Patologías de civilización en la relación asistencial

Taller

Granada, viernes, 04 de mayo de 2012
Hotel Macià Real de la Alhambra
, sala 2 (Aixa Lahorra), 16,00-19,00 h
 
 
MATERIALES DE INICIO: aclaraciones conceptuales
 


ACTUALIZACIÓN DE LA LÍNEA FREUDIANA: EL MALESTAR EN LA CULTURA

EJEMPLOS

 

Dos ejemplos en la actualización del malestar en la cultura. Los relata Remo Bodei en El doctor Freud y los nervios del alma. Filosofía y sociedad a un siglo del nacimiento del psicoanálisis, Valencia, Pre-Textos (orig.: Il dottor Freud e i nervi dell’anima, Donzelli Editore, 2001)

1. Muerte actual de modelos de autoridad (que es un tema muy característicamente freudiano), lo que conduce al narcisismo y a una necesidad oculta de autoritarismo (pp. 35-42):

Después de violentas revoluciones, nuestras democracias actuales rehúyen presentar modelos de hombres con autoridad, en los que depositar la confianza. No es lo mismo autoritarismo que autoridad. La autoridad es necesaria, como imagen modélica que, tal y como vio Freud, contribuye a elaborar un ideal del yo y a afirmar un principio de realidad. Hoy, «el que manda suele perder la aureola de una superioridad reconocida y automática» (p. 38). Eso es lo que ocurre en general, pero veamos si lo llevamos a la familia: «Si en la familia falta una figura percibida como fuerte pero justa, capaz de poner límites y prohibiciones a los que eventualmente enfrentarse, si lo que hay es un padre ‘gelatinoso’, demasiado condescendiente o voluble (…) los hijos no crecen psicológicamente robustos porque no encuentran un antognista con el que medir el nivel de su propia autonomía» (p. 39). La autoridad hoy «se avergüenza de su probreza y esconde (…) su incapacidad para conducir los procesos de crecimiento» (40). Las personas necesitan ser aconsejadas razonablemente, tener puntos de referencia, siquiera sea para medir el nivel de su propia autonomía. Pero cuando la autoridad es la de un personaje «gelatinoso», de goma, condescendiente, hay desorientación. Crece entonces la omnipotencia (sin autoridad que reverenciar no hay límites que ponerse y no hay principio de realidad). Ello lleva también a una necesidad oculta de ser guiados, que hace que el hombre hoy pase con gran facilidad desde la «prepotencia» de esa «omnipotencia» a una sumisión ante cualquier autoritarismo (pp. 35-41).


2. Depotenciación del conflicto (no querer mirarlo de frente) y, por tanto, surgimiento de un «malestar clandestino» (pp. 42-43)

La vida pide una confrontación real con los propios conflictos. Sin embargo, hoy es dominante la tendencia a «cancelar y depotenciar los conflictos, escondiéndolos o aplazando su solución» (p. 42). Hoy, pues, «el malestar circula clandestinamente, como algo que normalmente no queremos mirar de cerca» (p. 43) [Se podría decir, añadimos, que nos sentimos obligados, como por decreto, a ser felices]


3. Falta de ideales proyectivos y, por tanto, expansión de las expectativas de felicidad en lo inmediato («economía de rapiña»), que se muestran poco satisfactorias (pp. 44-45)

Esto, dice Bodei, ocurre sobre todo en los países ricos. Hay promesas de autorrealizacion continuas en lo próximo e inmediato y nos convertimos en consumidores ávidos e impacientes de ellas («economía de rapiña»). Pero hay un contraste alto entre las expectativas de autorrealización y este parco y fútil resultado, por lo que se experimenta sentimiento de vacío.