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               En las disoluciones, la absorción de radiación incidente de determinada longitud de onda es proporcional a la concentración del soluto en el disolvente para cierto intervalo de valores. Sobre esta base existen un grupo de colorímetros que determinan el valor de la concentración, en cada caso, a expensas de la medida o valoración relativa del color que presenta el medio líquido. El colorímetro de Nessler, perfeccionado posteriormente a expensas de los modelos de Wolf y Duboscq, consiste simplemente en un par de probetas de vidrio de buena calidad, divididas en unidades de volumen a expensas del líquido que contienen o en unidades de longitud indicativas del espesor que la luz atraviesa en cada caso las disoluciones.

               El par de probetas del colorímetro de Nessler poseen bases o fondos transparentes y los cilindros están graduados en cm de longitud y en las correspondientes subdivisiones. Una de las probetas se llena de una disolución de concentración conocida y la otra con el líquido objeto de estudio. La iluminación se hace de abajo hacia arriba con luz blanca y la observación visual directa se efectúa desde la parte superior. A través del grifo de la vasija que contiene la disolución más concentrada se vierte líquido hasta igualar ambos campos de observación. En esas condiciones las concentraciones y los volúmenes se hallan en relación inversa, por lo que se puede escribir:

C / C’ = V’ / V

En el caso de tubos de buena calidad e igual diámetro, la relación entre volúmenes es la misma que existe entre longitudes o espesores de medios líquidos atravesados por la luz. El fundamento de este colorímetro, es la base de los colorímetros de Dubosq y Burker descritos seguidamente.