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La excursión fue de una práctica de la asignatura de
Geobotánica. Primero fuimos al bosque de la Maamora, que es el
alcornocal más grande del mundo |
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Bosque de quejigos en las inmediaciones de Ifrane en
un estupendo estado de conservación. Con Carmelo al lado del tronco es
fácil hacerse a la idea del tamaño de los árboles |
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Laguna Sidi Ali. Uno de los enclaves más fructíferos
en cuanto a plantas y animales interesantes |
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Al fondo de la laguna se ven los árboles que quedan
de un bosque relíctico de sabinas, que son testigos de haber existido un
clima diferente en el lugar |
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Junto a la laguna había maravillas como la erinácea
(morada) y la genista (amarilla) en una floración espectacular |
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En la zona desértica del Gran Atlas había plantas muy
interesantes como este Euzomodendron. El conductor estaría alucinando
de ver a tanta gente echándole fotos a un pincho |
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Esta kasbah fue el lugar donde llegamos más al sur, en
plenas Gargantas del Ziz |
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De vuelta pasamos por el bosque de cedros de Azrou. Se
puede ver a Carmelo subido en la rama de este cedro |
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Por si había alguna duda sobre las dimensiones del cedro,
aquí hay otra foto para hacerse a la idea |
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Hermosa foto del bosque de cedros. Son los bosques más
altos de la Región Mediterránea |
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Fuimos a las ruinas romanas de Volúbilis, donde
disfrutamos de una explicación magistral de un guía que se permitió hacer
algunas bromas y enseñarnos sorpresas como la piedra donde está sentado
Juanma |
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Carmelo y Juanma están delante del Arco del Triunfo, que
en época romana estaba provisto de unos caños de agua que le salían por
varios lugares |
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Estamos casi todo el grupo posando en la basílica de Volúbilis |
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Calle típica de Chauen, donde la limpieza y el frescor que inspiran sus
calles azules animan a volver a esta ciudad cada vez que se va a Marruecos |
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Mujer pintando la pared de su casa. Algunos rincones de esta ciudad parece
que han salido de un cuento para niños |