Semblanza de D. Jesús Lens

Parece que fue ayer cuando una tarde de abril de mil novecientos sesenta y siete llegó al antiguo edificio de la calle Puentezuelas un hombre joven, muy alto, con cara de niño serio a la que unas gafas, absolutamente innecesarias desde el punto de vista oftalmológico, intentaban conferir un punto de respetabilidad y ocultar, quizás, una cierta timidez. Cuando el Catedrático de Griego (el más joven de España "desde los tiempos de D. Marcelino") empezó a comentar los primeros versos del "Agamenón" de Esquilo, todos nos dimos cuenta de que aquel hombre tan joven y tan alto, tan riguroso y tan benevolamente exigente, no necesitaba de ningún artefacto ocular para ganarse toda nuestra admiración y todo nuestro respeto.

Jesús Ángel Lens Tuero había nacido en el Ferrol (A Coruña) un veinticinco de mayo de mil novecientos cuarenta y tres y después de licenciarse en Filología Clásica por la Universidad Complutense de Madrid en la que tuvo por maestros, entre otros, a D. Manuel Fernández Galiano, D. Luis Gil o D. Francisco Rodríguez Adrados, hombres todos que integraban la mejor escuela de Filología Clásica de España, fue Becario de Investigación en el C.S.I.C. (1964-1967) y Encargado de Curso (1966-1967) en la Facultad de Filosofía de la Complutense. En 1966, después de una estancia en el "Institute of Classical Studies" de la Universidad de Londres, obtuvo el grado de Doctor en Filología Clásica con un trabajo titulado "Los fragmentos papiráceos de Eurípides" , realizado bajo la dirección de su maestro, el Dr. Rodríguez Adrados. El día ocho de marzo de mil novecientos sesenta y siete tomó posesión como titular de la primera Cátedra de Filología Griega de la Universidad de Granada.

Se acababan de crear las Secciones de Sevilla y Granada y desde aquel minúsculo despacho del edificio de Puentezuelas e innumerables noches desde su casa de Dr. Olóriz, el Prof. Lens puso corazón y manos a la tarea de consolidar nuestros estudios en la Universidad de Granada y organizar un Departamento de Filología Griega, pero pocos eran los libros de griego que había y escaso, entonces, el presupuesto para adquirirlos. Quizás ande todavía por ahí el "Who¹s Who" del año sesenta y ocho, testigo de aquella iniciativa personal (petición de separatas a todos los Departamentos de Clásicas de casi todas la Universidades del mundo) que fue por todos generosamente atendida. Luego vinieron las tesinas y las tesis que corregía, revisaba, enmendaba y, las más veces, mejoraba con la misma dedicación y minuciosidad con la que, en otro sentido, podía pasar horas hasta que el riego por goteo que acababa de instalar no tuviera la más mínima fuga. Sin ser un perfeccionista, le gustaba el trabajo sólido, bien hecho.

Resumir en unas líneas treinta y un años de docencia, investigación y vida universitaria para quienes, con Jesús Lens, los hemos ido viviendo uno por uno no resulta tarea fácil: catorce tesis doctorales dirigidas, más de un centenar de trabajos publicados y su participación, como responsable y como investigador, en diversos Proyectos de Investigación nacionales y extranjeros, avalan una trayectoria que aquí vamos a mencionar en sus líneas fundamentales, destacando aquellos aspectos de los que, sabemos, se sentía especialmente satisfecho.

En el campo específico del quehacer filológico sus trabajos sobre Eurípides, Baquílides o Píndaro y su condición de miembro del Comité Asesor de la "Colección Hispánica de Clásicos Griegos y Latinos" (C.S.I.C.) dan cuenta de un saber relativo a la crítica textual y la transmisión de los textos que encuentra su punto culminante en la ponencia que, por invitación, presentó en el "IX Congress of the International Federation of the Societies of Classical Studies" (Pisa, 1989) y que con el título "Problems concerning the edition of the fragments of the Greek historians" publicó en los prestigiosos "Studi Italiani di Filologia Classica".

En el terreno de la literatura y el pensamiento griegos su colaboración en el volumen colectivo "Literatura Griega" (1989) como autor de las rúbricas correspondientes a la historiografía, especialmente de época helenística, y, sobre todo, a la literatura judeo ­ helenística, muestran un claro interés hacia los escritos de antropología cultural, pudiento reseñarse en este ámbito dos contribuciones importantes para la historia de la Medicina: "On a way of reasoning in the Corpus Hippocraticum" (VII Colloque International Hippocratique, 1990) y "The influence of some Hippocratic passages upon hellenistic Utopias" (VIII Internationales Hippokrates-Kollokium, 1993).

Sin embargo hay un dato que marca toda su trayectoria docente e investigadora: su interés por los problemas de la cultura y de la interculturalidad, tema actualmente en boga en todos los países del mundo, del que Jesús Lens fue pionero en España. En este sentido su atención se ha proyectado sobre las culturas griega (clásica y moderna), latina, renacentista e iberoamericana, teniendo siempre como núcleo la cultura española.

Especial interés tuvo siempre para él la relación de la cultura griega clásica con otras culturas (egipcia, babilonia, india, judía e ibérica) y esta problemática, que encuentra su gran síntesis en la obra de Diodoro de Sicilia, fue el motor de un ilusionado proyecto de traducción comentada de su "Biblioteca Histórica" (que está en curso y seguirá adelante) y de la dirección, como Investigador Principal, de un Proyecto financiado por la CICYT y desarrollado entre 1989 y 1992. Su artículo "Diodoros de Sicile" aparecido en el Dictionnaire des Philosophes Antiques (C.N.R.S., París, 1994) y su "Viriato, héroe y rey cínico" (1986) son referencias habituales en la bibliografía internacional sobre el tema.

La cultura del Renacimiento en España y su función de transformación de la tradición cultural grecorromana es tarea que emprende como Investigador Principal del Proyecto "La tradición enciclopédica en la época helenístico-romana y su pervivencia en las literaturas hispánicas". En el marco de este proyecto hay que destacar un aspecto particular que ha despertado gran interés: el influjo de la cultura grecorromana en los escritos españoles del Descubrimiento. En esta línea, además de sus puntuales participaciones en diversos Congresos especializados, cabe destacar su actividad de colaboración con varias Universidades iberoamericanas que tuvieron ocasión de oír sus enseñanzas. En septiembre de 1993 fue en la Universidad Metropolitana de Santiago de Chile donde dictó un curso sobre utopía grecorromana y utopía americana. El influjo del pensamiento clásico en las concepciones historiográficas y etnográficas de los Cronistas de Indias fue un curso que en 1994 desarrolló en la Universidad de la Plata (Argentina), la misma que volvió a recibirlo en 1995 junto con la Nacional de Montevideo (Uruguay). En Agosto del mismo año había dictado un curso en la Universidad de Curitiba (Brasil) sobre el tema "A influência das literaturas clàssicas sobre as modernas".

Su actividad docente en la Universidad de Granada, repartida entre sus alumnos de la Especialidad y los del Centro de Lenguas Modernas a quienes enseñaba y hacía sentir la "Civilización y Cultura Españolas", al margen de la obvia calidad de sus contenidos, siempre estuvo marcada por un benevolente rigor, una continua sonrisa y una preocupación por cada alumno que bien nos habla de un profesor que tardará mucho en repetirse.

Pero esto no era todo. Las inquietudes intelectuales de Jesús Lens no se limitaban simplemente al ámbito de lo profesional, sino que se dirigían a otros campos y otras facetas en las que sorprendía por su juicio sereno y sus opiniones novedosas, por profundamente meditadas, que iban desde Stanley Kubrick a una lectura polémica de "Tristán e Isolda" o a aquella conferencia pronunciada en el Centro de Estudios Freudianos en la que, frente a las técnicas de curación de almas al uso, defendía una inequívoca supremacía de lógos sobre epistéme.

La defensa de los Estudios Clásicos también encontró en Jesús Lens un buen valedor: miembro de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, Vicepresidente de la Junta Nacional (1976-77) y Presidente de la Delegación de Granada (1970-84) de la que, en la actualidad, era su Vicepresidente, era también miembro de la "Society for the Promotion of Hellenic Studies (Londres)", de la "Cambridge Philological Society", de la "Classical Association (Oxford)", de la "American Philological Association" y Miembro de Honor de la Sociedad Argentina de Estudios Clásicos.

Esta amplia actividad docente e investigadora no le impidió asumir otras cargas de la actividad universitaria: Director del Departamento de Filología Griega hasta 1994, miembro de la Junta de Gobierno y del Claustro Universitario, fue desde 1973 a 1977 Decano de la Facultad de Filosofía y Letras. No eran tiempos fáciles y Jesús Lens supo estar siempre, con generosidad, valentía y buenas maneras (suaviter in modo, fortiter in re), allí donde le llamara su compromiso con la razón y las libertades democráticas: los alumnos y profesores de la Universidad de Granada que desde distintas posiciones luchaban por las libertades y la democracia, sabían que en el Decano de Letras tenían su más fiel y generoso aliado.

Pero detrás de todo esto había un hombre, en toda la extensión de la palabra, cuya estatura humana su repentina ausencia, apenas si creída, quizás no nos deje entender en este instante. Maestro y amigo, términos que, emparentados, corren el riesgo de convertir en tópico un sentimiento profundo. Del tema de la amistad están los libros llenos de sentencias y cualquier referencia erudita a los clásicos sería de esperar en este momento, pero hay un dicho andaluz poco solemne que encierra una gran verdad: "los amigos son como la sangre que acude a la herida sin que nadie la llame". Jesús Lens era siempre el primero en las alegrías, pero también en las penas y, entonces, su tiempo se paraba y no veía el momento de irse de tu lado. Pocos momentos antes de que su tiempo se parara para siempre dijo sus últimas palabras en público que todavía oímos como una más de las lecciones del maestro: "Yo siempre he cumplido lo que prometí". Seguir sin él ( animae dimudium meae ) va a ser difícil, pero su ejemplo constante siempre nos animará en los inevitables momentos de desaliento. Eis aiôna.

(Con el concurso de sus discípulos, compuso estas líneas Jesús Mª García González, uno de ellos.)