Origen de los componentes y concentración en los fluidos mineralizantes. Reacción con las rocas encajantes

 

 

El vulcanismo submarino que se produce en las dorsales centro-oceánicas y el hidrotermalismo asociado son responsables de la deposición de metales básicos en la corteza oceánica y de su alteración. Este proceso conlleva la hidratación de las rocas que constituyen la corteza en formación y la incorporación a ella de elementos tomados del agua marina, tales como azufre (en forma de sulfato) o cloro. La posterior deposición de sedimentos también incorpora a la corteza metales diversos, e igualmente atrapa agua marina.

 

Durante el proceso de subducción (ver Hedenquist y Lowenstern, 1994) se produce la deshidratación de los sedimentos oceánicos incorporados y de las rocas hidratadas de la placa subducente (Figura 23). La liberación de agua durante este proceso metamórfico es la responsable de la fusión parcial del manto suprayacente a la zona de Wadati-Benioff (Stolper y Newman, 1994).

 

Seguidamente, los magmas producidos por dicho mecanismo empiezan a ascender a través del manto, primero, y de la corteza, después, diferenciándose e interaccionando de diversas formas con las rocas encajantes.

 

Por lo tanto, hay una gran variedad de posibles fuentes de los componentes (metales, agua, halógenos, volátiles, sulfato, etc.) que luego serán fundamentales para la deposición mineral en la corteza continental (depósitos metalíferos en pórfidos, skarns, depósitos mesotermales, epitermales, etc.), incluyendo el agua marina, la corteza oceánica subducida y sus sedimentos, el manto y la propia corteza continental.

 

Los fluidos magmáticos derivados de cuerpos intrusivos someros relacionados con la formación de depósitos epitermales (AS, SI o BS) experimentan en profundidad una desmezcla (Hedenquist y Lowenstern, 1994; Gammons y Williams-Jones, 1997), durante la cual gran parte del agua y del H2S migran a la fase vapor. Éste, al enfriarse, se recondensa en forma de aguas de naturaleza mixta magmática-meteórica, ricas en H2S y, en consecuencia, con un alto potencial de disolución y removilización de cantidades significativas de oro en forma de complejos tiosulfurados (Gammons y Williams-Jones, 1997).

 

Los fluidos resultantes originan depósitos de AS, SI o BS (ver Figura 24) en la parte superior de la corteza, según la capacidad de tamponamiento del pH por parte de las rocas encajantes.

 

En el caso de los de BS y SI se asume una “neutralización primaria” durante la migración de los fluidos a través de la corteza, ya sea que dichos fluidos sean derivados de cuerpos intrusivos someros o profundos (Hedenquist y Lowenstern, 1994). Esta neutralización se traduce en las rocas encajantes como alteraciones de varios tipos, incluyendo el tipo ácido-sulfato. Por lo tanto, resulta lógico pensar que al menos una cierta parte de los componentes químicos de dichos fluidos provienen de la lixiviación del encajante. Como se verá más adelante, este hecho puede comprobarse mediante el estudio de la composición isotópica de algunos elementos, como el plomo (Hayba et al., 1985).

 

Pregunta: ¿Qué proceso sufren los fluidos magmáticos que aumenta su capacidad para removilizar oro?

 

 

Bibliografía fuente:

Camprubí & Albinson (2006)