ANÁLISIS EXISTENCIAL
El análisis existencial es una escuela de pensamiento
que pretende aplicar la filosofía heideggeriana al
estudio de patologías (L. Binswanger, E. Minkowski,
en las décadas 50-60 del pasado siglo; actualmente
autores como W. Blankenburg).
La
salud sería, según esta línea, simple
y llanamente la pertenencia al mundo, el estar arraigado
en un contexto de sentido. Podríamos vincularla a
la experiencia "yo soy". Según el relato
de R. May, una de sus pacientes, hija ilegítima,
arrastraba un vida de angustia próxima a la esquizofrenia.
Se curó. Poco antes escribió: «Yo soy
una persona que nació ilegítimamente. Entonces,
¿qué queda? Lo que queda es esto: Yo soy.
Este acto de contacto y aceptación de mi ‘yo
soy’, una vez que lo cogí bien, me produjo
(creo que por primera vez en mi vida) esta experiencia:
‘Puesto que yo soy, tengo derecho a ser» (May,
R., «Contribuciones de la Psicología existencial»,
en May/otros, ed., Existencia. Nueva dimensión
en psiquiatría, Madrid, Gredos, 1967, pp. 64-5).
Ahora bien, «yo soy» no es la experiencia de
que soy un sujeto, sino la de que «yo soy el ser que
puede» (vivir en posibilidades de existencia). Ibid.,
pp. 68-70.
Lo
patológico podría ser entendido como «menoscabo
del poder vivenciar-y-comportarse» en contextos de
sentido y consiguiente como un “desarraigo”
existencial.
Así, para Blankenburg (Der Verlust der natürlichen
Selbstverständlichkeit, Stuttgart, F. Enke Verlag,
1971) —y esta concepción está trabada
en toda la obra de Binswanger— lo fundamental en psicopatología
es la noción de libertad y de Vermögen,
poder-de. Lo decisivo, dice, es “el análisis
de las posibilidades de menoscabo de los grados de libertad
en el poder-vivenciar-y-comportarse”. Siempre se trata,
pues, de patologías de la libertad: “lo que
interesa a la Psicopatología es si alguien puede
o no comportarse adecuada o inadecuadamente, lo que importa
es el poder o no-poder: un no-poder-comportarse-en-forma-desviada
es tan patológico como un no-poder-sino-comportarse-en-forma-desviada”
La
cuestión que esta línea nos plantea es la
siguiente: el ser humano actual (occidental) vive en una
sociedad que reglamenta excesivamente la praxis, la racionaliza
sometiéndola a pautas continuas, la cosifica en el
desarrollismo y en la actitud meramente utilitarista. De
ese modo, no puede "habitar" su mundo. Se experimenta
"desarraigado" existencialmente. En el desarraigo
ya no atisba sentido, se comporta como un continuo observador.
El vacío (de ser) lo invade.