PRESENTACIÓN DEL PROYECTO: INTRODUCCIÓN, OBJETIVOS Y DISEÑO

1. Introducción

Este Proyecto de Investigación pretende como objetivo global la definición y explicación del contexto cultural y social en el que se movieron las sociedades jerarquizadas de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir. La base empírica de este proyecto ha sido proporcionada por el Proyecto de Investigación Análisis histórico de las comunidades de la Edad del Bronce de la Depresión Linares-Bailén y las estribaciones meridionales de Sierra Morena, dirigido por los investigadores D. Francisco Contreras Cortés, D. Francisco Nocete Calvo y D. Marcelino Sánchez Ruiz y financiado por la Dirección General de Bienes Culturales desde 1985 hasta y 1992. Este Proyecto, que se puede enmarcar dentro del área geográfica definida globalmente como Alto Guadalquivir, desarrolló una serie de actuaciones de campo: excavación del cerro de Plazas de Armas de Sevilleja (Espelúy) y Peñalosa (Baños de la Encina) y una serie de prospecciones superficiales en los valles de los ríos Rumblar y Jándula así como en la Depresión Linares-Bailén. También se realizaron dos campañas de consolidación de estructuras en el yacimiento de Peñalosa para su protección del aguas del Rumblar. La parte total de los datos proporcionados por el Proyecto se incluyeron en una Memoria Final entregada en la Dirección General de Bienes Culturales para su publicación en septiembre de 1997. Así mismo, con los resultados de la investigación se organizó una exposición (Hace 4000 años... Vida y muerte en dos poblados argáricos de la Alta Andalucía), donde de manera didáctica se daba a conocer a la sociedad los resultados de dicho Proyecto de Investigación.

2. Antecedentes

Los primeros datos que tenemos sobre excavaciones de la Edad del Bronce en la Alta Andalucía datan del siglo XVII. Las descripciones que nos han llegado por parte de "clérigos-eruditos" de Baeza y Arjona suponen la excavación de cuevas artificiales con enterramientos de la Edad del Cobre y del Bronce. Son los primeros datos que tenemos de las comunidades de la Edad del Bronce en la Alta Andalucía, si bien en su época se interpretó como el descubrimiento del enterramiento de supuestos mártires cristianos. Este fenómeno se inserta dentro de una corriente de Arqueología sacralizada que estuvo presente en la península en los siglos XVII y XVIII. Esta tendencia, de corte tradicionalista, utilizó los datos arqueológicos con fines religiosos intentando remontar los orígenes cristianos de las ciudades españolas, con un claro intento de frenar las nuevas ideas progresistas que comienzan a surgir en Europa. De esta tendencia no estuvo exenta la propia de ciudad de Granada, con las excavaciones que realizó J. de Flores en el Albaicín y en el Sacromonte, y que se utilizaron para probar la existencia de los santos varones apostólicos que cristianizaron la región.

Después, ya en la segunda mitad del siglo XIX, hay que hacer referencia a las exploraciones pioneras de M. de Góngora que, en su libro Antigüedades prehistóricas de Andalucía, recogería los primeros vestigios arqueológicos de nuestra región. Entre ellos se encuentran las necrópolis megalíticas del río de Gor, como la de Los Eriales (Laborcillas)con materiales de la Edad del Bronce en el interior de los megalitos. Los trabajos de Góngora son un claro precedente de las investigaciones que los hermanos Siret realizaron poco después en la provincia de Almería y las áreas vecinas. A partir de la publicación de sus investigaciones y la riqueza de los ajuares de sepulturas de la Edad del Bronce la proliferación de los hallazgos, en muchos casos obra de saqueos, se multiplica.

En los años veinte, ante la continua aparición de ajuares cerámicos, J. Cabré realiza una pequeña excavación arqueológica en el yacimiento del Cerro de la Encina (Monachil, Granada). En esta misma época, nuevos datos de la Edad del Bronce del Alto Guadalquivir aparecerán en las excavaciones realizadas por J. de M. Carriazo durante 1925 en el yacimiento de "Corral de Quiñones" (Quesada). Pero, habría que esperar hasta los trabajos realizados en 1944 por C. de Mergelina en "Haza de Trillo" (Peal de Becerro) para volver a obtener datos al respecto, convirtiéndose, por tanto, el primer yacimiento referido en uno de los jalones para la síntesis de la Edad del Bronce en los años cuarenta tal y como fue presentada en la Historia de España dirigida por R. Menéndez Pidal.

En las Altiplanicies granadinas las excavaciones de W. Schüle y M. Pellicer en el Cerro de la Virgen (Orce) y el Cerro del Real (Galera) no sólo ayudaron a la periodización del mundo argárico, junto al estudio de los ajuares recuperados por L. Siret en el Argar por parte de los investigadores H. Schubart y B. Blance, sino que mostraron la definitiva continuidad poblacional entre el mundo Calcolítico y el mundo ibérico, definiéndose entre ambos poblados la etapa que luego se denominaría Bronce Final, sobre todo cuando tras las excavaciones del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada en yacimientos giennenses y granadinos como La Cuesta del Negro (Purullena, Granada), Cabezuelos (Úbeda, Jaén), Úbeda la Vieja (Úbeda, Jaén) y el ya conocido Cerro de la Encina (Monachil, Granada), F. Molina realizara su Tesis Doctoral sobre este período en 1976.

Por otra parte, desde que en los años sesenta la excavación de R. García Serrano en el yacimiento de Peñalosa (Baños de la Encina), asociado al foco minero de Sierra Morena, evidenció la importancia del mismo y su conexión con el mundo argárico, como posteriormente señalará H. Schubart y destacará la publicación de los materiales de la colección privada de J. Muñoz Cobo, quedó de manifiesto la existencia de diferentes tradiciones culturales, expresión de distintas sociedades, en lo que hoy es la provincia de Jaén.

En los años 70 encontramos nuevos datos sobre las comunidades que ocuparon el oriente de la provincia de Jaén tras la publicación por J. Maluquer de los materiales de Hornos de Segura, que nuevamente evidencian la gran importancia y complejidad del mundo de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir. En esta misma década el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada realizó un sondeo de urgencia en el yacimiento de Úbeda la Vieja (Úbeda), mientras se realizaba la excavación del cercano yacimiento del Bronce Final del Cerro de Cabezuelos (Úbeda). Tras la publicación del avance de los resultados obtenidos el equipo de la Universidad de Granada, dirigido por F. Molina, elaboró el primer esquema de la síntesis del desarrollo cultural de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir, mostrando básicamente una oposición entre el norte y este de la provincia y el resto de las zonas que integra.

En la provincia de Granada la proliferación de hallazgos argáricos, la constatación de la perduración de los enterramientos en sepulcros megalíticos durante la Edad del Bronce (Pantano de los Bermejales, Arenas del Rey) y la existencia de tumbas individuales al exterior de los poblados (hallazgos de Villanueva de Mesía) hacen que se planteé el problema de los límites de la cultura argárica. En este contexto, el Departamento de Prehistoria reactivó sus investigaciones sobre los poblados argáricos del este de la provincia para dar respuesta a este y otros problemas de la investigación sobre dicho período. Se llevarón a cabo excavaciones en los yacimientos de Castellón Alto (Galera), Terrera del Reloj (Dehesas de Guadix) y Loma de la Balunca (Castilléjar) que aportaron un rico registro arqueológico para el conocimiento de la cultura argárica en las tierras granadinas. Al final de la década de los setenta se llevan a cabo en Jaén las excavaciones de dos yacimientos de la Edad del Bronce, la Cueva del Canjorro (Jaén) y el Rincón de Olvera (Ubeda), realizadas por J. Carrasco, de las que contamos con una reseña estratigráfica del primero y una valoración del segundo en conexión con los momentos tardíos de la Edad del Bronce de la Alta Andalucía.

A principios de los ochenta, en la provincia de Jaén se inicia un amplio programa de prospecciones sistemáticas en el Alto Guadalquivir, completado más tarde con el inventario arqueológico provincial y las excavaciones llevadas a cabo por O. Arteaga en Porcuna, A. Ruiz en Cazalilla y las intervenciones de urgencia en los yacimientos de Iznatoraf, Santa María de Ubeda y Puente del Río de la Vega (Santo Tomé). A partir de toda la información recogida A. Ruiz, F. Nocete y M. Sánchez publicaron una síntesis del poblamiento durante la Edad del Cobre y Bronce, aunque el énfasis se colocaba principalmente en el momento transicional entre ambos períodos, centrándose en el fenómeno de la aculturación de las poblaciones indígenas por la Cultura del Argar o "argarización". En esta síntesis, el foco de la Depresión Linares-Bailén y el reborde más meridional de Sierra Morena a tenor de los datos obtenidos en Peñalosa y en el mismo núcleo minero de Linares, se erigía como el centro de atención no sólo para resolver los problemas fundamentales de la Edad del Bronce en el Alto Guadalquivir, sino también de una serie de cuestiones histórico-culturales que afectan a todo el mediodía peninsular.

Frente a esto, la escasa documentación que se poseía hasta 1985 en relación a Sierra Morena era un hándicap insuperable a fin de realizar una síntesis histórica capaz de recoger una problemática tan compleja. Así pues, se revelaba como un hecho urgente la necesidad de superar los primeros niveles del proceso de investigación (la recogida de datos y la creación de una secuencia crono-cultural) y llevar a cabo un amplio proyecto de investigación en la zona para resolver los numerosos interrogantes planteados. Era evidente la necesidad de un Proyecto global centrado en la Prehistoria Reciente de Jaén y que cubriera una zona amplia. Por ello en 1985 se planteó a la Junta de Andalucía el Proyecto Análisis histórico de las comunidades de la Edad del Bronce de la Depresión Linares-Bailén y estribaciones meridionales de Sierra Morena, centrado en el Alto Guadalquivir y que comteplaba como actuaciones más importantes la excavación del poblado de Peñalosa y la prospección superficial de una amplia zona, desde el río Jándula hasta la Loma de Ubeda, pasando por la Depresión Linares-Bailén.

3. Objetivos

Este proyecto se inició en 1985 y se ha centrado fundamentalmente en la excavación del poblado de Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén), que ha aportado una gran cantidad de datos para la caracterización de la cultura argárica en el Alto Guadalquivir.

Los objetivos generales de este proyecto consistían, en primer término, en el análisis histórico de las comunidades que vivieron en las zonas metalúrgicas del Alto Guadalquivir durante el segundo milenio a..C., y, en segundo término, como elemento imprescindible para la comprensión histórica, en el estudio de las relaciones de estas comunidades con las que ocupan áreas vecinas, su integración u oposición, y la evolución que tiene lugar en estas comunidades a lo largo del tiempo, estudiando especialmente las transformaciones más relevantes. Esto servirá de punto de partida para el desarrollo, a más largo plazo, de estrategias de investigaciones globales, que nos permitan explicar el desarrollo del proceso de jerarquización durante la Prehistoria Reciente.

En estos objetivos generales se analizan, por un lado, la relación de la sociedad con el medio, partiendo de la reconstrucción del paleoambiente y determinando cuáles eran las estrategias de captación de recursos, mediante el análisis de la base subsistencial (materias primas utilizadas, base técnica empleada y en general productos obtenidos) y, por otro, las relaciones del hombre con el hombre a través de las interacciones sociales. Para ello es necesario analizar la situación de los distintos grupos sociales en el proceso productivo, a través de determinadas obras humanas y la configuración espacial de los restos conservados. Este análisis nos permitirá proceder a la definición de los esquemas urbanísticos, al estudio de estructuras de habitación y funerarias y a su contenido material y artefactual, a la determinación de actividades especializadas y separadas en diferentes unidades, como la metalurgia. También, podemos también atender a la presencia de objetos exóticos, acumulados (cereal, rebaños, etc.) o restringidos, o proceder a estudiar los caracteres físico-antropológicos de la población (enfermedades, dietas, etnia). Todo ello nos permitirá un conocimiento de la estructura social interna y, a través de las áreas de contrastación, conocer las relaciones político-territoriales en la época tratada.

Un segundo gran objetivo se centra en el estudio de la relación entre estas comunidades metalúrgicas del Alto Guadalquivir con los complejos culturales del Sureste de la Península Ibérica. Para ello se analizan las similitudes en la cultura material, el papel que juega la metalurgia en la expansión de un determinado tipo de hábitat y estructura social, el sustrato Calcolítico indígena y su importancia el proceso de formación de la sociedad argárica, la conformación y evolución de las rutas de interrelación y su influencia en la estructura social de cada área.

Como tercer objetivo se intenta establecer nuevas aportaciones a una "Teoría de la Historia" de las sociedades prehistóricas basándonos en estos tres puntos:

- El factor metalúrgico como apoyo y justificación de la jerarquización social y los límites cronológicos y espaciales a los que hay que circunscribir su impacto.

- La teoría del cambio y los contactos culturales, estudiando la aportación de estas comunidades al problema de la argarización del Alto Guadalquivir y sus límites, así como la necesidad de estudiar cuál es la verdadera identidad de este cambio a nivel social.

- El análisis del origen y evolución del estado en las comunidades de la Edad del Bronce y la relación de las transformaciones sociales con los sistemas de periodización tradicionalmente empleados.