Gazeta de Antropología
Gazeta de Antropología, 2001, 17, artículo 10 · http://hdl.handle.net/10481/7469
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Publicado: 2001-04

El pregón de fiestas en Santa Pola
The proclamation of fiestas in Santa Pola

Antonio Baile Rodríguez
Doctorando en Antropología Social. Universidad Miguel Hernández. Elche (Alicante).
anbairod@cecova.org


RESUMEN
El objeto de estudio en este trabajo consiste en ese momento que marca el antes y el después, en el rito que separa lo cotidiano de lo festivo. El autor dice que el pregón nos anuncia el festejo dionisiaco, exterior y colectivo versus "el festejo" apolíneo, íntimo y solitario. El pregón es la primera fase del seudo-rito de paso y separa el espacio-tiempo "sagrado" del espacio-tiempo profano. Es la apertura o inauguración de la fiesta que conserva su estructura desde su emergencia en lo relativo a la propia entraña religiosa, ritual y entusiasta, en el sentido de que la fiesta es la síntesis de tres momentos vivenciales: la llamada, el reencuentro y el homenaje. Son los poderes públicos los que deben anunciar la fiesta. Concretamente esta función corresponde al alcalde, que la cede al pregonero, para que en nombre de la comunidad, en su nombre y en lo que representa se convierta en la voz de la ciudad. El pregonero, por este acto de cesión consentida y aceptada, se convierte en la voz de la ciudad y se hace representante de la comunidad entera.

ABSTRACT
The focus of this study is the delineation between the before and the after, the rite which seperates the everyday from the festive. The proclamation announces the Dionysion celebration, public and collective, versus the Apollonian celebration, intimate and solitary. The proclamation is the first facet of the psuedo-rite of passage of the fiesta. It separates "religious" space-time from secular space-time. It is the opening or the beginning of the fiesta that maintains its religious structure, ritual and enthusiastic, in the sense that the fiesta is the synthesis of three lived moments: the call, the rediscovery, and the tribute. The cry to fiesta should come from a public figure; therefore, the mayor chooses a proclaimer who, on behalf of the community, becomes the voice of the city.

PALABRAS CLAVE | KEYWORDS
fiestas populares | pregón de las fiestas | fiesta y poder | ritual | popular fiesta | proclamation of fiestas | celebration and power



"El lenguaje es capaz de 'hacer presente' una diversidad de objetos que se hallan ausentes -espacial, temporal y socialmente- del 'aquí y ahora'. Ipso facto una enorme acumulación de experiencias y significados pueden llegar a objetivarse en el 'aquí y ahora'. Más sencillamente, en cualquier momento puede actualizarse todo un mundo a través del lenguaje." Berger y Luckmann 1997: 58.

Año tras año se produce el gran rito de las fiestas patronales, que marca el momento culminante del calendario anual. La fiesta que necesita que los actores/festeros abandonen, parafraseando a Hannah Arendt, el espacio público homérico donde el héroe realiza su gesta, su aventura y que se trasladen al espacio político que en Homero es el espacio que se encuentra en el ágora de la polis, en el forum romano, lugar que sobrevive a las gestas memorables y a sus autores y que relaciona al actor con el espectador. Porque la fiesta es pública y colectiva, 

"sólo la fiesta es capaz de hacer evidente lo que resultaría cotidianamente inverosímil: darse cuenta de que es más justo y legítimo, desde el punto de vista de la razón expresiva, salir al exterior de los hogares y correr al ágora de la polis a confraternizar comunitariamente con el resto de los conciudadanos" (Gil Calvo 1991: 142-143). 

Concretamente el objeto de estudio en este trabajo consiste en ese momento que marca el antes y el después, en el rito que separa lo cotidiano de lo festivo. El pregón nos anuncia el festejo dionisiaco, exterior y colectivo versus "el festejo" apolíneo, íntimo y solitario. Nos invita a olvidar el egoísmo diario y privado y a trasladarnos por unos días a desarrollar "la función catártica que ejercía la tragedia ática" (1). Esta función consiste en demostrar "la superioridad ética de la razón pública y ciudadana sobre la razón privada y doméstica" (2).

"El ritual es cíclico [la sociedad se renueva así misma, se purifica mediante la autocrítica colectiva y el desorden], la reintegración implica regresar de nuevo a la posición originariamente ocupada, que resulta así reversiblemente restaurada y confirmada" (Gil Calvo 1991: 94).

Este retorno a la posición de partida no ocurriría si el ritual fuera crítico e implicara un cambio de estatus, pero no es el caso. El acto del pregón es la primera fase del seudo-rito de paso. Fase de separación o preliminar. Esta fase separa el espacio-tiempo "sagrado" del espacio-tiempo profano. Es la apertura o inauguración de la fiesta. Cuando finaliza el acto del pregón se entra en la segunda fase del rito que es la fase central y se conoce como liminar. Turner define esta fase como communitas; se caracteriza por ser un periodo de profunda ambigüedad y por la "desaparición" de la estructura social; abarca desde que finaliza el pregón hasta la noche del día ocho de septiembre en que se dan por finalizadas las fiestas con el disparo de un castillo de fuegos artificiales, que finaliza con la tradicional "bomba". En ese instante, con ese fin de fiestas, se entra en la tercera fase del ritual que devuelve al orden rutinario de la vida cotidiana, sin haber experimentado cambio alguno de estatus. Esta fase se llama fase de reagregación o posliminar

La estructura de la fiesta no ha variado desde su emergencia, en lo relativo a la propia entraña religiosa, ritual y entusiasta, magníficamente descrita por Juan Sempere Sevilla en el Llibret de festes de 1993, en el sentido de que la fiesta es la síntesis de tres momentos vivenciales: la llamada, el reencuentro y el homenaje. Para sentirse comprometidos plenamente es necesario ser invitados. Esta labor está encomendada a los poderes públicos que deben hacer la llamada. L'avís fester, que comunica el inicio de la fiesta, 

"a las 10 de la mañana se anunciarán las funciones por medio de bando y a las oraciones de la tarde repique de campanas. Por la noche, iluminación general" (3),

l´albà que suelen decir los mediterráneos. Y en armónica comunión, el santapolero alejado de su tierra debe corresponder, a la quirdà, acudiendo y preparando con su familia todo lo necesario para vivir intensamente la fiesta, 

"al amanecer, repique de campanas y diana de los tambores y cornetas de tropa de este Destacamento. La casa consistorial y calles se engalanaron y fue colocado bajo dosel, en la plaza de la Constitución, el retrato de S.M. la Reina. A las 9 de la mañana, las autoridades y personas notables que previamente habían sido convidadas, se reunieron en la casa consistorial y se dirigieron a la Iglesia, en la que después de oir misa mayor cantaron un solemne Tedeum. Finalizado el acto se encaminó toda la comitiva a la plaza y el Sr. Presidente descubrió el retrato de S.M la Reina que era custodiado por una guardia compuesta por un oficial y veinte soldados de la guarnición. Ese mismo día se mejoró el rancho de la tropa y se distribuyeron 200 reales de vellón entre todos los pobres de la localidad" (4).

El reencuentro es siempre doble. Además del familiar, se hace necesario otro con la patrona a través de la ofrenda, la serenata y la vigilia del día siete; para amanecer en el día en que se homenajea a la Virgen de Loreto, que ha estado siempre estrechamente ligada al devenir histórico del municipio. Hasta el punto de que las primeras fiestas celebradas en su honor coinciden con la independencia municipal. 

"En la fiesta, el individuo pierde una porción de su autonomía, que sólo podrá encontrar en la comunidad, y en esta comunidad cede su posición social en favor de la igualdad del festejo común, como ocurría en las Saturnales romanas (...) cada fiesta tiene su tamaño ideal; si no se amolda a él, se atrofia, malográndose en lo demasiado pequeño, o degenera en el abuso de lo demasiado grande en cuanto medio de expresión simbólico y social de una comunidad" (Shultz 1993: 13).

La festa, el goce, el disfrute, la algarabía, la música, la pólvora, el fuego. Todo ello queda resumido en la veneración que los santapoleros profesan a la virgen Lauretana. Resulta emotivo ver a esas mujeres mayores en la capilla, que hablan de tú a tú con Ella y le cuentan detalles y problemas de su vida diaria. Porque según diversos relatos y entrevistas a las que se ha tenido acceso, Ella es la Madre del Buen Consejo, la Causa de su alegría, el Espejo de su identidad, la Guía y el Timón, la Dulce Brisa, el Puerto Seguro, la Fuente de Agua Clara, la Esperanza, el Rocío, la Rosa Temprana. Ella es, la Estrella de la Mañana. Ahora bien, no se puede decir lo mismo del conjunto de actos, que se celebran en los días de fiestas, en los que se han producido marcadas y profundas diferencias de cambios, adaptaciones y transformaciones. 

A finales del mes de agosto, habitualmente el día 31, se celebra el acto conocido por el pregón de fiestas. El recibimiento al pregonero se inicia a las 20'30 horas con una concentración, en las puertas del restaurante designado, de los personajes que van a asistir a una cena con él. 

"Les presenta ofrendas de inciensos, bebidas y comida, purifica y viste las estatuas de los dioses y ora ante ellos. Se sacrifican cientos de terneros [hecatombe, sacrificio de cien bueyes], que luego abastecerán a los miles de servidores del templo" (Wildung, en Shultz 1993: 22).

Los invitados al banquete son: el pregonero y su esposa, el alcalde y su esposa, el concejal de fiestas y su esposa, el presidente de la asociación festero-cultural de moros y cristianos y su esposa (suelen vestirse o ponerse algún distintivo de la comparsa a la que pertenecen), la presidenta de la Unió de Festers (con la indumentaria oficial de la asociación) y su esposo, la reina de las fiestas y sus cuatro damas de honor (con el traje oficial de pescadora), los cargos representantes de las distintas comparsas o agrupaciones festeras (con sus respectivos trajes oficiales) que están integradas en la asociación de moros y cristianos y en la Unió de Festers, además participan también en la cena los miembros de las juntas directivas de las dos agrupaciones festeras (su indumentaria o algún objeto recuerda la comparsa a la que pertenecen), los miembros de la comisión oficial de fiestas, y otros invitados del señor alcalde entre los que se encuentran: representantes y cargos políticos -locales, comarcales, provinciales, autonómicos, estatales-, altos funcionarios y dirigentes de instituciones civiles y administrativas -cofradía, juzgado de paz, etc.-. Aunque la persona homenajeada es el pregonero, el acceso a los salones donde se va a celebrar la cena no se produce hasta que no llega el alcalde y su esposa, y no se tiene en cuenta ni se produce espera de cortesía si falta algún representante festero. 

"El sacrificio era una comida ceremonial en la que periódicamente el clan expresaba su unidad y solidaridad estrechando los lazos entre sus miembros y entre éstos y Dios" (Morris 1995: 144). 

Finalizada la cena alrededor de las 22'10 horas, en los aledaños del lugar aparece una banda de música que acompaña a toda la comitiva desde el restaurante hasta el lugar donde va a pronunciarse el pregón. Esta marcha o procesión no dura más de 15 minutos. De hecho, a las 22'25 suele llegar a la entrada del castillo-fortaleza, que es donde se han voceado todos los pregones -excepto el de 1982-. Este improvisado desfile lo encabezan el pregonero, el alcalde y los cargos públicos provinciales y/o autonómicos y nacionales, les siguen en orden de importancia: sus esposas, otros cargos públicos, la reina de las fiestas y sus damas de honor, los representantes de las distintas asociaciones festeras, cerrando el cortejo los integrantes de la banda de música. 

"La acción ritual y la creencia se han de interpretar como predicados simbólicos sobre el orden social (...) el ritual explicita la estructura social (...). La estructura simbolizada en el ritual se compone de un sistema de relaciones socialmente aprobadas y 'apropiadas' para los individuos y los grupos" (Leach, en Morris 1995: 270). 

El lugar ha sido engalanado para este acto y para las fiestas en general con una luminaria especial de fiestas, en la fachada y alrededores de la entrada al recinto suelen colocarse figuras, hechas con bombillas, alegóricas al mar y a la zona -peces, barcos, sol, palmeras, etc.-. En el interior, en el patio de armas, año tras año aparece la tradicional "araña" que consiste en ristras de bombillas blancas que a modo de radios parten de distintos puntos de las murallas y van a confluir todas en el centro de la plaza. Otra de las ornamentaciones especiales consisten en colocar banderas de la localidad en todas las ventanas que dan al patio de armas, también desde el exterior se ven instaladas en mástiles en los alto de la muralla conjuntos de banderas -la española, la autonómica, y de la localidad- con algunas alusivas a los festejos de moros y cristianos. 

La entrada al patio de armas del castillo-fortaleza, que es el recinto que se utiliza para la puesta en escena de este ritual (5), se hace por un pasillo central por el que la comitiva avanza hasta alcanzar el escenario, delante del cual se han reservado las primeras filas para los integrantes de la misma con la excepción de los músicos. Una vez que todos han tomado asiento sin más preámbulos, a las 22'30 horas, el presentador del acto sube al escenario y después de saludar y dar la bienvenida a todos empieza a llamar y a reclamar su presencia en el escenario, en el que toman asiento, a todos y cada uno de los cargos/representantes festeros. Empieza por los miembros que representan a las comparsas integradas en la Asociación de Moros y Cristianos, continúa con los miembros que representan a las comparsas o agrupaciones de la Unió de Festers, sigue con las damas de honor y finaliza con la reina de las fiestas. A medida que son llamados, el público asistente, en un número aproximado de entre 1200 y 2000 personas, responde con aplausos. 

"Los rituales son mecanismos que expresan y refuerzan los sentimientos y la solidaridad del grupo" (Morris 1995: 153). 

A los cargos que presentan la condición de género femenino se les obsequia con unos ramos de flores. El escenario suele decorarse con motivos marinos; de moros y cristianos; y con enseñas de la comunidad, de la localidad y de las agrupaciones festeras. Cuando todos los cargos festeros han tomado asiento en el escenario, en los laterales y todo el fondo, en el que también están ubicadas cada una de las banderas y estandartes de las comparsas de la localidad; el presentador da por concluida esta parte y llama al señor alcalde para que suba y ocupe su lugar. 

La alocución que el alcalde realiza no tiene otra finalidad que presentar al pregonero e invitarle a subir al escenario para que pronuncie el pregón y haga el llamamiento y convocatoria (que corresponde realizar a los poderes públicos) de las fiestas patronales en honor de la Virgen de Loreto, cuya Imagen se encuentra depositada en la capilla que lleva su nombre, sita en uno de los baluartes del castillo-fortaleza, a la que se accede desde el patio de armas que sirve de recinto para entre otros actos realizar el del pregón de fiestas. Este discurso tiene una duración próxima a los cinco minutos y finaliza cuando el alcalde llama al pregonero para que ocupe su lugar en el escenario. Cada uno de ellos pasa a ocupar el lugar que el acto les tiene reservado (el pregonero en el atril y el alcalde en su silla en el patio de butacas). Cuando el pregonero ha acabado se dispara desde lo alto de la muralla una serie de fuegos de artificio que acaba con la aparición de un cartel de pirotecnia en el que figura la leyenda: Festes y las dos últimas cifras del año. 

"Por la noche se mantuvo la iluminación general y se tiraron doce docenas de cohetes de subida; concluidos éstos volvieron a tocar los tambores y cornetas" (6).

Durante el disparo de los cohetes y carcasas el presentador del acto se coloca en el atril junto al pregonero y cuando han finalizado los fuegos, vuelve a invitar al alcalde que presto sube al escenario, se abraza con el pregonero y le entrega un recuerdo del acto (desde 1981, el objeto lleva la leyenda: "Con el agradecimiento de todo un pueblo a su pregonero mayor {el nombre del pregonero} Santa Pola {y la fecha}"). Además del obsequio que le entrega el acalde también recibe sendos obsequios de las dos agrupaciones festeras de la localidad, a las que el presentador llamará al escenario para que procedan a la entrega en presencia del alcalde. Finalizada la entrega de obsequios, el presentador invita a todos a abandonar el escenario. 

Primero, y a la vez, lo hacen los dos presidentes de las agrupaciones, el pregonero y el alcalde, por este orden. Y en segundo lugar, los distintos cargos de honor de las comparsas y la reina de las fiestas con sus damas. El abandono del escenario de estos representantes que han permanecido en él durante todo el pregón, se hará de la misma manera que han subido, es decir el presentador los irá nombrando y estos iniciarán el descenso a la vez que vuelven a recibir los aplausos de la comunidad congregada en el patio de armas. Cuando el escenario queda desierto con la sola presencia del presentador, éste anuncia unos minutos de descanso tras los que se iniciará una segunda parte que consiste en un número musical protagonizado habitualmente por una masa coral o un grupo de danzas y una banda de música, o un grupo de danza y una banda de música. Esta parte musical acaba con la interpretación por parte de la banda de música del himno a Santa Pola al que sigue el himno regional. 

Son los poderes públicos los que deben anunciar la fiesta, concretamente esta función corresponde al alcalde que cede la auctoritas al pregonero, para que en nombre de la comunidad, en su nombre y en lo que representa se convierta en la voz de la ciudad. El pregonero por este acto de cesión consentida y aceptada se convierte en la voz de la ciudad, se hace representante de la comunidad entera.De entre todos los pregoneros, son de Santa Pola o están unidos a la localidad laboral o sentimentalmente los de los años: 1970, 1971, 1972, 1975, 1976, 1978, 1979, 1980, 1981, 1982, 1985, 1987, 1991, 1994, 1999 y 2000. Fueron pregoneros por el cargo político que ocupaban en ese instante, entre otras razones, los de los años: 1986, 1988, 1992, 1993, 1996 y 1997. En su designación influyó su vinculación a la fiesta en el año 1977. Se le nombró pregonero por ser alcaldes de poblaciones turísticas los de los años: 1974 y 1995. En las razones que determinaron la elección hay otras motivaciones en los años: 1983, 1984, 1989, 1990 y 1998. 

"Debió tratarse de una fiesta grandiosa. Toda Grecia participaba en ella de alguna manera. Olimpia enviaba mensajeros sagrados con la misión de anunciar por todas partes" (Meier, en Shultz 1993: 53). 

La patrona celestial está representada por la virgen en su advocación de Loreto es, como dicen Pujadas y Comas (7), "un referente puede tener al mismo tiempo un valor icónico y un valor simbólico. El icono, a diferencia del símbolo, es una asociación entre un referente y un significado en el que el primero es una representación del segundo (...) por una parte se trata de una representación (un icono) (...); por otra, posee un valor simbólico, cuando se considera que ejerce una protección sagrada". La catástasis de la fiesta se produce el día ocho durante la procesión de la Imagen a lo largo de las calles de la población. La figura de la Virgen es un ritual de apropiación, incluso física, de ésta, por parte de la cofradía de las Camareras de la Virgen. 

El pregón de fiestas es una acción simbólica en el sentido que la define Geertz: "es un acontecimiento cargado de contenido y significado", que utiliza el lenguaje como motor de comunicación y que sirve para "abrir la puerta" a una nueva situación psicológica tanto espacial como temporal. El pregón marca un adentro y un afuera

"sólo la fiesta es capaz de hacer evidente lo que resultaría cotidianamente inverosímil: darse cuenta de que es más justo y legítimo, desde el punto de vista de la razón expresiva, salir al exterior de los hogares y correr al ágora de la polis a confraternizar comunitariamente con el resto de los conciudadanos" (Gil Calvo 1991: 142-143). 

La fiesta va a suponer un paso de lo privado a lo público, "la fiesta, además de social, es pública: crea una nueva realidad emergente, la de lo público", desde el principio de los tiempos el hombre ha tenido la necesidad de celebrar fiestas, siguiendo comentando al profesor Gil Calvo (1991) hay que decir que esta necesidad es una de las claves de la conducta humana, que la acción de festejar es un acontecimiento ritual, espontáneo y colectivo que necesita de dos ingredientes: "la trasgresión del orden (o cuanto menos la momentánea suspensión de las normas cotidianas) y la caída en la paradoja (es decir, en el absurdo del humor sin sentido)". 

También establece un antes y un después. Coloca a la comunidad en situación de communitas, que es un modo de relaciones sociales igualitario, espontáneo y antijerárquico, construyendo y configurando una nueva realidad social. El pregón es el pórtico de lo que ha de venir. El pregonero se va a convertir en la voz de la ciudad, se va a hacer representante de la comunidad entera. Va a representar la apertura de un tiempo de gracia, de indefinición social, donde no se pueden aplicar las pautas de conducta y se van a desarrollar aspectos lúdicos durante todo el ritual liminar. 

Antes de proceder al ritual en sí del pregón, los entes festeros a través de sus dirigentes y de sus cargos honoríficos, la municipalidad y otros representantes de los distintos estamentos oficiales de la comunidad; junto al pregonero y su esposa, celebran un acto de comensalidad. La participación en el banquete del pregón tiene un alto sentido de confraternidad, de unión de sentimientos, de participación del mismo manjar. Al compartir en un mismo acto la comida con otras personas se establece un cierto grado de compatibilidad y de aceptación, la comida se ofrece como un gesto de amistad. 

"El banquete y la danza cultural, en la que participa el rey, son la forma de un contacto intenso con el dios. En la comida se realiza la comunidad, la communio, entre hombre y dios; en el arrebato se traspasan las fronteras de lo terreno; en la danza extática el hombre sale de si mismo y experimentará la visión de lo divino" (Wildung, en Shultz 1993: 27). 

Alrededor de las 22'10 horas, desde el restaurante donde se ha celebrado el ágape se inicia la processio que traslada a todos los participantes del banquete hasta el lugar donde se va a vocear el pregón de fiestas, el recorrido discurre en un ambiente de fiesta y a los sones de pasacalles musicales que interpreta la banda de música que acompaña a toda la comitiva que ha "improvisado" una ordenación jerárquica de sus componentes como se refleja en la descripción etnográfica que acompaña a este trabajo. 

"con la procéssion générale la sociedad urbana se exhibía en su articulación corporativa y en su organización jerárquica. Quien recorría las calles era el homo hierarchicus. El observador veía pasar delante de sus ojos el orden social de la ciudad en sus numerosos grados" (Schröder, en Shultz 1993: 253). 

Al llegar al castillo-fortaleza se les entrega a las esposas del alcalde y del pregonero un ramo de flores a cada una. La concesión de estos ramos de flores debe interpretarse como una señal de distinción y de reconocimiento de la figura del pregonero y del alcalde a través de sus respectivas esposas por asimilación del rol a la persona. Es necesario que el pregón se celebre en el patio de armas del castillo-fortaleza o en otro lugar (plaza mayor, balcón del ayuntamiento, etc) que reúna las condiciones de ser un locus antropológico, en el sentido que lo define Marc Augé: "estos lugares tienen por lo menos tres rasgos comunes. Se consideran (o los consideran) identificatorios, relacionales e históricos". 

Cuando el cortejo llega al escenario se produce una "distinción del bien y del mal, que fue durante largo tiempo solidaria de la antítesis de lo derecho y de lo izquierdo" (Hertz 1990: 134), la parte delantera de las sillas de las filas reservadas a la derecha, en el sentido de la marcha, son ocupadas por quienes en la sociedad civil ocupan cargos jerárquicos, o están próximos a los poderes civiles, o pertenecen a familias cercanas al partido gobernante, o están integradas en las clases sociales media y media-alta. Las sillas y filas de la izquierda, simultáneamente, son ocupadas por los representantes y cargos de la fiesta. Detrás de ellos y esperando su llegada se han situado viejos festeros y festeros en activo, junto a los representantes de las clases medias y más populares, que son ciudadanos más comprometidos con toda la trama festiva. 

El presentador del acto empieza a llamar y a reclamar la presencia en el escenario,a todos y cada uno de los cargos/representantes festeros. Son ellos los que van a actuar de testigos, los que van a dar fe de lo que allí ocurre, los que con su presencia van a legitimar no sólo la cesión de funciones que ha realizado el alcalde sino también legitiman institucionalmente al pregonero. Estos cargos festeros han sido nombrados por sus comparsas y asociaciones a las que representan. De la misma manera cuando son llamados al escenario se está realizando la presentación oficial de esos cargos ante el pueblo y éste con sus aplausos los está reconociendo y autorizando para que también sean sus representantes en todos y cada uno de los actos de las fiestas que copresidan con los cargos políticos. La entrega a los cargos que presentan la condición de género femenino de unos ramos de flores por los miembros de las juntas directivas de las dos agrupaciones festeras y de la comisión de fiestas, debe de interpretarse como un atavismo de origen musulmán, ya que las flores se cultivan en el huerto y éste pertenece a la mujer, es además un reconocimiento a su belleza. No se deben reconocer en esta acción de entregar las flores signos en sentido peyorativo de superioridad de los masculino sobre lo femenino. 

Todo el fondo del escenario, en el que están ubicadas cada una de las banderas y estandartes de las comparsas de la localidad; está repleto de signos y símbolos referenciales a las fiestas. Finalizado el llamamiento y reconocimiento popular de los representantes festeros, el presentador da por concluida esta parte y llama al señor alcalde para que suba y ocupe su lugar. El alcalde toma la palabra y hace la praesentatio del pregonero, la delegatio en su persona para que realice l'avis fester, y la invitatio para que pronuncie el pregón (que oficialmente le corresponde a él realizar) de las fiestas patronales en honor de la Virgen de Loreto. Su discurso es muy breve y finaliza cuando llama al pregonero para que lo reemplace en el escenario. El alcalde abandona el atril o lugar desde el que ha hablado y se aproxima a la escalinata por la que se accede al escenario, allí espera la llegada del pregonero, al que tiende la mano cuando está junto a él. El gesto del alcalde al tender y dar la mano al pregonero se puede interpretar como la invitación y la aceptación del alcalde para que el pregonero alcance temporalmente el estatus que él como cargo público posee y que de esa manera pueda suplirle en el desempeño del rol para hacer la llamada a las fiestas. Al dar la mano le está dando potestad sobre él, le concede un poder de disponibilidad. Una vez que se encuentran juntos se abrazan y simbólicamente hay una transmisión y fusión de significados. El alcalde traslada hacia el pregonero el auctoritas, pero que cuando el receptor no es alguien relacionado física o sentimentalmente con la localidad, el auctoritas que se envía se transforma en potestas cuando se recepciona. El abrazo está concediendo permiso y reconociendo capacidad para dirigirse a la comunidad y hablar en su nombre. 

Acto seguido, el alcalde abandona el escenario pasando a ocupar su silla en el patio de butacas, desaparece de él para ceder la totalidad del espacio y de la acción al pregonero. La actuación del pregonero tiene una duración de entre 15 minutos y 20 minutos y está llena de significados entre los que se destaca la salutatio: "Mujeres y hombre buenos, buenas noches" (1994), que en estos años ha adoptado diferentes fórmulas, con ella el pregonero da la bienvenida a los presentes e inicia su intervención. Continua con la praesentatio "acompañado en esta tribuna por la reina de las fiestas (...) y los representantes de los entes festeros" (1994), por norma general siempre hay unas palabras dirigidas a los cargos que en la tribuna van a legitimar al pregonero y que éste cita y da cuenta al auditorio de que le están acompañando y avalando; es consciente que son estos cargos festeros los que están autentificando institucionalmente el rol que desempeña, el alcalde ha legitimado su persona y los festeros con su presencia han legitimado la institución del pregonero además de respaldar la decisión del alcalde. En el discurso y en sus inicios el pregonero hace público la agradatio, "es un grande honor (...) dirigirnos al señor alcalde para darle las gracias" (1994), y la aceptatio que siempre es implícita pero que a veces también es explícita. Todo el pregón es annuntatio, "a vocear el pregón" (1994), en él se da noticia o aviso público, se proclama, se hace saber a la comunidad que se van a celebrar las fiestas y para eso los poderes público a través del pregonero proceden a la convocatio. Necesariamente la figura del pregonero tiene que estar vinculada a la población, debe conectar sentimentalmente con la comunidad, es preciso que compartan tradiciones y de esa manera realizara la evocatio "a recordar los recuerdos" (1994), 

"el lenguaje me 'hace presentes' no sólo a los semejantes que están físicamente ausentes en ese momento, sino también a los del pasado recordado o reconstruido, como también a otros proyectados hacia el futuro como figuras imaginarias" (Berger y Luckmann 1997: 58). 

Mediante la exaltatio, "y a santapolear" (1994), de lo profano que en esta interacción se está sacralizando y de lo sagrado para la comunidad "para amanecer en el día en el que homenajeamos a nuestra virgen de Loreto (...), Porque Ella es la Madre del Buen Consejo (...) el Puerto Seguro, La Esperanza" (1994).  El pregonero hace público con voz esta cosa notoria, da voces en honor de la patrona, declara el principio de las fiestas está realizando la proclamatio. Durante el discurso los pregoneros, sobre todo cuando están unidos sentimentalmente a la comunidad suelen realiza una invocatio, hacen un llamamiento de auxilio a la patrona en favor de la comunidad, y una invitatio a los asistentes para que secunde su llamada y para que acudan a los festejos. El discurso finaliza con la aclamatio en honor de la patrona celestial. 

Cuando el pregonero ha concluido se dispara desde lo alto de la muralla una serie de fuegos de artificio para indicar que se entra en un espacio y tiempo nuevo. El presentador vuelve a invitar al alcalde al escenario para que con su presencia "dé la aprobación", "certifique" que el pregonero ha hablado en nombre de la ciudad; se abraza con el pregonero, momento en el que se produce, a través de la fusión en el abrazo, una regresión del auctoritas desde el pregonero hacia el alcalde. Este abrazo remite al legítimo representante: el alcalde, que sea el portavoz de la comunidad, el pregonero ya ha finalizado su actuación y ha dejado de desempeñar ese rol. Finalizada la entrega de obsequios, el presentador invita a todos a abandonar el escenario. Él de los representantes festeros que han permanecido en el escenario durante todo el pregón, se hará de la misma manera que han subido, es decir el presentador los irá nombrando y estos iniciarán el descenso a la vez que vuelven a recibir los aplausos de la comunidad congregada, que reconoce por medio de los aplausos los distintos roles que han desempeñado. A medida que van descendiendo se produce un rito de fusión de los cargos festeros con la comunidad. Los festeros con su acción de bajar y fundirse con la comunidad empiezan a trasladar la fiesta desde lo alto del escenario al patio de armas. Cuando el escenario queda con la sola presencia del presentador, éste anuncia unos minutos de descanso tras los que se iniciará una segunda parte que consiste en un número musical protagonizado habitualmente por una masa coral y una banda de música, o un grupo de danza y una banda de música. Esta parte musical acaba con la interpretación por parte de la banda de música del himno a Santa Pola, que dará lugar a una manifestatio identitatis, y luego el himno regional (de la Comunidad Valenciana) y la manifestatio plena de los miembros de la comunidad presentes en el acto. Coincidiendo con la interpretación de estos dos himnos los asistentes al escuchar los primeros compases se ponen en pie y romperán en un atronador aplauso cuando finaliza el segundo de ellos. 

"Los rituales eran fundamentalmente ocasiones en que se afirmaba la autoridad del grupo social (...) en las ceremonias rituales, cuando se juntan una gran cantidad de individuos, se genera un estado emocional (...) los rituales no funcionan sólo para reforzar los lazos entre el creyente y Dios, sino también para estrechar la relación entre el individuo y el grupo social del cual forma parte; a través del ritual, el grupo toma conciencia de sí mismo" (Morris 1995: 152).



Notas

1. Enrique Gil Calvo, Estado de fiesta. Madrid, Espasa, 1991: 143.

2. Ibídem: 143.

3. AMSP. Libro de actas, 23/10/1846.

4. AMSP. Libro de actas, 23/10/1846.

5. El término "ritual" se ha tomado de Durkheim: "Los ritos son los intrumentos mediante los cuales el grupo se reafirma a sí mismo periódicamente. Los hombres se sienten unidos (...) en una comunidad de intereses y tradiciones, se adaptan entre sí y se tornan conscientes de su unidad moral" (Durkheim, en Morris 1995:152-153).

6. AMSP. Libro de actas, 23/10/1846.

7. Joan Prat (y otros), Antropología de los pueblos de España. Madrid, Taurus, 1991: 648.



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 Gazeta de Antropología