Los sistemas de clasificación
de Armen Takhtajan y Arthur Cronquist, coincidentes en muchos aspectos, han
inspirado la mayoría de las ordenaciones sistemáticas de los últimos
25 años. Estos sistemas, basados en la ordenación de los vegetales
a partir de caracteres, sobre todo morfológicos, tratan de establecer
una clasificación que refleje, a la vez, las relaciones filogenéticas
y el parecido morfológico. El problema es que esto se realiza sin un
método formalizado y por tanto de manera arbitraria. Los sistemas de
clasificación que se obtienen son aparentemente muy coherentes pero en
realidad no reflejan las verdaderas relaciones filogenéticas. En la actualidad
los sistemas basados en principios cladísticos
están desplazando a los sistemas basados en las agrupaciones
morfológicas.