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LA CASA DEL CORAZÓN
 

 

Primera edición: Edita: Centro Soriano de Estudios Tradicionales
Colección: Cosas de Soria nº 9
SORIA 2001

Paginás: 216

ISBN: 978-84-95763-43-3, Dauro Ediciones 2003

 

 

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  • Ayes Tortosa, Ideal, 20 de Julio de 2001
  • Salvador Alonso, Ideal, 10 de Julio de 2001
  • Antonio Chicharro, El Ideal, 7-8-2001
 

 

Don Tiburcio en la escuela podía eslomarlos por cualquier cosa. La iglesia era fría física y espiritualmente, con unos curas o frailes que te amenazaban con las llamas del infierno a todas horas. Así que la presencia de la escuela y de iglesia en las conciencias duraba las 24 horas. Y estaba finalmente el mundo de la postguerra... El país surgido de la guerra era tan violento, frío y descarnado que no dejaba espacio para la felicidad y arañar la tierra o sacarle rocas de hierro a la mina de la Sierra para subsistir es todo lo que daba la vida... La violencia estaba igualmente en el campo y en las mentes. En el campo había maquis, sacamantecas, todo tipo de terrores para los niños y La casa del corazón está llena de esas historias.

En aquel entonces el pueblo estaba recogido en un puñado de casas alrededor de la plaza, el tiempo duraba más y los kilómetros eran más largos. Y sin embargo, La casa del corazón tiene un sentido ambivalente. Por un lado, de drama terrorífico y por otro de ternura, y también de referencia continua. El paisaje que azulea en nuestra cabezas e incluso el sabor de las comidas son los de la tierra de la niñez... De cualquier manera que lo ponga, nuestras raíces, nuestros gustos están en la tierra, en la familia; y lo mismo sucede con el mundo de los afectos. El corazón y la mente están en sus raíces y ambos, para el hombre mayor que escribe, no son incompatibles.

Este sentido de La casa del corazón es sin embargo la mera corteza de la narración. Hay otro sentido más profundo y que aparece en una de las viñetas finales cuando el hermano muerto del protagonista, al que adora, le dice desde la tumba al niño que corra el mundo y luego vuelva a la casa del corazón que es la tierra que lo vio nacer, el cementerio donde él yace, la nada y la pérdida del ser, que nunca debimos tener.

El conflicto básico de la novela para el niño es ser pastor, como quería su padre, minero como su hermano o cura como ambicionaba su madre, tres conceptos radicalmente distintos de lo que significaba ser en aquel entonces. Los elementos que le ayudarán a descubrir su identidad se le revelan en dos niveles: la presencia mágica del campo y su identificación con su hermano David, al que adora.

Se inicia la novela con la llegada al pueblo de don Tiburcio y la única escapatoria es el campo. El campo le ofrece al niño-narrador un sentido de armonía y comunión con la naturaleza. El campo le fascina, pero el asesinato brutal de tres niñas y la no menos brutal muerte del alcalde comunista, emparedado durante varios años entre los muros de una corraliza, acaban desilusionándolo. La segunda salvación para él es su hermano David. Se acerca a él y a la mina donde trabaja, y la dureza de este tipo de vida, lo dejan confuso. Su hermano David quiere salvarlo a través del estudio; pero el solo recuerdo de don Tiburcio le hace odiar los libros. Obligado a elegir entre el campo o el seminario, su padre, tras la violenta muerte de David en la mina, cambia de opinión y decide que vaya a estudiar a un instituto de la capital, en contra de la opinión de la madre, descubriendo de esta forma el niño su futuro destino como escritor. Al final, el niño, sin perder su sentimiento hacia la casa paterna y la tierra del corazón, donde yace su hermano, se marchará e intentará ser el hombre libre que recoja el recuerdo de este hermano y las experiencias vividas de su niñez y del pueblo para que nadie muera del todo.

En la novela se cuentan anécdotas e incidentes; pero esto es lo de menos. El narrador nunca se limita a contar sucesos reales, sino que los elabora. ¿Y esto qué quiere decir? Sencillamente que las historias narradas nunca sucedieron como se cuentan; sino como alguien, que es el escritor, las cuenta y reconstruye, pues en toda historia el escritor pone algo de su cosecha, de su biografía, de su estado de ánimo y, aunque un mismo hecho puede ser visto desde diversas perspectivas, la que cuenta en el futuro es la del escritor. En esto consiste la creación literaria. ¿Fue real don Quijote? Don Quijote nunca existió. En La Mancha no sucedía nada en aquella época en la que vivió Cervantes y sin embargo a la larga, quijotes somos todos los españoles y lo que sucedió en este país en el siglo XVII, fue lo que Cervantes nos contó de la Mancha, donde nada sucedía.

"Releo La casa del corazón " -dice Andrés Sopeña, presentador de la novela en la Cuadra Dorada- "y veo que me he quedado corto al apreciar lo que este trabajo aporta a la literatura. Nada sucedía en ese pueblo y sin embargo en La casa del corazón lo anecdótico adquiere categoría de lo esencial y es paradigma de la vida española de todos los pueblos de España en los años 40".

 

 

 

 

SIPNOSIS

En La casa del corazón , un niño de ocho años cuenta la historia de su niñez, de la familia y la escuela, de un inolvidable maestro llamado don Tiburcio y también del pueblo en los fríos años de la postguerra, en los que todo era frío y helaba el corazón. Era un frío físico y espiritual porque entonces no tenían el estómago tan lleno como ahora, entonces la comida nunca bastaba para quitar del todo el hambre, o por qué se llevaba unas ropillas que no calentaban, las ropas tampoco llegaban nunca a quitar el frío. "Les digo a mis hijos que en aquella casa no había frigorífico, televisor, radio o teléfono y me miran como si fuéramos cavernícolas".