HISTORIA DE LA FILOSOFÍA - Tema 4
 

(I) Tomás de Aquino 

(II) Nominalismo y crisis de la Escolástica 

1. Introducción 
2. Tesis fundamentales de Escoto 
3. Criticismo. Tesis principales de Ockham  
4. Relación entre fe y razón según Ockham  
5. El voluntarismo ockhamista  
6. Nominalismo y principio de individuación 
7. Críticas al excesivo racionalismo griego 
8. El nominalismo de Ockham 
9. Conocimiento intuitivo frente al abstractivo 
10. Naturaleza de los conceptos universales 
11. La «navaja» de Ockham 
12. El nominalismo y la ciencia

  

1. Introducción: La recepción del aristotelismo en Occidente

• Hasta el siglo XIII, predominio absoluto del pensamiento platónico en Europa, por influencia sobre todo de S. Agustín, las escuelas agustinianas y el Pseudo-Dionisio Areopagita. El desconocimiento de la obra de Aristóteles era prácticamente total. Sólo se conocían partes de la Lógica por los comentarios de Boecio (V-VI), pero nada de la Física, la Metafísica, su antropología y teología.

• En el s. XIII, Aristóteles se pone de moda y abundan sus traducciones y comentarios, a pesar de la resistencia que oponen la jerarquía católica y los platónicos. No obstante, Tomás de Aquino intentó asimilarlo y construir un sistema que armonizara cristianismo y aristotelismo.

• Cobró fuerza el averroísmo latino, corriente intelectual que reclamaba la autonomía de la razón frente a la fe.

• Durante sus conquistas, los árabes tomaron contacto con los últimos reductos de la cultura griega en Siria, donde algunos intelectuales cristianos habían traducido al sirio textos originales de filósofos griegos. Tanto del sirio como del griego, se traducen al árabe obras originales y comentarios de Aristóteles, surgiendo una especie de filosofía árabe-aristotélica con claros residuos platónico. Avicena (s. X) fue el máximo representante de este aristotelismo árabe platonizado.

Averroes (XII) escribe los primeros comentarios a obras de Aristóteles sin adherencias platónicas. Fue el primer ejemplo de aristotelismo puro.

• A través de los árabes se despertó en Occidente la curiosidad por el aristotelismo. En el s. XII se traducen directamente del griego al latín las obras de Aristóteles y también las obras y comentarios de los filósofos árabes.

2. El averroísmo latino

• S. XIII: la universidad de París es el centro intelectual de Europa. Existía una gran expectación ante la llegada de la versión íntegra de la obra aristotélica y los comentarios de Averroes -aristotelismo puro-. Surgió así el averroísmo latino. Tesis:

a. El mundo es eterno (en evidente contradicción con la doctrina creacionista cristiana). Según Aristóteles, Dios es el motor inmóvil que mueve eternamente un mundo también eterno. Dios ni siquiera conoce el mundo (a diferencia del demiurgo platónico).

b. El alma individual de cada hombre no es inmortal, sino corruptible y perecedera. Sólo el entendimiento, común a todos los hombres, es inmortal. Y negar la inmortalidad del alma supone tirar por tierra toda la doctrina cristiana de la salvación.

c. Existen dos verdades: la teológica -fe- y la filosófica -razón-. De este modo podían conciliarse tesis opuestas sobre el alma, p. ej.: una es verdad desde la fe, y otra lo es desde la razón.

Los representantes de esta corriente fueron condenados por la jerarquía y expulsados de la universidad de París (Sigerio de Brabante condenado a cadena perpetua).

 

3. El aristotelismo de Tomás de Aquino

Tomás rechazó, como es lógico, las tres tesis averroístas:

a. Respecto a la eternidad del mundo, se movió entre dos aguas y sostuvo que el sistema aristotélico no implicaba necesariamente la eternidad del mundo ni el concepto cristiano de creación excluía la posibilidad de que el mundo fuera eterno: puede ser eterno y creado.

b. Respecto a la inmortalidad del alma, Aquino entendió que el entendimiento inmortal del que Aristóteles habló no es único para todos los hombres, sino que se trataba de la facultad superior del alma, y ésta es inmortal.

c. Y en cuanto a la doble verdad, resultaba innecesaria una vez solucionados los problemas que planteaban las dos tesis anteriores. Pero la criticó por considerarla inadmisible.

Aunque Tomás se distanció de los averroístas en sus tesis contrarias a la fe cristiana, mantuvo una actitud favorable hacia la filosofía aristotélica.

• Estaba convencido de que la filosofía aristotélica era enteramente compatible con la fe cristiana y que, además, ofrecía una interpretación de la realidad aceptable por sí misma y valiosa, aunque en el fondo de su sistema permanezcan presupuestos platónicos fundamentales.

 
4. Tesis fundamentales sobre la realidad y la naturaleza. Aquino asume muchas tesis aristotélicas:

a. Teoría aristotélica del movimiento: se define el movimiento como «paso de potencia a acto», siempre por la acción de algo que ya esté en acto. Dos tipos de movimiento: cambio sustancial -generación y corrupción- y cambio accidental -cuantitativo, cualitativo y local-.

b. Composición hilemórfica de las sustancias naturales: todo objeto natural está compuesto de materia y forma.

c. Distinción entre sustancia y accidentes

d. Teoría de las cuatro causas: material, formal, eficiente y final (e interpretación teleológica de la naturaleza).

 

5. Doctrina teológica de Santo Tomás

a. Tomás acepta la demostración aristotélica de la existencia de Dios basándose en el movimiento, entendido como paso de potencia a acto (1ª vía). Por tanto, Aquino parte del conocimiento sobre el universo que nos proporciona la experiencia sensible, de lo contingente -no de ideas inmutables o introspección, como en S. Agustín-.

b. Define a Dios con categorías aristotélicas: acto puro, sin ningún tipo de potencia. La inmutabilidad se define en función del grado de actualidad, entendido el movimiento como paso de potencia a acto. Dios ha de ser inmutable porque es acto sin potencia. Será también perfecto porque la imperfección se debe sólo al grado de potencialidad existente. Acepta también la definición aristotélica de Dios como puro acto de pensamiento.

c. Aquino corrige el aristotelismo en un punto: Aristóteles sostenía que la vida y felicidad de Dios consiste en conocerse a sí mismo, y puesto que es autosuficiente no conoce nada fuera de él. Aristóteles sostuvo que Dios no creó el mundo, sino que éste es eterno: Dios sólo es el principio del origen del movimiento del universo y el fin hacia el que el mundo se orienta. Pero Santo Tomás afirma que, de acuerdo con el cristianismo, Dios creó el mundo. Por tanto, Dios conoce el mundo, y lo hace al tiempo que se conoce a sí mismo. Acepta, pues, que la actividad de Dios consiste en conocerse a sí mismo.

 

6. Antropología tomista

• Aquino acepta la concepción hilemórfica del hombre, y la concepción aristotélica del alma como principio de vida, como forma y acto del cuerpo (contra el platonismo agustiniano, donde cuerpo y alma son dos sustancias radicalmente distintas). Aquino afirma que el hombre constituye una sustancia única, cuyos elementos fundamentales son el alma y el cuerpo.

• Como Aristóteles negaba la inmortalidad del alma, Aquino se aleja de Aristóteles en este punto y echa mano de platón, intentando una difícil síntesis entre platonismo y aristotelismo.

 

7. Ética

• Acepta el principio aristotélico de que el fin último del hombre es la felicidad, y que la felicidad perfecta consiste en al contemplación, en la actividad intelectual. Esto le aleja del agustinismo.

• Afirmar que la felicidad se halla en el conocimiento conlleva defender la primacía de la razón sobre la voluntad, contra el voluntarismo agustiniano que defendía lo contrario: primacía de la voluntad sobre la razón.

• Recoge Tomás la tesis de que las normas morales se basan en la naturaleza humana. Por tanto, conocerla y saber sus objetivos y finalidades es el criterio clave para la formulación de la ley moral natural.     La síntesis aristotélico-platónica de TOMÁS DE AQUINO

8. Límites de la razón y de la fe

Las discusiones sobre el tema de la doble verdad habían obligado a replantear las relaciones entre fe y razón. La coherencia de la doctrina aristotélica del conocimiento puso de manifiesto las flaquezas de la concepción platónica y neoplatónica del conocimiento, porque:

• El objeto propio del conocimiento humano son las realidades inmateriales.

El conocimiento que el alma tiene de sí misma es mucho más perfecto que el obtenido de las cosas sensibles exteriores.

• El conocimiento de las realidades sensibles superiores se obtiene por elevación progresiva (dialéctica).

• Son sistemas que se desarrollan de arriba abajo, a partir del principio supremo (Bien, Uno), hasta descender a las realidades inferiores.

La concepción aristotélica, por el contrario, afirma lo siguiente (en la versión de Santo Tomás):

• El origen de nuestro conocimiento está en los datos que nos suministran nuestros sentidos a partir de la experiencia sensible.

• Por tanto, el objeto adecuado para nuestro conocimiento no son las realidades inmateriales, sino las sensibles.

• Aunque el entendimiento es inmaterial y conoce lo real, está ligado a la experiencia sensible porque es el entendimiento de un ser humano.

Consecuencias importantes:

• Por tanto, la filosofía ha de construirse de abajo arriba, a partir de experiencias sensitivas.

• Por tanto, el conocimiento que podamos alcanzar de Dios será muy imperfecto, limitado y analógico, a partir de comparaciones con otras realidades limitadas e imperfectas por necesidad, cuyas causas y accidentes conocemos.

• El conocimiento natural acerca de Dios, del hombre y del universo tiene unos límites que la razón no puede sobrepasar, y en los que flaquea cuando se aproxima a la frontera.

La fe cristiana, no obstante, puede aportar nociones acerca de la naturaleza de Dios y acerca del destino del hombre traspasando las fronteras de la razón. Son elementos añadidos por revelación a la razón humana, que no vienen a anularla sino a perfeccionarla/orientarla, lo mismo que el orden sobrenatural no anula sino que perfecciona al orden natural. No tienen por qué entrar en conflicto.

 

9. Contenidos de la razón y de la fe

• Fe y razón tienen cada una elementos propios y diferenciadores, pero existen verdades compartidas por las dos facultades. Por tanto, son dos conjuntos con una zona de intersección. Ej.: que el mundo es creado y el alma inmortal puede ser fundamentado racionalmente y argumentado desde la fe.

Interpretaciones sobre la existencia de contenidos comunes:

1ª. A veces, conviene que ciertas verdades racionales sean impuestas y conocidas mediante la fe, porque muchos hombres no tendrían tiempo ni oportunidad, sin la ayuda de la fe, para acceder a tales verdades.

2ª. Como la razón fácilmente cae en el error, la fe nos proporciona una seguridad adicional en aquellas verdades que nos haga dudar.

3ª. La existencia de verdades comunes a la fe y la razón pone de manifiesto que la distinción entre ambas no puede hacerse por sus contenidos, sino por la forma de acceso a los mismos: mientras la teología toma sus contenidos de la fe, la filosofía accede a los suyos por la razón.

 

10. ¿Qué ayuda presta la razón a la fe?

Aunque las dos fuentes son autónomas e independientes, la razón presta una valiosa -insustituible- ayuda a la fe, sobre todo a la hora de hacer de la teología una ciencia:

• La razón aporta procedimientos para la organización sistemática y científica de los conocimientos y afirmaciones;

• Aporta herramientas dialécticas, argumentativas y retóricas, para refutar las afirmaciones contrarias a la fe. Ej.: no puede demostrarse que el mundo hay sido creado, pero tampoco lo contrario.

• Aporta datos científicos y hallazgos teóricos útiles para el esclarecimiento de las ideas menos firmes de la fe.

 

11. ¿Cómo puede ser la fe una aliada de la razón?

Si la fe contiene verdades indudables comunes a la razón,

la fe sirve a la razón de norma o criterio extrínseco de verdad o de objetividad. Si la razón llega a conclusiones totalmente contrarias a la fe, seguramente estará basada en premisas falsas o habrá algún paso erróneo en el razonamiento. La fe hace, pues, una invitación a corregir posibles errores.

• La fe es un criterio extrínseco porque tiene otra fuente de conocimiento distinta a la razón, y el filósofo no debe basarse en ella como norma.

• Por tanto, Aquino mantiene una actitud moderadamente optimista hacia la razón. Pero la autonomía concedida a la razón es limitada. [¿por ser un cristiano profundamente creyente?]

Después de Santo Tomás, en el pensamiento cristiano han prevalecido sus opiniones sobre la relación fe-razón: autonomía de la razón como fuente de conocimiento e imposibilidad de un conflicto real/definitivo entre ambas. Los conflictos han de atribuirse o a errores de la razón o a una deficiente interpretación de los contenidos de la fe. Aquino afirmó expresamente que los errores no se deben a la fe, sino a la razón (lo contrario hubiera significado el cese inmediato), pero en esto ha de verse un condicionamiento de la época. Pero la mayor parte de los teólogos de altura en los últimos años han partido del segundo supuesto: los conflictos proceden de una deficiente interpretación de la fe.

 

12. Cinco vías para demostrar la existencia de Dios

Santo Tomás, como creyente y filósofo, buscó un fundamento racional a la existencia de Dios. Planteó dos cuestiones previas: a) ¿Es necesario demostrarla?; b) ¿es posible?

i) Hoy se daría por supuesta la necesidad de demostrarla, pues está lejos de ser una idea evidente y asumida por todos los pensadores. Pero en el contexto social y religioso de Tomás, la opinión predominante sostenía que «el conocimiento de la existencia de Dios está imbuido de un modo natural en todos los hombres» (S. Juan Damasceno). Y la tradición agustiniana defendía que Dios está en lo más íntimo del alma humana y es posible alcanzar el conocimiento de su existencia a partir de la comprensión de la idea de Dios -argumento ontológico de S. Anselmo-.

· Tomás distinguió, además, dos tipos de verdades:

[a] las evidentes en sí mismas y para nosotros, como las proposiciones cuya verdad resulta indudable después de analizar los conceptos implicados, p.ej. «la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos» o «el todo es mayor que las partes».

[b] las que, siendo evidentes en sí mismas, no los son para nosotros, y a este grupo pertenece la proposición «Dios existe»: aunque es evidente en sí misma -el concepto de Dios implica su existencia-, no lo es para nosotros, pues carecemos de una comprensión adecuada de la naturaleza de Dios.

ii) Aquino piensa que es posible demostrar la existencia de Dios, y que el procedimiento más edecuado es partir de los seres que existen en el mundo natural hasta llegar a la causa inicial que originó el primero de todos los antecesores. Es una demostración a posteriori, pues se remonta del efecto a la causa anterior -a priori sería desde ir desde la causa hasta el efecto-.

Con argumentos y elementos tomados de la filosofía anterior -platonismo, aristotelismo y otras fuentes-, Aquino propuso cinco vías o procedimientos argumentativos para demostrar la afirmación «Dios existe». Todas tienen una estructura similar, en 4 pasos:

a) Constatar un hecho de experiencia -movimiento en la Naturaleza-.

b) Aplicar el principio de causalidad al hecho constatado -todo lo que se mueve es empujado por algo-;

c) Insistencia en que es imposible una serie infinita de causas;

d) Afirmación de la existencia de Dios -existe un primer motor, «a eso le llamamos Dios», etc.-.

1ª vía: [genuinamente aristotélica] Parte de la constatación del movimiento en la naturaleza para remontarse hasta la existencia de Dios como Motor inmóvil.

2ª vía: Parte de que hay causas causadas para terminar en la existencia de una Causa Incausada.

3ª vía: [inspirada en Avicena] Constata que existen seres contingentes -que existen pero pueden dejar de hacerlo- y llega a la conclusión de que debe haber un Ser Necesario, que no puede no existir, necesario por sí.

4ª vía: [de inspiración platónica] Parte de que hay seres con diversos grados de perfección, para concluir afirmando que ha de haber un Ser Sumamente Perfecto.

5ª vía: Constata el orden que podemos descubrir en el mundo natural y termina atribuyéndolo a la existencia de una Inteligencia Ordenadora.

 

13. Aspectos fundamentales de la antropología tomista

Hemos visto ya algunas de sus afirmaciones más importantes:

a) El entendimiento es inmaterial, y también el alma. Por su inmaterialidad, su objeto es toda la realidad en conjunto, sin limitación alguna.

b) Pero en el hombre, el entendimiento está estrechamente vinculado a un cuerpo material con determinados órganos sensoriales. Existe, pues, una unión sustancial entre cuerpo y alma -influjo de la teoría hilemórfica aristotélica-. Por eso el objeto más adecuado del entendimiento humano no es el ser de todo lo real en su conjunto, sino el ser de las realidades materiales sensibles.

c) La atadura del entendimiento humano a órganos sensoriales implica que el conocimiento intelectual comienza con el conocimiento sensible y no puede ejercerse si falta éste.

 

14. El conocimiento intelectual

Si el entendimiento forma conceptos a partir de la experiencia sensible, ¿cómo se da el paso de las representaciones sensibles a los conceptos que maneja el entendimiento, de características tan diferentes? Respuestas:

•. Los conceptos son universales. La definición «el hombre es un animal inteligente y libre» no se refiere a ningún hombre concreto, pero es válida para todos los seres humanos. Por tanto, el concepto «hombre», como todos los conceptos, es universal.

•. Pero nuestras percepciones sensibles no son universales, pues nadie ha visto jamás a «el hombre» ni al «árbol». Existen hombres y árboles concretos, pero no «el hombre» ni «el árbol». Los sentidos sólo nos muestran objetos individuales.

Por tanto, el problema de la formación de conceptos es cómo pasar de la individualidad de las percepciones sensibles a la universalidad de los conceptos. La única salida posible es admitir que el entendimiento tiene la capacidad de extraer conceptos a partir de los datos suministrados por el conocimiento sensible. A esto se le llama capacidad abstractiva, abstracción. Admitir que el conocimiento comienza por los datos sensibles supone reconocer la necesidad de la capacidad de abstracción. Pero las diferencias surgen en el modo de explicar la abstracción:

a. Para Aquino, el entendimiento tiene una doble capacidad: i) la capacidad de universalizar -capacidad abstractiva-, para convertir en universales las representaciones sensibles particulares; y ii) la capacidad de conocer universalmente, como resultado de generalizar los datos extraídos de la experiencia sensible. A estas dos capacidades les llama entendimiento agente y entendimiento posible.

b. Las percepciones -inicio de todo el proceso de conocimiento- dejan en la imaginación/memoria una imagen o representación particular (fantasmas, si la imaginación es fantasía). El entendimiento agente actúa sobre tales imágenes/fantasmas abstrayendo, es decir, despojándolas de sus elementos individuales y posibilitando así la formación de conceptos universales.

c. Según Aquino, el entendimiento conoce primaria y directamente el universal. Cuando el entendimiento se concentra sobre cosas particulares, «le cuesta trabajo» prestar atención a las características y peculiaridades que las diferencian. Tanta habilidad ha adquirido el entendimiento humano para abstraer, que al ponerse a funcionar no puede dejar de universalizar y prestar atención sólo a la esencia de las cosas. Sólo con mucho trabajo se concentra sobre las diferencias particulares.

d. El principio de individuación. Si el entendimiento agente actúa sobre las imágenes particulares seleccionando los rasgos esenciales del individuo y eliminando las diferencias particulares, entonces nos vemos obligados a pensar que capta sólo los rasgos comunes a todos los individuos de una misma especie/clase -se trate de hombres, animales y objetos-. La cuestión ahora: ¿cómo una esencia común a todos los individuos se multiplica e individualiza en cada ejemplar de la especie? Si todos tenemos la misma esencia -hombre-, ¿qué nos hace ser diferentes y peculiares? La respuesta de Aquino: es la materia concreta, distinta en cada miembro de la especie; no la materia «general»/indiferenciada -el sustrato biológico común-, sino la materia concreta de cada individuo.

 

15. La estructura de la realidad

• A pesar de todos los elementos tomados de Aristóteles por Santo Tomás, algunos pilares fundamentales de su sistema metafísico proceden de Platón y de una reinterpretación del concepto cristiano de creación -entendida como participación [Plotino: todos los seres derivan del Uno por participación]-.

• La doctrina cristiana de la creación subraya la diferencia radical que existe entre Dios y los seres creados por él. Mientras Dios es necesario, los demás seres son contingentes: existen, pero podrían no existir.

• Santo Tomás se dio cuenta de una distinción filosófica importante: esencia y existencia no tienen por qué estar relacionadas. Una cosa es la esencia de hombre -animal racional- y otra su existencia: exista o deje de existir, «hombre» seguirá siendo animal racional [?]. La distinción entre esencia y existencia fue un elemento fundamental del sistema tomista.

 

16. Contingencia como mezcla de esencia y existencia

• Filósofos cristianos y neoplatónicos habían insistido mucho en qué cosas distinguen mejor a Dios de los demás objetos del universo:

Neoplatónicos: El Uno se caracteriza por su absoluta simplicidad, mientras que las demás realidades son compuestas.

Cristianos y tradición agustiniana: todas las realidades excepto Dios están compuestas de materia y forma.

Santo Tomás: no acepta que todas las cosas estén compuestas de materia y forma, porque admite la existencia de formas inmateriales. Por eso matiza más: lo que distingue a las realidades creadas es la composición de esencia y existencia. Esto significa que su existencia es contingente porque entre los rasgos de su esencia no entra la existencia. Sólo en un ser necesario -que no puede dejar de existir- esencia y existencia se identifican.

 

17. La existencia como «acto de ser»

• En la terminología aristotélica, la existencia pone en acto la capacidad de existir contenida en la esencia -mera potencia-. Es decir: la existencia queda caracterizada como acto de la esencia -puesta en acto de la esencia-.

• Pero a cada esencia corresponde un tipo de existencia diferente: existir para un ser vivo es vivir, para un animal sentir; para un ser con entendimiento, entender. Por consiguiente, no todas las cosas existen del mismo modo. Sería más adecuado hablar de composición de esencia y ser: ser y acto de ser.

El «acto de ser» se despliega en diferentes niveles de perfección, según la esencia de que se trate: será más perfecto en un entendimiento que en un animal, en una planta más que en una piedra. La perfección en cada caso depende de lo que su esencia contenga en potencia.

Dios no tiene limitación alguna; su esencia incluye toda perfección posible: su esencia es su ser. Ser y esencia se identifican.

 

18. Acto de ser y participación

• A diferencia de Dios, los seres creados se componen de esencia y ser. Participan del ser en diversos grados, según las respectivas esencias. Y en esto recurre al concepto cristiano de participación. Por tanto, la inspiración más profunda de su pensamiento no es aristotélica, sino platónica/neoplatónica.

 

19. Una ética finalista de raíz natural

•. De Aristóteles incorpora Santo Tomás las siguientes tesis:

a. La felicidad es el fin último del hombre.

b. El conocimiento de la naturaleza humana nos proporciona un conjunto de normas morales que constituyen la ley natural.

•. Muchos griegos -sofistas, epicúreos, etc.- habían reflexionado ya sobre la naturaleza humana como fuente de normas de conducta, y pusieron de manifiesto las dos grandes orientaciones posibles del problema:

(m )  Concepción mecanicista: Si nos preguntamos qué es lo que impulsa a los hombres a actuar como lo hacen -sofistas, Epicuro-, probablemente coincidamos en que se trata de conseguir el mayor placer posible y alejarnos del dolor.

Desarrollamos así una ética de móviles, buscando respuesta a cómo la naturaleza nos impulsa a actuar del modo que lo hacemos, e indagando las causas, factores y acontecimientos que condicionan nuestra actuación.

(m ) Concepción finalista: La referencia a la naturaleza como fuente de normas puede hacerse también preguntándonos cuál es el fin a cuyo cumplimiento tiende todo ser humano -como hicieron Platón y Aristóteles-. Indagamos en este caso no las causas del comportamiento humano, sino en qué consisten el perfeccionamiento y la plenitud humanas.

En este segundo caso desarrollamos una ética de los fines, una ética centrada en la perfección o cumplimiento de las exigencias de la naturaleza humana.

A esta concepción finalista/teleológica de la naturaleza humana se adhiere Santo Tomás.

 

20. Existencia de la ley natural

• Siguiendo la concepción teleológica de Aristóteles, Aquino afirma que el hombre, igual que los demás animales, experimenta ciertas tendencias enraizadas en su naturaleza. No se trata de pulsiones irresistibles, sino de orientaciones espontáneas de la conducta hacia una finalidad concreta.

La tendencia hacia fines es común a hombres y animales. Pero el hombre tiene una racionalidad propia y diferente a la del resto de los animales. Sólo él puede conocer sus propias tendencias y deducir de ellas ciertas normas de conducta que lo aproximen cada vez más al fin perseguido.

• Queda así demostrada la existencia de la ley natural: Como ser racional, el hombre puede establecer ciertas normas de conducta teniendo en cuenta las exigencias de su propia naturaleza.

 

21. Contenido de la ley natural

Se deduce del repertorio de tendencias naturales del hombre. Existen tres tipos de tendencias:

a. En tanto que sustancia, el hombre tiende a conservar su propia existencia. La conservación del individuo y de la especie es un deber moral.

b. En tanto que animal, el hombre tiende a procrear. De aquí pueden derivarse algunas normas de conducta relacionadas con el cuidado y protección de los hijos.

c. En cuanto racional, el hombre tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad. Puesto que la vida en sociedad supone organizar la convivencia de manera que nos permita a cada uno alcanzar nuestros fines, las exigencias de verdad y justicia deben respetarse siempre, para que el grupo humano no degenere en manada, rebaño u horda.

• Pero las exigencias así obtenidas tienen un carácter demasiado general y abstracto. Es preciso un esfuerzo de concreción ulterior, para que los principios generales se transformen en normas concretas realizables en la práctica. Por ejemplo: Si la ley natural exige respetar la vida ajena, ¿qué hacer en caso de guerra o ataque personal? ¿hay circunstancias donde las exigencias naturales pierden su valor? Si una familiar no puede garantizar comida, educación y acogida a un nuevo hijo, ¿es lícito interrumpir el embarazo?

 

22. Propiedades de la ley natural

Si verdaderamente la ley natural se deduce de nuestras tendencias naturales, su contenido ha de ser evidente, universal e inmutable. No serviría para orientar la conducta de todos los seres humanos si sus mandatos no son asequibles fácilmente a todos los hombres, sin necesidad de un sofisticado proceso educativo.

Si realmente es un reflejo de la naturaleza humana, los hombres de todas las culturas, países, razas y religiones deberían reconocer los mandatos derivados de ella.

Si su contenido se deriva directamente de lo más auténtico esencial de la naturaleza humana, en nada debería haber cambiado su contenido a lo largo de la historia. Debe permanecer constante a pesar de los cambios históricos.

 

23. Ley natural y ley positiva

Ley positiva es la que se halla escrita en los códigos y reglamentos aceptados por un grupo social, con carácter vinculante. Relaciones entre ley natural y ley positiva:

a. La existencia de la ley positiva es una exigencia de la ley natural misma. Si la ley natural impone la vida en sociedad, ésta sólo es posible cuando existe un sistema legal que regule la convivencia y permita solucionar pacíficamente los conflictos. Por tanto, la ley positiva no puede entenderse siempre como una imposición de los más fuertes o un capricho de magistrados: es condición de posibilidad para la vida en sociedad.

b. La ley positiva constituye una prolongación de la ley natural: debería concretar las normas morales y los grandes principios naturales para saber a qué atenerse exactamente en la convivencia social, por ejemplo.

c. La ley positiva no debe ir nunca contra las exigencias de la ley natural. La legislación de un país o comunidad humana nunca debe saltarse los límites marcados por la ley natural, si queremos que sea justa. Una legislación no puede fundamentarse sobre la violación continua de los derechos y exigencias naturales.

• Por tanto, el mundo del derecho y el ámbito de la moral están estrechamente relacionados en la filosofía de Santo Tomás, y se articulan en torno a la idea de justicia. La justicia consiste en «dar a cada uno lo suyo»; es una exigencia ética y natural al mismo tiempo, y sobre ella debe fundamentarse el derecho.

 

24. La ley natural y el orden del universo

• La ley natural que debe guiar la conducta humana refleja también el orden general que existe en el universo. Santo Tomás atribuye a Dios la causa de que exista un orden semejante, y a esto le llama ley eterna -tomado de S. Agustín y Heráclito-.

La ley eterna es «la razón de la sabiduría divina en tanto que rectora de todos los actos y movimientos». Pero mientras esta ley eterna se concreta en leyes físicas y mecanicistas para los objetos y seres del universo, en el caso del ser humano deja espacio para que actúe libremente con la ayuda de su razón. Por tanto, no son las leyes físicas sino la ley moral libremente asumida lo que guía la conducta del ser humano racional y libre. La ley natural no sería más que un reflejo de una ley eterna más amplia [fundamentos teológico-religiosos del sistema tomista].

Observaciones finales: El concepto de ley natural ha tenido enorme aceptación entre intelectuales y filósofos morales. La Ilustración lo recogió, aunque desponjándolo de sus elementos teológicos. Hoy sigue constituyendo el eje fundamental que explica los pronunciamientos de la jerarquía católica en cuestiones de moral, teología y sociedad. Pero ha sufrido duros ataques por parte del historicismo [Ortega y Gasset: el hombre no tiene naturaleza, tiene historia] y del existencialismo [J.P. Sartre: el hombre no tiene naturaleza, es libertad]. Hoy se ven numerosos elementos aprovechables en el concepto de ley natural, para combatir particularismos y nacionalismos beligerantes, y se ha puesto de moda con las corrientes de inspiración ecologista, aunque reinterpretado y maquillado.


    NOMINALISMO Y CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA

1. Introducción

• Llegamos ahora a un período crítico de la historia de la filosofía: el siglo XIV:

a. Los filósofos de este período -Escoto, Ockham- critican los fundamentos de toda la filosofía anterior.

b. Supone el desmoronamiento de las estructuras sociales, políticas y religiosas medievales -la colaboración entre poder político y autoridad religiosa se deteriora definitivamente y el imperio se divide en multitud de estados/principados que reclaman su soberanía; los obispos reunidos en concilio pretenden tener una autoridad mayor que la atribuida a la persona del papa...

c. Caen por tierra las grandes síntesis filosófico-cristianas de raíz griega y se desarrollan las ideas e interpretaciones que llevarán, en último término, a la modernidad.

• Las dos grandes figuras del XIV:

®  Duns Escoto: Escocés, 1266; franciscano; estudió en Cambridge, Oxford y París; murió a los 40 años (1308) y tuvo fama de ser extraordinariamente agudo, crítico y sutil (Doctor Subtilis)-.

®  Guillermo de Ockham: Nació a finales del XIII, franciscano. Estudió en Oxford y condenaron algunas de sus doctrinas; fue procesado por sus críticas radicales contra el papado y su defensa radical de la pobreza franciscana. El papa le excomulgó en 1328. Murió en 1349, no sabemos si reconciliado o no con la Iglesia.

 

2. Tesis fundamentales defendidas por Escoto

a. Empeño por crear un sistema filosófico sólido y coherente, explicativamente útil en todos los campos de la realidad. Como Santo Tomás, se inspiró en Aristóteles e intentó asimilar lo más aceptable de su pensamiento. Pero, por ser franciscano, tuvo mayor influencia de la tradición agustiniana -aceptada mayoritariamente por los franciscanos en el s. XIII- que Tomás.

b. Respecto al conocimiento de los objetos concretos del universo, aceptó de Arist. que conocemos la verdad y captamos las esencias universales de los seres naturales mediante la abstracción. El conocimiento consiste en un proceso de abstracción apd los estímulos sensibles -igual que Tomás-, pero el entendimiento sí puede conocer directamente las cosas particulares/individuales, mediante una intuición directa/inmediata que puede resultar algo confusa -contra Tomás-.

c. Libertad y voluntad prevalecen sobre el entendimiento. Inspirado en la corriente agustiniana, Escoto opina que la voluntad se caracteriza por ser libre para elegir, y esta libertad hace que sea superior y más perfecta que el entendimiento. Mientras el entendimiento no puede dejar de reconocer la validez de un teorema matemático, la voluntad puede ir muchas veces contra la razón y actuar libremente.

 

3. Criticismo y principales ideas filosóficas de Ockham

    Ockham inaugura un nuevo estilo de hacer filosofía: ya no pretende construir un sistema, como Escoto y los grandes filósofos anteriores. Emprende una crítica sistemática de todos los sistemas filosóficos anteriores: platonismo, aristotelismo, agustinismo, tomismo y escotismo. Esta actitud se conoce como criticismo.

Criticismo: Consiste en una actitud de crítica sistemática y razonada de las afirmaciones y doctrinas filosóficas anteriores, mostrando sus errores, confusiones y falta de coherencia lógica. Sus herramientas de trabajo son la razón, la lógica, el lenguaje y el análisis empírico o teórico. Reconoce, por tanto, la autonomía de la razón y de la filosofía frente a la fe, y no se siente atado a ningunos prejuicios doctrinales -filosóficos o religiosos- anteriores. Semejante actitud, característica del s. XIV, fue favorecida por las circunstancias sociopolíticas mencionadas en la introducción.

 • En esta época se va consolidando la filosofía como disciplina autónoma y se hace cada vez más crítica: revisa sus presupuestos y conclusiones, desconfía de todos los sistemas filosóficos anteriores y no duda en criticar las incoherencias de la fe. Muchos cristianos y miembros de la jerarquía vieron en esta concepción de la filosofía un serio peligro para la fe. Como reacción, se inclinaron por un misticismo religioso a menudo irracional directamente enfrentado al criticismo filosófico.

 

4. La relación entre fe y razón según Ockham

Todavía era una cuestión pendiente en el XIV. El averroísmo había sostenido que pueden ser contradictorias y Santo Tomás rechazó esa posibilidad, puesto que de hecho tienen contenidos comunes. La ventaja de este plateamiento: teología y filosofía pueden coordinarse, cabe un estudio racional y filosófico de lo religioso y es posible una antropología y una ética filosófica conformes a la fe y la moral cristianas.

a. Ockham elimina la zona de intersección entre fe y razón, y las considera fuentes de información distintas con contenidos también diferentes. Numerosas verdades de fe que Aquino consideraba racionalmente demostrables le parecen inconsistentes a Ockham, y las relega al ámbito «irracional» de los religioso.

b. Ockham niega que tanto los atributos -omnipotente, inmenso, justo, perfecto, causa incausada...- como la existencia misma de Dios puedan ser demostrados racionalmente: pertenecen al ámbito de la fe. Para ello estudia uno de los elementos fundamentales utilizados por Santo Tomás en las cinco vías: el recurso al principio de causalidad.

c. Que los fenómenos obedecen a causas es innegable: todo efecto tiene una causa. Pero esa afirmación no basta para determinar cuál es la causa en cada caso. Sólo la observación detenida y rigurosa nos permite descubrir la causa concreta de cada fenómeno [la leche se calienta, pero puede ser por calor de butano, resistencia eléctrica, radiación microondas, etc.].

d. Semejante interpretación de la causalidad hace imposible una demostración de la existencia de Dios. Podemos estar seguros de que existirá una causa primera del universo, pero ello no nos autoriza a concluir que se trate del Dios creador del que habla la fe cristiana (adelanta las teorías empiristas sobre la causalidad de Hume y Kant, en parte).

e. Ni siquiera la existencia del alma puede ser demostrada convincentemente por vía racional.

 

5. El voluntarismo ockhamista

St. Tomás sostenía que todos los mandamientos morales del cristianismo pueden ser derivados de la ley natural y comprensibles racionalmente. Para Ockham, ningún mandamiento es de ley natural. Si Dios hubiese querido, podría haber creado un mundo en el que odiarle no fuese pecado sino virtud.

Ockham pensaba que las leyes no derivan de la naturaleza ni son inmutables. Son convencionales, fruto de una decisión divina -no humana-. Dios pudo haber creado un mundo donde el robo y el adulterio estuviesen permitidos.

•. Ockham enfatiza, por encima de todo, la libertad y omnipotencia divinas: Intenta llevar hasta sus últimas consecuencias algunas de las más claras afirmaciones del cristianismo: «Creo en Dios todopoderoso». Lo interpreta entendiendo que la libertad no está sometida a regla, lógica ni necesidad alguna.

•. El voluntarismo teológico es la aplicación a Dios de la tesis que sostiene la primacía de la voluntad y la libertad sobre el entendimiento, y que considera la libertad el elemento fundamental de la naturaleza humana.

 

6. Nominalismo y principio de individuación

El principio de individuación, sobre el que tanto había reflexionado Santo Tomás y cuya solución fue responsabilizar a la materia de las diferencias particulares, fue rechazado por Ockham y considerado un falso problema. 

• Se trata de un pseudoproblema originado por una confusión: el problema surge por considerar que la misma esencia se halla multiplicada en cada individuo -Claudia Schiffer comparte la misma esencia que Alfonso Guerra-. Esto le parece a Ockham un error fundamental: la esencia de Schiffer es única, inconfundible e intransferible. Por tanto, no hay una esencia multiplicada en diversos individuos; hay tantas esencias como individuos. La esencia de cada individuo se identifica totalmente con él mismo y con nadie más. No hay, pues, principio de individuación: hay individuos, y eso es todo.

 

7. Críticas de Ockham al excesivo racionalismo griego

• Ockham defendió hasta el extremo la omnipotencia y libertad de Dios frente a nuestros estrechos encasillamientos racionales. Sus críticas a los sistemas filosóficos del XIII eran también un rechazo a las más importantes ideas griegas que el Cristianismo había asimilado: identidad y comunidad de esencia, unidad dentro de la pluralidad, lo permanente como sustrato de lo cambiante... y todo lo que garantizaba para los griegos la racionalidad, el orden y la permanencia del universo.

• Ockham pensaba que la concepción griega ponía en peligro la libertad y omnipotencia divinas. Rechazó que las ideas verdaderas de las que hablaban platónicos, neoplatónicos y agustinianos coincidiesen con los arquetipos o ejemplares divinos. Eliminadas las ideas ejemplares, cae la noción de «esencia» como algo consistente e inmutable. Con las demás esencias, se esfuma también la esencia humana y la posibilidad de fundamentar una ley moral natural.

• Ockham, a diferencia de los griegos, tiene la imagen de un universo donde sólo hay individuos, cuyo orden es gratuito y fruto de una voluntad divina caprichosa, que podía haber creado otro mundo con un orden totalmente distinto. Para Ockham, el orden del universo es puramente fáctico, contingente.

8. El nominalismo de Ockham

    Ockham aportó el concepto de «nominalismo», según el cual no existen conceptos universales, sino sólo nombres universales (no existe el concepto universal «hombre»; sólo la palabra que utilizamos para nombrar al conjunto de los hombres. Pero el interés fundamental de Ockham no está en negar que existan conceptos universales, sino en negar que éstos tengan realidad extramental. No existe una esencia universal compartida por todos los hombres; sólo existen semejanzas entre unos hombres y otros, y en tales semejanzas está el único fundamento real de los conceptos universales.

 

9. Conocimiento intuitivo frente a conocimiento abstractivo

    Ockham rechaza la teoría tomista del conocimiento, y afirma que el entendimiento tiene un conocimiento directo e intuitivo de las realidades individuales. Resultan así innecesarios todos los pasos del complejo proceso de conocimiento en Aristóteles y Santo Tomás:

[sensación ® imagen ® entendimiento agente universalizando ® entendimiento posible conociendo el universal ® entendimiento posible volviéndose a la imagen].

Según Ockham, el proceso es mucho más sencillo: en cuanto los sentidos perciben un objeto exterior, el entendimiento los conoce intuitivamente, sin más complicación.

• El conocimiento intuitivo es:

a. directo, inmediato: entre la captación de un objeto por los sentidos y su conocimiento por el entendimiento no existen mecanismos y operaciones intermedias;

b. siempre es un conocimiento de algo que está presente;

c. la validez de este conocimiento está garantizada por la cosa conocida, por ser el objeto exterior la causa de tal conocimiento;

d. permite al entendimiento afirmar la existencia de los objetos que conoce;

e. alcanza el conocimiento intuitivo a las relaciones que existen entre los objetos exteriores, no sólo a los objetos aislados: detectamos las cualidades -color, peso, masa, belleza- de los objetos al mismo tiempo que nos percatamos de su presencia.

POR LO TANTO, la intuición intelectual es el fundamento de nuestro conocimiento de las realidades individuales y de las relaciones existentes entre ellas.

 
10. Naturaleza de los conceptos universales

    Aparte del conocimiento intuitivo de los objetos individuales, el entendimiento posee un conocimiento abstractivo (el que interviene cuando hacemos enunciados generales sobre todos los individuos de una clase, especie o conjunto: todos los cuervos son negros), y eso explica que tengamos conceptos universales, surgidos espontáneamente en el proceso de conocimiento.

• Los conceptos universales son signos de carácter lingüístico. Hay tres clases de signos lingüísticos:

a. sig. ling. PROFERIDOS: palabras habladas;

b. sig. ling. ESCRITOS: palabras escritas;

c. sig. ling. PENSADOS MENTALMENTE: conceptos o palabras mentales.

El rasgo común a todos ellos es que pueden funcionar como cosas que significan. El término o concepto «hombre» funciona en la conversación como un signo lingüístico que representa o sustituye a los individuos que llamamos «hombres» -el signo supone/suplanta/ocupa el lugar de las cosas en el discurso-.

• Mientras las palabras escritas y habladas son signos convencionales, los conceptos son signos naturales: la palabra «hombre» puede ser tan buena para designar a los hombres como man, homme, uomo. Sin embargo, el concepto de hombre no ha sido arbitrariamente establecido y no puede ser sustituido por ningún otro para designar a los individuos humanos (los conceptos se parecen a otros signos naturales como el llanto o la risa, para expresar dolor o alegría).

•. La conclusión es que el entendimiento posee una estructura lingüística que funciona produciendo espontáneamente conceptos como signo de las cosas percibidas. Las claves, pues, de la filosofía ockhamista son:

1ª. Una teoría de la realidad -ontología- cuyo centro son las realidades individuales.

2ª. Una lógica del lenguaje, pues toda la interpretación del conocimiento se hace a partir de las estructuras lingüísticas.

3ª. Un fundamento teológico en la omnipotencia divina como principio supremo de su sistema filosófico.

 

11. La «navaja» de Ockham

• Otra de las grandes aportaciones de Ockham a la filosofía es su llamado principio de economía: no hay que multiplicar los entes sin necesidad, es decir: no ha de suponerse la existencia de más cosas que las estrictamente necesarias para explicar los hechos -criterio que a partir de entonces y hasta hoy harán suyo los mejores científicos-.

• Otros filósofos anteriores lo habían aplicado más o menos explícitamente, rechazando en sus explicaciones todos los elementos que puedieran resultar inútiles o superfluos. Pero es un principio requerido por la sensatez y la razón mismas. Obliga a estudiar qué elementos son estrictamente necesarios e imprescindibles en las explicaciones.

• Las cosas que parecieron estrictamente necesarias a Ockham fueron:

a. En la teología, sólo aquellas entidades exigidas por los artículos fundamentales de la fe.

b. En ciencia y filosofía, sólo las realidades de las que tenemos conocimiento intuitivo y las demás realidades cuya existencia puedan deducirse directamente a partir de las conocidas por intuición.

Esta «navaja» intelectual le sirvió para rechazar las múltiples distinciones y sutilezas hechas por Aquino y Escoto, por ejemplo el principio de individuación, que ni es exigido por la fe ni del cual tenemos conocimiento intuitivo. Del mismo modo pudo rechazar la distinción entre entendimiento agente y pasivo, entre esencia y existencia, entre sustancia y accidentes, etc.

 
12. El nominalismo y la ciencia

• Aunque personalmente no contribuyó al progreso de la ciencia, las ideas de Ockham fomentaron la investigación empírica. De hecho, los grandes científicos del XIV tuvieron alguna u otra vinculación con el movimiento nominalista.

Al concebir el universo como un orden meramente fáctico y contingente, que podría haber sido de cualquier otra manera y con leyes diferentes para regular fenómenos y procesos, fomentó la idea de que es inútil deducir las leyes naturales a partir de principios abstractos. Por consiguiente, sólo la observación nos permitirá conocer las leyes particulares que intervienen en cada fenómeno o proceso.

• La concepción ockhamista de la causalidad convenció a muchos investigadores de que las causas de los hechos sólo pueden ser identificadas mediante observación atenta.

• Concediendo tanta importancia a lo individual, el nominalismo favoreció la observación empírica de objetos, seres y fenómenos particulares.



© Miguel Moreno Muñoz, 1998

Última actualización: 20/09/98  


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