VILLE SAVOIE

Poissy, Francia

Le Corbousier/P. Jeanneret

1929/31

 

"El espacio es continuo; la forma, en cuanto espacio de la civilización, ha de introducirse en el espacio de la naturaleza"

G.C. Argan

 

En el mismo articulo a que hacemos referencia en el comentario de la casa Stein(1) de estos mismos arquitectos, Le Corbusier inscribe la villa Savoie en el cuarto tipo, del que comenta:"El cuarto tipo llega, en lo que respecta al exterior, a la forma pura del segundo tipo; en el interior presenta las ventajas y las cualidades del primero y del tercero. Tipo puro, muy generoso, también lleno de recursos". De modo que para esta casa se parte de una "envoltura rígida, absolutamente pura" como en la villa Stein y en el interior se opera con la forma controlada por "una razón orgánica" como en la villa La Roche, dentro de "una envoltura transparente como una red" como en la villa Baizeau. En efecto, la villa se expresa al exterior con una forma contundente y clara -un paralelepípedo de base cuadrada- que se separa del suelo por medio de una estructura liviana, casi transparente. Las cuatro fachada son idénticas. El interior se expresa a través de un recorrido que tras registrar la casa y distribuir usos, pasando por el patio, acaba conduciendo a los espacios sin techo de la azotea. En cuanto a su situación de dialogo de tu a tu con la naturaleza, por medio de la invasión con un objeto netamente reconocible y separado del suelo; así como a la dependencia de los espacio interiores de la naturaleza que rodea la arquitectura, de manera que ésta parece imposible fuera de su enclave y en litigio con él.

La casa alberga las dependencia de servicio incluso garaje en la primera planta que toma la forma de la resultante de la adición de un circulo y un cuadrado. Se accede a un vestíbulo de forma irregular del que parte a eje una rampa y en sentido ortogonal unas escaleras, ambas, de trazado de ida y vuelta, ascienden hacia las plantas siguientes. De forma consciente la escalera le da la espalda a la rampa ya que la distribución permite también que no lo hiciera. Este gesto enriquece el recorrido y además, hace que en el vestíbulo de acceso se articule alrededor de una escultura abstracta que evoca el movimiento: las bandas helicoidales de la zanca y antepechos opacos. La escalera determinará el paseo privado de la casa y la rampa el público, si bien siempre comparten el espacio de llegada, eso si, contemplándolo y acercándose a él desde distinto punto de vista.

En la planta primera, donde se desarrollan los usos principales de la vivienda, entre la rampa, que queda a partir de ahí en el exterior, y la gran sala de estar y comedor que se sitúa ortogonal a ella dejan un vacío integrado al espacio interior por unas grandes correderas acristaladas y por el mismo tratamiento de hueco y macizo en el perímetro exterior, y a la terraza por la propia rampa.

Se repiten con otra conformación geométrica los planteamientos sobre los que Le Corbusier conformó el núcleo de la ortodoxia del Movimiento Moderno. En cuanto al trasunto de la nueva relación entre el individuo y la naturaleza que desde la razón platea Le Corbusier, esta casa es paradigmática. La casa se deposita en el territorio con clara voluntad de participar una nueva lectura a su entorno, pero a la vez la casa por medio de su terrazas y de su ventanal a la altura de los ojos introduce el entorno en su interior. Esta casa muestra de forma definitiva la concreción física de la concepción del espacio moderno enmarcado en registros actualizados de movilidad y continuidad.


(1)