R.J. DI PIETRO
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ROBERT J. DI PIETRO Y LA LINGÜÍSTICA DE CONTRASTES

Luis Quereda Rodríguez-Navarro 

 

                What is compared in language depends on how the investigator conceives of language. The general theory of language determines the methods, form, and goals of contrastive studies. With the changing theory contrastive analysis ought to change, providing the new theory is of higher scientific value than the old one. (Lipinska, 1975:46). 

            Esta comunicación pretende ser una pequeña contribución a la historia de la lingüística de contrastes, área en la que Di Pietro tuvo un papel importante y refleja el paso de la lingüística de contrastes estructuralista a una lingüística de contrastes dominada por los presupuestos generativistas. 

            A la hora de enfrentarnos con la metodología de la lingüística de contrastes son dos las preguntas que debemos intentar contestar: ¿qué tipo de análisis debemos hacer? Y )cómo hacerlos? Estas dos cuestiones, a simple vista sencillas, son tan complejas que, a pesar de que de ellas dependa la propia existencia de la lingüística de contrastes, difícilmente van a tener respuesta definitiva. 

            La primera pregunta puede tener muchas respuestas, que dependen, en primer lugar, de los objetivos que queramos cubrir: según los objetivos, así será el tipo de análisis. En segundo lugar, también dependerá del modelo de descripción que se quiera utilizar. La escuela estructuralista no tiene la misma concepción de la lengua que la generativista,  ni ésta la misma que la integracionista. Al no tener la misma concepción, el análisis ha de ser necesariamente distinto. 

            En la segunda pregunta, además de estos dos condicionamientos, entra en juego otro más, sin duda, el más difícil de resolver: el carácter complejo de la lengua. Si la lingüística actualmente no ha conseguido proporcionarnos un modelo capaz de describir las relaciones existentes entre todos y cada uno de los elementos de una lengua, )qué se puede decir cuando lo que se pretende no es sino la descripción de dos, o más, lenguas, y, además, desde un punto de vista contrastivo? 

            La polémica sobre la elección de un modelo, que en los años setenta se polarizó en la dicotomía estructuralismo / gramática generativa ha sido posible gracias a las distintas aplicaciones de la lingüística de contrastes. Así, los lingüistas que eligieron un modelo estructuralista defendieron su postura en base a su objetivo final, la enseñanza de lenguas. Puesto que su interés es la enseñanza de lenguas, un análisis de la estructura superficial de la lengua es mucho más rentable que cualquier intento de comparación de estructuras profundas abstractas: 

                The contrasts that the learner can profit from lie pretty close to the surface. (Ivir, 1971:163). 

                When deep structure is so deep that all languages are very much alike depth equals triviality, for practical pedogogical purposes. (Twaddell, 1968:198). 

            De acuerdo con los lingüistas estructuralistas, cuanto más teórica sea la orientación del modelo, más fácilmente nos alejaremos de los objetivos prácticos que impulsaron la realización de la comparación. Cuanto más sofisticado sea el marco teórico, más difícil será convertir los resultados de la investigación en materiales apropiados para la enseñanza. 

            König (1971:143), que defiende la aproximación generativa, reconoce hasta qué punto los objetivos marcan la elección de modelo, cuando afirma: 

                Whether or not one is prepared to adopt a transformational approach will probably depend ultimately on how quickly one has to present practical results and for which level of language instruction these results are envisaged. 

            Por el contrario, los partidarios de la utilización de un modelo generativo han utilizado lo que ellos creen que es el objetivo último de la lingüística de contrastes, la creación de un modelo teórico de la comparación para rechazar las aproximaciones estructuralistas, ya que consideran que un modelo taxonómico es incapaz de explicar y de analizar muchos aspectos del contraste de dos lenguas. Según ellos, el análisis estructural falla siempre que no exista un claro paralelísmo entre los sistemas de las lenguas en comparación. Evidentemente, puede que no existan grandes problemas al contrastar la estructura inglesa Where have you been? con la estructura española )Dónde has estado?, pero le será muy difícil comparar esa misma estructura inglesa con la española )De dónde vienes?, a pesar de que sea esta segunda estructura un equivalente semántica y funcionalmente más adecuado. Al no poder analizar aspectos de las estructuras profundas de estos sistemas, los análisis se tienen que reducir a una búsqueda de expresiones equivalentes que puedan considerarse similares. En cualquier ciencia, la observación sistemática es sólo posible dentro de un marco teórico explícito. Si la lingüística de contrastes se define, por regla general, como un método que es capaz de establecer explícitamente las diferencias y las semejanzas entre dos o más lenguas, el único modo de hacerlo es comparar la estructura profunda común a las lenguas y estudiar como éstas se van diferenciando hasta convertirse en unas estructuras superficiales distintas. Si se llega a hacer una formulación de estos fenómenos, tendremos una teoría general del funcionamiento de las lenguas. 

            Entre los años cincuenta y sesenta la lingüística de contrastes en Estados Unidos[1] tuvo una orientación claramente estructuralista. La génesis del English Language Institute de la Universidad de Michigan, del que formaron parte Fries, Lado, Marckwardt, y Catford, es fundamental para esta parte de la historia de la lingüística de contrastes, ya que junto con el Center for Applied Linguistics, va a ser el centro impulsor de estos estudios. A finales de los 60, sin embargo, los principios de la lingüística de contrastes son puestos en duda por muchos lingüistas. Entre los primeros en criticarla se encuentran Wolfe (1967), Corder (1967), y Ritchie (1967); más tarde fueron Newmark y Reibel (1968), Catford (1968), y Hamp (1968). Estas palabras de Wardhaugh (1974:186) pueden servir para resumir cual era el sentimiento general hacia la lingüística de contrastes en aquellos momentos: 

                A decade or so ago Contrastive Analysis was still a fairly new and exciting idea apparently holding great promise for teaching and curriculum construction. Now, one is not so sure ... The Contrastive Analysis hypothesis has not proved to be workable, at least not in the strong version in which it was originally expressed. 

            Así que no es de extrañar que durante los días 15 y 16 de marzo de 1968 se celebre en Washington un congreso cuyo único tema de discusión es Contrastive Linguistics and its pedagogical implications, en el cual se pone de manifiesto las dudas de los gramáticos generativistas ante las posibilidades de la lingüística de contrastes. 

            El origen de estas críticas es diverso, aunque, por norma general, todos coinciden en varios presupuestos. El más generalizado viene dado por el cambio producido en la lingüística americana después de las propuestas de Chomsky del 65. Hasta este momento, prácticamente todas las investigaciones llevadas a cabo por la lingüística de contrastes seguían una metodología estructuralista. Si el estructuralismo, a la vista de los presupuestos teóricos generativistas, no eran válidos, tampoco podía ser válida cualquier manifestación que de él surgiera. La situación la resume Svartvik (1973:7) perfectamente: 

                The onslaught of transformational theory naturally shook many people's belief in the structuralist approach and, in its wake, such applications of it as contrastive linguistics. 

            Por lo tanto, no fue realmente los presupuestos de la lingüística de contrastes los que se pusieron en duda, sino los presupuestos estructuralistas que la soportaban y, en consecuencia, el enfoque que esta disciplina había tomado. Los estructuralistas americanos (Fries, Lado, etc.), de una manera un tanto ingenua y apriorística, quisieron separarse de todo lo que estuviera relacionado en primer lugar con la lingüística teórica comparada y en segundo lugar con todo lo que tuviera que ver con las teorías sobre el bilingüísmo y lenguas en contacto (Haugen y Weinreich), ya que esta investigaciones tenían un carácter más sociolingüístico que el que para sí querían los promotores de la lingüística de contrastes. Esto, sin duda, fue un grave error, ya que conforme se fueron haciendo comparaciones y la lingüística de contrastes fue desarrollándose, se empezó a ver la ausencia de un marco teórico en el que encuadrar estos contrastes, la necesidad de un modelo para hacer dichas comparaciones.[2] La crisis de la lingüística de contrastes a finales de los sesenta fue la crisis de la superación del modelo estructuralista, o mejor dicho, la búsqueda de un nuevo modelo que en la lingüística americana no podía ser otro que un modelo de corte generativista. 

            El primer intento de usar un modelo generativista en la comparación de lenguas fue propuesto por Z. Harris. Harris hizo un intento de modelo comparativo en su Transfer grammar (1954). El modelo de Harris influyó de alguna manera en el propio Di Pietro. El modelo de Harris establece un conjunto común de estructuras para las dos, o más, lenguas contrastadas, y un conjunto de reglas de transferencia de una estructura dada en la lengua materna a una estructura, diferente pero equivalente, en la lengua de llegada. El propio Di Pietro (1976:11) resume la formula de Harris de la siguiente manera:  

            RLm + (RLll - RLm) = RLll 

es decir, las reglas de la lengua de llegada se obtienen mediante la suma de las reglas de la lengua materna y las reglas de la lengua de llegada que no se encuentren en la lengua materna. En esta formulación se haya implícita la idea de que existen reglas que son compartidas por ambas lenguas, que las lenguas tienen una base común, idea claramente relacionada con la hipótesis de los universales lingüísticos que los gramáticos generativistas iban posteriormente a defender. En este sentido, Di Pietro (1976:4) es claro: 

                The supposition that human languages all share a number of essential features is crucial to achieving a level of adequacy in CA. If there were no such sharing of both a general framework and a number of grammatical processes, there would be no point of departure for the contrastive statements to be made. 

            La teoría de que las lenguas tienen una base común va a ser una idea fundamental en la lingüística de contrastes que van a desarrollar autores como Klima (1962), Moulton (1968:28), Lado (1968:125) o el mismo Di Pietro (1968:68), entre otros. Esta base común puede interpretarse bien formalmente (Schachter, 1960), semánticamente (Kufner, 1962; Stockwell, Bowen y Martin, 1965) o psicológicamente (Selinker, 1972). Aunque los conceptos propuestos por Harris calaron pronto y profundamente en la lingüística de contrastes, sin embargo, la propuesta de Harris de una transfer grammar no fue seguida por nadie, si exceptuamos a Dingwall (1966). 

            Naturalmente los primeros modelos generativistas aplicados a la lingüística de contrastes fueron modelos que seguían el modelo estándar que preconizaba el predominio del componente sintáctico sobre el componente semántico y fonológico. El estudio contrastivo de Stockwell et al. (1965), por ejemplo, está basado en el modelo propuesto por Klima (1962), que, según el propio Stockwell (1968:23), era el más adecuado para la lingüística de contrastes ya que: 

                [It] highlights the deep-structure similarity of the two languages and traces the steps in parallel transformational derivations which differentiate the surface structures of comparable constructions. 

            Con el auge de la lingüística generativa aparecen muchos trabajos (ver, por ejemplo Dingwall, 1964; Schachter, 1965, Wyatt, 1966 y 1967; Di Pietro, 1968; Marton, 1968; James, 1969; etc.) en los que, de una manera u otra, se emparentaban la lingüística de contrastes y la gramática generativa. Estos trabajos proclaman las posibilidades del modelo generativo a la hora de la comparación de dos o más lenguas. Como acabamos de decir, estos primeros trabajos siguen el modelo propuesto por Chomsky, pero, poco a poco, surgen voces discordantes y aparecen modelos de base semántica siguiendo el modelo de Fillmore (Di Pietro, 1976; Corder, 1973:243 y ss; Marton, 1974; Dirven, 1976; Boas, 1977; etc.) o el modelo de la semántica generativa (Krzeszowsky, 1979).  

            El modelo chomskiano fue pronto rechazado como modelo aplicable a la lingüística de contrastes. Corder (1973:233 y ss) demuestra la imposibilidad de tal modelo, puesto que, siguiendo los postulados de Chomsky (1965), tendría que ser el componente sintáctico profundo el nivel ideal donde se tendría que desarrollar la comparación. Sin embargo, es fácil demostrar que las gramáticas profundas de las lenguas no son idénticas y por tanto: 

                They cannot adequately serve, therefore, as a basis for applied linguistic comparisons. (Corder: 1973:243). 

Ante esta situación, sólo queda una salida: lo que es universal es la estructura semántica de las lenguas. De aquí la necesidad de proponer un modelo para la lingüística de contrastes de base semántica. 

            Y es eso precisamente lo que va a hacer Di Pietro. El modelo que va a proponer Di Pietro (1976) se basa en una versión modificada de la gramática de casos propuesta por Fillmore (1968), aunque como el propio Di Pietro (1976:39) reconoce, el modelo es, en realidad, el resultado de la fusión de las teorías de Katz y Fodor (1963), Chomsky y Halle (1968), Fillmore (1968) y Bach (1964). El modelo de Di Pietro difiere del de Chomsky (1965) en que las categorías de la estructura profunda que luego se realizan como NP no están ordenadas en el modelo de Di Pietro (1976:59) en ningún orden, ni lineal ni jerárquico, cosa que sí ocurre con las categorías de la estructura profunda en Chomsky. Del de Fillmore difiere en que, además de las categorías de S(entence), M(odality), P(roposition) y C(ase), el modelo de Di Pietro incluye como categorías universales libres, o como el prefiere llamarlas, como syntactic primes, a las categorías Name y Verboid

            El modelo de Di Pietro es multidimensional. Sin embargo, en él todavía el componente básico es la sintaxis, mientras que el componente morfofonológico, al igual que el componente semántico, se convierten en componentes interpretativos. Di Pietro considera al componente sintáctico básico en el sentido de que es este componente el que provee el nódulo inicial S(entence) y es a partir de él donde se generan todas las derivaciones. La salida (output) del componente sintáctico entra en el componente semántico, que interpreta las estructuras generadas por el componente sintáctico, proporcionando de esta manera la entrada (input) al componente fonológico, que es el que se encarga de las realizaciones más superficiales de las oraciones.  

            La dimensión estructura profunda-estructura superficial divide el modelo en dos partes. El componente semántico y parte del sintáctico pertenecen a la estructura profunda; la otra parte del componente sintáctico y el componente fonológico pertenecen a la estructura superficial. Así pues, el modelo de Di Pietro es multidimensional, ya que cumple estas tres características: (a) tiene componentes independientes, (b) tiene distintos niveles de estructura y (c) es generativo, o lo que es lo mismo, se formula mediante reglas que predicen todas las oraciones posibles de una lengua. La representación gráfica del modelo de Di Pietro es la siguiente: 

                                           

 

               ┌───────────────────────┐    

                                           

               │ COMPONENTE SEMANTICO  │───────────┐

                                                  

               └───────────────────────┘         

                                                   ?

                                                  ┌─┐

                                                 │ │

                 e. profunda                  ┌──<│1│

                                                  │ │

                              ┌ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ┘ │   └─┘

                                                   

               ┌──────────────┴────────┐         

                                                  

               │ COMPONENTE SINTACTICO │──────┘   

                                                  

               └──────────────┬────────┘              < SALIDA

                                                   ?  

          ┌ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ─ ┘                   ┌─┐ 

                                                  │ │ 

                          e. superficial          │2│──┘

                                                 │ │

                                                  └─┘

                                                   >

              ┌───────────────────────┐          

                                                

               │ COMPONENTE FONOLOGICO │───────────┘

                                    

               └───────────────────────┘

 

         

 

            A la hora de realizar el modelo, Di Pietro parte de la oración: 

                The sentence ... is a convenient abstraction to make of human language because it enables us to discuss a good deal of how man puts his thoughts together. Upon investigating the paticulars of sentence, we find that other units and rules of syntactic arrangement suggest themeselves. (Di Pietro, 1976:53). 

                ... The sentence stands as the most encompassing of all syntactic primes ... The sentence remains the largest workable unit. (Di Pietro, 1976:54).

            La Oración consta de Modalidad, que al igual que en Fillmore cubre la negación, el aspecto, el tiempo, el modo, etc. y de Proposición, que consta de Verboid, categoría que describe las relaciones entre los Nombres (Names), y las categorías de Caso, que al igual que las de Fillmore pueden ser Agente, Dativo, Locativo, Factitivo y otras que pueden ser añadidas a este inventario. Las categorías de Caso, a su vez, constan de un Marcador de Caso y de un Nombre, unidad que se refiere a la propiedad de las lenguas humanas por la que se clasifican las nociones y los objetos. Así que Di Pietro repite el marco de Fillmore que también describió Longacre (1965) en su comparación de esta concepción de la Oración con una representación teatral, en la que la Modalidad es el escenario, la Proposición es el argumento de la obra, el Verboid es la acción de dicho argumento, acción que involucra a los Nombres (Names) como autores de dicha representación, en la que no falta el apuntador, que está representado por los marcadores de caso, ya que éstos ayudan a especificar el papel que cada Nombre representa. 

            Di Pietro (1976) dedica un capítulo entero de su libro a la estructura del léxico. En el léxico del modelo de Di Pietro las entradas se caracterizan por matrices de rasgos semánticos como (" humano), (" concreto), (" animal), etc. Según él, cada lengua hace uso de un conjunto específico de estos rasgos, que deben ser descubiertos por el lingüista usando la técnica de "decompositional contexts", proceso de descomposición del significado. 

            Una vez propuesto el modelo, Di Pietro sugiere tres distintos pasos para poderlo aplicar al contraste de dos lenguas. En primer lugar, debemos establecer las diferencias de las dos lenguas comparadas a través de lo que Di Pietro llama surface features (la flexión del plural en inglés, por ejemplo, sería un rasgo superficial). Estas diferencias pueden variar desde la ausencia total del rasgo en una de las dos lenguas hasta que las dos lenguas compartan ciertos rasgos parciales. El segundo paso consiste en postular los universales que subyacen debajo de esas estructuras superficiales (en el caso de la flexión del plural, la categoría de Número). Por último, tendremos que formular las reglas de realización que relacionan la estructura profunda con la estructura superficial. No tendremos que formular un conjunto de reglas de realización para cada lengua. Puesto que nuestro interés es contrastivo, sólo se deberán especificar aquellas reglas que no comparten ambas lenguas. 

            Evidentemente, el modelo de Di Pietro no puede defenderse hoy tal y como él lo propuso. Conociendo como él conocía el período de ebullición que la lingüística americana vivía, el mismo adelanta en su libro la posibilidad de nuevas revisiones: 

                Keep in mind, however, that the organization presented herein is not universally accepted by theorists. Indeed, arguments rage overpractically every specific. Semantics, especially, is open to debate. Our only claim is that the design allows for the identification and explanation of contrasts between languages. While those contrasts which we discuss appear to be fundamental ones, there is no guarantee that revisions of the design will not allow for the expression of even more basic contrasts. (Di Pietro, 1976:39). 

            Pero, a pesar de esto, claramente se puede decir que la contribución de Di Pietro al campo de la lingüística de contrastes fue importante y que su labor contribuyó a la reformulación de la lingüística de contrastes estructuralista, que desgraciadamente no estaba ofreciendo las soluciones que su propuesta inicial había prometido. En este sentido, Di Pietro se dio cuenta de la importancia del componente semántico, aunque dado el estado de la lingüística en aquel momento, no le dio la preponderancia que por supuesto le hubiera dado de haberse enfrentado al mismo problema en nuestros días. Di Pietro contribuyó de alguna manera al cambio de orientación de la lingüística de contrastes, que de plantearse como una serie de técnicas para su aplicación en la enseñanza pasó a ser una parte de la lingüística que no sólo se debía de ocupar del problema de errores y su aplicación en la enseñanza de lenguas, sino que empezó a considerarse como una parte fundamental de la lingüística general en su intento de elaborar una teoría del lenguaje basada en el descubrimiento y estudio de los universales lingüísticos; una parte importante de la lingüística que podría contribuir en el estudio del cambio diacrónico y del cambio dialectal, y quizás lo más importante una parte de la lingüística que debería impulsar el desarrollo de una teoría científica de la traducción. Es por esto por lo que estamos totalmente de acuerdo con Bolinger cuando afirma: 

                Professor Di Pietro ['s book] ... brings contrastive linguistics up to date by adjusting it to current linguistic theory and the advances in other fields that have been affected by it. (Di Pietro, 1976: viii).  

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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     [1] La presente comunicación no se ocupa del desarrollo de la lingüística de contrastes en Europa. Sin embargo queremos dejar claro que la historia de la lingüística de contrastes en Europa no ha seguido un camino paralelo al que siguió en Estados Unidos. Los cambios producidos por el estructuralismo, la gramática transformacional-generativa y la semántica generativa iban a producir un impacto más brusco en América que en Europa, debido fundamentalmente a la ya larga tradición lingüística europea, donde las escuelas alemanas, inglesas o centroeuropeas iban a recoger los frutos de estas nuevas aportaciones de una manera más crítica y, al fin y al cabo, de una manera menos apasionada. No es esta, sin embargo, la única diferencia, ya que tampoco coincidieron, al menos en estos años en la orientación dada a estos estudios. Según Fisiak (1980:217), uno de los lingüista europeos que más destacaron dentro del campo de la lingüística de contrastes,  "the main difference between the contrastive work done in Europe and in America was that in America almost all the works were pedogogically oriented whereas in Europe the importance of the theoretical aspect of contrastive linguistics was recognized on a larger scale and both pedagogical contrastive linguistics and theoretical contrastive linguistics were produced. Some contrastive projects (ie. the Polish-English contrastive project) are even more theoretically based, thus continuing the early European tradition. 

     [2] La actitud de Di Pietro es precisamente la contraria. Di Pietro (1976:1) acepta desde el primer momento la doble aportación de la lingüística de contrastes: "While a contrastive study is motivated chiefly by the foreign language teacher's need to uncover important areas of difference between the language he is teaching and that of his students, the value of contrastive analysis as a way to evaluate the postulations and claims of linguistic theory itself should not be overlooked."