LA SECUENCIA CULTURAL. EL SONDEO ESTRATIGRÁFICO EN SEVILLEJA

 

Debido a las limitaciones del registro arqueológico conocido para esta zona nos planteamos en primer lugar, una vez realizado un reconocimiento arqueológico del área, la realización de un sondeo estratigráfico en un yacimiento que nos proporcionara una síntesis cronoestratigráfica y cultural para la misma, y que a su vez nos permitiera un estudio de las transformaciones ambientales que tuvieron lugar entre la Prehistoria Reciente y la actualidad.

El yacimiento elegido fue el Cerro de Plazas de Armas de Sevilleja (Espeluy, Jaén), tanto por las evidencias superficiales sobre diferentes momentos de ocupación como por su situación indudablemente estratégica cerca de la confluencia del Rumblar con el Guadalquivir. También se trataba de un asentamiento que, por los materiales recogidos en superficie y las estructuras visibles en la misma, presentaba un fuerte desarrollo ocupacional durante la Edad del Bronce.

El yacimiento se encuentra en un espolón amesetado, formado por una terraza del Guadalquivir recortada por dos barrancos al este y al oeste y que se encuentra ubicado justo en el único vado natural que franquea el Guadalquivir entre Mengíbar y Andújar. La parte superior del cerro estaba completamente aplanada, pudiendo observarse ligeras ondulaciones en sus bordes debido a la presencia de construcciones defensivas. A partir de este reborde se desarrollan unas laderas de fuerte pendiente, que en algunas zonas se ve alterada por pequeños aplanamientos como consecuencia de la existencia de un patrón urbanístico en terrazas.

En relación a la posibilidad de reconstruir el paleoambiente se recogieron tres columnas polínicas, numerosos restos macrovegetales y antracológicos y los restos faunísticos.

Un primer análisis del registro arqueológico nos permitió avanzar algunos de los resultados más significativos que se desprenden del sondeo estratigráfico: incluyendo una fase antigua (Neolítico Final-Cobre Antiguo) y fases más modernas (ibérica y medieval)

- Los restos más antiguos del hábitat en el yacimiento corresponden a un momento del Neolítico Final. La documentación de esta fase es bastante puntual dadas las limitaciones de los sondeos y los potentes estratos que se le superponen, correspondientes a fases posteriores. En concreto tan solo apareció un silo o fosa piriforme y de base circular, con abundante material arqueológico en su interior en cada uno de los niveles que dentro de él se distinguieron. Se trata de uno de los numerosos asentamientos que en los albores del III milenio jalonan el río Guadalquivir y sus afluentes como han evidenciado numerosos trabajos de prospección y sobre todo las recientes excavaciones en el Polideportivo de Martos por R. Lizcano que a su vez ha incluido los restos de Sevilleja (Espelúy, Jaén).

La contrastación de ambos yacimientos, en la línea referida anteriormente, y la contextualización en el marco del patrón de asentamiento documentado en las prospecciones permitió poner en duda el modelo de agricultura itinerante que se había propuesto para estas comunidades y se relacionó la consolidación del hábitat al aire libre con la formación de grandes aldeas dentro de las cuales las unidades de habitación, almacenaje y enterramiento se disponen de forma muy dispersa.

- Sin embargo la mayor parte del trabajo arqueológico se centró en documentar el poblado de la Edad del Bronce con un modelo de asentamiento muy generalizado en el Bronce Pleno, bien en la zona nuclear de la cultura argárica o bien en las zonas de expansión o de influencia. Se trata de un poblado formado por aterrazamientos artificiales en una unidad geomorfológica de gran defendibilidad y conectado, como mostraron las prospecciones, con otros poblados coetáneos a nivel de visibilidad y, por tanto, de control del territorio.

Tanto los ecofactos recuperados (cereal, y restos de bóvidos) como el resto de la cultura material (dientes de hoz, molinos, azuelas, vasijas de almacenamiento, etc.) nos hablan de la importancia que juega el sector agropecuario dentro de la estrategia económica del poblado, con un papel destacado de la agricultura, en relación a otros poblados de las mismas fechas. Tal actividad venía favorecida por la ubicación del asentamiento en plena vega del Guadalquivir, aun cuando el sistema de adosamiento y aterrazamiento de las viviendas y la disposición de cierres murarios de carácter defensivo venía a separar este modelo de otros donde el acento en la delimitación era mucho menos marcado.

- Tras un fuerte hiatus en el habitat del yacimiento se documenta una ocupación iberorromana y una posterior fase medieval, marcadas también por el interés estratégico y el énfasis en la defendibilidad.