UNA DECADA DE PROGRAMAS
DE GARANTIA SOCIAL: CLAVES PARA EL FUTURO.
María José León Guerrero
Univ.de Granada
Elena Díaz Pareja
Univ. de Jaén
RESUMEN
Los Programas de Garantía Social deben ser evaluados y
observados, tanto para poder reorientar la práctica de cara a la
mejora, como para que se difundan y se tomen en consideración
las condiciones en los que se desarrollan, así como para que se
conozcan las carencias que tienen y las especiales
idiosincrasias y características de los PGS, sus metodologías,
alumnado, etc.
El análisis de un conjunto de trabajos de investigación, cuyo
objeto ha sido la evaluación de estos programas, así como la
opinión de personas, todas ellas implicadas, directa o
indirectamente en los mismos han sido la base para establecer
las necesidades y claves para mejorar los actuales Programas de
Garantía Social que se desarrollan en este artículo.
INTRODUCCIÓN
Como indica el título de esta ponencia ya hace casi una década
que se promulgó la primera orden (BOE, 1993) que regulaba los
Programas de Garantía Social (P.G.S) en todo el territorio
nacional, y es de sorprender que una modalidad educativa que
lleva tanto tiempo implantada en la mayor parte de las
comunidades autónomas no haya sido evaluada por la
Administración.
Las razones (descontrol, desidia, abandono, ..) no son objeto de
mi trabajo, pero si, por lo menos, hacer constar la ausencia de
valoración por aquellos a los que, en teoría, les debe interesar
ya que fueron sus diseñadores, además de por ser una alternativa
de formación para un gran número de jóvenes.
No obstante, y a pesar de esta falta de evaluación "oficial" el
tema si preocupa a los que trabajamos en el campo de la
educación especial, así como a entidades sin ánimo de lucro
(diputaciones, ayuntamiento, asociaciones, etc,) y a los propios
participes de los P.G.S, quienes consideran que estas
experiencias deben ser evaluadas y observadas, tanto para poder
reorientar su práctica de cara a la mejora, como para que se
difundan y se tomen en consideración las condiciones en las que
desarrollan su labor, así como para que se conozcan las
carencias que tienen y las especiales idiosincrasias y
características de los PGS, sus metodologías, alumnado, etc.
Prueba de este interés es, por una parte, su participación
desinteresada en los trabajos de evaluación que veremos más
adelante así como en la participación de foros de debate mismos
(1ª Jornadas sobre Programas de Garantía Social, celebradas en
Sevilla en 1995 y en Granada el 1995 y 96).
Aunque nuestra intención no es hacer una revisión exhaustiva
sobre los trabajos de investigación que se han llevado a cabo en
torno a esta modalidad de formación, debo dejar constancia de la
existencia en la actualidad de un conjunto de trabajos,
difundidos habitualmente en actas de jornadas o congresos, que
no son evaluaciones propiamente dichas sino narraciones de
experiencias concretas sobre programas concretos (Bautista,
1998; Gijón, 1996; Equipo del C.P.E.E. Jean Piaget, 1997;
Guerrero, 1997; López Ocaña, 1997; Ruiz, M y otros, 1995) en
donde se exponen con detalle tanto el diseño como la puesta en
práctica de programas impartidos en asociaciones de minusválidos
(Asociación de Síndrome de Down de Granada, Asociación
Pro-deficientes Mentales de la región de Murcia), en centros
específicos de educación especial o en centros de Educación
Secundaria.
También debemos aludir al hecho de que se han producido desde
1995 varias evaluaciones por parte de la Federación Española de
Municipios y Provincias (FEMP y CMRE ,1995; FEMP y CMRE,1998) .
Así mismo, y aunque el número de evaluaciones globales no ha
sido muy grande se han realizado tres que, por su carácter
global y rigor metodológico, vamos a ver con mayor profundidad.
Se trata de los trabajos llevados a cabo en el País Vasco por
Garay (2000), en Sevilla por Gutiérrez (2001) y la nuestra en
toda la Comunidad Andaluza, llevada a cabo por el Grupo de
investigación FORCE (León y otros, 1998).
Con nuestro trabajo pretendíamos "evaluar la puesta en práctica
de esta modalidad educativa destacando las principales
dificultades con las que se han encontrado los centros
escolares, las asociaciones y las entidades sin ánimo de lucro
que los han implantado. De igual modo pretendemos analizar el
desarrollo de los componentes formativos impartidos en los
programas para intentar determinar si la oferta se adecua a las
necesidades reales que existen en las distintas zonas.
Igualmente analizamos si los recursos (materiales y personales)
puestos a disposición de programas son adecuados y suficientes y
aquellos aspectos que pueden mejorar o cambiar los programas"
(León y otros, 1998, 145)
El objetivo del trabajo de Garay (2000) fue, por un lado,
"diseñar un proceso de evaluación completo (inicial, de proceso,
final) en los programa integrales de Garantía Social, aplicable
a los Centros de Iniciación Profesional en general. En este
proceso evaluativo, más que los instrumentos en sí mismos,
cobran especial relevancia, la metodología utilizada en el
empleo de los mismos y los procesos de acción-reflexión, que es
capaz de generar la propia evaluación (Garay, 2000, 7) y por
otro, "mostrar la validez del programa integral de Garantía
Social para la mejora de aspectos tan relevantes para los
jóvenes que participan en él como los son el autoconcepto, la
comunicación interpersonal, algunos pensamientos distorsionados
más característicos del colectivo y la inteligencia racional"
(Garay, 2000, 367). La autora considera que estos aspectos son
elementos clave en el desarrollo humano personal de los jóvenes
desfavorecidos.
Con su trabajo, Gutiérrez (2001) pretendía "conocer cual es la
realidad socioeducativa de estos programas y, posteriormente, en
estudiar y analiza, evaluar y valorar los distintos aspectos,
variables y dimensiones que, desde la óptica de los docentes
implicados en el desarrollo de los programas, tienen o pueden
tener incidencia destacable en relación con objetivos
socioeducativos que persiguen estos programas" (Gutiérrez, 2001,
8).
Las necesidades y claves para mejorar los actuales Programas de
Garantía Social que a continuación se desarrollan, por tanto,
vienen avalados tanto por los trabajos de investigación a los
que se ha hecho alusión (León, y otros, 1999; Gaybo, 2000y
Gutiérrez, 2001) como por la opinión de personas, todas ellas
implicadas, directa o indirectamente, con el desarrollo de PGS
(maestros, profesores técnicos, orientadores, equipos directivos
.... ) y que han creado foros de debate relacionados tanto con
la organización como con el desarrollo de los programas.
EN RELACIÓN CON EL PROFESORADO:
a) La selección del profesorado debe ser más consecuente con las
actitudes profesionales requeridas en relación con las variables
contextuales y personales que coexisten en un PGS
Entre las condiciones necesarias para que se elabore un programa
de calidad existe acuerdo en destacar que la selección del
profesorado es vital a la hora de asegurar el éxito del programa
(Lechón, 1993; Sevilla, 1995; Granada, 1995 y 1996). Un
profesorado capacitado, con una actitud positiva y con afán de
mejora profesional, debe suplir a aquellos que, aunque con buena
voluntad, no poseen las herramientas ni el conocimiento
suficiente para llevar a cabo este tipo de programas. Así, entre
las características definitorias de un buen profesor para este
tipo de programas podemos destacar: Motivación clara por los
alumnos del Centro; Estrecha colaboración-conexión con los demás
educadores; Capacidad de captación; Capacidad de trabajo en
equipo; Ser sincero y auténtico con los alumnos y compañeros;
Capacidad crítica y de razonamiento; Competencia profesional;
Ser animador dinámico y ágil.; Ser flexible y estar abierto al
cambio; Capacidad de reflexión y de discernimiento; Madurez
humana y profesional para no dejarse llevar por preferencias
personales, sabiendo adaptarse a la cultura y necesidades de
cada uno.
Pero, de todas ellas, se resaltan como fundamental el saber y
poder establecer relaciones de empatía y cercanía con sus
alumnos como factor de calidad. El profesor debe ser capaz de
establecer un "tira y afloja" con el que se va creando una
relación de mutuo respeto y normal convivencia, de trabajo y de
tener expectativas de futuro, en el que es fundamental para la
comunicación con los jóvenes. En este sentido, son bastante
esclarecedoras las palabras de un profesor de P.G.S cuando se le
preguntaba sobre qué es importante tener en cuenta a la hora de
impartir este tipo de programas: "Es importante llegar a los
jóvenes que tienen grandes dificultades, que te acepten y que
haya respeto mutuo. Hay que saber llegar a ellos y ganárselos.
Si no es así, ni ellos van a conseguir nada, ni tú tampoco nada
de ellos. (...) Tienes que sentirte identificado de algún modo
con su modo y forma de llevar las cosas, para poder corregir las
cosas. (...)
No es paternalismo ni tonterías, pero si no te metes dentro de
ellos, no eres su maestro y no puedes convivir con ellos y
sacarlos para adelante". Por tanto, y aunque, según se desprende
de algunos de los estudios analizados (León y otros, 1998 ;
Gutiérrez, 2001) se puede afirmar que el profesorado que viene
impartiendo este tipo de programas es un profesorado muy
motivado y satisfecho de su trabajo estos factores deben ser
tenidos en cuenta a la hora de la selección de los mismos. Las
razones de este hecho pueden ser : acceso voluntario a este tipo
de programas y la buena relación personal entre los docentes y
los alumnos (Gutiérrez, 2001).
b) Los profesionales destinados a estos programas deben poseer
una formación especializada y adecuada a las necesidades
específicas que presentan los alumnos .
De acuerdo con los trabajos analizados podemos afirmar que el
profesorado que forma parte de los actuales P.G.S. no tienen
experiencia en este tipo de programas (en casi todos los
trabajos analizados los datos rondan el 75%) y el número de
profesores que ha recibido formación sobre aspectos relacionados
con los programas es muy bajo.
Así mismo, los datos cuantitativos ofrecidos en la valoración de
los P.G.S. tanto en el territorio M.E.C. (Comisión de Educación
y Cultura, 1995), como en Andalucía (León y otros, 1998;
Gutiérrez, 2001) sobre las titulaciones que poseen aquellos que
se dedican a impartir P.G.S nos muestran que más de la mitad
tienen una titulación académica media alta (licenciados y
diplomados), el resto han cursado F.P o el BUP e, incluso, hay
quien sólo poseen estudios primarios.
Por otro lado, la implantación de los Programas de Garantía
Social, según los profesores, ha tenido como principales
problemas el enfrentarse a las características y problemática
que presentan los alumnos que asisten a este tipo de programas y
a los inconvenientes que pueden surgir al encontrarse por
primera vez con este tipo de programas.
Estos datos nos hacen pensar que podemos estar ante un
profesorado con carencias formativas en los aspectos y
orientaciones necesarias para llevar a cabo este tipo de
programas, por lo que se debe propiciar los procesos de
formación e información para los docentes que acceden a los PGS,
tanto de los centros educativos como de las entidades
colaboradoras, incentivando la coordinación e intercambio de
experiencias. Consideramos, y los propios profesores así lo
entienden (Sevilla 1995; Granada 1995 y 1996) que éstos deberían
formarse sobre (FEMP Y CMRE, 1995; León y otros, 1998;
Gutiérrez, 2001): el perfil profesional, orientación laboral,
función tutorial, metodología, diversificación curricular,
psicología y sociología del alumnado, evaluación y programación.
c) La formación del profesorado debe surgir del contexto de la
práctica y de las necesidades y demandas manifestadas por los
propios profesores y en espacios de intercambio y reflexión.
La formación que deben recibir los profesores de estos programas
debería estar basada en su autoformación personal, en su
intuición y experiencia (conocimiento práctico acumulado) y en
el debate y trabajo en equipo con sus colegas del programa (León
y otros, 1998; Guerrero, 1997). Este intercambio de experiencias
y coordinación entre el profesorado les debe permitir elaborar,
adaptar o adoptar propuestas curriculares ajustadas a la
realidad de los centro y de los alumnos. El modelo de trabajo
que puede ser llevado a cabo por el grupo es mostrado por Garay
(2000) que, en su caso, el objeto del trabajo fue"elaborar el
diseño de evaluación del itinerario completo por el que pasa un
joven que participa en un programa integral de garantía social".
Se creó un equipo de evaluación constituido por un miembro de
cada equipo socio educativo de los centros que formaron parte de
la experiencia, todos ellos tomaron parte en cada uno de los
proceso de investigación, acción y participación. Otras
experiencias en asociaciones han sido mostradas por Guerrero
(1997), donde responsables de distintas asociaciones que estaban
trabajando en P.G.S constituían grupos de trabajo para la mejora
de distintos componentes de los mismos.
d) Existe la necesidad de que se dé un elevado grado de
coordinación, compromiso e implicación por parte del profesorado
del programa.
Si bien, tanto los participantes en estos programas, como
algunos de los trabajos analizados (Guerrero, 1997) señalan la
necesidad de este aspecto, cabe destacar la existencia de
trabajos que muestran la existencia de una fuerte coordinación y
apoyo entre los profesores del programa (León y otros, 1998 ;
Gutiérrez, 2001) que se concreta en reuniones periódicas para
tratar los problemas con los que se han encontrado en el día a
día, llevar a cabo el seguimiento del alumnado y establecer
medidas de acción. Por tanto, como se puede apreciar en el
siguiente comentario de un profesor de taller, existe una gran
colaboración e implicación activa de todos los miembros del
centro en el diseño del programa: "..entre todos los monitores
que estamos aquí... todos nos ayudamos tanto para hacer un
programa, el proyecto ..nos ayudamos entre todos.. Cada uno
aporta su granito. Cada uno lo que puede." No obstante, a pesar
de esta coordinación "del día a día" entre el profesorado de los
P.G.S. creemos necesario que se produzca la creación de grupos
de trabajo cooperativo para trabajar desde la toma de decisiones
necesaria para el diseño del programa, hasta la propia
evaluación. Se trata de propiciar trabajos en grupo que lleven a
la mejora continua del programa: tomando decisiones, elaborando
instrumentos de evaluación inicial y final.
EN RELACIÓN CON EL ALUMNADO:
a) Necesidad de conocer al alumnado como factor determinante del
diseño de los P.G.S
Una pregunta clave que debería hacerse a la hora de diseñar un
Programa de Garantía Social es la de ¿qué tipo de alumnado acude
a este tipo de programas?. La respuesta a esta pregunta nos
permitirá adecuar lo más posible la oferta educativa a las
características y expectativas de los distintos tipos de
alumnos. En este sentido, debemos saber que en Andalucía (León y
otros,1999; Gutiérrez, 2001) los alumnos (en su mayoría varones)
que acuden a los P.G.S, tienen una edad comprendida entre 17-18
años y dentro del total de alumnos, el primer grupo minoritario
que acceden a estos programas está formado por aquellos alumnos
que presentan necesidades educativas especiales, le siguen
aquellos que pertenecen a culturas minoritarias y hay algunos
alumnos que son inmigrantes. De igual modo, los alumnos que
habitualmente asisten a los Programas de Garantía Social son
alumnos/as que han seguido el currículum ordinario y que no han
alcanzado los objetivos de la ESO o que abandonaron los estudios
y ahora se incorporan a esta modalidad educativa.
Por lo que respecta a sus características personales, estos
jóvenes suelen tener baja autoestima, bajo rendimiento, no
tienen apenas adquirido un dominio de las materias
instrumentales, encuentran problema a la hora de adaptarse a la
dinámica del programa (horarios, responsabilidades…), etc. De
igual modo, suelen presentar situaciones familiares
problemáticas y algunas veces conflictivas (padres alcohólicos,
parados, enfermos…) que unido a su corta edad y algunas malas
compañías puede desembocar en problemas de droga y problemas de
conducta y de integración en el grupo y que proceden de sectores
marginados (Leon y otros,1998; Gutiérrez, 2001). Estos últimos
son los que según Gaybo (2000) predominan en los programas del
País Vasco.
El nivel del alumnado es considerado un problema a la hora de
enseñar porque, aún cuando se pueda enseñar los aspectos básicos
del oficio, el nivel en las materias instrumentales es tan bajo
que, en opinión de los profesores, les va a costar mucho trabajo
encontrar empleo" Que no saben leer, no saben escribir, que no
saben sumar. Si ese es el problema de todos, así no pueden ir a
trabajar a ningún lado por mucho que yo les enseñe madera" .
Por otro lado, las razones que les han llevado a entrar en los
programas son, por este orden: se han presentado a otras
modalidades formativas (Centro de formación Ocupacional) y han
sido rechazados por su nivel tan bajo, se encuentran parados y
en la calle ó han fracaso en el sistema educativo vigente y no
pueden continuar estudios.
b) Que el alumnado pueda acceder a los PGS con 16 años de edad,
cumplidos en el año natural. Asimismo, posibilidad de acceso de
alumnos al PGS cuando exista el riesgo de abandono escolar o
condiciones internas o externas que lo justifiquen, previo
informe razonado del profesorado y del Departamento de
Orientación.
Los participantes en las jornadas de Sevilla y Granada sobre
P.G.S, así como algunos de los trabajos analizados (León y
otros, 1998; Gutiérrez, 2001) incluyen entre sus conclusiones la
necesidad de flexibilizar la edad de acceso para ciertos alumnos
que por sus condiciones no admitan otro tipo de formación (todos
los profesores destacan el valor de experiencias de aulas
ocupacionales y talleres para chicos de 14 a 16 años) y se opte
por el PGS como la opción más conveniente, ya que, por un lado,
hay jóvenes desescolarizados que aún no han cumplido dieciséis
años y que no pueden acceder hasta que tengan esta edad y se
encuentran en la calle si hacer nada y, por otro, hay alumnos
que con menos edad fracasan en la escuela y su permanencia en la
misma no hace más que agravar el problema, siendo después muy
difícil su captación para el programa. No obstante, y como
veremos en el siguiente punto, debemos evitar que los P.G.S.
suponga una opción en la que los tutores puedan almacenar a
todos aquellos que no reúnen los requisitos que ellos piden.
c) Necesidad de cuidar especialmente qué población llega a estos
programas.
Los trabajos analizados son coincidentes en que se debe evitar
el flujo fácil de alumnos con fracaso escolar hacia los PGS, de
forma que se ajusten y apliquen los procedimientos preventivos y
medidas o estrategias educativas para la atención a la
diversidad con mayor rigurosidad, de forma que condicione la
opción del programa (Gutiérrez, 2001) y que se empleen
determinados criterios de selección del alumnado que, según los
profesores, deben ser la adecuación de las características del
alumno- psicológicas y sociológicas- al programa (León y otros,
1998). Sólo con esta criba evitaremos que los P.G.S. no sea un
cajón de sastre en el que chicos que podrían tener fácil cabida
en el sistema, con un mínimo de adecuación y sensibilidad por
parte del profesorado, terminen siendo candidatos a estas otras
vías del sistema.
EN RELACIÓN CON LA ORGANIZACIÓN:
a) El diseño curricular de garantía social debe ser elaborado en
cooperación por los profesores, alumnos, padres y empresarios.
En nuestra comunidad se han implicado en el diseño de los
programas sólo aquellos que se encuentran estrechamente
relacionados con los mismos (profesores -maestros de formación
básica y maestros de taller, personal administrativo y de
gestión de los mismos), no habiéndose tenido en cuenta la
opinión de empresarios , padres y alumnos (León y otros,1999 ;
Gutiérrez, 2001).
Esto puede deberse a que, según los empresarios existe escasa
coordinación entre los centros/instituciones encargadas de
implantar los P.,G.S y las empresas colaboradoras de los mismos.
No obstante, si queremos que estos programas respondan tanto a
las características de los alumnos, como a las demandas
laborales de la zona en la que están implantados en sus diseño
deben intervenir todos los implicados en los mismos
b) Dada la heterogeneidad y complejidad de los grupos, el diseño
de esta enseñanza ha de ser flexible en todos sus componentes.
Los participantes de los P.G.S (Granada, 1995 y 96) consideran
que el diseño curricular, horario, número de alumnos, fechas y
prácticas de empresas deben ser flexibles. En cunato a los
horarios y fechas, de acuerdo con nuestros datos, la duración de
los programas en la práctica ha sido superior en todos los casos
a seis meses, aunque, en opinión de los profesores, este tiempo
debería ser ampliado a un año y medio o dos años; y, si esto no
fuera posible, que por lo menos se tuvieran en cuenta las
características de cada uno de los perfiles ofertados (FEMP Y
CMRE, 1995; León y otros, 1998) o las de los alumnos (Gutiérrez,
2001 y Guerrero, 1997) ya que, entre los problemas señalados por
los profesores que participan en estos programas, cabe destacar
el relacionado con la falta de tiempo o poca duración del
programa porque las tareas que deben ser aprendidas para el
desempeño adecuado de los perfiles del programa no pueden ser
aprendidos en un sólo año. Además, este primer año, sirve al
alumno para ir adaptándose a la dinámica del programa y adquirir
una base del oficio que deberá ser profundizado en un segundo
año. Por otro lado, la existencia de otras modalidades
educativas y/o ocupacionales relacionadas con el aprendizaje
hace que los profesores estimen que no es suficiente el tiempo
de formación recibida por sus alumnos y que, por tanto, no serán
competitivos en el mercado laboral. El tiempo también es
necesario para poder establecer una relación con las empresas
locales a fin de que los alumnos inicien una formación en
alternancia en las mismas.
En cuanto a la posibilidad de prórroga, los profesores estiman
que sólo debe ser concedida por el quipo docente en función de
las necesidades del alumno.
c) Se deben ofertar perfiles que se adapten a las necesidades
laborales de la zona y favorecer la implantación de programas de
distintos perfiles en un mismo Centro.
Según las investigaciones centradas en determinar las claves de
la eficacia de los programas de inserción socio-laboral, la
planificación de un programa de inserción laboral debe basarse
en el conocimiento de las alternativas de trabajo y de las
posibilidades de colocación de la zona en la que se va a
desarrollar. En este sentido, es interesante conocer que, según
nuestro estudio, en Andalucía las empresas que reciben alumnos
para realizar la fase de formación práctica son, principalmente,
privadas (asociaciones, centros de minusválidos…) y están, en su
mayoría, relacionadas con tareas de administración y gestión.
Por otro lado, el perfil que se oferta con un mayor porcentaje
es el de servicios auxiliares de oficina, seguido por el de
operario de instalaciones electrónicas de baja tensión. Existe
un grupo de cinco perfiles (Auxiliar de alojamiento, lencería y
lavandería; Ayudante de cocina; Operario de fabricación e
instalación de muebles modulares; Operario de construcciones
metálicas en aluminio y operario de albañilería) cuyo porcentaje
es sólo del 1.5%. De acuerdo con estos datos podemos afirmar que
los programas ofertados están relacionados con los servicios se
ha tenido en cuenta la demanda de la zona. No obstante, si nos
atenemos a los criterios empelados para la elección del perfil,
según las evaluaciones realizadas (León y otros, 1998;
Gutiérrez, 2001), se hizo atendiendo a las siguientes variables:
a) Concurrencia con el mercado laboral local y expectativas de
empleo y autoempleo
b) Infraestructura de recursos y formativa
c) Existencia de un Ciclo Formativo de Grado Medio en el propio
centro o centro próximos.
Como se puede ver los dos últimos motivos poco tienen que ver
con la posible integración laboral en la zona.
Del mismo modo, y al objeto de evitar la competencia profesional
a la hora de buscar empleo; también, se hace necesario
complementar con un segundo perfil más adecuado aquellas
opciones únicas centradas en trabajos que tradicionalmente han
sido desarrollados por un sexo determinado y, por último, evitar
la implantación excesiva de un mismo perfil profesional
posibilitando en una zona geográfica determinada una gama de
opciones profesionales diversas y suficientes. En aquellos casos
donde se desarrollan Ciclos Formativos, sería conveniente
complementar la oferta educativa de los PGS con otra/s opción/es
profesional/es distantes de la ofrecida por el ciclo (Gutiérrez,
2001).
d) Se deben producir algunos cambios en los elementos
curriculares.
En general, los contenidos ofrecidos en los programas deben
estar más contextualizados y ganar en profundidad ya que éstos
son considerados por los profesores como bastante escasos y poco
profundos y, aunque están muy relacionados con el perfil del
programa, no lo están con la realidad local, produciéndose una
evidente desconexión entre el programa y el contexto en el que
está siendo impartido (León y otros, 1998).
De igual modo, no existe acuerdo entre empresarios y profesores
en relación con las habilidades que deben adquirir los jóvenes
en estos programas, así mientras los empresarios piensan que
éstos deben tener por objeto adquirir habilidades relacionadas
con el trabajo (habilidades profesionales y entrenamiento
profesional), para los profesores serían más importantes las
relativas a las habilidades personales y sociales. Esto nos
lleva a apensar en la necesidad de una puesta en común y un
esclarecimiento de las partes implicadas sobre cuales son
relamente los contenidos que deben ser enseñados en estos
progrmas.
Por otro lado, hemos comprobado que en estos programas se
trabajan también los aspectos relacionados con normas de
comportamiento partiendo de la base de que, en primer lugar, es
necesario crear un ambiente de confianza y de buenas relaciones,
el que permita hacer desaparecer la sensación de rigidez y de
imposición de normas de disciplina, e ir consiguiendo que, poco
a poco, el alumno/a comprenda la necesidad de que existan una
serie de normas esenciales para una buena convivencia. El
alumno/a las debe así asimilar de una forma responsable y no
impuesta. Las normas están especialmente dirigidas a conseguir
un ambiente de trabajo correcto, hábitos, respeto y
colaboración.
La búsqueda de motivación debe ser una de las tareas
fundamentales de estos profesores debido, en parte a las
características peculiares de sus alumnos. Las estrategias
empleadas a este respecto son muy variadas y van desde
establecer una relación muy estrecha y de compañerismo con ellos
hasta mostrarles la necesidad de que aprovechen esta posibilidad
de formación que se les ofrece si quieren hacer algo el día de
mañana.
Parece existir un cierto consenso en cuanto a demandar una
metodología mucho más adaptada y significativa a dichos
colectivos de alumnos, como para que descubran el interés por
hacer, trabajar, mejorar, educarse y sentirse felices y útiles.
Para ello no vale los tradicionales esquemas de escolarización,
por muy endulzados que estén, sino otras propuestas más vivas,
flexibles, realistas y atentas a las necesidades reales de estos
chicos. En este sentido, los agrupamientos de los alumnos deben
ser más flexibles y estar en función de las actividades a
realizar potenciándose el que los alumnos de distintos niveles
estén juntos para que se establezca entre ellos una relación de
colaboración y ayuda. Este tipo de agrupamientos, en opinión de
los propios alumnos, está produciendo efectos positivos, hasta
tal punto que uno de los aspectos que resaltan como más
positivos de los programas es la posibilidad que se les ha
brindado de encontrar nuevos amigos. Las actividades que se
desarrollan en los programas están muy relacionas con los
objetivos planteados.
En cuanto a los medios/materiales que se emplean en las aulas y
talleres son considerados como actuales, conservados,
motivadores y variados, pero no suficientes y, en algunos casos,
no adecuados al perfil.
En la mayoría de los Programas de Garantía Social implantados se
ha llevado a cabo una evaluación inicial del alumno que asiste a
ellos en la que se ha valorado el grado de desarrollo de las
capacidades instrumentales básicas, las destrezas y/o
habilidades relacionadas con el perfil y los conocimientos
relacionados con el mismo. Los instrumentos empleados en esta
evaluación han sido, mayoritariamente, de tipo informal
(análisis de tareas desarrolladas por los alumnos, observación,
entrevista).
En la evaluación continua y final se ha valorado, por este
orden: el grado de integración de los alumnos y su satisfacción
con respecto al programa, la calidad de su trabajo, el nivel de
conocimientos en las capacidades instrumentales y el uso de
herramientas y materiales.
Los profesores, en su mayoría, consideran que en los programas
se debe prever la evaluación tanto de su actuación como del
propio programa.
e) Garantizar las prácticas empresariales a todos los alumnos
del programa.
Las prácticas en empresa son una vía para favorecer la
incorporación de los alumnos al mundo laboral; y ello, al menos,
por tres razones: pueden contribuir a la socialización en el
mundo del trabajo, favorecer la contratación por parte de las
empresas y completar la formación profesional y técnica que
reciben en los centros de F.P. Aun cuando las
prácticas/formación en empresa es un factor determinante de la
calidad formativa de los alumnos y les facilita su inserción
laboral, no en todos los P.G.S implantados en la actualidad
existe esta fase (León y otros, 1998; Gutiérrez, 2001), por
tanto, la Administración debe exigir la realización de las
mismas.
Más de la mitad de los profesores piensan que el principal
obstáculo con el que se encuentran los centros en la fase de
formación en empresas de sus alumnos es la de encontrar empresas
que quieran colaborar en la misma. No obstante, cabe resaltar
que cuando estas deciden colaborar, la coordinación con el
programa es considerada por los profesores como adecuada y los
empresarios muestran interés por la formación de los alumnos.
Pero, para que esta fase se desarrolle de forma adecuada
coinciden en destacar como necesario la existencia de un
contacto directo con las empresas y que se cumplan una serie de
condiciones: contacto directo del centro/institución con la
empresa (programación conjunta) y correspondencia del trabajo
desempeñado con la formación teórica recibida,
Por otro lado, las principales dificultades que encuentran los
empresarios para llevar a cabo la formación en empresas son, por
este orden: 1) la descoordinación del calendario escolar con el
profesional; 2) el puesto desempeñado requiere capacidades que
el alumno no posee y 3) la actitud del alumno hacia el trabajo.
Por lo que respecta al primer aspecto los participantes en los
programas (Granada, 1995,1996) concluyen que debe contemplarse
la posibilidad de realizar las prácticas formativas en empresas
durante el tercer trimestre del curso. No existe consenso en
cuanto al horario de las mismas porque, mientras que los
empresarios señalan que en la actualidad los alumnos están
haciendo prácticas en su empresa media jornada, todos los días,
alternando con formación teórica, pero que deberían estar la
jornada completa, todos los días (León y otros, 1998), los
docentes creen conveniente realizarlas en horario de mañana
porque: posibilidad de realizar las prácticas en centros
oficiales, más asequibles por su cercanía al ciudadano y por la
variedad de actividades que se pueden desarrollar, al no ser
alumnos de Ciclo Formativo tienen mayores dificultades de
encontrar empresas, - como ya hemos comentado con anterioridad-
dada la escasa competencia profesional que les acompaña y porque
el seguimiento y tutorización se realiza de forma más
conveniente (Gutiérrez, 2001). En cuanto al segundo y tercer
aspecto, los empresarios opinan que estos programas deberían
formar para las siguientes habilidades/capacidades: habilidades
laborales, entrenamiento profesional y habilidades sociales
(asistencia, puntualidad, buena educación, disciplina personal,
capacidad de relación con el público y calidad del producto).
En Andalucía el número de empresas privadas que reciben alumnos
para realizar la fase de formación práctica es dos veces mayor
que el de empresas públicas. Estas empresas están relacionadas,
en su mayoría, con tareas de administración y gestión y tienen
en formación entre uno y tres alumnos.
f) La Administración debe promover medidas que favorezcan el
conocimiento sobre las características del programa a padres,
empresarios, alumnos y demás profesores.
Existe un gran desconocimiento por parte de los demás
compañeros, padres, profesores y sociedad en general en cuanto a
los objetivos, realidades y posibilidades de estos programas...
Por lo que se producen situaciones variopintas en cuanto a
comentarios, actitudes, prejuicios... sobre los mismos. En este
sentido, aún no ha calado la idea de que por vías alternativas,
por caminos distintos y con personal también diverso, se pueden
alcanzar objetivos educativos e inserción laboral y profesional.
Por otro lado, en opinión de los empresarios, las principales
dificultades para que los alumnos sean contratados por las
empresas están relacionadas con su desconocimiento sobre estos
programas y la situación desfavorable del mercado de trabajo,
les sigue con el 56% de los empresarios el que se traten de
alumnos con problemáticas personales y sociales (León y otros,
1998). Esto nos lleva a afianzarnos en la idea de la necesidad
de aumentar el conocimiento de este colectivo en relación con
los P.G.S.
CON RESPECTO A LAS FINALIDADES DE LOS PROGRAMAS
a) Sería necesario potenciar el acceso de estos alumnos a los
Ciclos Formativos de Grado Medio.
Según los estudios analizados es muy grande el número de
profesores/as que señalan que el porcentaje de alumnos/as que
han terminado el programa y que han continuado estudios oscila
entre el 0% y el 10%. Cuando intentamos profundizar en las
causas de este hecho observamos que no se debe a que los alumnos
no hayan mejorado desde el punto de vista académico (la
información proporcionado por los estudios de caso que hemos
realizado en nuestra evaluación nos permite decir que dentro de
los contenidos instrumentales los alumnos/as han progresado
adquiriendo los contenidos básicos: dominio básico de la
lectura, unas operaciones básicas de matemáticas, un
conocimiento del cuerpo y unos principios básicos de salud y
sociedad) sino porque, en opinión de los participantes de los
programas (Granada 1995,1996), es necesario que se establezcan
nuevos procedimientos o mecanismos para facilitar la promoción
del alumno con merecimiento hacia los Ciclos Formativos de Grado
Medio; en este sentido, es necesario la participación de los
docentes como conocedores de las potencialidades de los alumnos
en dichos procedimientos, sería aconsejable que se contemple, en
las oportunas normas de escolarización, la preferencia para el
alumnado procedente de PGS y, una vez superada la prueba
correspondiente, ocupar las plazas convocadas (Gutiérrez, 2001).
b) Se debe fomentar a puesta en práctica de medidas que
posibiliten la contratación del alumnado
En la actualidad, los profesores que imparten docencia en los
Programas de Garantía Social consideran bastante adecuados los
objetivos planteados para esta modalidad por la legislación
vigente, pero siguen viéndolos más como una continuidad de la
educación básica del alumno que como una vía de aprendizaje de
un oficio y/o de inserción social, ésta, puede ser una de las
razones de porqué la mayoría de los programas no tiene previstas
un conjunto de medidas que favorezca la contracción de sus
alumnos.
Según los datos de nuestro trabajo (León y otros, 1998) la
inserción laboral no se ha cumplido ya que el número de alumnos
contratados una vez finalizado el programa, en opinión de los
profesores, es inferior al 20%. Las razones aducidas por los
profesores en torno a la ausencia de contrataciones de sus
alumnos una vez finalizado el programa se encuentran
relacionadas con los empresarios y los problemas del mercado
laboral (desconocimiento de los empresarios, situación
desfavorable por la que pasan las empresas) y sólo un porcentaje
muy reducido de profesores consideran que los motivos de esta
falta de contratación están relacionados con los alumnos (edad,
prejuicios sobre las capacidades de los mismos. Otros trabajos (FEMP
y CERM, 1995) destacan entre las razones de la ausencia de
contratación las deficiencias que presentan algunos jóvenes que
le impedían realizar algunas de las tareas requeridas en el
puesto de trabajo.
Por su parte, los empresarios opinan que son aspectos
determinantes de la contratación, por este orden: 1) poseer
conocimientos/habilidades sobre el puesto de trabajo, haber
realizado las prácticas en su empresa, disponibilidad y
establecer unas adecuadas relaciones personales.
Algunas de las medidas para ayudar al alumno a encontrar empleo
están relacionadas, básicamente, con el asesoramiento personal,
aunque, según los profesores deberán ser, además de reciclaje
profesional de asesoramiento jurídico-profesional. Entre ellas
podría mos destacar:
a) Regular de forma específica para los PGS las prácticas en
Centros de trabajo adecuándose a la singularidad y
condicionantes ya comentados, así como establecer que
estrategias oficiales de colaboración con empresas y empresarios
de forma que facilite a los centros y organismos dicha
actividad. Del mismo modo, exigir mayor implicación de los
Centros educativos en estas prácticas, propiciando la
elaboración de programas de inserción laboral (Gutiérrez, 2001)
b) Petición de seguimiento para los/as alumnos/as que finalizan
los PGS por parte de los Observadores de los Cursos de Formación
Profesional ocupacional de la Consejería de Trabajo (inserción
Laboral y Educativa). En este sentido, nuestrso datos (León y
otros, 1998) confirman la casi inexistencia de un seguimiento,
así comprobamos que menos del 25% de los profesores de la
muestra opinan que es sus programas se ha llevado a cabo algún
tipo de seguimiento de los alumnos (llamadas telefónicas,
contacto directo con el empresario…) que han finalizado el
programa, siendo la frecuencia del mismo mensual o, en la
mayoría de los casos, sin ninguna cadencia sino "cada vez que se
presenta la oportunidad". De igual modo, el apoyo de los alumnos
una vez que son contratados, también es muy escaso (menos del
20.5% de los profesores resaltan que se da) y suele ser de tipo
orientación profesional y/o laboral. El 60% de los empresarios
afirman que el centro ha llevado a cabo algún tipo de
seguimiento el cual se ha materializado en visitas a las
empresas del algún profesor del centro escolar o institución
(40%) o en llamadas telefónicas (28%).
c) Se debe dar gran importancia de la acción tutorial y a
orientación laboral
Puesto que sumimos que una de las principales finalidades del
los programas es conseguir "la reconstrucción del joven" que
forma parte de los mismos, debemos hacer especial énfasis en la
importancia de la tutoría y de la orientación laboral como ejes
básicos para la adecuación del programa al desarrollo personal,
social y laboral del alumno. En este sentido, los participantes
de los programas (Sevilla, 1995 y Granada 1995 y1996) solicitan
mayor implicación del Departamento de Orientación en la dinámica
de los P.G.S (canalización de alumnado, informes
psicopedagógicos, Formación y Orientación Laboral, Consejo
Orientador, seguimientos, etc.).
Por otro lado, En la mayor parte de las experiencias estudiadas
se destaca la validez de la función tutorial para que estos
chicos encuentren adaptación personal, social y profesional. Es
más importante el rescatarlos como personas educables y
productivas socialmente que el tener unos conocimientos -que
llegan como añadido recurrente y como herramientas útiles, a su
tiempo-. Pese a ello, parece que estos programas, especialmente
los escolarizados en institutos, parecen orientarse más a
reinsertar en el sistema que a buscar una integración laboral.
Mientras que en las demás ofertas parece apuntarse como más
importante esta segunda vertiente. Eso sí, en ambos casos se
destaca ese aprender haciendo, desde una pedagogía del éxito y
del ocio, sin renunciar ni un ápice a la responsabilidad y el
esfuerzo, pero desde la motivación, el apoyo y la cercanía
humana... Los alumnos pueden y consiguen cosas impensables para
ellos, siempre que se cumplan unas condiciones mínimas para
ello. Al tiempo que descubren que los profesores son personas,
que el trabajo puede ser interesante y motivante, que la escuela
puede servir para mucho más que para aburrirse, que las
instrumentales son herramientas al servicio de sus objetivos...
En definitiva, la importancia de los objetivos encaminados al
aprendizaje del oficio es similar a la de aquellos que permiten
que el alumno aprenda a comportarse y a desarrollarse como
persona. Tampoco se olvidan de aquellos que preparan al alumno
para la adquisición de habilidades o hábitos de trabajo como
búsqueda de empleo, relaciones con los miembros de la empresa,
realización de encargos…. Y aquellos que les permiten aumentar
sus expectativas, responsabilidad y autoestima...
Se trata de "favorecer acciones socio educativas específicas
para la atención de jóvenes más desfavorecidos, con el fin de
favorecer el cambio personal y social necesario para rehacer los
vínculos sociales rotos entre ambas partes (Gaybo, 2000, 97). En
este sentido, la propia autora concluye en su trabajo que estos
programas son eficaces para la mejora del autoconcepto general
de los jóvenes más desfavorecidos o en riesgo de exclusión
social, para la mejora de su proceso de comunicación
interpersonal y para el desarrollo de la inteligencia racional.
EN RELACIÓN CON LA INFRAESTRUCTURA Y APORTACIÓN ECONÓMICA
a) Dotar a la implantación y desarrollo de los mismos con
criterios de ingreso de equipamiento y dotación económica
similares a los que se mantienen con el resto de los niveles de
enseñanza profesional. Significa, por tanto, comenzar a impartir
PGS con dotación especifica de material y con los gastos de
funcionamiento cubiertos, evitando su puesta en marcha a partir
de los restos de antiguas profesiones.
Otro de los problemas más acuciantes que ha sido manifestado por
los implicados en los programas se encuentra relacionado con la
necesidad de dotación de presupuestos específicos anuales y con
las malas condiciones de las instalaciones, sobre todo en
aquellos programas que están siendo implantados en asociaciones
y ayuntamientos, con las que se cuentan. La falta de
instalaciones propias, y no diseñadas para las características
de los programas que se van a impartir, pueden ser la causa de
que en las existentes no se cumplan las condiciones mínimas para
poder enseñar y trabajar de manera adecuada, resultando, en
algunos casos, peligroso para los alumnos. Como afirma uno de
estos profesores, "…ahora viene el problema: ojalá tuviéramos
una instalación para nosotros, y no que está en el mismo sitio
carpintería, cerámica, ..., como por ejemplo pasa en la
escuela-taller que hay aquí, que abajo están los talleres y
arriba está lo de las clases..".
Por todas esta razones se ve conveniente que se establezcan
procesos de adecuación según las variables estudiadas sobre las
dotaciones económicas y recursos que son destinados a potenciar
los PGS. Del mismo modo, se hace necesario informar de forma
expresa a los centros de cual es la finalidad de dicha dotación,
así como ampliar la oferta de subvenciones y/o convenios con los
organismos públicos y privados para conseguir mayor
colaboración, al objeto de propiciar e incrementar iniciativas
en la promoción de empleo e inserción laboral (Gutiérrez, 2001).
Para la dotación de recursos económicos se debería tener en
cuenta: gasto que suponga el perfil que se desarrolle, número de
alumnos y prácticas que realizan (Gutiérrez, 2001).
No queremos terminar sin destacar que aunque aquí se han
señalado algunas propuestas de mejora para los P.G.S , todos los
trabajos analizados, así como los participantes de los programas
destacan en general la valoración positiva en cuento a la
formación global que ofrece el programa y en los cambios
actitudinales, aptitudinales y de comportamiento que se produce
en los alumnos.
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