada, tentativa de garantizar al estado de Israel una mayoría de población de origen judía. Este tipo de política parte de la pretensión que las barreras puedan crear hechos consumados en el territorio que impidan cualquier otro tipo de solución.

Por supuesto el planteamiento de este texto va en dirección totalmente contraria: ningún tipo de política militar o de seguridad puede borrar las responsabilidades históricas de los agentes implicados en la cuestión, incluyendo, por supuesto, las clases dirigentes árabes y palestinas.


6. Conclusión

Creemos que algunas propuestas que hemos analizado en el ensayo tienen el potencial para ofrecer una análisis histórico comprometido con una solución justa y practicable al conflicto, y al mismo tiempo ofrecen la posibilidad de salir de un enfrentamiento entre narraciones nacionales en guerra una contra la otra.

Por ejemplo utilizar la categoría cognitiva de limpieza étnica propuesta por Ilan  Pappe para describir los acontecimientos de 1948 representa la posibilidad de tener una perspectiva mas clara sobre los hechos históricos y sus consecuencias sobre la actualidad; al mismo tiempo permite adelantar y dejar atrás la confrontación entre la retorica sionista de la guerra de independencia y la visión sacralizada de la  Nakbapor parte de los palestinos, obligados por las circunstancias actuales a defenderse obstinadamente atrás de este tótem colectivo.

Los planteamientos y ideas que hemos intentado proponer a lo largo del texto pueden representar una guía para poder intervenir, desde la academia, en un conflicto donde las narraciones y autopercepciones han asumido un papel central en el desarrollo de las relaciones conflictivas entre las comunidades; al mismo tiempo representa la posibilidad misma de poder enfrentarse a aparatos ideológicos de propaganda muy extensos y organizados, que toleran difícilmente el disenso, el pensamiento critico y el planteamiento de ideas radicalmente alternativas, llegando a crear lo que Shaid Alam ha definidoThe new theology of power” [7], o sea el proceso a través del cual las grandes potencias mundiales han suprimido la legitima resistencia de grupos humanos oprimidos utilizando categorías cognitivas como la de terrorismo, mientras que los aparatos oficiales de propaganda transforman cualquiera se oponga a su visión y sus proyectos con la misma acusación, o sea de apoyar al terrorismo.

El mismo autor exprime la preocupación que si estos esfuerzos censorios no serán eficazmente contrarrestados “pronto seremos testimonios del estrechamiento, o peor, el cierre, de cualquier tipo de discurso sobre historia, política exterior, derechos, justicia, resistencia, violencia, poder, opresión, imperialismo y terrorismo. Seremos libres solamente de gritar eslogan. Abajo el terrorismo! Abajo nuestros enemigos![8]
Norman Finkelstein identifica este proceso de estrechamiento de las posibilidades de critica como un proceso ideológico-mental: “Un día es la unicidad y universalidad del absolutismo teológico; el día siguiente es la unicidad y la universalidad del Marxismo-Leninismo; ahora es la unicidad y la universalidad del Holocausto. La constante es la actitud mental totalitaria, y la estigmatización  del disenso como enfermedad que hay que eliminar del estado.[9]

Reivindicar el derecho al disenso y a la critica sin ningún tabú es la manera que hemos identificado para salir de las visiones y narraciones oficiales del conflicto, que representan los obstáculos principales frente a la recomposición del odio generado entre las comunidades, y a una real posibilidad de convivencia.


Bibliografia

  • Bober, Arie (1972) The other Israel, encontrado en www.matzpen.org
  • Cockburn, Alexander y St. Clair, Jeffrey (2003) The Politics of antisemitism. Oakland, Counterpunch/AK press.
  • Finkelstein, Norman (2005) Beyond Chutzpah. London, Verso.
  • Hillal, Jamil y Pappe, Ilan (2004) Parlare con il nemico. Torino, Bollati Boringhieri.
  • Morin, Edgard (2007) Il mondo moderno e la questione ebraica. Milano, Cortina.
  • Pappe, Ilan (2006) The ethnic cleansing of Palestine. Oxford, Oneworld.
  • Zehr, Howard (1990) Changing lenses, a new focus for crime and justice. Ontario, Herald press


Notas

[1] Hillal, Jamil y Pappe, Ilan (2004) Parlare con il nemico. Torino, Bollati Boringhieri.

[2] Zehr, Howard (1990) Changing lenses, a new focus for crime and justice. Ontario, Herald press.

[3] Pappe, Ilan (2006) The ethnic cleansing of Palestine. Oxford, Oneworld, p.33.

[4] Morin, Edgard (2007) Il mondo moderno e la questione ebraica. Milano, Cortina, p. 140-141.

[5] Bober, Arie (1972) The other Israel, encontrado en www.matzpen.org

[6] Por elites sionistas entendemos el complejo de instituciones políticas y militares israelís, las lobbys y los  grupos intelectuales filosionistas, particularmente activas en EEUU, la mayoría de los grandes grupos de medios de comunicación de masa occidentales y el aparato industrial-militar que sostiene efectivamente el predominio militar israelí en el teatro medioriental.

[7] “La nueva teologia del poder”, Cockburn, Alexander y St. Clair, Jeffrey (2003) The Politics of antisemitism. Oakland, Counterpunch/AK press,  p.76.

[8] Cockburn, Alexander y St. Clair, Jeffrey (2003) The Politics of antisemitism. Oakland, Counterpunch/AK press,  p.76.

[9] Finkelstein, Norman (2005) Beyond Chutzpah. London, Verso, p. 49.


Pietro Morocutti: El autor se ha licenciado en julio 2006 en la Universidad de Bolonia, Italia, obteniendo el titulo de “dottore” en Historia contemporánea. Ha colaborado con la fundación cultural “Fondazione Cassa di Risparmio di Imola”, asumiendo tareas de búsqueda de información, asesoramiento y redacción de textos. Actualmente es miembro del Instituto de la paz y los conflictos de la UGR, y se encuentra actualmente en la fase de redacción de la tesis doctoral en el marco del programa de doctorado “Paz, conflictos y democracia” del mismo Instituto.

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