Observatorio del Patrimonio Histórico Español

OBSERVATORIO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL

INTERVENCIÓN

 

INTERVENCIÓN EN LAS MURALLAS DE PAMPLONA PARA LA INCLUSIÓN DE ASCENSORES

 

Presentación

Las murallas de Pamplona se comienzan a construir en 1512, tras la anexión que del reino hiciera Fernando el Católico. Es entonces cuando la ciudad se convierte en un puesto avanzado de la corona española frente a Francia y debe por ello ser protegida. Para realizarlas los ingenieros se sirvieron de los restos de los antiguos lienzos medievales de la muralla en las zonas de la Magdalena , el Redín y Rotxapea, que reconstruyeron. Además levantaron nuevos tramos ex profeso. Todo ello se realiza recurriendo a piedra de Ézkaba. Siguiendo los usos defensivos de la época, no posee torres sino baluartes de poca elevación en los ángulos que dibuja su recorrido. Tras la construcción de la ciudadela en 1571 bajo reinado de Felipe II, hubo que ampliarse con nuevos lienzos, baluartes y bastiones. En total se erigieron los baluartes y bastiones de Labrit, Redín, Guadalupe, Pilar, Abrevador, Parma, Gonzaga, la Taconera , Santiago, Santa María y Real, estos tres últimos ya dentro de la Ciudadela. Posee también contraguardias, lunetas como las de San Bartolomé y San Roque, revellines como el de los Reyes y los fuertes de San Bartolomé, San Roque y Del Príncipe. En cuanto a los portales, el más antiguo y el único que permanece en su lugar de origen es el de Francia o de Zumalcárregui, de 1553, que muestra un escudo labrado con el águila bicéfala y las armas imperiales. A principio del XX se derribaron los de Rotxapea y Tejería y se desmontaron el de La Taconera y San Nicolás, hoy reconstruidos en el parque de la Taconera. En la misma época se decidió ampliar el Portal Nuevo. En la actualidad se conservan tres cuartas partes del recinto amurallado. En total su extensión es de unos cinco kilómetros. Se trata, sin duda, de uno de los conjuntos defensivos más importantes de España. Tras demoliciones parciales entre 1915 y 1920 debido a la necesidad de ensanches, los pamploneses van poco a poco tomando conciencia de su importancia en la historia de la ciudad hasta su declaración como Monumento Histórico Artístico por Orden Ministerial del 25 de septiembre de 1939 y publicado en el B.O.E. del 7 y 8 de noviembre del mismo año.

 

Intervención

La causa de la intervención que en este patrimonio se llevó a cabo en 2008 debe buscarse en el interés que durante mucho tiempo el Ayuntamiento de Pamplona mostró para comunicar de una forma más rápida y cómoda el barrio de la Rotxapea con el Casco Histórico. Se optó por una solución de ascensores que transportaran a vecinos y visitantes a través de una galería subterránea.

En realidad la iniciativa implicaba mayor envergadura pues obligó a la reurbanización del paseo de Ronda entre el Portal Nuevo y la cuesta de Santo Domingo además de, evidentemente, la construcción un edificio para la gestión y control de los ascensores.

La autoría del proyecto se debe a los arquitectos Óscar Mongoy y Maite Mariezcurrena junto al ingeniero Jesús Cabrejas. Contó con un presupuesto de 8´5 millones de euros tras aprobarse un incremento de 116.787 euros por razones de seguridad. La construcción se llevó a cabo por la U.T .E. Urbanizaciones Iruña y Urazca Construcciones en un plazo de ejecución de 26 meses.

Para abrir la galería por la que transitarían los ascensores se hizo necesario el desmonte de un tramo de muralla que fue reintegrado con gran acierto tras su finalización. Este proceso fue realizado por Construcciones Aranguren, especializada en la restauración de edificios y monumentos históricos y artísticos y habitual colaboradora con el Gobierno Foral de Navarra en las intervenciones sobre el patrimonio. La recolocación fue sillar a sillar con las mismas piedras de Ézkaba originales tras el desmonte y catalogación de las mismas y cada una de ellas en su ubicación anterior, uniéndolas entre sí con mortero de cal. El proceso se llevó a cabo en un plazo de quince meses.

La galería se cubrió al exterior con un manto vegetal de especies arbustivas que recreaban las del talud original.

El edificio dotacional ocupa los números 56, 56b y 58 de la calle Descalzos. Para su construcción se derribaron dos antiguos inmuebles aunque se respetó un muro adovelado a la entrada del siglo XV. El sótano alberga la maquinaria de los ascensores. En la planta superior cuenta con una sala de exposiciones para artesanía con una extensión de 161 metros cuadrados . En la última está coronado por dos terrazas, una que permite contemplar las vistas hacía la Rotxapea y la otra a la calle Descalzos.

En lo referente a los ascensores, cuyo uso es gratuito, se tratan de dos cabinas autónomas que se desplazan sobre raíles por una pendiente del 35%. Además se hallan acristalados para permitir la visión de la galería subterránea, totalmente iluminada y revestida de paneles de aluminio. Han sido construidos por la empresa Zardoya Otis. Poseen una capacidad de 1500 kilogramos de peso, es decir, entre 15 y 20 pasajeros. La sensación de claustrofobia durante el recorrido se evita al contar dicha galería con unas medidas de seis metros de altura por siete de ancho. El trayecto se recorre en apenas un minuto a una velocidad de 51, 54 metros por minuto.

Desde su inauguración contó con la aprobación de las asociaciones de comerciantes del Casco Histórico que vieron en ellos una acertada medida para revitalizar la zona. También gustó a los colectivos de personas con movilidad reducida. En el apartado de inconvenientes habría que constatar las quejas que supone que las escaleras sólo se usen en caso de emergencia, es decir, que los usuarios tengan que recurrir forzosamente a los ascensores en vez de utilizar los escalones y ahorrarse colas o aglomeraciones si las hubiera. Además, aunque el resto del edificio posee una excelente accesibilidad, parece que en las terrazas se complica para un ciudadano en silla de ruedas que no cuente con ayuda.

 

Enlaces de interés :

Ayuntamiento de Pamplona
Finaliza la obra de los ascensores de la Rochapea [diariodenavarra.es]

 

[Francisco de Paula Pestaña Parras . OPHE]