Patologías de civilización en la relación asistencial

Taller

Granada, viernes, 04 de mayo de 2012
Hotel Macià Real de la Alhambra
, sala 2 (Aixa Lahorra), 16,00-19,00 h
 
 
MATERIALES DE INICIO: aclaraciones conceptuales
 


PATOLOGÍAS DE LA HIPEREXPRESIÓN


EJEMPLO: Confusión, dispersión y pánico

La hiperexpresión, al hacer proliferar los significantes a gran velocidad, impide que se interpreten de forma secuencial. «En el universo proliferante de los medios veloces, la interpretación no se realiza a lo largo de líneas de secuencia sino siguiendo espirales asociativas y conexiones asignificantes» (Franco Berardi, «Patologías de la hiperexpresión», Archipiélago, nº 76 (2007), p. 62)


Por la aceleración y densificación reticular de los flujos semióticos ya cada vez es más difícil discernir lo relevante de lo irrelevante, crece la indiferenciación, la desorientación y, como consecuencia, el pánico.

¿Pánico? Promovido, sí, por la experiencia de desorientación. Pero, además, por la velocidad misma de los contenidos y demandas semióticos: impide una elaboración emocional del otro y genera un temor consecuente a las expectativas que le presenta:

«La emisión veloz intimida al oyente (…)».

Y este mecanismo parece ir vinculado al desarrollo occidental:

«Hay pruebas de que la globalización ha traído consigo ritmos de emisión más rápidos en partes del mundo en las que los estilos de radio y teledifusión occidentales han sustituido a los estilos tradicionales basados en la autoridad. En la Unión Soviética, por ejemplo, la emisión medida en sílabas por segundo casi se ha doblado desde la caída del comunismo, pasando de tres a seis sílabas por segundo» (Ibid., p. 62).