La muerte del colibrí
Jorge Gómez Barata (Visiones Alternativas)
Guiados
por enigmáticos comportamientos biológicos, algunos de
los colibríes que habitaban en el Orquidiario de Soroa,
Pinar del Río Cuba, se resguardaron y sobrevivieron al
huracán reciente, con vientos de más de doscientos
kilómetros por hora, cosa que no lograron los fornidos
árboles y las flores que vivían a cielo abierto y que
sólo podrán recuperarse con arduo trabajo y el paso de
los años. Pero, pasado el huracán...
Al viajar desde La Habana hacía el
oeste, sutiles cambios topográficos avisan la proximidad
de la región que los lugareños llaman “vueltabajo”; más
exactamente, Pinar del Río, la más occidental y humilde
de las provincias cubanas, otrora despectivamente
apodada “La Cenicienta”
Una característica de la geografía
pinareña, poblada por gente honesta, laboriosa y buena,
es la existencia de paisajes únicos y comarcas
bendecidas por microclimas excepcionales; entre otros el
“Hoyo de Monterrey“, donde se cosecha el mejor tabaco
del mundo y un sitio llamado Soroa, amparado en un
vallecillo que recuerda a un vergel, donde el clima es
más fresco, el aire más fino, la brisa más sutil y las
aguas más cristalinas. Sobre el verde de los prados
resaltan los colores de las flores y en su silencio
inviolado, el canto de los pájaros se percibe mejor.
En aquel lugar manos cariñosas y
expertas, a lo largo de casi 100 años fomentaron un
precioso jardín, mundialmente conocido como el
Orquidiario de Soroa, originalmente plantado entorno a
una casona de vivienda por el dueño del lugar, el
canario Tomás Felipe Camacho y desarrollado
posteriormente por instituciones de la provincia.
Hasta el fatídico instante en que
los vientos de los huracanes que azotaron a Cuba se
abatieron sobre el lugar, en los umbráculos del jardín
que los trabajadores daban por seguros y en los
exteriores, florecían unas 700 variedades de orquídeas y
otras 25 000 plantas ornamentales, tanto cubanas como
exóticas.
Las plantas que crecen en macetas o
en soportes de otro tipo, pudieron ser protegidas en la
instalación devenida importante centro científico,
asociado a la Universidad de Pinar del Río, no obstante,
como se sabe, la mayoría de las orquídeas son epifitos,
es decir plantas que crecen sobre árboles que le
proporcionan sombra, humedad, las protegen del viento y
donde también habitan y anidan los insectos y los
pájaros que, a la vez que se alimenta de su polen, las
polinizan, fecundándolas, facilitando su reproducción.
Entre quienes realizan esa función
natural figura el colibrí, la más pequeña de las aves
del planeta, con apenas dos gramos de peso y una de las
criaturas más frágiles y hermosas de la creación.
Guiados por enigmáticos comportamientos biológicos,
algunos de esos pajarillos se resguardaron y
sobrevivieron a vientos de más de doscientos kilómetros
por hora, cosa que no lograron los fornidos árboles y
las flores que vivían a cielo abierto y que sólo podrán
recuperarse con arduo trabajo y el paso de los años.
Por ser tan pequeño, volar a gran
velocidad, incluso mantenerse en el aire en un mismo
sitio para libar el néctar de las flores sin posarse, el
colibrí consume enormes cantidades de energía que debe
reponer constantemente. Su adaptación al hábitat y lo
corto de su radio de vuelo no le permiten emigrar.
Ocurrió que pasado el huracán,
cuando trabajadores y científicos se empeñaban en salvar
lo que podían, comenzaron a encontrar colibríes muertos.
Al no haber flores donde libar y de cuyo néctar
alimentarse, las avecillas morían literalmente de
hambre.
Mientras otros continuaban su
intensa faena, utilizando agua hervida mezclada con
azúcar, a temperatura ambiente, manos generosas
prepararon para los colibríes, las abejas y las
mariposas un sucedáneo del néctar de las flores.
Como todo Pinar del Río, con el
trabajo y el amor de sus hijos, estén donde estén y con
la solidaridad de la gente de buena voluntad, Pinar del
Río se levantará y toda Cuba reverdecerá. Volverá la
orquídea, la Gran Dama del Reino Vegetal a lucir sus
encantos y volará otra vez el colibrí. “Nada está
olvidado y nadie está olvidado”
19/9/08
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