LA DIMENSIÓN EUROPEA Y ALEMANA DE ANTONIO D’ATENA

 

Peter Häberle

Director del Instituto de Bayreuth para el Derecho Europeo y la Cultura Jurídica y del Centro de Investigación de Derecho Constitucional Europeo.

 
resumen - abstract
palabras claves - key words

 

 

 

 

 

Líneas temáticas de desarrollo del Derecho Constitucional Europeo (II).

 

  

 

A nuestro homenajeado de hoy, Antonello D’Atena, se le admira por sus “asuntos”, a saber, el tratamiento de temas científicos como las fuentes del derecho, el regionalismo, el federalismo, el constitucionalismo, y ámbitos concretos como la subsidiariedad y la democracia, así como el gran tema del derecho constitucional europeo. Hay dos lugares para rendir tributo a D’Atena: Roma y Granada. El perfil romano lo conserva en cualquier sitio, pero especialmente en Granada –quizás como yo mismo-, en el círculo de Francisco Balaguer y Gregorio Cámara, gracias a las múltiples lecciones que ha mantenido aquí en los últimos años; además, es bien conocido el gusto de Antonello (Antonello, gracias a Antonello de Mesina) por viajar a Latinoamérica, en especial a Costa Rica (por ejemplo, 1997, 1998), Lima (2006) y Krakau (1009).

Desde los primeros años noventa, existe una acusada conciencia respecto al “derecho constitucional común europeo” (al respecto véase mi ensayo en EuGRZ, 1991, págs. 261 y ss.). Sin embargo, para su desarrollo necesita de investigadores concretos en muchos países; me refiero al lado personal de la “sociedad abierta de los intérpretes constitucionales”, que giran en torno al derecho constitucional europeo (no el “derecho europeo” como correctamente se señalaba antaño, pero que quizá hoy ya no sea acertado). D’Atena corporeiza este lado personal junto a otros colegas italianos como A. Cervati, A. Pace, A. Baldassare, P. Ridola, J. Luther, o en el ámbito español G.C. Rodríguez Iglesias, P. Cruz Villalón, A. López Pina, R. Agapito, y la nueva escuela de Granada, presente especialmente en el foro de la Revista de derecho constitucional europeo y la Cátedra Jean Monnet “ad personam”, así como el Máster de derecho constitucional europeo.

Nosotros, esto es, S. Mangiamelli, el discípulo mayor de D’Atena, y yo nos hemos repartido las palabras de homenaje. En mi caso, hablo como viejo amigo, surgido de Alemania y Europa; Mangiamelli toma la palabra desde el lado italiano, con la perspectiva del círculo de discípulos romanos.

1. Respecto a sus “asuntos”, esto es, su aplicación a la investigación del Estado constitucional, D’Atena ha logrado como nadie conjugar la ciencia (la teoría) y la práctica. Los temas mencionados los ha trabajado a través de libros (por ejemplo, el primero de todos ellos, una tesis doctoral sobre las fuentes del derecho, dirigida por V. Crisafulli) – que hoy alcanzan más de diez, y mediante artículos fundamentales que han abarcado los más diversos temas, tanto en revistas de ámbito nacional como internacional (por ejemplo, el “Jahrbuch des öffentlichen Rechts”). Ha brillado también como editor de una larga lista de libros, como por ejemplo, “La legge fondamentale tedesca”, traducido por A. Anzon y J. Luther, de 1997. Y, finalmente, es miembro fundador del SIPE (“Societas Juris Publici Europaei”), junto al prematuramente fallecido H. Schäffer, en cuyo libro homenaje de 2006, también D’Atena ocupó un lugar importante. Siempre ha encontrado títulos sugestivos, sin duda, en referencia al regionalismo/federalismo italiano, al que calificó de “laberinto” (1998), o la Constitución europea a la que tildó de “secreta” (2010), así como su feliz título “Italia hacia el federalismo” (2001). También ha sido impecable en su actividad práctica: en el Instituto del Regionalismo en Roma (2003-2010) y como Presidente de la Comisión relativa al derecho de huelga en el servicio público, seguramente de difícil dirección (1990-1996). Todo esto lo subraya Mangiamelli en detalle. Yo simplemente añado que el compromiso del hoy homenajeado en relación al derecho deportivo me es hoy todavía extraño, incluso pese a mi temprano estudio sobre el deporte como tema constitucional (FS Thieme, 1993, págs.. 25 y ss.).

2. Hoy quiero hablar, más que nada, sobre la personalidad de A. D’Atena. Lo conocí a comienzos de los noventa, en Roma, sin duda como parte del que yo llamo “trío infernal”, del que también forman parte A. Cervati y D. Nocilla; por entonces yo era a menudo profesor invitado en la Tor Vergata y huésped en casa de D’Atena, amorosamente agasajado por Dña. Ana (y no solo en el asunto “macedonia”, concepto que desde hace tiempo intento aclarar). Entonces, hicimos viajes en el entorno, como, por ejemplo, Viterbo, o los Castillos romanos, donde corporeizamos Lavinia y la Eneida de Virgilio (creo que en 1995). Cerca de las puertas de Roma, también estuve con D’Atena en un castillo fantástico, junto al grupo de históricos de E. Lanzillotta (no Lancelot), de donde surgió un libro colectivo en 1998. El matrimonio D’Atena me visitó en Bayreuth (1997) y estuvo también en Weimar, el único lugar de Alemania que puede concurrir espiritualmente con Roma. Antonio D’Atena ama la lengua alemana –como Fausto- y reconoce muchas de sus sutilezas. Juntos veraneamos en Disentis (1999) y en Berlín (2004), que ayer y hoy, con razón, a Goethe no le gustó ni le gustaría.

Antonio D’Atena, de manera coqueta y familiar, entre sus tres damas, se distingue como “minoría oprimida”, pero la realidad se le opone claramente: sus damas le dejan reinar en el centro, actuar y vivir, incluso viajar solo a múltiples congresos en Latinoamérica, como atestigua el contenido de múltiples libros. De alguna forma, Antonello es un “cosmopolita romano”, pero no surgido de Atenas, sino, contra su nombre, de Roma. Posee el arte de la amistad, de la amistad científica, de la que vive el derecho constitucional común europeo, el derecho constitucional comparado y la Italia, España y Alemania europeas (T. Mann). Es fácil así presentar una breve conclusión y algunas palabras sobre el estado de necesidad italiano.

3. ¿Se necesita una nueva o renovada unidad italiana? ¿Dónde encontramos el potencial necesario para ello? En mi opinión en dos ejes. Por un lado, Italia podría recobrar energía desde su interior, desde “abajo” (el federalismo cultural); me refiero a las regiones, en especial a la luz del contenido de los “nuevos estatutos”, siendo conscientes de que la metáfora “abajo” ha de escribirse entre comillas, pues las regiones, al igual que los Länder o los Cantones, no se encuentran “abajo”. La mayoría de las regiones son, cultural y políticamente, siglos más antiguas que la Italia fundada en 1861[1]. Su sustancia cultural y en ocasiones económica (sobre todo en el norte) es bien rica, lo cual se muestra en su paisaje, en su raíz cultural y en los textos jurídicos de sus Estatutos, que se atreven a incorporar muchas cosas nuevas y que han sido redactadas como “pequeñas Constituciones” (véase la documentación del JÖR 58, 2010, págs. 443 y ss.). Cito algunos ejemplos pragmáticos fruto del Estatuto regional de Apulia (2004, art. 1.2: “La Puglia, por la historia plurisecular de cultura, religiosidad y cristiandad… es puente de Europa hacia las personas del Levante y del Mediterráneo en los intercambios culturales, económicos y la acción de paz”; del Estatuto regional de Calabria (2004, art. 1.2): “La Calabria hace suya la Carta de derechos de la Unión Europea”; del Estatuto regional del Lacio (2004, art. 10): “relaciones internacionales, con la Unión europea, con el Estado y con otras regiones”; del Estatuto regional de la Toscana (2005, art. 4.1): “el respeto del equilibrio ecológico…”; del Estatuto regional del Piamonte (2005, art. 7): “patrimonio cultural, con mención especial al apartado tercero: “la región protege a las minorías culturales y religiosas en el respeto de la diversidad”; el preámbulo del Estatuto regional de la Marca (2005): “… el presente Estatuto se inspira en el patrimonio histórico del Risorgimento, en los ideales y valores políticos de la República nacida de la Resistencia, en los principios de libertad, pluralismo y autonomía defendidos en el seno de la Asamblea constituyente de las fuerzas laicas y católicas regionales, la tradición laica y la matriz religiosa que han marcado la historia de la Marca”.

El otro eje es Europa. Italia debe reforzar su naturaleza europea (por ello lamento la llamada al boicot del Presidente de la provincia del Sudtirol, L. Durnwalder, que no acudió a la fiesta de celebración de los ciento cincuenta años de la República italiana[2], pues el propio Sudtirol encarna la idea de la “Europa de las regiones” y la “Italia europea). De esta Italia europea surgen los comienzos de la idea de Europa, en torno a 1945, con el manifiesto “ventonete” y su política europea pionera, de la que basta citar a A. de Gasperi y A. Spinelli. También se han de recordar las modélicas cláusulas europeas de los Estatutos regionales (por ejemplo, el art. 10 del Estatuto regional del Lacio, el preámbulo del Estatuto regional del Piamonte, el art. 2 del Estatuto regional de la Marca, de 2005, el preámbulo de la Emilia-Romagna, 2004).

Por todo lo dicho, es obvio que necesitamos la voz de un “jurista europeo” como A. D’Atena. ¿Qué le deseamos al homenajeado y a su grupo? Una vida larga en “círculos crecientes”, como dijo el poeta. Le deseamos un fructífero trabajo para el futuro del Estado constitucional. Antonio D’Atena y su familia: ¡ad multos annos!

 

Resumen: Este trabajo destaca la personalidad del académico A. D’Atena.

 

Palabras claves: D’Atena.

 

Abstract: This paper underlines the academic personality of A. D’Atena.

 

Key words: D’Atena.

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[1] Al respecto, por ejemplo el hermoso libro de fotos, Dal Piemonte all' Italia Unita, 2010/11 (Cavours 200. Geburtstag) así como la impresionante segunda edición del libro de fotos de 1861, I pittori del Risorgimento, Skira, 2010; asimismo, en la prensa alemana, “Abendzeitung”, de 4 de neero de 2011, pág. 15, que saca a la luz una maravillosa pintura de Andrea Appiani: “Venecia, qué esperas”, pintada en 1861 en relación con la unidad italiana y como apelación a la unión de la ciudad de la laguna (recogida en la exposición “Risorgimento” en la Galerie Scuderie del Quirinale, en Roma, 2010/11. La restante presa alemana rememoró la unidad italiana de 1861, por ejemplo el FAZ de 30 de diciembre de 2010, pág. 27: “Ganz schön fit für einen kranken Staat”; el SZ de 31 de diciembre de 2010 “150 Jahre Einheit: Doch dem modernen Italien fällt es in seiner Zerrissenheit schwer, das Jubiläum seiner Vereinigung zu feiern.“;: el SZ del 12/13 de marzo de 2011, pág. 15: “Die gemäßigte Revolution, Furiose Fusion von Staatskunst und Idealismus: Wie das geeinte Italien vor 150 Jahren in den Kreis der europäischen Nationalstaaten trat“, con la tesis de que pervive un Estado elitista, anticlerical, liberal, culto, pero con frágiles raíces; el SZ de 9 de marzo de 2011, pág. 11: “Reiner Wahnsinn, Wie sich Italien zum 150. Jubiläum seiner Einheit streitet“.

[2] Véase FAZ, de 10 de febrero de 2011, pág. 5.