Tritón era una divinidad acuática que pasaba por hijo de Poseidón y de Anfítrite. Más tarde pasó a ser la divinidad principal de toda una serie especie, la de los «tritones», mitad hombres mitad peces que precedían el carro de Poseidón soplando caracolas marinas. Tritón sentía especial afecto por un lago o «marisma estancada», como la describe Lucano en la «Farsalia», que no en vano lleva su nombre, el lago Tritonis, situado en Libia, cerca del cual nació Palas de la cabeza de su padre Zeus. Por las inmediaciones del lago Tritonis discurre el silencioso río Leto, que, según nos recuerda Lucano, «transporta desde las vetas del infierno el olvido», y también se encuentra el afamado jardín de las Hespérides, otrora vigilado por un drágon que jamás rendía sus ojos al sueño, enroscado en los troncos doblegados por el peso de las doradas manzanas que de ellos colgaban hasta que fueron robadas por Hércules en su duodécimo trabajo y entregadas a Euristeo, el tirano de Argos.