Observatorio del Patrimonio Histórico Español

OBSERVATORIO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL


L9

PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

Margarita Orfila

La línea de investigación de Arqueología, dentro de este proyecto (OPHE), teniendo como punto de partida de la premisa de la definición de lo que está considerado hoy como “Patrimonio Arqueológico”. En ese sentido lo mejor que se puede hacer es recurrir a la normativa vigente sobre el tema, desarrollada en diversos foros, como el Convenio Cultural Europeo para la Protección del Patrimonio Arqueológico de 1969, revisado en 1992, y en la que se indica, en su artículo 1, párrafo 2:

“… son considerados como elementos del patrimonio arqueológico todos los vestigios, bienes y otras huellas de existencia de la humanidad en el pasado,

a) cuya salvaguarda y estudio permitan volver a trazar el desarrollo de la historia de la humanidad y su relación con el entorno natural

b) cuya principal fuente de información sean las excavaciones y descubrimientos y otros medios de investigación relativo a la humanidad y su entorno”.

Con esta definición ya se da por sobreentendido que “Patrimonio Arqueológico” no se centrar en época pasada concreta, aunque sí se es consciente que la sociedad actual tiende a considerar como “resto arqueológico” bienes de los períodos más antiguos, y no siendo considerados como tales los de épocas más recientes, que si lo son.

Otra permisa muy importante a tener en cuenta es que los arqueólogos crean documentos basados en los datos que se recuperan en las intervenciones arqueológicas, básicamente en prospecciones y excavaciones, cultura material, restos fosilizados que acciones que el hombre ha realizado en el pasado.

Crear documentos desde la cultura material es una de las facetas de la arqueología, de la que no se debe olvidar que es una ciencia dentro de las Humanidades, dedicada a la Historia, y como tal, como ciencia de la Historia se debe considerar. Es por ello que todos los datos que se recuperan en las intervenciones Arqueológicas forman parte de un ARCHIVO HISTÓRICO, y desde esa visión es desde la que se debe tener en cuenta parte de la actividad a desarrollar por la Arqueología, la de la recuperación de un archivo histórico que ha quedado latente ya sea en el subsuelo de una ciudad, como en medio del campo, o en las transformaciones de un edificio visto, sobre restos emergentes.

El segundo planteamiento dentro de la línea de investigación Arqueología de este proyecto ( OPHE) , tiene que ver con la conservación de los bienes arqueológico, especialmente los inmuebles. En ese sentido esta claro que si éstos mismos han tenido un uso continuado, aunque sea con funcionalidad distinta a la que fueron proyectados en el momento de su construcción, ha sido la mejor manera de que parte de ellos hayan llegado hasta nuestros días. ¿En cuantas ocasiones no ha sido el uso como aprisco de, pongamos una casa, un enterramiento prehistórico, lo que ha hecho que no se deshaga esa edificación por parte de sus propietarios/usuarios, y que sea esa la causa que ha hecho que hoy en día ese monumento se pueda contemplar, estar de pié y tener vida?.

Para Granada la variabilidad en su uso de lo que hoy es considerado como el “Conjunto Monumental de la Alhambra y Generalife” es el caso más palpable y cercano de este hecho, tanto que a veces no se da uno ni cuenta de ello. Pero eso no siempre ocurre así. En muchas ocasiones estos restos del pasado están escondidos bajo inmuebles más modernos, o formando parte de ellos de una manera enmascarada que no dejan verlos hasta que no se lleva a cabo una intervención arqueológica sobre ellos, y es en ese momento cuando surge la pregunta tantas veces formulada de ¿cómo y qué se debe conservar?.

Las normativas y recomendaciones son varias, no vamos a entrar en ellas, pero merece la pena reproducir aquí de nuevo un párrafo de determinadas definiciones oficiales, como este párrafo de la Carta Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico de 1990, artículo 3:

“La legislación debe garantizar la conservación del patrimonio arqueológico en función de las necesidades, la historia y las tradiciones de cada país y región y esmerarse para favorecer la conservación “in situ” y los imperativos de la investigación”.

Frente a estos datos queda claro que una de las líneas a desarrollar tiene que ver con los actuales planteamientos de la Integración del Patrimonio Arqueológico en el entramado urbano actual, optando como uno de los modos de conservación del patrimonio de ese “in situ”, a través de su integración, ya sea en un edificio reformado, o en un edificio de nueva planta.

La recuperación y buen conocimiento de lo que fue o fueran esos restos es obra básicamente de los arqueólogos historiadores, su integración especialmente de los arquitectos, pero no deben olvidarse otras profesiones implicadas en ese paso, como son restauradores, profesionales de la difusión, de museografía, etc., dependiendo, evidentemente, de cada caso, pues en ocasiones va a ser una parte intrínseca del edificio en el uso actual , en otras ocasiones va a tener una función de escenario, de fondo, o simplemente tener función de poder ser admirado porque se ha “museificado”, ha pasado a ser el objeto principal.